Si contamos el nacimiento de Superman como el origen de los superhéroes en los cómics, llevamos más de 80 años con superhéroes. En realidad son más en el propio medio. Y en el literario, aunque no se llamaran de tal forma, seguramente llevan existiendo los superhéroes desde hace siglos. En el cine, hemos tenido sobretodo adaptaciones de los superhéroes de cómic, con alguna extraña excepción. Pero tras los Superman de Richard Donner, los Spiderman de Sam Raimi, los X-Men de Bryan Singer o las Gotham City de Tim Burton o más recientemente Christopher Nolan, ha habido un boom cinematográfico a medida que se iba conformando el universo Marvel por parte de Disney, reforzado por series de televisión en canales de cable americanos y digitales como Netflix.
Esto ha hecho que el género superhéroico viva un repunte tanto a nivel literario como a nivel de producciones en España, y este sería el caso compartido de Antihéroes. Esta novela publicada en 2018 tendrá una adaptación en la pequeña o gran pantalla con el guion de Javier Olivares (Ministerio del Tiempo), siendo este el detalle conocido hace un par de semanas la última novedad al respecto. No será el primer proyecto que hemos visto en tiempos recientes, donde incluso ya se están adaptando cómics españoles de superhéroes, con mayor o menor acierto en cada uno de los proyectos vistos hasta el momento. Llegado el momento serán otros compañeros seguramente quienes aporten sus valoraciones al producto presentado, pero hasta entonces vayamos a ver porque una novela con tan poco recorrido logró traspasar las hojas de papel al formato audiovisual.
Hemos dicho que la novela de Iria G. Parente y Selene M. Pascual se llama Antihéroes. Si uno menciona dicha palabra, se nos vienen a la mente héroes que antes fueron villanos, o con un código moral mucho más laxo y violento del que podrían tener Superman o el Capitán América. Esto es partir de la base que los héroes son los buenos. Pero no hace irse lejos en el tiempo que no siempre es así. La policía está para servir y proteger, pero cuando reproducen conductas dañinas o incluso mortales para su sociedad, se vuelven el brazo ejecutor de un poder sistémico corrupto. En este caso no sería una crítica a la policía o ejército, sino más bien a las prisiones o incluso los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). Pero, sobre el papel, ¿es CIRCE una organización malvada?
Todos los que acaban en CIRCE son criminales que tienen superpoderes, y las prisiones normales no serían suficientes para contenerlos. O incluso algunos al empezar a manifestar poderes serían enviados por sus padres de forma voluntaria – estoy teniendo un déjà vu -. Aunque lo de «voluntario» a veces es difuso, como podemos ver cuando Aeris finalmente se va con los Turcos en Final Fantasy VII. Y lo de cometer crímenes, si ya por tener poderes te convierte en un potencial criminal, más si cabe. CIRCE los quiere convertir en personas normales, pero más que nunca en un momento donde discutimos que era normal antes y que será normal en un futuro, ¿son buenos los propósitos de CIRCE? En primera instancia uno podría pensar que si, pues el protagonista principal de esta historia, es un joven delincuente llamado Yeray Ayala Domínguez, quien tiene el poder del teletransporte.
Este es enviado al equivalente a la Mansión X en Madrid, bajo la estación fantasma de Chamberí. Allí conoce el resto de protagonistas de esta novela. Mey Bayón Freire con la capacidad de telequinesis, quien siempre va acompañada de su muñeca Arlenne. Cristian Iglesias Estevez con la capacidad de ser un médium, cuyo poder abarca múltiples formas con las que los muertos se puedan comunicar con los vivos. Alicia Diallo Gómez con el poder de la telepatía, algo que incomoda cuando más tienes que ocultar. Esther Galiano Ayllón con el poder de la cronoquinesis, el verdadero motor del grupo y con el poder más impredecible de todos. Capturados o reclutados por CIRCE, mientras el resto de adolescentes viven sus vidas de bachillerato como cualquiera, ellos deben aprender a controlar sus poderes y hacer un uso responsable de los mismos, según el perpetuo seguimiento de CIRCE.
Unos X-Men que salvan al presidente son unos héroes para su gente. También son unos héroes el Escuadrón Suicida cuando asesinan a un «dictador» cuyas políticas amenazaban a su presidente. El tratamiento a sus alumnos y la propia estructura de CIRCE nos recuerda muchísimo más a la Task Force X. Nuestros protagonistas se habrán podido equivocar, ¿pero quien no lo ha hecho siendo joven? Más aún en una sociedad donde sólo nos inculcan ciertos valores, lo que se ajusta a una normalidad que sólo sirve para mantener arcaicas estructuras de poder de unos pocos. Ser diferente es lo que nos hace ser humanos. Ellos no quieren ser normales, quieren ser ellos mismos y vivir su propia vida, con bondad en sus corazones. Por ello, cuando lo intentan forzar a ser un «héroe», no les queda más remedio que reivindicarse como antihéroes.
Cada capítulo tiene a uno de nuestros 5 protagonistas, ilustrado sus aspectos por la ilustradora Kloe de Saga, nos va relatando este relato de superhéroes madrileños frente a la malvada organización CIRCE. Durante la novela forman este inesperado grupo de rebeldes, donde gracias su vínculo van aceptando sus errores del pasado y madurando como personas, formando una familia entre ellos. Lo que les diferencia y los hace únicos y vivos no son sus superpoderes, sino sus personalidades y como van afrontando cada situación que se van encontrando.
Cuando tienes la habilidad de teletransporte, ¿porqué vincularse con alguien y no simplemente escapar hacia adelante? Con poderes para volver atrás en el tiempo, ¿quién sería capaz de mirar hacia adelante y vivir el presente? Si puedes hablar con los muertos, tus poderes dependen de las emociones o puedes leer el pensamiento de los demás, ¿cómo abrir tu corazón, tu alma, a otras personas y no vivir únicamente pensando en ti mismo? Los poderes elegidos por la dupla Seleria no están pensados en la espectacularidad del mismo, sino en la capacidad de podernos relatar situaciones que, independientemente de la edad con la que leamos Antihéroes, encontraremos personajes con los que acabaremos empatizando por completo.
La ficción de los últimos años, especialmente en la española, se están alzando cada vez más voces que relatan las verdaderas realidades que vivimos actualmente. Especialmente en el apartado LGTB+, en el que encontramos de forma totalmente orgánica varias representaciones fuera de la heteronormatividad. Si que hay un personaje que se cae el cliché habitual en la ficción para representarlo, pero aunque sea fácil no es de mal gusto y sigue siendo de agradecer representar múltiples realidades. Los medios seguirán estando copados durante años por los mismos modelos, aunque algunos quieran hacer creer que hay una Inquisición Queer porque lo que antaño era «la norma» ahora es simplemente «la gran mayoría» de obra. Veremos cuan fieles y la calidad de la producción que tendremos de dicha adaptación, eso dependerá exclusivamente de quienes la hagan, porque material bueno de base lo tienen de sobra.