En la reseña de El Portal de los Obeliscos ya comentábamos que la trilogía de N.K. Jemisin estaba marcado un hito. Nuevamente haré un repaso histórico de obras que compartan los hitos conseguidos por esta novela. Si deseas leer únicamente opinión sobre la trama y la novela puedes encontrarla tras «El cierre de la Tierra Fragmentada».
Esta tercera novela lo confirma al ser hasta la fecha la única trilogía en ganar tres años consecutivos el Premio Hugo a la Mejor Novela. El Cielo de Piedra además ganó el Premio Nébula y el Premio Locus a la Mejor Novela de Fantasía en 2018. Los Premios Hugo son los más prestigiosos en parte por ser los primeros en otorgar estos premios en 1953. Los Premios Nébula empezaron en 1966 y los Premios Locus en 1971.
¿Ha habido otras obras que hayan logrado este triplete? Durante la década de los 70 fue lo habitual, con obras como Mundo Anillo (Ringworld) de Larry Niven (1971); Los propios dioses (The Gods Themselves) de Isaac Asimov (1973); Cita con Rama (Rendez-vous with Rama) de Arthur C. Clarke (1974); Los desposeídos (The Dispossessed) de Ursula K. Le Guin (1975); La guerra interminable (The Forever War) de Joe Haldeman (1976); Pórtico (Gateway) de Frederik Pohl (1978); Serpiente del sueño (Dreamsnake) de Vonda N. McIntyre (1979).
Dos apuntes a los datos históricos mencionados. Los Premios Nébula la mayoría de veces no han coincidido en el año natural de los otros premios, pero a efectos de triplete constan por igual, y en las referencias usaremos el año con el que ganaron el Hugo. Los Premios Locus durante sus primeros años sólo tuvieron el Premio a Mejor Novela, pero en 1978 y a partir de 1980 hasta la actualidad dividió tal premio en dos categorías: Mejor Novela de Fantasía y Mejor Novela de Ciencia Ficción. Pórtico ganó el de Mejor Novela de Ciencia Ficción. A pesar de haber dos ganadores en los Premios Locus, la hegemonía se rompe en ese punto.
A partir de ese punto sólo habían conseguido el triplete las siguientes obras: Marea estelar (Startide Rising) de David Brin (1984); El libro del día del Juicio Final (Doomsday Book) de Connie Willis (1993); American Gods de Neil Gaiman (2002); Paladín de almas (Paladin of Souls) de Lois McMaster Bujold (2004); El sindicato de policía yiddish (The Yiddish Policemen’s Union) de Michael Chabon (2008); Blackout/All Clear de Connie Willis (2011); The Calculating Stars de Mary Robinette Kowal (2019).
7 tripletes en la primera década y 8 en las siguientes cuatros décadas. De estos 15 autores, ocho han sido para autoras, aunque Connie Willis se corona por encima del resto de autores al haber logrado dos veces el triplete en 1993 y 2011, aparte de ser la autora en acumular más premios de ciencia ficción (11 Hugos, 7 Nébulas y 4 Locus). Quien diga que la ciencia ficción no es cosa también de mujeres está muy equivocado. Como apunte final, decir que sólo American Gods, Paladín de almas y El Cielo de Piedra consiguieron este triplete ganando el Premio Locus a la Mejor Novela de Fantasía.
Cabe destacar que las dos anteriores novelas sólo obtuvieron nominaciones a los Premios Nébula y Premios Locus. ¿Es El Cielo de Piedra la mejor novela escrita por N.K. Jemisin? ¿O es un reconocimiento a toda la trilogía, como ha ocurrido en otros medios como los Oscar a El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey? En 2016 el Premio Nébula y Premio Locus a Mejor Novela de Fantasía fue para Un cuento oscuro (Uprooted) de Naomi Novik y en 2017 fueron para All the Birds in the Sky de Charlie Jane Anders. Ambas autoras podrían haber conseguido su triplete de no ser porque en los Premios Hugo se rindieron a los pies de N.K. Jemisin.
El cierre de la Tierra Fragmentada
El Cielo de Piedra es una obra potente por si misma, un cierre magnífico a la trilogía. Donde verdaderamente cobra sentido que esta trilogía se llame «La Tierra Fragmentada». Claro que hace referencia a los eventos que dan inicio al primer libro. Pero este tercer libro nos da una perspectiva totalmente diferente. La tierra no se fragmentó por la obra del orogen Alabastro y su comepiedra. Esta lleva fragmentada milenios desde que la Tierra perdió a su hija. Desde entonces se ha forjado un odio hacia los orogenes por parte del resto de la humanidad. Essun ahora tiene el poder para arreglar la Tierra, dando paso a un nuevo mundo donde los orogenes puedan coexistir pacíficamente como iguales.
¿Pero se puede recomponer algo que se ha roto y que vuelva a ser como antes? Si cambiamos «tierra» por «espejo» lo vemos mucho mejor. Puedes reconstruir el espejo pero siempre estarán allí las grietas que una vez existieron. El reflejo devuelto jamás será igual que antes de romperse. ¿Vale la pena verse reflejado de tal forma? ¿Se puede reconstruir un mundo que lleva tantísimo tiempo albergando el mal? Nassun cree que la tierra está demasiado envenenada para poder sanar. A veces lo más sano es sacrificar. Donde la única purificación posible del mal pasa por la destrucción absoluta de todo lo que ha corrompido.
Esta dualidad no es para nada novedosa. Quizás el hecho que se han intercambiado los roles habituales. Alguien más adulto, con más experiencias, ha tirado la toalla y cree que no existe la redención. En cambio las generaciones más jóvenes suelen tener esa visión más pura e idealista que el cambio siempre es posible. Essun al final quiere lo mejor para su hija, aunque lo que quiere ella es lo opuesto por lo que lucha su madre. Al girarse las tornas hace que el conflicto sea mucho más interesante, con muchas más sombras y dudas de como actuar. No es una conclusión fácil sino todo lo contrario, donde la intriga y la pesadumbre recorren cada página hacia su desenlace.
La relación de madre e hija es el eje central en estos dos últimos libros. No es casualidad puesto que la madre de N.K. Jemisin falleció durante la escritura de la trilogía. Muchos autores suelen reflejar sus experiencias personales en sus obras. También podemos ver su trabajo como psicóloga y orientadora social antes que el mecenazgo de La Quinta Estación y su posterior éxito le permitieran ser escritora a tiempo completo. Actualmente está escribiendo la maxi-serie Far Sector para DC Comics con críticas muy positivas en su trabajo donde nuevamente se refleja sus años de experiencia en el campo social y en la lucha de los derechos de los menos favorecidos.
Para finalizar esta trilogía también de reseñas nos gustaría hablar del traductor al español. David Tejera Expósito se ha convertido en el traductor de N.K. Jemisin ya que también lo ha hecho con otras obras publicadas tales como La ciudad que nació grandiosa y otros relatos y La ciudad que nos unió. También ha traducido todas las novelas de la saga The Expanse de James S.A. Corey, Marea Tóxica de Chen Quifan o la antología Planetas Invisibles de Ken Liu entre otros muchas novelas y relatos cortos. También consta como el traductor de los cómics editados por Norma Editorial sobre la saga de videojuegos Bloodborne.
Respecto a la traducción de esta trilogía en los créditos aparece Antonio Torrubia como responsable de revisar las galeradas. No dispongo de otras obras de la editorial NOVA para saber si es algo habitual en sus publicaciones o algo específico de esta trilogía. Al tener tantos conceptos creados para esta obra, los cuales salen siempre al final de cada libro antes de los agradecimientos de la autora, nos toca asumir que su trabajo ha sido entre otros verificar la consistencia de los mismos durante la obra. Posiblemente también pueda ser debido al formato de manuscrito enviado a la editorial para su traducción. En cualquier caso un trabajo conjunto sobresaliente.