#ZNCine – Crítica de The Mummy, de Alex Kurtzman

 

Dirección: Alex Kurtzman.
Guión: David Koepp, Christopher McQuarrie.
Música: Brian Tyler.
Fotografía: Ben Seresin.
Reparto: Tom Cruise, Sofia Boutella, Russell Crowe, Annabelle Wallis, Jake Johnson.
Duración: 110 minutos.
Productora: Universal Pictures.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 

«La muerte no es más que el portal de una nueva vida, vivimos hoy y volveremos a vivir…volveremos de muchas formas». The Mummy, 1932.

Dos hechos convergieron casi prácticamente en el mismo tiempo para que el personaje de La Momia fuera llevado al cine por primera vez a comienzos de los años 30. Por una parte, el 4 de Noviembre de 1922, fue descubierta la tumba de Tutankamon (Tut-Anj-Amón) desatando así un furor por la egiptología en todo el planeta como nunca antes se había visto. Por otra parte, los estudios Universal apuestan por una estrategia, a finales de los 20, de llevar a los monstruos clásicos a la gran pantalla con la llegada del cine sonoro. Drácula y Frankenstein fueron los precursores de este nuevo movimiento convirtiéndose, ipso facto, en los mayores éxitos en taquilla de la compañía hasta entonces.

En el año 1932, Karl Freund quien había sido camarógrafo en películas como Metropolis, fue el encargado de dirigir The Mummy. La película agradecería los conocimientos sobre el expresionismo alemán de Freund y gracias a la estrella absoluta del filme, Boris Karloff, generar una de las miradas más icónicas en la historia del cine. Karloff interpreta al sumo sacerdote Imhotep. Este había sido enterrado vivo al ser descubierto mientras intentaba devolver a la vida a su amada Ankhesenamon. 3.700 años después, unos arqueológos británicos encontrarán su tumba y le revivirán accidentalmente. Imhotep descubre a una descendiente de su antiguo amor y mediante el mismo ritual por el que volvió de entre los muertos, pretende unirse con ella por siempre jamás. La obra se mantiene imperecedera mezclando, a la perfección, los géneros del terror clásico y el amor gótico.

Tras varios años en los que se dedicaron a sacar películas de serie B sobre La Momia (The Mummy´s hand y cuatro secuelas), la Hammer lanzó en 1959 una nueva versión protagonizada por un tándem de auténtico lujo: Peter Cushing (futuro Gobernador Tarkin) y Christopher Lee (futuro Saruman). El realizador de dicha cinta fue un gran especialista dentro del género de terror, Terence Fisher. El argumento de este film es similar al anterior. Si bien la entrada del color, paradójicamente, no hace que envejezca tan bien como la rodada 27 años atrás.

Tuvieron que pasar cuatro décadas para encontrarnos una nueva versión de La Momia. En 1999 Stephen Sommers juntó a unos prácticamente desconocidos entonces, Brendan Fraser y Rachel Weisz. Deudora del cine cásico de aventuras y tomando como ejemplo a la trilogía de Indiana Jones, Sommers realizó una película para todos los públicos que arrasó en las taquillas de todo el planeta: recaudó más de 400 millones de dólares. Como consecuencia de dicho éxito, esta nueva versión generó 2 secuelas más, El regreso de la Momia y La tumba del Emperador Dragón.

Tras casi diez años en la nevera, Universal vuelve a sacar el sarcófago egipcio del letargo en el que se encontraba. Tomando como ejemplo a Marvel, crean el sello Dark Universe con la idea de ir rescatando a sus monstruos favoritos interrelacionando las películas, pero cambiando nuevamente de género y centrándose en la acción. Como veremos más adelante, este ha sido su principal error.

El encargado de llevar a cabo este nuevo episodio con 125 millones de presupuesto ha sido el director Alex Kurtzman. Guionista habitual de JJ Abrams en películas como Mision Imposible III o Star Trek: en la oscuridad, Kurtzman se hizo un nombre como Co-creador de las series Fringe y Sleepy Hollow. En esta nueva entrega de La Momia, la dirección no es algo que llegue, ni mucho menos, a destacar y no se le atisba un futuro brillante como realizador. Igualmente, ni el continuo CGI ni la BSO quedarán para el recuerdo.

Pero si con algo podemos cebarnos y poner de acuerdo a casi la totalidad del público que ha visto la película es en el sonrojante guion. Sorprende y enfada que teniendo en nómina a Christopher McQuarrie (Sospechosos habituales, Al filo del mañana) o a David Koepp (Parque Jurásico, Atrapado por su pasado o La habitación del pánico), los diálogos sean tan tontos. Continuos chistes sin gracia de los que te has cansado al de cinco minutos de que apaguen las luces. No saben aprovechar el magnetismo que tiene siempre una película ambientada en el Antiguo Egipto y se limitan a una breve visita a modo de prólogo. Personajes mal construidos, situaciones absurdas y un final que puede generar la peor de las alergias terminan por poner la guinda al pastel.

En el apartado actoral, la productora echó la casa por la ventana contratando a una megaestrella como es Tom Cruise. El problema de Cruise, al igual que le pasa a Will Smith, es que, pese al esfuerzo y profesionalidad de sus interpretaciones, la película está al servicio del personaje y no al revés. Por lo que nos encontramos con que sus últimas películas bien podrían formar parte del mismo Universo (Tom Cruise vs aliens, Tom Cuise como espía, Tom Cruise vs La Momia…). Ni que decir tiene que esto es un lastre más que tiene que soportar The Mummy, a la que suprime de su propia identidad. Eximido el apartado de terror, ni funciona la parte de aventura, ni la de romance, ni la comedia. Únicamente alguna escena de acción nos permite disfrutar brevemente en las 2 horas que dura el metraje.

En el resto del reparto destaca sobremanera Russell Crowe. No caeremos en la broma fácil diciendo que su sola presencia llena la pantalla, pero lo cierto es que es tal su “dimensión actual” que apenas hay diferencia física cuando Jekyll se convierte en Hyde. Su figura dirige Prodigium y, se entiende, debiera aparecer en próximas películas del Dark Universe a pesar de que es un personaje mal presentado y metido con calzador el cual no acaba de funcionar.

El contrapunto femenino lo ponen dos mujeres diametralmente opuestas. Por un lado tenemos a la bella actriz británica Annabelle Wallis, a quien descubrimos con algo más de nariz en Peaky Blinders, como partenaire de Tom Cruise. Wallis realiza una correcta interpretación en un rol que no da mucho más de sí. Por otro lado y en el papel de Ahmanet la interprete argelina Sofia Boutella (recordadísima por esas piernas tan afiladas que lucía en Kingsman). Boutella, en las partes en las que el CGI lo permite, luce su particular atractivo exótico a pesar de la sobreactuación que nos brinda.

Si lo explicado anteriormente os parece poco centrémonos ahora en el argumento. La princesa Ahmanet, decide pasar a cuchillo a toda su familia en el momento que su padre, como se le ocurre, decide tener un hijo que será su próximo heredero. Aquí tenemos la primera diferencia importante respecto al origen de La Momia puesto que, en todas las películas comentadas anteriormente, el detonante era el amor o, mejor dicho, la muerte del ser amado. Ahmanet ha hecho un pacto con Seth (Dios de la muerte) para clamar venganza contra todo bicho viviente porque el mundo le ha hecho así. Al no poder completar el ritual es enterrada viva en… Mesopotamia (a 2000 kms de su hogar no vaya a ser que tenga un mal despertar).

Debieron pensar McQuarrie, Koepp y Kurtzman que, si tanto se lleva la comida fusión hoy en día, porque no hacer lo mismo con la película. Dicho y hecho, metemos a los templarios de por medio porque siempre quedan bien, y es en la tumba de uno de ellos donde se encuentra la gema que necesitará Ahmanet para completar el ritual. Unas tumbas que se encuentran en Londres, casualmente, el mismo lugar donde se halla la sede de Prodigium, el nexo que unirá a todas las películas (si acaban realizándose) del Dark Universe.

El protagonista de la historia, Nick Morton (Tom Cruise), es un soldado de reconocimiento en la Guerra de Irak al que realmente lo que le gusta es saquear. Tanto el personaje (un Nathan Drake sin carisma) como varias de las escenas más impactantes de la película (el accidente de avión, la huida en Londres) parecen sacadas del videojuego Uncharted. Morton descubre junto a Jenny Halsey (Annabelle Wallis), amante y rival del primero, la tumba de Ahmanet y de la manera más irresponsable posible, mercurio de por medio, devuelven a la vida a la otrora princesa.

De regreso a casa, La Momia (Por Osiris y por Apis) se las ingenia para, mediante sus poderes, estrellar el avión y caer bien cerquita de su objetivo: la gema con la que invocar a Seth. Esta escena, ya mencionada anteriormente, es técnicamente impecable. Lástima que la colaran de forma casi integra en el tráiler, rompiéndonos la sorpresa.
Ya en suelo inglés, Nick comienza a tener extrañas visiones y Jenny se destapa como agente secreta de Prodigium. Una organización esta, dirigida por el Doctor Henry Jekyll (Russell Crowe) que se dedica a capturar a monstruos de todo tipo y condición.

Tras conseguir atrapar a Ahmanet, se desatan varias secuencias de acción y peleas; confirmando para nuestra desgracia que, efectivamente, el reflejo Marvel se encuentra ahí. Ni que decir tiene que se quedarán más lejos que Egipto de Mesopotamia… En estas que llegamos a un final no apto para diabéticos, rezando a Amon-Ra para que la próxima vez que decidan desenterrar a La Momia lo hagan con un poco más de respeto y buen gusto.

“Ground Control to Major Tom: Your circuit´s dead, there´s something wrong” Space Oddity de David Bowie