#ZNGames Yakuza Kiwami

 

Título: Yakuza: Kiwami
Desarrolladora: SEGA
Plataformas: PS4
Idiomas: voces en japonés y textos en inglés

 

Remake a la japonesa

Deambular por las calles de un Japón de principios de los noventas, con sus luces y sus sombras, con sus callejones y amplias avenidas. Con su sensación de desconocido, de irreal, onírico para nuestros ojos occidentales. Y meterse en una pelea. Controlamos al Dragón, ni más ni menos. Así arranca Yakuza Kiwami, el esperado remake de la primera entrega de una saga que vio la luz en la generación de Playstation 2 y que SEGA todavía, y por suerte, aún mima y estima. Lo suficiente como para hacerle un lavado de cara completo a la primera entrega y lanzarlo en PS4. Sin hacer mucho ruido en occidente, pero los fans de la saga llevábamos tiempo esperándolo. Tras el anterior título de la saga, Yakuza 0, que funcionaba como prólogo y narraba las andanzas de Kiryu hasta ascender en la familia y convertirse en el yakuza más poderoso, y dando pie a todos los acontecimientos que hemos vivido a lo largo de la saga, estaba cantado que iba a caer un remake con el motor gráfico adaptado a las nuevas tecnologías.

Y aquí lo tenemos, en todo su esplendor.

Una historia de traición y redención, ya algo dura y oscura para los estándares de las primeras andaduras de la Playstation 2. Una trama que tiene más en común con algunos mangas como Old Boy de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegeshi o Santuario, de Sho Fumimura y Ryoichi Ikegami. En ella se narra el ascenso y caída de Kazuma Kiryu, traicionado por los suyos y en busca de venganza tras pasar una larga temporada en prisión.

Para ellos, nos adentramos en los bajos fondos de un barrio ficticio de Japón en que usaremos las artes marciales para dar una lección a la yakuza enemiga. Un sistema de combate basado en el hack and slash, que no deja lugar a dudas en cuanto a simpleza y efectividad. Un sistema muy de Playstation 2, es cierto, pero que no ha envejecido nada mal. Con la opción de realizar combos, ataques especiales e interaccionar con el entorno, la propuesta se redondea. El escenario es algo pasillero en ocasiones y la libertad de acción se concentra en un falso mundo abierto, que resultaba efectivo hace años y que tira ahora de nostalgia para resultar igualmente fresco en la actualidad.

Y es que estamos ante un juego muy «a la japonesa». ¿Y qué significa eso exactamente? Pues que pasaremos largas horas de diálogo y de escenas cinemáticas, no os voy a engañar, pero también cantidad de minijuegos y de giros en la trama que pondrán a prueba nuestra capacidad. Es imposible no dejarse sumergir en lo que podría ser uno de los juegos que mejor se adapta a la necesidad occidental. Por eso me sorprende que la saga Yakuza se siga resistiendo a ser traducida a la lengua de Cervantes, una falta de atención al detalle que solo puede justificarse con la falta de ventas de este título en España. Una lástima.

Se ha aprovechado, eso sí, para actualizar este clásico más allá de lo meramente gráfico: añadiendo escenas y nuevos diálogos; modos de estilo de combate que ya pudimos disfrutar en la precuela y nuevos minijuegos. Todo esto hace que este remake cohesione bien con su precuela y con las entregas venideras. Si a esto le añadimos que todos los DLC van a ser gratuitos, lo que obtenemos es un lanzamiento a la altura de las circunstancias. Un juego que los que jugamos en su día estábamos deseando rejugar con algunas novedades y que los que no tuvieron oportunidad pueden ahora darle un tiento y descubrir una de las mejores sagas de videojuegos que nos llegan del país del sol naciente.