#ZNCine – Crítica de Tomorrowland: El Mundo del Mañana, de Brad Bird

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Dirección: Brad Bird
Guión: Damon Lindelof, Brad Bird, Jeff Jensen
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Claudio Miranda
Reparto: George Clooney, Hugh Laurie, Britt Robertson, Raffey Cassidy, Judy Greer, Kathryn Hahn, Lochlyn Munro, Chris Bauer, Tim McGraw, Paul McGillion
Duración: 130 minutos
Productora: Walt Disney Pictures
País: Estados Unidos

 
Aviso de Spoilers: En la siguiente crítica apenas se desvelan detalles de la trama de Tomorrowland: El Mundo del Mañana así que podéis aventuraros en ella sin temor a ser transportados al desagradable mundo de los spoilers.

Este fin de semana llega a nuestras pantallas la esperada Tomorrowland: El Mundo del Mañana, el ansiado proyecto del director Brad Bird por la que renunció a rodar el Episodio VII de Star Wars. Puede parecer un detalle sin importancia a la hora de comenzar una crítica, pero creo que es de justicia reconocer lo fundamental que resultó para Bird llevar a cabo esta película sacrificando algo tan importante para un apasionado de la ciencia ficción como el director de Ratatouille o El Gigante de Hierro como es dirigir uno de los eventos cinematográficos más importantes de nuestros tiempos. Según el propio Bird, la razón fundamental por la que decantarse por Tomorrowland fue porque no creía que un proyecto tan original como este pudiera llevarse a cabo en otro momento. Además, aunque pudiera haber compaginado ambos proyectos, según él las fechas de estreno tan próximas la una a la otra le hubieran impedido dar a Tomorrowland la atención que merecería. Así pues, con unas bases tan sólidas como la fe ciega de un portentoso director y guionista en su proyecto, Tomorrowland: El Mundo del Mañana tenía todas las papeletas para ser una de las grandes cintas del año y una nueva cúspide en la carrera de su director. Desgraciadamente nada más lejos de la realidad, y a continuación intentaré explicaros el por qué este Tomorrowland es toda una distopía de su aparente futuro prometedor.

Es realmente difícil intentar ser duro con algo con tan buenas intenciones como Tomorrowland. Partiendo de lo atractivo de su propuesta base, un misterioso pin que cae en manos de Casey (Britt Robertson), una joven apasionada por la ciencia y la exploración espacial y que con sólo tocarlo se ve transportada a un mundo futurista. Para intentar comprender lo que ocurre, Casey entrará en contacto con Frank Walker (George Clooney), un huraño personaje que guarda una relación personal con el fantástico lugar que es Tomorrowland. Desde el primer minuto Tomorrowland nos lanza ideas desarrolladas a partir de esta premisa con el entusiasmo de un mago aprendiz que ha descubierto cómo sacarse pañuelos de colores de la boca y, desgraciadamente, con la misma inocencia. Brad Bird ha querido rendir homenaje a ese futuro que se imaginaba en los felices años 50 y 60, el de Los Jetson o Perdidos en el Espacio. Algo que, unido a la tecnología de nuestros días da como resultado algo anacrónico y es que Tomorrowland parece más una cinta destinada a haber sido un clásico de divertida fantasía en los videoclubs de los años 80 si no estuviese realizada en 2015 e intentase desesperadamente ser una película de nuestros tiempos por el peor camino de los posibles: el del mensaje.

Si queremos analizar los tremendos errores narrativos de los que peca Tomorrowland, antes hay que hacer una parada en su trama y su guion (que Bird escribió junto a –cuchillos fuera- el inefable Damon Lindelof). La trama principal podría haber sido un buen relato breve de ciencia ficción, incluso una novela corta estimable, pero en ningún caso una película de más de dos horas de duración en la que el 80% del metraje es un gran primer acto en el que, a punto de resolverse la historia aún está explicando partes importantes de la misma a un desubicado espectador. En los tiempos que corren en los que criticamos el cine sobreexplicativo, Tomorrowland es el paradigma de cómo no contar una historia. Si el ejemplo cercano de Mad Max nos hace llevarnos las manos a la cabeza con una trama contada en apenas minutos y sin apenas diálogos, Tomorrowland se coloca en las antípodas con unos diálogos interminables (por lo reiterativos) que intentan explicarte a la vez la historia y el mensaje al que acompaña, no por medio de sutilezas sino de gigantescos carteles de neón narrativos, completamente innecesarios y demasiado obvios. Para hacernos una idea del desaguisado, el personaje de Britt Robertson termina resultando irritante no sólo por su rol de pareja pseudo cómica como contrapunto al cascarrabias de George Clooney, sino porque se pasa tres cuartos de la película preguntando a los demás personajes (en nombre del espectador) qué demonios está ocurriendo. Una vez nos es desvelado el macguffin no nos da tiempo apenas a disfrutarlo porque a continuación saltamos del primer acto al desenlace del tercero, sin pausas ni motivos para la reflexión. Un macguffin, por cierto, repleto de inverosimilitudes (incluso para una cinta de ciencia ficción), poco explicado y peor resuelto; pero no hay tiempo para pensar porque cuando la película pone la directa va sin dirección y resuelve conflictos emocionales y cierra tramas, todo de golpe y de manera atropellada.

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La elección del reparto no ayuda en nada a que Tomorrowland sea más llevadera. Al incomprensible casting de una poco carismática Britt Robertson en el papel principal se une el gran error de depositar la acción y la réplica emocional de Clooney a un personaje infantil, la Athena de Raffey Cassidy que, por mucha dulzura que posea en sus facciones no posee lógicamente nivel interpretativo para lo que Tomorrowland demanda de ella. Clooney no pasa de correcto como es habitual en su carrera como actor y salva su papel por su buen hacer cuando tiene que tirar de socarronería (su verdadera especialidad) y no tanto cuando el personaje le pide algo más. Un desubicado Hugh Laurie termina de rematar el reparto con el que es posiblemente el personaje más absurdo y peor explicado de la película.

A nivel visual Tomorrowland no sobresale especialmente con respecto a lo que hayamos visto anteriormente. Y esto es un hándicap bastante grave, porque el quid de la historia es que el mundo futurista debería dejar al espectador boquiabierto, y sí, quizás lo hubiera hecho con el espectador del pasado siglo pero en pleno 2015 Tomorrowland no muestra nada que impacte o incluso sorprenda, más allá de alguna solución visual llamativa (la Torre Eiffel) o un cuidadoso mimo en el diseño de producción, repleto de referencias a Disney y a la cultura popular en general. La música de Michael Giacchino decepciona por lo sobrecargada y excesivamente deudora de una admiración patente en Brad Bird por el cine de Steven Spielberg y su inseparable John Williams. Así, la partitura de Giacchino comete el mismo error que la película e intenta conmoverte y sorprenderte continuamente, revelándose finalmente en meros fuegos de artificio.

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Al final, Tomorrowland: El Mundo del Mañana es una película que se mira continuamente al espejo y se gusta demasiado a sí misma. Quiere ser trascendental desde el minuto uno, en cada escena, en cada diálogo. Y cae en la gravísima contradicción de querer homenajear a la ciencia ficción clásica por medio de pantallas verdes y olvidándose de dar cuerpo a una historia precipitada, confusa y desesperante. Una de mis películas favoritas de todos los tiempos (y la de muchos, supongo) es Regreso al Futuro y pensé en ella mientras veía una y otra vez a Tomorrowland intentando encontrarse a sí misma y explicarse por medio de los diálogos entre sus personajes. Recordé que cuando Marty llega al centro comercial de Twin Pines no sabemos nada de la trama; en cuestión de diez minutos, y con una naturalidad pasmosa que hace que ni nos percatemos de lo absurdo de la historia, estamos metidos de lleno en la película. Marty, Doc, DeLorean, plutonio, Einstein, 140 kmh, Libios… y ya tienes película. En diez minutos. Lo que tarda Tomorrowland en dar (otra) vuelta más sobre sí misma. A su modo y sin intentar ser irónica, es toda una metáfora de nuestros tiempos.

 
Dirección - 6
Guion - 3
Reparto - 4
Aspecto Visual - 7
Banda Sonora - 5

5

Tomorrowland: El Mundo del Mañana tiene una curiosa premisa desastrosamente desarrollada. Un laborioso apartado visual no compensa un guion que hace aguas. Toda una decepción para una carrera como la de Brad Bird.

Vosotros puntuáis: 7.2 ( 3 votos)
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Igverni
Lector
29 mayo, 2015 15:43

Pues vaya decepción!!
Le tenía muchas ganas a la película, principalmente por Brad Bird, y estaba deseoso de que me sorprendiera…

Oreades
Oreades
Lector
31 mayo, 2015 13:13

Todo guión que toca Damon Lindelof se convierte en mierda. Aún no me he recuperado de Prometheus.

Igverni
Lector
4 junio, 2015 10:32

Vista!!

Coincido totalmente con todo lo que comentas, Samuel, ahora que te pude leer… 🙂

Efectivamente, ha sido una triste decepción. Una película fría, que no consigue trasmitir nada en ningún momento, algo inexplicable a priori siendo Brad Bird quien es…

Y un guión flojo no, lo siguiente. Durante el visionado, dado que estás esperando ver por donde van los tiros, te mantienes más o menos intrigado, que no maravillado, pero cuando se produce el GIRO (en el minuto 100 ó 110), lo único que me vino a la cabeza es un enorme WTF!, porque todo lo anterior no tiene el menor sentido y casi parece que nos han tomado por tontos.

Damon Lindelof debe ser una bellísima persona y un gran team-player, porque es asombroso como ha conseguido meterse en tantos blockbusters de los últimos años, los cuales, una vez analizados, cojean especialmente por el guión. Se me ocurren 2 escenarios posibles:
– Le llaman cuando un guión hace aguas, a ver si lo puede mejorar / enderezar.
– Siendo suyo el guión, cuando los productores / director le exigen cambios hasta el punto de desnaturalizar la idea original, prefiere conservar el trabajo y hacerlos aunque no tengan sentido, a plantarse y mantener la dignidad de su obra (aunque eso le lleve al paro), como p.ej. parece que pasó con Prometheus.

En ambos casos, entendiendo que cuando Hollywood te pone un cruz luego es muy difícil volver a entrar en el «círculo» y es muy chunga la perspectiva de estar en el paro, pero al final, se te conoce por tu última obra, y si 2-3 películas «tuyas» no funcionan muy seguidas, a largo plazo dejarán de contratarte y tu nombre se asociará a guiones bluff…

jose cabrera
jose cabrera
Lector
5 junio, 2015 19:28

Hasta ayer tuve la oportunidad de verla y he de decir que como dice el articulo es un verdadero despropósito, hace aguas por todas partes y como dicen el giro es un tremendo error sin contar que casi tres cuartas partes de la película se pasan intentando explicar todo pero sin explicar nada, te van soltando cosas sin ton ni son, como por ejemplo los robots asesinos que salen sin porque y desaparecen de la historia así como llegaron amen de que la película va en contra de sus propias reglas como por ejemplo cuando le dan el pin a la protagonista ella se da cuenta desde el principio que al visitar el otro mundo su cuerpo aun permanecía en el mundo real y a pesar de eso repite el error de ponerse a caminar en el otro mundo sin tomar en cuenta del daño que podría hacerse en el mundo real, mas sangrante aun es que como mas adelante te aclaran lo que ella ve es un comercial y lo tiene bien en claro al ver que no pueden verla ni ella tocar a las personas pero en un sinsentido si es capaz de tomar una especie de metro que la pasea por todo el lugar.
Punto y a parte la forma en que al final empiezan a llevar la relación del personaje de Clooney con la de athena se vuelve bizarro como poco dada la edad de ambos personajes (ya sabiendo todo sobre athena aun así queda raro que un personaje de la edad de Clooney tenga un momento cuasi romántico con una niña).
Los robots que aparecen sin mediar palabra y la facilidad con la que matan gente (de forma misteriosa cuando explota la tienda el lugar esta lleno de curiosos pero al momento de aparecer los robots no hay un alma en la calle), solo te los suelta, no sabes de donde vienen, si quieren matar a la protagonista y por que o solo los tomaron prestados de la nueva película de los hombres de negro.
el padre de la protagonista que si su hija tiene que corregir su error con la placa no me extraña que se quede sin trabajo.
En fin después de ver esta y la de san andreas no se cual es peor y eso es mucho decir sobre la calidad de ambas.