Cuando todavía no nos hemos recuperado de la resaca producida por el descomunal éxito de crítica y público de Vengadores: Infinity War nos encontramos con una nueva adaptación cinematográfica de un personaje de la Casa de las Ideas, pero este no adscrito al universo cinematográfico ideado por Kevin Feige y sus colaboradores en Marvel Studios. Hablamos como no podía ser menos de Deadpool 2, la secuela del triunfal debut en solitario del mercenario bocazas creado por el guionista Fabián Nicieza y el ilustrador Rob Liefeld en 1991 dentro de las páginas de aquel lejano número 98 de la colección Los Nuevos Mutantes. Culminando una batalla personal en la que Ryan Reynolds aunó fuerzas con los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick así como el cineasta Tim Miller con la intención de convencer a 20th Century Fox para sacar adelante un largometraje protagonizado por el alter ego de Wade Wilson Deadpool (2016) recaudó más de 780 millones de dólares a lo largo del mundo superando la taquilla de otros productos adscritos al género superheróico que no tenían la calificación moral R de la que hacía gala con orgullo esta primera aventura en solitario del asesino a sueldo más políticamente incorrecto de Marvel Comics. Esta segunda entrega cambia de director, ocupando David Leitch (John Wick, Atomic Blonde) la silla de Tim Miller que abandonó el proyecto por diferencias creativas con un Ryan Reynolds que encabeza el reparto formado por caras conocidas como las de Morena Baccarin, Briana Hildebrand, T.J. Miller, Karan Soni o Leslie Uggams a los que se unen nuevas incorporaciones como las de Josh Brolin interpretando a Cable, Zazie Beetz en la piel de Dómino y Julian Dennison como Russell Collins, entre otros.
Para todos aquellos que se encuentren preocupados con respecto a si esta secuela de Deadpool está a la altura de su predecesora confirmamos que pueden estar tranquilos, porque sí, nos encontramos con una continuación que supera en todos sus aspectos, para bien y para mal, a la primera entrega cinematográfica del personaje más díscolo de Marvel Cómics. En ese sentido Deadpool 2 hace un buen uso de lo que podemos denominar como «secuelitis» que no es otra cosa que la sintomatología, típicamente hollywoodiense, de abordar la continuación de un gran éxito cinematográfico potenciando todos aquellos aspectos que en su momento se contaron como virtudes o hallazgos de cara al público y la prensa especializada. De hecho esto queda patente a lo largo del desarrollo de acontecimientos que dan forma al largometraje dirigido por David Leitch cuando se confirma que como producto fílmico adherido a una recién nacida franquicia es mucho más grande, ambicioso, potente e hiperbólico que su predecesor. Por suerte no sólo en la envergadura del proyecto se percibe la mayor confianza de los productores en la labor de Ryan Reynolds y sus colaboradores a la hora de poner en marcha este nuevo trabajo, ya que también en el trabajo de escritura, mucho más elaborada en esta ocasión si hacemos una comparativa con la cinta pionera, se vislumbra una historia mucho más completa a la hora de ser expuesta en pantalla para su consumo por potenciales espectadores.
A diferencia de la primera película, cuyo argumento era un fino y no muy consistente hilo conductor sobre el que los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, con la inestimable ayuda de un Ryan Reynolds que se dedicó en cuerpo y alma a potenciar los pasajes cómicos del libreto, fueron construyendo los diferentes flashbacks utilizados para dar génesis y trasfondo a la vida de Wade Wilson como mercenario, posterior cobaya del proyecto militar Arma X y su consiguiente conversión en el Deadpool que todos conocemos esta secuela apela a una mayor preparación para construir el relato que lo vertebrará como obra cinematográfica. Esta idea se consolida en ese arranque en el que los ideólogos del film se toman su tiempo para diseñar el producto, siempre entregándose a la comicidad y lo exagerado, pero con la intención de construir unos cimientos sólidos para dar empaque al conjunto narrativo. Este discurrir de situaciones, cuya intención es dar unas motivaciones al personaje y crear el conflicto que le impulsará a vivir la aventura desarrollada en Deadpool 2, ocupa la primera mitad del metraje y como era de esperar está plagado de esas señas de identidad ya asentadas en la entrega previa, tomando como estandarte la efectiva alternancia entre drama y comedia desprejuiciada manteniendo así un elocuente equilibrio en lo referido a la narración y siendo fiel a la idiosincrasia adscrita al personaje en las viñetas en grado sumo, porque este Deadpool lo es al 150% de su capacidad.
Esta decisión se antoja harto interesante, porque al ser conscientes como espectadores de la consolidación estructural de la historia, que no deja de ser sencilla y bastante arquetípica en cuanto al género al que pertenece como pieza fílmica por mucho que trate de parodiarlo, está bien apuntalada y los personajes presentados y definidos los tres guionistas toman la primera misión del grupo X-Force como el punto de ruptura en el que la película muta en una pieza de naturaleza demencial cuyo desarrollo del entramado se antoja enfermizo en cuanto a su imprevisibilidad se refiere. A partir de ese momento los escritores, con la complicidad de su director, vuelan por los aires gran parte de lo que habían diseñado para que el caos y lo anárquico (siempre medidos, nunca descontrolados en un sentido negativo) reine a lo largo de una segunda hora en la que la película aumenta exponencialmente su inquebrantable adhesión al imaginario «deadpooliano» en el que todo vale y ningún exceso está de más. De este modo Deadpool 2 engaña al espectador, algo que hará en no pocas ocasiones a lo largo del metraje, porque cuando parecía que iba a entregarse a cierta madurez desde una perspectiva de construcción cinematográfica la insania, la subversión de las señas de identidad indentificables al subgénero superheróico y el «cuanto más mejor» vampirizan la trama para convertirla, más que nunca, en un cómic en movimiento protagonizado por el perfecto émulo en imagen real del Wade Wilson de las viñetas.
Porque si hay algo inapelable en lo concerniente a Deadpool 2, y es algo previamente apuntado en esta misma entrada, es su propensión a ser de mayor tamaño que su predecesora en todos los aspectos. La acción tiene más protagonismo y la misma está ejecutada desde un punto de vista técnico y coreográfico mucho más profesional y elaborado, pero en este sentido cierto abuso de los CGI juega en contra del proyecto, dejando un poco de lado la personalidad orgánica y realista de la que hacía gala Tim Miller en la primera entrega. Evidentemente tener a un profesional como David Leitch en la realización es garantía de calidad y eficacia siempre que nos refiramos a los pasajes más dinámicos de la propuesta, pero el director de John Wick demostró en ocasiones previas su predilección por una acción de naturaleza más depurada que aquí sólo se vislumbra de manera cristalina en las primeras secuencias con Wade Wilson ocupándose de sus encargos como mercenario. Seguidamente si nos centramos en el dramatismo y ese trasfondo de tragedia, que en las viñetas no todos los guionistas del personaje han querido o podido explotar, la evolución una vez más se hace notable gracias principalmente a la relación entre el protagonista y su novia Vanessa, una vez más interpretada por a actriz de origen brasileño Morena Baccarin, y cuyo desarrollo se convierte en el núcleo emocional y catalizador de las decisiones tomadas por el rol de Ryan Reynolds.
Pero si hay dos aspectos de Deadpool que se han llevado a inexplorados niveles de creatividad y esquizofrenia en esta nueva película son la metareferencialidad y sobre todo el humor. La primera en esta ocasión abarca guiños a la anterior entrega, al universo cinematográfico mutante, a los cómics y películas de Marvel, a los films de DC, a la cultura popular en líneas generales y en un intento de rizar el rizo el mismo protagonista se dedica a mencionar sobre la marcha las carencias narrativas, interpretativas y visuales en las que cae esta misma secuela llevando la autoconsciencia cinematográfica de la propuesta a un grado de autoparodia casi inabarcable. El segundo es en Deadpool 2 mucho más políticamente incorrecto que en el film primigenio, donde ya lo era en grandes cantidades, adentrándose sin miedo y con bastante éxito en gags, diálogos o situaciones en las que se hace mofa con temas como la pedofilia, el racismo, la concepción puramente occidental de la familia (pervertida aquí hasta lo delirante), el suicido o la sexualidad sirviendo todo este material como caldo de cultivo para ejecutar una sesión continua de gags en la que cada treinta segundos se sucede un nuevo chiste que todavía sin asimilar se solapa con el siguiente, demostrándose así de manera cristalina que Rhett Reese, Paul Wernick y Ryan Reynolds siguen en plena forma, sólo pecando a la hora de alargar algunas bromas, y llegando en ocasiones incluso a jugársela de cara al fandom dando un trato bastante irrespetuoso a algunos de los personajes nuevos, aquí profanados de mala manera en pos de la comedia.
Por suerte detrás del humor negro, la acción desaforada, el drama perfilado con acierto y el uso efectivo del metalenguaje hay una serie de personajes con los que conseguimos empatizar a pesar de formar parte de un microcosmos ficcional tendente a lo granguiñolesco y descontrolado. A estas alturas no hacía falta asistir al estreno de Deadpool 2 para confirmar que el personaje ha devorado al actor, sólo con echar un vistazo a los vídeos virales que han servido para dar promoción al largometraje podemos confirmar que Ryan Reynolds ha encontrado a su alter ego audiovisual perfecto, mimetizándose de tal manera con él que a estas alturas no sabemos donde acaba el personaje de cómic, trasladado al cine, y empieza el actor o viceversa. Morena Baccarin como Vanessa, T. J. Miller en la piel de Weasel, Karan Soni retomando al taxista Dopinder, una pletórica Leslie Uggams dando vida a Blind Al y a los que deberíamos sumar los x-men Brianna Hildebrand y la dupla formada por Stefan Kapicic/Andre Tricoteux interpretando respectivamente a Negasonic Teenage Warhead y Coloso completan el cohesionado reparto de caras conocidas en el film, grupo de actores que a estas alturas conocen a la perfección sus criaturas y las interpretan con la solidez y el carisma exigidos. Pero en Deadpool 2 son las nuevas incorporaciones las receptoras de mayor metraje y pasajes memorables, siendo conveniente reparar en algunas de ellas, porque se antojaría imposible hablar de todas cuando pueden contarse en casi una docena.
Ya lo aventuraba el mismo protagonista en aquella escena post créditos de la primera película que homenajeaba a Todo en Un Día (Ferris Bueller’s Day Off) y aunque al final no hemos tenido la suerte de lo interpretara Keyra Knightley Cable es uno de los personajes más importantes de esta secuela. Josh Brolin, reciente responsable del mejor villano de la historia de Marvel Studios en Vengadores: Infinity War, se ocupa de dar vida a a Nathaniel Summers, el mutante venido del futuro con brazo cibernético y armado hasta los dientes, como Rob manda, que el actor de No Es País Para Viejos asimila por medio de una personalidad adusta, brutal, seca e intimidante desde un punto de vista físico. Lo más interesante es que por mucha crudeza y violencia primaria que quiera transmitir su rol los guionistas lo rodean de comicidad, no sólo cuando tiene que interactuar con el protagonista, sino desde su misma génesis como criatura de ficción cuando toda su trama es extrapolada a la pantalla como un remake bufo de la primera entrega de Terminator de James Cameron, algo con lo que de nuevo se hace más de una chanza a lo largo del metraje. Paradójicamente la Dómino de Zazie Beetz se aleja de manera notable de su versión en las viñetas, pero la actriz de Atlanta insufla a su «afortunada» asesina a sueldo de carisma, encanto, determinación, y una comicidad menos abrasiva que la de su compañero canadiense, convirtiéndose así en el mejor secundario del film. Por último es de recibo hacer mención especial al Russell Collins de un impagable Julian Dennison transformado en un tronchante niño rechoncho y letal cuya verborrea, ansia de venganza y bolígrafo utilizado de peculiar manera le han convertido en un icono de la franquicia.
Lo cierto es que al saltar la noticia en enero de unos screening tests que supuestamente habían sido un fracaso y debido a los cuales se realizaron varios reshoots para «pulir» y «mejorar» la obra nos hicieron pensar en lo peor, aunque los mimos Josh Brolin y Zazie Beetz confirmaron que esto se llevó a cabo para dar más protagonismo a sus personajes por el buen recibimiento que tuvieron. Por suerte nuestros miedos han desaparecido totalmente después de asistir a la proyección de esta Deadpool 2 que supera en varios aspectos a su hermana mayor. El film de David Leitch es una oda a la anarquía, a la carcajada indiscriminada, a la acción expeditiva, al humor punzante colindante con la incomodidad y en el proceso como nueva entrega es más fiel a la esencia del personaje de los cómics con referencias a lo largo del metraje a las etapas de autores como Joe Kelly, Daniel Way o Fabián Nicieza, entre otros, culminando todo el proceso en la escena post créditos más divertida del recorrido del subgénero cinematográfico superheróico mientras nos deja con sentimientos contradictorios. Por un lado la satisfacción de haber asistido a la consagración de Deadpool como el personaje más divertido del trayecto editorial y cinematográfico de la Casa de las Ideas y por otro el miedo por si esta es la última vez que vemos una película que aborde desde un punto de vista tan incorrecto, arriesgado, enfermizo y demencialmente disfrutable al mercenario bocazas si Disney finalmente mete mano en la franquicia mutante en general y las próximas secuelas en solitario, o en grupo junto a X-Force, de nuestro querido Masacre en particular.
Dirección - 8.5
Guión - 9
Reparto - 9
Apartado visual - 8.5
Banda sonora - 8.5
8.7
Locura, humor negro, acción, drama, metalenguaje y un grupo de personajes carismáticos encabezado por un protagonista superlativo hacen de Deadpool 2 una secuela que supera en casi todos sus apartados a su predecesora. Wade Wilson ha vuelto para restregarnos su bolsa escrotal por la cara a ritmo de Enya y nosotros aceptamos con gusto y pedimos otra ración.
La verdad que la peli es una gozada de principio a fin. Un canto de amor al cómic. Me ha flipado ver a esa suerte de X-Force/X-Statix de Milligan ser tan fiel al cómic xD y Estrella Rota haciendo mención a Mundo Mojo (¿veremos a Mojo o a Longshot alguna vez?).
El pequeño David Haller de la serie Legion haciendo su cameo, los collarines de The Gifted (no, si al final hay más relación aquí que entre Netflix y el MCU…), las insuperables escenas post-créditos, Domino ganándose al público… Lo mejor es que la peli parece una oda al noventerismo (y, cómo no, a Liefeld), pero está todo tan bien llevado que incluso te hace añorar ciertos momentos (escasos, pero hubo) de esa época.
Es imposible contar las miles de referencias a los comics, al MCU, al DCEU y demás. La primera me gustó, pero en ésta se han superado totalmente… Cómo mola el villano sorpresa!
PD: Si les diesen una peli de X-Men a los responsables de esto, aunque el tono sea totalmente distinto, me da que les devolvían la dignidad en el cine… Pero eso se verá en la peli X-Force, que indudablemente hará más pasta que cualquier otra peli mutante anterior. A falta de ver dark Phoenix, que no hypea a nadie, para lo que han quedado Cíclope y compañía…
La película a mi me encantó más que ña primera, totalmente de acuerdo. Una duda si me podéis ayudar, tengo Deadpool de Kelly y me encanto, de la X-Force no oigo más que maravillas. Me podéis recomendar o si sabéis qie haya de Panini alguna reedición de la X-Force? Saludos
Yo te recomiendo los Ces de Fuerza X y X-Statix de Milligan, aunque el formato es bastante mejorable y sin haber visto la película poco o nada tiene que ver con lo que sale ahí. Los uncanny X-Force de Remender también son muy recomendables y los tienes en 5 tomos 100% Marvel.
«Poco o nada tiene que ver»
Cuando la veas vas a darte cuenta que es la etapa que, independientemente de sus miembros (aquí sólo vemos a Zeitgeist, y a Confusión que físicamente recuerda al Anarkista) más ha influido xD y no quiero spoilearte nada, aunque si conoces la etapa te podrás hacer una idea.
Precisamente Panini no ha reeditado el X-Force de Craig y Kyle y esto me cabrea muchísimo. Es muy bueno (no tanto como el de Remender) pero superdisfrutable. Espero que Panini con el estreno de la película se le pase por la cabeza.
De todas formas lo puedes semi-disfrutar con recopilaciones relacionadas como La Guerra del Mesias o Advenimiento.
Los Imposibles X-Force de Remender son la hostia, la X-Force / X-Statix de Milligan y los Allred es uno de los cómics que más me han hecho disfrutar en mi vida (Milligan cuando era el mejor británico del momento, el de Blanco Humano, no el que posteriormente se prodigaría en X-Men o la franquicia de los Lanterns y ahora está en Valiant) y de lo menos mainstream que ha publicado Marvel en años (junto a obras como Alias, Omega el Desconocido de Lapham o Vision, pero desde un punto de vista más absurdamente violento). Como dicen, otro etapón es el de Kyle y Yost, íntimamente relacionado con la Saga del Mesías hasta Advenimiento, pero yo también recomiendo mucho el X-Force enmarcado en la Contra-X de Warren Ellis, con Peter Wisdom al mando. Si lo que te interesan son cómics de la X-Force de ROB! seguro que encontrarás ejemplares de segunda mano por ebay o wallapop, pero no esperes mucha calidad más allá de armas y testosterona. Y si quieres algo de Deadpool, lo mejor son las etapas de Kelly y Duggan, pero a mí me encanta también la de Palmiotti, que es corta, accesible y autocontenida, y de mucha calidad.
Pues muchas gracias por las ayudas y referencias compañeros. Me pondré a ello. Saludos.
Esas escenas postcréditos te dan la vida. Es el postre perfecto de una deliciosa comida
Me encanta vuestro blog de cómics, en serio, así que tomtaos esto como una crítica constructiva.
Por favor, eliminad las puntuaciones en cosas como dirección, apartado audiovisual, etc y poned la puntuación final y ya está. ¿Por qué? Simple y llanamente la película (es buena, me gustó más que la primera parte, que ya es decir) no se merece un 9 en el guión. Eso es para llevarse las manos a la cabeza. ¡UN NUEVE! ¿Sabéis lo que es un 9? Un guión digno de Oscar. Un guión sobresaliente, casi perfecto y sin fisuras. ¿De verdad creeis que Deadpool 2 se merece tal distinción en cuanto al guión? ¿¿¿UN NUEVE??? Que los chistes están muy bien y eso, pero hay lagunas de guión por doquier… ¡Madre mía! ¡Un nueve!
Pero es que no es la primera vez. A la de Los Vengadores 3 le cascáis un 9.5 al guión (¿de verdad? ¿Con un 68 en Metacritic creeis que se merece eso? ¿Posiblemente el mejor guión adaptado del año?) y un 8 nada más y nada menos que al de BvS (¡¡¡OMG!!!). ¿Qué puntuación le dáis a Casablanca en este apartado? ¿Un 500?
Lo dicho. Una cosa es que os guste mucho o poco una película, pero la verdad no se cuál es vuestro baremo a la hora de puntuar el apartado «guión». Me atrevería a decir que el apartado de «guión» se lo ponéis en función de lo que os gusta o no una película. Es como si a John Wick le cascarais un 9 como nota global y al guión también un 9 cuando el guión de John Wick no se merece más de un 7 por la extremada simpleza del guión (que simple no es sinónimo de malo ni mucho menos).
Pues eso. Una cosa es que los chistes sean buenos y otra muy distinta sea la calidad de la historia. Yo creo que se están confundiendo aquí muchas cosas. Esta película no se merece un 9 en el guión como tampoco un 9.5 en Los Vengadores 3 o un 8 en el de BvS. Y esa en otras tantas.
No digo que tengan guiones malos esas películas (bueno, BvS directamente si), pero… ufff, un 9… es que no me lo creo.
Muy divertida la pelicula. Es realmente absurda y eso me encanta . Tiene la mejor escena poscreditos que he visto , importante para la trama y graciosa. Lo que no se si me gusto mas la primera. De aquella no me gustaba que esperaba una vision mas fiel ( si cabe) del personaje. En el sentido que Deadpool no esta loco , como en el comic ( el de kelly sobretodo), es un chalao (que tambien lo es en el comic). Pero era muy directa , no tenia bajones y te daba una hora y pico bastante buena. En esta segunda ,quizas la noto alargada en muchas escenas por hacer 3 chistes de mas y la veo quizas un producto menos perfecto ,aunque sea mas completo. Muy disfrutable en cualquier caso . Nunca habian aplaudido en ninguna sala que yo haya estado y con esta se hizo. Es verdad que no suelo ir ni a cines , ni a horas tan concurridos por la chavaleria , pero estos se volvieron locos.
¡Gracias a todos por vuestros comentarios sobre la película!
Con respecto al tema de las puntuaciones que menciona Oreades, y que normalmente es motivo de polémica en la web, yo debo afirmar que soy poco partidario de usarlos, de hecho en mi blog de cine Transgresión Continua (¡que sigue activo, visitadlo!? nunca las he usado, pero en Zona Negativa se recurre a ellas y yo me supedito sin problema a dicha política de empresa, haciéndolo con mayor o menor fortuna.
Profundizando un poco en el tema y siempre desde una perspectiva personal, seguramente muchos de mis compañeros tendrán otro «modus operandi», yo no utilizo los mismos criterios de evaluación para puntuar todo el cine que veo, me explico.
Para mí El Padrino es una película de 10 y Capitán América: El Soldado de Invierno también, pero «hay dieces y hay dieces». Es decir, El Padrino es una película de diez se la aborde desde la perspectiva que se la aborde, en cambio el film de los Russo lo es asimilándola desde el género, o subgénero al que pertenece, y en ese adscripción me resulta una obra ejemplar. Si yo utilizara el mismo baremo para valorar una y otra El Padrino seguiría siendo un 10 y Winter Soldier obtendría una nota considerablemente más baja, pero me es imposible a nivel personal evaluar del mismo modo a las dos piezas, algo que también puedo extrapolar a una situación en la que tuviera que realizar la misma operación con una cinta de Michael Haneke y otra de los hermanos Farrelly, para mí son dos mundos distintos, cinematográficamente hablando, y como espectador las degusto y analizo de manera diferente porque me van a portar experiencias casi antagónicas a nivel cultural o de entretenimiento.
Con respecto al guión me sucede lo mismo, formando parte del producto al que pertenece, y al subgénero en el que se encuadra el guión de Deadpool 2 me parece de 9 por motivos como los que he mencionado en la reseña. Una construcción sólida y más ortodoxa en su primera mitad y una segunda en la que la locura y el metalenguaje llevado al extremo imperan en la trama, pero siempre con un «caos controlado» por parte de Wernick, Reese y Reynolds que les honra como storytellers. En ese sentido y como el guión de «una película de superhéroes» me parece casi intachable.
Algo parecido sucedería con el de Infinity War. Su construcción narrativa, el fluir de unas subtramas a otras, el perfil de la mayoría de personajes o la profundidad que se da a un dramatismo que se alterna con pericia con los pasajes cómics hacen del libreto de Christopher Markus y Stephen McFeely un ejemplo perfecto de cómo se deben escribir este tipo de films pertencientes a un género muy determinado.
Más allá de esta manera personal de obrar por mi parte, que no tiene porque ser aceptada o del gusto de todo el mundo, estoy abierto a todo tipo de críticas, constructivas como dice nuestro compañero Oreades que ha sido educado en todo momento, que recibiré con buena gana y con la sana intención de mejorar día a día como redactor en Zona Negativa.
¡Un saludo y que sigan las opiniones!
El ‘problema’ de las puntuaciones (sin referirme en concreto a Deadpool, que aún no he visto) es precisamente el corsé que impone la ficha de la página para estas reseñas.
Para mí la puntuación que se le da a una obra viene de un todo global (la sensación que te deja como espectador), que es casi imposible de desglosar. Vale que se puede entrar en el juego de las puntuaciones (en realidad, a todos nos gusta), hacer cinco categorías e irlas votando individualmente. Lo que no se puede, en mi opinión, es darle el mismo peso a las cinco dentro de la nota global.
Hablando con ejemplos: si le das el mismo peso (una quinta parte del total) a «banda sonora» (o incluso «reparto») que a «dirección» o «guion», te estás pegando un tiro en el pie, porque basta con que flojee una de estas dos categorías no tan trascendentales para que arrastre la nota de una película buena en su conjunto.
Tampoco tengo muy claro qué abarca lo de «apartado visual». Está claro que no es solo «fotografía», porque si no pondría eso tal cual. Para mí el «apartado visual» es responsabilidad directa del director de esa obra audiovisual, y debería contarse dentro de esa misma nota.
Esa es otra. «Apartado audiovisual» abarca muchísimo. Puesta en escena, diseño de producción, fotografía, montaje…
Hola a todos!! Gracias Juan Luis por tu crítica, aunque no la leeré hasta esta noche después de ver la película.
No pude evitar ver que se repite la polémica de las puntuaciones. Yo soy el primero al que le chirría cuando alguien pone un 10 a un tebeo, peli, serie de TV, pero por otro lado, pensando en el tema de las puntuaciones y las de superhéroes, o en general en el género…
¿Por qué no puede ser Infinity War un 10, independientemente del género del que hablemos? ¿O un 9, incluso si hablamos de CINE con mayúsculas? Sin complejos.
Es decir, tenemos una película con personajes que actúan según su filosofía vital y que son reconocibles en todo momento. Con una historia que engancha y cuyos giros sorprenden pero a la vez son lógicos según las motivaciones de dichos personajes. Con unas interpretaciones llenas de carisma incluso cuando solo tienen 4 frases en una película. Y que hace que en un película de 20 personajes, todos tengan una función en la historia… (bueno, no todos a decir verdad… Bucky o War Machine o Natasha no hacen gran cosa). Con una fotografía brutal y un CGI tan increíble que hace que olvidemos que un personaje clave de la película NO es real (2 si unimos a Rocket). Quizá la música no sea de 10, pero cumple totalmente su función y lo que la historia pedía. Pero globalmente el impacto emocional que provoca supera todo lo visto hasta la fecha (por mi).
Os leo a algún compi Zonero comparar la puntuación del guión de Deadpool con el de Casablanca, y supongo que sabeis que ese icono del cine se rodó sobre la marcha cambiando todo el guión inicial, y que si hablamos de Obra Maestra del cine es por una unión de increíbles casualidades. Casablanca NO puede ser nunca un 10 de guión, siguiendo un análisis estricto. Por no hablar de sus personajes estereotipados, el guión sensiblero y previsible que ha envejecido fatal…
¿Y qué decir de Blade Runner? Nadie discute que es una obra maestra, pero ¿es un guión 10? Entiendo que tampoco nadie puede calificarlo como tal, porque ¿de qué guión estamos hablando para empezar? Y es una OBRA MAESTRA. A lo que voy es que esto no son matemáticas, 2+2 NO son 4, pueden ser 5 si consigue conectar con el espectador.
Pensando en algunas de las películas que más me han impactado en toda mi vida, ahora mismo se me ocurren: Eternal Sunshine of the spotless mind, Akira, Mother!, El Padrino, Star Wars, Requiem por un sueño, Fight Club… y Vengadores: Infinity War. En serio que no tengo ningún complejo en decirlo. OBRA MAESTRA, independientemente de que la música no sea un 10.
Perdón por el off-topic. Pero yo invito a todo el mundo a decir qué películas son para ellos obras maestras, a ver si desglosando cada apartado realmente lo merecerían…
Ojo, que no dudo en que Casablanca o Blade Runner son obras maestras del cine. O el acorazado Potemkin, Tiempos Modernos, Annie Hall, Alien el 8º Pasajero o Viridiana.
Pero aún entendiendo su importancia histórica y su propia calidad cinematográfica, si no hay conexión emocional, para mi jamás estarán en mi top.
Esa es la típica pregunta de siempre. La de si se puede evaluar realmente la calidad de una obra de arte de manera «objetiva». Si realmente existen parámetros y valoraciones que no tienen que ver con la opinión personal y que se pueden cuantificar.
En teoría los estudiantes de cine, la gente que ha visto películas a punta pala, los que trabajan en el mundillo, los expertos de todo pelaje, argumentarán que sí, que hay formas objetivas de definir cuándo una película (o una canción, o una obra de teatro, o un libro…) es buena y cuándo no.
Pero lo curioso es que esto hace que entonces los gustos subjetivos vayan por un lado y la «calidad real» vaya por otro. En teoría que una película sea una obra maestra no garantiza que la disfrutes y a su vez, hay veces que películas «teóricamente malas» te hacen disfrutar más que cualquier maravilla del séptimo arte.
Y sinceramente yo me pregunto: ¿qué es más importante?
Yo personalmente he visto Ciudadano Kane o Casablanca y, como te pasa a ti, soy incapaz de conectar con ellas a nivel emocional como lo hago con otras películas que en principio serían consideradas de peor calidad. Las veo de una forma aséptica. Quizá si alguien que sabe me explicara sus virtudes cinematográficas podría entenderlas, pero (y esto imagino que será una blasfemia cinematográfica) la sensación de disfrute que se me queda en el cuerpo no se aproxima ni un ápice a lo que me deja, por ejemplo, El soldado de invierno.
Y esa sensaciçon subjetiva yo por lo menos no soy capaz de quitármela de encima a la hora de valorar una película.
Vista. Sensaciones muy parecidas a la primera, que no me alucinó. Esta segunda parte alterna momentazos super buenos mucho mejores que los de la primera con unos problemas tremendos de ritmo y humor repetitivo que ya no me funcionó la 1a vez.
En lo positivo, el aumento de presupuesto se nota en las dos excelentes escenas de acción. Mola mucho Josh Brolin como Cable y la actriz de Domino. Y la escena post créditos es antológica.
No creo que Deadpool 2 sea peor que la primera, pero tampoco es mucho mejor. Divertida, pero quizá no tanto como ellos mismos se creen.
Visto lo visto, ya puede Fox programar la peli de X-Force para 2020, no sea que se les acabe el chollo.
Me gustó más que la primera. Es una ida de olla tremenda, con muy buen ritmo y con la mejor escena post-créditos que servidor ha visto en cualquier película del género. Me encanta cómo plantea situaciones para después romper por completo lo esperado… ¡Y la broma a costa de Liefeld es tronchante!
La verdad es que la película es, con perdón, una partida de polla. Descojone constante, yo me lo he pasado genial, pero, aunque suene contradictorio, quizá por eso me parece un poco peor que la primera. Me explico.
La primera también te reías, pero daba la impresión de que con el tema del cáncer también había momentos de cierta dureza realista, por supuesto no llegaban a ahogar la película y el humor siempre quedaba por encima, pero en esta en general an elevado el dial de la autoparodia hasta el tope por lo que se disfruta como comedia, pero no tanto como adaptación superheroica.
Aun así el disfrute está asegurado y merece la pena verla. Hay momentos realmente antológicos.