#ZNSeries – El Pacificador. Episodio 7 – Stop Dragon My Heart Around

Sonrisas y lágrimas, por Jordi T. Pardo

El antepenúltimo episodio de El Pacificador se podría resumir en una palabra: consecuencias. La historia deja ligeramente el humor a un lado -difícil teniendo en cuenta la retorcida psique con la que ha dotado James Gunn a sus personajes- para abrazar su vertiente más dramática. En este episodio conocemos por fin en detalle ese traumático suceso que definió a El Pacificador: la muerte de su hermano a sus propias manos en una pelea organizada por su padre. Es una génesis distinta y menos idealizada de la que conocemos de muchos superhéroes de renombre, pero al mismo tiempo con un componente trágico en común con estas. La diferencia la establece en este caso la clase, haciendo Gunn que empaticemos con un superhéroe redneck criado y adoctrinado por un supremacista blanco en el odio y el miedo. Pese al humor que embadurna toda la serie, El Pacificador es un producto con corazón, oscuro y retorcido, pero corazón al fin y al cabo.

El enfrentamiento entre padre e hijo en sus respectivos roles como Dragón Blanco y El Pacificador es el aliciente principal de este episodio. No resulta en una batalla épica y se echa de menos algo más de desarrollo en ese cara a cara final entre los personajes de John Cena y Robert Patrick. Después de haber plantado la semilla durante tantos episodios no hubiese estado de más, aunque al menos la resolución es satisfactoria y coherente con lo visto anteriormente. Esta es una serie de extremos y no se lo piensa dos veces al asumir riesgos, la decisión de El Pacificador de ajusticiar a su padre es una muestra de ello. También tenemos otra despedida en este episodio, la de Murn después de enfrentarse a Goff y sus mariposas secuaces. Un peaje a pagar por la historia y que se intuía de lo contado en episodios previos. Esto nos deja listos para un episodio final que apunta a pirotecnia, sangre y acción por los cuatro costados y en el que volveremos a ver a Gunn detrás de las cámaras.

Esto último, aunque siempre es positivo, no resulta tan destacado si tenemos en cuenta lo que ha sido el desarrollo de la serie hasta este punto. Es decir, como ya hemos apuntado en episodios anteriores, El Pacificador ha sabido mantener en todo momento su tono, la caracterización de sus personajes y un rumbo. Esto es así porque Gunn ha estado asociado como guionista en todos los episodios y eso es lo que les ha dado cohesión al grueso de la producción, estuviese él detrás de las cámaras o no. Esto no ocurre en muchas series actuales, incluidas muchas ligadas al género superheroico, lo que se acaba trasladando al resultado final y, en última instancia, al espectador. Así que, a falta del episodio final, la primera incursión de James Gunn en el formato serial se puede calificar como un éxito, con una propuesta que esperamos ayude a reivindicar esa maravilla que fue su propio trabajo en El Escuadrón Suicida que tan mala -e injusta- recepción tuvo en la taquilla.

En cualquier caso, más vale esperar a rematar la faena porque en una serie la conclusión es incluso más importante que en una película. Eso sin saber si la serie contará con alguna temporada más. En El Escuadrón Suicida Gunn lo hizo muy bien porque supo llevar su sentido de la acción y el humor hasta un punto en el que acababa derivando en toda una sátira política con un mensaje más arriesgado y contundente de lo que solemos encontrar en este tipo de producciones. En El Pacificador el director y guionista de Guardianes de la Galaxia ha tratado todo tipo de cuestiones de calado social y político, muchos circunscritos al ecosistema estadounidense, y es de esperar que su conclusión acabe por rematar alguno de estos aspectos. De hecho, que tanto en El Escuadrón Suicida como en El Pacificador, la amenaza última sea extraterrestre y ligada al control mental no deja de ser llamativo. ¿Será casual o parte del plan? Lo sabremos la próxima semana.

Nunca es mal momento para el rock, por Juan Luis Daza

Como ya vaticinaba un servidor el pasado Murn After Reading daría paso a la traca final de Peacemaker que comienza con el séptimo y penúltimo episodio Stop Dragon My Heart Around. Porque James Gunn al guion y Brad Anderson (Session 9, El Maquinista) a la dirección iban a poner toda la carne en el asador de cara a la season finale y esta semana nos hemos encontrado con la primera parte de la misma centrándose en uno de los villanos de la temporada. Porque como era inevitable nuestro protagonista y su equipo de colaboradores tarde o temprano iban a verse las caras con Auggie Smith, ya con el traje de White Dragon enfundado, y su grupo de supremacistas blancos de mierda. La batalla consiguiente da como resultado la salida del personaje de Robert Patrick de la producción y la puesta apunto para el enfrentamiento con las mariposas.

Este séptimo capítulo vuelve a hacer uso de la mezcolanza de tonalidades propia de lo que hasta ahora habíamos visto de la serie creada por James Gunn. Por un lado el humor negro que no se corta un pelo en cuanto a explicitud y cafradas y por otro un trasfondo emocional que se extiende por todos los personajes, pero que hace especial hincapié en el magnífico Christopher Smith de un John Cena contrándose muy cómodo con un personaje brutalmente incómodo al que él ha sabido darle corazón. A eso sumamos una puesta en escena que luce mejor que nunca en las secuencias de acción y aunque Brad Anderson es un director con bastante talento que en más de una ocasión ha mostrado cierta personalidad detrás de las cámaras aquí se amolda al look visual impreso por el autor de PG Porn y el resultado es impecable.

Penúltimo episodio y la maquinaria sigue funcionando a pleno rendimiento. Vamos a por la conclusión y Peacemaker se reafirma en cada episodio como una ficción brillante que no solo mantiene la esencia de lo planteado por James Gunn en The Suicide Squad, sino que en un inesperado efecto retroactivo enriquece aquella visión que se nos ofreció del grupo de DC Comics en general y de El Pacificador en particular. La semana que viene It’s Cow or Never, esta vez le ha tocado al Rey del Rock, pondrá final a esta esperemos que primera tanda de episodios centrados en el personaje creado por Joe Gill y Pat Boyette en 1966 dentro de la editorial Charlton Comics. Al igual que afirmé la pasada semana una gran catástrofe tendría que acontecer en esta última entrega para que Peacemaker no se despida siendo una de las mejores producciones audiovisuales superheróicas del presente año.

Ordeñando la vaca, por Sergio Fernández

Tengo una vaca lechera. No es una vaca cualquiera… ¡Y tanto que no! El único proveedor de alimento para las hostiles mariposas alienígenas ha resultado ser una colosal criatura, la mar de grotesca, que contrasta con el diminuto tamaño de los pequeños invasores. Sin lugar a dudas, ha sido la aparición estelar en el capítulo de esta semana, pero ha habido otros grandes momentos confirmando que, El Pacificador, es la serie con la que más estamos disfrutando en el recién nacido 2022.

Pero no nos adelantemos. Si el episodio anterior finalizó con un John Cena sorprendiendo a propios y extraños tocando al piano Home, Sweet Home, en el arranque de Stop Dragon My Heart Around hemos descubierto el origen de ese gancho emocional. El último momento feliz en la vida de Chris tuvo lugar escuchando dicha canción junto a su hermano Keith. Justo antes de que su inefable padre (nunca nos dio tanto asco Robert Patrick) les pusiese a pelear, cual Amores perros, para lucrarse mediante apuestas ante la atenta mirada de un buen puñado de paletos cabrones. Por fin conseguimos la pieza que nos faltaba para ver el puzle al completo. El trauma que nuestro protagonista ha arrastrado durante cuatro décadas es consecuencia de una lamentable educación, un mal golpe y una compleja enfermedad. Una combinación letal que ha funcionado a modo de trampa para un Peacemaker que no ha sabido librarse de ella.

Brad Anderson, cineasta de reconocido prestigio gracias a trabajos como Session 9 o El maquinista, debuta en la serie detrás de las cámaras en el episodio más corto de lo que llevamos de temporada. Esto no es óbice para poder disfrutar a lo largo de sus 37 minutos puesto que todo lo bueno de la serie se comprime para ofrecernos un extraordinario cocktail sensorial. En la antesala de la Grand Finale ha tenido lugar el esperadísimo enfrentamiento entre Chris y Auggie. Espectáculo en estado puro de la mano del Dragón Blanco, gran villano supremacista de la función, quien emulando a Iron Man ataca con su cornamenta embistiendo como un Miura.

Convertido en chivo expiatorio, roto por dentro, a Chris no le ha quedado otra que pacificar a su padre, mandándole al infierno de los fascistas. Maravillosa la respuesta de Adrian “no es momento para ejercicios faciales” mientras su amigo se derrumba. Vigilante ha “nasío pa matá” pero tiene las luces justas para pasar el día. Previamente, en plena persecución, El Pacificador ha optado por un mapache (¿pensaría en Rocket al escribirlo James Gunn?) para despistar a los racistas irredentos. Economos se encarga de acribillar a toda esta lacra, a la manera de Tony Montana, ganándose el respeto y dejándonos a todos con el culo torcido.

Comentaba la semana pasada que faltaba por ver la reacción de sus compañeros por la traición de Leota. Si bien, en un primer momento, Emilia le ha cantado las cuarenta, lo cierto es que su fuerte coraza se va deshaciendo en los últimos capítulos, demostrando que debajo se esconde una gran humanidad. Será la propia Harcourt quien deberá heredar el rol de líder de grupo una vez que el ejército de mariposas ha matado al huésped que ocupaba el cuerpo de Murn. Por su parte, Adebayo busca la redención, aunque, por el momento, no le ha servido para arreglar las cosas con Chris. Veremos como se toma las cosas Mamá Waller quien se aprovechó previamente de su hija en un momento de máxima necesidad.

No puedo terminar mi aportación sin mencionar a dos pequeños, pero grandes, personajes. Adicto a los Cheetos, Judomaster (interpretado por Nhut Le) reparte las mejores hostias de la serie y lo hace, prácticamente, sin mediar palabra. Todos los personajes importantes de El Pacificador se marcan un bailecito en la archiconocida intro de esta serie de HBO Max. ¿Todos? No, pese a aparecer al final de los títulos de inicio, Aguili no opositaba a entrar en la academia de Fama como el resto de sus colegas. Sin embargo, la mascota de Chris vuelve a ganarnos el corazón con una danza más propia de las Aves de Presa que lidera Harley Quinn. Por si esto fuera poco, el entrañable aguilucho volverá a abrazar a su dueño quien rompe el tierno momento tratando de sacarse un selfie. Un buen ejemplo de lo que Gunn está consiguiendo con ese Peacemaker. Emocionar, pero siempre al servicio de la comedia con un John Cena al que cada vez nos tomamos más en serio. Set The Night On Fire, de Pretty Boy Floyd pone el cierre a la penúltima parada de este genial viaje. Nunca es mal momento para ver El pacificador.