Envuelta en la polémica desde su mismo rodaje por los interminables cambios en su metraje, las polémicas con respecto a su actor principal y el caos interno en el que se veía sumergida Warner Bros desde su asociación con Discovery, Flash toéricamente llegaba para cerrar con un contundente puñetazo un gran arco de más de diez años iniciado con El hombre de acero a manos de Zack Snyder y el Superman de Henry Cavill. Una vez el largometraje de Andy Muschietti llegaba a las salas, abalado por no pocos elogios de la prensa especializada incluso un mes antes de su estreno, los números no acompañaban el resultado que la convertía en un importante batacazo en taquilla. Nuestro compañero Samuel Secades ya dio su opinión sobre la obra y ahora son Enrique Doblas, Gustavo Higuero, Jordi T. Pardo, Román de Muelas y Sergio Fernández los encargados de dar su opinión sobre la primera ¿y última? película del velocista escarlata.
La saga del año, por Enrique Doblas
¡Qué bien me lo he pasado! Por favor que quede alta y clara esa inicial declaración. En un mundo de pretenciosidad incontenible, en el que cada peli de superhéroes se ve obligada a superar (en soberbia, imagino) a la anterior, agradezco simplemente pasar el rato disfrutando, riendo, emocionado y sin mirar el reloj.
Si con la resultona Black Adam repetía sin cesar que me pareció un auténtico especial verano comiquero de los de antaño, en este Flash me veo obligado a doblar la apuesta hasta saga de verano, de estas que DC sacaba anualmente entre los 80 y los 90 para mantener un cohesionado interés en su universo.
Porque si hay algo que se le puede alabar sin reservas a la última propuesta de Warner es que resulta puro cómic superheroico. La cinta contiene toda la acción, humor, guiños, superficialidad, épica y fantaciencia que sus contrapartidas de papel. Para mi, es el mejor homenaje que se le puede dedicar al personaje clave de la editorial (al menos, en cuanto a la historia de su universo ficcional se refiere).
Desgraciadamente también contiene todos los fallos que Warner ha ido arrastrando desde el inicio de la era Snyder; como el alargamiento innecesario de las escenas de acción, fallos corregibles de CGI y poco acierto con la banda sonora, que para el que suscribe nunca ha llegado a emocionar como para ser recordada.
Sin embargo, y aquí el gran acierto, la propuesta se libera de falsa profundidad desde el minuto uno y abraza la fantasía innegable del universo que la vio nacer.
Aunque me pareciera excesivo el rescate múltiple planteado, si que me emocioné viendo a Flash correr por todos los EEUU en menos de un minuto con tal de llegar a tiempo a una emergencia. La aparición de otros héroes me encantó, los artilugios de Batfleck son alucinantes, el momento del lazo mágico es demencial…
Y ya cuando la trama se desarrolla, subidón. Desde Maribel Verdú, que nos sigue enamorando a todos (y el toque latino que acompaña a todo el metraje le sienta de fábula), pasando por la tronchante interactuación entre los Barry repetidos (si, le pese a quien le pese, es sentido del humor bien encarrilado y sumamente divertido, y si no vete a ver Hamlet), hasta BATMAN.
Keaton se come la película, la digiere y te la escupe a la cara. Es lo mejor de la peli, sin despreciar a lo demás, pero con diferencia. Su aparición es una de las mejores escenas, explicación clarividente del multiverso incluida. Su cueva y sus gadgets son aún más espectaculares que los modernos. Su vuelta de todo… pelillos de punta.
A partir de ahí la película parece seguir los derroteros de un filme de acción, Supergirl mediante, con sus más y sus menos. Sin embargo, admito que me sorprendió gratamente cuando el plan se tuerce y el metraje se torna pesadillesco en la huida hacia delante de uno de los héroes.
Y entonces viene el despiporre. El regalo mayúsculo a los fans de Flash, de DC, del cine, de los cómics y del frikismo incontenido. Yo personalmente hubiera elegido otro diseño para representar el multiverso, pero no puedo sino estar enormemente agradecido por semejante despilfarro de emociones y posibilidades.
Cierto que algunos echarán en falta algunos guiños y conexiones mientras que a otros les sobrarán otras idas de olla menos necesarias. En todo caso chapó y sonrisa de oreja a oreja mientras me retorcía en la butaca. Si el multiverso fue una idea de los cómics originaria de DC, ya era hora para los deceítas de verlo representado en la pantalla grande (que en la chica ya tuvimos un reflejo del potencial), al igual que ya estaban disfrutando los fans de Marvel.
Por último, cabe destacar la capacidad del guion de redondear el argumento cuando ya se le escapaba de las manos y, para colmo, dejar el universo cinematográfico listo para cualquier eventualidad. Y de remate, broma y guiño magnífico para los incondicionales de una época ya olvidada (y no me refiero a la escena extra, menos aguda y mucho más innecesaria).
En resumen, un disfrute. No necesito la mejor película del mundo; de hecho, estoy harto de que me la anuncien unos y otros sin ser verdad. Lo que me pide el cuerpo con estos universos superheroicos es pasar un buen rato, es ver a los personajes evolucionar y divertirme en el proceso. Es comprarme todos los especiales de una buena saga veraniega y leerlos encandilado escapándome de la realidad.
Y eso, esa sensación de evasión comiquera bien entendida, es Flash.
Lo mejor – Parece un cómic
Lo peor – El CGI en determinadas escenas
La escena – La cocina de Wayne
El personaje- Batman de Keaton
De las versiones que aparecen en la película me gustaría ver una producción protagonizada por… – Me quedé absolutamente prendado del Jay Garrick en blanco y negro
El relámpago humano, por Gustavo Higuero
De un tiempo a esta parte cuesta mucho encontrar un texto en el que se hable de la película y no de sus resultados económicos. Las frases de los titulares hacen sangre con las recaudaciones, los descensos en la taquilla, usando palabras tan fuertes como el mayor fracaso, la taquilla se hunde, batacazo… y esto me hace reflexionar si hay alguna razón por la que a los espectadores debería importarnos algo que solo debería preocupar a los productores y directivos de los estudios. La idea es tan machacona, tan reiterativa, que comienza a filtrarse en los espectadores que se ven influenciado por esta forma de hablar del cine, de un arte, que por mucho que tenga detrás toda una industria, es por encima de todo una actividad creativa plagada de talento. Y cuando una idea de este tipo anida en la cabeza es complejo volver a desactivarla. Y esto me llena de tristeza, porque ya no se habla de las películas, se habla de dinero, de rendimiento, de productividad, de beneficios… como si eso definiera la calidad artística de una cinta y nos tuviera que importar.
Ciertamente me han dicho siempre que claro, que la taquilla es importante para que pueda haber más películas, pero en realidad algo así me parece otra falsa creencia porque desde la industria del cine se nos ha metido, a fuerza de estrenos, la idea de que todo tiene que derivar en una franquicia. ¿Y qué pasa si solo se hace una película? Nada, absolutamente nada. Solo debería importar si la película nos gusta, si es buena, si nos hace disfrutar durante dos horas donde poder meternos en una aventura que desafíe a la imaginación y que lo demás que se ocupe quien tenga que ocuparse.
Por tanto, voy a hablar de la película, pero como un espectador más, un seguidor de Flash, un lector de sus aventuras desde hace más de 30 años, que ha visto como se ha hecho realidad un imposible. Y para aquellos que deseen leer una de las mejores criticas de Flash, solo tienen que pasarse por aquí y disfrutar del análisis del gran Samuel Secades.
Flash es un imposible. Y lo es por varias razones. La primera es que nunca me pude imaginar a Flash protagonizando su propia película en los cines. Ya fue toda una sorpresa verlo correr en la televisión en los años 90, así como las nueve temporadas de CW, pero poder verlo en solitario, tras aparecer en la Liga de la Justicia, es todo un imposible digno del personaje. La segunda razón de ese imposible es que su producción se vio plagada de dificultades de todo tipo, internas, creativas, problemas de rodaje, problemas con el actor… mil y un obstáculos que parecían querer llevar a la cinta a la cuneta. Y, sin embargo, Flash superó sus dos imposibles y los hizo posibles.
Flash tiene un reto enorme por delante una vez que comienza la película. El concepto del multiverso hay que explicarlo, introducirlo de manera que queda claro el concepto y sirva para mover la trama del punto A al punto B. El concepto no es nuevo en el cine de superhéroes, pues ya se pudo ver en la cinta de Marvel del Dr. Extraño a pleno rendimiento, pero en DC la idea se trata de forma distinta y juega con la complicidad del espectador para ello.
El primer tramo de la película se centra en mostrarnos a Barry y como es su vida. La evolución desde que se le pudo ver en la Liga de la Justicia y como aún continúa sintiéndose a disgusto con su propia condición de metahumano. Y es algo que se remarca mucho, casi en exceso con un humor algo tosco y forzado, que más tarde tendrá su explicación y que permite ver la transición entre el Barry de los primeros minutos de metraje y el que nos vamos a poder encontrar al final de la cinta. Un metraje que responde a la locura intrínseca de los cómics del velocista, donde manifiesta su capacidad para llegar a hacer realidad aquello que parece imposible.
Pero el cambio llega cuando Barry toma una decisión terrible y pasan cosas. Cosas como conocerse a si mismo en otro momento temporal y ver como de cargante e impertinente era en sus años de estudiante una vez ya ha evitado a muerte de su madre. Y es que Flash es una película de excesos en todo momento y no va a dejar de serlo cuando todavía queda tanto por contar.
Toca adentrase en lo que para Barry había sido algo natural, sus poderes, y desprenderle de ellos, para que entienda su valor, no solo por lo que implican, sino por lo que significan en su vida y como lo definen como persona. Y la locura se desata. Entramos de lleno en el multiverso y solo queda dejarse llevar gracias a la inclusión de aspectos que vienen del cómic Flashpoint, mientras que otros beben directamente del propio Universo cinematográfico de DC. Y es que jugar con la figura de Superman y Batman alrededor de los dos Barry, mientras se perfila al villano de la función, no puede ser más cómic en fotogramas. Es esa forma de encararlo todo, de poner al espectador en el centro de la acción, de enfrentarlo a la decisión de Barry, viendo cómo debe sacrificar de nuevo aquello que más quiere, en una especie de repetición emocional de lo visto en WW84, donde la renuncia es la clave de las dos cintas.
Renuncia. De esto va todo este montaje. Renunciar no es fácil para nadie y en la vida debemos hacerlo con frecuencia. Hacerlo nos hace crecer, pero también nos mata un poco por dentro. Renunciar es también renacer, es asumir, es entender humildemente aquello que queremos ser y acercarnos a ese ideal que todos tenemos de nosotros mismos.
Y es hacia donde fluye la trama. Fluye de manera clara y directa, hasta ponernos de lleno en una de las escenas más emotivas de las vistas hasta ahora en el Universo DC cinematográfico. Emotiva porque se conecta con ella, se siente, se puede notar que esto no va de un tipo vestido de rojo que corre, sino de una persona que está rota por dentro y que debe asumir una perdida. Y asumirla es lo que lleva a Barry a cambiar.
El egoísmo de Barry es patente en sus primeros compases en la película y su arco hace que se traslade a un nuevo punto emocional, más altruista, pero del que, inevitablemente, parece no poder desprenderse. Y es que la película quiere seguir inmersa en su tono comiquero, sin romper la magia, donde la locura regresa para cerrar una historia que sabe aprovechar todas las fortaleces del multiverso (explicado con un plato de tallarines) y de un personaje que luce mejor que nunca gracias a un uniforme de extraordinaria belleza.
Y cuando uno cree que todo ha terminado la cota esconde un as en la manga, uno de proporciones cósmicas capaz de hacer levantarse de la butaca, porque uno siente como un escalofrío recorre el alama cuando el multiverso se despliega fotograma a fotograma… absoluta delicia.
Una cinta cargante, excesiva, que ha sido capaz de hacer posible lo imposible y que viene a decirle al mundo que Flash es uno de los personajes más importantes del Universo DC. Una cinta que ha sido tratada injustamente por la prensa y por ende por los espectadores y que merece más de un visionado. Una película para vivirla.
Lo mejor – Su falta de complejos para mostrar toda la fantasía de los cómics.
Lo peor – Un primer tramo con humor muy cargante.
La escena – El momento de la renuncia de Barry en el supermercado.
El personaje- El propio Barry gracias al arco argumental que recorre en la película.
De las versiones que aparecen en la película me gustaría ver una producción protagonizada por… – Supergirl porque ya va siendo hora, ¿no?
Las menos alucinantes aventuras de Barry y Barry, por Jordi T. Pardo
Hay películas que nacen estrelladas. Y a veces una gran parte de culpa de su fracaso no es propiamente de su oferta. Es difícil atraer al público por una historia cuando los problemas de la producción se van filtrando a diario a los medios y las redes sociales, cuando se suceden los retrasos, reescrituras, problemas con el reparto y diferencias creativas varias. Pero si además hablamos de una producción como Flash que se ha concebido como herramienta para esconder bajo la alfombra los cadáveres de un universo fallido, que ha contado con una campaña de marketing que ha reventado cualquier interés por su trama y con un protagonista convertido en enemigo público número 1 de Estados Unidos… El resultado final no pintaba nada bien. Los últimos estertores del universo cinematográfico de DC Films de la era Zack Snyder han sido recibidos con indiferencia por el público y Flash es el último clavo en el ataúd de esta «crisis».
No se puede decir que el concepto de reinicio no esté íntimamente ligado con la filosofía de DC Comics. Tampoco que Flash no haya jugado nunca un papel similar en las publicaciones de la compañía ya partiendo del hecho que la inspiración de la producción dirigida por Andy Muschietti estaba en ese crossover -también de funesto recuerdo para los aficionados- que fue Flashpoint. Por cierto, un título que finalmente no ha asumido la película protagonizada por Ezra Miller. También es normal, porque no tiene nada que ver aquella historia -llena de atlantes y amazonas- con la propuesta que aquí nos encontramos y que de mala manera intenta jugar con la nostalgia del espectador. Y es que el principal problema de Warner Bros. Pictures y DC Films es que han ido siempre a rebufo de Marvel Studios en su organigrama, provocando que no hayan encontrado una voz propia y cohesionada para su universo y dejando que la división cinematográfica de la Casa de las Ideas dinamitase muchos puentes a sus espaldas.
Flash no ha atraído al gran público porque llega tarde y este tampoco sabe donde encajarla. No es Spider-Man: No Way Home, porque aquella no estaba planteada como el final de nada sino más bien lo contrario, como el primer coqueteo con el concepto de multiverso que luego también se ha explorado en Loki, Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura e incluso en las películas de animación de Miles Morales. Pero juegan con elementos que Marvel Studios ha puesto sobre la mesa en los últimos años. Flash -ya desde su campaña de marketing- se siente como una replica sin alma de esto último y con un objetivo que pasa por hacer borrón y cuenta nueva pero sin tener claro realmente donde se ubica esta producción y qué papel real juega. ¿Si no va tener una conexión real con el planning posterior de James Gunn que me aporta esta película? Eso se podrían preguntar muchos aficionados.
Podríamos pensar que esto no deja de ser una película de Flash y eso debería ser su principalmente aliente. Y ciertamente debería serlo, pero en muchas partes se sienten que esta historia no acaba de pertenecerle al bueno de Barry Allen. La idea del multiverso queda algo retraída cuando sus creativos nos proponen una reinterpretación de Regreso al Futuro versus Las alucinantes aventuras de Bill y Ted… Sin aportar nada nuevo ni, por supuesto, mejorar lo presente. Con un Ezra Miller histriónico, cargante e irritante en sus dos encarnaciones y que solo su poso dramático nos recuerda en algún momento al personaje de los cómics. Para más inri, Batman y sus distintas versiones tienen un peso excesivo en la trama en contraposición a otros miembros de La Liga de la Justicia y otros referentes de las historias de DC Comics que por historia tendrían que haber estado en la producción.
Es un placer volver a ver a Michael Keaton encarnando al Caballero Oscuro de una manera que no pudo hacer en su día, pero su personalidad en casi nada recuerda al taciturno Bruce Wayne de las películas de Tim Burton. Es muy interesante la Supergirl interpretada por Sasha Calle, pero no tiene mucho sentido que Henry Cavill ni siquiera tenga un cameo en esta película en la que también podemos ver a Gal Gadot y Jason Momoa recuperando sus papeles de Wonder Woman y Aquaman, respectivamente. No tiene sentido hacer una película de Flash, sobre lo que significa ser un velocista y menospreciar las encarnaciones de John Wesley Shipp y Grant Gustin en la pequeña pantalla. Y suma y sigue. Pero hay que reconocerlo, esta es una crítica que no tiene mucha validez porque cae en exceso en el «no era lo que me hubiese gustado ver».
Lo que si me parece una crítica licita es todo lo referente al apartado visual que acompaña a la producción y que le hace muy flaco favor. No pocos echamos de menos a Zack Snyder, aún no siendo santo de nuestra devoción. Pero es innegable que el director de El hombre de acero tiene uno de sus puntos fuertes es el manejo de este apartado. Flash es un horror vacui que hace un flaco favor a la propuesta. El director ha comentado que lo que se intentaba era reflejar la manera en la que Barry ve el mundo y es un argumento que podría comprar para todo lo relativo a la cronosfera, pero lamentablemente, esto se extiende fuera de ella y casi en cada escena de la película. En todo lo que tiene que ver con pasajes de acción -y salvo contadas excepciones- los efectos especiales dan sensación de estar trabajados a medias y sacan irremediablemente al espectador de la película. Parece como si Flash estuviese pensada para contar con un mayor presupuesto que finalmente se ha recortado de mala manera. El horror llega a su máxima expresión cuando los mundos colisionan y se suceden homenajes al Superman de Christopher Reeve, la Supergirl de Helen Slater u el imposible Hombre de Acero de Nicolas Cage totalmente anticlimáticos por las decisiones estéticas tomadas.
Por lo tanto, con un protagonista que no acaba de encontrar su lugar en esta historia y que está interpretado de la forma más repelente posible, con unos efectos especiales que dejan mucho que desear y una nostalgia que no acaba de cuajar por una mezcla de factores… Lo que nos queda es la historia que siempre debería ser lo importante en estos casos. En este sentido, la propuesta es muy básica, muy premisa de cómic de superhéroes, con todo lo bueno y lo malo que eso puede conllevar. La idea de partida está en los cómics y el escenario que se plantea a partir de ahí resulta interesante, incluso la moraleja está bien resuelta… Pero la puesta en escena es realmente pobre y resta intensidad y fuerza a lo que se está contando por lo que muertes aparentemente épicas como la del Batman de Michael Keaton y giro dramático con el segundo Flash nos pillan -nunca mejor dicho- con el pie cambiado.
En definitiva, con esta Flash se certifica que el personaje -realmente lleno de posibilidades y matices de lo más interesante- no ha tenido mucha fortuna en sus primeras apariciones en la gran pantalla. Podríamos haber tenido simplemente una gran película de Barry Allen, con aventuras superheroicas de lo más entretenidas, speed force por un tuvo y enemigos como el Capitán Frio, Gorila Grood u otros tantos. Pero el personaje no ha sido valorado por Warner Bros. Pictures y DC Films por lo que es y podría ser, sino que se le ha convertido -como decíamos al principio- en una vulgar herramienta para solucionar un entuerto presente. Esperemos que todo el cúmulo de problemas asociados con esta Flash no haya quemado al personaje de cara al futuro y que algún día tengamos la película que de verdad merece nuestro querido velocista.
Lo mejor – La idea original de la película.
Lo peor – El apartado visual en su conjunto.
La escena – El salvamento de los bebés amorfos por parte de Barry porque conjuga todos los problemas de la película.
El personaje- Supergirl.
De las versiones que aparecen en la película me gustaría ver una producción protagonizada por… – Estaría bien ver esa producción de Superman protagonizada por Nicolas Cage y dirigida por Tim Burton que nunca llegó a ver la luz.
Gracias Marvel, por Roman de Muelas
En ZN había bastantes ganas de ver la película sobre Flash. En la redacción tenemos un fan radical del personaje, como es Gustavo Higuero, pero no solo por él, Flash suele gustar, caer bien. Además teníamos la polémica de Ezra Miller y a Michael Keaton haciendo de Batman. Todo eran alicientes.
… y las ganas de rajar siempre que se estrena una película de DC, seamos sinceros.
Por lo que se ha comentado en la redacción, todos hemos visto la misma película. Casi todos coincidimos en que tiene los mismos defectos y virtudes. La valoración final venía influida por lo que más nos impactó. Si fueron los defectos de la película (cgi, el aspecto visual, el humor del Barry “alternativo”, etc) la película no se disfrutaba, si eran las virtudes (una trama de viajes en el tiempo bien hilada, los guiños, Micheal Keaton, la aparición de Kara, etc) la película era (muy) disfrutable.
En mi caso, la valoración fue positiva. Sin entrar en muchos análisis… en general las películas de superhéroes visualmente me parecen decepcionantes con honrosas excepciones (las de Miles Morales son una gozada) por tanto sus defectos, errores y su estética me resbala, no me gusta pero no me afecta ni amarga. Me he insensibilizado. Lo mismo ocurre con el humor tontorrón de Barry. Las películas de Marvel (no es una cuestión sectaria, las películas de la Casa de las Ideas son las que han apostado por la comedia blanca de superhéroes) con su horroroso humor estúpido me han generado callo. Sin gustarme en Flash, en absoluto, pero fue algo que no me molestó demasiado.
Gracias a la sobresaturación de productos cinematográficos de la churrería Marvel llegé con la piel del Rino a esta película, insensible al espento visual del género y al no menos vergonzoso humor sin gracia. Dos de los aspectos que se le pueden achacar a Flash. Pero cual Vigilante vestido de Kevlar, eso no me iba a hacer retroceder. Lo dicho, gracias (al menos por esto) Marvel.
Sin embargo, en lo positivo sentí al fan, al niño dentro de mi dando botes de alegría cuando apareció por fin, sí, por fin un Batman envejecido y crepuscular, implacable e interpretado por el actor que mejor ha llevado la capa del cruzado de la ídem, al que ha protagonizado sus mejores películas, Michale Keaton. Y como dijo Samu había que ser un niño en el 89 para saber de qué estamos hablando.
La peli está llena de guiños y sorpresas, de metachistes como el Superman de Kevin Smith, el Superman y la Supergirl de los ochenta, Jay Garrick… y luego está el tercer Batman de la película… sí, ya sé que “su” Batman fue defenestrado… pero que bien les sienta a Clooney ser Bruce Wayne. Qué clase, qué elegancia, qué estilo, qué arte.
La trama está llena de paradojas temporales, se entienden, se explican bien y tienen su lógica interna (inevitables sus referencias a Regreso al Futuro y Marty McFly). Que bien escrito el guion para que pueda resolver el futuro sin alterar el pasado… aunque ya sabemos que eso no ocurre.
Sin ser una enciclopedia (flashpedia) ni un gran fan de Flash (Flan) como Gustavo Higuero, me mola mucho el “universo” comiquero del personaje, su capacidad para versionarse… Reverso, Dark Flash, Black Flash, Impulso, Garrick, Wally… y aquí tenemos una (pequeña) muestra.
Lo que más me chirría del argumento de la película, es cierto subtexto algo rancio y conservador en su manera de enfocar los viajes en el tiempo, pero eso ya es para otro día.
Es puro cómic Flash. Si te gusta el personaje, si eres capaz de tolerar el humor tonto que ya parece intrínseco en el género y un CGI de baratillo, la vas a gozar.
Y si no… pues lo siento por ti, chique.
Lo mejor – Es puro cómic Flash
Lo peor – El lastre del humor tontorrón, nuff said
La escena – La aparición de Clooney
El personaje- El Batman de Keaton, implacable y letal
De las versiones que aparecen en la película me gustaría ver una producción protagonizada por… – Darle la oportunidad a Clooney de que haga un Batman sin pezones… o sea, digno.
Tenemos que hablar de Barry, por Sergio Fernández
El Flash de Ezra Miller enseñó la patita por vez primera en Batman vs Superman para repetir experiencia en Escuadrón Suicida de David Ayer. Apenas un par de migajas de un personaje destinado a hacer grandes cosas en el universo cinematográfico que Warner se había empeñado en construir a rebufo del MCU. De esta guisa llegó Liga de la Justicia en otoño de 2017 para juntar a toda la banda y presentar algún nuevo miembro como el Cyborg de Ray Fisher. La película no funcionó, pero tuvo una segunda vida en la pequeña pantalla con el Snyder’s cut que mejoraba ostensiblemente el resultado final. Sin lugar a dudas, a pesar de la fiesta de las salchichas, el personaje de Flash ganaba muchísimo peso en esta versión, apropiándose de la escena más épica en un final apoteósico. Aquella fue la particular forma de Barry Allen de marcarse un solo legendario para acabar lanzando el micrófono ante la atenta mirada de Superman, Wonder Woman, Aquaman y compañía. Quedaba claro. Flash tenía muchísimo potencial a explotar en pantalla grande.
Sin embargo, la alianza Warner-DC no siempre funciona como debiera. Aunque el Snyderverso quedó en agua de borrajas, ha habido motivos en los últimos años para ser optimistas. Joker, El escuadrón suicida de James Gunn, The Batman o la serie de El Pacificador puntuaron muy alto sin necesidad de tener que ligar producciones en demasía. Pero mientras estas entregas gozaron de buena prensa, el proyecto de Flash sufría todo tipo de retrasos, cambios, recortes… y a un Ezra Miller cuya vida privada se hizo pública por sus numerosas excentricidades en las que se vio envuelto. Si Miller hubiese tenido los poderes de su personaje, bien hubiera hecho viajando al pasado para pensarse las cosas dos veces. Problemas legales mediante, Warner decidió tirar para adelante con el actor nacido en Wyckoff (Nueva Jersey) e ir dando por cerrado un ciclo demasiado irregular.
El futuro es de James Gunn y Peter Safran, pero el presente (y en este caso también el pasado) pertenecía por completo al velocista escarlata. El tráiler nos había puesto los dientes bien largos y las expectativas por las nubes. A riesgo de que el Batman de Michael Keaton pudiera eclipsar a su protagonista, como acabó ocurriendo, Flash llegaba a carteleras prometiendo emociones fuertes. En algún momento de su largo camino, Flash iba a titularse Flashpoint e iba a servir para resetear un universo carente de orden. Finalmente, lo que hemos podido ver en pantalla no se aleja demasiado de aquella idea pero no han sabido exprimir la naranja en condiciones. Una verdadera lástima porque mimbres había para que Flash se hubiese convertido en un auténtico imprescindible en el género de los superhéroes. Desgraciadamente, no ha sido así.
Y no ha sido así porque por mucho que se haya apelado al fanservice, este debiera haber sido la guinda de un pastel bien horneado. En cambio, el postre estaba crudo. Unos efectos digitales horribles invitaban constantemente al espectador a salir de su visionado. Flash es una película fea que hace daño a la vista, pero ojalá todos los males fueran esos. Tratando de seguir la estela dejada por Marvel (y bien haría DC de olvidarse de su némesis porque tampoco es que esté para muchos trotes últimamente), el humor tonto se apodera del metraje en una historia con una carga dramática importante. De hecho, la relación de Barry con su madre (espléndida Maribel Verdú) está francamente bien escrita y rodada, dejando una escena final que emociona hasta la lágrima. Entre medias, un conjunto de chistes sin gracia llevados a cabo por un Ezra Miller que, siguiendo el ejemplo de Keaton en Mis dobles, mi mujer y yo, se duplica para resultar más cargante si cabe. En este sentido no podemos decir que sea incoherente si recordamos el montaje de Joss Whedon en Liga de la Justicia, pero aprovechando que se juega con el concepto de líneas temporales bien podrían haber hecho un lavado de cara al personaje en este aspecto.
Andy Muschietti fue el elegido para llevar a buen puerto la película y su bagaje nos hacía ser optimistas. Si bien el cineasta argentino se había consolidado en el género de terror gracias a Mamá y, sobre todo, a las dos entregas de It, lo cierto es que daba la impresión de que podía encajar como un guante dirigiendo una trama cuyo pilar principal era la mencionada relación maternofilial. No cabe duda de que, en ese punto, la mano de Muschietti se deja ver, pero, prácticamente, en el resto de la cinta se ve devorado por un CGI dañino y un guion que hace aguas por todas partes. Whodunit? pregunta que se plantea cada vez que se escribe un crimen y hay varios sospechosos. Aunque en Flash el eje sobre el que orbitan las motivaciones del protagonista tenga que ver con el asesinato de su madre, no es que la pregunta quede sin respuesta para el gran público, es que ni siquiera parece haber interés en plantear dicha pregunta. Cobra más importancia la colocación de una lata, que la investigación en sí. Y eso, amigos míos, no hay George Clooney, Nicolas Cage o Christopher Reeve que lo arregle.
Lo mejor – Maribel Verdú
Lo peor – El espantoso aspecto visual
La escena – La conversación de Barry con su madre en el supermercado
El personaje- La Supergirl de Sasha Calle, a pesar de su corto recorrido
De las versiones que aparecen en la película me gustaría ver una producción protagonizada por… – ¿Qué tal Michael Keaton en Batman Beyond?
¡Es la hora de la encuesta!
¿Qué te ha parecido Flash?
- Buena. Tiene sus cosas pero es una película cumplidora (33%, 85 Votes)
- Notable. Es un divertimento lleno de fanservice del bueno (30%, 76 Votes)
- Regular. Me produce desazón todo lo que tiene que ver con esta película (14%, 35 Votes)
- Excelente. Es todo lo que los aficionados hemos soñado (13%, 32 Votes)
- Mala. ¡Mis, mis ojos! ¡Esto es peor que el ácido! (11%, 28 Votes)
Total Voters: 256
Enrique Doblas - 8.5
Gustavo Higuero - 8
Jordi T. Pardo - 5
Roman de Muelas - 7.5
Sergio Fernández - 5
6.8
Gracias que la redacción de DC Comics ha hecho piña nuestro amigo Barry Allen y su aventura multiversal en pantalla grande han salido bien parados y bordeando el notable.
Yo ya di mi larga opinión temprana cuando sacaron la primer crítica, que me sentía cual Rafa Gorgory «contento y enojado». Bah, enojado no che, que no es tan grave. Pero bueno, uno no puede evitar decepcionarse un poco ante tanta cosas que estan revisadas por cientos de personas antes de salir y pensar «como puede ser???». Pero sigo pensando que, como creo que les pasó a la mayoria aqui, lo pase bárbaro. No lo pase mal como en gran parte de JL o con Lex de BvS. Pero…dudo que la vuelva a ver mil veces como Batman Regresa (el otro dia la enganche…y si señor. Adentro), o (si señor!) El Hombre de Acero. Hasta la Liga de Zack me morfe otra vez medio sabado pasado porque hbo ya la pasa en la tele, y la paso genial. Tan dificil era, compatriota? No se si te voy a hacer la segunda con Brave & Bold. Me hubieras puesto al Batman de Alfredo Casero gritando «Viva Perón!» en alguna de esas bolas de fraile y capaz que te vitoreaba a lo Messi. Pero no, siempre serás un simple Higuain.
Perdón, lo otro que tambien comenté la otra vez es justo lo que dice Gustavo: hoy ya nadie puede disfrutar una pelicula como tal. Que corno me importa cuanta gente la fue a ver??? Insisto: con todo lo que pueda decir de ella, TODO, pero TODO fan del género tiene que ir corriendo a verla antes de que la saquen. Yo la primera de Batman que vi en cine fue Forever. Asi que es la primera vez que veo a Keaton en la pantalla grande, y solo por eso, es impagable. Porque la gente prefiere ir a ver cualquier bodrio que haga Tom Cruise, las de autos que chocan o Barbie, Barbie!! Yo no lo puedo entender. The Flash se merece las criticas pero no este desastre de taquilla. NO es Catwoman ni Steel ni Hormigaman 3 ni Panterita 2. Esos son bodrios. Esto es un tema externo
Muerto? el DCEU se merece un cruel y desalmado ranking por autores de sus pelis, para cuando??
La peli está bien, es entretenida y tiene grandes momentos. Aunque también defectos clamorosos (el peor CGI visto en una película de gran presupuesto), el problema viene cuando te la venden como la última coca-cola del desierto, como el evento y el punto de inflexión del nuevo UDC, como poco menos que la mejor película de superhéroes, como algo realmente especial… y luego te encuentras que no es nada de eso.
Me lo he pasado en grande con esta película. Fan service? Póngame 200 kilos más, por favor.
Tiene guiños que me hicieron aplaudir (literalmente) y soltar una lagrimilla.
Divertida y emocionante. Para mí, la mejor película de superhéroes de los últimos 4 o 5 años.