Después de un Encuentro Con Actores en el que tanto él como Javier Bódalo nos contaron mil y una anécdotas del rodaje de 30 Monedas, la serie de HBO escrita y dirigida por Álex de la Iglesia, pudimos entrevistar de manera distendida al actor español Víctor Clavijo (Algeciras, Cádiz, 28 de septiembre de 1973) con el que hicimos un repaso a toda su carrera interpretativa, centrándonos principalmente en su faceta televisiva. Desde su primer papel importante en la serie juvenil Al Salir de Clase hasta la actualidad con éxitos como El Ministerio del Tiempo o la ya citada 30 Monedas Clavijo ha hecho acto de presencia en numerosos proyectos audiovisuales y teatrales de los que vamos a hablaros un poco en la siguiente entrada.
Hoy nos acompaña el actor Víctor Clavijo. Víctor, muchísimas gracias por estar aquí con nosotros
A vosotros
Vamos a hacer un repaso por toda tu carrera, desde los inicios hasta el presente y tú ya nos vas aportando datos de los distintos proyectos. Como a todos los entrevistados te tengo que preguntar cómo nació tu pasión por la interpretación.
Uff, difícil resumirlo, pero vengo de una familia donde gustaba mucho el cine y gustaba mucho también el teatro. En mi casa se veía muchísimo cine, mi padre era amigo de unos actores de Algeciras que tenían una compañía de teatro y a veces les acompañábamos en sus en sus giras y en sus funciones, a mí me gustaba disfrazarme en casa y hacer el payaso, no lo identificaba en ese momento con que quería ser actor, pero yo creo que cuando descubrí las películas de Charlie Chaplin con, no sé si 10, 11 o 12 años, al mismo tiempo cayó en mis manos un libro de Stanislavski que tenía mi padre en casa llamado La Construcción del Personaje, al mismo tiempo descubrí las películas de James Dean. Pues toda esa amalgama y unos documentales que vi en la segunda cadena (La 2 de RTVE) sobre la historia del mimo y la historia del Actors Studio también. Pues toda esa amalgama hizo que quisiera probar esto y me enrolé en una compañía de teatro con 15 años cerca de Algeciras, en el Campo de Gibraltar, y ya cuando probé el teatro por primera vez y me subí a un escenario por primera vez, con esta compañía que se llamaba Mejorana, dije «Esto es lo que quiero hacer» o sea que, bueno, una serie de circunstancias que me fueron llevando a olfatear el mundillo, a vivirlo una manera un poco tangencial por el contacto de mis padres con esta gente, con estos actores, y luego estos libros, estas lecturas, esta películas que cayeron mis manos y el hecho de probarlo por primera vez, todo eso hizo que no tuviese otro remedio que dedicarme a esto.
Víctor, antes de llegar a Al Salir de Clase, tu papel de Raúl que se convirtió en icónico, tuviste también un trayecto también televisivo. Hasta llegar ahí ¿cómo fue dar el salto del teatro a la televisión siendo un actor tan joven? ¿cómo lo recuerdas?
Cuando decidí dedicarme a la interpretación, yo estaba estudiando derecho en Granada, yo soy de Algeciras, y ya había desechado la idea de convertirme en actor, porque, bueno, mis padres me dijeron «Estúdiate una carrera y ya harás teatro». Yo quería seguir haciendo teatro porque lo había probado y me gustaba mucho y me dijeron «Ya harás teatro cuando salgas de trabajar, en la oficina o donde haga falta». A los 20 años tome la decisión, tras ver una obra de teatro de Juan Diego en Granada dije «quiero dedicarme a esto» y me fui a Madrid a estudiar arte dramático e hice las pruebas de ingreso en la RESAD, la escuela oficial de Madrid, y estudié 4 años allí, digamos la especialidad de interpretación, más enfocada hacia el teatro, por supuesto. Al mismo tiempo también estudié doblaje en una academia y conseguí representante cuando estaba en tercero de la escuela de interpretación, que empezó a llevarme a algunos castings de televisión y me salió el primer trabajo en televisión, pues capitular en la serie El Super, otro en no sé dónde y me llegó mi primer trabajo televisivo con continuidad con la serie de Menudo es mi Padre a los 22, 23 años y cuando la acabé pues ya me cogieron para la serie de Al salir de Clase y no había hecho teatro profesional en Madrid, lo que había hecho era teatro antes de llegar a Madrid y había estudiado la carrera de interpretación enfocada hacia el teatro en la escuela de interpretación, pero digamos que no pasé del salto profesional o del teatro profesional a la televisión, porque no había tocado todavía el teatro profesional, había hecho teatro amateur y tenía formación teatral en la escuela, pero no había hecho teatro profesional todavía.
Tu personaje de Raúl en Al salir de clase se volvió icónico, a mí era uno de los que más me gustaba de la serie y para que nos hables un poquito de la serie te voy a recordar dos momentos que para mí son míticos. Uno sería cuando fallece tu hermano, Sergio Peris Mencheta, en el que le diste un repaso a todos personajes durante el funeral, que no veía un repaso en un funeral así desde el de Laura Palmer (risas). Luego hay otro momento que también me divertía muchísimo porque Raúl es un personaje a lo mejor arisco, era más duro, casi villanesco, pero yo recuerdo la etapa en la que iba a la radio del instituto e imitaba a un sacerdote, no recuerdo el nombre, que usaba la coletilla de «Y digo yo…» o algo así, una coletilla muy divertida. ¿Ese contraste del personaje cómo lo llevabas?
Pues era lo que más me gustaba del personaje, que tuviera ese contraste. Cuándo empezaron a darle al personaje de Raúl ese carácter a veces entre cómico y patético que era capaz de ponerse en ridículo por conseguir la atención de una pija y era capaz de vender a sus padres y hacerse pasar por pijo cuando no lo era, a mí esto me parecía que completaba mucho al personaje porque le daba una dimensión más allá del tipo resentido y con ganas de vengarse de la gente que le había hecho daño, sino que le daba mucha más complejidad, era mucho más más poliédrico, más tridimensional ¿no?. Entonces para mi era estupendo que de repente el personaje tuviese estas situaciones de comedia y de repente tuviese, al mismo tiempo, una situación dramática como la muerte, por ejemplo, de mi hermano. Yo fue la época en la que más disfrute el personaje, en la segunda temporada, porque los guionistas habían descubierto este carácter patético/cómico del personaje y a mí me divertía mucho poder explorar ese terreno, entonces lo llevaba muy bien, para mí era perfecto porque no me quedaba en un solo color. El personaje era malvado, pero también era sensible, solo que lo ocultaba, se abría con ciertas personas, de repente se le giraba el melón o la cabeza y se cruzaba con alguien y… entonces sorprendía mucho, eso es lo que me parecía muy interesante, que no que no se mantenía en una línea continua, sino que era muy muy sorprendente y muy imprevisible y esto es lo que me gusta de los personajes
Para mí era uno de mis personajes favoritos y luego la química que tenías con Sergio Peris Mencheta, que ya nos has comentado en la conferencia que habéis dado que has trabajado con él en teatro y demás, había una química muy potente ¿Qué relación tienes actualmente con Sergio?
Muy buena, para mí es aparte de uno de los actores directores y personajes de la cultura los que más admiro por el talento que tiene y por la inteligencia que tiene, porque creo que es un genio, es un tío con con un coeficiente intelectual muy por encima de la media, como lo demuestra su talento de director y su talento actoral ¿no?. Yo aprendí muchísimo con él, yo venía de la formación de la RESAD quizás tenía formación un poco más metódica, más teatral y él venía de una escuela dónde jugaba mucho a buscar la organicidad y a sorprender al actor, a no ser quizás tan academicista, yo era más academicista, y él jugaba más a romper las situaciones a buscar la sorpresa, a buscar lo fresco y cuando entendí como trabajaba él dije «Me pego a tu barco, juego contigo». Entonces Sergio hacía mucho esto conmigo y a mí me encantaba seguirle el rollo. Cuando él, de repente, en una situación, en una secuencia te sorprendía y hacía algo yo entendía que lo estaba haciendo para darle vuelo a la escena y me pegaba rápido a su propuesta, ya fuese que cambiaba el texto, ya fuese que hacía una acción que no habíamos ensayado ya fuese que me sorprendía haciendo algo, entonces a mí me enriqueció mucho la manera de trabajar de Sergio, muchísimo, como actor. Luego ya como director me parece que es un talento fuera de serie, no no hay más que ver los montajes que ha hecho los últimos 8 o 9 años y son para aplaudirle sin parar. Tengo una relación con el muy buena, no nos vemos de continuo, pero nos queremos mucho, me consta que nos queremos mucho y que nos respetamos mucho y que nos admiramos mucho. Entonces hablamos de vez en cuando por teléfono, algún mensaje o algún audio, algo en concreto o lo que sea. Le he visto hace un par de semanas en persona porque he ido a ver su último montaje y he salido maravillado. Y sí, hablamos, no te voy a decir de continuo, pero sí de vez en cuando.
Quería hablar de Raúl porque te he comentado el tono villanesco de ese personaje, pero es que luego participaste en una de mis series españolas favoritas, que era Policías, en el Corazón de la Calle y ese personaje era muy complicado, porque también era un villano total, ¿cómo fue trabajar en esa serie que, desde mi punto de vista, a nivel de puesta en escena yo creo que se adelantó a muchas serie españolas de ahora?
Sí, sí, sin duda, pues fue un personaje que era una oportunidad de interpretar, porque Raúl tenía más matices, este era un villano más «villano villano» y siempre es muy divertido interpretar al villano y cabrear al público ¿no?, que el público te odie un rato es muy divertido (risas) siempre y cuando el público entienda que es un trabajo, lógicamente. Bueno, pues era un personaje muy villano, un director de snuff movies que seducía a la protagonista y la llevaba, la introducía un poco en el mundo pornográfico a priori, pero luego con la excusa de secuestrarla o con la intención de secuestrarla y hacer que con ella una snuff movie. Bueno, fue un personaje que disfruté muchísimo, duró solamente no sé si fueron 3, 4 capítulos, pero fue un disfrute, sí, sí, y era, bueno, un poco un salto hacia delante de lo que venía haciendo hasta ahora que era un trabajo más de personajes juveniles. Ya por edad estaba un poco más adaptado a mi propia edad el personaje, por complejidad también un poco más a la edad que yo tenía, entonces bueno, fue un regalo y una oportunidad también que agradecí mucho. No fue el único, además, porque luego me llegó también un personaje capitular en Génesis que era un poco casi una continuación de este otro, porque también era otro director de snuff movies, en una serie de acción, también era policíaca, y me tocó interpretar a otro director de snuff movies con lo cual tengo un poco ya el master de directores de snuff movies (risas)
Te iba a comentar que, ya dando un salto grande en el tiempo, pasamos del personaje como dices villanesco al seductor, porque ya tu personaje de Lope de Venga en El Ministerio del Tiempo, un personaje recurrente ¿cómo lo afrontaste? porque la versión que diste de de López es maravillosa
Muchas gracias. Pues mira, yo creo que ahí tuvo que ver un poco, aparte de que el guion es maravilloso y era muy fácil jugarlo, o sea, ha sido de los personajes que menos me ha costado interpretar, lo pienso ahora. Yo hice cuando estaba en la escuela en la RESAD escribí una obra de teatro que era una versión del Don Juan Tenorio, una versión divertida, me traía al Don Juan de Tirso de Molina al siglo XX y lo despertaba en el siglo XX junto con Catalinón y este don Juan intentaba seducir a las mujeres y se encontraba que las cosas habían cambiado en el siglo XX, con que su modus operandi o su carácter seductor ya no servía. Entonces yo pienso que de esta manera este trabajo que yo había hecho en la escuela con este personaje, este Don Juan divertido que había escrito, que había mostrado en un trabajo de clase de alguna manera esa semilla a lo mejo estaba ahí para el personaje, a lo mejor, de Lope, lo pienso ahora a posteriori. Lope lo que me dio es la oportunidad de sacar ese lado divertido, seductor, canallesco que uno lleva dentro, pero que no se atreve a explorar y a sacar en su vida diaria porque uno no es así ¿no?. Entonces me dio la oportunidad de jugar a eso, jugar al «fucker» divertido que además seduce de una manera divertida y de una manera en la que uno dice «Joder, qué cabroncete, cómo las suelta» ¿no?. Entonces es muy divertido hacer eso, que te den la oportunidad de sacar eso con un personaje, eso que uno lleva dentro y que no se atreve a sacar porque yo soy más tímido y no soy nada seductor en mi vida privada, pues oye, fue una ocasión para volcar eso en ese personaje, pero me resultó muy fácil en contra de lo que pudiera parecer por ser Lope de Vega, pero en cuanto encontramos la clave y la clave era no interpretar a un escritor porque eso ya se suponía, eso era su oficio, sino interpretar un tío que lo que desea es amar y acostarse con mujeres y seducirlas con la labia o mintiéndoles, engañándolas pues bueno, ya el trabajo se convierte en algo mucho más divertido en el que no tienes que comerte la cabeza pensando cómo sería Lope de Vega cuántas obras escribió «Dios mío, me falta por leerme esta, entonces no puedo interpretarlo», No, eso es otro tipo de trabajo, este Lope de Vega que se hizo en El Ministerio del tiempo era un tío más de tierra y por tanto para mí fue mucho más divertido
Víctor, voy a preguntarte por el que para mí es de tus personajes, por lo menos el que mejor rollo transmitía y es que recuerdo un capítulo de El Fin la Comedia, de Ignatius Farray, en el que hacías de de un instalador de Wi-Fi que al principio parecía que iba a ser un cara y luego le da un giro completo al personaje y es maravilloso ¿cómo fue esa experiencia de trabajar con Ignatius en la serie?
Pues fantástica. Fue un rodaje muy corto, yo ceo que fueron dos días, dos jornadas de grabación. Me sorprendió mucho Ignatius, porque no lo conocía personalmente y claro, la imagen que te llega de Ignatius es de un tío irreverente, loco y es un osito de peluche, es tímido, es callado, es reservado, es sensible, es todo lo contrario al personaje que saca y que todos conocemos. Entonces, bueno, fue un rodaje muy cómodo, muy divertido y un personaje que tampoco anticipaba ni sospechaba que iba a gustar tanto como luego me llegó la confirmación de mucha gente, no. Pero sí, la clave era un tío que a priori parece un caradura, un jeta al que no le apetece trabajar, que está ahí y que todo lo que haces es posponer el trabajo y luego te das cuenta de que es una especie de ángel de la guarda de Ignatius no. Sí, es un personaje que estaba construido de una manera muy bonita a nivel de guion.
Estaba genial, la verdad es que a mí me encantó
Muchas gracias
Víctor, la última pregunta para no alargarnos más. Te tengo que preguntar por 30 Monedas y antes de hablar de 30 Monedas me gustaría hablar del trolleo qué hiciste por Twitter, porque como yo te sigo, recuerdo que cuando empezaron a emitirse los primeros episodios y tú dijiste «He estado viendo la serie esta de 30 Monedas y está bien» y mucha gente todavía no sabía que tú ibas a participar.
Bueno, claro, es que no lo hice con la idea intencionada de hacer un trolleo, sino que no podía no podía adelantar, lógicamente. La productora pues había decidido lógicamente qué ciertos actores hicieran la promoción, los protagonistas, pues el resto del reparto no sé yo hasta que punto me estaba permitido o no anunciar que iba a estar en la serie, entonces me mantuve prudente en ese sentido y empecé a verla y es que de verdad que me estaba entusiasmando y hasta que salió mi capítulo, lógicamente, empecé a verla como consumidor, como cualquier otro espectador y estaba flipando con lo que estaba viendo, entonces compartía como otro espectador cualquiera lo que estaba disfrutando al mismo tiempo porque yo no había visto totalmente nada, de hecho no había leído el resto de la serie, a mí solamente me llegó el guion de mi capítulo y nada más. Entonces estaba viéndola completamente virgen y estaba disfrutando como un enano, sí, sí, no fue trolleo a conciencia, fue sencillamente prudencia de no anunciar que salía por si la productora no quería que lo anunciara, claro.
¿Y tu relación Megan Montaner, que es la actriz con la que más interactuaste?
Fantástica, o sea, no nos conocíamos personalmente, a lo mejor de la profesión en algún evento «hola, hola» como mucho, pero desde el primer momento en que llegué, yo me incorpore y ya estaban rodando, yo venía de rodar una serie, venía de rodar Hernán en México, cuando acabé de rodar Hernán vine a Madrid y a los 2, 3 día ya fui al rodaje a que me hiciesen pruebas de maquillaje, peluquería, tal y cual, vestuario, ellos ya estaban rodando y fue «Hola Megan, hola qué tal, cómo estás, dos besos», vamos a hacernos unas fotos para los personajes, para la casa, para el rácord y tal, en los que tenemos que estar agarrados como si fuéramos pareja y con todo, claro, estas cosas que dices «¿y cómo rompo el hielo con una persona?», pero es tan profesional Megan, que me lo puso tan fácil que en ningún momento me sentí cohibido no, de «Tengo que agarrarla de la cintura, tengo que darle un beso en la boca, tengo que parecer…» es tan profesional Megan y lo hace tan fácil que me resultó, vamos, como si la conociese de toda la vida, porque ella es muy, muy buena actriz y una gran profesional, sin duda.
Y ya por último ¿las hora de maquillaje…?
Uff, eso era, hostia fue… primero tuve que ir a hacer varias pruebas antes de que diesen el visto bueno, es decir tuve que ir como un día, dos días a que probasen conmigo y fueron como dos tres horas de maquillaje para que Álex lo viese y dijese «Ok me gusta», y volver a repetirlo luego los días de grabación, entonces cada día de maquillaje era dos horas, tres horas fácilmente, sí, sí. Pero el problema ya no solamente era el maquillaje, sino quitarte ese maquillaje. Recuerdo que el primer día de grabación, cuando terminé rodar mi escena, que la primera escena que tuve en la serie era cuando iba andando por la calle que volvía al pueblo, era la primera toma que hacía, me dieron una habitación de hotel, del hotel en el que estaban los actores, para poder ducharme… no te quiero contar como puse la bañera, o sea, me ponían trozos de lana negra en barro, un montón, de un montón de porquería, y claro, pues imagínate como dejé la ducha. Lógicamente intenté quitarlo, intenté ponerlo… pero en principio cuando me duché fue: «Madre mía la que he liado aquí» y se lo intenté recoger lo máximo posible para que los limpiadores del hotel no sufrieran (risas) pero vamos o sea, sí, sí, era un proceso muy laborioso, pero con una gran maquilladora, con Lolita (Lola Gómez) que hacía un trabajo espectacular, la mitad del trabajo se lo debo a ella, claro, sí, sí.
Víctor, muchísimas gracias por esta entrevista que nos has concedido. Que todos tus proyectos vayan genial: teatro, televisión, cine… y muchísimas gracias por este rato que has pasado con nosotros.
A vosotros, muchas gracias, un placer.