#ZNCine – Crítica de Steve Jobs, de Danny Boyle

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Dirección: Danny Boyle
Guión: Aaron Sorkin, basado en la biografía de Walter Isaacson
Dirección de Fotografía: Alwin H. Küchler
Música Daniel Pemberton
Reparto: Michael Fassbender, Kate Winslet, Seth Rogen, Jeff Daniels, Katherine Waterston, Sarah Snook, Michael Stuhlbarg, Perla Haney-Jardine, Adam Shapiro, Jackie Dallas, Makenzie Moss, Afsheen Olyaie, Tina Gilton, Tom O’Reilly, Natalie Stephany Aguilar
Duración: 121 min
Productora: Universal Pictures

 

-Los ordenadores no son pinturas.
-Que te jodan.

En una fecha tan inusual como el pasado 1 de enero se estrenaba en nuestra cartelera Steve Jobs, la cinta dirigida por Danny Boyle (Trainspotting, Sunshine, Slumdog Millionaire) que nos acerca una nueva mirada sobre la figura de Jobs, cofundador de Apple fallecido en 2011 y en torno al cual se han desarrollado varios proyectos, desde biografías a otras películas como Jobs (Joshua Michael Stern, 2013, donde Ashton Kutchner daba vida al empresario) en las que se intenta desgranar la vida y obra de Jobs como sólo la industria audiovisual estadounidense sabe hacer con sus ídolos tras su muerte. En esta ocasión nos encontramos ante el proyecto más ambicioso, no sólo por el prestigio de su director sino sobre todo por el encargado de firmar el guion de Steve Jobs, el gran Aaron Sorkin, conocido por series como El Ala Oeste de la Casa Blanca o la reciente The Newsroom o cintas como Moneyball o, curiosamente, La Red Social, donde formó equipo con David Fincher para escudriñar otra figura clave de nuestros tiempos, el creador de Facebook Mark Zuckerberg. En esta ocasión Boyle y Sorkin están acompañados de un espectacular reparto encabezado por Michael Fassbender, con muchas papeletas para ser nominado a los Oscar de este año por su interpretación de Jobs, y con nombres como los de Kate Winslet, Jeff Daniels, Seth Rogen o Katherine Waterston. Las expectativas con esta Steve Jobs eran muy altas antes de su estreno, y su buena acogida en festivales como el de Telluride auguraba una veloz carrera para colocarse entre las cintas del año de cara a los Premios de la Academia. Desgraciadamente Steve Jobs ha perdido parte de sus oportunidades debido a un fracaso estrepitoso en la taquilla estadounidense provocado entre otras cosas por una calamitosa estrategia comercial por parte de Universal (criticada por el propio Danny Boyle), que estrenó Steve Jobs de manera limitada consiguiendo unos muy buenos resultados pero pasando rápidamente apenas un mes después a estrenarla de manera masiva a nivel nacional el pasado 23 de octubre, sin el respaldo aún de la temporada de premios y con una gran competencia en la cartelera; de este modo, Steve Jobs fue retirada de la cartelera apenas dos semanas después de su estreno y no ha sido hasta este fin de semana cuando ha llegado a la cartelera de nuestro país. Así que pasemos a intentar averiguar si independientemente de su éxito o fracaso en taquilla esta Steve Jobs tan repleta de buenos ingredientes merece o no la pena.

El gran logro de Steve Jobs, y aquí hay que darle las gracias al señor Sorkin, es sin duda su planteamiento. Olvidaos de hagiografías al uso, el verdadero camino fácil cuando tratamos el tema del biopic (y este Steve Jobs se aleja todo lo que puede y de manera poderosísima de los tópicos del género). Casi pareciera que Sorkin ha querido escribir una obra de teatro, puesto que su Steve Jobs se cimienta en tres actos en los que asistimos a los instantes previos a tres momentos claves en la carrera de Jobs: las presentaciones del primer Mac, el proyecto NeXT (con Jobs ya despedido de Apple) y el revolucionario iMac. Durante esos momentos seremos testigos de la tensión previa a la salida de Jobs a la palestra, donde todos sabemos que se presentaba el Steve Jobs que conocemos, el animal escénico que parecía venido del futuro a presentarnos la nueva revolución tecnológica como si se tratara de la receta del pan de ajo. A Sorkin, claro está, no le interesaban las luces que todos conocemos sino las bambalinas de un personaje con tantas o más sombras que Zuckerberg, de tal modo que asistiremos al festival de las miserias de Jobs, desde su dejadez como padre a su autoritarismo como jefe, pasando por la traición a su compañero de garaje, Steve Wozniak (Seth Rogen), muy en la línea de la polémica con Zuckerberg/Eduardo Saverin en La Red Social. Steve Jobs está planteada, más incluso que como película, como ópera (y aquí pongo una pica en Flandes y llamo a escuchar detenidamente la grandísima banda sonora compuesta para la ocasión por Daniel Pemberton para confirmar mi teoría). La cámara de Danny Boyle, más desatada de lo que muchos dicen al prescindir de su habitual estilo cercano al videoclip pero que nos deja un festín de planos sostenidos y frenéticos travellings, sigue a un enorme Michael Fassbender en las previas a sus éxitos y sus fracasos, siempre de manera inteligentísima un paso por detrás de la trama que debe conocer el avispado espectador (y ese es uno de los grandes errores a nivel comercial de la cinta, el esperar que uno sepa de antemano la relevancia de lo que está contemplando, pero qué demonios, ese pequeño suicidio es un punto muy a favor en lo que a mí respecta sobre la valentía de la película). Así, Steve Jobs se nos revela como un enorme teaser de otra gran película visto desde la perspectiva de un actor a punto de salir a escena, sin duda uno de los planteamientos más inteligentes y envenenados que podíamos esperar de Aaron Sorkin, que involuntariamente coge fuerzas de la dirección siempre vital y tremendamente rítmica de un Danny Boyle que no fue la primera opción para dirigir la película (sí, David Fincher fue el primer candidato para dirigirla, así como Leonardo DiCaprio o Christian Bale declinaron interpretar a Jobs). Boyle acaba marcando el compás en base al que se escribe la partitura de Sorkin, quizás una mezcla extraña a priori pero que acaba funcionando de manera extraordinaria.

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Mención aparte merece el reparto. Pensada Steve Jobs como hemos comentado parecida a una obra teatral, la cinta se sustenta sobre los hombros de un Michael Fassbender fuera de serie, en un trabajo titánico a la hora de extraer las luces y sombras de un personaje a sabiendas de que no cuentas con todas las cartas ganadoras: el Jobs descrito por Sorkin, como lo fue su Zuckerberg, es un ser antipático al espectador pero con esa magnética antipatía de los grandes villanos del cine, al fin y al cabo la representación del payaso triste donde las sombras (el backstage) son mucho más atractivas que las luces (la imagen triunfante con un iLoquesea en la mano). Los contraplanos de Fassbender, por así llamarlos, no desmerecen su actuación: una casi irreconocible Kate Winslet da vida a Joanna Hoffman, la figura más cercana a Jobs y encargada del área de marketing tanto en Apple como en NeXT y que en la cinta funciona como su asistente (y confidente); Seth Rogen, que interpreta a Steve Wozniak, se desmarca de su habitual alter ego cómico y se luce en más de un enfrentamiento verbal con Fassbender; y, sobre todo, un Jeff Daniels para quitarse el sombrero que da todo un recital como John Sculley en sus facetas de amigo y adversario de Jobs y que nos regala el que puede ser el mejor momento de la cinta en un encontronazo con Fassbender donde salen a relucir muchos fantasmas del pasado y donde el talento de Sorkin desborda el margen del guion para regalarnos las mejores líneas de la película. Completa el reparto una cada vez más habitual en nuestras alabanzas Katherine Waterston (protagonista de una de las mejores cintas del año pasado, Inherent Vice) como la ex novia de Jobs y madre de su hija (no podemos esperar para verla como nueva heroína de la saga Alien bajo las órdenes de Ridley Scott) y la breve aparición como la ya adolescente hija de Jobs de Perla Haney-Jardine (la crecidita hija de Uma Thurman en Kill Bill Volumen 2).

Llegados a este punto, es el momento de preguntarse: ¿es Steve Jobs tan buena como la suma de sus partes? Os tengo que hacer una pequeña confesión, y espero no ganarme vuestra ira o (peor) vuestra desconfianza por ello: mi primera intención era poner Steve Jobs de vuelta y media (y cuando digo de vuelta y media me refiero a ponerle un humillante aprobado, que traducido al idioma de los críticos magnánimos pagados de sí mismos es poco menos que perdonarle la vida). He de reconocer que en un principio Steve Jobs me fascinó con su propuesta pero me aburrió en parte con su desarrollo un tanto errático; incluso su parte final, que recurre de manera un tanto burda al recuerdo emocional por parte de un espectador puede que tan cansado de idas y vueltas y de dimes y diretes que el impacto no sea tan poderoso como se pretendía; pero he aquí que toda película necesita un cierto reposo para saber bien lo mucho o poco que ha calado en uno y, oh sorpresa, unos días después de verla, y amarla, y odiarla, me doy cuenta de que no puedo dejar de pensar en lo bien hecha que está Steve Jobs, no a pesar de sus defectos sino con todos esos defectos, y aquí reside el portentoso talento de Sorkin para retratar una historia (verídica o no, exagerada o dramatizada, da igual). Así que Steve Jobs es irritante y cautivadora y aburrida y frenética a partes iguales, y creo (y espero no ser muy pedante en la definición) que eso es lo que distingue a un polvo casual de hacer el amor. Por esa razón, y aunque en un primer visionado creo que me haya corrido antes de tiempo (y siento la vulgaridad, pero creo que era necesaria para completar la metáfora), Steve Jobs es una de esas películas que no son una aventura de una noche sino algo más complejo, un prisma construido a través de muchos espejos que da lugar a algo mucho más interesante de lo que un primer visionado pueda aportar.

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-No se supone que las computadoras tengan defectos humanos. No voy a construir esta con los tuyos.

Creo que esta frase del Wozniak Rogen al Jobs Fassbender resume lo que es Steve Jobs. Un guion repleto de aristas convertido en una película repleta de aristas, tan brillante e imperfecta como el aparato de 600 euros que posiblemente tengas en tu casa y no sepas muy bien si vale el precio que has pagado por él. Sin duda, y al menos, un interesantísimo viaje a lo que la deconstrucción de un biopic puede aportar a la figura estudiada, como los pintores que para refinar su técnica ensayaban con un bodegón. Aunque me cueste reconocerlo, y no sé si os servirá de mucha ayuda a la hora de decidir si ir a verla, creo que Steve Jobs es mucho mejor de lo que me pareció en su momento y sólo el tiempo decidirá si seguirá creciendo en mi memoria cinéfila como lo ha hecho estos días. A su modo, es una de las películas que mejor define el aséptico y a menudo absurdo e irritante mundo en el que nos hemos convertido.

 
Dirección - 8.5
Guion - 9
Reparto - 9
Aspecto Visual - 8
Banda Sonora - 9

8.7

Steve Jobs es una gran reinterpretación de un género como el biopic por parte de un guionista una vez más en estado de gracia como Aaron Sorkin, y con una portentosa interpretación por parte de Michael Fassbender.

Vosotros puntuáis: 8.8 ( 1 votos)
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AlbierZot
AlbierZot
Lector
5 enero, 2016 10:09

La peli está realmente bien, pero parece ser que cualquier parecido con la realidad es broma con lo que, sólo hace que enredar aún más la madeja de este controvertido personaje. En ese sentido a mí me ha supuesto una decepción, por haber forzado y retorcido la historia en su propio beneficio (el de la peli) pero como «obra teatral dramática» es de 10.

Damián González
Damián González
Lector
5 enero, 2016 10:10

A mi me ha pasado algo parecido con la película, a ver es una excelente película con un gran Fassbender que se carga a los hombros todo el desarrollo de la misma, pero como está estructurada no creo que es del agrado de muchas personas pienso yo.

Eso sí, no me gustó que no se mencionase nada sobre Pixar (seguramente por culpa de Disney)

Alfeizar
Alfeizar
Lector
11 enero, 2016 22:16

¿Alguien me puede decir si acabó reconciendo al equipo que trabajó en el Apple II?

Por otra parte, ¿Por qué no llamaron a la peli «Steve y Lisa»? Con todas las tramas posibles del personaje se quedan en la relación padre-hija como la principal. Y a su familia oficial ni la mencionan…

Y esperaba más de los ipod, iphone y ipad que apenas se insinúan.

Lo mejor del personaje para mi es el discurso de graduación en la univ. de Stanford. Uno de los mejores discursos motivacionales de todos los tiempos sin duda alguna….

Imparcial Enmascarado
Imparcial Enmascarado
Lector
17 enero, 2016 15:20

El emperador está desnudo y la película es aburrida como no he visto otra en años.

Mal planteamiento, error que se haya tenido tan presente el referente de ‘La red social’; equivocada apuesta la de centrarse en esos tres episodios concretos de ‘backstage’, a los que se quiere dotar de una épica que parece que en la realidad no había de dónde extraer y que, por eso mismo, son mucho más ficción de otra cosa, y se nota. Y, para intentar compensar, emotividad familiar y traumas metidos con calzador (aquí, de nuevo, una mala caricatura de ‘La red social’), componiendo un protagonista que intuimos que tiene poco que ver con el finado Jobs y que ni siquiera es coherente consigo mismo a lo largo de las interminables dos horas.
Si un biopic (por pretencioso que sea) carece completamente de acción real y tampoco acierta en reflejar una personalidad… ¿Qué aporta?

En fin… creo que no merece todas las líneas que se le están dedicando.
Mucho más provechoso sería volver a repasar Ciudadano Kane, donde también están todos los ingredientes que aquí se han querido meter en el potaje (traumas latentes, megalomanía egocéntrica… y con unas elipsis ejemplares) pero mucho mejor cocinados. El primero que debería hacerlo es Danny Boyle