Edición España: EJVG – octubre – 2024
Diseño: Eduardo José Villalobos Galindo
Programación: Eduardo José Villalobos Galindo
Precio: Gratuito
Prólogo: retrología, nostalgia y otras hierbas.
La historia de los videojuegos en España está marcada por el periodo que va desde 1982 a 1992, en el que una serie de compañías desarrollaron lo que se conocido desde entonces como la edad del oro del software patrio. Este relato de ascenso, apogeo y decadencia está definido por sus vínculos con los ordenadores de ocho bits. Spectrum, Amstrad, Commodore o MSX eran las marcas relacionadas con estas máquinas cuyas capacidades son, en comparación, con las actuales, muy reducidas. Sin embargo, esa limitación de recursos se tradujo en un constante proceso de estudio para exprimir las posibilidades de esas computadoras. Aquellos chiflados y sus locos cacharros.
La progresiva desaparición de aquellas marcas del mercado, la aparición de las videoconsolas y la conversión del PC en una máquina para jugar, unidas a la dificultad para dar el salto a máquinas más potentes, selló el destino de una industria cuyas producciones forman hoy parte del patrimonio cultural español. El hecho de que un título como La Abadía del Crimen tenga una exposición permanente en una universidad y una serie de sellos conmemorativos se debe a la labor de un colectivo de nostálgicos que han mantenido vivo el legado de aquellos años. Páginas, podcasts, libros, revistas… han reivindicado el trabajo de programadores, sellos, compañías y editoriales. El mundo de los retrojuegos goza de muy buena salud.
Dentro de este fenómeno cultural, se encuentra también otro interesante movimiento en el que se ha ido más allá de la conservación y se han programado nuevos títulos para las viejas máquinas. Antiguos géneros reciben nueva vida, como el de las aventuras de texto o conversacionales. Tal es el caso que se trae hoy por aquí: La Daga Oscura.
Un misterio con toques sobrenaturales
La Daga Oscura es una aventura conversacional realizada por una sola persona, a partir de la aplicación especializada DAAD. Eduardo José Villalobos Galindo o EJVG hace el trabajo a la vieja usanza, cuando un programador podía llevar a cabo la empresa de sacar adelante un título y puede verse también en el ámbito de los juegos independientes. La aventura que nos propone es una trama detectivesca con reminiscencias de ciertas novelas de la serie Mundodisco.
En el juego manejamos a Muha Dicramba, un monje gordito y con cierta lentitud mental que recibe el encargo de investigar el asesinato de un importante comerciante de una ciudad de reminiscencias indostánicas. El crimen presenta el dilema de que se ha producido en una habitación cerrada, pero nuestro detective a su pesar contará -contaremos- con una ayuda inesperada: la propia diosa de la oscuridad a la que su congregación rinde culto.
La historia se desarrolla en dos partes, sin que sea necesario superar la primera para poder jugar a la segunda vía contraseña. La propia complejidad de la trama determina la necesidad la conveniencia de ir siguiendo el orden establecido e ir explorando las posibilidades que el título nos ofrece. El diseño de Muha Dicramba con alguien no especialmente espabilado y su relación con la diosa son integrados en la mecánica del juego para que podamos avanzar en la historia usando tablillas de oración, las cuales están dispersas por todo el mapeado. Por otra parte, la invocación divina otorga la posibilidad de recibir pistas y resolver los habituales enigmas.
Los textos son ricos en descripciones y muestran con detalle cómo es la ciudad por la que hemos de movernos y cómo se organiza la sociedad que compone su población. Otro punto de atractivo es que no corremos el riesgo de perecer, con el consabido retorno al principio, de modo y manera que podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación e intentar «agotar» el juego, comprobando cuántas de nuestras iniciativas han sido previstas por el programador.
Epílogo: una puerta de entrada a un género fascinante
La Daga Oscura es un título que hará las delicias de quienes tienen afición a las aventuras de texto y las jugaron en los ordenadores de ocho bits, al tiempo que supone un punto de partida ideal para introducirse en el fascinante mundo de los retrojuegos y, más concretamente, de las aventuras conversacionales.