Espectáculo a lo grande y absurdo
«Yo arreglaré el planeta ¡A mi manera!»
Dice el dicho que más vale tarde que nunca por lo que nada mejor que aprovechar este mes que le estamos dedicando a Grant Morrison para recuperar una de sus obras que nunca habíamos reseñado en esta web: Marvel Boy. Una obra que vio la luz hace 20 años, casi al mismo tiempo que Zona Negativa, durante la etapa marveliana que Morrison tuvo a principios de este siglo.
El paso de Morrison por Marvel en los primeros años del siglo XXI dejó para la posteridad tres obras: su celebrada etapa al frente de los X-Men, con la que revolucionó a la franquicia mutante, una olvidada miniserie protagonizada por los 4 Fantásticos y esta Marvel Boy en la que presentó un nuevo héroe para una nueva Marvel.
Marvel Boy fue una miniserie de 6 números que empezó a publicarse en agosto del 2000 dentro del sello Marvel Knights. Recordemos que dicho sello fue una iniciativa dentro de Marvel para relanzar algunos títulos con un enfoque más moderno y adulto. La idea resultó todo un acierto y en poco tiempo el sello no solo sirvió para relanzar personajes “oxidados” sino también para presentar nuevas propuestas rompedoras. El editor de dicha iniciativa fue Joe Quesada que gracias al éxito de la iniciativa acabó catapultado al puesto de editor en jefe de Marvel.
Más o menos por la misma época que Quesada se convertía en el jefazo editorial de Marvel, Morrison aterrizaba en la compañía después de un exitoso paso por DC donde había cosechado alabanzas de la crítica por sus obras en el sello Vertigo y se había ganado el favor del público con su espectacular relanzamiento de la Liga de la Justicia.
En Marvel Boy, Morrison nos presentó a un personaje totalmente nuevo con el que pretendía realizar una obra donde ofrecer el espectáculo de los blockbusters hollywoodienses combinado con una narrativa rompedora influenciada por los videojuegos y los videoclips. Para ello contó con un aliado excepcional, el dibujante J.G. Jones quien realizó un trabajo espectacular.
Noh-Varr, un soldado kree modificado genéticamente y miembro de una misión diplomática, llega en catastróficas circunstancias a la Tierra después de atravesar millones de realidades alternativas. Todos sus compañeros mueren en un trágico accidente y él cae en la manos del Doctor Midas, un empresario que ha amasado su fortuna explotando los recursos alienígenas que han aparecido en la Tierra. Noh-Varr consigue escapar de las garras de Midas pero no de sus planes lo que llevará al colérico Kree a una lucha por su vida en la que ejercerá tanto de protector como de enemigo de la Tierra.
Estamos ante una historia de origen de un personaje nuevo aunque, como tal, resulta poco común y hay que reconocer que Morrison no invierte mucho tiempo en situar al personaje, sus antecedentes y motivaciones y va directamente a la acción. Como lectores carecemos de unos antecedentes para situar al personaje y todo lo que llegamos a saber de él lo hacemos a través de las acciones y decisiones que va tomando. Es un recurso que favorece la agilidad de la acción y permite a Morrison dedicarse a lo que le interesa aunque dificulta al lector empatizar con el protagonista y lo que sucede en la trama.
Morrison no nos lo pone fácil y a la falta de información previa sobre el protagonista hay que sumarle un encaje en el Universo Marvel muy tangencial. La parte más reconocible para el lector marvelita es esa “mini” Inteligencia Suprema que hace de ayudante del protagonista y la aparición de Dum Dum Duggan de SHIELD pero el resto del Universo Marvel brilla por su ausencia más allá de una pequeña referencia en algún diálogo. Con esta situación la historia podría estar ambientada en el Universo Marvel, en el DC o en cualquiera de los universos superheroicos que proliferaron en la Image de aquellos años.
El resultado es una historia repleta de acción atropellada, personajes más repelentes que interesantes y conceptos extravagantes lanzados uno detrás de otro y sin mucho desarrollo detrás (el más trabajado es el de la corporación viviente presentado en el tercer capítulo y que lo único que consigue es romper el ritmo de la trama principal). El principal problema al leer esta obra es que se tiene la sensación de que Morrison está jugando a ser Warren Ellis o Mark Millar en The Authority (a la que hace referencia descaradamente en une viñeta) sin saber si está haciendo un homenaje o una crítica a este tipo de historias.
En el apartado gráfico tenemos a J.G Jones en estado de gracia, realizando uno de los trabajos más espectaculares de su carrera. Su estilo de corte realista no le resta ni un ápice de grandiosidad a la forma de presentar las tremendas escenas de acción que hay en la trama. El trabajo de Jones luce en todas sus facetas, sobre todo en los números en los que también se encarga del entintado, con una excelente planificación de página y notables diseños de personajes. Un apartado gráfico que se ve beneficiado también por el color aplicado por Avalon Studios que le da un acabado muy vistoso con abundantes efectos digitales que contribuyen a esa sensación de estar ante un blockbuster cinematográfico.
El personaje creado por Morrison quedó en el limbo durante unos cuantos años hasta que Brian Michael Bendis lo recuperó 5 años después de su miniserie para integrarlo definitivamente en el Universo Marvel. Tuvo un papel discreto durante Civil War y ganó protagonismo en Invasión Secreta y en los Dark Avengers de Osborn hasta llegar a convertirse en miembro de los Vengadores durante la Edad Heroica. Durante los últimos años lo hemos podido ver como miembro de los Jóvenes Vengadores (durante la etapa de Kieron Gillen y James McKelvie), como parte del reparto de los Inhumanos de Al Ewing, en los Vengadores Costa Oeste de Kelly Thompson y, más recientemente, en la última encarnación de Los Guardianes de la Galaxia. En estos años se ha ido evolucionando al personaje potenciando su faceta heroica, su personalidad y revelando su bisexualidad (¿Quizás un guiño a Morrison?).
Marvel Boy ha quedado para la posteridad como una obra opacada por la fama de los New X-Men y por sus propias limitaciones. Un ejercicio de estilo, un tanto gamberro, muy bien dibujado pero que se quedó en simple anécdota debido a la repentina y poco amistosa marcha de Morrison de Marvel.
Lo mejor
• El dibujo de J.G. Jones.
• El sentido del espectáculo.
Lo peor
• El poco carisma del protagonista.
• El resultado es tan banal como aparenta.
Guión - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 6.5
7.2
Espectáculo
Grant Morrison quiso traer el espectáculo hollywoodiense a Marvel y consiguió una obra tan llamativa en lo visual como vacía en lo argumental. Una obra donde lo que destaca por encima de todo es la labor gráfica de J.G. Jones
Gracias por el artículo.
Coincido en todo con lo dicho, Morrison intento darle todo un sentido a ese personaje pero que el resultado final fue muy diferente; incluso Bendis cuando lo utilizó termino dejandolo de lado al cabo de un tiempo.