Dirección: Steve Boyum, McG, Jason Ensler, Sylvain White
Guión: Matthew Miller, Andy Callahan, Shane Black, Gene Hong
Música: Ben Decter, Josh Kramon
Fotografía: Andrew Strahorn, David Moxness, Ramsey Nickell
Reparto: Damon Wayans, Clayne Crawford, Jordana Brewster, Keesha Sharp, Kevin Rahm, Michelle Mitchenor, Dante Brown, Johnathan Fernandez, Chandler Kinney, Floriana Lima, Richard Cabral, Tina Grimm
Duración: sesenta minutos
Productora: Warner Bros. Television / Good Session / Lin Pictures
País: Estados Unidos
Cuando se anunció que una adaptación para la televisión de la serie cinematográfica
La historia narrada en las películas presenta la relación entre Roger Murtaugh -policía, casado y con tres hijos- y Martin Riggs -viudo, problemático y con el sambenito de tener tendencias suicidas-. El primero está pronto a jubilarse y el segundo es un imán para el peligro pero, poco a poco, desarrollarán un vínculo que trascenderá el plano profesional, para convertirse en algo parecido a una familia. Las cuatro películas -estrenadas entre 1987 y 1998- eran combinaciones en distintas proporciones de acción, comedia y unos toques de drama, a los que se incorporaron otros personajes como el liante Leo Getz (Joe Pesci) o la sargento Lorna Cole (Rene Russo). El resultado fue una tetralogía que, pese al tiempo transcurrido, sigue manteniendo su solidez, amén de aportar suficiente material para la serie, si esta duraba lo suficiente. Por mi parte, y como persona que creció viendo las aventuras y desventuras de Riggs y Murtaugh, decidí darle una oportunidad a la serie, pero sin hacerme excesivas ilusiones.
Lo primero que hay que destacar de la serie es el reparto. Si nos centramos en los dos papel protagónicos, se comprueba que los nuevos Roger Murtaugh (Damon Wayans) y Martin Riggs (Clayne Crawford) no se parecen mucho a sus homólogos cinematográficos. El primero no tiene mucho aspecto de policía que está a punto de retirarse, en tanto que el segundo presenta un aspecto mucho más desastrado y desastroso del que daba Gibson. Como estamos ante una serie de televisión que ha de cubrir una veintena de episodios, se da más importancia a los personajes secundarios, estableciéndose sub-tramas que les implican. En particular, hay que destacar a Trish Murtaugh (Keesha Sharp) esposa de Roger y madre de sus tres hijos; a Maureen Cahill (Jordana Brewster) como la doctora que trata a Martin o a Leo Getz (Thomas Lennon) como un abogado chanchullero. Como en el original, tenemos acción y tenemos comedia, si bien la primera se desarrolla de forma correcta, en tanto que la segunda se basa en unos tópicos tan manidos como cargantes.
En la primera temporada, asistimos a la asignación de Riggs como compañero de Murtaugh y el desarrollo de la relación de amistad entre ambos. Si vamos a tener una serie de compañeros contra el crimen, es lógico que el vínculo se desarrolle rápidamente. Como trama conductora, se establece la averiguación del misterio del responsable último del asesinato de la esposa de Martin. Por su parte, en la segunda parece resolverse el enigma y, como en la versión cinematográfica, se deja la puerta abierta para que Riggs pase página y rehaga su vida. Sin embargo, para mantenerle en su rol de hombre con reacciones imprevisibles, hay que buscar otra causa del conflicto, por lo que el hilo conductor por su lado va a ser la conflictiva relación con su progenitor, un supremacista blanco que cumple condena en una prisión tejana.
Debo reconocer que, cuando terminó la primera temporada, esperé con ciertas ganas la llegada de la segunda. Una parte de mis suspicacias se había disipado y, además, el truco de dejar en suspenso la resolución de la trama hasta el primer episodio de la continuación era una táctica tan empleada como eficaz. Sin embargo, cuando abordé el visionado de los subsiguientes capítulos, fui perdiendo poco a poco el interés, al encontrarme con el hecho de que la serie iba avanzando a pasos agigantados hacia el lado de la comedia de acción, pero no precisamente para bien. Es verdad que, de un tiempo a esta parte, las cadenas televisivas se han ido poblando de productos más ligeros, con tramas episódicas y un escenario menos sombrío. Series como esta, la reseñada MacGyver o la nueva versión de Los hombres de Harrelson dan ejempo de esta tendencia. Sin embargo, el intento de combinar los dos ingredientes no ha resultado muy afortunado. Por un lado, se intenta mantener el tono dramático en la vida de Riggs -con algún pasaje especialmente oscuro- y por otro, se da a Murtaugh (y familia) el rol de presentar las situaciones pretendidamente graciosas. En el primer caso, hay algún punto interesante, aunque siempre quede la sensación de que se presentan unos argumentos que ya se han visto en otras series de corte más dramático -ese personaje que intenta rehacer su vida y que tropieza una y otra vez en el camino-; sin embargo, en el segundo las tramas y su resolución parecen salidas de una comedia de situación familiar tipo Cosas de casa o La hora de Bill Cosby. Así como la primera temporada se consumía rápidamente y sin mayores problemas, la terminación de la segunda se ha hecho bastante más pesada.
A día de hoy, la serie tiene garantizada una tercera entrega, pero con una curiosa novedad: Clayne Crawford no continuará con el rol de Martin Riggs, debido a una serie de problemas durante la grabación de la segunda temporada. Ya está anunciada la identidad de su sucesor, lo que lleva a la pregunta de la forma en que se hilvanará argumentalmente el cambio. No es la primera vez que un papel protagónico y hasta el propio nombre de una serie son modificados en base a desencuentros similares o causas de fuerza mayor. A Valerie la sustituyó La familia Hogan pero ¿puede existir un Arma Letal sin Martin Riggs? Quizá sea la oportunidad de que la serie acabe marcando alguna distancia con su fuente de inspiración pero, sin embargo, también cabe la posibilidad de que el nuevo compañero de Murtaugh acabe siendo un Martin con otro nombre. Dentro de poco, la respuesta a todas estas cuestiones.
Avance de la serie (Fuente: FOX)
La verdad que hice el intento de ver esta serie, y no terminé el primer capítulo. Más allá de las inevitables comparaciones, a mí me pareció que la caracterización de los personajes es, en general, muy forzada, sobreactuada, lo que resulta en un producto poco interesante y nada gracioso, cuando debe serlo. También debo decir que le volví a dar otra oportunidad en la segunda temporada, y…no gracias.