#ZNGames Dishonored 2

 

Título: Dishonored 2
Desarrolladora: Arkane Studios
Plataformas: PS4/ PC/ XBOX ONE
Idiomas: voces y textos en castellano

 

Deshonrado de nuevo

Dishonored llegó haciendo poco ruido pero enseguida se convirtió en uno de esos clásicos modernos que dejan huella. Sin ir más lejos, la huella del Forastero. Magia, sigilo, un mundo que mezcla el steampunk con la ciencia ficción más dura, fantasía y traiciones en un juego que recordaba a Bioshock en lo que a esquemas básicos se refiere, pero que pronto supo encontrar su identidad y viró hacia rumbos más oscuros. Una continuación de las aventuras de Corvo, el Protector Real, era obligada y a la cita ha acudido Bethesda con todo su arsenal. Más traiciones, más magia, más sigilo y un mundo más abierto, vivo y rico que el anterior. Abandonamos las murallas de Dunwall para emprender un viaje de autodescubrimiento y justicia. Y esta vez no vamos solos…

El tiempo ha pasado y Corvo Attano, el que portara la marca del Forastero y salvara a la heredera al trono, vengando por el camino la muerte de la Emperatriz de la que fue injustamente acusado, es ahora un padre protector de su hija, la Emperatriz Emily Kaldwin, hija de la anterior Emperatriz. Dunwall ha superado la terrible peste que hace unos años la asoló y la prosperidad se ve amenazada por los crímenes de la Corona. Un asesino que se dedica a eliminar a todos los detractores de Kaldwin, sembrando la duda de si el propio Corvo está detrás de esto. Por otro lado, presintiendo la llegada de un enemigo, Corvo adiestra a Emily en la lucha para que sea capaz de defenderse. Y nuestro querido héroe no se equivocaba: llegan los enemigos y tendremos que elegir con quién jugar: Emily o Corvo.

Las diferencias entre ambos ejemplifican muy bien los cambios entre la primera y esta segunda parte.

Luchar con Emily supone darle menos peso al sigilo como lo teníamos concebido en la anterior entrega; los poderes de Emily son más espectaculares, más enfocados a la lucha rápida. Si bien el sigilo sigue muy presente, pudiendo llegar a volvernos totalmente invisibles, Emily está más enfocada a las alturas, a rondar por los tejados, a avanzar a grandes saltos entre los enemigos y diezmarlos a nuestro paso. Es, quizás, una lucha más rápida, más de apretar botones y de realizar combos. No nos veremos tan obligados a resguardarnos entre las sombras y esperar el momento justo de asestar el golpe, como de pasar con la rapidez del viento y segar vidas a nuestro alrededor en cuestión de segundos. Mientras tanto, si elegimos a Corvo, mantendremos los poderes ya conocidos en la anterior entrega, con alguna sorpresa por el camino, eso sí.

La principal diferencia radica en el escenario. De Dunwall, pasamos a Karnaca, otra ciudad del continente, muy diferente al escenario que pudimos disfrutar en Dishonored. Aquí nos encontramos con un mundo más exótico, también con una sensación de exploración libre mucho más definida que en el anterior juego, y con toda una sociedad bien diferenciada que tendremos que conocer y disfrutar. Un cambio de aires que viene muy bien y ayuda a que las innovaciones sean mucho más marcadas.

Arte y diseño

Dishonored 2 se vio espectacular en su presentación hace ya un tiempo, en ese primer trailer en que pudimos disfrutar de Emily haciendo gala de sus poderes. Lo cierto es que de ese espectacular trailer al juego en sí va un trecho bastante grande, pero no decepciona a nivel artístico y gráfico como no lo hizo su predecesor, aunque en la versión de PS4 hemos detectado algunos tirones y bajas de frame rate preocupantes. Demasiada conservadora esta secuela en este aspecto, el juego luce prácticamente igual que el anterior, añadiendo mejor calidad a las texturas y mejores efectos de luz y partículas, pero en esencia es muy parecido a lo que ya vimos. Incluso los menús y el diseño gráfico de estos son muy similares, lo que puede agradar a algunos y mosquear a otros. Aquí entramos en el debate de si una secuela debería desmarcarse mucho de su antecesor o repetir la fórmula afinando detalles y redondeando propuestas.

En este aspecto, creo que podemos decir sin temor a equivocarnos que depende mucho de la saga. Yo fui muy crítico con otra gran saga de Bethesda, Fallout, ya que su cuarta entrega me pareció demasiado parecida a la tercera. Y, sin embargo, no lo soy con Dishonored. ¿Por qué? Bueno, el juego que analizamos no tiene la envergadura, la masa de territorio, las horas de juego ni los años de desarrollo a sus espaldas como los tenía Fallout. Lo que para mí ya es síntoma de un estilo definido: Dishonored 2 viene ampliar la historia y retomar a los personajes donde los dejamos. No busca la innovación más allá de su propia huella como juego. Estamos ante una secuela más en el estilo de Bioshock 2 o Metro Last Light. El juego nos resulta familiar, conocemos sus controles, recordamos los movimientos y tenemos más o menos fresca la historia. Ahora nos van a contar lo que había más allá y lo que sucedió después, y las innovaciones a nivel jugable se quedan en la ampliación de las bases que ya se establecieron en el anterior juego. Si esto es bueno o malo, queda a elección del jugador.

Una secuela más que acertada

Al que firma esta review le ha parecido una secuela soberbia. Carece de muchos de los problemas que nos encontramos en el anterior juego y sabe dónde estaban sus raíces, como atacar a los jugadores que disfrutaron con el primero y cómo continuar bien la historia. Lo cierto es que es difícil no sumergirse hasta perderse en el mundo de Dishonored 2, leyendo cientos de libros, noticias, leyendas y rumores, poniendo a prueba nuestros poderes, teniendo que tomar decisiones y utilizando más de un camino para llegar al mismo sitio. Estamos ante una secuela conservadora y que arriesga poco, pero que lo hace con mucho estilo, sabiendo lo que esperaban los fans de la saga y prometiendo horas de diversión y de drama, con una historia tan oscura como la del primer juego y con más profundidad aún. Un juego de los que deben estar en la colección de todo fan del rol, la acción en primera persona y los juegos con una historia a la altura de las épicas tragedias de nuestro tiempo. Honor. Justicia y Deshonra.