SE HA ESCRITO UN CRIMEN
La gente mata, básicamente, por dinero, por ira, por amor o desamor y para encubrir algo que ha hecho
En medio de una cartelera un tanto descafeinada que sigue viviendo de las rentas de estrenos veraniegos como Alien: Romulus o Deadpool & Lobezno, son películas más pequeñas las que tienen posibilidad de llamar la atención. Es el caso de Puntos suspensivos, cinta de misterio española que hará las delicias de los amantes del género. Precisamente por eso, aunque no haremos ningún tipo de destripe importante, recomendamos que los espectadores lleguen vírgenes a su visionado. Cuanto menos sepáis de la trama, mejor. Si entráis en el juego preparado por David Marqués y Rafael Calatayud, a buen seguro que lo disfrutaréis.
Natural de Valencia, la carrera de Marqués tuvo un antes y un después tras la escritura del guion de Campeones junto a Javier Fresser. Nominado al Goya por dicho trabajo, Marqués encadenó encargos para televisión (Relatos con-fin-a-dos, Diarios de la cuarentena), así como otras labores detrás de las cámaras en largometrajes como El club del paro o escribiendo libretos para directores como Fernando Colomo (Cuidado con lo que deseas) o Fernando García-Ruiz (Odio el verano). En Puntos suspensivos, Marqués sorprende con un trabajo más cercano a Historias para no dormir o Alfred Hitchcock presenta que con las típicas comedietas de verano para toda la familia.
Como en toda novela de Agatha Christie que se precie, Puntos suspensivos puede resultar verosímil, aunque no necesariamente realista. Es en este apartado en el que nosotros, como espectadores, tenemos que decidir si pasamos por alto algún que otro detalle tramposo o nos enrocamos en lo artificioso de algunas situaciones. Se ha escrito un crimen o, en este caso, varios, puesto que Diego Peretti interpreta a un novelista de éxito mundial que bien podría compararse con Juan Gómez-Jurado si no fuera porque permanece en el anonimato. Cameron Graves es el alias que Leo utiliza para firmar sus obras de temática negra. Nadie sabe si Graves es norteamericano, europeo, hombre o mujer. Algo así como lo ocurrido con Carmen Mola, cuando se reveló que la autoría de La novia gitana corría a cargo de Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Este punto, el de la autoría fantasma, también fue tratada con gran acierto en American Fiction, ganadora del Oscar en la categoría de mejor guion adaptado este mismo año.
Por lo tanto, al margen de la intriga y lo enrevesada (o quizá no tanto) de su propuesta, en Puntos suspensivos también tiene su espacio el proceso creativo, la inspiración o el robo de ideas. Como si de una muñeca rusa se tratara, tendremos que ir viendo lo que nos ofrece cada pieza para entender el conjunto del puzle. He aquí el punto más brillante de la película: la decisión de desordenar la estructura de la trama. Dividida en un prólogo, seis capítulos y un epílogo, la cinta arranca en el tercer capítulo para ir hacia atrás o hacia adelante pero siempre sabiendo muy bien en qué momento nos encontramos. Con algún que otro engaño intrínseco del género, Puntos suspensivos guarda varios giros de guion y una buena traca final.
El duelo interpretativo es de primer nivel. Peretti encuentra en José Coronado la horma de su zapato. El actor argentino despuntó en su país natal gracias a dos grandes series como Los simuladores o En terapia (retomando el papel de Gabriel Byrne con quien comparte un talento de narices). No solo eso, sino que ha protagonizado películas como la divertidísima No sos vos, soy yo, Tiempo de valientes, La señal o la española Maktub. A sus 61 años Peretti deja de lado su vis cómica para dar vida a un personaje mezquino, atormentado y con una gran sensación del síndrome del impostor. Coronado funciona como contrapunto perfecto con un enigmático personaje que poco a poco iremos conociendo. El incombustible actor madrileño continúa mostrando un envidiable estado de forma como refleja su anterior trabajo (Cerrar los ojos) por el consiguió el segundo Goya de su carrera.
Con una puesta en escena prácticamente teatral: un escenario principal para la pareja protagonista, pronto aparecerán dos personajes femeninos tan importantes como los anteriores. La joven Georgina Amorós (Élite, Segunda muerte) encarna a la talentosa amante de Leo, mientras que la actriz mexicana Cecilia Suárez se mete en la piel de su ex mujer y actual agente. De esta forma, el juego del gato y el ratón que se traen Leo y Jota (Coronado) se verá expandido hasta límites insospechados.
El precio del éxito o la fama revolotean en una historia que encierra varios secretos y algún que otro crimen. En este particular juego de la sospecha, los puñales también se dan por la espalda. Sin embargo, en su escueto reparto no hay lugar para Colombo, Jessica Fletcher o Hercules Poirot por lo que, en caso de asesinato, es más que probable que el homicida se salga con la suya. Todo el mundo es capaz de matar, solo hay que encontrar el motivo adecuado.
LO MEJOR
+ La estructura literaria desordenada permitiendo que los giros tengan un mayor impacto.
+ El buen hacer de, los siempre acertados, Diego Peretti y José Coronado.
+ Lo entrenidísima que resulta en apenas hora y media.
LO PEOR
– El abuso de ciertos clichés propios del género.
– A pesar de que el guion esté bien trabajado, el inevitable trampeo en algunas situaciones.
– Algún giro que otro resulta predecible.
Dirección - 7.5
Guión - 8
Reparto - 8
Apartado visual - 7
Banda sonora - 7
7.5
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Nada es lo que parece. Con un guion la mar de travieso, David Marqués se pone detrás de las cámaras en Puntos suspensivos, cinta con ecos a Historias para no dormir, Alfred Hitchcock presenta y las novelas de Agatha Christie. Diego Peretti y José Coronado recuerdan a Laurence Olivier y Michael Caine en la maravillosa La huella.
