Los fans de Zack Snyder (Green Bay, Wisconsin, 1 de marzo de 1966), los poseedores de sentido común y los que no, están de enhorabuena esta temporada. En el presente año 2021 van a tener la suerte de poder ver dos películas de estreno a manos de su idolatrado mesías del séptimo arte. Si el pasado mes de marzo pudimos disfrutar o sufrir, depende a quien se le pregunte, de su mastodóntica Zack Snyder’s Justice League en HBO Max y HBO, desde el pasado viernes en cines selectos y a partir del día 21 en Netflix todo tipo de espectadores tendrán a su disponibilidad El Ejército de los Muertos, la cinta anclada en subgénero zombie con la que la plataforma de streaming estadounidense ha dado carta blanca al director de 300 (2006) o Watchmen (2009) para que escriba, produzca, fotografíe y dirija a su antojo en el marco de un proyecto con un presupuesto de 90 millones de dólares. Entre teasers, trailers e imágenes promocionales de su versión ¿definitiva? de La Liga de la Justicia de DC Comics Snyder dejaba caer en redes sociales de cuando en cuando algún material de esta Army of the Dead que muchos esperábamos con ganas y deseo de ser la mejor propuesta de este 2021 a manos del sobrevaloradísimo cineasta. En Zona Negativa hemos tenido la oportunidad de ver en pantalla grande el largometraje y a continuación ofreceremos nuestra opinión del mismo.
Como muchos sabrán Zack Snyder debutó en la dirección con una película sobre temática zombie titulada Amanecer de los Muertos (2004), que no era sino un remake del film homónimo, titulado en España como Zombi, rodado por George A. Romero en 1978 y suponiendo a su vez la segunda entrega de la trilogía sobre muertos vivientes que cambió para siempre, no sólo el celuloide adscrito a esa temática, sino el género de terror en su totalidad. Aunque diluía el mensaje contra el capitalismo y el consumo de la obra primigenia, la versión de Zack Snyder era una magnífica pieza, potenciada por el inteligente guion de un James Gunn pre Guardianes de la Galaxia, que ya desde su visceral arranque enganchaba a un espectador siempre en tensión e incapaz de apartar la mirada de la exhibición de atrocidades conjurada por el cineasta en pantalla. El resultado fue una de las mejores muestras del subgénero de los últimos tiempos y la mejor obra, desde un punto de vista puramente cinematográfico, de su autor además de la muerte de un Zack Snyder mucho menos obsesionado con la grandilocuencia visual que desapareció una vez llegó la ya mencionada 300.
A partir del estreno de su fidelísima y testosterónica adaptación del cómic de Frank Miller nació el Zack Snyder que todos conocemos y cuya impronta, sobre todo visual, sobrevuela el grueso de su filmografía. Ralentís, épica desmesurada, estética de videojuego o cada plano concebido como si fuera el clímax de la obra al que se adscribe conforman toda una serie de señas de identidad que hacen las delicias de sus acólitos y producen vergüenza ajena a sus detractores. Las buenas noticias con respecto a El Ejército de los Muertos son que ha vuelto el Zack Snyder de aquella prometedora ópera primera, siendo el mismo realizador consciente de que recuperar dicha concepción del lenguaje cinematográfico destilado en Dawn Of The Dead es la más adecuada para su segunda incursión en el subgénero. De esta manera sus numerosos tics audiovisuales sólo tienen una presencia testimonial, dejando que un tipo de realización menos megalómana y más práctica se apodere de su último proyecto detrás de las cámaras. Algo que, desde el punto de vista del arriba firmante, se agradece notablemente.
Aunque se enclava en el cine de zombies El Ejército de los Muertos es una heist movie, o lo que es lo mismo, una película de robos o atracos. Snyder y sus guionistas añaden un acertado, aunque no del todo bien aprovechado, subtexto político social sobre las terribles condiciones de vida de los inmigrantes latinos en Estados Unidos utilizando como excusa el virus zombie que asola el país, mientras lanza algunos aguijonazos a la administración Trump que han quedado rápidamente anticuados si tenemos en cuenta que hace medio año del final del mandato del nefasto ex presidente. Esta lectura, muy de agradecer, desgraciadamente sirve de caldo de cultivo para, de manera colateral, conformar uno de los mayores fallos de Army Of The Dead, su tendencia a la sensiblería barata y el dramatismo impostado que tiene como núcleo central el personaje de Kate, interpretado por Ella Purnell. Pero de las carencias de la cinta hablaremos más adelante.
El Ejército de los Muertos no sólo es el regreso XXL de Zack Snyder al celuloide que le dio la fama, también supone su homenaje a muchos de los cineastas que han influenciado en su obra y manera de entender el cine. Además del George A. Romero de su primera trilogía zombie, sobre todo el de El Día de los Muertos (1985), es imposible no pensar en el John Carpenter de 1997: Rescate en New York (1981) con esa misión en una ciudad asediada y repleta de peligros o el de la injustamente minusvalorada Fantasmas de Marte (2001) mediante la estética y manera de obrar por parte de los líderes «Alphas» convertidos en uno de los mayores atractivos del film y cuya relación de amor nos retrotrae también al Brian Yuzna de Mortal Zombie (Return Of The Living Dead III, 1993). Pero mayor peso incluso tiene el James Cameron de esa obra maestra llamada Aliens: El Regreso (1986), secuela del film primigenio dirigido por Ridley Scott a la que se apela directamente con la construcción narrativa y la estética del variopinto y multirracial equipo de cazarrecompensas comandado por el Scott Ward de Dave Bautista.
Desgraciadamente entre los pósters, teasers, trailers o el prólogo del film y esos títulos de crédito que parecieran parodiar los de Watchmen u homenajear a los de Bienvenidos a Zombieland 1 y 2 Zack Snyder nos malacostumbra prematuramente haciéndonos creer que todo su desfile de burradas repletas de sangre y vísceras se van a convertir en la tónica habitual de lo que vamos a ver a lo largo del metraje de El Ejército de los Muertos, pero desgraciadamente no es así. Es ineludible que cuando decide ponerse bestia la cinta del director de El Hombre de Acero (2012) da lo mejor de sí misma, con situaciones cargadas de violencia explícita y humor negro que salpican a la pantalla. Todo ello ejecutado con una precisión milimétrica por parte de su máximo responsable en pasajes como la primera aparición de los «Alpha», la secuencia de los zombies hibernando o todo lo relacionado con el pasaje de la apertura de la cámara acorazada. El problema es que el excesivo metraje, 148 innecesarios minutos, y la propensión a dar peso a las relaciones interpersonales de los personajes, sobre todo los ya mencionados de Bautista y Purnell, hieren de gravedad el conjunto de la obra.
Por cada breve y efímera escena cafre y de una tensión perfectamente diseñada se alterna otra excesivamente paternalista, lacrimógena y alargada hasta lo anodino. Por suerte esta decisión narrativa no se extiende demasiado al resto de personajes secundarios, porque con los de Bautista y Purnell ya tenemos suficiente. Cada vez que ambos roles discuten, sacan sus trapos sucios o hablan de los traumáticos hechos de su pasado lo único que el espectador está esperando es que todo termine y volvamos a esa acción mucho menos presente en la trama de lo mínimamente exigible. A esto se suma lo profundamente mal que está escrito el personaje de Kate, cayendo en el tópico de la persona que toma una serie de decisiones estúpidas, aunque estén motivadas por una causa noble, sumándose a otros lugares comunes propios del subgénero zombie que Snyder abraza sin prejuicios de una manera bastante cuestionable, causando así que el ya de por sí inconsistente guión también destile aroma a mil veces visto en producciones previas de la misma temática y con mucho mejor resultado. Aunque también es cierto que la endeblez de los guiones de las películas de Netflix es algo que no debería sorprendernos.
No tiene sentido que una producto que utiliza como excusa una felación en carretera como catalizador del devenir de acontecimientos que se desarrollarán a lo largo del metraje o presentando una versión zombie del tigre de Siegfried & Roy a los pocos minutos pase a tomarse tan en serio traicionando su díscolo e iconoclasta punto de partida. Snyder tiene a su disposición todo el material artístico y técnico para construir una macarrada desprejuiciada como muchas de las cintas previamente citadas que toma como referentes, pero su propensión a la solemnidad farragosa y su cuestionable talento para crear vínculos emocionales entre sus criaturas lastran lo que podía haberse convertido en un orgiástico desfile de pólvora, gore, y sangre en sesión continua. No decimos con esto que dichos ingredientes no estén presentes en Army of the Dead, pero sí en unas cantidades muy inferiores a las esperadas y en ese sentido como espectadores no sentimos casi engañados. Aquí hemos venido a divertirnos durante 148 minutos de locura inconsciente y frenética, pero eso Snyder sólo nos lo proporciona en muy pequeñas dosis.
Finalmente Army Of The Dead no pasa de ligero entretenimiento lastrado por sus innecesarias ínfulas dramáticas y una sobredosis de metraje a todas luces excesivo por las causas previamente expuestas. Con una hora menos y concentrando más la acción nos encontraríamos ante una magnífica sucesora de El Amanecer de los Muertos, pero por desgracia el resultado queda años luz de aquella. Con todo Netflix debe estar muy satisfecha con la película si tenemos en cuenta que ya se están preparando dos precuelas. Una en imagen real dirigida por Matthias Schweighöfer, actor alemán que interpreta al personaje de Dieter Ludwig y al que volverá a dar vida en este proyecto, y otra animada titulada Army Of The Dead: Lost Vegas que narrará la primera etapa de la pandemia. Nosotros nos quedamos con las ganas de que el tono sanguinolento de puntuales situaciones expuestas en la obra hubieran imperado a lo largo de toda ella y con el deseo de que este Zack Snyder, mucho más artesano talentoso que esteta encantado de conocerse, encuentre un proyecto más estimulante con el que vuelva a esos orígenes en descomposición a ritmo de The Man Comes Around, de Johnny Cash que tanto nos hicieron disfrutar.
Dirección - 7.5
Guión - 5
Reparto - 6
Apartado visual - 7.5
Banda sonora - 7
6.6
Zack Snyder vuelve a sus raíces y al subgénero zombie con una funcional heist movie empapada de George A. Romero, John Carpenter y James Cameron a la que le falta consistencia y sobra tanto dramatismo impostado como metraje.
Vamos, que si este presupuesto se lo hubiesen dado a un Walter Hill o un John Carpenter tendríamos una obra maestra. La verdad que en las peliculas actuales no tienen idea de escribir a los personajes de una manera carismática. Si no les ponen algún trauma o que son padres de… y que segun los yanquis esto justifica que aunque sean los personajes unos asesinos se les perdona todas las tropelías realizadas ¿Donde hay un Snake Plissken o un Napoleon Wilson? personajes interesantes y enigmaticos sin tener como en un programa de la tele que contar todas sus miserias. De hecho como en el Hollywood de los 70 y 80’s no se han vuelto a escribir personajes como mandan los canones. Si esos directores hubieran tenido mas metraje para contar una historia ¡vaya habria sido!
Opinión impopular: Dawn of the Dead es con diferencia la peor película de Zack Snyer. A ver esta qué tal es, pero ya he visto a algún que otro crítico con el mensaje de vuelta a los orígenes y me preocupa porque tengo ganas de algo de zombis a tope.
¿Peor que watchmen? ¿Peor que la Liga de la Justicia? Pues ya tiene que ser mala.
No sé, algo debe de tener el amante de la cámara lenta que otros le ven y a mí se me escapa por completo.
me gustan lo que hace Snyder, pero es cierto, ya empiezo a aburrirme con sus escenas en cámara lenta .. no tengo porque ver todos los detalles de una escena … que le deja algo a la imaginación¡¡¡
Es mala pero te ríes. Duele el esfuerzo y el dinero pero si a alguien se le pone en los cjns pues no hay más que hablar. Para ver de refilón