#ZNSeries – Agatha, ¿quién si no? Episodio 5 – Las tinieblas hoy despiertan

Manos a la güija, por Alfonso del Pino

Una vez más, Agatha hace todo lo posible por continuar su brujística senda ascendente y entretenernos con cualquier hechizo necesario. En este episodio tenemos una cantidad de momentos memorables de lo más destacable: el vuelo en escoba, esa muerte, el doble giro de guion del final… No obstante, sin quitarles todo lo positivo que consiguen, creo que no brillan cuanto podrían por estar rodeados de unos intermedios menos elocuentes que los de entregas anteriores.

La prueba de este episodio lleva a los personajes a montarse una güija improvisada de la que derivan unas cuantas situaciones… curiosas. Empezamos con esa imitación del espíritu de la señora Hart por parte de Agatha. Se entiende que es una broma para rebajar la tensión y conseguir un contraste mayor cuando empiecen las posesiones de verdad, pero ¿de verdad tenía que ser tan alargada y sobreactuada? Terminé con la impresión de que era una escena improvisada de Kathryn Hahn que se les olvidó recortar del montaje final.

Después de esto tenemos la aparición estelar de la famosa madre de Agatha, primero poseyendo a la propia Agatha y más tarde mostrándose en su forma de espíritu. O sería estelar si no fuera porque parece que a los personajes les importa relativamente poco lo que está sucediendo allí. Todo está dirigido con tan poco impacto que lo que debería ser una escena cargada de tensión se convierte en una tranquililla en la que los acontecimientos se suceden con cierta pasividad. La inclusión constante de alivios cómicos no ayuda. Tampoco lo hacen las numerosas frases de exposición barata en las que se nos revela información crucial sobre el pasado de Agatha como quien menciona que se ha acabado el pan.

Y luego tenemos la muerte del episodio. Una que debería resultar muy impactante y triste, sobre todo teniendo en cuenta la temática del anterior. Lo es hasta cierto punto, al menos en cuanto a premisa se refiere, pero la ejecución vuelve a dejar que desear, con una escena que, una vez más, transcurre sin un peso ni un impacto en especial. Una muerte estática y anticlimática causada por el típico choque de rayos de energía cutrillos. La expresión facial de Agatha durante el proceso de mangoneo de poder, como si le estuvieran rascando la espalda y le diera gustirrinín, contribuye a esta sensación general. Debido a dicha sensación, cuando se presentó la muerte definitiva del personaje, lo que pensé, más que un: “ay, no, qué pena”, fue un: “ah, ¿que se ha muerto de verdad?”.

Todo lo anterior nos conduce al final del capítulo, caracterizado por un tono lúgubre, una muerte anunciada de la inocencia que parecía haber estado acumulando la serie. Y quién mejor para representar esa inocencia que el joven brujo sin nombre, quien, en contra de todo pronóstico, se pilla una buena rabieta y utiliza una magia poderosísima que se tenía guardada para volverse en contra de todo el mundo.

La revelación última de que es descendiente de Wanda Maximoff (entiendo yo) culmina unos 25 minutos rocambolescos, irregulares, irrisorios por momentos… pero también sumamente entretenidos. Creo que, llegados a este punto, uno debería tener claro ya que esta no es una serie de la que esperar solidez ni excelencia. Ahora bien, si esa falta de solidez y excelencia se compensa con una alocada montaña rusa como la que se nos presenta aquí, agradecida de ver aun en sus momentos más bajos, entonces tiene mis profanas bendiciones.

Bravo también por ese You should see me in a crown de Billie Ellish que da paso a los créditos finales. Nunca se había usado esa canción con tanto estilo ni pertinencia.

Nunca viene mal un poco de caos, por Jordi T. Pardo

El quinto episodio de Agatha, ¿quién si no? resulta por ahora -y dejando a un lado los dos primeros- el mejor de la producción. Y lo es por varios motivos. Empezando por ser un episodio que rompe de alguna manera el esquema en el que nos habían introducido los dos anteriores. Y es que aunque aquí volvemos a tener el reto de la semana, lo que sucede antes y después del mismo sí resulta revulsivo e interesante. Para empezar el regreso de las Siete de Salem, esa suerte de espíritus malignos que aquí funcionan como los Nazgûl en El Señor de los Anillos o los dementores de Harry Potter. Estos seres nos dejan de nueva escenas que colindan con el género de terror y más adelante en el episodio descubriremos que están ligadas a un popular nombre de los cómics: Nicholas Scratch.

El presupuesto del episodio se va el la posterior ambientación de la Senda de la Bruja con esa luna de sangre en el cielo y el vuelo del aquelarre a bordo de unas improvisadas escobas. Los creadores de la serie dejan entrever que han hecho los deberes en lo que a la mitología de las brujas se refiere. La escoba como bien comenta uno de sus personajes es un símbolo doméstico cuya asociación y representación en la parafernalia de la bruja clásica solo tiene como objetivo el remarcar la perversión de los quehaceres habituales de una buena mujer y ama de casa. Aunque sea una píldora dentro del episodio no deja de ser interesante su mención y su reinterpretación en la escena posterior con el vuelo en grupo del aquelarre como si se tratase del precalentamiento a un inminente partido de Quidditch.

Pero lo que nos encontramos en cambio es un nuevo reto que en este caso toma su ambientación en las películas clásicas de terror de los años ochenta con referencias más o menos sutiles a Evil Dead, Poltergeist o Pesadilla en Elm Street. Una prueba ligada al personaje de Agatha con una invocación a un espíritu mediante una tabla de ouija y que tendrá consecuencias catastróficas para el aquelarre. Después de la muerte de la buena de Sharon Davis la siguiente en caer es la Alice interpretada por Ali Ahn. Una nueva muesca en la conciencia de Agatha y motivo de discordia al final del episodio con el resto de su aquelarre y con el que hasta ahora la producción solo nos había dejado conocer como su mascota.

La gran sorpresa del quinto episodio confirma los rumores que se venían escuchando desde el principio de esta miniserie. Esto teniendo en cuenta que los creadores no estén nuevamente jugando con nuestros sentimientos… Y es que parece ser que el personaje encarnado por Joe Locke no es otro que Billy Kaplan alias Wiccan o lo que es lo mismo, uno de los hijos de la Bruja Escarlata y futuro miembro de los Jóvenes Vengadores. Y esto nos hace tener esperanzas en lo que resta de producción, pero no tanto por esta revelación que puede ser más o menos llamativa (más para los aficionados a los cómics que quizás para los espectadores), sino porque parece aventurar un cambio de fuerzas y, sobre todo, una alteración en la estructura de los próximos episodios que habían acabado siendo algo procedimentales.

En el lado negativo, el personaje de Aubrey Plaza pierde bastante protagonismo en este episodio y pasa a un segundo plano cuando Agatha y Kathryn Hahn toman el mando. Sabemos que tiene y tendrá un papel destacado en lo que esté por venir, pero ese magnetismo suyo y la química que genera con Hahn alimenta nuestro shippeo por esta relación. Nos quedan cuatro episodios por delante y seguro que tendremos mucho más de ello, sobre todo teniendo en cuenta el pasado al que hacen referencia una y otra vez ambas. ¿Qué busca Billy en la Senda de las Brujas? ¿Acabará todo esto con la resurrección de la Bruja Escarlata…? ¿Qué papel jugará Nicholas Scratch en todo esto? ¿Lo de Mefisto se quedará en una mera mención? Se empieza a caldear la cosa y nosotros nos mantenemos expectantes en la Senda de las Brujas deseando que la serie nos acabe de hechizar.

Night of dark shadows, por Juan Luis Daza

Las semillas plantadas la semana pasada dejan ver en la presente brotes verdes. Los apuntes de terror del episodio cuarto y al regreso de Aubrey Plaza fueron los puntos de inflexión que dejaron atrás la indiferencia que me causaba el visionado de Agatha ¿quién si no? despertándome un interés que, por suerte, ha aumentado gradualmente en este Darkest Hour / Wake Thy Power que es, hasta el momento, el mejor capítulo de la serie. El tono oscuro se recrudece y encontramos algunos pasajes ya adscritos sin paliativos al cine de brujería y posesiones con algunos homenajes a éxitos como Expediente Warren (The Conjuring, 2013) o Hereditary (Ari Aster, 2018) que permiten a Kathryn Hahn ir un poco más allá en cuanto a fisicidad con su personaje.

La estructura a lo escape room, con los ya clásicos cambios de vestuario adaptados al entorno en el que se mueve el reparto, sigue vertebrando el relato, pero el trasfondo dramático se intensifica, los personajes comienzan a vivir verdaderas penurias y, contra todo pronóstico, los han definido lo suficientemente bien a nivel psicológico como para que nos importe, aunque sea mínimamente, lo que les pueda pasar. La subtrama que se iba tejiendo alrededor del personaje de Joe Locke haciéndonos sospechar de su identidad secreta es finalmente revelada en un potente cliffhanger que nos deja con ganas de saber hacia dónde se encaminara la serie siendo conscientes de que todavía quedan cuatro episodios más para que Agatha All Along ponga su punto ¿y final? en Disney Plus y el UCM.

Así es como se tienen que hacer las cosas o, desde un punto de vista puramente egoísta, así es como a mí me gusta que se hagan las cosas. Veremos qué nos espera la semana que viene con ese interesante plot twist que más que responder preguntas, plantea muchas más. En el proceso el cast sigue funcionando, la protagonista demuestra por qué ha calado con su versión de Agatha Harkness y la puesta en escena de los episodios es cada vez más competente y resolutiva audiovisualmente. Es curioso como las dos series a las que estamos haciendo seguimiento actualmente en Zona Negativa, la presente y El pingüino, empezaron interesándome cada vez menos y con el paso de los episodios han conseguido, al menos, el parecerme productos de ficción bastante entretenidos que han ido de menos a más. Ahora habrá qué ver cómo, cada uno de ellos, encarrila su respectiva recta final.

Shit just got serious, por Raúl Gutiérrez

Y cruzamos el ecuador de esta serie con su quinto capítulo, el que desde luego para mí es el mejor que lleva esta serie hasta ahora, con un gran incremento de calidad. Ya no es que la serie vaya de menos a más como decía en anteriores críticas, sino que en este capítulo experimenta un auténtico subidón. No en vano, estamos ante el que para sus creadores estaba planeado casi seguro, como uno de los grandes momentos de esta producción junto a, imagino, el final de ésta.

No necesito bucear en mi twitter para saber que casi con toda probabilidad éste es el capítulo favorito del público hasta ahora. Y en mi opinión esto debería ser así no tanto por lo que ocurre en el mismo, sino por cómo está contado.

Todo comienza con la continuación del viaje por la Senda de las Brujas, con ataque del antiguo aquelarre de Agatha, a quien ella misma aniquiló, incluido. Tras una divertida huida en escobas voladoras improvisadas llegamos a la siguiente prueba que la Senda tiene preparada a nuestros protagonistas.

En esta ocasión, con claras influencias a cintas noventeras como Jóvenes y Brujas, una Oüija se planta frente a los personajes, debiendo estos resolver el misterio con el clásico cronómetro haciendo un tic tac por sus vidas.

Sin embargo, pronto todo se desbarajusta cuando tras una broma de Agatha consistente en fingir ser poseída por Mrs. Hart (increíble y muy divertida aquí la interpretación de Katryn Hahn) la madre de Agatha ataca poseyendo a su hija (con claras referencias visuales a El Exorcista), lo que termina en una intervención de Alice para ayudarla, aprovechando Agatha este momento para robar el poder de su compañera y supuesta amiga, matándola en el acto.

Es aquí donde nosotros como espectadores, a través de los ojos de Teen, vemos que esto nunca fue un juego, que estamos ante la villana de Wandavision, y que por supuesto, Agatha es un mal bicho que solo pretende recuperar su poder perdido a cualquier coste.

Es en este momento cuando ante la decepción de Teen, Agatha le manifiesta que en realidad éste se parece mucho a su madre, respondiendo éste con un iracundo ataque mágico que lo deja en posesión del la corona de la Bruja Escarlata.

No hacen falta muchas más pistas queridos marvelitas, las sospechas de casi todo se hacen realidad: Wiccan ha llegado al Universo Marvel, y esperamos que Veloz y Hulkling no tarden mucho más en aparecer regalándonos el regreso de los Jóvenes Vengadores.

Sin embargo, esperanzas de fanboy a parte, estamos ante un episodio que en tan solo veinticinco minutos (excluidos los créditos y el resumen inicial) nos lleva por un trepidante camino repleto de acción, traición y golpes de efecto que estoy casi seguro que todos hemos disfrutado.

Aunque seguro que el sexto capítulo será más calmado, ello no obsta para que estos siete días de espera entre capítulo y capítulo se me hagan muy largos.

Posesión maternal, por Sergio Fernández

Cruzamos el ecuador de la temporada. A pesar de ser el episodio más corto de lo que llevamos de serie, la oscuridad ha hecho acto de presencia cobrándose una nueva vida. Tras un “previously” que nos ha hecho recordar el enfrentamiento de Agatha con su progenitora en el lejano 1693, volvemos al presente para descubrir que las cosas se han complicado. Resulta que al realizar la invocación para que la Bruja Verde se uniera al selecto club, se dejaron la puerta abierta. Desgraciadamente, no fue el gato quien se escapó, sino una amenaza que ya había sido presentada en los primeros compases de Agatha, ¿quién si no?

Las Siete de Salem han resultado ser unos cabos sueltos dejados por el personaje interpretado por Kathryn Hahn hace mucho tiempo. Con un look similar a los dementores de Harry Potter, estas oscuras figuras tienen a la otrora Agnes en el punto de mira. ¿Qué mejor manera de escapar que salir volando? En tal caso, toca arrancar raíces gruesas para forjar unas escobas de AliExpress, no sin antes hacer una necesaria reivindicación en contra de lo que representa. Ciertamente, la escoba ha sido un símbolo de la domesticidad femenina. Para poder hacer carreras por el cielo y tener una postal que ya quisiera para sí E.T, previamente tienen que realizar un conjuro “Si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería”.

Sin embargo, la senda está muy marcada y, valga la redundancia, no deja jugar con cartas marcadas. Utilizar escobas para volar viene a ser dopping cuando estás realizando estas pruebas. Caída libre con las Siete pisándolas los talones. Como en los dos episodios anteriores, toca repetir fórmula. El momento sala de escape de la semana tiene ambientación ochentera. Además de al Niño Polla, Joe Locke tiene un aire a la versión joven de Bruce Campbell. He aquí que Las tinieblas hoy despiertan muta en Evil Dead. Pese a su tono desenfadado, Agatha ¿quién si no? sigue coqueteando con el terror para alegría de muchos y desgracia de mi mujer. Ouijas y posesiones en breves píldoras que nos han recordado al viejo Ash y compañía.

Con la madre de Agatha reclamando a su hija para que el resto del aquelarre pudiera continuar su camino, las diferencias de pareceres han hecho acto de presencia. Por una parte, el misterioso joven parece ser el único que aún guarda algo de inocencia en su interior mientras que sus compañeras giran más que una veleta. En este aspecto, tengo que destacar, para mal, el poco aprovechamiento de una actriz como Aubrey Plaza en este episodio. “Si no te gustan mis principios, tengo otros” decía Groucho Marx y bien podría apropiarse dicha frase el personaje de Río. En un segundísimo plano, la Bruja Verde mete cizaña esperando que sean otras quienes muevan el árbol para poder recoger las nueces.

Para salvar a Agatha de su posesión maternal, Alice usa sus poderes, pero en el momento que la primera queda liberada, Harkness Jr. roba toda la magia al personaje interpretado por Ali Ahn. El problema es que en el campo de la brujería cuando te chupan la energía, la liposucción es terrible. Ni corta ni perezosa, Agatha deja seco el cadáver, prácticamente sin inmutarse, mientras Jen y Lilia alucinan en colores. Ambas tratan de acabar con Agatha hundiéndola en las arenas movedizas de Atreyu pero aparece Joe Locke con la corona de las sombras que para eso tiene nombre de personaje de Locke & Key. En definitiva, el episodio ha funcionado como un tiro, con un ritmo trepidante y unas gotas de terror que le han sentado francamente bien. Sin embargo, los vaivenes de los personajes (que no sabemos si es que son así o algún poder superior las controla en ocasiones) no acaban de convencer. En cualquier caso, capítulo corto y disfrutón siendo la fase “escape room” más corta que en ocasiones anteriores.