En el año 2009 un curioso juego, aparentemente de disparos en primera persona (First Person Shooter o FPS) irrumpió en las tiendas de todo el mundo, siendo compatible con los ordenadores y videoconsolas del momento. Su nombre era Borderlands, y con una estética que recordaba a películas como Mad Max, nos ponía en la piel de un saqueador (llamado aquí Busca Cámaras) que iba en busca de una legendaria y misteriosa cámara del tesoro oculta en algún lugar del planeta Pandora que, según se decía, haría enormemente rico a aquel que la encontrara.
Con esa premisa tan sencilla, Gear Box Software, empresa desarrolladora del videojuego nos daba más de treinta horas de experiencia jugable en la que además de matar a nuestros enemigos a balazos, podíamos mejorar nuestro armamento y habilidades especiales, con un gran número de objetos y tipos de arma desperdigados por el enorme mapa.
La simple introducción de elementos propios de RPG más similar a Diablo pero en un juego FPS revolucionó el mercado, vendiendo la primera entrega de este juego millones de copias en todo el mundo.
Su éxito fue tal, que muy poco después, llegó una segunda parte que mejoraba exponencialmente el ya de por sí solvente y divertido primer juego, una “pre secuela” que rellenaba los huecos argumentales existentes entre ambas entregas, una tercera parte e incluso una aventura conversacional desarrollada por Tell Tale, estando ya muy avanzando el desarrollo de Borderlands 4.
Si al elemento de juego de rol, le sumábamos la violencia gratuita, el gamberrismo y la mala leche que caracterizaba tanto al personaje jugable (a elegir entre un mínimo de cuatro clases jugables, cantidad que en algunas entregas aumenta hasta seis) como a los variados secundarios con los que nos íbamos encontrando, Borderlands es una de esas sagas de videojuegos a las que siempre merece la pena volver.
Pues bien, dado su éxito arrollador no era de extrañar que más pronto que tarde llegara la adaptación fílmica del juego, la cual ha sido dirigida por Eli Roth (responsable de cintas de terror como Hostel) que también lleva a cabo en esta película labores argumentales y de guion (compartida con el conocido escritor Joe Abercrombie).
Antes de entrar en aspectos concretos de la película, conviene manifestar que no se trataba de un producto en el que tuviera muchas esperanzas, y es que a pesar de notables éxitos como la reciente película de Super Mario, o series como Fallout o The Last of Us, el género de los videojuegos en cine y televisión es una de esas parcelas malditas del séptimo arte, que suele darnos más desgracias que alegrías.
De hecho, el juego incluso contó con unos cómics que complementaban la historia y cuya reseña podéis leer aquí.
En este caso, el problema no es tanto que vengamos de la adaptación de un videojuego, puesto que la película no comete los clásicos errores de este tipo de productos (escenas con abuso de efectos especiales que tratan de imitar grandes momentos del videojuego que si son vistos, y no jugados no resultan tan emocionantes), y se nota que en ella se han puesto medios y ganas de hacer las costas bien, pero estamos ante un producto que se queda a medias en todo lo que intenta ofrecer.
En cuanto a la dirección, Eli Roth realiza aquí un trabajo que a pesar de no destacar en ninguno de sus aspectos, es lo suficientemente correcto como para ser el mejor de los apartados a valorar. Roth no inventa la rueda, ni nos regala perspectivas imposibles o planos muy ocurrentes, pero bien es cierto que una película de acción de esta clase tampoco los necesita.
El guion sin duda, es el peor aspecto de esta película. La historia nos cuenta como Lilith, experimentada cazarrecompensas es contratada por el dueño de la corporación Atlas (una de las muchas empresas que proveen de armamento a los distintos Busca Cámaras y mercenarios que pueblan la infame tierra de Pandora) para que encuentra a Tina, su hija, la cual ha sido secuestrada por Roland, uno de los soldados de la Lanza Carmesí, el ejército privado de la corporación Atlas.
Sin embargo, lo de Roland no ha sido tanto un secuestro como una salvación, puesto que Tina iba a ser utilizada por su padre para abrir una misteriosa y legendaria cámara donde se dice que existe tecnología alienígena capaz de transformar el mundo, pudiendo morir en el intento.
Al descubrir las malvadas intenciones de Atlas, Lilith decide cambiar de bando y junto a Roland, Tina, y otros personajes que van encontrándose a lo largo de la película como Patricia Tannis, Krieg y el mítico robot Claptrap (con la simpática voz de Jack Black) decidirán salvar a Tina de su fatal destino.
El problema es que con una trama en apariencia tan sencilla, el guion no justifica en ningún momento ni por qué los personajes deciden acudir a la cámara a toda costa, ni por qué tienen un objetivo común, ni tampoco se explican adecuadamente las motivaciones de cada uno, siendo el giro final (que por respeto, no rebelaremos) predecible casi desde el minuto uno.
Con una base como la de los juegos de Borderlands, como espectador no pido en absoluto una fiel adaptación (puesto que siempre he sido fiel defensor de que una película tiene que ser buena en su propuesta, no idéntica al producto que adapta), pero sí unos protagonistas que no sean ni de lejos, buenas personas, que sean malhablados y una película que no oculte su violencia cada dos por tres.
Que en una película de este tipo no veamos ni una sola decapitación o mutilación al más puro estilo de humor tarantinesco y que además estemos ante personajes que, al final del día, no solo no son avariciosos sino que son bastante buenas personas, hace que esta película se parezca más a la infame Escuadrón Suicida de David Ayer que a Los Guardianes de la Galaxia de James Gunn a la que sin duda, trata de imitar.
Y es que, en los últimos tiempos están saliendo bastantes películas que tratan de captar esa magia de grupo de parias egoístas que terminan uniéndose por un objetivo común más grande que ellos, pero sin que prácticamente ninguna de ellas haya logrado tener una voz propia que capte esa sensación, salvo quizás, la incomprendida Dragones & Mazmorras: Honor Entre Ladrones, que pudimos disfrutar en cines hace un par de años.
El reparto es otro de los aspectos en los que la película se muestra irregular. Y es que, contar con Cate Blanchett y Jamie Lee Curtis en los papeles, respectivamente, de Lilith y Patricia Tannis hace que en muchos momentos la película resulte interesante al tener en su plantel a dos actrices de tanto talento, pero Ariana Greenblat como Tina Chiquitina, Kevin Hart como Roland, Florian Munteanu como Krieg y Edgar Ramírez como Atlas no acompañan en absoluto a las dos mencionadas y renombradas actrices, con unas interpretaciones que en la mayoría de los casos no llegan a correctas y que hacen de la película un producto bastante anodino y soporífero a pesar de su corta duración (una hora y cuarenta minutos).
Ni siquiera el divertido Claptrap a quien da voz el icónico Jack Black, consigue salvar un reparto tan irregular como en no pocas ocasiones, mediocre en sus interpretaciones a excepción de las ya mencionadas Blanchett y Curtis.
Por el contrario y en lo relativo al apartado visual, es muy de agradecer que a nivel estético, el planeta Pandora y sus distintos enclaves parezcan que están sacados directamente del videojuego pero bien trasladados al medio fílmico, con una fotografía que en ese aspecto nos arranca más de una sonrisa y hace que nos creamos en todo momento que la acción tiene lugar en un mundo alienígena y muy distinto del Planeta Tierra.
Finalmente, la banda sonora es, desgraciadamente, uno de los aspectos más pobres de la película, con esa especie de complejo de “lista de Spotify” que vemos últimamente en no pocas películas y que consiste en poner canciones genéricas y famosas, en este caso de hard rock y heavy metal para alimentar las escenas de acción pero que podrían ser intercambiadas por otras de la misma clase en cualquier momento sin que la banda sonora resultante consiga tener una mínima personalidad, ni añadir emoción a los puntos álgidos de la trama.
En resumen, Borderlands es una película que deja muestra de algo que pudo haber sido pero no fue, de una película que tenía la oportunidad de llevar a acción real un videojuego con una estética, un espíritu y un argumento muy originales, pero que aquí se queda en una suerte de “quiero y no puedo” fílmico que no cumple con las expectativas mínimas no ya de adaptación cinematográfica, sino de película de acción con toques de comedia.
Dirección - 5
Guión - 4
Reparto - 6
Apartado visual - 7
Banda sonora - 5
5.4
Anodina
Borderlands resulta ser un quiero y no puedo, una película que tenía todos los ingredientes para ser mucho más pero que su director no supo cocinar para darnos un plato que fuera capaz de cautivar nuestro paladar.