#ZNCine – Crítica de Fast & Furious 7 (A todo gas 7), de James Wan

 

Dirección: James Wan
Guión: Chris Morgan
Música: Brian Tyler
Fotografía: Stephen F. Windon y Marc Spicer
Reparto: Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne Johnson, Jason Statham, Michelle Rodriguez, Tyrese Gibson, Elsa Pataky, Tony Jaa, Kurt Russell, Djimon Hounsou, Ronda Rousey
Duración: 137 minutos
Productora: Universal Pictures / Relativity Media
País: Estados Unidos

 

7 películas. ¿Que franquicia ha logrado sacar 7 películas adelante, contando que la primera A todo gas se estrenó en 2001, hace 14 años? Esto es casi una película cada 2 años, siendo realmente 3 entre A todo gas 2 y la A todo gas: Tokio Race, y esta con A todo gas: Aún más rápido. Pero antes de hablar de A todo gas 7, retrocedamos hasta la primera película. Protagonizada por el agente Brian O’Conner (el fallecido Paul Walker), trataba de infiltrarse en la banda de Dominic Toretto (Vin Diesel) y su novia Letícia Ortiz (Michelle Rodriguez), pero se enamoraba de la hermana de este, Mia Toretto (Jordana Brewster), y junto al vínculo de hermandad que creaba con Dominic, al final lo dejaba escapar. Por tales hechos, la acción pasaba de Los Angeles a Miami, y O’Conner lograría poder eliminar los cargos por su conducta en la primera película. Allí además recibiría un nuevo compañero, el gracioso Roman Pearce (Tyrese Gibson), así como se presentaría a otro importante miembro de la familia, el multifacético Tej Parker (Chris ‘Ludacris’ Bridges). También le daban un nuevo interés romántico a Brian, la bella Mónica Fuentes (Eva Mendes), quien desafortunadamente quedaría reducida a la saga a un cameo en la escena post-créditos de la 5ª entrega. El director de la primera película fue Rob Cohen, en la segunda fue el afro-americano John Singleton. Y si el cambio de director se notó en el casting, más se notó cuando en la 3ª entrega se hizo cargo de la franquicia Justin Lin. La primera película había costado menos de 40M$ y había recaudado más de 5 veces esa cifra. La segunda costó el doble para sólo recaudar algo más de 3 veces dicho presupuesto. Esto seguiría estando bien, sino fuera porque las críticas fueron bastante negativas. ¿Se podía seguir por el mismo camino? Y como director asiático, decidió llevar toda la acción a Tokyo, Japón. Bueno, mejor dicho, llevó el nombre de la franquicia a Tokyo, porque salvo la escena final con el regreso de Vin Diesel, del resto no quedaba nada. Teníamos nuevo protagonista, un casi-adulto Sean Boswell (Lucas Black), y la introducción de un importante personaje, el enigmático Han Seoul-Oh (Sung Kang), quien moría sin razón aparente durante la película, y que resultaría el momento catalizador para dar inicio en A todo gas 7. El presupuesto de esta entrega ya había doblado el de la primera, siendo de 85M$, pero sólo recaudó el doble, y las críticas fueron igual de duras que en la anterior, pese a agradecer el intento de darle aire fresco a la franquicia. Pero al parecer, lo recaudado fue suficiente para darle una segunda oportunidad a Justin Lin.

Y este, al lograr que Vin Diesel regresara a la franquicia, se dio cuenta que ese era el principal elemento que había fallado a las secuelas. Por ello, volvió a reunir el casting principal de la primera película, sumándole el personaje Sung Kang, convirtiendo A todo gas: Aún más rápido – y las 2 siguientes – en una precuela de A todo gas: Tokio Race. Además sumaría otro importante fichaje a la franquicia, la sexy Gisele Yashar (Gal Gadot), quien reemplazaba la parte femenina fuerte con la muerte de Letty – no así como interés romántico. Las críticas negativas seguían por encima de las positivas, pero con el mismo presupuesto que en la anterior, se convirtió en una de los taquillazos de 2009, recaudando 363M$ en todo el mundo. La película es importante por 2 motivos. La primera es la recuperación del personaje de Dominic Toretto, y la segunda que la parte del tuning y todo su mundo/estética empezaba a quedar atrás. La saga pasaría a dejar atrás el tuning a un mero «secundario» de la trama y la saga en general con A todo gas 5. Allí oficialmente la saga se reinventó, a la vez que recuperaba los personajes de Pearce y Parker, así como Gisele también formaba parte de la familia e iniciaba un idilio con Han. Esta entrega parecía una reinvención de Italian Job a la brasileña y con gran dosis de peleas callejeras, siendo uno de sus puntos fuertes. Pero la saga no destacaba por tener grandes villanos, porque a fin de cuentas, el único realmente bueno que había tenido era Toretto, y acabó siendo el protagonista de la franquicia.

Pero con Toretto y O’Conner juntos en el mismo equipo, faltaba un personaje que hiciera de contrapunto desde el bando de la ley. Y entonces apareció el personaje de Luke Hobbs (Dwayne «The Rock» Johnson). No sólo tenía el carisma suficiente para discutirle cada plano a Vin Diesel, sino además The Rock podía plantarle cara en cualquier pelea. Además, tendríamos a la agente Elena Neves (Elsa Pataki), como nuevo interés romántico del personaje de Diesel, así como el personaje que teóricamente dejaría su vida para unirse a ellos. Habría sido así, de no haber sido por la escena post-créditos de una película que costó 125M$ y recaudó 625M$, siendo uno de los 10 títulos que más dinero recaudó en 2011. ¿Que pasaba en la escena post-créditos? Pues que el cameo del personaje de la agente Fuentes, revelaba que Leticia Ortiz no había muerto. Así que A todo gas 6 reúne nuevamente a toda la familia, en busca de recuperar a una amnésica Letty. Además, al cambiar la temática de la saga, obligaba aparentemente a superar obstáculos cada vez mayores, llegando a puntos absurdos en favor del espectáculo, quien se vio recompensado por otro taquillazo aún mayor que la anterior entrega, si bien las críticas ya no fueran tan unánimes, puesto que el listón de la anterior entrega era muy alto. La última película también servía para una doble despedida, primero al personaje de Gisele – Gal Gadot se iría luego a hacer de Wonder Woman – y de Han, pues lo veíamos morir en la entrega que debutaba. Lo que no habíamos visto era la escena post-créditos, donde mostraba que Han era asesinado por el hermano mayor de Owen Shaw, villano de A todo gas 6. Se presentaba al cabronazo de Deckard Shaw, villano de A todo gas 7… interpretado por Jason Statham.

Antes que la saga cambiase el tuning por los robos y la acción, había una saga que estaba orientada a este estilo de pelis. Se llamaba The Transporter, donde teníamos un conductor calvo, increíble en el volante y con coches a lo James Bond, con sus propias reglas, que repartía estopa a todo aquel que se cruzaba en su camino. Ese era Frank Martin, y era interpretado por Jason Statham. Así que tenerlo de antagonista en A todo gas 7, es en plan «Hey, ¿queréis mi trono? Aficionados«. La vida para Toretto y los demás hubiera sido más cómoda si hubieran tenido que pelear contra Frank Martin, en plan Ocean’s Twelve. Pero el personaje de Deckard Shaw es un bastardo sin igual, y que tiene como misión vengar a su hermano. Y es que toda la saga, pero más que nunca en A todo gas 7, va sobre la familia. Sobre esto, y como intentar superar a los videojuegos con un presupuesto de 250M$. El reto es aún mayor, pues Justin Lin abandonó la franquicia tras finalizar la anterior entrega, y esta corre a cargo de otro director asiático, la revolución del cine de terror James Wan. Todos los nuevos directores aportan su imprenta, y en la linea de los anteriores directores, la más destacada sería la incorporación del villano Kiet (Tony Jaa), para darse de leches con Brian O’Conner. Personaje que abandonará la franquicia a la fuerza, pues antes de terminar de rodarse la película, Paul Walker falleció en un accidente de tráfico. Aun así, las tecnologías modernas y tener hermanos muy similares a él, han hecho que pueda verse la película como si no hubiera pasado nada en el mundo real. No voy a explicaros argumentalmente como ocurre esto, puesto que no veo la necesidad de poner spoilers de este calibre en la crítica. Es indudable que a cada escena que aparece el personaje de Brian O’Conner, uno se pregunta si será la última. No creo que sea algo malo, le da un plus de protagonismo más que necesario. Diría incluso que en A todo gas 7 tiene más protagonismo que en las anteriores.

A todo gas 7 empieza, tras la presentación en sociedad del villano Deckard Shaw, como un intento de rememorar como empezó la franquicia. Esto tiene sentido tanto como que definitivamente, esta película será un cierre tan o más real que A todo gas 5, como argumentalmente, pues Dominic intenta que Letty recuerde toda su vida juntos. También sirve para ver el bien que le ha hecho a la saga el abandonar el mundo del tuning, pues difícilmente puede ser más sexista, por más que pongan al personaje de Leticia como la mujer alfa. También vemos el correspondiente cameo de la cantante de moda de turno. No podré quien es, porque lo vemos al inicio, porque seguramente a muchos ni siquiera les importará, y porque es bastante evidente dado el estilo músical de caracteriza la saga y el cameo de la anterior entrega. También decir que por más que traigan villanas para darse de ostias, la agente Riley Hicks (Gina Carano) en la anterior entrega, y el de la guardaespaldas Kara (Ronda Rousey) en A todo gas 7, me sigue sabiendo a poco tener luchadoras de UFC para sólo pelear mujeres. Aunque quizás si ya es sexista por su parte de tuning – o la fiesta en Abu Dabi, aunque en contexto tristemente sólo refleja la realidad -, se los podrían comer si salieran hombres pegando a mujeres. Aunque seguramente ninguno de los presentes les aguantaríamos ni dos ostias a las amigas de The Rock, y los profesionales lo pasarían mal – hola Triple H -. La película incorpora un nuevo personaje femenino, la hacker Megan Ramsey (Nathalie Emmanuel), quien recrea en A todo gas 7 cierta escena de Gisele con mejor éxito, gracias a un cuerpo más proporcionado. Missandei (Juego de Tronos) ha llegado para quedarse, para disfrute – o frustración – de los personajes afroamericanos de la saga, con presencia cumplidora y poco más.

También, por motivos que no vamos a desvelar, hay una nueva figura de las fuerzas del orden, el agente Frank Petty (Kurt Russell). No hace falta decir que nos apena que esta saga haya llegado a nuestros días, pues de poder contar con un Snake Plissken/Jack Burton habría sido la repera. Pese a eso, se marca una escena de acción que bienvenida es. Los años pasan para todos, y donde más se nota para mal, es con el cameo del personaje de Sean Boswell, pues para esta entrega Lucas Black ya tiene 32 años. Aunque es un mal menor en favor de ligar toda la franquicia. Finalizando, ¿que es A todo gas 7 con respecto a sus predecesoras? Ciertos aspectos ya los he comentado, pero como producto global, es mejor que la anterior entrega. ¿Es mejor que A todo gas 5? Pues no sabría decirlo. Cuando terminé de verla, tenía la impresión que no, pero ahora ya no estoy tan seguro que no esté mínimo a su altura. Posiblemente un segundo revisionado, ya habiendo podido poner a un lado la parte emocional por la muerte de Paul Walker, ayude a poner exactamente en el sitio que le corresponde A todo gas 7. Sobre el trabajo de James Wan, sinceramente si hubiera dejado un poco más quietecita la cámara durante las peleas, podría valorar mejor su trabajo realizado en ellas. Se nota más énfasis en ellas que en las anteriores entregas, aunque sin poderme quedarme sin una pelea en concreto con la que sentirme totalmente realizado. En la parte de los coches, como no podía quedar de otra forma si lo ha logrado. Habrá un A todo gas 8, pero habrá que ver como vira la franquicia para volverse a reinventar, sin perder las cosas buenas que siempre la han acompañado, o ha ido adquiriendo con el paso de las entregas. Sea como sea, me volverán a tener sentado en la butaca del cine como me han tenido en A todo gas 7.