#ZNSeries – Caballero Luna. Episodio 3 – Un tipo afable

El amor es como la luna, cuando no crece, decrece, por Jordi T. Pardo

El segundo episodio de Caballero Luna supuso un bajón en la serie y un uso excesivo de los recursos y vicios más habituales de las producciones de Marvel Studios. Pero fue también la confirmación de la concepción más mística y superheroica de esta versión del personaje, en detrimento de la faceta urbana que ha caracterizado sus historias en los cómics durante décadas. Por otro lado, esto deja entrever que Marvel Studios tiene grandes planes para este personaje en un futuro y que quieren tenerlo a pleno rendimiento para competir en igualdad de condiciones con otros de sus pesos pesados. Este Caballero Luna está ideado para que pueda enfrentarse a Kang, el Doctor Muerte o lo que esté por venir en el organigrama de Marvel Studios. En ese sentido, la adaptación y caracterización del Caballero Luna es mucho más libre que la que hemos podido ver de otros personajes a pesar de tener algunas de sus características distintivas.

Teniendo eso en cuenta ya de partida, al continuar el visionado de esta miniserie y afrontar el episodio de esta semana nos encontramos que la cosa vuelve a remontar. El episodio de esta semana recupera algunas de las buenas vibraciones de su debut, con más dosis de acción que permiten al Caballero Luna lucirse y un trasfondo ligeramente más oscuro. Este episodio sirve también para seguir explorando la mitología que la sustenta y que nos presenta en este caso a los avatares de los distintos dioses egipcios. Aquí quizás Marvel Studios ha perdido la oportunidad de sorprendernos con algún fichaje y/ relevación destacada o, por lo menos, mostrarnos a unos avatares con algo más de carisma para que no pareciese un episodio descartado de alguna serie de Stargate. Pero ninguno de ellos hace sombra a nuestro Marc Spector y su shinigami acompañante Konshu.

Este episodio ambientado en Egipto nos remite a Indiana Jones, la saga de La Momia Stephen Sommers y la mencionada Stargate, pero sin llegar a rozar en ningún momento la iconicidad de estas historias. La trama tiene mucho más que ver con el guion de algunas de las producciones de catástrofes de Roland Emmerich y producciones de encefalograma plano como La búsqueda de Jon Turteltaub. ¿Imagináis la locura que hubiese sido tener a Nicolas Cage ofreciéndonos a su Caballero Luna? Pero elucubraciones a un lado, por lo menos la propuesta es lo suficientemente entretenida y llena de ritmo para no hacerse aburrida. Esperemos que en su parte final la historia tome impulso y nos deje sus mejores momentos; al fin y al cabo, todavía no se nos ha narrado el origen de este Caballero Luna y parece que será uno de los puntos culminantes del viaje.

Pese a sus defectos, a sus cambios, y, sobre todo, a cierto hastío por la fórmula, con lo que llevamos de serie ya podemos afirmar que estamos quizás ante la tercera mejor miniserie de las que nos han propuesto hasta la fecha Marvel Studios y Disney Plus después de WandaVisión y Ojo de Halcón. Además, como ya sabemos todos, lo importante será conocer el engranaje en el que se asentará el Caballero Luna en el futuro de la franquicia. Eso sin olvidar la película del Doctor Extraño que tenemos en el horizonte y que podremos ver justo después del último episodio de Caballero Luna. En parte, esto hace sentir que estas series están siendo una manera de quitar lastre a las producciones cinematográficas, plantar semillas, cultivarlas y dejarlas crecer para que el fruto luego se recoga en las salas de cine. Y como estrategia podría ser inteligente, pero puede que a la larga haga que este universo implosione antes de lo debido y se pierda el favor de los aficionados. Porque ya lo dice el refrán, el amor es como la luna, cuando no crece, decrece. Y eso hay que cuidarlo.

Dioses de Egipto, por Juan Luis Daza

Con The Friendly Type la serie protagonizada por Moon Knight abraza su perfil más aventurero mientras la trama central se desarrolla a un ritmo endiablado con un acertado compendio de nuevas andanzas por parte de Marc Spector/Steven Grant. Algo que se está mencionando estos días en redes y revelándose como toda una certeza es lo bien ejecutada que está la factura técnica de la serie. La labor de los directores, en esta ocasión es Mohamed Diab el responsable de dicho apartado, luce espectacular en pantalla, como también pudimos ver previamente en algunos de los pasajes más celebrados de Falcon & The Winter Soldier,Loki y sobre todo Hawkeye. Esto queda patente en la primera secuencia en El Cairo y en toda la reyerta en la propiedad del Anton Mogart del malogrado Gaspard Ulliel, el actor francés fallecido en enero a los 37 años durante un accidente de esquí y a cuya memoria va dedicado el episodio.

Pero no solo de acción vive este tercer episodio de Moon Knight, posiblemente su highlight más reseñable sea el juicio de Marc Spector frente los avatares del panteón de dioses egipcios que conformann la Enéada con la presencia del mismo Arthur Harrow que se encuentra en Egipto con sus acólitos para despertar a Ammit. También ahonda esta entrega en los problemas mentales del protagonista aunque ahora se han cambiado las tornas y es Marc Spector quien lleva las riendas y Steven Grant la personalidad reprimida. El devenir de acontecimientos con respecto al personaje principal apuntan a la presencia de una tercera personalidad cuya identidad todavía no ha sido confirmada, pero si hacemos caso a los cómics casi con toda seguridad se tratará la de Jake Lockley, aunque con un perfil diferente al impreso en las viñetas.

Un episodio que pisa a fondo el acelrador cuando la miniserie está llegando a su ecuador. Óscar Isaac vuelve a darlo todo interpretativamente, incluso pasándose de frenada en algunos momentos; Ethan Hawke sigue ejerciendo de robaescenas nato, May Calamawy sigue proporcionándonos cada vez más información sobre su rol y su relación con Marc mientras no dejan de sucederse situaciones que no dan respiro al espectador con Jeremy Slater y sus colaboradores haciendo muy competentemente su labor delante y detrás de las cámaras. Varios de los miembros de la prensa especializada que puderion ver los cuatro primeros episodios de la miniserie antes de su estreno en Disney Plus hablan del cuarto como el mejor y el que marca un punto de inflexión en el proyecto. La semana que viene seremos testigos de si esto es cierto o no, pero por ahora esta contrapartida en imagen real de Moon Kinght es más que satisfactoria sin adentrarse tampoco en los terrenos de la brillantez.

Caballero Luna en Busca de la Tumba Perdida, por Samuel Secades

Llegamos al ecuador de la serie protagonizada por Oscar Isaac y ya vemos claramente en las redes sociales que hay una división clara en los aficionados a la hora de valorar esta última propuesta de Marvel Studios, al nivel de las valoraciones que nos encontrábamos según avanzaban las temporadas de Loki o Falcon y el Soldado de Invierno (he estado en los tres frentes en posiciones opuestas, sé de lo que hablo), y básicamente el conflicto se puede reducir a lo siguiente: los que abrazan la propuesta, aunque se aleje de las diferentes encarnaciones del personaje en los cómics, y se lanzan al disfrute desenfadado de las múltiples personalidades, la aventura ligera y el divertidísimo histrionismo de Oscar Isaac, y los que ven a la serie como poco menos que un insulto al personaje y no pasan por alto las torpezas narrativas o los VFX descuidados.

Y es verdad que esta Caballero Luna ha tomado caminos arriesgados en estos dos últimos episodios, apostando muy fuerte (y casi con los ojos cerrados) al carisma de un Oscar Isaac que vuelve a pelear con uñas y dientes por ser el auténtico MVP de la serie (un puesto que, aunque me siga conquistando Ethan Hawke y su malo maloso, ya tiene ganado desde el piloto); esta vez lo hace metiéndose sobre todo en la piel de un Marc Spector mucho más estándar como típico protagonista que el patoso Steve Grant, pero que el buen hacer de Isaac lo convierten en una figura mucho más interesante de lo que a priori parecía (qué bien planteadas esa mentira a cara de perro a Layla en el coche mientras se cambia de ropa o la agridulce conversación en el barco); esos pequeños detalles (como la intrascendente pero hábil escena de prólogo con el pasaporte falso al estilo Atrápame si Puedes) elevan un episodio que, afortunadamente, abraza la diversión y el entretenimiento directo, algo que se agradece mucho más que la sobreexposición de la trama o los injustificables rellenos de propuestas anteriores que disfruté mucho menos que esta Caballero Luna; aquí vamos al grano desde el primer minuto, con Spector repartiendo estopa, Khonshu cabreando doblemente a las demás deidades e incluso Steven para aparecer brevemente y comprobar que la diplomacia de su personaje es inútil en una serie de aventuras. Qué gustazo también que Caballero Luna se atreva a adentrarse en la mitología de los dioses egipcios y sus avatares sin miedo al ridículo (esa incomodísima posesión del personaje de Oscar Isaac es de aplaudir por su atrevimiento formal, qué narices), o en el uso de pistas tan absurdas como los papiros milenarios y sus dobleces o la posición cambiante de las estrellas, que nos reconcilia con ese cine desenfadado de aventuras al que Stephen Sommers rindió pleitesía en su La Momia de 1999 (y no invocamos aún a George Lucas y Steven Spielberg por el miedo a las represalias por la tentativa de comparación más allá del título de esta reseña).

Volviendo a la trinchera que mencionaba en el primer párrafo, personalmente sigo en el lado de los defensores a ultranza de esta Moon Knight que se atreve a todo y a la que he cogido un cariño especial por el mero hecho de atreverse. Y sí, puede que se aleje de los cómics, o que el protagonista, como la Lancha Fantástica encontraba canales, acequias o fiordos, siempre encuentre un espejo, la hoja de un cuchillo o un reflejo en un charco para hacer avanzar la trama; pero qué queréis que os diga, no sé cuántas series en la actualidad nos ofrecen peleas en azoteas, lanceros a caballo, viajes astronómicos en el tiempo, concilios de divinidades egipcias y misteriosas personalidades asesinas en apenas cincuenta minutos. Odio tener que sacar en una crítica el comodín de la calidad-precio, pero esta Caballero Luna me está alegrando la noche de los miércoles con sus egipcias tribulaciones. Si este era un capítulo flojo, se ve que me estoy haciendo mayor.