«¿Alguna vez habías visto un saiyan así?.»
La songokumanía parecía hace unos años condenada al ostracismo. La época dorada de la creación de Akira Toriyama hacía mucho que había pasado, pero parece que la bestia solo estaba dormida; el éxito de las películas de La batalla de los dioses y La resurrección de F la volvieron a poner en le punto de mira. De esta manera, Dragon Ball regresaba a la gran pantalla después de 17 años, con su propio autor involucrado en la producción y colaborando estrechamente con la todopoderosa Toei Animation. La compañía, viendo la buena acogida del experimento, lanzó en 2015 Dragon Ball Super, una nueva serie de la franquicia situada ocho meses después de la derrota de Majin Boo que dejaba a un lado la anterior Dragon Ball GT.
Hubo voces críticas con la serie desde un primer momento con esta producción, especialmente por la dudosa calidad de la animación que exhibió en sus primeros capítulos. Pero Toei Animation no estaba preocupada por los pequeños detalles, estaba deseosa por explotar el viejo negocio y compensar su sequía creativa. Pese a sus detractores, y sus defectos, Dragon Ball Super ha hecho recuperar la afición a muchos seguidores veteranos y, sobre todo, ha logrado captar la atención de otros nuevos que no habían vivido el fenómeno original.
El nuevo paso en la conquista del universo por parte de Son Goku y compañía es la presente Dragon Ball Super Broly, una nueva película en la que se vuelve a narrar el origen de Son Goku, la destrucción del planeta Vegeta por el tirano Frezeer y se recupera a un villano de las antiguas películas: Broly. En la redacción unos pocos redactores han visto ya la película y han querido enzarzarse en una batalla para dar su opinión sobre la misma, ellos son Alejandro Ugartondo, Cristian Miguel Sepúlveda, Jordi T. Pardo, Juan Luis Daza y Nacho Teso. ¿Ya has visto la película? ¿Qué te ha parecido?
Antes de entrar en materia sobre Dragon Ball Super Broly permitidme una pequeña confesión: para mi Dragon Ball acabó en 1996 y desde entonces no he visto ninguno de los productos audiovisuales que han surgido alrededor de esta franquicia. Soy consciente de que ha habido más series y películas protagonizadas por Goku y compañía pero no he tenido contacto con ninguna de ellas. ¿Y qué quiero decir con esto? Pues que el recuerdo que tengo Dragon Ball es el del chaval que disfrutó de primera mano del éxito de la serie y que significó algo importante en mi formación como aficionado al cómic y la animación. Dicho esto, ver Dragon Ball Super Broly, casi 25 años después de mi último contacto con la serie, ha supuesto un baño de nostalgia considerable y el reencuentro con viejas emociones, casi, olvidadas.
Una de las grandes virtudes de la película, atribuible imagino a la participación directa de Akira Toriyama en su desarrollo, es lo reconocible que es todo para los viejos aficionados a la saga. Aparecen personajes nuevos pero apenas tienen alguna aportación cómica y el grueso del peso de la cinta recae sobre la vieja rivalidad entre Freezer y los saiyan del planeta Vegeta, que a la postre fue el núcleo sobre el que se cimentó Dragon Ball Z.
La revisión que se hace de los últimos días del planeta Vegeta, el origen de Goku y la historia del Broly del título (un sayan superpoderoso criado en las condiciones más duras imaginables) está muy bien desarrollada, repasando la mitología de la serie y, sobre todo, dando un trasfondo al enemigo de la función que hace que el espectador pueda empatizar con él y no lo vea como un simple villano al uso (para eso ya tenemos al resucitado Freezer).
Tras una buena media película en la que se presentan a los personajes y el escenario de la historia llega el momento de las tortas en una pelea final que se alarga más de 45 minutos y que supone un repaso condensado de la historia de las grandes batallas que pudimos disfrutar en su día en Dragon Ball Z. Como espectador veterano pude disfrutar una vez más de las adrenalíticas peleas marca de la casa, con golpes tremendos, movimientos más rápidos que la vista y kames destructores de montañas. Una batalla final, rodada con contundencia, respaldada por una potente banda sonora y que permite ver en acción todas las evoluciones de combate de los personajes. Lo que en costó casi 300 capítulos de serie de televisión lo disfruté en esos tres cuartos de hora de acción trepidante.
Con todo la película tiene sus fallos, ya que en algunos momentos la animación no está a la altura de un largometraje para cine y algunas partes del guion dejan un poco que desear (las motivaciones de Bulma y Freezer para buscar las bolas de dragón se pasan de graciosas para caer en lo ridículo). También, como es habitual en las películas de la serie, la continuidad no está muy bien respetada aunque en este sentido siempre he pensado que estas películas tenían su propia línea temporal por lo que es un mal menor.
Dragon Ball Super Broly ha supuesto una buena oportunidad para reencontrarme con estos personajes que me fueron tan queridos y para volver a disfrutar como un adolescente de las emociones que hicieron de Dragon Ball Z la serie mítica que recordaba.
Es algo curioso que, como gran fan de toda la vida de Dragon Ball, hasta el nivel de adorar la mayoría de sus películas e incluso Dragon Ball GT, no haya sido capaz de engancharme a Super. Y lo he intentado en diversas ocasiones. Al principio, cuando la serie recién se había estrenado, vi un par de episodios y ahí lo dejé, no por aburrimiento como tal, si no más bien por pura pereza. Después lo intenté retomar con la emisión de Boing en España, pero una vez más la desidia y el hecho de que emitieran una versión acelerada y censurada pudieron conmigo. Ni siquiera he visto las películas que ahora se consideran “canónicas”, La batalla de los dioses y La resurrección de F. No obstante, a pesar de todo, he podido enterarme bastante bien de la historia, gracias a videojuegos, vídeos, y sobre todo, amigos y conocidos que me la han ido contando.
Cuando vi que se iba a estrenar una película centrada en Broly, que traía de nuevo el personaje y lo canonizaba tras años de ausencia y dos secuelas de su primera película bastante lamentables, supieron de verdad despertarme el interés por retomar en serio esta franquicia y volver a intentarlo una vez más. Y parece que a la tercera va la vencida, puesto que aquí estoy, escribiendo una breve crítica sobre esta película, y emocionado por continuar sumergiéndome, esta vez con más profundidad, en la saga Dragon Ball Super.
El filme, que está siendo todo un exitazo de crítica, público y recaudación en todo el planeta, tiene un prólogo excelente, que nos muestra un poco más de esa espartana y genetista sociedad del planeta Vegeta, subyugada primero por King Cold, y después por su pérfido y sádico hijo, Freezer, del que una vez más sale a relucir su miedo y complejo de inferioridad ante los Saiyajins. Todo termina como siempre había terminado, con la destrucción del planeta a manos de Freezer y Bardock, personaje favorito de un servidor, intentándolo impedir de una manera mucho menos épica que en su primera aparición en aquel mítico especial de televisión de 1990. Sirve también para regalarnos un momento muy emotivo con los padres de Goku, una de las mejores escenas de la película, y para introducirnos a Broly a su padre Paragus, así como sus motivaciones de venganza. Y hasta aquí la historia de
La animación desde luego no es lo mejor que podemos encontrarnos hoy en día en la industria cinematográfica japonesa, especialmente en comparación con Ghibli, Khara , Ponoc u otros tantos estudios de animación, pero es lo suficientemente buena como para emocionar con un combate bien coreografiado, y sobre todo, muy colorido. Este Broly con su nuevo aspecto más tribal y salvaje he de decir que estéticamente no me acaba de convencer, aunque sí me gusta la tonalidad verde presente constantemente, y esa transformación tan natural en Super Saiyan, sin ninguna explicación de por medio ni nada que nos indicara qué estaba pasando ahí, como ha ocurrido en tantas otras ocasiones. Es especialmente destacable la escena en primera persona, muy original y bastante sorprendente en un filme del estilo de Dragon Ball Super.
Solo puedo ponerle pegas a nivel argumental, puesto que a partir del largo prólogo, la historia cae profundamente a un pozo vacío de interés que solo se mantiene ante el inminente combate épico que todos esperamos. Sin embargo, se agradece que hayan intentado darle cierta profundidad al personaje de Broly, ya que el de su padre Paragus carece totalmente de sentido, pero aún así se antoja muy superficial, y apenas profundizan en él, utilizando como herramientas a sus dos amigos y rebeldes del ejército de Freezer. Me gusta el final, puesto que se guarda una bala en la recámara para recuperar al personaje en una parece más que probable continuación del anime, teniendo una oportunidad muy buena para aprovechar un personaje muy potente como es y ha sido siempre Broly, y darle una presencia y un contenido verdaderamente interesante y digno de él mismo. Solo el tiempo dirá si saben aprovechar bien esta oportunidad que ellos mismos, y hablo de Toei y
No hay nada que me gustaría más en este mundo que seguir disfrutado de Dragon Ball, vivir de la nostalgia y seguir pegado a cada nueva serie o película de la franquicia que se anuncie. Pero a mi modo de ver, las mejores historias de Dragon Ball ya han sido contadas y Toei Animation -y también Akira Toriyama– lleva años explotando la gallina de los huevos de oro de manera torticera, sin aportar nada nuevo ni mejorar lo que ya conocemos. El estreno de Dragon Ball Super Broly solo viene a ser la triste confirmación de todo esto. No diremos que es la peor película de Dragon Ball porque en este campo la franquicia siempre ha hecho aguas y serían contadas las producciones que se podrían rescatar de la quema, pero podría jugar en la liga de las más intrascendentes (pese a ser más ambiciosa que la media).
Hablando de las películas de Dragon Ball, puede que una de las pocas que valdría poner en valor sea precisamente El último combate, cinta estrenada en 1990 que narraba brevemente la historia de Bardock, el padre de Goku, y la destrucción del planeta Vegeta a manos del tirano Freezer. Una historia que más que por su calidad resaltaba por hacerse eco de uno de los pasajes más desconocidos del origen de Son Goku. Esta historia dirigida por Mitsuo Hashimoto es la que versiona en parte Dragon Ball Super Broly que también recupera al susodicho Broly de su título, un saiyan de ira incontrolable y poder inmenso que ya hizo estragos -de forma no oficial- en las películas de Dragon Ball de los noventa. ¿Hacía falta traerlo de vuelta?
El resultado es un regreso a los orígenes en el que se destila la indignante dejadez de las últimas producciones de Toei Animation. El dispositivo de rastreo explotó hace ya mucho tiempo respecto a la mediocridad en la que han caido las producciones de este estudio (al menos en lo referente a Dragon Ball). Estos orígenes son como una amalgama de lo narrado por Akira Toriyama en el manga original y el spin-off Jaco The Galactic Patrolmal, pero también en las series y películas clásicas. Las referencias al origen de Superman son más evidentes que nunca y los diálogos más estúpidos si cabe, un aspecto que nunca se ha trabajado en las películas y que a veces se acrecienta por el efecto del doblaje. Todo suma y sigue…
Se agradece que la película intente en este caso tomarse su tiempo y se moleste en introducir a los personajes, sus motivaciones, etc; prescindiendo de personajes secundarios irrelevantes a estas alturas, por muy míticos que sean en la historia de Dragon Ball. Por contra, esto no deja de ser un refrito que en ningún momento tiene la capacidad de sorprendernos. Todo lo que sucede en Dragon Ball Super Broly no nos aporta nada nuevo -ni bueno- a la mitología de la serie. Y llegados a la segunda parte del largometraje encontramos una sucesión aburrida de enfrentamientos en los que no hay una solo escena capaz de retenerse en nuestra retina. La acción intenta ser más inmersiva con momentos cercanos a un shooter en primera persona, pero no funcionan porque la calidad de la animación es pésima.
En esto último tiene mucho que ver el trabajo de un estudio que se ha acostumbrado a la ley del mínimo esfuerzo, faltando el respeto a los aficionados. Dragon Ball Super Broly es un simple salvapantallas de esos con muchos colores y lucecitas que se van alternando. Una sucesión de escenas rápidas, de auras de colores y geografía cambiante que no hace justicia a los mejores momentos de la franquicia. La serie original sabía combinar distintos tipos de recursos para favorecer su épica, mientras que en Dragon Ball Super Broly solo tenemos testosterona saiyan desbocada con ínfulas de fanservive -ya nos gustaría- y el mismo ya rutinario «plan de batalla» de siempre. Sabes de sobra cómo -e incluso cuándo- Goku y Vegeta vencerán la amenaza de turno después de intentarlo cada uno por separado…y no es precisamente por la clarividencia del espectador.
No contentos con esto los responsables de Dragon Ball Super Broly se limitan a repetir los mismos chistes y situaciones que ya hemos visto mil veces en la serie y en otras películas (obviamente, tocaba ver otra vez las «fusiones defectuosas» de Goku y Vegeta). En el climax de la historia la película parece intentar marcarse un homenaje no buscado a la batalla psicotrópica del final de Into the Spider-verse que solo sirve para hacerle quedar en ridículo en la comparación. Esto sumado a la habitual ligereza con la que las películas de Dragon Ball se han saltado siempre la reglas, mitología y continuidad de la saga hacen de Dragon Ball Super Broly la constatación de estar ante una franquicia agotada que creció demasiado rápido y ahora no sabe escapar a su propia herencia. El triste divagar de una historia que lo único que puede aportar a estas alturas son fotocopias de colores de sus personajes. Esto no lo aguanta ni toda la nostalgia del mundo.
Cuando en 1997 Dragon Ball GT terminó su andadura la famosa creación de Akira Toriyama durmió durante un tiempo el sueño de los justos, pero no demasiado. Numeros nuevos OVAS (Original Video Anitamed) y el estreno de Dragon Ball Z Kai en 2009, con motivo del veinte aniversario de esta etapa del famoso shonen, saciaron el apetito a los fans de las aventuras de Son Goku y sus amigos. Fue en 2013 cuando Dragon Ball Z volvió por todo lo alto con una película de larga duración para la gran pantalla titulada La Batalla de los Dioses. Con dirección de Masahiro Hosoda y guión a manos de Yûsuke Watanabe aquel film centrado en el enfrentamiento de Goku, Vegeta y compañía contra Blis, el Dios de la Destrucción, insufló nueva vida al anime de la compañía Toei Animation convirtiéndose en todo un éxito que dio a conocer las correrías de los famosos Super Saiyans a una nueva generación de espectadores.
El excelente recibimiento por parte de los fans dio pie a una continuación sólo dos años después titulada La Resurrección de F. Nueva película centrada en el renacimiento de Freezer, uno de los mejores y más recordados villanos de la historia de la creación de Akira Toriyama. La cosa no quedó ahí y ese mismo año 2015 Toei Animation decidió echar la casa por la ventana y diseñar Dragon Ball Super, un nuevo anime de larga duración con 131 episodios en el que Akira Toriyama se implicaría de manera más activa. De esta nueva serie nace Dragon Ball Super: Broly, tercer largometraje para las multisalas, perteneciente al canon de la ya citada nueva etapa televisiva y reformulación del origen de Broly, uno de los personajes más famosos de los OVAS inspirados en el famoso shonen y al que pudimos ver en Estalla el Duelo, El Regreso de Broly y de manera un tanto menos ortodoxa en El Combate Definitivo.
Al igual que La Batalla de los Dioses y La Resurrección de F Dragon Ball Super: Broly tiene como principal misión despertar la nostalgia, sobre todo, de aquellos que nos criamos viendo las distintas etapas de la vida de Son Goku desde su niñez hasta su madurez como, poco responsable, padre de familia. En este sentido la película funciona como un reloj suizo ya desde la primera secuencia con la aparición de Freezer y su padre, el Rey Kold, e incluso cameos de muchos de sus esbirros como los añorados Zarbon, Dodoría, o las inolvidables Fuerzas Especiales de Ginyū. Seguramente esta decisión es la que incita a Akira Toriyama, guionista de la propuesta, a volver sobre sus pasos y rebootear la historia de Broly para convertirlo en un rol capaz de formar parte del lore de Dragon Ball Super. Todo esto con una, más que probable, intención de volver a recurrir a él en un futuro cercano, pero teniendo aquí su primera toma de contacto con los espectadores como revisión actualzada.
Porque sería de necios negar que Dragon Ball Super: Broly es un remake encubierto de Estalla el Duelo, aquel memorable OVA de 1993 en el que se presentó a tan letal secundario. En Dragon Ball Z: Moetsukiro!! Nessen – Ressen – Chōgekisen, título original de la obra audiovisual en cuestión, se narraba la llegada a la Tierra de un Saiyan llamado Paragus cuya intención parecía ser convencer a Vegeta para crear un nuevo reinado formado por los miembros vivos de su raza. Una vez aceptada la propusta Goku, Trunks, Gohan, Krilin, Oolong, el Maestro Roshi y el mismo Vegeta acompañaban a Paragus a un planeta en el que se encontraba Broly, su hijo y el conocido como Super Saiyan Legendario. Finalmente descubríamos el plan secreto de Paragus, consistente en utilizar a su vástago para vengarse de Vegeta debido a que el padre de este quiso eliminar a Broly cuando, siendo un recién nacido, apuntaba maneras para ser el Saiyan más poderoso de todos los tiempos.
Esta historia narrada en Estalla el Duelo es prácticamente la misma de Dragon Ball Super: Broly. De esta manera el largometraje dirigido por Tatsuya Nagamine vuelve al terreno de lo previsible, conservador y acomodaticio de sus dos predecesoras, pero al igual que aquellas crea una mixtura notablemente satisfactoria con dichos ingredientes. La historia es prácticamente la misma que en el ya referenciado OVA, pero en esta ocasión se incluyen a Freezer, Bardock o Gine como personajes secundarios de relevancia y en lo referido al padre de Son Goku se realizan cambios, una vez más, relacionados con su personalidad. Es el mismo Akira Toriyama quien se ocupa esta vez de acentuar el rol como víctima de la sed de venganza de su padre adscrito a Broly, algo acontecido ya en Estalla el Duelo de manera menos tosca, para convertir el Super Saiyan Legendario en un personaje noble, honesto y sólo dispuesto a luchar contra los protagonistas por culpa de la mala influencia de Paragus.
La obra está claramente diferenciada en dos partes. La primera abarca a modo de flashback el origen de Broly y la odisea atravesada por su padre, Paragus, para salvarle la vida y convertirlo en un letal enemigo mientras Freezer conspira para destruir el Planeta Vegeta por la amenaza que para él suponen los Saiyans. La segunda, localizada en la actualidad, se centra el reclutamiento de Broly y Paragus por parte de Freezer y su ejército así como el viaje a la Tierra para enfrentarse con Goku, Vegeta y el resto de protagonistas. Si bien la parte inicial abarca demasiado tiempo la trama discurre con interés, ofrece no pocos momentos rescatables y plantea situaciones tan sencillas como efectivas a la hora de dar cierto poso al relato. La final en cambio focaliza su interés en el enorme combate entre los dos amigos y rivales contra Broly. Secuencias de acción en las que el proyecto ofrece su mejor cara y una animación bastante destacable en varios pasajes.
Pero por desgracia ahí estriba el mayor fallo de la obra, que también lo encontrábamos en La Batalla de los Dioses y La Resurrección de F, aunque de manera no tan acentuada. Se antoja del todo insensato que una producción como esta, diseñada para ser un estreno en pantalla grande, posea una animación tan montonera y en ocasiones mediocre. Más sangrante todavía resulta si tenemos en cuenta que muchos, o la mayoría, de OVAS de los 90 tenían una estética mucho más cuidada y contundente que esta Dragon Ball Super: Broly, poseedora de algunos pasajes dificilmente distinguibles de los de un episodio cualquiera del anime para televisión de 2015 en el que se inspira. Rizando el rizo del disparate, como ya hemos apuntado, cuando empieza el combate entre Vegeta y Broly se percibe una notable mejoría en la labor de los lápices y así la homogeneidad etilística del largometraje queda totalmente descompensada y puesta en entredicho.
Más allá de estas carencias en la animación, un mal endémico en las tres películas más recientes relacionadas con el manga de Akira Toriyama, y de ser un producto sustentado en un descarado fanservice Dragon Ball Super: Broly es una propuesta altamente disfrutable contenedora de todas las señas de identidad que nos convirtieron en fanáticos del shonen por excelencia. Su notable éxito de taquilla tanto en Japón como Estados Unidos o nuestro país certifican la buena salud de un microcosmos ficcional que el pasado día 24 de febrero cumplió treinta y tres años de vida con su fama o particular mitología intactas y siendo disfrutadas por cientos de millones de nuevos acólitos recibiendo con expectación, ilusión y cariño cada nueva aventura, catódica o cinematográfica, de Son Goku acompañado de sus inseparables aliados o despiadados enemigos. Esperemos que siga siendo así por muchos años.
Creo que existen dos maneras de ver la situación actual de Dragon Ball. Por un lado, puedes sentir nostalgia por Dragon Ball Z y no aceptar los nuevos productos porque «nunca llegarán a tener aquella calidad». Por otro lado, puedes entender una realidad muy sencilla. Dragon Ball Super no es Dragon Ball Z, no pretende serlo y no debe serlo. Es un nuevo producto, un nuevo paso en el legado de la serie de Akira Toriyama. Es un nuevo producto para una nueva era. Y eso está bien.
De esto, de esta división, depende que puedas disfrutar o no de lo que se nos ofrece. Tanto Battle of Gods como Resurrection F me parecieron dos buenas películas que luego se adaptaron mal al anime. Desde el arco del Torneo del Universo 6 contra el Universo 7 la calidad fue subiendo. Y si para el Torneo de Supervivencia Universal no eras capaz de disfrutar de todos los momentazos que se sucedían, creo que eso no es culpa de la serie. Sí, Dragon Ball Super puede ser algo estúpida y simplona. Exactamente como Dragon Ball en sus inicios. Yo eso lo veo como algo bueno.
Así, después del mejor arco que ha tenido Dragon Ball Super, pasamos a la mejor película que ha tenido la serie en toda su historia. Y lo digo totalmente en serio. Da igual la que pongas en la comparativa. Dragon Ball Super: Broly es la más ambiciosa, la más espectacular, la que más intenta ser un producto completo y, de paso, la mejor integrada en el canon. Tiene virtudes y defectos, pero se coloca por encima de todas.
El filme se divide claramente en dos mitades. Tenemos el inicio, con la exploración del pasado de los Saiyan y el descubrimiento del lore de este universo. Para aquellos que no hayan leído Dragon Ball Minus y que tuvieran curiosidad por cómo se desarrollaron los hechos que acabaron con la destrucción del Planeta Vegeta, esta película es la mejor manera de enterarse de todo. Por el camino, se reintegran conceptos vistos en la OVA de Bardock o al propio Broly, que da título al filme pero es un personaje tan distinto del antiguo como mejor desarrollado. El alma de la trama. Después de todo esto, viajamos hasta el presente y preparamos las piezas finales para lo importante: la ensalada de hostias.
Los golpes en Dragon Ball Super: Broly tienen un impacto tremendo. Cada puñetazo, cada patada, cada milisegundo de batalla se siente como hacía mucho que no se sentía. Con esto se resuelve al instante uno de los aspectos más criticados del actual anime. A partir de ahí, el espectáculo solo sube. El Super Saiyan se ve como nunca. El Super Saiyan Blue se reivindica. Tenemos una escena en la que vemos en primera persona cómo Broly pelea con Goku. Tenemos una banda sonora que presenta a los combatientes como si de un combate de wrestling se tratase. El combate final es tan potente que se rompe la cuarta pared para contener tal nivel de poder en una dimensión fuera del espacio y el tiempo.
¿Cómo narices se puede no disfrutar de todo esto?
Sí, hay momentos en los que la animación y el dibujo bajan el nivel, a pesar de mantenerse muy alto durante todo el metraje. Sí, existen escenas con 3D raro, pero están mejor integradas que nunca. Y sí, hay momentos dramáticos que requerían un poco más de pausa para una catarsis completa. Confío en que esto último se solucione con una hipotética versión extendida. Pero, a pesar de estos fallos menores, Dragon Ball se encuentra en un estado de salud envidiable. La franquicia está fuerte como hacía muchos años que no estaba. El espectáculo de Dragon Ball Super: Broly no hace sino aumentar el hype por lo que está por venir. Y la adrenalina de ver a los Saiyans en el fragor de la batalla todavía sigue corriendo por mis venas, semanas después de haber visto la película. Viva Dragon Ball Super, y que siga por muchos años más.
Después del alto nivel que dejó Dragon Ball Super en su recta final había ganas de ver que haría Toei Animación con su intención de añadir a Broly, el villano más popular de las OVAs de la franquicia, al canon de la serie. Hacerlo bien no era muy difícil, pese al interesante concepto del personaje, el Super Saiyan Legendario que tendría una infancia marcada por el maltrato de su padre y unas primeras horas de vida atormentado por el llanto de un recién nacido Kakarot en la incubadora de al lado, el personaje brillaría en su primera aparición en “Estalla el Duelo”, pero su popularidad hizo que Toei quisiera explotarlo en dos OVAs más: “El Regreso de Broly”, donde acabaría viajando a la Tierra a enfrentarse a la progenie de Son Goku y “El Combate Definitivo”, donde el personaje sería ya una burla de lo que fue. Dicho sea de paso, cuando señalo que supone un concepto interesante tampoco con eso quiero decir que sea profundo, el odio de Broly por Goku es bastante infantil y recuerda mucho al de Veneno (Eddie Brock) por Spiderman, no es un motivo de resentimiento basado en la realidad sino en el propio subconsciente de los villanos sobre cómo estos héroes han marcado su existencia.
El creador de Dragon Ball, Akira Toriyama tuvo la intención de traer a Broly de vuelta en la actualidad para dotar de mayor trasfondo al personaje y así lo vemos en esta película: en la primera media hora que sirve de prólogo sirve para revisionar tanto “El Último Combate”, la película de TV que sirvió para mostrar el origen de Bardock, como el origen de Broly en “Estalla el duelo” y sintetizarlos. Así no solo muestran como Freezer se alza con el poder al concederselo su padre y presentar al Rey Vegeta como un cobarde y resentido soberano que no quiere que nadie más le haga sombra a mayores del Tirano Galáctico y al ver que Broly es más fuerte que Vegeta decide enviar al bebé a un planeta inhóspito. Por otro lado, con el reciente retcon de la historia de Bardock al añadirle una consorte, Gine, la madre de Goku, se ha aprovechado para darle al famoso saiyan un origen claramente inspirado en Superman, con sus padres enviándolo a la Tierra para protegerlo de la inminente debacle del Planeta Vegeta a manos de Freezer, temeroso de la leyenda del Super Saiyan. Sin embargo, este no se espera que dicho Saiyan esta en otro planeta al cual, su padre, el Comandante Paragus, viaja para salvarlo, lleno de odio por la monarquía Saiyan por haberlo enviado a un destino incierto.
Luego la película avanza al presente con una persecución de Freezer y por otro lado de Bulma, Goku y Vegeta, de las Bolas de Dragón por diferentes motivos. Y aquí es donde se introduce al nuevo Broly y a Paragus. Si bien el progenitor del Super Saiyan sigue conservando la misma personalidad de “Estalla el Duelo”, este Broly es muy diferente al original: no es un asesino sanguinario, sino un joven de buen corazón que es víctima de su temperamento por su naturaleza guerrera y el mal trato que le da su padre, consumido por la venganza, coincidiendo con la mayor enjundia que Toriyama le quería dar a su personaje en el guión del filme.
La película sigue una estructura clara: una primera mitad argumental, dedicada al prólogo del Planeta Vegeta así como a la búsqueda de las Bolas de Dragón de las diferentes partes implicadas y luego toda la segunda mitad contra Broly. La batalla final está muy bien en su comienzo hasta que cede al exceso, con ese espectáculo de luces excesivo para una pantalla de cine y que casi cae hasta el punto de la parodia, sobretodo en la parte en la que combaten “entre dimensiones”. También hay que resaltar el irregular nivel de la animación, muy bueno durante la batalla pero llegando a rozar lo vergonzoso en la parte en la que se interactúa con Piccolo, una calidad indigna para un estreno en una pantalla grande. También en esa parte, si bien el humor es algo que debe estar presente en Dragon Ball ya que considero que forma parte de su identidad, se abusa del mismo en momentos dramáticos que lo único que logran es que esas partes sean frívolas.
Concluyendo, Dragon Ball Super: Broly supone un buen punto para saciar las ansias hasta que lleguen los nuevos capítulos de la serie. Es una de los mejores filmes de la franquicia, aunque eso tampoco es algo que sea especialmente meritorio viendo el nivel, y si bien Dragon Ball es una serie basado en el combate aquí se le ha dado una importancia excesiva y que lastra el guión de la película. El enfoque del nuevo Broly es interesante y ya se verá lo que dará de sí en el futuro. Por no hablar de que la animación es algo que se debe cuidar y hay puntos de la película que se ha fracasado en este aspecto. En definitiva, es una buena película que ofrece lo mejor de Dragon Ball pero que sin embargo tiene unos fallos claros, pero con suerte puede servirle de experiencia a Toei para la próxima ocasión, que la habrá debido a los increíbles resultados de taquilla.
VALORACIÓN GLOBAL
Alejandro Ugartondo - 6.5
Cristian Miguel Sepúlveda - 7
Jordi T. Pardo - 3
Juan Luis Daza - 7.5
Nacho Teso - 8
Nacho Pena - 7
6.5
La redacción de Zona Negativa ha llegado a la conclusión de qué Dragon Ball Super Broly es una producción muy entretenida, con unas grandes dosis de épica y una historia que invita a la nostalgia. Pese a sus defectos, como una animación poco cuidada y la repetición de esquemas, el nuevo filme de Toei Animation es toda una experencia para el aficionado a Dragon Ball.