Tras anunciar el pasado 24 de enero las nominaciones a los Premios de la Academia de Hollywood, ya estamos metidos de lleno en la recta final de la carrera por la preciada estatuilla, que culminará el próximo domingo (madrugada del lunes en España) con la celebración de la 89ª edición de los Oscar. La gala, que tendrá lugar en el Dolby Theatre de Los Angeles, estará presentada por el popular Jimmy Kimmel, que ya demostró su buen hacer en los pasados Emmy y que promete una gala entretenida que seguramente encontrará su punto de transgresión en los discursos con motivo de la agitación política dominante en la actualidad estadounidense desde la entrada de Donald Trump (habitual comentarista de la gala a través de redes sociales en anteriores ediciones) a la Casa Blanca. Hasta que llegue el momento de la ceremonia, que comentaremos como años anteriores desde el twitter de Zona Negativa desafiando el sueño con litros de cafeína, hemos querido dar un último repaso a las candidatas a Mejor Película: las nueve cintas que representan lo mejor de la temporada cinematográfica para los académicos de Hollywood, pero que también son un reflejo de las filias de la Academia con sus consabidas favoritas, tópicos y ausencias sangrantes.
La lista de nominados la encabeza, por supuesto, La La Land, la sensación de la temporada que ya batió records en los pasados Globos de Oro y que con la friolera de catorce nominaciones, iguala a Titanic y Eva al desnudo como cintas más nominadas de la Historia del Cine. De todos modos, el musical de Damien Chazelle no hará pleno, puesto que compite consigo misma en la categoría de Mejor Canción con City of Stars y Audition (The Fools Who Dream) (las cuales desgraciadamente no veremos interpretadas en la gala por Ryan Gosling y Emma Stone, sino que el encargado de interpretarlas será el también actor de La La LandJohn Legend -quien ya puso en pie a un público emocionado hasta la lágrima en la gala de 2015 con su interpretación junto a Common de Glory, perteneciente a la película Selma y que se alzaría con el Oscar a Mejor Canción). Aun así, no hay que restar ni un ápice de mérito a la gesta de Damien Chazelle, colocando a un musical desenfadado que homenajea a los clásicos como favorito a llevarse el premio a Mejor Película o Mejor Director, donde Chazelle parte también como más que probable ganador (y más tras la inteligente jugada de Lionsgate de filtrar vídeos virales como la grabación del ensayo del espectacular número con el que arranca La La Land grabado con el iPhone de Chazelle). Aunque es precisamente su status de musical lo que puede jugar en contra de La La Land, y es que recordemos que el último musical original en ganar un Oscar a Mejor Película fue Gigi en 1958, un antecedente nada cercano que, sumado al gusto de Hollywood por los dramas, puede restar posibilidades a una cinta contra la que también podría jugar el hecho de que haya entusiasmado hasta niveles extremos y de manera transversal al público, tal y como retrataron de forma genial en este sketch de Saturday Night Live o en el siguiente vídeo, una muestra más del calado de la película que ha propiciado infinidad de críticas, análisis y homenajes.
El mayor obstáculo con el que se encontrará la cinta de Damien Chazelle es sin duda Moonlight, la película dirigida por Barry Jenkins que se ha convertido en el otro fenómeno de la temporada, arrasando en multitud de premios en la categoría de drama y que, además de las elevadas posibilidades de Jenkins en la dirección, tiene prácticamente en el bote el Oscar a Mejor Guion Adaptado con el estupendo libreto del propio Jenkins y el de Mejor Actor Secundario para un espléndido Mahershala Ali, cuyo premio recompensaría también la espectacular trayectoria del actor en este último año. Moonlight sin duda podría dar la campanada llevándose el Oscar a Mejor Película, una decisión nada convencional (a pesar del más que posible miedo a un nuevo #OscarsSoWhite) por parte de la Academia si decidiera premiar a ese pequeño gran milagro (auspiciado por Brad Pitt a través de su productora Plan B) que es Moonlight, y que supondría un soplo de aire fresco para producciones más independientes y no tan enfocadas a la carrera de premios.
En el resto de categorías destacan sin duda los apartados de interpretación femenina, donde veremos las contiendas más interesantes sobre todo en la categoría principal, con cuatro enormes interpretaciones junto a la inevitable Meryl Streep, sin duda lo más destacado de la olvidable Florence Foster Jenkins pero que ocupa el lugar, reconozcámoslo, de una Amy Adams obviada de manera injusta por la Academia y que tenía en cartera dos interpretaciones fabulosas en La Llegada (Arrival) y Animales Nocturnos (también ninguneada este año). Queda descubrir si las votaciones se habrán decantado por una colosal Isabelle Huppert en Elle (menos dada, eso sí, a promocionar su candidatura que sus rivales, aunque haya hecho grandes esfuerzos); la favorita en muchas quinielas Emma Stone (auténtico alma de La La Land por encima de su compañero, un Gosling encantador pero limitado en su categoría); la espectacular Ruth Negga en Loving, aunque en este caso pesa demasiado que la cinta de Jeff Nichols no haya logrado más candidaturas; y por último la también maravillosa (se nos acaban los adjetivos este año con las actrices protagonistas) Natalie Portman, que deslumbra con su recreación de Jackeline Kennedy en la fantástica cinta de Pablo Larraín, Jackie. Una de las categorías estrella de la noche sin lugar a dudas, aunque seguida de cerca por el galardón a Mejor Actriz Secundaria, donde parecen partir con cierta ventaja Viola Davis por Fences y Naomi Harris por Moonlight, aunque es imposible descartar a una Michelle Williams que es casi lo mejor de Manchester frente al mar.
Mucho menos disputado parece que será el Oscar a Mejor Actor, con un Casey Affleck que tiene a todo el mundo rendido a sus pies con su hierática interpretación en Manchester frente al mar, premiada en los Globos de Oro o los BAFTA entre otros y que no parece encontrar rival en sus cuatro compañeros de nominación, donde destaca un gran Viggo Mortensen nominado por Captain Fantastic (aunque, como en el caso de Negga y Loving, su ausencia en las categorías importantes es un lastre) y un sacrificado Andrew Garfield, que completó un gran año con sus papeles a las órdenes de Mel Gibson en la nominada Hacksaw Ridge y con Martin Scorsese en la salvajemente obviada por los premios de este año Silencio. La presencia casi testimonial de Ryan Gosling (todo un triunfo estar nominado) y Denzel Washington completa el grupo de nominados a Mejor Actor.
Ya hemos hablado anteriormente de la categoría de Mejor Director, donde Chazelle parece tener gran parte de las papeletas para llevarse el Oscar a casa, pero en la que no podemos descartar al mencionado Barry Jenkins por Moonlight, o incluso (un paso por detrás) al muy admirado en la industria Kenneth Lonergan por Manchester frente al mar, aunque su presencia en el más que posible Oscar a Mejor Guion Adaptado hace que sus posibilidades se reduzcan en esta categoría. A pesar del trabajo magistral de Denis Villeneuve con La Llegada (Arrival), da la sensación de que estar en las categorías principales es suficiente recompensa para una cinta de ciencia ficción, un género tan habitualmente denostado por la Academia. En el caso de Mel Gibson, su nominación es más metafórica que ninguna otra, y es que además de recompensar el innegable talento del director de Apocalypto tras la cámara, supone el perdón oficial de Hollywood de las meteduras de pata dialécticas de Gibson en el pasado y la bienvenida de nuevo al hijo pródigo.
Damos paso ya a nuestro resumen de las nominadas a Mejor Película no sin antes destacar entre el resto de nominaciones el normalmente ignorado apartado de Mejor Película de Animación, que sigue arrastrando el peso de ser considerada una categoría menor (al menos no a la altura de las principales) y que este año presenta un grupo sencillamente espectacular, con auténticas obras de arte como Kubo y las dos cuerdas mágicas, La Tortuga Roja o la recientemente estrenada en España, La vida de calabacín, que comparten nominación junto a la espléndida (y también favorita) Zootrópolis. Sin más, os dejamos con las nueve cintas nominadas e invitamos a los insomnes a pasar con nosotros la noche de los Oscar en la madrugada del próximo lunes, tras la que os traeremos un post a primera hora con los ganadores de las doradas estatuillas. No olvidéis tampoco dar vuestra votación en la encuesta que os hemos preparado al final de la entrada en la que podréis dejar vuestra opinión hasta el próximo domingo a medianoche.
La La Land, de Damien Chazelle
Qué podemos añadir más sobre La La Landque no hayamos dicho ya. Mientras presentaba en el Festival de Telluride Sully junto a Clint Eastwood, Tom Hanks se saltó el protocolo de la promoción y comenzó a alabar a la cinta de Damien Chazelle, que se había presentado el día anterior, definiéndola como una prueba de fuego para la audiencia al no tener nada de lo que, aparentemente, un estudio quiere: una cinta que no es secuela de nada o, como el propio Hanks la definía, “un musical del que nadie se sabe las canciones”. Pero La La Land triunfó y, más que eso, se convirtió en un fenómeno tan grande que tras el huracán de su paso por la cartelera, donde al entusiasmo siguió el hartazgo de muchos o incluso el famoso backlash tan típico en estos casos, cuesta poner en perspectiva las palabras de Hanks expresadas en un momento en el que sólo habían visto la película unos pocos afortunados asistentes a festivales. Lo importante es que gane o pierda los premios importantes el próximo domingo, no podemos decir que La La Land sea un espejismo o un idilio pasajero: el talento de Damien Chazelle, y casi más importante para la industria, su capacidad de hacer obras de autor que conquisten a la audiencia, ha llegado para quedarse. Mientras tanto, seguimos tarareando semanas después el Another Day of Sun, o silbando mientras limpiamos la casa esa City of Stars que nos lleva a visualizar de nuevo ese aroma clásico del Hollywood más juguetón y ensoñador que parecía olvidado. Pase lo que pase en los Oscars, La La Land tiene asegurado su trono como la película de la temporada.
Moonlight, de Barry Jenkins
Imaginemos que hemos nacido siendo la minoría más desamparada que existe en un entorno hostil. No solo tendremos un problema social por el color de piel con el que hemos nacido, sino que además seremos excluidos y maltratados por nuestra condición sexual y por problemas en el entorno en el que hemos crecido y de los cuales somos meros testigos sin poder dejar una huella. Eso es lo que narra Moonlight, la opera prima de Barry Jenkins. En plena era Trump, y con un clima racial muy enrarecido y en plena boga, esta serie de películas se vuelven algo sumamente relevantes. Si bien es algo desigual en los tres tramos, que nos narra el predeterminado e inexorable paso en la vida del protagonista. Como una maldición y lacra que se repite una y otra vez en un bucle de conflictos, como si la vida le pasase delante de sus ojos sin saber muy bien como tomar las riendas, como si el mundo hubiese planeado que morderá el polvo una y otra y otra vez ya desde antes de que naciese. Moonlight es una obra portentosa, rodada con mucha clase y que, sin lugar a dudas, bebe del cine menos convencional, más autoral para contarnos de un caso particular que ejemplifica todo lo que supone socialmente haberse desarrollado en unas circunstancias tan complicadas como esas. Barry Jenkins tiene una precisión de cirujano a la hora de plasmar una obra personalísima.
Arrival (La Llegada), de Dennis Villeneuve
La Llegada de Denis Villeneuve se ha convertido por derecho propio en una de las películas de ciencia ficción más destacadas en lo que llevamos de este primer cuarto de siglo XXI. En esta producción el director de Prisioneros, Enemy o Sicario nos devuelve al primer plano las virtudes de un género que había caído en el puro y llano espectáculo en las últimas décadas. En La Llegada tenemos un filme de invasiones extraterrestres, pero muy distinto al habitualmente perpetrado por Hollywood, pues el centro de su discurso, como un buen libro del escritor Stalisnav Lem, tantea cuestiones como la comunicación y las dificultades y limitaciones del lenguaje como herramienta para lograr entendernos. La historia es una adaptación del relato corto The Story of Your Life del escritor Ted Chiang y está protagonizada por una Amy Adams estupenda en su papel de experta lingüista Louis Banks, tanto que a más de un espectador le ha sorprendido que la estadounidense se haya quedado este año fuera de la lucha por la estatuilla a Mejor Actriz en estos Premios Oscar. Está por ver si el filme de Denis Villeneuve conserva opciones sobre el resto de sus nominaciones, incluyendo la de Mejor Película, aunque estas ya representan en sí mismas un éxito para su director y para el mismo género de ciencia ficción tan históricamente vapuleado.
Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan
El dolor. Es particularmente lamentable que un sentimiento tan autodestructivo, tóxico y nocivo sea universal. Poco hay más devastador que asumir que tú eres el responsable de la destrucción de tu propia vida, con todo lo que ello conlleva. Somos más frágiles de lo que nos gustaría reconocer. Nos herimos y chocamos unos contra otros como barcas perdidas en la inmensidad de un océano formado por nuestras propias lágrimas. Probablemente es la mejor definición que se me ocurriría para la portentosa obra de Kenneth Lonergan, con una carrera ascendente y que parece dar un gran paso con este drama con toques del humor que abre una herida cada vez que te ríes. Una obra caustica que es difícil clasificar es un propuesta que ha sorprendido a propios y extraños desde su estreno en Sundance. Una propuesta que no sabes bien si recomendar, ya que no resulta especialmente ardua, pero tampoco creo que esté dirigida al público medio. Esta película es desgarradoramente honesta rodada con un director que sabe a lo que juega y que se atreve a algo que parece estar olvidado por buena parte del cine americano: no considerar al público estúpido. Lonergan confía más en lo que no se dice, en el poder de las miradas, de la actuación corporal y, sobretodo, del lenguaje cinematográfico. Y eso es digno de alabanzas.
Lion, de Garth Davis
El problema de Lion, la producción australiana del debutante Garth Davis, pasa por LA excesiva linealidad de su relato; la intención del director es honesta y loable, no busca regalarlos la vista con artificios y vueltas de tuerca que no respondan al aspecto emocional de la historia. Por desgracia, esto solo lo logra en parte, y debido a las actuaciones de un reparto encabezado por Dev Patel, pero la película nos despista una larga introducción que finalmente se siente innecesaria. La sensación es que esta queda descolgada del conjunto porque el verdadero drama, el interés y el mensaje del relta está en el conflicto presentado en la segunda parte del filme. Su director pierde demasiado tiempo en preámbulos, y para cuando se adentra en el aspecto más psicológico de la historia no puede más que limitarse a dar vueltas entorno al sentimiento de culpabilidad de su protagonista, rozando el melodrama de sobremesa y volviéndose la trama algo repetitiva. La resolución es todo lo emotiva que podría ser pero los momentos de brillantez de la cinta no sustentan el planteamiento del conjunto que demandaba a gritos otra forma y tipo de narración.
Fences, de Denzel Washington
A la hora de hablar de las nominadas a Mejor Película, nos encontramos con que Fences es la más desubicada del grupo, por arriesgada y difícil de catalogar. Lo que no podemos negar bajo ningún concepto es la valentía de Denzel Washington al llevar a la gran pantalla su triunfal adaptación de la obra de teatro de August Wilson que realizó en Broadway en 2010; una obra ganadora del Pulitzer y el Tony en 1987, y que revalidó el Tony en 2010 con su regreso a manos de Denzel Washington y Viola Davis, también ganadores del prestigioso premio de teatro y que retoman sus papeles en esta cinta que, como destacan casi todas las críticas, más parece una obra de teatro filmada que una película. Y es que el peso de Fences recae enteramente sobre su dúo protagonista, en especial una Viola Davis que sigue construyendo una espectacular carrera en cine y televisión, convirtiéndose posiblemente en la actriz afroamericana más importante del panorama actual y que ya estuvo nominada a Mejor Actriz en 2012 por Criadas y Señoras. Fences no es una cinta sencilla y en ocasiones peca de no saber librarse de los corsés de su origen teatral, pero en su conjunto es una obra más que notable que nos demuestra lo interesante que se está volviendo la carrera de un Denzel Washington que ha sabido combinar sus proyectos más personales con su presencia en cintas más comerciales.
Figuras ocultas, de Theodore Melfi
La cinta dirigida por Theodore Melfi puede ser considerada la más convencional de las nominadas a Mejor Película, y es que a pesar de su valiente temática sobre las científicas pioneras afroamericanas en una institución como la NASA, la película es un compendio de buenas intenciones pero con un piloto automático demasiado evidente en su propuesta. La valoración global es que Hidden Figures es una notable película que cumple a la perfección en todos sus apartados, destacando un reparto más que competente liderado por Taraji P. Henson (aunque haya sido Octavia Spencer la que se lleve el gato al agua con su nominación a Mejor Actriz de Reparto, a pesar de tener enfrente a las más intensas -al gusto de la Academia- Viola Davis y Naomi Harris). Una apuesta encomiable que también ha tenido su reconocimiento con la nominación a Mejor Guion Adaptado con el libreto de Allison Schroeder adaptando el libro de Margot Lee Shetterly, pero que posiblemente no hubiera pasado la criba de Mejor Película con el antiguo sistema de cinco nominadas.
Hasta el último hombre, de Mel Gibson
Diez años y un puñado de escándalos relacionados con su vida personalidad han tenido que pasar para que el actor australiano de origen estadounidense Mel Gibson se pusiera porquinta vez detrás de las cámaras como cineasta. Aunque el profeta Juan Manuel de Prada ya lo aventuraba en esta impagable e inigualable columna, un hito del perodismo patrio desde ya, el director de Braveheart o La Pasión de Cristo volvía redimido y con todo a su favor con este biopic del soldado Desmond Doss (interpretado por un magnífico Andrew Garfield) un médico militar cuyas profundas creencias religiosas le impidieron coger un arma durante su adiestramiento y posterior participación en la batalla de Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial sin que ello fuera impedimente para salvar a decenas de sus compañeros de combate. Con un pulso brutal dirigiendo a su magnífico reparto y las brutales y crudísimas secuencias bélicas, reincidiendo en los temas habituales de su discurso (la violencia, la rebeldía, el cristianismo) y siendo él mismo para bien o para mal Mel Gibson ha vuelta a dar clases de cómo hacer cine vívido, epidérmico, incómodo y comprometido con su visión del séptimo arte y la vida. Después de esto será interesante saber si esas negociaciones para que dirija dentro de Warner Bros la segunda parte de Escuadrón Suicida llegan a buen puerto.
Comanchería, de David Mackenzie
Desierto árido, toques de cine social, con cierto aire surrealista, pero ante todo puro western neonoir, que se aleja considerablemente de la artificiosidad que tan propia es en los neowesterns que nos ha llegado en los últimos años. Lo crepuscular y lo antiherórico está ahí, pero lo central es que se trata de un intenso conflicto acerca de la justicia, aderezado de un drama familiar (que no puede evitar evocarnos al mejor Steinbeck) movido por una banda sonora firmada por Nick Cave, que hace que el conjunto entre de forma más que satisfactoria. Taylor Sheridan sorprendió a propios y ajenos, dando muestras que todo lo que sucedió con Sicario no fue fruto del azar, y con un David Mckenzie con una carrera totalmente ascendente dando lo mejor de sí mismo, logran hacer una película con un sabor auténtico, que tiene un humor tan desgarrador como el sol que atraviesa las pobres almas que vagan perdidas en un pueblucho de Texas. ¿Tendremos un efecto Camerún? Parece muy improbable, pero si hay alguna película de entre las nominadas que se aleja de toda la lista de patrones que hay que seguir para recibir nominación es esta. Y por eso, es digna merecedora de todo lo que pueda suceder durante la gala. Porque los últimos reyes de la colina murieron con las botas puestas.
Y ahora, vuestro turno para votar en nuestra encuesta y sentirnos miembros de la Academia de Hollywood por un día:
¿Qué película querrías que se llevara el Oscar a Mejor Película?
La La Land, de Damien Chazelle (41%, 56 Votes)
Arrival (La Llegada), de Dennis Villeneuve (27%, 36 Votes)
Comanchería, de David Mackenzie (9%, 12 Votes)
Hasta el último hombre, de Mel Gibson (7%, 10 Votes)
Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan (7%, 9 Votes)
«Aunque es precisamente su status de musical lo que puede jugar en contra de La La Land, y es que recordemos que el último musical en ganar un Oscar a Mejor Película fue Gigi en 1958.»
Esto es incorrecto, en 2002 Chicago ganó el Oscar a la mejor película y era un musical. Eso sí, era una película poco memorable por lo que en parte entiendo el olvido.
¿Un matiz un poquito enrevesado tal vez? Lo digo sin malicia, pero no creo que el votante de Hollywood tenga muy en cuenta el hecho de si es un musical «original» o la adaptación de uno ya estrenado en Broadway. Y en tal caso diría que lo de no ser original -caso de Chicago- podría restarle frescura de cara al público (y al académico de Hollywood), algo que no sucede con La La Land.
Básicamente opino que si no han ganado más musicales en estas últimas décadas es porque es un género que ha sido muy poco transitado desde los últimos coletazos de Minnelli y Bob Fosse en los 70, no porque los académicos le tenga una inquina especial. Cosa de estadísticas, vaya.
No te creas, en el caso de Chicago (que coincido contigo aunque yo haría un comentario sobre ella mucho más cruel que «poco memorable») era un caso típico de película teledirigida hacia los premios, y precisamente utilizaba el prestigio de la obra previa para venderse ante Hollywood, de ahí que el caso de La La Land sea excepcional al tratarse de una obra original, sin padrinos por así decirlo. El académico de Hollywood (ese ente abstracto) creo que busca lo contrario a la frescura, y cuando puede aprovecha para ser convencional y conservador en sus votaciones. De ahí que haya campañas planificadísimas para hacerse con el favor de los votantes.
Uff… estamos entrando ambos bastante en el terreno de la especulación. Si bien es cierto que ese tipo de película «prefabricada» para los Oscar ha existido siempre también lo es que muchas veces esas pelis se la han pegado de la peor manera. Me vienen a la mente unas cuantas pero me quedo con aquella peli de «Tan fuerte, tan cerca» que contenía 3 ingredientes teledirigidos para conseguir la estatuilla: «11-S», padre muerto interpretado por… Tom Hanks y niño repelente. Por suerte, no coló.
Por cierto, me voy a pronunciar (aunque hace años que perdí interés y ya ni veo la ceremonia), voy con La La Land como ya fui con Whiplash hace un par de años. Chazelle es sin duda un tipo a seguir en los próximos años.
Jack Knight
Lector
24 febrero, 2017 22:52
Si por mi fuese este año La La Land se llevaba el Oscar hasta a mejor película de animación.
Coincido plenamente con los resultados, al menos hasta ahora, de la encuesta, a falta de ver Figuras ocultas, Fences y Lion. Me gustaría que ganase La llegada, más por lo rompedor que sería y por la revancha por la injusticia de la no nominación una vez más de Adams. Pero lo cierto es que La la land es una segura, clara y justa ganadora, y de hecho es mejor película en casi todos los aspectos que La llegada, que solo espero que no se vaya de vacío.
«Aunque es precisamente su status de musical lo que puede jugar en contra de La La Land, y es que recordemos que el último musical en ganar un Oscar a Mejor Película fue Gigi en 1958.»
Esto es incorrecto, en 2002 Chicago ganó el Oscar a la mejor película y era un musical. Eso sí, era una película poco memorable por lo que en parte entiendo el olvido.
Perdón, se nos olvidó el matiz, La La Land sería el primer musical original en ganar el Oscar a Mejor Película desde Gigi. 😉
¿Un matiz un poquito enrevesado tal vez? Lo digo sin malicia, pero no creo que el votante de Hollywood tenga muy en cuenta el hecho de si es un musical «original» o la adaptación de uno ya estrenado en Broadway. Y en tal caso diría que lo de no ser original -caso de Chicago- podría restarle frescura de cara al público (y al académico de Hollywood), algo que no sucede con La La Land.
Básicamente opino que si no han ganado más musicales en estas últimas décadas es porque es un género que ha sido muy poco transitado desde los últimos coletazos de Minnelli y Bob Fosse en los 70, no porque los académicos le tenga una inquina especial. Cosa de estadísticas, vaya.
No te creas, en el caso de Chicago (que coincido contigo aunque yo haría un comentario sobre ella mucho más cruel que «poco memorable») era un caso típico de película teledirigida hacia los premios, y precisamente utilizaba el prestigio de la obra previa para venderse ante Hollywood, de ahí que el caso de La La Land sea excepcional al tratarse de una obra original, sin padrinos por así decirlo. El académico de Hollywood (ese ente abstracto) creo que busca lo contrario a la frescura, y cuando puede aprovecha para ser convencional y conservador en sus votaciones. De ahí que haya campañas planificadísimas para hacerse con el favor de los votantes.
Uff… estamos entrando ambos bastante en el terreno de la especulación. Si bien es cierto que ese tipo de película «prefabricada» para los Oscar ha existido siempre también lo es que muchas veces esas pelis se la han pegado de la peor manera. Me vienen a la mente unas cuantas pero me quedo con aquella peli de «Tan fuerte, tan cerca» que contenía 3 ingredientes teledirigidos para conseguir la estatuilla: «11-S», padre muerto interpretado por… Tom Hanks y niño repelente. Por suerte, no coló.
Por cierto, me voy a pronunciar (aunque hace años que perdí interés y ya ni veo la ceremonia), voy con La La Land como ya fui con Whiplash hace un par de años. Chazelle es sin duda un tipo a seguir en los próximos años.
Si por mi fuese este año La La Land se llevaba el Oscar hasta a mejor película de animación.
Coincido plenamente con los resultados, al menos hasta ahora, de la encuesta, a falta de ver Figuras ocultas, Fences y Lion. Me gustaría que ganase La llegada, más por lo rompedor que sería y por la revancha por la injusticia de la no nominación una vez más de Adams. Pero lo cierto es que La la land es una segura, clara y justa ganadora, y de hecho es mejor película en casi todos los aspectos que La llegada, que solo espero que no se vaya de vacío.
Cero interés. No me ha gustado ninguna 🙁