Desde aquella primera película en pantalla grande sobre Spider-Man estrenada en 2002 con dirección de Sam Raimi, Sony Pictures Entertainment ha explotado al máximo tanto al hombre araña como a todo su microcosmos secuencial llevándolo a imagen real y animada con irregulares resultados. Podemos debatir sobre si la trilogía protagonizada por Tobey Maguire es mejor o peor que las dos entregas de The Amazing Spider-Man con Andrew Garfield como cabeza visible, si es Tom Holland el mejor alter ego superheroico de Peter Parker o confirmar que las dos cintas del Spiderverse son un par de obras maestras inapelables. Pero lo que la productora estadounidense está haciendo con los roles secundarios de nuestro amistoso vecino, en paralelo a las correrías del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko en 1962 en el Universo cinematográfico Marvel, solo puede calificarse de dislate. Ciertamente la jugada con Venom les salió bien, con dos entregas que encontraron una respuesta positiva por parte del público, no así de la prensa especializada, a la hora de llevar a la pantalla grande las correrías del Eddie Brock de Tom Hardy que ya prepara su tercera entrega. En cambio con Morbius el resultado fue un fracaso de taquilla más que notable y no tiene pinta que la próxima Kraven the Hunter, con Aaron Taylor Johnson como Sergei Kravinoff, vaya a tener mejor suerte cuando se estrene allá por agosto del presente 2024. Pero el caso de la película que nos ocupa es más sangrante si cabe y confirma que Sony está actuando de manera cada vez más disparatada.
La semana pasada, un servidor lanzaba en la reseña de Echo la pregunta de quién había pedido un spin off sobre Maya López, un personaje que no necesitaba un proyecto en solitario después de haber sido presentado en la serie de Hawkeye. Si elegir a un secundario no demasiado reseñable de una ficción para darle su propio show se antojaba extraño, ofrecerle una película para la pantalla grande a Cassandra Web, aka Madame Web, ya se adentraba en los terrenos de lo inexplicable. Creada por el guionista Denny O’Neill y el dibujante John Romita Jr. en las páginas de The Amazing Spider-Man # 210 en el lejano 1980, se trata de un personaje bastante secundario dentro del universo en viñetas del hombre araña, cuyo mayor momento de notoriedad popular fue su aparición como rol recurrente en la serie animada de Spider-Man emitida en los años 90.
Si su escasa fama fuera del mundo del cómic ya era de por sí un importante handicap para llevar sus andanzas al medio cinematográfico, características físicas como la invidencia o la Miastenia Gravis que padece la convertían un una protagonista a la que le iba a ser difícil formar parte activa del actual cine superheroico inspirado en el noveno arte. Pero eso no era nada que una prototípica historia de orígenes no pudiera solucionar, o eso seguramente pensaban sus responsables. Con la realizadora británica S. J. Clarkson como co guionista y directora, el plato fuerte de Madame Web se encontraba en su reparto y no solo por Dakota Johnson como estrella principal, sino por la presencia de una de las actrices del momento, Sydney Sweeney, acompañadas ambas por Celeste O’Connor, Isabela Merced, Tahar Rahim, Mike Epps, Emma Roberts o Adam Scott entre otros.
Vaya por delante que Madame Web no es la aberración que se comentó durante su estreno, llegando a tildarla como una de las peores películas de superhéroes de la era moderna. Hay un error importante en esa afirmación y es que no se trata de la peor obra que ha ofrecido el subgénero en los últimos años, principalmente porque se adscribe a duras penas al mismo, y porque si la aceptamos como tal hay producciones de más envergadura y alcance popular que tienen las mismas o incluso más carencias en fondo y forma. Dejando esto claro, tampoco vamos a cantar alabanzas a un proyecto que no lo merece, pero no por los motivos que han circulado por la red, sino porque el mayor pecado del que se le puede acusar es el que ya hemos mencionado con respecto a su improbable adhesión al cine de vigilantes y justicieros disfrazados.
Madame Web no es una película superheroica, de hecho los tres personajes secundarios que se encuentran bajo la tutela de Cassandra Web y que dan vida a las adolescentes que en un futuro serán dos Spider-Woman y una Spider-Girl, solo llevan puestos sus trajes durante visiones del villano que no suman más de un minuto en pantalla. Esto confirma que la campaña publicitaria en torno a Madame Web ha mentido impunemente a los espectadores, vendiendo un producto que finalmente no es lo que parece, sino una «película clickbait» que es más un thriller de acción con apuntes sobrenaturales que otra cosa. Algo parecido sucede con la protagonista, a la que no vemos con el aspecto del personaje que conocemos de los cómics hasta la secuencia final de la cinta, confirmando una vez más que los productores no sabían qué hacer realmente con dicha propuesta cinematográfica.
No iban desencaminados aquellos que consideraron Madame Web una mezcla entre Aventuras en la gran ciudad (Adventures in Babysitting, Chris Columbus, 1987) y Next (Lee Tamahori, 2007) que narra una génesis de la mutante precognitiva y clarividente con poco que ver con la canónica de los cómics. Las conexiones con Spider-Man son superficiales, forzadas y en ocasiones se adentran en el terreno de la vergüenza ajena. Tenemos a Ben (Adam Scott) y Mary Parker (Emma Roberts) y a un Peter Parker nonato con Cassandra Web manteniendo un fuerte vínculo emocional con la familia debido a que es la compañera de trabajo del futuro marido de May Parker, a la que también se hace una leve referencia en un momento concreto del metraje. A todo esto se suman las ya mencionadas Julia Cornwall (Sydney Sweeney), Mattie Franklin (Celeste O’Connor) y Anya Corazón (Isabel Merced) o Ezequiel Sim (Tahar Rahim) como el villano.
Después de adquirir sus poderes Cassandra Web se convierte en la protectora de las futuras superherionas buscadas por Ezequiel para eliminarlas debido a que en un sueño premonitorio vio como ellas lo asesinaban en el futuro. La inconsistencia de este planteamiento se desarrolla torpemente mediante un guion que pareciera haber sido diseñado mediante ChatGPT. Un simplista juego de gato y ratón es a lo que S.J. Clarkson y sus guionistas se aferran, solo dejando aventurarse al relato en el subgénero pijamero cuando el villano se enfunda un traje arácnido que emula al de Spider-Man regalando algunos pasajes de acción bastante dignos que dejan notar el bagaje de la directora dentro de este tipo de proyectos, que ya se encargó de rodar episodios para series como Heroes, Jessica Jones o The Defenders. Todo esto si esas secuencias no han recaído en la segunda unidad del rodaje, como suele pasar en este tipo de producciones, algo bastante probable.
Todos los personajes son meros esbozos dentro del guion con el que el reparto poco puede hacer. Dakota Johnson lleva prácticamente todo el peso de la película sobre sus hombros con una versión primigenia de Madame Web que podría ser cualquier otra persona, pero con la actriz de Suspiria intentando manejar la situación decentemente. Sydney Sweeney, Celeste O’Connor e Isabel Merced interpretan a tres chicas cuyos perfiles psicológicos transitan lugares comunes mil veces vistos y Tahar Rahim (actor francés, de origen argelino, conocido por protagonizar la magnífica Un profeta, de Jacques Audiard) da vida a un Ezekiel Sims con poco que ver con el ideado por J. M. Straczynski y John Romita Jr. que, más allá de su presencia física, da vida al enésimo villano desechable. Adam Scott entrega oficio como Ben Parker y Emma Roberts está de pasada para llevarse el cheque como su hermana Mary.
Independientemente de que no es la basura que muchos afirman y de contar con aciertos como el uso de las premoniciones de su protagonista, una banda sonora de Johan Söderqvist por encima del conjunto de la obra o algunas de las secuencias de acción, la única explicación para que una nadería como Madame Web exista es porque, suponemos, que en Sony Pictures Entertainment tienen que seguir facturando películas relacionados con el Spiderverso para que los derechos del mismo no vuelvan en su totalidad a Disney, dando como resultado propuestas superheroicas que parecieran haberse facturado hace más de 20 años. El cierre de la cinta, que no cuenta con escena post créditos, deja la trama abierta para una secuela que, vistos los pobres números en taquilla, nunca llegará, ni falta que hace. Por el contrario, es posible que recuperar alguno de estos roles para el UCM llegara a ofrecer resultados interesantes, aunque un servidor tiene la impresión de que eso nunca sucederá.
Dirección - 4
Guión - 3
Reparto - 5
Apartado visual - 4
Banda sonora - 6
4.4
Madame Web es una mediocridad cuya existencia se antoja innecesaria desde cualquier perspectiva. Plana en casi todos sus apartados y con un reparto que no puede sacar de donde no hay, tampoco es la abominación que se dijo en su estreno.
No perdería un minuto de mi vida en ver este adefesio fílmico
Terrible fiasco que a nadie sorprende, todo lo que hace Sony con la galeria de personajes de Spiderman por fuera del protagonista es un desastre.
Igualmente desde hace un tiempo yo tengo una teoría diferente al porque Sony hace estos productos, no es solo por no perder la licencia en favor de Disney sino también para lavar dinero.
es que no lo hacen todos? Revisen sus TV Sony a ver si no hay rastros de merca entre los circuitos jejeje
Eso desde ya, tenemos que retrotraer a la decada del 80 con varias productoras que importantes que sacaban verdaderos tanques y que para colmo facturaban más que bien y el negocio les salía redondo.
La únicas diferencia aquí es que ya es alevoso.porque ni siquiera logran eso.