#ZNGames Deadlight Director’s Cut

 

Título: Deadlight Director’s Cut
Desarrolladora: Tequila Works
Plataformas: PC/ PS4/ XBOX ONE
Idiomas: Voces en inglés, textos en castellano

 

Zombis y plataformas

Hace algún tiempo la empresa española sorprendió con Deadlight, un videojuego de zombis en scroll lateral que incluía elementos de acción, plataformas y sencillo crafteo para narrar una historia dura, gris y con una narrativa a la altura de las circunstancias. El juego, con un arte que recuerda al mítico This War of Mine, daba un punto final al conjunto que hicieron que fuera un éxito rotundo de crítica y ventas, elevando el nombre de Tequila Works hasta el Olimpo de las desarrolladoras españolas que más despuntan y de las que más esperamos. Sobretodo, esperamos ese Rime que tanto se está haciendo de rogar y al que ya están comparando con The last guardian.

Pero para amenizar la espera, ¿por qué no una versión mejorada y para actuales consolas del que fuera buque insignia de Tequila hace no tanto?

Randall Wayne, nuestro protagonista, arranca la aventura abandonado por sus compañeros en la ciudad de Seattle, un infierno en la tierra donde los muertos vivientes se han hecho con el control de todo. Una sola misión en la cabeza: encontrar a su familia, su mujer e hija. Y una sola manera de conseguirlo: sobrevivir, cueste lo que cueste. Con esta premisa que en poco o nada difiere de las series y películas de zombis que han proliferado en los últimos años, Tequila nos presenta un videojuego sólido que tira de técnicas sencillas y conocidas para imbuir al conjunto de una sutil narrativa de terror; de la tensión del correr o morir, de un arte oscuro y lleno de matices que nos hace olvidarnos de que estamos ante un sencillo scroll lateral y nos mete de lleno en la cabeza de Randall, el hombre que hará lo que sea por preservar lo que ama. Sim embargo, la sombra de la Guerra Fría, cuya paz aún no ha llegado a este mundo, dota al escenario de un potencial narrativo que Tequila sabe aprovechar. Una ambientación de lujo para un juego que sabe crear atmósfera y aprovechar el terror psicológico.

Además de la lucha contra los no muertos, Randall deberá luchar contra la propia ciudad. Y es que en los edificios en ruinas y los refugios abandonados nos encontraremos obstáculos, trampas mortales y caídas que pueden llevarnos a una muerte rápida. La ciudad de Seattle se defiende con uñas y dientes contra el nuevo parásito que perturba su paz: nosotros. La vida de Randall se verá sometida segundo tras segundo a una descarnada lucha por sobrevivir, y ese estrés se transporta al jugador, que lo pasará realmente mal no pocas veces a lo largo de la aventura. El diseño de niveles es realmente sobresaliente, teniendo que dar rodeos, encontrándonos con sorpresas inesperadas y aprovechando la arquitectura industrial de la ciudad para crear composiciones que dejan sin aliento. En esto ayuda muchísimo el maravilloso arte, que aprovecha un estilo de dibujado y colorido que parece beber de las fuentes de Dave McKean para deformar la realidad y darle vitalidad a las sombras, lo que convierte la masa de muertos vivientes en una tenebrosa y oscura amenaza que avanza hacia nosotros. Las cinemáticas de estilo cómic también están bien proporcionadas y bien ejecutadas, haciendo que la narrativa avance fuera de las opciones jugables con elegancia.

Las novedades que incluye este Director’s Cut, aparte de lo obvio de poder disfrutarlo en las nuevas consolas, son los 1080p de juego y más opciones en el modo Supervivencia, pero nos hubiera gustado que incluyera más novedades. Al final se trata de una edición en nuevas consolas camuflada de Director’s Cut, cosa innecesaria porque muchos jugadores querrán jugarlo en sus PS4 y Xbox One sin necesidad de que les vendan la moto. Estamos ante un juego indie fresco y lleno de acción, de saber hacer y de detalles sobresalientes que explica muy bien la buena fama que se ha granjeado Tequila Works. Y, como dijimos al principio, una buena excusa para abrir apetito hasta que llegue ese esperadísimo Rime que ya ha elevado los estándares del hype hasta niveles insoportables.