#ZNSeries – El Pacificador. Episodio 8 – It’s Cow or Never

¿El renacimiento del universo DC?, por Jordi T. Pardo

Los derroteros por los que discurren el último episodio de El Pacificador pueden ser a estas alturas algo predecibles, pero son los derroteros que esperábamos con ansias y James Gunn no nos ha decepcionado. Pero además, si algo hemos de agradecer a esta serie es haber conseguido que recuperamos la confianza y la esperanza en poder ver al universo compartido de DC Entertainment renacer de sus cenizas.

El pasado tráiler de la Superbowl que nos recordaba lo que este año está por venir ya era un paso adelante en ese sentido, pero la aparición -parcial, eso sí- de La Liga de la Justicia en la season finale de El Pacificador nos ha conquistado. No sería prudente entusiasmarse en exceso, pero la entrada en el juego del Aquaman de Jason Momoa y el Flash de Ezra Miller no puede por menos que hacernos esbozar una sonrisa de complicidad. Este año será decisivo para el proyecto de universo compartido cinemático de DC Comics y habrá que estar atentos a lo que salga de ahí.

No dejará de ser curioso que ese kilómetro cero de este renacimiento se sitúe en un serie como El Pacificador, con ese aire gamberro y desmitificador que lo impregna todo y que condena al ostracismo el «grim and gritty» de Zack Snyder. Lo sustituye por un universo de grises en el que ni siquiera los héroes están libres de pecado y en el que la fina línea entre villano y antihéroe está realmente difuminada.

Eso mismo lo volvemos a comprobar en la conclusión de la primera temporada de El Pacificador, con un clímax lleno de violencia, sangre y catarsis narrativas que deja suficientes flecos abiertos para justificar una segunda temporada. Un episodio que ofrece una vuelta de tuerca al habitual mensaje medioambiental y en contra del cambio climático de muchas producciones, ofreciéndonos una lectura más cruda y gris, más acorde con las contradicciones de nuestra condición humana. Al final, El Pacificador es más parecido a nosotros que cualquier otro héroe de reluciente semblante y altruistas ideales y eso puede dar mucho miedo.

La resolución no deja de ser ciertamente conservadora, más pensada para seguir explotando el filón en una siguiente temporada. No hay grandes pérdidas por el camino (e incluso las que ya hubo son reaprovechadas: como el personaje de Robert Patrick) y la historia queda en un punto del que será fácil tirar en un futuro para continuar haciendo mala sangre. Pero con este episodio hemos visto satisfecha nuestra afición por las cafradas, el humor negro y las situaciones más rocambolescas. No llega a la altura de lo visto en El Escuadrón Suicida del propio Gunn, pero se entienden las limitaciones de una serie de ocho episodios frente a una superproducción de dos horas y media largas.

En cualquier caso, el director de Guardianes de la Galaxia ha seguido un patrón similar en una y otra producción y el bagaje sociopolítico que ha añadido a lo largo de ambas propuestas con el género superheroico como principal escenario, ha sido de lo más refrescante. En esto ha superado incluso a Deadpool, unas películas con un tono y humor similar, pero cuyo ecosistema giraba principalmente en torno a la misma idiosincrasia de las películas del capas y mallas descartando cualquier tipo de conexión más cercana con el mundo real.

Esperemos que la serie de El Pacificador haya podido llegar a su público, como no lo logró El Escuadrón Suicida y que este sea el inicio de ese renacimiento que comentábamos al principio. Hay la necesidad de una alternativa a la oferta de Marvel Studios, una que de verdad sea sólida, coherente y, sobre todo, planificada. ¡Aunque sea partiendo de una mente tan perturbada como la de James Gunn!

Al fin y al cabo, lo que los aficionados buscamos es un rato de entretenimiento y diversión y El Pacificador ha cumplido con creces en ese sentido, superando todas las expectativas que poddríamos haber tenido por ella. Nos hemos encariñado con ese bastardo de Christopher Smith y compañía y no nos importa cuántos hombres, mujeres y niños nos lleven la contraria, vamos a defender este producto hasta las últimas consecuencias.

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Finalmente se han cumplido los vaticinios y Peacemaker se despide a lo grande con It’s Cow or Never, traducido genialmente como Esto se Avaca en España, el último episodio de la temporada centrada en el personaje de DC Comics encarnado en imagen real por al actor y luchador profesional John Cena. Si en la anterior entrega Christopher Smith eliminaba a Auggie Smith, su propio padre enfundado en el traje del villano y supremacista blanco White Dragon, ahora le tocaba al equipo formado por john Economos, Vigilante/Adrian Chase, Emilia Harcourt, Leota Adebayo y el mismo Peacemaker acabar con los planes de las mariposas, los extraterrestres venidos del espacio exterior que habían usurpado los cuerpos de todas las fuerzas de la ley local para custodiar «la vaca» que les proporcionaba alimento para mantenerse con vida en nuestro planeta.

Un último capítulo que sirve como muestra quintaesencial de todas las características de la serie de HBO Max producida por DC Entertainment y Warner Bros. Humor negro, violencia explícita, personajes descerebrados pero con buen fondo, rock de los años 80 y referencias al cine de invasiones alienígenas más pulp por obra y gracia de un James Gunn que recupera aquí su doble labor como guionista y director para poner punto y seguido a una serie que se ha ganado el corazón de gran parte del fandom y el público generalista. Detrás de la batalla campal en el granero, ese clímax final con la vaca que nos remite al de Starship Troopers, el comentadísimo cameo o un cierre para todos los personajes subyace un poso de amargura sobre todo en lo concerniente a un personaje principal que John Cena acometió con inusitada profesionalidad desde el primer episodio.

Sé que es algo que he mencionado todas las semanas que hemos ido comentado los episodios de la serie de HBO Max, pero no quiero perder la oportunidad de reafirmarme en que este es el camino que debe seguir el DC Extended Universe si quiere convertirse en un microcosmos en el que pueda caber una polifonía de voces a la hora de llevar la gran o pequeña pantallas las andanzas en viñetas de sus personajes célebres y no tan célebres. Ahora lo importante es que los productores no cometan la equivocación de dejar escapar a James Gunn como showrunner del proyecto, porque él y John Cena son el alma de Peacemaker y ninguno de ellos debería desvincularse de esa ya confirmada segunda temporada que esperaremos con muchas ganas. Un servidor ha disfrutado la serie de El Pacificador más que el 90% de las series de Disney Plus y Marvel Studios y ahora solo me queda esperar que la nueva tanda de episodios tarde poco en llegar y nos depare nuevas sorpresas.

Cuando el fracaso triunfa, por Gustavo Higuero

Y se acabó. Hemos llegado al final de la serie que nadie parecía querer. Esa que llegó entre la expectación de algunos y la indiferencia de otros, pero que tras seis semanas ha logrado hacerse con un hueco importante en las conversaciones sobre series de superhéroes.

El último capítulo viene a poner énfasis en todas las señas de identidad de la serie, pues toca cerrar la trama, pero también toca sentar las bases del futuro de la franquicia, definir los aspectos finales de los personajes y dejar en lo más alto un producto audiovisual con voz propia.

La serie se ha construido alrededor de un viaje de redención, superación, aceptación, que confluyen vertebrando a un equipo que nació de la miseria y que ha ido creciendo de forma paulatina. Se trata de un camino del héroe de manual, pero contado a la inversa. Aquí el protagonista se cree un héroe, asumiendo un rol para el que no está listo ni capacitado, pero que interpreta a la perfección como persona ignorante que es, mientras que sus compañeros se encuentran justamente en la posición opuesta y deben recorrer el camino asumiendo las consecuencias de todo ello. La puesta en escena responde a un ejercicio de exageración y guasa malsonante que se perfila con una forma muy definida, para acabar colisionando con un fondo más depurado y trabajado, donde la sutilidad es la marca de la casa. Todo el conjunto tiene alma, carisma y coherencia (dentro del escenario planteado), sin perder su esencia ni objetivo, para jugar con las emociones del espectador que se ve transportado a esta jaula de grillos, en las que las subtramas quedan a la vista para todo aquel que desee verlas.

Pacificador adapta el Universo DC partiendo de patrones muy definidos y claros. No hay mucho al azar. Como buena adaptación se libera del encorsetamiento de las viñetas y trasciende usando no solo la imagen como vehículo comunicador de emociones, sino también la música. Imagen y sonido se dan la mano para catapultar al espectador a sufrir momentos adrenalínicos y angustiosos al mismo tiempo, marca de la casa y uno de los grandes puntos fuertes de la serie.

En esa adaptación puede que haya una nota discordante, la figura de Vigilante, que se aleja diametralmente del Adrian Chase de los cómics. Sin embargo, introducirlo de otra forma hubiera resultado un total fracaso, pues se trata de un personaje solitario y amargado, que no hubiera tenido espacio en un grupo lleno de amargados solitarios. Gunn es probable que se haya leído los comics en los que Vigilante se ve las caras con el Pacificador, y a modo de homenaje, decidiera introducirlo para poner la nota discrepante en el equipo, con un psicópata libre de todo trauma infantil, que sirviera como caja de resonancia del resto.

Con todo esto en mente Gunn construye un producto audiovisual de factura técnica envidiable, que logra funcionar de forma orgánica, por muy imposible que pudiera parecer en sus primeros pasos. La esencia del cambio, de la evolución individual de los personajes y su transición de inadaptados a equipo de inadaptados, es creíble, máxime cuando el protagonista, que encarna todo lo despreciable que puede tener un ser humano, acaba redimido a los ojos de los espectadores. Si alguien como Smith puede cambiar, ¿no podemos hacerlo nosotros también?
Pacificador actúa como un espejo donde poder mirarse. Una serie de acción y comedia dura y salvaje, que no reniega de su condición de entretenimiento y explota a la perfección sus recursos más fuertes para no bajar en ningún momento el ritmo. Violencia, miseria, traición, mentiras, manipulación, derrota, sumisión, perdida, fracaso… un coctel masivo que acaba siendo superado con creces por la fortaleza de sus protagonistas y que invita a la esperanza en la humanidad.

Y, por último, es necesario hablar de la mejor campaña de publicidad que se podría orquestar alrededor de los futuros lanzamiento de Warner alrededor del Universo DC. La entrada final no es sino el cameo perfecto al que Gunn concede espacio para luego eliminarle todo protagonismo y seguir a lo suyo. Desmitificar al héroe de forma salvaje para centrar la atención en lo mundano y humano que encarna nuestra sociedad.

Gunn no ha inventado nada. Se hace la cama a si mismo, pero se la sabe hacer a la perfección. Lo hizo con Guardianes de la Galaxia, lo hizo en Escuadrón Suicida y lo hace en Pacificador, aplicando una fórmula que sabe que funciona, pero que con el tiempo ha logrado ir depurado con un de menos a más. Los excesos de Escuadrón Suicida se trasladan a Pacificador, pero más equilibrados, resultando menos gratuitos, gracias a ese halo de coherencia que no deja de perseguir en todo momento. Un ejercicio no exento de crítica a los más sólidos estamentos de la sociedad occidental, para demostrar cual débiles son en realidad si se sabe aplicar la presión adecuada en los puntos adecuados.

Solo toca sentarse y esperar la llegada de a segunda temporada

Mariposas en el estómago, por Sergio Fernández

Esto ya se acaba, esto ya se agota, El Pacificador se despide a ritmo de chirigota. A pesar del buen gusto que nos dejo El Escuadrón Suicida el pasado verano, lo cierto es que hace poco más de un mes, cuando todavía estábamos digiriendo los excesos navideños y la serie no había visto la luz, no sabíamos muy bien lo que nos íbamos a encontrar. El nombre de James Gunn es sinónimo de calidad, pero si algo nos ha demostrado esta industria es que nada ni nadie es infalible. Además, el periplo de la Distinguida Competencia en la pequeña pantalla no era para tirar cohetes. John Cena había llamado la atención en la citada película, pero fueron Idris Elba y Margot Robbie quienes centraron casi todas las miradas.

Semana a semana os hemos ido acompañando una vez visionado cada episodio y teniendo posterior momento para la reflexión. Tras ocho capítulos, nos apena dejar marchar a una serie que nos ha dado momentos memorables. Pero veamos la botella medio llena. No es un adiós, sino un hasta luego. El Pacificador tendrá una merecidísima segunda temporada y, viendo lo visto, no podemos estar más contentos por ello.

Para la traca final se ha optado por un título que cuenta con un finísimo juego de palabras que se pierde en su traducción al castellano. It’s cow or never dispone, nuevamente, del director de Guardianes de la Galaxia 2 detrás de las cámaras. Sin complejos, Gunn ha sabido reírse de todos y de todo, siendo el universo DC el principal objeto de sus burlas. En la Grand Finale le ha tocado el turno a Green Arrow y Aquaman como anteriormente toco subir al cadalso de la comedia a Batman y Superman. Un ejercicio sano e inteligente que ha sabido conectar con la entregadísima audiencia.

Tolón, tolón. La vaca que nunca ríe no llegó a teleportarse. Pese a tener un tamaño similar a Starro, el grotesco e inofensivo ser tan solo era el proveedor de alimento de los visitantes que vinieron del espacio exterior. En los aledaños de la granja, Chris y compañía acaban de perfilar el plan, lo que da lugar a un momento desternillante cuando Aguili suelta cierto paquete lejos del objetivo. Los diferentes cascos de Peacemaker se han antojado fundamentales en esta primera temporada, por lo que no era de extrañar que uno de ellos (el torpedo humano) resultase clave para acabar con el colosal sustentador de las mariposas.

Mientras van en busca del casco perdido, Chris acaba topándose con una visión de su padre. A pesar de haberlo matado, o precisamente por haberlo hecho, no parece que el bueno de Robert Patrick haya finalizado su vínculo con la exitosa serie de HBO Max. Auggie es el motivo por el que Chris ha matado toda su vida y la causa de su insomnio. Un trauma así no se cura de la noche de la mañana y el fantasma del pasado seguirá atormentándole pese a haberle hecho frente.

Una vez Economos consiguió dejar el casco lo más cerca posible de la zona 0, el tridente de infantería formado por El Pacificador, Harcourt y Vigilante se abre paso a ritmo del ya icónico Do yo wanna taste it de Wig Wam, que sonó por última vez para recordarnos una de las mejores intros de los últimos años. En todo conflicto armado hay bajas y tras caer Emilia, pronto comprobaremos que su situación no es muy halagüeña. Leota, que se había quedado en la retaguardia, emula a John Wick demostrando que, definitivamente, estaba lista para esta mierda salvando a su colega. Economos es la otra cara de la moneda, rompiéndose la pierna saltando una triste vaya. Una vez más, el humor está presente en todo momento.

Con la plana mayor de las mariposas fuera de combate, tan solo Goff se interpone entre El Pacificador y la destrucción de la vaca. Allí, cual Omni-Man, el líder extraterrestre revela a Chris que, en realidad, están tratando de ayudar a la humanidad para no cometer los mismos errores que ellos hicieron en su planeta de origen, dejándolo inhabitable. Gunn aprovecha para lanzar una crítica nada velada al calentamiento global y al capitalismo, siendo nuestra especie sujetos potencialmente activos en el envenenamiento del terreno. Pero, tras un descacharrante primer intento de Leota por controlar el casco, Chris activa el mismo consiguiendo un home run que acabe con el deseo alienígena que, por otra parte, nos avocaba a una dictadura global.

Una vez cumplida la misión, Gunn nos tenía una sorpresa preparada. Tanto mentar a la Liga de la Justicia, tuvo que servir para algo. Con Jason Momoa y Ezra Miller como embajadores, y las sombras de Wonder Woman y Superman como acompañantes, El Pacificador comparte titulares con las grandes estrellas deceitas. No serán estos los únicos cameos del tramo final. Una vez más, Amanda Waller, interpretada por Viola Davis, atiende estupefacta a la declaración pública de su hija ante los medios de comunicación, denunciando la oscura labor de su madre.

En definitiva, El Pacificador ha sido la forma de hacer tabula rasa en la pequeña pantalla por parte del tándem Warner–DC. Si HBO Max aspira a seguir compitiendo con Disney +, Netflix o Amazon Prime Video no solo le va a bastar con el nombre de sus licencias, sino que prevalecerá la calidad de sus productos. Si había alguna duda sobre si El Pacificador iba a ser una producción menor, ha quedado disipada. El mejor Gunn está de vuelta en esta serie gamberra que sabe sacar partido al máximo de cada uno de sus recursos. El humor negro y la acción se combinan a la perfección con un John Cena que destaca por encima del resto. Esperamos verlos pronto de nuevo.