Seis piedras para gobernarlos a todos. Seis piedras para encontrarlos. Seis piedras para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas del infinito donde el Titan Loco Thanos amenaza en las sombras. Más allá de crossovers imposibles, cuando apenas queda una semana para que llegue a nuestras carteleras el estreno del año, Vengadores: Infinity War, en la redacción de cine de Zona Negativa continuamos con nuestro particular maratón que nos calma los nervios. Dice el dicho popular que lo difícil no es llegar a lo más alto, sino mantenerse. La Fase Dos del Universo Cinematográfico de Marvel Studios corroboró que nos encontrábamos ante uno de los valores más seguros de la gran pantalla. Una vez más, sacamos el bisturí y diseccionamos, una por una, las películas que formaron parte de esta nueva etapa. Recordaremos sus tramas, contaremos curiosidades de los rodajes y esperamos, con muchas ganas, que nos contéis vuestras opiniones sobre estas cintas. ¿Mejoraron a las entregas de la Fase 1? ¿Os decepcionó alguna película especialmente? Os invitamos, nuevamente, a que viajeis con nosotros al Universo Cinematográfico de Marvel.
IRON MAN 3
Tras el rotundo éxito que supuso la Fase 1 de Marvel Studios, culminada con el tremendo taquillazo de Los Vengadores, tocaba volver a empezar. Un largo año después, de la mano de su estrella más brillante, Robert Downey Jr., aterrizaba en cartelera la que, a día de hoy, sigue siendo la última entrega en solitario de Tony Stark:
El primer cambio importante que nos encontrábamos en Iron Man 3 lo tuvimos en la silla del director. Jon Favreau, realizador de las dos primeras entregas, se hacía a un lado para que entrara sabia nueva. El elegido, previa recomendación de Downey Jr, no fue otro que Shane Black que había dirigido al actor nacido en Manhattan en su debut con Kiss Kiss Bang Bang, la cinta que supuso la “resurrección” de Downey Jr. tras su anterior caída por culpa de las drogas. A pesar de su escasa filmografía como director (el filme mencionado anteriormente era su único trabajo), Black gozaba de una gran reputación como guionista con obras como la saga Arma Letal, El último Boy Scout o El último gran héroe que le convirtieron, en su día, en el mejor pagado dentro de su campo. En Iron Man 3, de la cual se encarga también del libreto junto a Drew Pearce, consigue reconducir el nivel de la franquicia después del bajonazo sufrido en la segunda parte. Acción trepidante, humor marca de la casa y el romance entre Tony y Pepper son los tres puntales que sostienen las poco más de dos horas que tiene el metraje.
Robert Downey Jr. vuelve a ser el protagonista (casi) absoluto de Iron Man 3. El actor, autoreconocido narcisista, tiene en el personaje de Tony Stark una elongación de si mismo. Si bien es cierto que, con el paso de las películas, comprobamos un proceso de maduración en la personalidad de Stark. Esto es más que palpable en el prólogo de Iron Man 3, que nos sitúa en la nochevieja de 1999 (cameo del profesor Yinsen incluído). Mientras suena el Blue de Eiffel 65, Tony va a dar la bienvenida al nuevo milenio acostándose con una mujer que no pretende volver a ver y humillando a un seguidor de su trabajo. Precisamente, estos dos nuevos elementos del tablero se consagrarán como dos piezas vitales en la trama. Por una parte, la actriz londinense, Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona) se mete en la piel de Maya Hansen, brillante botánica que acabará abrazando el lado oscuro por culpa de Aldrich Killian. Por otra parte, el actor criado en Australia, Guy Pearce da vida al citado Killian, sumando así una muesca más a su particular nómina de personajes estrambóticos en filmes como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, Prometheus o La Máquina del tiempo. Aldrich es el prototipo de villano de manual. Tullido y rechazado, utilizará su ingenio para transformarse en un dandy guaperas mientras elabora un perverso plan con el que pretende mostrarse como salvador del planeta para hacerse con su control. De paso, aprovechará para vengarse de Tony e incluso, matar a Hansen, su segunda de abordo, cuando esta cuestione sus órdenes. Mientras que el personaje de Hall pierde todo el gas tras el arranque inicial, Pearce sí que tendrá un peso importante en la trama cumpliendo con su rol.
No fueron estos los únicos fichajes importantes en la nueva entrega. Todo un ganador del Oscar como Sir Ben Kingsley, prometía ser la adquisición perfecta para ejercer de El Mandarín. Sin embargo, aquí nos encontramos el planteamiento más controvertido de la película y es que en la segunda parte del metraje, descubriremos que Kingsley en realidad es Trevor Slattery, un patético actor caído en desgracia al servicio de Killian, quien se hace con sus servicios a cambio de drogas y mujeres. Aunque resulte interesante el concepto de terrorista fabricado con un objetivo concreto, tanto que los amantes de la teoría de la conspiración verán ciertas similitudes con Bin Laden o Gadafi, no deja de ser cierto que se han gastado dos balas tanto con el personaje de El Mandarín como con el propio Kingsley, rebajando su imponente presencia a una caricaturización infantil. Por supuesto, volvemos a tener en los papeles principales a Gwyneth Paltrow como Pepper Potts, Don Cheadle como Máquina de Guerra (al servicio del Pentágono rebautizado como Iron Patriot con unos colores en la armadura que recuerdan al Capitán América) y el antiguo guardaespaldas de Tony, Jon Favreau, ejerciendo ahora sus labores para la señorita Potts. Si Rhodey fue el compañero de acción en Iron Man 2 y repite en la tercera entrega, en esta ocasión, también es la propia Potts la que da un paso adelante y se transforma en un miembro más de la acción explícita, bien sea con la propia armadura salvando a Maya Hansen del ataque a la Mansión Stark o bien sea salvando al propio Tony en los últimos latidos de película merced al compuesto Extremis que Killian (el único y verdadero villano de la trama) ha inoculado en la Presidenta de Industrias Stark.
La trama, una vez presentado el prólogo, nos sitúa trece años después, justo después de los acontecimientos que tuvieron lugar en Los Vengadores, en plenas Navidades mientras suena el Jingle Bells de Joe Williams. El tratamiento del personaje de Tony Stark está fenomenalmente escrito y las secuelas sufridas por el macrocombate neoyorkino se manifiestan en el protagonista con una crisis aguda de ansiedad y un insomnio prolongado. Una vez más, Marvel Studios da una lección de cómo extender su universo cuidando muy mucho la continuidad. A pesar de querer prestar su ayuda como Iron Man tras los últimos atentados terroristas cometidos que mantienen a la nación en alerta, Rhodey le rebate diciendo que “Atrapar al Mandarín es cuestión de Estado, no de superhéroes”. A su vez, Aldrich Killian ofrece a Miss Potts el suero EXTREMIS con la propuesta de piratear el disco duro de cualquier ser vivo y recodificar cualquier ADN. Potts, a la que se ve incómodamente atraída por Aldrich declina la oferta al considerarla, en exceso, peligrosa.
Tras un último atentado que acaba con Happy en coma en el hospital, Tony clama venganza contra El Mandarín y públicamente dará la dirección de su residencia. No tardarán mucho en llegar unos helicópteros que destruirán la mansión de Tony en Malibú (construida por Michael Riva en un set de Washington), regalándonos una de las escenas más espectaculares de la película. En otra secuencia para el recuerdo, Iron Man tratará de salvar a 13 miembros de la tripulación del Air Force One que están en plena caída libre. Para ello, se contó con los especialistas del Red Bull Skydiving Team que, tras más de 600 saltos en paracaídas a 3.000 metros de altura, consiguieron cayendo en picado, un acto lleno de tensión, espectacularidad y trabajo en equipo.
La parte central de la cinta nos presentará un Iron Man “desnudo”. Stark, siguiendo una pista de las extrañas explosiones, acabará en Rose Hill, un pequeño pueblo de la América profunda. Allí, sin armadura, sin sus bienes, y con la única ayuda de su ingenio y un niño, deberá proseguir con su investigación detectivesca no exenta de contratiempos, puesto que los esbirros de Aldrich convertidos en máquinas de matar gracias a la droga EXTREMIS le harán la vida imposible. Así pues, nos encontramos con un nudo James Bondiano que precederá a la auténtica traca final.
Alejándose del final anticlimático de la anterior entrega de la franquicia, el final de Iron Man 3 no se guarda absolutamente nada. En el puerto de Wilmington se escenifica una traca para el recuerdo. Tony y Rhodes se enfrentarán a Killian y el resto de sus miembros mientras tratan de salvar no sólo a Pepper sino también al presidente de los Estados Unidos de América. Por si todo esto no fuese lo suficientemente excesivo, Stark no sólo recuperará su última armadura (la flamante, aunque magullada, MARK 42) sino que hará un llamamiento al resto de armaduras forjadas por el genio. Hasta 41 trajes se crearon para el ¿cierre? de la saga Iron Man. De esta forma conoceremos a “Rompecorazones”, “Igor” o “Cañonero”. Pepper parece morir al caer sobre una gran explosión, pero, como hemos comentado anteriormente, cual Ave Fénix resurgirá de sus cenizas y ayudará a terminar con la terrible amenaza. Tony aplica el protocolo “borrón y cuenta nueva” y las armaduras explotan como fuegos artificiales en mitad de la oscura noche. Para acabar de poner el broche final, Pepper es curada, a Tony le consiguen sacar la metralla que desde la primera parte de Iron Man amenazaba su corazón y el bueno de Happy sale del coma, ¡en un gran (valga la redundancia) happy end! La escena post crédito nos sirve para recuperar en un pequeño cameo a Bruce Banner (Mark Ruffalo) que, más allá del gag, no da profundidad ni a la película ni al conjunto del universo compartido.
En definitiva, la aventura del UMC comenzó con la historia de Tony Stary y esta nueva entrega supuso la culminación de la trilogía y funciona a las mil maravillas como continuación de Los Vengadores sin que tenga que aparecer ningún compañero del vengador dorado. Por la idiosincrasia del propio personaje, sus creadores consideran Iron Man como la franquicia más realista y el público conecta de manera especial con el socarrón humor que desprende el personaje que crearon Stan Lee y Jack Kirby.
THOR: EL MUNDO OSCURO
Dos años y medio después de que se estrenara la shakespeariana primera entrega de Thor que no terminó de convencer a buena parte de la crítica y público, aterrizaba nuevamente el Dios del Trueno en nuestro país con
Con Kenneth Branangh fuera del concurso, el televisivo Alan Taylor fue el seleccionado para hacerse con el control de la nueva entrega de la saga. Fraguado en la cantera de HBO, Taylor había dirigido algunos de los mejores capítulos de Los Soprano, Roma o Juego de Tronos y se había especializado en poner fín a algunos de los personajes más importantes en dichas series como Christopher Moltisanti, Julio Cesar o Ned Stark. Como veremos más tarde, este no será un hecho baladí puesto que, haciendo honor a su nombre, Thor: El Mundo Oscuro pretende ser una secuela mucho más sombría que su antecesora. Para conseguir dicho efecto, más allá de la historia, Taylor decidió dar a Asgard, donde sucede la mayor parte del metraje, un toque más sucio y más duro. En el diseño de producción pusieron especial cuidado en que el reino de Odin no resultara demasiado medieval y que todo tuviera un importante aspecto tecnológico, además de presentar más vida que en la primera parte. La pomposidad de la primera entrega, en parte, desaparece para ofrecernos un reino milenario realista en el que se perciba el desgaste del paso del tiempo. En palabras del productor ejecutivo Craig Kyle, esperaban que Thor: El Mundo Oscuro “se convirtiera en nuestro Imperio Contraataca”. Dicha pretenciosidad no parece que fuera la mejor de las compañías y la relación romántica entre Thor y Jane Foster lastra durante buena parte el ritmo de la película.
El plantel de la primera saga cósmica de Marvel Studios es, simplemente, espectacular. Natalie Portman, Anthony Hopkins, Tom Hiddleston, Idris Elba, René Russo, Stellan Skarsgard, Kat Dennings, Jaimie Alexander y Ray Stevenson vuelven a acompañar al protagonista absoluto de la cinta, Chris Hemsworth. El actor australiano, que interpreta por tercera vez al héroe asgardiano, demuestra sentirse más cómodo con el personaje y nos regala un desarrollo cargado de madurez y taciturnidad. En el apartado de las caras nuevas, destaca como villano de la función el otrora Doctor Who, Christopher Eccleston dando vida a Malekith, Señor de los elfos oscuros, a pesar de que la primera elección para este papel era el actor danés Mads Mikkelsen (que posteriormente se desquitaría con su rol de Kaecilius en Doctor Extraño). Por otra parte, Zachary Levi que el año que viene protagonizará la cinta de Warner Bros/DC, Shazam, tiene un pequeño papel como Fandral.
A pesar de ciertos problemas de ritmo y de que Thor: El mundo oscuro parezca, en ocasiones, un remix de El Señor de los Anillos y Star Trek, lo cierto es que la segunda entrega del reino asgardiano cuenta con grandes aciertos. Al presentarnos a los elfos oscuros como la especie dominante antes del nacimiento de la luz y como gracias al Rey Bor, padre de Odin, consiguió derrotarlos, descubrimos El Eter, que no es otra que una de las gemas del infinito. De hecho, Thor: El Mundo Oscuro podría funcionar a las mil maravillas como prólogo del próximo macroevento marvelita puesto que se nos cuenta, de forma breve, como estas piedras que tanto ansiará el Titán Loco Thanos, tienen un gran poder de destrucción y preceden al mismo Universo. En este caso, el Eter es la gema (roja) de la realidad y aparece con forma de fluido y eternamente cambiante. No sólo eso, sino que esta piedra del infinito transforma la materia en materia oscura y busca cuerpos en los que alojarse y de los que extraer su fuerza. Por supuesto, este recipiente no será otro que el de Jane Foster (Portman) lo que hará que su lugar como pieza del tablero sea el de damisela en peligro. Una de las mayores pegas que se le puede poner al UMC es el de no haber sabido aprovechar el talento de la actriz israelí dotándole de un papel con más relevancia.
Thor: El Reino Oscuro continúa la acción donde la dejaron Los Vengadores. De esta forma, Loki será encarcelado para toda la eternidad por sus actos cometidos. Durante este periodo, Thor restaura la paz en los nueve reinos (conoceremos Vanaheim) y gracias a ello consigue el respeto y la gratitud de Odin. Sin embargo, el Dios del Trueno siente un vacío en su interior y tras descubrir que Heimdall (Elba) es incapaz de ver a Jane irá a Midgard a por ella. Una vez descubierto que Jane ha entrado en contacto con el Eter, mientras examina una zona con anomalías gravitatorias en Londres, retornará con esta a su reino natal. Malekith, que desea devolver a nuestro universo a la noche eterna, tiene una segunda oportunidad, milenios después de su derrota, gracias a que los nueve reinos están a punto de entrar en convergencia con el poder del Eter. Para ello atacará Asgard para intentar hacerse con el poder que está dentro de Foster y, aunque no lo consigue, el asedio terminará con la muerte de Frigga (Russo), pese a demostrar ser diestra con la espada, dando lugar al momento más dramático de la franquicia. El ejecutor, mano derecha de Malekith, es Kurse interpretado por Adewale Akinnuoye-Agbaje, más conocido por Mr. Eko por los fans de Perdidos.
Así pues, para evitar que los elfos oscuros vuelvan a entrar en Asgard, Thor, desobedeciendo a su padre una vez más, decide ir al reino de Svartalfheim. ¿El problema? El bifrost se encuentra clausurado y el teseracto encerrado por lo que la única forma de salir de Asgard es a través de Loki. Nos encontramos ante la mejor parte de la película y es que en palabras de Craig Kyle, Thor, Los Vengadores y Thor: El Reino Oscuro forman la “trilokia”. La sola presencia del hijo adoptivo de Odin hace subir varios enteros el nivel del filme, gracias a un soberbio Tom Hiddleston. Atormentado por la muerte de su madre (de la que se siente culpable al haber ayudado a Kurse en su huida de prisión), Loki acepta ayudar a su hermano para buscar la redención. Por lo que, aunque como descubriremos al final de la película el Dios de la mentira y del engaño siempre se esconde un as en la manga, en esta entrega vemos un personaje mucho más ambiguo y menos maligno que en su anterior aparición en el UMC. Acompañados de Jane Foster, en el breve viaje hacia la tierra de sus enemigos volveremos a comprobar la rivalidad entre los hermanos con algunos de los diálogos más chispeantes de la película. Aunque para gag divertido, nos quedaremos con el cameo de Chris Evans al que Loki imita (mofándose de los valores y rectitud del Capitán América) mientras Thor lo lleva encadenado.
Islandia fue el país elegido para rodar las tomas de Svartalfheim debido a que su terreno volcánico encajaba a la perfección con dicho escenario. Al llegar, Loki le corta la mano a Thor haciéndonos creer que una vez más le ha traicionado. Sin embargo, todo es una estratagema para que Malekith al absorber el Eter que reside en Jane se exponga y así poder acabar con él. El plan no acaba de funcionar e incluso Loki es dado por muerto; en el primer boceto del guion original moría realmente pero el hecho de que a los fans les encante el personaje les hizo recular. El combate final tendrá lugar en La Tierra, concretamente en Greenwich, aunque gracias a la convergencia comentada anteriormente, la lucha será a través de portales por lo que volveremos a visitar los reinos ya conocidos. A pesar de lo original de la propuesta, y de poder ver a Thor coger el metro para desplazarse, el final dista mucho de la espectacularidad de otros desenlaces y echamos en falta algo más de épica.
CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO
Llegó el momento en que el primer vengador volvía a protagonizar una historia propia en la gran pantalla, aunque eso no supusiese, ni mucho menos, que lo fuera a hacer solo ante el peligro. El 28 de marzo de 2014 se estrenó en España
Como ya hemos comentado anteriormente, los elegidos para ponerse detrás de las cámaras en Capitán América: El soldado de invierno fueron Joe y Anthony Russo. Esta pareja de hermanos, originarios de Ohio, no eran particularmente conocidos por el gran público. Dentro de su corta filmografía se encontraban obras menores como Bienvenidos a Colinwood o Tu, yo y ahora… Dupree. Pero donde los Russo captaron la atención del mandamás marvelita, Kevin Feige, fue en su periplo televisivo, concretamente en algunos de los capítulos que dirigieron en la serie Community. Los hermanos insuflaron un soplo de aire fresco tanto a la franquicia que lidera Steve Rogers como al UMC en general. La combinación de géneros, pasando del clásico cine de espías de los años 70, tomando como referencia obras como Los tres días del cóndor, a la mejor acción rodada cámara en mano dio como resultado una película adulta dentro de la temática superheroína. Posteriormente, en Capitán América: Civil War, repetirían fórmula y éxito por lo que se ganaron, automáticamente, el derecho de dirigir el siguiente gran macroevento de Marvel Studios, Vengadores: Infinity War.
Los encargados de escribir el complejo libreto de Capitán América: Soldado de invierno fueron Christopher Markus y Stephen McFeely. Ambos ya habían trabajado juntos en la elaboración de Capitán América: Primer Vengador y, lo cierto, es que dan un paso más allá. Con la salvedad de presentar al personaje del veterano paracaidista Sam Wilson (algo que hacen en los primeros compases de película), el resto de las piezas del tablero son ya viejos conocidos por lo que pueden entrar de lleno tanto en la acción como en la trama. Una vez más, la cinta que ahora nos ocupa, funciona a las mil maravillas como continuación directa de Los Vengadores. En un momento de la cinta veremos como Nick Furia afirma que, tras lo ocurrido en Nueva York, convenció al consejo de neutralizar amenazas antes de que estas se produjeran. La respuesta del Capi, hombre de férreos valores y con un alto sentido de la justicia, es que “eso no es libertad, es miedo”. Por lo tanto, esa es la principal dicotomía en la que se mueve Capitán América: Soldado de Invierno y que sus guionistas supieron tratar de manera sobresaliente.
Chris Evans repite en el papel de Steve Rogers y podemos afirmar que la simbiosis con el personaje es total. Además del trabajo físico realizado para cada entrega del UMC, en Capitán América: El soldado de invierno se convertirá en fugitivo, dotando de una mayor profundidad al personaje. A su lado, una hipersexualizada (de lo más evitable de la cinta) Scarlett Johansson da un paso al frente en cuanto a cuota de protagonismo y la agente Romanoff estará presente en todo el metraje. Repiten en sus roles Samuel L. Jackson como Nick Furia, quien como ya pasará en Los Vengadores vuelve a gozar de escenas de acción propias, Cobbie Smulders como la agente Hill y los pequeños papeles de Toby Jones como el Profesor Zola y Hayley Atwell como Peggy Carter. Sebastian Stan, que se metió en la piel de Bucky Barnes quien, en teoría había perdido su vida en Capitán América: Primer Vengador, vuelve reconvertido en la temible amenaza de Soldado de Invierno. Su sola presencia llena la pantalla y se convierte en el personaje trágico por antonomasia del UMC. Dentro del apartado de las caras nuevas, destacaremos al veteranísimo Robert Redford como el malvado secretario Pierce y a un Anthony McKie que encaja como un guante en su rol de Falcon/Wilson. Con papeles menores, pero de cierta relevancia, nos encontramos a Frank Grillo (Brock Rumlow) y Emily VanCamp (Kate/Agente 13), quienes repetirían colaboración en Capitán América: Civil War.
Capitán América: El soldado de invierno arranca en Washington DC y, como ya hicieran en Los Vengadores, nos recuerdan que Steve Rogers está fuera de su tiempo tras haber estado casi siete décadas congelado. Para ello, se utilizó como recurso una libreta en la que el Capi anotaba aquellas cosas que se había perdido y le habían recomendado. En varios países, este listado fue customizado mediante una encuesta realizada a los fans en el proceso previo a la película. En el caso español, acompañando a Star Wars, Nirvana o Steve Jobs, nos encontrábamos a Rafa Nadal, Camilo José Cela o Heroes del Silencio. Acto seguido, el Capi junto a la Viuda Negra y el grupo Strike tendrán como misión rescatar a un grupo de rehenes, miembros de SHIELD, que han sido secuestrados en el Estrella de Lemuria, un lanzador de satélites que se encuentra en el Océano Índico. El abordaje resulta espectacular y los combates cuerpo a cuerpo están maravillosamente filmados. Cabe destacar que para el papel del líder pirata Georges Batroc se contrató al campeón de los pesos welter del UFC, Georges St. Pierre, quien dotó de sus propios movimientos al personaje para la coreografía de la pelea.
A la vuelta de la misión, ya en el Triskelion, las tiranteces entre Furia y Rogers comenzarán a aflorar como consecuencia de que éste último descubriera que Natacha tenía su propia misión secreta de recuperar unos archivos de SHIELD del buque móvil. “La última vez que confié en alguien, perdí un ojo”, con esa frase se escuda el director de la agencia quien, sin embargo, demuestra tener cierta preferencia por el Capitán América, cuyo nivel de autorización es 8 (su tuerto superior tiene nivel 10), al mostrarle el proyecto Insight. Éste consiste en tres helitransportes de nueva generación unidos a una red de satélites espía que permitirá eliminar a mil criminales por minuto. Steve manifiesta que si sigue trabajado en la agencia es porque Peggy Carter fue una de sus miembros fundadoras.
En el siguiente tramo de Capitán América: El soldado de invierno, Furia descubrirá que hay una brecha de seguridad en la agencia. No sólo eso, sino que en una trepidante escena de persecución, acabarán asaltando al director de SHIELD, todo ello culminado con la primera aparición del antiguo compañero del Capi que da nombre al título de la película. Un malherido Nick entregará a Rogers, en casa de este, los archivos recogidos por Romanoff en el Estrella de Lemuria a la vez que le advierte que la agencia se ha visto comprometida y no puede fiarse de nadie. Rogers, Romanoff y Hill son testigos de la presunta muerte de su jefe (aunque más tarde descubriremos que fue una simulación orquestada por el propio Furia). Descubrimos que el secretario Pierce no pretende nada bueno y ordena a Rumlow que acabe con el Capitán, quien consigue escapar del Triskelion tras otra escena para el recuerdo en el ascensor. En su huida, junto a Natacha, rastrean el origen de los archivos que parecen ser la causa de todos estos intentos de asesinato y acaban en la antigua base de New Jersey donde Rogers se preparó antes de someterse al experimento para convertirse en supersoldado. Allí se toparán con un viejo enemigo del Capitán, el Doctor Zola (nº2 de Craneo Rojo) quien a pesar de morir en los años 70, su mente consiguió ser salvada. Zola había sido reclutado en la Operación Clip por SHIELD tras la Segunda Guerra Mundial pero una vez en la agencia norteamericana sirvió a sus propios intereses reflotando a una nueva Hydra a modo Caballo de Troya. Si bien es cierto que este giro de guion no era esperado por los espectadores y le da aún más empaque a la trama, la forma de hacérnoslo saber con el típico villano mostrando todas sus cartas a sus enemigos no parece la más acertada.
Por supuesto, el crecimiento de HYDRA dentro de SHIELD había sido mucho mayor de lo que podíamos esperar y no sólo Pierce o Rumlow estaban metidos en el ajo sino también el Agente Sidwell, quien fuera nº2 de Coulson, prefiere un mundo en que la seguridad impere a cualquier precio por encima de la libertad. Tras librarse una vez más de la muerte, Rogers y Romanoff van en busca de ayuda que será proporcionada por Sam Wilson, en su primera aparición como Falcon. Este trío descubrirá que el secreto mayor guardado de la antigua división científica de los nazis era el algoritmo de Zola, el cual valora el pasado de las personas para predecir su futuro por lo que los helitransportes están siendo preparados para matar a varios millones de personas a la vez y, de esta forma, conseguir su sumisión. Nuevamente el Soldado de invierno aparece en escena para matar a nuestros protagonistas por orden de Pierce. Los Hermanos Russo, tomando como referencia el atraco de Heat (1995, Michael Mann), rodaron la espectacular escena de esta nueva persecución en una autopista real gracias a que el ayuntamiento de su Cleveland natal les cedió 5 kilómetros para conseguir una de las partes más emblemáticas, no sólo de esta cinta, sino de la totalidad del UMC.
El Capitán América se enfrentará cara a cara con el Soldado de invierno y descubrirá que éste no es otro que Bucky Barnes, quien fue sometido a todo tipo de experimentos por parte de Zola y al que, con frecuencia, borran sus recuerdos. En la traca final, con la ayuda de un renacido Nick Furia que matará a Pierce, consiguen sabotear el plan de HYDRA destruyendo los helitransportes y haciendo público todos los secretos de SHIELD, aunque esto suponga poner en jaque a la agencia. Por su parte, el Capi y Bucky tendrán una épica lucha que terminará con el segundo salvando a Rogers de morir ahogado para acabar marchándose y reconocerse, tras los títulos de crédito, en una foto del museo cuando formaba parte de los comandos aulladores. Además, en una segunda escena, veremos un preludio de Vengadores: La era de Ultrón puesto que Herr Stroker, que se encontraba al servicio de Hydra, tiene confinados a dos nuevos personajes del UMC: Mercurio y La Bruja Escarlata.
GUARDIANES DE LA GALAXIA
Una de las mayores sorpresas de Marvel Studios aterrizó en las carteleras españolas el 14 de agosto de 2014. Pese a que
El cineasta estadounidense James Gunn contaba en su curriculum con obras tan poco destacables como Slither: La plaga, Super o Movie 43. Por lo tanto, nada hacía presagiar que pudiera liderar un proyecto de tal envergadura como Guardianes de la galaxia y hacerlo de la forma que lo hizo no sólo dirigiendo, sino escribiendo el propio guion de la película. El derroche visual con el que Gunn y su equipo impregnaron a la cinta se vio recompensado con dos nominaciones a los Oscar, mejores efectos visuales y maquillaje. El director nacido en San Luis (Misuri) tuvo claro desde el primer momento que antes de abordar el aspecto narrativo, había que crear el aspecto visual, por lo que escribió un documento de 19 páginas titulado “el aspecto de los guardianes de la galaxia”. En este apartado se optó por una estética posmoderna que presentara grandes contrastes a lo largo de la película. Esta disparidad la podemos ver desde el comienzo del filme en el planeta Morag, donde por unas partes nos encontramos con unos colores neutros que le dotan al territorio de un aspecto hostil mientras que la bóveda, presumiblemente perteneciente a un antiguo imperio, es rica en tonos dorados, azules y verdes. Algo similar ocurre en Xandar, hogar del cuerpo Nova, donde contemplamos que su multicultural sociedad está, por una parte, tecnológicamente muy avanzada, pero, al mismo tiempo, es una civilización muy longeva.
El libreto de Guardianes de la galaxia está cargado de diálogos chispeantes y convirtió a la nueva saga en la más divertida del UMC. Sin embargo, esto no es óbice para que tengamos algún momento cargado de emotividad o para que el dibujo de los personajes sea tragicómico debido al común denominador que tienen en el grupo (salvo quizá Groot), todos son perdedores con un amargo pasado que les sigue acompañado a modo de trauma. Gunn construye una opera espacial que devuelve el color a este tipo de películas. Una entretenidísima aventura para todo tipo de públicos que homenajea, constantemente, a la década de los ochenta. El soundtrack (uno de los mejores de lo que llevamos de siglo) que Peter Quill lleva en su walkman y que, por extensión, sirve como acompañamiento para la trepidante acción tiene temazos como I´m not in love de 10cc, Come and get your love de Redbone, Go all the way de The Raspberries, Moonage Daydream de David Bowie o I Want You Back de The Jackson 5.
Para dar vida a los personajes de este pintoresco grupo se contó con un semidesconocido Chris Pratt (consolidado posteriormente como gran estrella gracias al taquillazo que supuso Jurassic World), Zoe Saldana (repitiendo rol de alienígena tras Avatar), el luchador profesional Dave Bautista (quien recientemente recibió varios elogios por su breve pero gran interpretación en Blade Runner 2049), principalmente Bradley Cooper (voz y captura de movimiento) pero también (era quien daba la réplica en el rodaje al resto del elenco) Sean Gunn, hermano del director, como Rocket y Vin Diesel doblando a la planta más famosa de la galaxia aunque bien es cierto que su repertorio de frases fue un tanto limitado. El Star-Lord de Pratt, un cruce entre Han Solo y Marty McFly (en palabras de Gunn), es puro carisma si bien es cierto que esto es algo que tienen en común el citado repoker protagonista. Por su parte, Saldana (Gamora) ya contaba con una nómina de trabajos interesantes además de la nominadísima obra de James Cameron. La actriz nacida en Passaic, New Jersey, ha demostrado tanto en la tierra (Colombiana) como en el espacio (saga Star Trek), que su sola presencia ya es sinónimo de fuerza y éxito.
No podemos olvidarnos del gran elenco de secundarios que amplifica el cosmos de Marvel. Destacaremos, por encima de todos, al veterano Michael Rooker dando vida al ambiguo Yondu, mentor de Peter y que lidera un grupo de saqueadores en el que también se encuentra el mencionado Sean Gunn. Mención especial para la hermanastra de Gamora, Nebula, interpretada por una correcta Karen Gilian, que demuestra estar a la altura de las circunstancias. Menos contentos podemos estar por unos desaprovechados xandarianos, Glenn Close (Nova Prime) y John C. Reilly (Corpsman Dey), que apenas tienen oportunidades de deleitarnos con su talento. Además, como ya comentábamos en el artículo sobre la Fase 1, el mal endémico del UMC vuelve a hacer acto de presencia y Ronan “el acusador”, a quien da vida un desubicado Lee Pace, villano de opereta de la función, no consigue estar a la altura de los Guardianes de la galaxia, siendo este el punto más flojo de toda la cinta. Aunque, como comentaremos más adelante, el siempre en la sombra, Thanos se vuelve a perfilar como el malo-malísimo de las tres primeras fases de este vasto universo.
El prólogo de Guardianes de la galaxia nos sitúa en La Tierra (planeta que no volverá a pisarse en el resto del metraje), donde un jovencito Peter Quill es abducido por una nave extraterrestre liderada por Yondu después de que su madre exhalara su último aliento. 26 años después, Peter ya es un “terrano” hecho y derecho reconvertido a saqueador que encuentra en las ruinas del planeta Morag un Orbe que a su vez es pretendido por Ronan. Éste ha pactado con Thanos que en caso de que le entregue al Titán Loco dicha reliquia, Xandar (enemigo histórico de los Kree con quien acaban de firmar una tregua) será borrada del mapa interplanetario. Para que este enredo galáctico fuera aún mayor, Peter decide ir por su cuenta y vender el Orbe sin compartir ganancias con Yondu, lo que propiciará que se ponga precio sobre la cabeza de Star-Lord. Es en este punto donde aparecen Rocket y Groot quien tratarán de detener a Quill pero a su vez se topan con Gamora (hija adoptiva de Thanos) que busca la antigua reliquia para entregársela a Ronan (aunque más tarde descubriremos que sus intenciones son otras ya que quiere acabar con ambos villanos). Tras varios altercados, serán detenidos por el cuerpo Nova el cual les enviará a la prisión de alta seguridad The Kyln. Allí tendrá lugar el mayor plano jamás rodado por James Gunn en un set compuesto por tres niveles diferentes y donde se completará este peculiar grupo cuando entre en escena Drax “el destructor” (Bautista). Suena el Hooked on a feeling de Blue Swede y tras unas escenas donde el humor siempre está presente (desternillante el gag de Rocket pidiendo una pierna ortopédica), los cinco consiguen darse a la fuga pese a sus tiranteces iniciales.
El siguiente destino será la espectacular Estación Sapiencial (antigua cabeza de un ser celestial) donde, además de asentarse una colonia minera, se encuentra el refugio de un viejo conocido de los cómics Marvel: Taneleer Tivan “El Coleccionista” a quien pretenden vender el Orbe que tantos dolores de cabeza les está dando. Este personaje interpretado por un estrambótico Benicio del Toro atesora en su particular museo seres ya vistos en otras entregas como un elfo oscuro o un gigante de hielo así como otras célebres figuras del noveno arte como Cosmo el perro o Howard el pato, a quien descubriremos en la escena post-créditos. Incluso el propio James Gunn se auto-homenajea introduciendo, en una de esas vitrinas, las babosas de Slither: la plaga. Tivan explica a nuestros héroes que lo que hay en el interior de la Orbe no es otra cosa que una piedra del infinito (concretamente, la del poder). Esta gema es una de las seis singularidades que existían antes de la propia creación del universo y, cuando éste explotó, los restos de estos sistemas se forjaron en lingotes concentrados. Añade El Coleccionista que estas piedras sólo las pueden llevar seres de una fuerza extraordinaria. Sin embargo, cuando la transacción estaba a punto de completarse, una sirvienta de Tivan, hastiada de sus abusos, decide tomar la gema produciendo una gran explosión y perdiendo la vida al instante. En medio del caos, Gamora, Rocket y Peter discuten sobre qué hacer con el Orbe pero la llegada de Ronan, invocado por Drax, complica un poco más las cosas. El acusador se hace con la fuente de poder y decide quedársela para uso propio en vez de entregársela a Thanos, pese a que sus seguidores le advierten que es el ser más poderoso del universo.
A bordo de la Dark Aster, una nave que tiene once veces el tamaño del Empire Sate, Ronan fija rumbo a Xandar para acabar con dicha civilización. Tras una buena arenga de Peter, los Guardianes de la Galaxia deciden ir a por el antiguo secuaz del Titán Loco aunque eso suponga perder la vida. En el asalto a la poderosa nave, disfrutaremos del enfrentamiento de Nebula con su hermanastra, los trucos, siempre sorprendentes, de Groot o la defensa de Xandar liderada por Rocket. Sin embargo, el plan no resulta según lo previsto y la nave cae en picado hacia la capital del imperio Nova. Cuando la desesperanza inunda la pantalla, nos encontramos ante la escena más bella de la película en la que Groot protege a su nueva familia, envolviéndoles en un escudo hecho con sus propias ramas. Su sacrificio sirve para que hagan frente a Ronan por última vez que, curiosamente, es quien bautiza al grupo como Guardianes de la Galaxia. Para despistar al fanático de la raza kree, Star-Lord le reta a un duelo de baile y, finalmente, logran extraer la gema del poder que se había instalado en su mazo. A pesar de que Peter le había prometido a Yondu que, en caso de que les ayudase, le entregaría el Orbe, le da gato por liebre. La piedra del infinito será guardada por el cuerpo Nova y, de una pequeña rama, volverá a nacer una nueva versión de Groot.
En resumen,
VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN
Todos los caminos llevan a Roma, y todas las pelis del universo cinematográfico de Marvel convergen en Los Vengadores. Tras el exitazo que supuso el culmen de la Fase 1, el grupo liderado por Iron Man y Capitán América se encontrarían con un villano nuevo en
Como no podía ser de otra forma, la persona encargada de dirigir dicha secuela no fue otro que Joss Whedon. Su trabajo en la primera entrega de Los Vengadores contentó prácticamente a todo el mundo, pero él quiso dar un paso más allá. Vengadores: Era de Ultrón es una cinta más compleja para el gran público que, por momentos, pueden perderse en la construcción del villano de la entrega. Para todos aquellos espectadores que tuvieron un primer contacto con los personajes de Ultrón y Visión, la trama les pudo resultar algo confusa, a pesar de que el resultado final con ambos caracteres es más que aplaudible. Whedon tenía la presión de un grupo de superestrellas cada vez más grande y se hace más que evidente cuando, prácticamente la totalidad de los Vengadores acaban refugiados durante un periodo de tiempo que nos resulta excesivo, por lo aburrido. Jeremy Renner había mostrado su enfado por su poco protagonismo hasta el momento y se le primó con uno de los episodios más tediosos de todo el UMC. Por otra parte, el romance de Natacha Romanoff con Bruce Banner metido con calzador produce sonrojo al comprobar que esa chispa surgió de la nada más absoluta. Nos encontramos ante los dos principales lastres que frenan el ritmo de la cinta y, en consecuencia, Vengadores: La era de Ultrón es menos redonda que su antecesora sin tener que ser, obligatoriamente, peor película.
Vengadores: Era de Ultrón es una de las películas de Marvel Studios más oscuras. De hecho, la génesis del guion fue concebida como un filme de ciencia ficción y terror. Si bien es cierto que las únicas escenas inquietantes que nos encontramos son cortesía de la Bruja Escarlata cuando esta juega con las mentes de los Vengadores haciendo que varios de ellos tengan que enfrentarse con traumas de su pasado. Destacando, sobremanera, la formación de Natacha Romanoff (de cuyo origen en la gran pantalla apenas hemos visto pinceladas) para convertirse en letal asesina.
Dentro del legendario grupo de estrellas hollywoodiense compuesto por Robert Downey Jr., Chris Evans, Scarlett Johansson, Samuel L. Jackson, Chris Ermsworth o Mark Ruffalo, entre otros, tres fueron los fichajes más importantes de Vengadores: Era de Ultrón. Por una parte, Elizabeth Olsen y Aaron Taylor Jonson (con experiencia en adaptaciones comiqueras tras protagonizar la saga Kick-Ass), que venían de trabajar juntos el año anterior en Godzilla, de Gareth Edwards dando vida a un soso matrimonio, se convierten, en esta ocasión, en los gemelos Maximoff (a quienes ya habíamos conocido, a modo de cliffhanger, en la escena post créditos de Capitán América: El soldado de invierno). La menor de las hermanas Olsen con su Wanda realiza un buen trabajo con un personaje ambiguo y lleno de poder mientras que Taylor Johnson tiene el hándicap de intepretar a Mercurio, al cual ya habíamos podido ver (con el rostro de Evan Peters) en X-Men: Dias del Futuro Pasado, siendo en la saga de FOX donde más lucía el personaje gracias a las escenas referidas a su hipervelocidad. Al no poderse utilizar el término mutante en las películas Marvel por temas de derechos, se optó por el término “mejorado”. Por otra parte, en la versión original de Vengadores: La era de Ultrón merece un reconocimiento especial el gran James Spader (muy de actualidad gracias a su serie, The Blacklist) que gracias al trabajazo vocal que hace con el villano de la función, le inyecta un mayor control de la situación, así como el temor que despierta entre sus rivales. Y es que, Ultrón, es capaz de conectarse a cualquier cosa tecnológica, incluida Internet. Además, tanto Spader como Ruffalo trabajaron con trajes de captura de movimiento para incorporar sus propias expresiones corporales a los personajes.
La película arranca en una base de Hydra, protegida por algún tipo de escudo, que guarda el cetro con el que Loki (Tom Hiddleston causa baja en este filme) había dirigido sus ataques contra nuestro planeta. Este enclave dirigido por el Barón Strucker, quien experimenta con humanos en la región de Sokovia (un lugar que no es especial pero que está camino de todas partes), será asaltado por Los Vengadores con la ayuda de la legión de hierro para conseguir el cetro comentado anteriormente, y que cuenta con la defensa de los gemelos. Esta larga escena que sirve como opening de la cinta abusa en exceso del CGI (algo que por otra parte es tónica habitual en la totalidad del filme) y pese a resultar espectacular, en ocasiones cantará demasiado para nuestros acostumbrados ojos. Para el rodaje del ficticio país, se utilizaron exteriores de Italia e Inglaterra. Además, la globalización del UMC, con peligros cada vez más universales, también acercó la grabación a países tan dispares como Corea del Sur o Suráfrica.
La primera vez que vemos a Wanda jugar con la mente de Tony Stark (a quien culpa de la muerte de sus padres) nos damos cuenta, al momento, de que nos encontramos ante una secuela bastante oscura. Al comprobar el personaje que interpreta Elizabeth Olsen que la mente de Tony está llena de temor, le permite llevarse el cetro ya que, piensa, será su destrucción. Antes de que Thor se lleve a Asgard esta arma de destrucción masiva, Stark le pide analizarlo durante un par de días. Por supuesto, el vengador dorado tiene otros planes que explica al colega con el que mejor se entiende: el Doctor Banner. Es en este momento donde las perpetuas piedras del infinito vuelven a salir a la palestra. En esta ocasión es la gema de la mente la que se encuentra encerrada en el cetro. Pero para Tony Stark, lejos de explicaciones milenarias, es tecnología punta. Una inteligencia artificial que le permitiría crear a Ultrón, un trasunto de escudo que garantice la paz mundial. Aunque Bruce al principio discrepa, acaba colaborando en el experimento. Justo en el momento que los dos genios se marchan, la integración se completa y la consciencia artificial despierta. En sus primeros compases, Ultrón se comunica con Jarvis que se da cuenta rápidamente de las intenciones hostiles del primero y por ello es atacado.
En medio de la fiesta en la que vemos al supergrupo al completo (a la que habría que añadir a la antigua agente de SHIELD Maria Hill, interpretada por Cobie Smulders), mientras se justifican por la no presencia de Jane Foster (Natalie Portman) y Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) en la película, tiene lugar uno de los pocos momentos cómicos de la cinta cuando, vengador a vengador, intentan levantar el martillo de Thor sin éxito. Poco después hará acto de presencia un Ultrón amenazante, pese a estar a medio construir, y cuyos careos con Tony Stark, que recuerdan por momentos al Doctor Frankenstein y su creación, la criatura, nos ofrecen los diálogos más interesantes de esta historia. Tras una breve disputa, el villano se hace con el cetro gracias a su control sobre la legión de hierro. Así pues, Ultrón se presenta como una amenaza global, mecánica y omnipotente.
El siguiente paso de la creación de Stark (en los cómics fue obra de Hank Pym), es contactar con Ulysses Klaue (un Andy Serkis que repetiría papel 3 años después en Black Panther) para conseguir buena parte del vibranium que el mercenario sacó de Wakanda. A la costa africana llegan los Vengadores para tratar de parar al antagonista de la trama pero se topan con que los gemelos Romanoff se encuentran al servicio de Ultrón. Gracias a los poderes de la Bruja Escarlata, disfrutaremos de las, ya comentadas, secuencias oníricas que nos sirven para conocer un poco más el pasado de los personajes. Si hasta este momento podíamos echar en falta una pelea entre algunos de los protagonistas, nuestros deseos son colmados gracias a la intensa lucha (rodada en Johannesburgo) entre Hulk y un Tony Stark que luce armadura nueva en la gran pantalla, la Hulkbuster (que ya habíamos visto brevemente en Iron Man 3). El caos generado por la batalla y la población atemorizada formaban parte del plan de Ultrón para poner a los Vengadores en contra de la opinión pública. Desgraciadamente, este hecho que podía haber tenido unas consecuencias mucho más suculentas, nos lleva de cabeza a los minutos más soporíferos, no ya sólo de la cinta, sino de la totalidad del universo cinematográfico de Marvel.
Tras recibir la visita de Nick Furia y mientras Thor realiza un viaje relámpago (nunca mejor dicho) a las aguas de la visión (escena mágica que no pega con el tono de la película), el resto de Vengadores vuelan hasta Seul, donde Ultrón obliga a la doctora Cho a crear un nuevo cuerpo, con el vibranium conseguido, al cual pueda transferir su consciencia. Sin embargo, Wanda lee su mente y descubre que su objetivo es la destrucción global por lo que frena el proceso de carga. La cuna, que contiene tanto el cuerpo como la gema del infinito, será interceptada por nuestros héroes tras una trepidante persecución por la capital coreana. Gracias a este logro, Tony insiste en reconfigurar la matriz de Jarvis para crear algo nuevo, pese a las calamitosas consecuencias sufridas. De esta forma, “nacerá” un nuevo componente del supergrupo: La Visión, a quien da vida Paul Bettany (quien hasta este momento tan sólo había prestado su voz a Jarvis en el UMC). Capaz de levantar el martillo de Thor y extremadamente inteligente, Visión acabará enamorado de la especie humana a pesar de sus defectos.
Junto a los nuevos integrantes del grupo, Wanda y Pietro también se suman a la causa, y la traca final tendrá lugar nuevamente en Sokovia. Con la prioridad de evacuar a los civiles, los Vengadores se enfretarán a un Ultrón omnipotente que dispone de una horda compuesta por varias versiones de si mismo. Para añadir dramatismo al asunto, la ciudad es arrancada y se eleva hacia el cielo para convertirse en una bomba que pueda acabar con la humanidad. Mercurio dará su vida para salvar a Clint Barton y un niño. La esperanza se recupera cuando Nick Furia, a bordo de un helitransporte de la (creíamos) extinta SHIELD, aparece para dar soporte a los Vengadores y acabar con la terrible amenaza de una vez por todas.
Para terminar, podemos afirmar que
ANT-MAN
El 17 de julio de 2015 (24 de julio en España) fue la fecha elegida por Marvel Studios para echar el telón de su Fase 2. A diferencia de su predecesora, esta nueva etapa no concluyó con un evento que cruzara varias franquicias entre sí, sino que se optó por presentar a un viejo conocido de los cómics Marvel pero que aún no había aparecido en la gran pantalla:
El realizador de obras como Scott Pilgrim contra el mundo o Baby Driver, Edgar Wright, preparó un guion original en el lejano 2001 junto a Joe Carnish y tres años más tarde, Kevin Feige les compró el libreto. Años después, el propio Wright fue el elegido para dirigir la película sobre el hombre hormiga. Sin embargo, cuando quedaban pocas semanas para comenzar el rodaje, Wright abandonó el proyecto por la poca libertad creativa que le dejaba el Estudio. “Yo quería hacer una película de Marvel, pero ellos no querían hacer una película de Edgar Writght” llegó a afirmar en el podcast de Variety el pasado verano. Las primeras opciones para sustituirle, Ruben Fleischer (actualmente dirigiendo Venom) y Rawson Marshall Thurber (Somos los Miller), declinaron la oferta y fue finalmente Peyton Reed (Di que sí) el responsable de ponerse detrás de las cámaras. El resultado fue tan satisfactorio para ambas partes, que el propio Reed ha dirigido la segunda parte de la franquicia.
Por supuesto, hubo que reescribir el guion aunque tanto Wright como Carnish aparecen acreditados como guionistas junto a Adam McKay y un Paul Ruud que doblaría sus funciones laborables puesto que también es el protagonista principal de la saga. Ant-Man es una cinta ligera, sin grandes pretensiones, que mezcla el género de atracos (a lo Ocean’s Eleven pero sin tanto lustre) y la comedia facilona. La cinta dirigida por Reed destaca sobremanera en el apartado visual y es que, para el microverso usaron la combinación de macrofotografía de cine, macrofotografía fija y captura de movimiento con los actores y especialistas. El propósito de que la película fuese fotorealista fue cumplido con creces y el particular micromundo de Ant-Man ya ha quedado para el recuerdo como en su día lo hicieron El increíble hombre menguante (Jack Arnold, 1957) o Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989).
En el terreno interpretativo, Paul Rudd, como comentamos anteriormente, lleva el peso de la película gracias a su divertida interpretación como Scott Lang. Rudd, especialista en comedias, es un actor carismático que gusta a todo el mundo pero que, sin embargo, no había realizado películas de acción y no parecía contar con el físico adecuado para ello. Así pues, el actor nacido en Passaic (New Jersey) tuvo una dura preparación para conseguir ponerse en buena forma, adelgazando bastantes kilos y perdiendo 14 centímetros de cintura. Todo ello para que el genial traje, que a Peyton Reed le recuerda al de Evel Knievel, le quedara como un guante. Curiosamente, contaron con un traje para los primeros planos (con hombreras, bordes y casco duro) y otro para rodar las secuencias peligrosas (todos los elementos eran de goma para tener una mayor movilidad).
Acompañando a Rudd nos encontramos al «viejo rockero» Michael Douglas haciendo las veces de mentor de Lang como Hank Pym, uno de los vengadores originales en los cómics de Marvel. El veterano actor que ganara el Oscar por Wall Street realiza el primer papel en el que tiene que trabajar con cromas de su extensa carrera. La actriz canadiense Evangeline Lilly, famosa por su participación en la serie Perdidos, se mete en la piel de Hope, la hija de Hank, y a la que tenemos ganas de ver como The Wasp en la comentada secuela. Donde tenemos que poner un pero, una vez más, es en el villano de la función. Ni el personaje de Darren Cross parece estar escrito con mucho cariño, ni la elección de Corey Stoll parece la más acertada para dicho papel. Alrededor de este cuarteto protagonista, secundarios de nivel como Bobby Cannavale (Vinyl), Judy Greer (Jurassic World), Michael Peña (Crash) o un Anthony Mackie que retoma su rol como Falcon en una escena (pelea contra Ant-Man) que es de lo mejorcito de la película. Además, Sam Wilson volverá a aparecer en la escena post créditos para hablarle del nuevo individuo que acaba de conocer y que les servirá como activo en Capitán América: Civil War.
La trama arranca en 1989, cuando Hank Pym (un rejuvenecido Douglas) se reúne, en una acalorada discusión, con la cúpula de SHIELD que forman Howard Stark, nuevamente interpretado por John Slattery (Mad Men), Peggy Carter (Hayley Atwell) y Mitchell Carsson (Martin Donovan). Este intercambio de impresiones nos permite conocer dos posturas claramente diferenciadas: Pym, creador de la partícula que lleva su nombre, ha trabajado durante años como agente secreto de SHIELD, llegando a ser uno de sus principales recursos. Sin embargo, al descubrir que la agencia esta intentando copiar dicha fórmula, decide abandonar su posición asegurando que nadie utilizará su trabajo mientras siga con vida. Por su parte, Howard Stark intenta convencerlo, sin éxito, de que la partícula PYM es el invento más revolucionario que existe y que la utilizarían para hacer el bien.
Tras este breve prólogo, sonando el tema Borombon del panameño Camilo Azuquita, nos presentan a Scott Lang, ya en la actualidad, justo el día que sale de prisión y es recogido por su ex compañero de celda, Luis (Peña). Lang, una especie de Robin Hood moderno, había estado tres años en prisión por robar a Vistacorp, empresa en la que trabajaba, para devolver el dinero a sus estafados clientes. En esta nueva etapa, Scott se encuentra con las dificultades propias de un exconvicto y no consigue mantener su nuevo trabajo en una hamburguesería; algo que complica la posibilidad de tener la custodia compartida de su hija por lo que aceptará participar en el robo gracias a un soplo que ha llegado a los oídos de Luis, en una escena magníficamente montada.
La mansión que deben robar no es otra que la de Hank Pym, quien vigila todo el allanamiento puesto que ha sido orquestado por él mismo con el fin de poner a prueba a Scott. Éste consigue abrir la cámara acorazada (en una secuencia al más puro estilo McGyver) pero, para su disgusto, sólo encontrará un extraño traje que, por supuesto, se llevará consigo. Al llegar a casa, Lang se pone el nuevo atuendo en el baño y al pulsar un botón acabará encogiendo… hasta convertirse en un ser diminuto. Comenzará una odisea a través del edificio en el que está a punto de ser pinchado, pisado y devorado, mientras una desconocida voz le da una serie de instrucciones. Finalmente, Scott decide devolver el traje pero, en ese mismo momento, es detenido por la policía. En comisaría tendrá el primer encuentro cara a cara con Hank, que se hace pasar por su abogado. Aunque en un principio reniega a menguar por segunda vez, acaba escapando gracias a la reducción de tamaño y a la ayuda de sus nuevas aliadas: las hormigas.
Tras desmayarse en la huida, Scott despierta en casa de los Pym donde concocerá a una Hope que no parece caerle demasiado simpático. Una vez allí, comenzará su adiestramiento como Ant-Man para poder llevar a cabo el plan de Hank que no es otro que destruir las instalaciones de su antigua compañía y robar la “chaqueta” amarilla, que otorga similares poderes que el traje de Pym, a Darren Cross, su sucesor. Desde el comienzo nos han presentado a Cross como un hombre obsesionado con el trabajo de Pym y su único deseo es conseguir tener éxito con la famosa partícula para poderla vender al mejor postor. Uno de los mejores guiños al UMC es cuando Scott le dice a Hank que deberían pedir ayuda a Los Vengadores y este responde que probablemente se encuentren ocupados soltando ciudades desde el cielo, en clara referencia a Vengadores: Era de Ultrón. Para conseguir infiltrarse en el edificio, Lang vuelve a contar con sus tres antiguos compañeros de fatigas y junto a Hope y Hank volarán el edificio por los aires, no sin antes haber presenciado como el llavero de Pym, que era un tanque en miniatura (literalmente), vuelve a su tamaño natural y es lanzado desde un décimo piso. Para esta escena se creó una maqueta de metal a tamaño real con un peso de 3 toneladas que fue disparada a 40 kilómetros por hora consiguiendo un efecto visual más que logrado.
La batalla final entre Ant-Man y Chaqueta Amarilla, que termina en el dormitorio de la hija de Scott, contrasta con otras que ya habíamos visto en el Universo Cinematográfico de Marvel. La intensa acción se rebajará en varios puntos en los que, cambiando la perspectiva y silenciando la banda sonora de Christophe Beck (a la que añadieron toques de Jazz), la lucha entre ambos parecerá incluso ridícula, generando algunos de los momentos más divertidos de la cinta entre trenes de juguete y casas de muñecas. Para poder traspasar la armadura de titanio de su enemigo, Ant-Man decide entrar en el reino cuántico, aunque sea un camino de no retorno. Para conseguir el aspecto psicodélico de los cómics, se filmaron las imágenes como si de un componente alucinógeno se tratara. Mientras Scott Lang se va haciendo más y más pequeño, es la voz de su hija la que sirve de cuerda a la que agarrarse y finalmente consigue, no sólo volver al mundo real, sino también su tan ansiada redención. Por si esto fuera poco, la relación entre Scott y Hope parece haber mejorado tanto que acaban besándose acarameladamente.
¡Es la hora de la encuesta!
¿Cuáles son tus tres películas favoritas de la Fase 2 de Marvel?
- Capitán América: El soldado de invierno (35%, 340 Votes)
- Guardianes de la galaxia (29%, 281 Votes)
- Ant-Man (15%, 149 Votes)
- Vengadores: La era de Ultrón (14%, 137 Votes)
- Iron Man 3 (5%, 45 Votes)
- Thor: El mundo oscuro (2%, 23 Votes)
Total Voters: 392
Buen análisis. En mi opinión, la Fase 1, quitando Iron Man y Los Vengadores, fue bastante floja. Quizás por eso la Fase 2 gustó tanto. A mí en particular, Iron Man 3 y El Mundo Oscuro me parecieron brutales en su momento, y a día de hoy me siguen gustando. Cierto es que luego llegaron El Soldado de Invierno y Guardianes de la Galaxia que son TOP, e incluso Ant-Man, que es genial también, pero no han hecho cambiar mi percepción respecto a las mencionadas anteriormente. Sí que me decepcionó La Era de Ultrón, que a día de hoy es de las pelis de Marvel que menos me apetece revisionar.
Pero lo dicho, creo que Iron Man 3 cumple con creces: tiene un ritmo trepidante, un protagonista carismático, una buena historia y un giro argumental espectacular que esconde una inteligente crítica al capitalismo y al «terror amarillo» que representaba en su día Fu Manchú y que encarnaron más recientemente personajes como Bin Laden o Saddam (y, de verdad, muchos se indignan con el Mandarín como si fuese un personaje de primer nivel como el Joker o Luthor, y se olvidan de lo que hicieron Leto y Eissemberg…). Mucho mejor que la segunda, sin dudas. Y a Thor creo que, más que la relación amorosa y la «trama» terrestre, lo que la lastra son los tijeretazos. No olvidemos que es la película más corta del MCU, no llegando ni a las 2 horas, y pienso que de haber dado un poco más de profundidad a Thor, a Malekkith y a Frigga, el resultado sería mucho más convincente. Aún así, algunas escenas, como la del funeral de Frigga, son de las mejores del MCU. Y Loki hace su mejor papel hasta la fecha. En fin, que la corriente negativa hacia estas dos películas no deja de ser eso, una corriente, y muchos de los que rajan, o no las han visto, o las han visto condicionados, o incluso algunos con el recelo de que triunfaron más que Man of Steel, X-Men Primera Clase o Lobezno Inmortal.
Gracias por tus comentarios. Tengo que reconocer que a la hora de volver a ver las cintas, Vengadores: La era de Ultrón se me hizo pesada. Realmente creo que en su empeño de querer dotar de una mayor profundidad a los personajes es donde no saben dar con la tecla. Es una pena porque el villano esta vez sí que estaba a la altura pero el conjunto resulta fallido.
Me alegra saber que no soy el único que disfrutó con El mundo oscuro. Coincido en que todas las opiniones negativas hacia la peli vienen a posteriori. Yo recuerdo (y tengo buena memoria) que en las semanas posteriores a su estreno todo el mundo parecía estar bastante satisfecho con ella, pero llegó El soldado de invierno, que llevó las cosas a otro nivel, y comparando retroactivamente El mundo oscuro bajó muchos puntos y ha quedado (injustamente en mi opinión) como una de las peores del UCM. Pero, como dices, tiene méritos sobrados (la pelea con Malekith me parece una de las mejores de todo el UCM).
En especial algo que todo el mundo parece obviar, y es que si Loki a día de hoy es un «fan favourite» es gracias a esta película. No es en Vengadores cuando alcanzó ese estatus (algunos decían incluso que era un villano flojo), ni por supuesto en la primera de Thor. Fue aquí. Aquí es donde mostró más claramente su humor sarcástico y su dualidad entre el bien y el mal.
En conjunto esta fase me parece la mejor de las tres. Sin minusvalorar a las infravaloradas pelis de Thor y el Capi en la primera fase, sus respectivas secuelas superan a las originales. Ant-Man es bastante resultona, Guardianes es top y La era de Ultrón, con todas sus imperfecciones, también tiene algunos momentos increíbles. La más floja es Iron Man 3, que con todo supera a Iron Man 2.
Mi orden para esta fase, de menor a mayor, sería: 6-Iron Man 3, 5-Ant-Man, 4-Thor: El mundo oscuro, 3-Guardianes de la Galaxia, 2-Vengadores: La era de Ultrón, 1-Capitán América: El soldado de invierno.
Y en el global del UCM hasta este punto: 12-Iron Man 2, 11-El increíble Hulk, 10-Iron Man 3, 9-Ant-Man, 8-Capitán América: El primer vengador, 7-Thor, 6-Thor: El mundo oscuro, 5-Guardianes de la galaxia, 4-Iron Man, 3-Vengadores: La era de Ultrón, 2-Capitán América: El soldado de invierno, 1-Los Vengadores.
¿Que la escena post créditos con Banner no da profundidad a Iron Man 3?
Pues, en mi humilde opinión, todo lo contrario. Que es ahí donde queda la duda: ¿Pasó todo del modo que lo relata Tony o fue narrado haciendo hincapié en los pasajes que le hacen quedar bien? ¿Estos «ataques de ansiedad» y las armaduras mal hechas no serán producto de una recaída en el alcohol? ¿War Machine se expuso como un payaso en la búsqueda del Mandarín en el Medio Oriente o es Stark quien se mofa de su amigo?
La fase 2 fue increíble: me encantó el guion de «El soldado de invierno» y creo que Iron Man 3 es una de las mejores películas de superhéroes jamás rodadas precisamente porque se aleja tanto de lo visto en el género. Y luego está la primera aventura de los Guardianes, que me pone una sonrisa tonta en la cara cada vez que la veo.
Enhorabuena por el repaso, de esta fase no vi iron man 3 y Thor 2 ( tampoco vi la primera) en parte por las opiniones que he leído; el soldado del invierno sigue siendo mi favorita por la historia y el desarrollo de personajes y que juega con el género de espías, guardianes de la galaxia, me sorprendió y sigue haciéndolo, ant-man, siempre lamentaré que Edgar Wright se marchara, pero el resultado final fue bueno, para terminar la era de ultron, como mencionas tuvo varios inconvenientes y el resultado fue irregular, igual tiene escenas que me siguen encantando, como el de ojo de halcón y wanda en la iglesia en sokovia. Saludos
Por cierto, una cosilla medio off-topic, esta semana se ha muerto Pepe Mediavilla el actor de doblaje que ponía voz a Ian McKellen o Morgan Freeman. Ya sé que es algo impopular en estos tiempos, pero estaría bien hacer algún pequeño homenaje a estos actores que también forman parte de nuestro cine.
Mañana en la sección de noticias le haremos nuestro particular homenaje. Uno de los grandes, sin lugar a duda.