«La persona cuyo nombre quede inscrito en este cuaderno, morirá.»
En ZN ya hablamos en su día de lo que había dado de sí la franquicia, reseñamos en su momento el manga original y nos hicimos eco de la última producción nipona basada en su premisa, Death Note: El nuevo mundo. No podíamos dejar de ofrecer nuestra visión y opinión sobre la presente adaptación de la historia por parte de Netflix. Los redactores lo tienen claro. ¿Y vosotros? ¿Ya habéis visto esta nueva Death Note? ¿Qué os ha parecido?
A toda adaptación le sobreviene la problemática de estar a la altura del producto original en el que se basa. Este hándicap se resuelve muchas veces de forma negativa, y ya son numerosas las producciones cinematográficas basadas en cómics u obras literarias que no han estado a la altura de lo que se esperaba. Es por ello que desde hace muchos años la mente colectiva del fandom ha asumido este problema como una constante inevitable; algo que puede llegarse a obviar e incluso separar del nuevo producto, consumiéndolo de forma autónoma para perdonarle fallos de adaptación que rozarían lo aberrante de ser muy críticos.
Esta práctica piadosa funciona con algunas sagas, y cuando la película en cuestión se descubre como una buena pieza audiovisual, tanto en lo estético como en lo narrativo, se puede llegar a pasar por alto esa falta de fidelidad. Pero este no es el caso de la adaptación que Netflix ha producido sobre el manga original de
Antes de ir directo al grano me gustaría transmitir que, si el lector investiga un poco sobre el director de la adaptación de Netflix, encontrará que esta producción no llega a ser un intento descarado de obtener billetes a mansalva, en contra de la crítica más generalizada. El proyecto original de Wingard fue rechazado en numerosas ocasiones por múltiples estudios y varios años han pasado hasta que el director estadounidense ha podido alcanzar su meta. La intención del realizador con este proyecto ha quedado lejos de complacer a grandes productoras cinematográficas, optando por la vía más creativa.
Y es que los únicos puntos buenos de la película residen en su técnica y todo lo que ésta engloba. Desde el diseño de fotografía hasta la edición, pasando por algunas notas de arte estético y de producción, la cinta de Wingard se conforma como un intento serio de transmitir algo único en lo visual que la aleja de la mayoría de adaptaciones adolescentes, género en el que sin duda entra esta versión de Netflix. La atractiva presencia constante de los colores neón, encuadres y planos inteligentes, trabajo de cámara original, buen planteamiento y ejecución de las escenas… un buen puñado de profesionales han hecho un trabajo notable en este aspecto, muy por encima de una narrativa llena de fallos.
Y vamos con lo malo.
En cuanto a guión y caracterización de personajes, es una película escasamente fiel a la obra original. El libreto en el que se apoya está lleno de agujeros que no han respetado ni el pulso ni la calidad narrativa de Ohba, que está muy por encima de lo aquí planteado. Aunque la esencia temática de la obra, el cuaderno, la idea filosófica de lo que supone la justicia y hasta qué limite se puede llegar para alcanzarla sí que está presente en esta adaptación, todo lo demás se pierde o queda tremendamente deslucido.
Si lo que convertía al manga de la pasada década en algo único era un desarrollo argumental adictivo basado en inteligentes procesos deductivos expuestos a través de unos protagonistas geniales, lo que tenemos aquí es una terrible desvirtuación tanto del aura detectivesca como de la psicología de cada uno de los personajes. Una hora y cuarenta minutos es demasiado poco para tanto manga.
No sé si echarle la culpa a la temida «americanización» imperante en cada uno de estos productos que nos llegan desde la industria marcada por los cánones de Hollywood para que esto no suene a tópico, pero lo cierto es que la caracterización de cada uno de los personajes aquí aparecidos roza lo insultante.
El lavado al que se ha sometido al protagonista, por ejemplo, aquí llamado Light Turner, es un crimen. Han transformado a un genio, a un inteligente y superdotado sociópata que siempre se las apañaba para ir por delante en un mojigato irritable que llega tarde constantemente a toda circunstancia narrativa. Si el Light original era un tipo cool sin querer serlo, este lo quiere ser sin poder. Y eso se nota. La cinta de Netflix nos presenta al típico adolescente de buenas notas al que poco parece importarle su condición de marginado, pero no es así. El personaje se muere por ser popular y no dudará en soltar a la mínima el secreto que le cae entre manos para llamar la atención a la chica de turno. Ridículamente infantil y totalmente alejado del original.
El detonante de la trama, la razón por la que Light Turner usa por segunda vez ese cuaderno de inconmensurable poder, es un ajuste de cuentas personal con un pasado traumático al más puro estilo de héroe marginal americano. Light Yagami, en cambio, lo utiliza porque es un genio aburrido, al que el desasosiego que siente a dario le lleva a caer en una espiral de destrucción. Y esa era la bondad del personaje original, su avanzada inteligencia y rápida aclimatación al poder que comenzó a desarrollar. Todo lo contrario al de esta adaptación.
El resto de personajes tampoco se libran, y si L aquí es algo más fiel al original en cuanto a lo determinante, también queda lejos de ser ni la mitad de lo que era el del manga. Si bien al principio parece el único con ciertas capacidades detectivescas a la altura, pronto comienza a cometer una serie de fallos que no se explican en un personaje de tales características. Y lo mejor de todo es que no llega a ser un fracaso rotundo, porque su rival es un pazguato y eso le da cancha.
En cuanto al personaje de Mia Sutton, inspirado en Misa de la obra original, parece ser que es la única que ha caído en gracia a la mayoría de espectadores. Y no les falta razón. Es el único personaje que se deja llevar por el poder del cuaderno, que es sumamente atractivo, de forma inteligente y a la altura de lo que se espera de un usuario así. Acaba siendo la más lista de la película e incluso su destino en los compases finales de la trama resulta bastante aceptable, pese a lo mal que le trata el irritante giro final para encumbrar a Turner.
En cuanto al resto del casting, entre que faltan personajes de la obra original y otros han sido totalmente reinventados, diremos que los actores se esfuerzan por hacer un buen trabajo y el resultado es aceptable. Eso sí, las líneas de
Se podría decir que el fandom ha sido muy duro con esta adaptación, que en realidad puede funcionar como una película para adolescentes que ha tenido arrestos para ser ambiciosa transformando una trama original de género thriller/detectivesco en un texto romántico sobre el paso forzado a ser adulto. Una coming of age metafórica sobre una serie de responsabilidades llevadas al extremo que entroncan con la justicia, resultando en un poder inconmensurable que resulta altamente peligroso en manos equívocas. Pero pese a ello, sigo sin considerarla una buena adaptación y me cuesta reconocer sus virtudes como pieza totalmente autónoma. Y creedme si os digo que he sido bueno.
La versión de Death Note producida por Netflix acaba siendo un ejemplo de cómo un adolescente medio juega con un poder que no llega a entender, deviniendo en una serie de problemáticas que podrán resultar interesantes a los que accedan a este producto sin ideas previas. Esa es la única virtud de la cinta, aunque se sacrifique toda la atmósfera detectivesca del original al primar la acción por encima del texto (con agujeros y giros tramposos). Parece que Wingard ha sido consciente de las limitaciones de su trabajo como posible adaptación fiel y opta por descargar toda la fuerza en lo técnico, entregando un trabajo que únicamente brilla por lo visual. En este caso, nos queda una película que puede resultar pasable, especialmente si primero no se ha leído el manga.
Recomiendo encarecidamente acercarse a la obra original de Obata y Ohba al lector que aún no lo haya hecho. Nunca es tarde para disfrutar de uno de los mejores cómics que ha dado Japón, pese a contar con una adaptación así de terrible.
He de confesar que Death Note es, no solo uno de los manga y anime que más hondo en calado en mi persona, sino en general una de las historias de ficción que más me han apasionado e impresionado. Prácticamente cada año me releo el manga y/o me vuelvo a ver el anime al menos una vez, y siempre lo disfruto como la primera. Es por ello que, al enterarme de la adaptación de Netflix, en primera instancia me alegré, aunque después poco a poco fui perdiendo la ilusión conforme iba pasando el tiempo. Primeramente, Netflix pudo hacer perfectamente una adaptación a serie, de 8, 10, 13 episodios o los que quiera, y decidió hacer una película corta de hora y media, que ya de primeras, iba a encorsetar y limitar muchísimo la historia. Sí, ya sé que también hay películas japonesas, y que son medianamente decentes, pero es una lástima que con el poderío económico que tiene Netflix, no se atreviese a realizar una serie, que podría sacar muchísimo más jugo a la obra de
No soy un purista de las adaptaciones, no necesito una adaptación clónica de una historia original. Es más, odio ese tipo de adaptaciones, porque me parece una oportunidad desaprovechada de aportar algo al universo en el que se basa. El anime y el manga de Death Note son productos prácticamente idénticos, y aunque el anime es sencillamente genial, no aporta nada si ya has leído el manga, salvo un final mucho más emotivo, y en mi opinión, superior al de la obra original. Es por ello que, al tener una perspectiva mucho más abierta en las adaptaciones, me quito varios estigmas que pudieran prácticamente delimitar mi opinión incluso antes de verla. Porque sí, era obvio desde el principio que iba a ser un producto muy distinto.
Y no, no me molesta que sean personajes diferentes, de hecho, me parecen unas versiones interesantes, salvo la deriva emocional de
Pero si algo salva a la película es el giro final, tanto de la trama como de los personajes, que, aunque quizás previsible, no deja de ser interesante, y de aportar ese extra al universo desde una perspectiva muy diferente. Y me refiero especialmente al caso de
Trasladar una historia de la extensión del Death Note a una película que no alcanza a las dos horas siempre es un reto. Tampoco es que el director de Tú eres el siguiente y The Guest Adam Wingard sea el primero que se haya tenido que enfrentar a un desafío de estas características, pero es algo que conviene mantener presente en la cabeza. En lo que respecta a la obra original de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata en sí, mi familiaridad con la misma viene principalmente por el anime -que hasta donde he podido informarme es relativamente fiel-, y aunque puedo afirmar sin complejos que disfrute como un shinigami en un campo de manzanos, tampoco es que tenga la obra endiosada ni nada por el estilo.
Es más, mi principal reparo a la hora de acercarme a esta nueva película de Death Note es que nunca he sentido la necesidad de revivir la historia en cualquiera de sus versiones. Al fin de cuentas, toda la historia en si no dejaba de ser un disparate. Un disparate megalómano a merced de un pijo randiano imposible con infulas que llegaban a la estratosfera, pero que en su altisonancia terminaba siendo endiabladamente adictivo. Si a ello sumamos el brillante final de la serie tras el absurdamente alambicado juego de ajedrez entre Kira y L, quizás no sea una obra de ficción que pueda considerar me haya cambiado la vida. Pero sí que me ofreció unas gratificantes horas de diversión, ante las cuales solo puedo elevar la copa y exclamar good times.
La cuestión es que tanto se estaba hablando del nuevo Death Note de Netflix, que cuando con los compañeros propusieron una crítica global me dije vamos a verla. Y si bien es cierto que cualquier buena vibración inicial de encontrarnos con una suerte de Donnie Darko / Frailty meets Death Note se diluye en cuanto el prota pierde toda la dignidad entre vociferos -para dejar claro que estamos ante un producto más próximo a las entregas más distantes de Destino Final-, cumple con los mínimos exigibles en cuanto a ultracondensación de los principales temas de la historia. Tanto, que ni siquiera falta lo que puede fácilmente interpretarse como un delirante guiño a la irrefrenable atracción sexual entre los protagonistas del original. Pero aun con todo, termina siendo una adaptación bastante deslucida, que pese a lo correcto no llega a destacar ni en su loable intento de dar dignidad al personaje femenino interpretado por Margaret Qualley.
Siendo la versión de L a la que da vida Lakeith Stanfield la que sale peor parada respecto al original -aunque su actor se muestre mucho más competente que antaño aspirante a Spider-Man Nat Wolff-, el Death Note de Netflix nos deja una adaptación que no pasa de lo correcto con algún que otro momento lucidez. Pero siendo que ni llega a rozar el nivel de espectáculo histriónico de los originales, ni aprovechar en absoluto el potencial como psichothriller de alto potencial dramático de estos, la impresión general es de que la película de Adam Wingard está tan desaprovechada como el Ryuk de Willem Dafoe.
Soy de los que (a veces) disfruta con los remakes americanos. Me encanta la versión de Spike Lee del clásico
Una buena revisión, vaya.
Pero nada más lejos.
El problema de
Ojalá me hubiera gustado
Ya habéis leído varias opiniones, ¿hace falta un texto introductorio aquí? ¿Puedo ir directamente al meollo?
El problema principal de esta versión de Death Note es que no adapta bien el material original. Ya desde el principio todo está muy apelotonado, todo va muy deprisa, sin presentar bien a nadie, es todo un “tira palante porque sí”, se suceden los primeros acontecimientos a una velocidad que no permite ni asentar los personajes ni crear una ambientación adecuada. Todo parece ir con cronómetro, “a los tres minutos ya tiene la libreta”, “a los 10 ya se ha liado con Mia”,… El guión quiere englobar tantos eventos que a la vez se olvida de otros, dejando la sensación de saltar de arco argumental en arco argumental del manga sin ninguna conexión. El guión recoge partes importantes de estos arcos pero sin explicar nada, ni hay tiempo para prepararlos ni para delimitarlos. Simplemente lo lanza y a otra cosa. Deja la impresión de transmitir lo más sucinto de estos arcos pero sin ninguna relevancia. Para dar un par de ejemplos: Es esperpéntico que el grupo de trabajo de L aparezca en pantalla simplemente para morir,ni una sola línea de diálogo, ni los conocemos, son solo carne. La obcecación de L con Light parece un “mira, no tengo tiempo para explicarlo, pero estoy seguro que este chico es Kira, créeme”. Y así varios ejemplos.
No hay tensión en las imágenes, ni escenas vibrantes, ni el papel de Ryuk como espejo de las vergüenzas humanas, ni dilemas éticos más allá de un apunte, ni enfrentamiento intelectual entre L y Kira (que podría posponerse a la segunda parte para dar más importancia a Mia en la actual), ni construcción de ambientes, ni tan solo calidad cinematográfica. Las imágenes no tienen fuerza, ni las escenas están bien construidas ni ejecutadas. Volver a empezar una adaptación USA de un manganime en un instituto recuerda engendros de vergüenza ajena como el que no nombraré. La adaptación carece de todas las características que hicieron famoso la obra de
Después de este derribo, ¿se puede decir algo positivo del Death Note de
Se puede entender lo que ha hecho
Nunca he sido partidario de decir “no veas esta película, es horrible”, “no leas este cómic, es espantoso” porque lo que a uno le puede disgustar, a otro le puede parecer apañado,ya no digamos bueno. Tampoco me considero nadie para evitar que otra persona experimente por sí mismo si el producto le gusta o no. Por eso, si tenéis contratado Netflix, podéis darle un vistazo a esta Death Note del director de The Guest. Podría ser algo peor, pero también podría ser mucho mejor. Personalmente los live actions japoneses de 2006, con todas sus limitaciones, me parecen mejores. Al menos está todo algo mejor encarado y planificado, aparte de que son tres películas (y musicales, etc). Si me hubiesen hecho pagar por ver la adaptación actual, me hubiese enfadado. Pero si siguen con la adaptación con dos películas más como han anunciado, posiblemente las veré, porque no pueden hacerlo mucho peor y tengo la corazonada de que mejoren. Y si no es así, tengo una libreta de la muerte de merchandising y sé cómo usarla.
La franquicia de Death Note ha saltado desde Japón a Estados Unidos de la mano de Netflix con unos resultados algo desiguales. La historia clásica de
El primer cambio llamativo, pero lógico dado sus intenciones, es la ambientación. Esta Death Note se muestra en todo momento como una drama estudiantil, con sus lugares comunes. La obra original prescindía muy rápidamente de esto para centrarse en la trama policial y el thriller psicológico. Esto inevitablemente nos presenta a un Light muy diferente, un impulsivo y marginado sociópata con ánimo de venganza por la muerte de su madre, muy opuesto al estudiante de excelencia, frío y calculador del manga y el anime. Es este un antihéroe más creíble y humano por su desmitificación (el Kira nunca mostró un momento de duda en el manga sobre su misión), pero también menos icónico. Los matices que se introducen humanizan al personaje y también su misión, más enfocada a crear un Dios en la Tierra que a erigirse él mismo como un dios. La metáfora divina no se aprovecha pero es una licencia que lejos de ser gratuita introduce paralelismos interesantes a tener en cuenta.
Pero la que sale beneficiada de esta reinterpretación es un personaje como Misa, conocido en este caso como Mia; un carácter que en la Death Note original se quedaba en una mera comparsa de Kira toma aquí la iniciativa. En este caso, su presencia añade al conflicto, con una personalidad igual de obsesiva que su referente de papel, pero más fuerte, y con su propia hoja de ruta. Por desgracia, el drama resultante es algo pueril, la cinta deriva en un Sid Vicious y Nancy Spungen contra el mundo que no permite avanzar el conflicto central ni ahonda en las cuestiones que propone. El personaje más perjudicado por esto es L, un elemento que para el guion del filme parece incómodo. Esto puede ser porque en sus anteriores filmes
El personaje de L interpretado por
El problema subyacente es el que se deduce de una trama precipitada que intenta sintetizar demasiado en muy poco espacio y tiempo. Los personajes no tienen margen para sus jugadas de ajedrez, para razonar su comportamiento y sus acciones. El componente Destino Final no era un mal añadido, pero nuevamente juega en contra de la trama detectivesca. Y tampoco hace honor a la causa una banda sonora fuera de lugar y desacertada que rompe totalmente el tono de la producción con su propuesta desde la primera escena y hasta el mismo final. Este último mantiene lo enrevesado y retorcido de los giros y vueltas de tuerca del manga, pero utilizando las normas de los cuadernos de muerte de una manera que no está del todo bien explicada y dejando una conclusión demasiado abierta que puede acabar por molestar a muchos aficionados.
Entre las virtudes de la producción está su ritmo y una fotografía que consigue hacerse llamativa pese al ajustado presupuesto que esconde detrás. Este es el motivo por el que Ryuk casi siempre se muestra entre sombras, aunque esto añade al personaje un matiz al que sabe sacar provecho su director y un
No he leído un solo capítulo del manga de Death Note. Conozco de que va la obra, y visualmente algún personaje, aunque sin asociarle el nombre. Era de esas obras que, simplemente, jamás me había entrado el momento de empezar a leerla. No es por el género, puesto que si he leído Gantz – incluso también por
Lo que si me gustaría decir, empezando ya hablar de la película, es de un error que he visto en otras personas en otras reseñas con el inicio de la misma.
Eso sí, como apuntábamos antes, por encima de la justicia, el bien y el mal, lo que quiere es marcar paquete. Has logrado tu venganza. ¿Para qué querer más? Pues porque la historia no puede avanzar si no hay un romance cishetero, el cual muchas veces no es únicamente innecesario, suele anular a la contrapartida femenina del protagonista. Estoy seguro que la trama hubiera podido funcionar por igual sin
Con el final abierto de la película, está claro que en una futurible secuela los roles finalmente estarán invertidos desde el principio. Porque Death Note es un cuaderno en blanco, y lo que acaba reflejando es la pura realidad. No importa cuanto lo intentes revestir, al final sólo queda papel y tinta. Un relato de quienes somos en realidad. En el caso de
Hace un año tuve la suerte de poder escribir una guía de lectura sobre la franquicia de Death Note. En ese momento hice un repaso del manga, el anime, las películas, las novelas ligeras e, incluso, los videojuegos. Fue una tarea complicada por el volumen de material que había que analizar, pero reconfortante porque me permitía hablar de uno de esos mangas que han cruzado al lector habitual del cómic japonés. Igual que lo hiciera
Los aficionados al manga estamos acostumbrados a que las historias cambien cuando se adaptan a un medio nuevo. Por ejemplo, un anime puede modificar la historia del manga para darle más sentido, hacerla más creíble o, simplemente, porque el anime empieza a realizarse antes de que el manga haya terminado. Vamos con tres ejemplos de series cuyas dos versiones son muy diferentes:
Habitualmente, la industria japonesa utiliza este recurso para adaptarse a las críticas de los aficionados. Por ejemplo, aunque el manga y el anime de
Por tanto, no entiendo las críticas que se centran en subrayar las diferencias que hay entre la historia original y la versión de Death Note de
Para empezar, la banda sonora es un despropósito. Las escenas de tensión e intriga quedan anuladas por canciones cuya letra no tiene nada que ver con lo que estamos viendo. Por ejemplo, en la escena de la noria, suena la canción I don’t wanna live without your love de Chicago cuya letra dice cosas como: I don’t want to face the night alone. Esto no tiene nada que ver con la acción, ni las relaciones entre los personajes, ni nada. Este es un ejemplo para señalar que la banda sonora está metida con calzador: sin un objetivo, motivación ni intención claras. Otras dos canciones qué nadie sabe que pintan son Reckless de Australian Crawl que abre la cinta y The power of love (you are my lady) de Air Supply que la cierra.
Por suerte, el desastre sonoro no se extiende a los aspectos visuales. La película no peca de ser demasiado oscura, aunque, lógicamente, lo es. Quizás, lo que más se echa de menos es una imagen clara de Ryuk, quien siempre está en planos estratégicos para que no se note mucho el trabajo digital. Al principio, parece que el director juega a enseñarte poco para, más adelante, realizar un golpe de efecto y exponer al shinigami en todo su esplendor. Pero no, ese momento no llega nunca, creando cierta frustración. Sobre este tema, creo que introducir el concepto de shinigami en vez de usar el de demonio no requería un esfuerzo intelectual para el espectador. Hasta cierto punto, no hacerlo ha sido tratar de tontos a los espectadores occidentales, como si no fueran capaces de comprender el concepto original.
Ahora bien, el guion no creo que sea malo. Podemos decir muchas cosas, que no adapta fielmente el manga ni las películas originales (por cierto, en Japón tuvieron que realizar dos películas para adaptar los doce tomos tankobon y aquí tenemos una cinta de hora y media); también podemos señalar que es precipitado (¿he comentado lo de los doce volúmenes y dos películas resumidas en hora y media?); incluso podemos criticar la evolución de los personajes. Pero la película se deja ver porqué el argumento es entretenido: Light recoge el cuaderno de muerte, se alía con Mia, deciden combatir el mal, las cosas se tuercen y, finalmente, se traicionan mutuamente. Entre medias, tenemos a L y la policía intentando descubrir quién es Kira y cómo pararle los pies. Quizás esta es la parte de la trama que se escapa al espectador que no conozca la franquicia, ya que el alto ritmo de la cinta hace que los razonamientos de L parezcan aleatorios.
Nos queda por hablar del reparto.
En cambio, con
En definitiva, creo que alrededor de esta adaptación de
Hay dos maneras de enfocar una crítica cuando nos enfrentamos a un filme como el que hoy nos ocupa. Por un lado, tenemos Death Note como adaptación de un mítico manga, popular como pocos y de calidad más que demostrada. Por otro lado, tenemos Death Note como producto libre, capaz de ofrecer su propia versión sin adherirse al pie de la letra a las normas de la obra original. Ambos puntos de vista son válidos, por lo que el escrutinio de ambos está a la orden del día.
Como adaptación, la película de
Una adaptación no deja de ser su propio ente. Uno de mis mayores intereses a la hora de ver esta versión de Netflix era ver cómo adquiría identidad propia. Si conseguían darme una buena película, poco me importaba que no se pareciera al manga. Sería un producto divergente que tendría sus propias virtudes para ser disfrutado. El problema es que Death Note ni siquiera es una buena película.
El filme protagonizado por
Ya desde el inicio la película muestra signos de pobre desarrollo. Su prólogo coloca el foco de interés fuera del cuaderno de muerte y sobre la relación amorosa entre
Cuando
Y es que la estupidez de todos los personajes que aquí participan (excepto quizás
A la hora de toma una franquicia archoconocida para trasladarla a otro medio, está claro que nunca satisfarás a todo el que desee ver dicha adaptación. Todo el mundo tiene su película ideal en la cabeza, o ideas de como sería tal o cual personaje. Pero, jamás hay que olvidar que, si de entre todas las opciones, te han escogido a ti para que lleves a cabo esta empresa, es porque los contratistas solo quieren ver tu visión del material y no otra.
Death Note, como obra de culto que es, parte de una premisa que no deja de sorprenderme que se haya originado en el país que lo hizo. Vale que los nipones a ser retorcidos no los gana nadie, pero cuesta creer que una trama como esta haya nacido tan lejos del país creador del género negro, del mismo país que permite el tráfico libre de armas, y que ha sufrido matanzas escolares en sus propias carnes a causa de ello. Death Note es una fantasía adolescente, va de uno adolescente ególatra y psicopático cabreado con el mundo porque se cree por encima de él y que recibe la herramienta para solucionarlo (¿O era hacerlo a su semejanza?).
Hay que valorar Death Note como lo que es: la última película de
Pero algo que no se puede negar es que el director ha tomado algunas decisiones arriesgadas que podrán gustar o no, pero que demuestran mayor honestidad y osadía que la mayor parte de las películas que adaptan cómics que nos llegan, las cuales, en mayoría de los casos salen productos salidos de una fotocopiadora en los que los creadores están capados. Eso, o bien, los directores resultan que ahora tienen gustos y unos temas clónicos. No,
Creo que los personajes están mejor logrados de lo que jamás lo han estado los originales, porque son personajes con arco, y, sobretodo, humanos. Los del manga son completamente planos, y no aprenden absolutamente nada (al menos, en el recorrido que llevo). Son personajes diseñados para que no empatices con ellos, lo cual me resulta como lector erróneo. Eso es algo que no puedo decir de esta película, para bien o para mal.
Death Note es maravillosamente imperfecta. Es una película que lejos de tener las pretensiones de la obra original, opta por hacer una propuesta que no pretende más que ser una película endiabladamente divertida. Lo logre o no, ya depende del espectador. Pero no se le puede negar a
Podría ser peor. Esa es la agridulce sensación que me ha provocado esta adaptación, o más bien reimaginación por parte de
A la hora de ver
Esta mejoría de Misa, sin embargo, trae enormes repercusiones en
Con
Por otro lado, y hablando ya en general de la película, lo más destacable lo encontramos a nivel de diseño y planos, con una estética que en principio choca, pero que al final resulta aceptable, aunque en mi opinión es excesivamente edgy, buscando ganarse el favor de los jóvenes con ropa molona y actitudes guays para los adolescentes. Sin embargo, el apartado musical le hace un flaco favor a la película, ya que aunque hay algunas pistas que encajan con el estilo que se ofrece, entre ochentero y “a lo Mr. Robot/Watchdogs”, hay escenas en las que se introducen temas que no encajan para nada con lo que vemos. Esto provoca que haya varias escenas realmente ridículas, como el clímax final en la noria, o el combo “baile de instituto+chistera+cámara lenta”. No solo la música provoca momentos bochornosos, la propia actuación actoral (esa primera aparición de
Pese a todo esto, si abrimos la mente y evitamos la comparación con la obra original, nos queda una película juvenil bastante aceptable, con buenas ideas mal ejecutadas y que peca de acelerar demasiado para contar más cosas de las que caben en los minutos de metraje disponibles. Tiene poco de
En ocasiones nos encontramos con películas que parecen estar malditas incluso antes de su estreno. La versión americana de
El hecho de que
Probablemente el formato de largometraje no ayuda a la historia por lo que una miniserie de 8-10 capítulos hubiera sido lo ideal para el desarrollo de la narrativa. Prácticamente toda la mitología relacionada con el mundo de los shinigami brilla por su ausencia así como el juego del gato y el ratón que se traen Light y L en la obra original (en la que, por otro lado, también se pecaba de estirar en exceso la historia). Se apuesta por el consumo rápido y lo visual en vez de meter el bisturí en componentes más complejos. La sensación que nos alberga es la de una oportunidad claramente desaprovechada.
Donde más obstáculos me encuentro es tanto en la elección de
Volviendo al apartado de las sombras, la traslación de L a la película de Wingard ha sido totalmente garrafal y eso que la interpretación de
En definitiva, si aún no conoces el universo Death Note te recomiendo encarecidamente que te hagas o bien con el manga o bien con el anime y disfrutes de una de las joyas japonesas que mejor acogida ha tenido en Occidente. Si ya conoces la obra original y aún no has visto la adaptación de Wingard, lo mejor que puedes hacer es deshacerte del cuaderno de muerte (y con él lo harán todos tus recuerdos…) y ver la cinta sin más pretensiones que entretenerte a lo largo de hora y media. Olvidar cuál es la fuente de donde brotó esta idea para así evitar a toda costa entrar en comparaciones que lastren la experiencia. ¿Una vez recuperes la memoria? Siempre puedes entrar en Zonanegativa y compartir con nosotros tu opinión.
Regla 53. Los individuos que pierdan la posesión de la Death Note también perderán la memoria de todo lo relacionado con ella. Esto no quiere decir que pierdan por completo su memoria desde el día que obtuvieron la posesión hasta el momento de perderla, sino que únicamente lo harán de los acontecimientos directamente relacionados con la Death Note.
Los otaku deberían estar ya curados de espantos, después de varias adaptaciones fallidas de manos de Hollywood (y las que vendrán), rasgarse las vestiduras a estas alturas, incluso antes de ver la película, es prácticamente masoquismo. Death Note es uno de los grandes fenómenos del manga y el anime de la última década, siendo todo un referente incluso más allá del lector habitual de manga. Es por eso que cada nueva noticia sobre el rodaje de la película, especialmente del casting, era recibida con reacciones viscerales y mucha bilis. Quizás, para no tener un corte de digestión, lo mejor es rebajar esas expectativas al mínimo y no esperar que una versión norteamericana de un manga sea realmente fiel al original. Porque sabemos que eso es imposible, todo tiene que pasar siempre por el filtro americanizador. Así pues, casi que lo mejor es tomarse esta película como un “What if”… “¿Y si la Death Note hubiese caído en un instituto de EEUU?”.
Pues bien, esto sirve y te salva durante la primera media hora o incluso tres cuartos de hora de la película. El protagonista, Light/Kira, a pesar de no tener nada que ver con el original, es un enfoque nuevo que a priori parece interesante. Aunque inteligente, no es precisamente un estudiante modelo, y sus motivaciones se deben al resentimiento por el asesinato de su madre y por el bullying, más que por una serie de reflexiones filosóficas. Y el investigador, L, cuya raza y aspecto escandalizó tanto, es un buen personaje hasta que a mitad de película sufre una inverosímil transformación. El tercero en discordia es Mia. Si bien su personaje en la obra original servía casi más de adorno que cualquier otra cosa, aquí tiene mucho peso en la trama… de hecho, tiene demasiado. Y aquí es donde se derrumba todo.
Es una película de poco más de hora y media, que te presenta a dos supuestos personajes antagónicos, pero termina apoyándose más en un tercero, aparentemente secundario, dejando totalmente desdibujado al protagonista, que apenas consigue evolucionar como personaje. Si algo destacaba en Death Note y se convertía en uno de sus principales atractivos, era esa constante lucha intelectual entre Kira y L, pero esto aquí desaparece casi por completo. Excepto por un giro final, o mejor dicho, una pirueta final que no convence en absoluto, y que parece intentar dar a Light un carácter más parecido al de la obra original (pero que no habíamos visto hasta ahora, ¡sorpresa, soy más listo de lo que parecía!).
Y es que como decía, la segunda parte de la película parece un auténtico despropósito, como los propios personajes, es una huida hacia adelante donde no importa nada de lo sucedido hasta el momento. Las cosas pasan tan rápido, que uno llega a perderse con la cantidad de nuevas reglas de la Death Note que van apareciendo, e incluso hay una serie de incongruencias absurdas con las que cualquier aficionado al manga o al anime, esta vez sí, tendrá todo el derecho de pedir la cabeza de alguien.
Volviendo al principio, nunca esperaría que se hiciera una adaptación fiel al original, y en cierto modo, casi mejor no intentarlo. Hacer una reinterpretación, es quizás la opción más fácil, pero al menos procura ser fiel al espíritu del original, no tanto en su forma, pero quizás sí en su contenido, en su tesis, y sobre todo, aprovecha todo lo bueno que tiene la obra original. Y esto es lo que no ha conseguido hacer
La Death Note de Netflix no llega a lo aceptable de Ghost in the Shell, y probablemente está por encima de una supuesta versión cinematográfica que algunos dicen que se hizo de Dragon Ball (¿eso existe? ¡No me lo creo!). Lo cual la deja en una de esas tantas oportunidades perdidas de trasladar, con bueno resultados, todo lo bueno que puede ofrecer el manga y el anime a un público más amplio. Así que una recomendación: buscad el manga o el anime.
¿Qué te ha parecido la nueva adaptación de Death Note de Netflix?
- Mala. Pasadme el nombre de los responsables para anotarlos en mi cuaderno... (62%, 90 Votes)
- Regular. El parecido con el original se encuentra ausente o fuera de cobertura. (18%, 26 Votes)
- Buena. No es una mala película aunque no sea una buena adaptación. (17%, 24 Votes)
- Excelente. Es una interpretación interesante de la historia. (2%, 3 Votes)
- Notable. Me han entretenido y eso ya es importante. (1%, 2 Votes)
Total Voters: 145
PARA MÁS INFORMACIÓN
VALORACIÓN GLOBAL
Alejandro García - 4.5
Cristian Miguel Sepúlveda - 6
Daniel Gavilán - 5.5
Francisco Miguel Espinosa - 2
Jordi Querol - 4
Jordi T. Pardo - 6
Jordi Molinari - 5.4
Mònica Rex - 6
Nacho Teso - 3
Pedro de Mercader - 7
Rubén Merino - 5.5
Sergio Fernández - 5.7
Oriol Estrada Rangil - 4.5
5
Mediocre
En la redacción hemos conseguido reunir opiniones de diversos perfiles de redactor: aficionados al manga e incondicionales de
Un bodrio. Independiente de si uno conoce el material base o no, el conflicto no se sostiene. Si Light y L son dos imbéciles, la película no funciona, porque a Light lo agarrarían enseguida y L no atraparía a nadie.
Adam Wingard nos da con Mia una lección del cine mas básico y tosco. En el primer plano que la vemos esta fumando. Porque? Porque el manual de las chicas malas nos dice que fuman. El resto del metraje no toca un cigarrillo. Una pavada. Como el resto de la película.
Si hoy me encuentro un Death Note sin duda escribiré el nombre de todos los responsables de esta «adaptación». Decir que es mala es quedarse muy corto.
uff… la verdad que una vez vista no se que decir. Tengo pocos mangas, Akira, Death Note, Pluto y alguno más por ahi perdido. Tengo pocos, por que tengo mucho de Europeo y americano, solo por eso. Pero Death Note esta entre mis obras favoritas y esperaba con ganas esta adaptación. No me enfade con la tontería del cambio de L o el cambio geografico o con cualquiera de los pegos que fueron saliendo, yo quería verla antes de decir nada…, y ahora no se que decir. Tal vez lo mejor que podría decir es que ha sido, una vez mas, otra oportunidad perdida. Una oportunidad perdida para hacer una gran historia para que la gente le entren ganas de leer la historia original ya que el que vea esta adaptacion no cree que le puedan contar más… que poco hay que rascar de una historia de un cuaderno que mata, y al que conoce la historia otra adaptacion que coge detalles sueltos de la obra original y hace otra cosa. Es como adaptar El Quijote y soltarlo en las cruzadas contra Saladino…
Fletcher!!
Mala pero con ganas , telefilme de a3 a las 4 la tarde. Y no porque el nivel adaptacion de las viñetas, este a la altura de las ultimas de los 4 fantasticos o de spiderman sino porque es mala de por si. Peor que el manga, peor que el anime ,peor que las de accion real japonesas , hasta que la ultima , que es bastante floja. No se la recomendaria a nadie. Me alegre cuando los derechos del millarverso fueron a parar a netflix , ahora no se yo si quiero ver sus adaptaciones visto lo visto.
Por llevar la contraria un poco, a mi me pareció superentretenida. En lugar de ver una chorripeli de Divinity un lunes por la noche en casa me vi Death Note. Cubrió de sobra mi ocio casero y justifica junto a muchas otras pelis y series mi suscripción a Netflix.
El truco está en que NO he leido el manga ni he visto el anime. Y más allá de la premisa inicial no sabía nada del original, por lo que los giros me sorprendieron y me molaron mucho.
Otra cosa es que Light sea un error de casting brutal, la eleccion de canciones nefasta y la peli hubiera necesitado 10 minutos mas de metraje para una mejor caracterización y oportunidad para la evolución de los personajes.
Posiblemente si hubiera pagado 6/7 euros por verla en el cine la cosa hubiera cambiado, pero vista en casa, como entretenimiento ligero me vale.
Por cierto, hablando con mi hermano que SI ha leido el manga, diría que el espíritu del manga está relativamente bien reflejado, para ser una peli de 100 minutos. Por no hablar que cosas como la personalidad sumisa de la chica es normal en Japón pero dificilmente trasladable a nuestro occidente políticamente correcto.
Supongo que Netflix confirmará la secuela en un par de semanas, porque diría que la ha visto todo el mundo y ese fin de semana no se habló de otra cosa. Yo creo que la veré cuando la estrenen.