El caso es que con los años hemos ido jugando y disfrutando los Dynasty Warriors que han ido apareciendo prestando cierta atención al contexto histórico que representa, pero sobre todo a las hostias que daban sus personajes, a esas batallas contra cientos de enemigos que parecía que estuvieses jugando al pinball de tanto pulsar botón y ver como todo se iluminaba de luces y números y a la estrategia para dominar las zonas. Es un ejercicio que con los años hemos aprendido a disfrutar con sus virtudes y, bueno sí, a perdonar sus carencias. Ahora, con más años en las espaldas, analizar la nueva entrega de la saga se antoja extraño, nostálgico y hasta con cariño.
Y es que hay que darle un capón a Dynasty Warriors, a la saga en sí misma, por no renovarse más allá de lo estético. Que sí, que excelentes los modelados de todos los personajes principales y sus ‘habilidades’ pero lo de quedarse en tierra de nadie en cuanto a ofrecer contenidos golosos para los tiempos que corren no mola. Hete aquí el quid de analizar el juego por sí mismo y sus encarnaciones previas o en comparación con sus coetáneos de 2015. Intentaremos hacer ambas cosas.
Por un lado, el juego mejora lo visto en anteriores entregas con tres modos: Editmodo Imperio que te lleva a vivir los años previos a la unificación de China en el año 280 d.c. basándose en la saga de novelas ‘Romance de los Tres Reinos’. Guerras a saco como ya hemos visto a lo largo de todos los juegos de la saga. Ahí hay mejoras en forma de más personajes a elegir -¡83!- que varían entre oficiales, prefectos, tenientes, líderes vagabundos, agentes libres, sheriff, estratega o gobernantes. También en modos de juego y maneras de afrontar las batallas.
Por poner uno de los muchos ejemplo prácticos de una de las maneras de comenzar la historia: Empiezas con la orden de seguir un plan de acción para conquistar todas las tierras en un orden determinado que, en principio, debería llevarte al éxito. Puedes intentar decirle a tu jefe que no te mola su opción. HINT: O te lo curras mucho o no vas a poder hacerle cambiar de opinión. A partír de ahí decides estrategia de cómo avanzar, equipas, ajustas y a la batalla. Una partida rápida para conseguir una región te puede llevar unos buenos 20 minutos. Y aquí empieza la chicha. Deberás gestionar muy bien los siguientes pasos para que aquello que consigues te siga perteneciendo. Todo esto puediendo elegir cualquiera de las épocas en la que se sitúa el juego, que lo pueden convertir en algo muy diferente de una partida a otra. El asunto puede derivar en casarte con alguien para formar alianzas y ganar territorios, traicionar a tu general y hacerte tú con el poder del imperio, entrenar mejor a tus tropas, coaccionar al populacho para que suelten más oro, etc. ¡El amor en tiempos de guerra es poderoso!
https://www.youtube.com/watch?v=6V4_ijej81I
Un punto a favor del juego son sus modos de juego y personalización. En el modo Edit podemos crear desde soldados hasta caballos, pasando por oficiales y todos los rangos que te puedas imaginar y personalizarlos al gusto en un editor que no se queda corto, pero después de pasarnos hora y media en el del Dragon Age: inquisition, pues como que se resiente. Dicho esto, puedes conseguir aspectos muy molones, incluido ejércitos, banderas, caballos, armas, técnicas de combate y habilidades. ¿Lo mejor del asunto? Que te lo puedes llevar al modo Empire y empezar tu historia de cero. Neat.
El otro modo es el Free, que te deja libertad absoluta para crear las batallas, el entorno, el enemigo y hasta si atacas o defiendes. Aquí puedes evadirte sin contemplaciones y dar rienda suelta a las locuras que se te ocurran sin temer por cargarte el transcurso de tu historia en el modo Empire. Además, puedes jugar con un amigo en cooperativo local o bien online en éste modo, así que punto a favor. Aquí es donde después de petaros el modo Empire unas cuantas veces os tiraréis más horas. Lo de hacer mapas personalizados y el soporte online lo hacen muy adictivo.
Disclaimer: Una de las razones por las que teníamos ganas de pillar este Dynasty Warriors 8 era para comprobar como se desenvolvía Omega Force, creadores del juego, con una PS4. Y es que tenemos en el horizonte la llegada de
Recomiendo, en caso de estar interesado en Dynasty Warriors, ya sea como fan o como un absoluto negado en lo que a la historia que presenta se refiere, que visitéis el Wiki oficial en español de la saga donde explican todo lo que quieras saber y mucho más sobre su historia, contexto, videojuegos y personajes. Es apabullante pero bastante útil para no perderse detalle.
Y mira, el mando habla en japonés y eso MOLA.
Dynasty Warriors 8: Empires está disponible para PS4 (versión analizada), PS3 y XboxOne. Se puede jugar una versión limitada del juego de forma gratuita en PS4 y PS3. Idiomas: Textos en inglés y voces en japonés. Horas de juego modo principal: En una primera partida (de muchas) unas buenas 20 horas. Rejugabilidad: Alta en cuanto se pueden acceder a muchísimas variantes de la historia con una cantidad ingente de personajes. Eso sumado al incentivo del modo Libre le dan un plus en este apartado. Los/as completistas se pasarán aquí días largos. Pase de temporada/DLCs: NO/Sí. NOTA FINAL: 6.5/10. No impacta como sus antecesores y tiene que luchar contra muchos otros juegos modernos que le pueden dejar en evidencia en comparación, pero es un juego de esos de darle oportunidades para que te divierta durante semanas. |
Yo me lo pillaré cuando me pase el Orochi 3 y cuando baje de precio.
Le tenemos que meter mano al Bladestorm: Nightmare, que al igual que éste no exprime la PS4/Xbox One pero lo de comandar pelotones de 32 pjs a la vez es divertido. 😉
Sinceramente que este en ingles es un gran impedimento para el precio que sale,pero en fin,esta saga me gusta,pero las pcas novedades presentadas hacen que solo lo vaya a adquirir a un bajo precio.
A ver si le dais un toque a la noticia de Konami con Koyima.
Esta semana tenemos batería de noticias y metemos lo de Kojima. Tampoco hay mucho que explicar, ojo. Que el hombre ya está para otras cosas. Lo veo haciendo cine en menos de 3 años.