A mediados de la década de los años 90 la industria del cómic vivía momentos oscuros. Oscuros por el enorme éxito que estaba teniendo Image con su enfoque visual sobre personajes de dientes apretados, vistosas cazadoras, armas de escandaloso tamaño y una más que evidente ansia por aplicar la justicia de la forma más dura posible. Y cuando algo tiene éxito es inevitable que se acabe filtrando de forma imparable a otras editoriales, como ocurrió con DC, que entre 1992 y 1995 vio como Superman moría para ser sustituido por cuatro aspirantes, Batman quedaba postrado en una silla de ruedas a manos de Bane y le sustituía un enajenado Azrael, Aquaman perdía una mano, el Green Lantern, Hal Jordan, perdía el juicio y acaba transmutándose en un ser de energía verde cegado por su dolor y Wonder Woman abandonaba su traje para vestir de negro y cuero. Eran tiempos duros y pocos de los principales héroes de la editorial se salvaron de sufrir severos cambios en su estatus. Flash, en manos de Waid, fue de los que esquivó la bala Image con elegancia de algo que se había impuesto con virulencia extrema.
Pero en medio de toda moda siempre hay espacio para la creación y la innovación y en DC se lanzaron series muy importantes para la editorial y con el paso del tiempo, para los aficionados. Una de esas series fue Impulso, Nightwing, Robin, Starman, Supergirl, por citar algunas o la que nos atañe, publicada como un número especial en noviembre de 1995 y que representó todo un cambio respecto a la dinámica del momento, no solo por no adscribirse a la moda imperante, sino por tener como protagonistas a dos mujeres, Barbara Gordon y Dinah Lance, que llegaron a confirmar lo que DC ya sabía, que la moda había pasado y que era el momento de retomar la senda del sentido común.
En noviembre de 1995 llegaba al mercado el especial Canario Negro / Oráculo – Aves de Presa, con guion de Chuck Dixon y dibujo de Gary Frank. Las ventas no fueron especialmente glamurosas, conformándose con 37.500 ejemplares, pero que estaba destinado a poner en marcha una serie de engranajes que acabarían por derivar en una serie regular que llegaría al mercado en 1999 y que, tras 127 números, se cancelaría en 2009.
La idea no nació en la mente Chuck Dixon o Gary Frank, sino en la de la del editor Jordan B. Gorfinkel, que responde a esa imagen de hombre orquesta, polifacético, inquieto creativamente hablando, dedicándose a múltiples facetas como el dibujo, la producción de series de animación, músico vocalista y editor de DC Comics durante toda una década, siendo el responsable de toda la línea de comics de Batman, con su mayor aportación al Caballero Oscuro al editar la saga Tierra de Nadie y el este especial.
Bajo su tutela arrancó un proyecto cuya gestación fue larga, más de un año, con el objetivo de poner en circulación una obra de alto nivel de calidad para lanzar un nuevo concepto dentro de DC que rivalizara con su otra gran cabecera protagonizada por una mujer, Wonder Woman.
El guionista Chuck Dixon (1954) empezó su carrera en la editorial Comico Comics (Robotech) en 1984, en la serie titulada, Evangeline. De ahí saltó a First Comics, donde llamó la atención del editor Larry Hama que lo contrató para escribir la serie de La Espada Salvaje de Conan para Marvel. Muy pronto dio, en 1986, el salto a Eclipse Comics escribiendo la serie de Airboy, editada por Timothy Truman, y la serie Strike! así como la dedicada a Valkiria, también para Eclipse. Inquieto de espíritu, Dixon se alió con Carl Potts para lanzar dentro del sello Epic de Marvel la serie Alien Legion en 1987, bajo la dirección del conocido editor Archie Goodwin. Pero el destino le tenía reservado recaer en la serie que realmente le daría a conocer en el mundo del comic USA, el Castigador, concretamente en la titulada, The Punisher War Journal (1990), lo que llamó la atención del editor de DC, Dennis O´Neil que lo ficho a él y a el dibujante Tom Lyle, para que se encargaran de la miniserie del nuevo Robin, Tim Drake, en solitario. El éxito fue abrumador y hubo dos secuelas más publicadas en 1991 y 1992, que llevaron al inevitable lanzamiento se la serie regular del chico maravilla, de la que llegó a escribir 100 números. Simultáneamente a este trabajo también se encargaba de escribir Detective Comics (1992-1999), donde firmó algunos de los momentos claves del Caballero Oscuro en la tumultuosa década de los noventa. La saga Knightfall, KnightEnd, Contagio, Cataclismo, Tierra de nadie… su nombre se encontraba detrás de todas estas historias y ayudó a la creación de Bane. Junto a Tom Lyle creó a Stephanie Brown en agosto de 1992 (Detective Comics #647). Sin duda se puede afirmar sin miedo a equivocarse que Dixon fue el escritor de Batman más prolífico de la década de los noventa, añadiendo a esta lista la serie en solitario de Nightwing (dónde firmó 70 números) y Batgirl, Joker: Abogado del Diablo y el especial que aquí se analiza de Aves de Presa y su posterior serie regular.
Y mientras tanto seguía escribiendo otras obras como el crossover entre Batman y el Castigador de 1994 y lanzó para Image la serie Team 7, para el estudio de Jim Lee, y Prophet, para los estudios de Rob Liefeld, momento en el que llegó a firmar hasta siete títulos mensuales, añadiendo a su lista Catwoman y Green Arrow y el crossover entre Batman y Spawn. Tal vez si hubiera que buscar al guionista que define los años noventa, el nombre de Dixon podría ser un firme candidato a ello.
El nombre de Chuck Dixon tal vez no sea un guionista que aparezca mucho en las conversaciones de los aficionados, pero su presencia en el cómic durante la última década del siglo XX fue constante, escribiendo etapas que hoy en día son consideradas fundamentales para los personajes. Una presencia que con el cambio de siglo se comenzó a diluir con su fichaje por Crossgen, en lo que fue un ir y venir entre editoriales como IDW, Bongo Comics, Image y Moonstone Books, hasta que en 2004 recaló de nuevo en DC donde trabajó hasta 2008 escribiendo series dedicadas a personajes tan diversos como Richard Dragon, Griffer/Midnighter, Connor Hawke, Batman y los Outsiders. Abandonó la editorial y no volvería a escribir nada para DC hasta el 2017, cuando se hizo cargo de la miniserie Bane: Conquest.
Para encargarse de la parte gráfica de este especial, DC contrató a Gary Frank, un dibujante ingles que había empezado a trabajar en la división de Marvel conocida como Marvel UK, en series como Motormouth & Kill Power (1992), en la que crearía un sólido equipo creativo con el entintador Cam Smith. Ese mismo año fue reclutado por Marvel como ilustrador para las portadas de Hulk (debutando en el número 400), para más tarde ser el dibujante regular de la serie tras el paso por la misma de Dale Keown, a las órdenes de Peter David, dibujando desde el 403 al 425 (1993-1995).
En 1996 da el salto a DC y de nuevo une sus fuerzas a Peter David en la nueva serie de Supergirl y aunque su aportación fue efímera, firmando solo 9 entregas, continúo dibujando portadas para la misma hasta el número 21. Fue durante todo el año 1995 cuando se hizo cargo del especial de Aves de Presa, dedicándole todo el tiempo necesario a explotar todas su cualidades gráficas y narrativas, con tintas de John Dell, que lograba emular a la perfección a Smith, dotando de una línea fina y limpia a los lápices de Frank.
Ya por aquellos días demostraba que su calidad como dibujante tenía un precio y era el no poder cumplir los plazos de entrega fundamentales en una serie regular. Algo que sin duda pueden confirmar los lectores de Doomsday Clock.
Tras su paso por DC publicó como autor completo, ahora con las tintas de Smith, la miniserie de seis entregas, Kin para el sello de Silvestri, Top Cow. En el año 2000 se alía, en su primera colaboración con el escritor de Babylon 5, J. Michael Straczynski, en la maxi serie de 12 números, Midnight Nation, también publicada por el sello Top Cow. En dicha serie comenzó a trabajar con un nuevo entintador, Jon Sibal, con quién comenzaría una larga relación profesional.
En 2002 fichó en exclusiva por Marvel, donde colaboró con Geoff Johns en dos números de los Vengadores (61-62) y se asociaría de nuevo al talento de Straczynski en la serie Supreme Power, que buscaba ser una renovación del mítico grupo de Marvel, Escuadrón Supremo. La aventura fue todo un éxito para el nuevo sello MAX y duró 18 números.
En 2007 firmó en exclusiva con DC dónde se reencontró con Geoff Johns y colaboraron en Superman: Origen Secreto, Batman Tierra uno (2012), hasta llegar a la citada DoomsDay Clock.
Pero para poder entender lo que es y representa Aves de Presa, es necesario detenerse un instante a repasar la historia de sus dos protagonistas, Bárbara Gordon y Dinah Lance, dos personajes de largo recorrido editorial, que se encontraban en una encrucijada argumental y que tan solo necesitaba una serie como Aves de Presa donde demostrar que no estaban a la sombra de nadie.
Para hablar de Dinah, hay que remontarse un poco más atrás en el tiempo y volver la vista hasta la infancia de su madre, Diana Drake. Se crio en Gotham, siendo su padre un tenaz policía, el encargado de ello, ya que su madre falleció cuando ella todavía era muy pequeña. Su padre se entrenaba con algunos de los mejores luchadores de aquella época, entre los que destacaba el boxeador Ted Grant, el mismo que se convertiría más adelante en Wildcat.
La infancia de Diana no fue fácil. Al colegio de día y entrenamiento de noche, pues su padre le transmitió todo cuanto sabia de artes marciales y técnicas de autodefensa. Diana era fuerte y lo soportó todo con voluntad de hierro, pues idolatraba a su padre y anhelaba ser policía algún día. Tan buena empezó a ser que no tardó mucho en acompañar a su padre en alguna de sus patrullas. En una de esas incursiones conoció al nuevo compañero de su padre, Larry Lance, con el que acabaría prometiéndose.
Diana se presentó a la academia de policía y fue rechazada. En aquellos oscuros días ser mujer implicaba tener muchas puertas cerradas. Sin embargo, supo cómo abrirse las suyas propias, colocándose una peluca rubia y vistiéndose con un ajustado traje azulado, comenzó a defender la justicia bajo el nombre de Canario Negro, bien en solitario o junto a la Sociedad de la Justicia, Diana pronto se labró una carrera y un nombre como heroína. Y así hubiera sido de no ser por la orden gubernamental de disolver a la Sociedad lanzada por el Comité de Actividades Antiamericanas, lo que obligó a Diana a colgar las mallas y fundar, junto a su marido, la agencia Lace&Lance en Gotham, poco antes de quedar embrazada.
Nueve meses después llegó al mundo Dinah Laurel Lance, que creció rodeada de super tíos y super tías, ex miembros de la Sociedad de la Justicia en un ambiente tal que pronto su único anhelo era poder ser algún día como su madre… algo que esta desaprobaba por completo. La idea romántica de los justicieros había muerto con a la disolución de la Sociedad y solo quedaba el peligro que va intrínseco a esta labor.
Ante la negativa de su madre, su padre le fue enseñando todo cuanto sabia de las artes policiales y trabajó con él en algunos casos. Alejándose más de su madre y estrechando lazos con su padre, no tardó mucho en localizar a Ted Grant que no pudo resistirse a entrenar a alguien tan dotada para ello como Dinah. Todo iba bien, hasta que su madre Diana se enteró de lo que estaba pasando y tras una fuerte discusión, Dinah respondió a los gritos con uno tan fuerte que sus progenitores acabaron atravesando la pared de casa.
Tras un examen llevado a cabo por el Dr. Medianoche, se determinó que, durante los años de Diana como Canario Negro, algo altero su genética e hizo que su hija naciera con la habilidad latente de un grito sónico de extrema potencia. Tal situación no mejoró las cosas en casa, lo que llego a provocar que Dinah se marchara y se dejara atrapar en un matrimonio que solo sirvió para permitirle escapar de toda aquella situación. Un matrimonio que no duró mucho y que dejó a Dinah sola a los 19 años, pero no sin recursos. Más decidía que nunca a encontrar su camino en la vida rescató el viejo traje de su madre y tras probárselo supo al instante que su futuro estaba ligado a convertirse en una luchadora contra el crimen.
Pronto fue miembro de la Liga de la Justicia y comenzó una más que intensa relación con Oliver Queen, Green Arrow, un hombre 12 años mayor que ella que podría ser interpretado como la búsqueda desesperada de una nueva figura paterna. Su relación pasó por muchos altibajos, hasta que Dinah rompió de forma definitiva y cambió de traje y se unió a la nueva Liga de la Justica de Maxwell Lord. Pero tampoco ese fue su sitio, acabando en Seattle con Oliver, luchando juntos contra el crimen durante un periodo de 4 años. Años en los que la relación demostró seguir siendo un camino tortuoso que terminó con Dinah dedicándose por completo a su trabajo como Canario Negro.
En una de sus patrullas fue secuestrada y brutalmente agredida por un criminal, dejándole profundas secuelas emocionales y físicas, pues a raíz de estos acontecimientos perdió su grito sónico. Se apartó de Oliver, cambio de aspecto, pelo corto y negro y sin peluca rubia, y se centró ya plenamente en ser Canario Negro, en una huida constante del trauma que se empeñaba por acosarla de forma persistente.
Sin entrar en los últimos cambios de continuidad que han caído sobre el personaje, nos centraremos en hacer un breve recorrido por lo que fue su existencia editorial hasta recalar en Aves de Presa, al igual que hemos hecho con Dinah.
Cuando los padres de Bárbara murieron siendo ella muy joven, acabó al cuidado de su tío Jim, el mismo Jim que se convertiría en comisario de la policía de Gotham, el mismo que sería uno de los más fieles aliados de Batman, James Gordon, un policía de Chicago destinado a cambiar las cosa en el corrupto departamento de policía de la ciudad del Caballero Oscuro.
Barbara creció bajo el influjo de la vida de su tío y su misterioso justiciero, Batman, mostrando una inteligencia especialmente alta, lo que la llevaba a estar despierta mientras Batman visitaba a Gordon en su despacho para discutir los sórdidos pormenores de algún caso en el que estaban trabajando. Esto acabó por condicionar su vida, sometiéndose a un duro entrenamiento físico y mental a fin de poder aspirar a convertirse en policía… o eso hubiera ocurrido de no ser por un suceso que marcó su vida. De camino al baile de la Policía, disfrazada de Batgirl, en honor a su ídolo, Batman, observo como el rico filántropo, Bruce Wayne, era atacado por el criminal de baja estopa, La Polilla. Al verlo no dudo en actuar logrando reducir a criminal aun con su inexperiencia. Aquello cambiaría a Bárbara para siempre. Nunca llegó a asistir a ese baile y si empezó a colaborar de forma ocasional con Batman y Robin en sus patrullas nocturnas y ayudarles en muchos casos.
La vida de Batgirl se movía entre dos aguas, la de la aventurera enmascarada y sus estudios universitarios, que a su término la llevaron a ser congresista durante una legislatura. A su vuelta a su ciudad natal continuó con su carrera de justiciera, enfrentándose a peligros cada vez más grandes, mientras lidiaba con la cara más depravada de la sociedad. Una escalada de violencia y criminalidad a la que hacía frente con su extraordinaria inteligencia y dotes físicas, pero que poco pudieron hacer cuando la figura enloquecida de Joker llamo a su puerta.
Aquellos acontecimientos cambiaron la vida de Barbara para siempre. El olor a pólvora llenó el salón de su casa y pronto notó el dolor cuando la bala atravesó su abdomen y seccionó la columna vertebral. Lo que parecía ser un tiro mortal no logró acabar con su vida y Barbara consiguió superar la lesión que sin embargo si la dejó postrada en una silla de ruedas. Su carrera como Batgirl había terminado de forma abrupta.
Puede que Batgirl no volviera a vigilar las calles de Gotham, pero Barbara no se dio por vencida puesto que sus mejores virtudes seguían a su disposición. Su inteligencia, su memoria fotográfica, sus conocimientos informáticos y un tesón y fuerza de voluntad de acero hicieron que se convirtiera en Oráculo, una figura misteriosa que es capaz de encontrar la información que nadie puede y cuya identidad solo es conocida por Bruce Wayne y Dick Grayson.
Puede que el dolor físico haya quedado atrás, pero el emocional continua muy dentro de Barbara que debe continuar luchando para continuar siendo fiel a su cruzada contra el crimen. Una cruzada que iba a cambiar por completo tras la publicación de este especial.
Tras leer estas dos breves biografías no es muy difícil ver el patrón que une a ambas protagonistas. Ambas han experimentado dos traumáticos momentos en su vida, cercanos a la muerte, con agresiones depravadas e inhumanas, que les han dejado secuelas con las que han tenido que seguir adelante con sus vidas y que de algún modo siguen arrastrando tras de sí como una sombra oscura. Dos mujeres fuertes, llenas de pasión por lo que hacen, heridas profundamente, que comprenden que juntas pueden ser mucho más que por separado.
La historia que Dixon construye para este especial no es especialmente lucida, pero sí muy funcional y efectiva a la hora de dejar bien atada la relación entre sus protagonistas y su situación emocional. Todo gira de tal forma que se puede profundizar en esos aspectos más personales y no solo en la acción pura.
Todo comienza cuando Oráculo contacta con Dinah para que investigue a Dick Levine, un rico gurú empresarial que se dedica a invertir en países en vías de desarrollo con proyectos que puedan permitir al gobierno impulsar la economía local. Sin embargo, todos sus proyectos acaban siendo atacados por unos eco terroristas, La Hermandad Verde, por lo que es necesario investigar de donde pueden venir y de paso proteger a Levine. Una protección que se verá puesta a prueba sin tardanza con la aparición de Lince y una trama donde no todo es lo que a primera vista aparenta.
Con las piezas en su sitio y los jugadores haciendo sus movimientos, Dixon, va desgranando una historia que no brilla por ser especialmente original, pero si muy operativa para poder insertar lo que de verdad merece la pena de este especial. Por un lado, las páginas en las que Dinah vuelve a transformarse físicamente, cambio el color de su pelo y un nuevo traje, dejando de lado las medias de rejilla, cazadoras y botas con tacón, para apostarlo todo por un traje funcional, cómodo y de diseño exquisito.
Un cambio que la convierte en el agente de campo de Barbara, que orquesta todo desde su sala de control, encargándose de todo lo que pueda necesitar durante sus misiones y recopilar información que permita poder resolver la situación. El tándem Dinah/Barbara funciona y funciona de forma extraordinaria gracias a esa hermandad que ambas mujeres tienen desde un primer momento, como si fueran muy consciente de que están encontrando el camino que desde hace tanto tiempo están buscando.
Esta historia no es una historia de triunfo, es una historia de perdida y de convicciones, pues así lo relata Dixon en un momento muy concreto con Dinah cuando puesta contra las cuerdas se expresa en términos muy claros y concisos sobre su vida. Una vida en la que Barbara puede formar parte, pero si antes es capaz de desprenderse de su propio dolor, manifestado a través de escalofriantes pesadillas.
Sin duda no se puede ignorar el trabajo que realiza Gary Frank, al que le llevó todo un año acabar todas las páginas, pero dónde cada viñeta merece la pena. Su acabado es tan limpio, tan fino y elegante que la obra sube de nivel gracias a su despliegue visual. Su narrativa es sencilla, pero fluida. No hay puesta en escena estrambóticas o viñetas rotas con escorzos imposibles, todo va contra la moda imperante, con un trabajo clásico que demuestra que el talento no es llenar páginas con poses a contraluz de los protagonistas, sino que debe haber una simbiosis entre dibujante y guionista para lograr algo tan interesante como lo que se puede admirar en este trabajo.
Si nos detenemos un instante en las publicaciones de este especial en nuestro país debemos retroceder hasta 1996 para tener la primera edición, en un tomo unitario publicado en formato prestigio por Ediciones Zinco. 54 páginas más extras, entre los que se incluía una impresionante ilustración de Oscar Jimenez de Canario Negro, en la que se indicaba estaba trabajando en un proyecto relacionado con Aves de Presa… como sabemos hoy en día dicho proyecto no llego a concretarse.
La segunda vez que se publicó en nuestro país fue de la mano de Planeta en su colección Universo DC (2009), donde se anunciaron seis tomos, pero la publicación quedo interrumpida en el tercero al perder los derechos de edición de DC en España. Unos tomos que recopilan todo el trabajo de Dixon con el grupo, más allá de lo visto en este especial, así como las miniseries previas a la serie regular.
Un especial que fue el detonante de una serie que ha pasado a la historia. Un especial que fue pionero. Un especial que creó un concepto que se ha mostrado más que solido con el paso de los años y que viene a decir a todo tipo de lectores que no todo gira alrededor de Wonder Woman en el Universo DC.
Solventada. Gracias. 🙂
Lo de Canario Negro, pues ya se sabe como va esto del tiempo en los comics. Eternos niños, eterna juventud, eterna madurez.
Gracias por tu comentario.