#ZNCine – Especial Atómica

 

Dirección: David Leitch
Guión: Kurt Johnstad (Novela gráfica: Antony Johnston).
Música: Tyler Bates.
Fotografía: Jonathan Sela.
Reparto: Charlize Theron, James McAvoy, Sofia Boutella, John Goodman, Eddie Marsan, Toby Jones, Bill Skarsgård, Roland Møller, Attila Árpa, Sam Hargrave, Jóhannes Haukur Jóhannesson.
Duración: 115 minutos.
Productora: Focus Features / 87Eleven / Closed on Mondays Entertainment / Denver and Delilah Productions / Sierra / Affinity.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 

Atómica (Atomic Blonde, por el título original) es la nueva película de David Leitch. El director de John Wick, otro día para matar y de la esperada, Deadpool 2, nos propone una película de espías en la línea de la primera película. Una historia moderna de espías que se aleja de los clichés del género representados por la saga James Bond.

La cinta empieza con la muerte de un espía del MI6 cuya misión era encontrar una lista con todos los espías infiltrados en la RDA (Berlín Este) de todas las agencias de inteligencia internacionales. Véase la intención de dotar de gran importancia el argumento por parte de los guionistas: esta misión no sólo afecta al Reino Unido o a Europa, sino a todo el mundo. No afecta una agencia, sino a todas. Este es uno de esos detalles que al ver una película pasan desapercibidos, pero que cuando piensas en ella se iluminan. Es, simplemente, inverosímil. Teniendo en cuenta que la lista incluye nombres, apodos, agencia responsable y detalles sobre el historial delictivo, cabe preguntarse lo siguiente: ¿quién ha escrito esto? ¿A qué agencia pertenecía? ¿Por qué está información se ha acabado perdiendo? En cualquier caso, no parece que existan respuestas satisfactorias a estas preguntas. Por tanto, el punto de partida del argumento flaquea por todos lados. Este es el gran problema de la película, pero seamos justos: este tipo de punto de partida es común en las películas del género.

La trama irá complicándose a medida que entren en escena otros personajes como Delphine Lasalle, una espía francesa interpretada por Sofia Boutella; y Aleksander Bremovych, el espía ruso-alemán que hace de villano principal, interpretado por Roland Møller. Aunque el punto de partida no sea creíble ni original, la evolución de la historia sí que está bien llevada. David Leitch consigue guiarnos por un guion rebuscado y complejo, como toda buena película de espionaje y contra-espionaje debe tener, pero sin llegar a ser ininteligible. Antes del fundido en negro que da paso a los créditos, el espectador sabe a quién debe lealtad cada personaje y quién ha jugado qué papel. Por tanto, no estamos en una de esas cintas cuya interpretación queda al gusto del espectador. Este hecho indica que el guion es bueno, aunque parta de una premisa regular.

David Leitch realiza varios juegos visuales con planos, perspectivas y secuencias que le dan un aire moderno y fresco a la película. Esto, sumado al uso de colores vivos, luces de neón y vestuario hacen de la cinta un producto con fuertes reminiscencias a los formatos cómic y videoclip. Cabe destacar el uso que hacen del vestuario en Lorraine Broughton, ya que no es para nada baladí. En principio, los vestidos, los trajes y complementos que usa llaman la atención porqué están fuera de época. Aunque bebe de la moda minimalista de los años noventa, en realidad esa tendencia se limitó a la alta costura. De hecho, muchos de los rasgos característicos del vestuario de la protagonista tampoco tendrían cabida en aquel momento, por ejemplo, los vestidos tan cortos que permiten ver el ligero. Del mismo modo, las gabardinas tampoco son representativas de aquel momento histórico, más bien son una reminiscencia de las películas clásicas con inspiración en la Segunda Guerra Mundial. Esta llamativa mezcla entre ropajes antiguos y modernos, pero respetando el aura del momento consigue: potenciar la característica estética de la cinta y que no le quitemos ojo a Charlize Theron. Porque esto es un hecho que sólo sucede con ella, sus compañeros de reparto sí que se ciñen a la ropa deportiva de los noventa o al intemporal traje.

El impresionante apartado visual se complementa con un uso muy inteligente y acertado de la banda sonora. Entre los artistas que podemos escuchar tenemos: Depeche Mode, Queen, David Bowie, George Michael, The Cure, Alice Cooper… Y podríamos seguir destacando nombres de artistas que se han convertido en clásicos modernos e iconos de la música. Hay dos características sobre el uso de la música: (1) no suena en cualquier momento, sino cuando un coche con radio se abre, cuando entran en un local con música, cuando se enciende una radio…; y (2) la música que suena en la RDA y la RFA no es igual, hay diferencias que serían interesantes de poder analizar.

En definitiva, tenemos una película con un apartado gráfico y musical brillante por las razones anteriormente comentadas. Un guion que flaquea por su planteamiento pero que se desarrolla con gran elegancia y eficacia; y un reparto muy creíble que nos transporta perfectamente al final de la guerra fría. Atómica es una propuesta muy interesante que por alguna razón o prejuicio pasará desapercibida por la gran pantalla.

El cómic: La ciudad más fría

 

Edición original: The Coldest City
Edición nacional/ España: Planeta Cómics
Guión: Antony Johnston
Dibujo: Sam Hart
Entintado: Sam Hart
Formato: 15 x 23cm, 176 págs. B/N
Precio: 17,95€

 

Sí, Atómica es otra de las muchas películas basadas en un cómic. Publicada en 2012 por la editorial inglesa Oni Press, La ciudad más fría está guionizado por Antony Johnston y dibujado por Sam Hart. La película es muy fiel a la historia original, salvando algunas diferencias: personajes que cambian de género según estemos leyendo o en el cine, cambios de edad y tramas ligeramente distintas. Pero en todos estos cambios, se preserva la esencia de la historia ideada por Johnston y se intenta con la perspectiva que da el cambio de registro.

Respecto al dibujo, Sam Hart apuesta por el blanco y negro, con un trazo rico en tinta y unos acabados tipo boceto. Un estilo que combina muy bien con una trama de novela negra. Ahora bien, tiene el problema típico de este tipo de dibujo: algunas veces no se distingue bien a los personajes. Si se realiza una lectura rápida, puede convertirse en una lectura atropellada.

Continuando con el aspecto gráfico, la ambientación de la época es más realista que en la película. Lorraine Broughton aparece con vestido y gabardina largo, así como el pelo oscuro y recogido. Otro detalle que contribuye a hacer más creíble la historia es la edad media de los personajes. Mientras que en el film los personajes tienen un aspecto juvenil, en el cómic no. Para empezar Percival es un hombre de mediana edad, como el resto de superiores de Lorraine. Otros cambios interesantes es el cambio de género del personaje de Henri Serlet por Delphine Lasalle. En la película nos presentan a una espía joven, esto permite dos cosas: unas cuantas escenas lésbicas y romper la monotonía de todos los personajes secundarios masculinos. Es una jugada interesante que revaloriza a este secundario que, en el comic, deja un poco que desear.

Viñetas interiores

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Ahora bien, para los que el aspecto gráfico no nos ha acabado de convencer hay una buena noticia. El objetivo del guionista, Antony Johnston, no era simplemente hacer una historia de espías clásica, sino crear una triología. El segundo número ya está en el mercado inglés y, en esta ocasión el dibujante es Steven Perkins. A continuación, tenéis el book trailer del cómic donde podemos apreciar cambios significativos en el apartado gráfico. Manteniendo el estilo sobrio y en blanco y negro, el dibujo parece más trabajado, más detallado: menos boceto. Habrá que ver si, sin el tirón de la película, Planeta se anima a editar el resto de volúmenes de la saga.

En definitiva, La ciudad más fría es un cómic muy recomendable al cual, lo único que le resta, es un dibujo demasiado dejado. He de confesar que es la primera vez que le doy una oportunidad a un cómic de espías y el resultado ha sido muy satisfactorio. Me ha entretenido y gustado a partes iguales. Merecen una mención especial las escenas en que Lorraine Broughton afila su lengua contra la actitud de sus compañeros. Una manera ingeniosa de retratar el machismo de la época sin caer en él. Pero por supuesto, lo más importante es que la tensión y el misterio están presentes en toda la historia, incluso habiendo visto la película. Aquí espera una lectora a que llegue el segundo volumen de la saga: El invierno más frío.