Falcon y el Soldado de Invierno es la segunda miniserie de Disney Plus sustentada en el universo cinematográfico previo de Marvel Studios. En ella Anthony Mackie y Sebastian Stan recuperan respectivamente sus papeles de Sam Wilson, alias Falcon, y Bucky Burnes, también conocido como el Soldado de Invierno, vistos en las películas de la franquicia. La producción está desarrollada por Malcom Spellman y dirigida por Kari Skogland que tiene una larga experiencia en televisión trabajando en The Walking Dead, Vikings, House of Cards, Banshee y otras muchas cabeceras. En capítulo de esta semana tiene por título El hombre estrellado y en él veremos por primera vez en acción al nuevo Capitán América -y su compañero Estrella de Combate- mientras Sam y Bucky unen fuerzas contra un enemigo común. La serie se ambienta en la continuidad del universo cinematográfico de Marvel Studios después de los acontecimentos de Vengadores: Endgame. ¿Ya has visto el episodio de esta semana? ¡Pues pasa y comenta!
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 2 – El hombre estrellado
This is America, por Jordi T. Pardo
El segundo episodio de Falcon y el Soldado de Invierno nos confirma esa serie ligera y llena de acción en clave buddy movie que nos habían avanzado los tráilers de la producción. La propuesta se muestra correcta en la mayoría de aspectos, pero no parece acabar de despegar del todo. En este episodio los protagonistas ya han colisionado, aunque de una manera algo torticera habría que apuntar. El personaje de Bucky se suma a la aventura de manera algo random y llega a tiempo para participar en unas escenas de acción que aunque bien planteadas son escasamente imaginativas. Por ahora, en este aspecto, y pese a que se nota la inversión, la acción de Falcon y el Soldado Invierno no consigue llegar a las cotas de épica que los hermanos Russo nos mostraron en las películas del Capitán América. Ciertamente, todavía queda serie por delante y en una producción de este tipo es de esperar que los mejores efectos especiales se reserven para el final.
No obstante, por ahora los resultados son discretos y es una cuestión a remarcar. La dinámica entre Sam y Bucky está planteada para ser el centro de la historia, pero Anthony Mackie y Sebastian Stan no desprenden esa química que si vimos en WandaVisión entre Elizabeth Olsen y Paul Bettany. Tampoco la que los dos actores habían experimentado brevemente en sus encuentros en el universo cinematográficos de Marvel Studios. En la serie hay momentos introspectivos destinados a perfilar los personajes y otros más inclinados al humor, y se puede decir que hay un cierto equilibrio en ello. Ese es uno de los puntos positivos de la serie aunque lo que nos intentan contar con los personajes nos suena -en sus formas- a algo manido y solo se sostiene por la trama en torno al legado del Capitán América que es lo más sugerente de la propuesta.
En este episodio conocemos algo más de la forma de pensar de Sam y Bucky frente a la sombra que aún proyecta Steve Rogers. Esto también incluye al U.S. Agente interpretado por Wyatt Russell que se puede decir que en cierta manera le come la tostada a Anthony Mackie y Sebastian Stan en sus primeros minutos en pantalla. El momento más destacado de este episodio es el que tiene que ver con la presentación de Isaiah Bradley, el Capitán América afroamericano que vimos saltar a las viñetas en 2003 y que posteriormente se convertiría en el abuelo de Elijah Bradley, alias Patriota de los Jóvenes Vengadores. La presencia que trasmite el actor Carl Lumbly es increíble y su breve escena con Falcon y Bucky está llena de tensión, drama y fuerza. Esta tiene su continuidad en la posterior escena de Falcon y su conflicto con la policía local. No obstante, la serie da la sensación de evitar llamar a las cosas por su nombre, dejando todo en una velada crítica al racismo en Estados Unidos sin rematar.
Por otro lado, la mecha ya está en marcha y este episodio nos adentra más en el tono de thriller político que estábamos esperando de la producción. Esperemos que en ese sentido la serie sea capaz de arriesgar y proponernos una historia más adulta y con unos verdaderos grises. La aparición al final del episodio de Zemo apunta a que las cosas se volverán más intensas en la próxima entrega. Al fin y al cabo, esta miniserie solo estará compuesta de seis episodios y sus creadores no pueden enredarse demasiado con cuestiones accesorias. Si estos primeros episodios los tomamos como la presentación, nos queda un nudo y desenlace que todavía podría tener espacio para sorprendernos. En definitiva, a estas alturas de la serie Falcon y el Soldado de Invierno aprieta pero no ahoga y su mejor virtud -aunque de forma algo plana- es resultar un productor como mínimo entretenido.
The Star and Stripes Forever, por Juan Luis Daza
The Star-Spangled Man se titula el segundo episodio de The Falcon And The Winter Soldier y en gran parte se dedica a presentar y desarrollar la personalidad de John Walker aka U.S.Agent, que aquí ocupa el rol del nuevo Capitán América como se nos mostró en el cierre de la primera entrega de la serie. Los conocedores del personaje en los cómics sabemos de qué pie cojea y lo que probablemente acabará haciendo conforme vayan pasando los capítulos, por eso es interesante que en el arranque de este se incida en su psicología, para lo que pueda llegar a convertirse en un potencial villano y enemigo de los protagonistas no caiga en estereotipos manidos, dándole un tratamiento con cierta profundidad. Aunque el casco le queda bastante mal una vez vemos en acción a Wyatt Russell este se apodera del personaje y, aunque a años luz de distancia, es inevitable ver en sus facciones y gestos los ecos del gran Kurt Russell, junto a Goldie Hawn progenitor del actor de la potente Overlord (Julius Avery, 2018) .
Más allá de eso The Falcon and The Winter Soldier sigue la senda abierta por New World Order mamando argumental y técnicamente de las dos producciones de los hermanos Anthony y Joe Russo con el Capitán América de Chris Evans. En ese sentido se mantiene un adecuado equilibrio entre la acción propia del cine de espionaje ejecutado con tanta eficacia como impersonalidad y un drama con muy buenas intenciones, pero no siempre acertado debido a su tendencia al trazo grueso, los lugares comunes y la casi total ausencia de sutilidad. Por un lado el tratamiento de las situaciones de racismo vividas por Sam Wilson son reconocibles y muy cercanas a la realidad, pero están abordadas de manera demasiado obvia y simplista desde el guión. Por otro es el mismo trabajo de los escritores el que fuerza en ocasiones pasajes que bordean la incredulidad ya que Wilson y Barnes deberían darse cuenta de que preservar el legado de amistad y compromiso hacia Steve Rogers puede desembocar en una situación perjudicial para ese país por el que supuestamente darían sus vidas, algo que casi con toda seguridad será el catalizador de lo que pueda llegar a hacer John Walker en próximos episodios.
Por suerte no son pocos los aciertos de The Falcon And The Winter Soldier que la hacen merecedora de nuestra atención, aunque por ahora no sea un producto excelso dentro de su género. Ya hemos podido ver a los protagonistas compartir plano y desarrollar dinámicas en las que el equilibrio entre el drama y la comedia está muy bien medido. Malcolm Spellman y su equipo de guionistas también aciertan a la hora de de no acometer las acciones e intenciones de los «Flag Smashers» desde el maniqueísmo propio de este tipo de producciones estadounidenses, no exponiéndolos en pantalla como un grupo de terroristas descerebrados a los que derrotar y sí como un equipo con una causa que ellos consideran justa y de la que sabremos más dentro de poco. The Star-Spangled Man cierra con Barnes y Wilson preparados para ir a hablar con el Zemo de Daniel Brühl, que si bien fue un villano a la altura en Capitán América: Civil War (2016) poco tenía, para un servidor, de su contrapartida en viñetas. Esperemos que su intervención en la serie de Disney + y Marvel Studios me haga cambiar de opinión.
Una terapia muy morbosa, por Sergio Fernández
Puede que nos estemos acostumbrando a unos estándares tan notables de calidad, que cuando el resultado no se aproxima a la excelencia, no quedamos del todo conformes. El segundo episodio de
El prólogo ha servido para presentarnos un poco más en profundidad a John Walker, quien no solo carga con el nombre de un célebre whiskey, sino con el escudo del icónico Capitán América. El hábito no hace al monje. El símbolo de una nación manufacturado por el gobierno en una operación de marketing que nos retrotrae a The Boys, no deja de ser mero confeti. Walker palidece frente al recuerdo de Steve Rogers, cuya sombra es demasiada alargada. Si bien su pasado le avala, lo cierto es que su nueva posición demuestra que no es tan cándido como parece. No solo de carisma vive el hombre. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
La defensa y/o inteligencia estadounidense tiene por costumbre utilizar el conjunto del planeta como escenario de operaciones. Munich y Bratislava son las zonas de Europa Central que contrasta con el país de las barras y las estrellas. Sam y Bucky cruzan por fin sus caminos con sus antiguos compañeros en el recuerdo. Iron Man, Hulk o Doctor Extraño surgen en conversaciones marcadas con humor (tal vez excesivo) marca de la casa. Espionaje, acción y comedia (no necesariamente en ese orden) son los ingredientes de la segunda serie de Marvel Studios.
Bucky achaca a Sam que este abdicara en sus funciones como sucesor del Capi. Este pique es la excusa perfecta para que la pareja protagonista se comporte como perro y gato en todas sus escenas con cierto toque a tensión sexual no resuelta. Altos niveles de testosterona se mascan en el ambiente. Walker y Lemuel Hoskins (un trasunto de Sam a quien da vida Clé Bennett) se muestran como aliados pero pronto entenderemos que están destinados a ser rivales.
Respecto a la amenaza presentada en el primer episodio, el grupo Sin Banderas, se nos revela que sus miembros son supersoldados y, por lo tanto, cuentan con una fuerza extraordinaria. Su miembro más destacado es Karli Morgenthau, a quien interpreta Erin Kellyman en un rol similar al que tuvo en Solo, una historia de Star Wars. Como si de nuestra pandemia se tratase, el robo de unas vacunas centra la atención de Sam y Bucky. Aunque, en este caso, parece que los destinatarios no van a ser los políticos corruptos de turno. Este falso altruismo (probablemente generado por quienes estén manipulando a los radicales) surge tras la vuelta de los desaparecidos. El subtexto de la xenofobia está presente en todo momento. Las políticas aplicadas para reestablecer el sistema no son del gusto de todo el mundo.
Racismo y brutalidad policial son plasmados de forma poco sutil. El mensaje esta ahí, pero se aborda de manera tímida: tirando la piedra y escondiendo la mano. Baltimore es una ciudad de sobra conocida para los amantes de la pequeña pantalla. The Wire nos presentó un lugar no apto para todos los públicos. Si la semana pasada traía a colación la serie televisiva Alias, en esta un viejo conocido de la misma hace acto de presencia. Carl Lumbly (AKA Marcus Dixon) se come la pantalla desvelando un secreto que guardaba bajo la manga. Ser supersoldado y negro a la vez es algo que no encaja en la mercadotecnia del país del Tío Sam.
Tras una terapia de pareja en la que aseguran tener algo gordo entre manos, mientras fijan sus miradas rozándose la entrepierna, Sam y Bucky deciden mover ficha para conocer el origen de los poderes de sus nuevos enemigos. Zemo espera en una celda. Daniel Brühl aguarda. Esperemos que, con su llegada, la serie suba un punto de nivel.
Dioses y patrias, por Igor Álvarez Muñiz
Sé que es pronto y solo llevamos dos episodios, pero Halcón y Soldado de Invierno (así la llamo en mi cabeza) es mi serie favorita de Marvel en televisión (lo siento Wandavision y Daredevil, aunque para ser realistas Luke Cage ya os adelantaba). Pero ¿qué es lo que hace que me guste tanto?, ¿por qué acabo tan satisfecho al finalizar el capítulo?, creo que por los detalles, porque no hay escena que no tenga algo especial y porque, tanto los personajes como el mundo, están cuidados al milímetro y no se desaprovecha ni lo más mínimo en irse por las ramas con cosas no relevantes para la historia, la de ellos y la del nuevo MCU.
Sin duda lo que más atrevido me parece es la presentación de este nuevo mundo. Al igual que sucede en Marvel Comics, podían haber obviado las consecuencias de la desaparición de las personas durante cinco años. El famoso chasquido de Thanos ha tenido muchas repercusiones y los seguidores de la casa de las ideas estamos ya acostumbrados a que a la vuelta de unos años, incluso meses en algunas ocasiones, ese gran peligro y esa gran batalla que cambiará todo se acabe por obviar, como si los personajes se hubieran ido a comprar el pan, sin embargo esta serie se molesta en contarnos desde grandes cosas, como la creación de esos Sin Banderas que proclaman el famoso lema “un mundo, una nación” (ya veremos desde que lado del espectro político), hasta las más pequeñitas, como la escena del banco del anterior capítulo o la pobreza mostrada en el actual. Si hay una serie capaz de enseñarnos la diversidad política de este nuevo mundo esa debería ser una ligada al Capitán América, porque la suya es la colección de cómics longeva de Marvel más ligada a la política.
Evidentemente esto no es ni House of Cards ni El Ala Oeste de la Casa Blanca, esto es una serie de Sam y Bucky donde los temas se van a soslayar, pero la tangencialidad de la praxis política en la sociedad post-chasquido, desde le punto de vista del individuo cercano a los círculos principales, es constante y esto es algo que se agradece. Lo poco que dura la irrupción de la policía en la discusión de ambos y lo mucho que dice, el trato a Isaiah o el ascenso de Walker son ejemplos de lo que se puede hacer con una serie de acción, no solo por la cantidad sino también por la diversidad, abarcando un arco de posturas mucho más variadas que el simple “a favor o en contra” en el que tendemos a ver, como sociedad, la discusión sobre el orden y las normas del estado. Y eso que la visión estadounidense es la predominante de manera absoluta, por ahora, hay que ver qué hacen con Zemo en el siguiente.
En cuanto a los personajes he de decir que estoy prendado de Sam y Bucky, y de las interpretaciones de los personajes que hacen ambos actores por supuesto. El primer capítulo me sorprendió por la sobriedad, este por la tristeza. Es verdad que hay humor (algo de esa supuesta “fórmula Marvel” que, como ajeno al mundo del cine, tengo la tarea de preguntar a mis amigos y compañeros de esta página qué leches significa eso) pero me da la impresión de que es un humor rodeado de un halo de tristeza por dos personas que están en duelo. Y aquí es donde está la falta de química entre los personajes, pero es que (igual me meto en un lío, atención) esos dos personajes no deben tener química. Eso lo deberían conseguir en la séptima temporada, cuando se conozcan y vivan años de aventuras forzosas juntos, pero es que Sam y Bucky son dos personas muy diferentes con dos cosas en común, un ideal de bondad que les lleva a luchar por los demás y Steve. Incluso el ideal parte de manera distinta, en Bucky está inspirado en sus inicios por Rogers mientras que en Sam lo estuvo para seguir haciéndolo. La figura del antiguo Capitán América es su guía moral y por ello se obligan a estar juntos.
La escena en la que descubren el camión, que llevará a la parte de acción del capítulo, es un ejemplo en el que Bucky por él mismo hubiera atacado desde el principio pero se frena porque Sam se lo dice, ¿por Sam?, no, por Steve. La escena con la psicóloga lo certifica, Bucky está ahí por Steve, se siente en la obligación de conseguir que Sam acepte su legado, porque si Steve lo eligió a él es porque debía ser él. No es que sea amigo de Sam, no es que crea en él ni es sus capacidades, es porque tiene una fe ciega, casi religiosa, hacia Steve y sus decisiones. Sam ni siquiera le cae bien, pero está convencido de que lo tiene que hacer como si fuese Abraham sacrificando a su hijo.
¿Y Sam?, a Sam le importa un pimiento lo que piense Bucky, pero no Steve. Rogers era una figura importante en la redención del Soldado de Invierno, recoger un poco este testigo es lo único que le hace mantener a Bucky cerca. El momento con la psicóloga quizás sea lo más importante de la trama principal hasta ahora precisamente por ser el momento en que empatizan por primera vez y lo que, espero fervientemente, llevará a Sam a portar el escudo, cuando Halcón dice que no es el adecuado y Bucky se da cuenta que si Steve le hubiera dado el escudo a él hubiera hecho lo mismo que Sam.
Por no enrollarme más, y dejar algo para futuras participaciones, diré que me parece todo un acierto que la serie recorra los caminos de Mark Gruendwald y que la interpretación de Wyatt Russell como John Walker me ha convencido solo con la introducción de este capítulo. Veremos por donde va el tema.
Solo una cosa más, lo de los Jóvenes Vengadores… ¿será serie o película?. Ya solo falta uno por anunciar.
¡Es la hora de la encuesta!
Si alguien que no sea Steve Roger tiene que tomar el escudo me gustaría que fuese....
- Yo preferiría ver a Bucky con el escudo (34%, 76 Votes)
- No hay mucha discusión, Sam Wilson es el heredero claro en este universo... (30%, 66 Votes)
- Preferiría que recuperasen a Steve Rogers (14%, 30 Votes)
- John Walker. El U.S. Agente me está molando. (8%, 18 Votes)
- ¡Elijah Bradley, El Patriota! ¡Esos Jóvenes Vengadores! (5%, 12 Votes)
- ¿No está por ahí Sharon Carter...? (4%, 9 Votes)
- Ninguno, no me interesa el personaje (3%, 6 Votes)
- Estaría interesante ver a Isaiah Bradley en ese rol (2%, 5 Votes)
Total Voters: 222
En capítulos anteriores…
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 1 – Nuevo Orden Mundial
Jordi T. Pardo - 6.5
Juan Luis Daza - 7.5
Sergio Fernández - 6.7
Igor Álvarez Muñiz - 9
7.4
Resultón
Por ahora The Falcon And The Winter Soldier aprueba con buena nota gracias a los votos de nuestros redactores, que ven en la serie un proyecto prometedor y bien resuelto, pero nos encontramos algo alejados del entusiasmo del primer episodio y a años luz del mostrado por WandaVision.
Me ha gustado mucho más este segundo episodio. Walker está muy bien, con más carisma que los dos protagonistas. La pecosa… puede ser Pecado, la hija de Cráneo?
Pensé lo mismo, curiosamente.
Aunque me da que con esta facción vamos a ver una vuelta de tuerca argumental y acabarán siendo menos malos de lo que parecen, no sé por qué.
Lo que está claro es que seguramente sea un personaje más importante de lo que parece, y nos lo revelen algo más adelante.
Por edad no cuadra, si acaso sería su nieta.
Sí, está claro que el UCM debe ir adaptándose porque las edades no cuadran, así que habrá que ir improvisando. Igual que con Magneto y los nazis, las cosas tendrán que ir cambiando.
Algo mejor, pero me sigue pareciendo que tarda en coger velocidad. Es una serie de seis capítulos, Ha ido mejorando lo de las dinámicas, ya da la sensación de que van plantando alguna semillita más de cara al futuro, como con el personaje de Danny Ramírez.
A la expectativa, todavía.
Me esta gustando pero creo que hubiera quedado mejor como película. El formato serie no creo que le siente muy bien, con WandaVision al final de cada capitulo teníamos mil teorías, aquí es como: ok.
Creo que es de estas series que se disfrutarán más viendo los 6 capítulos del tirón que uno por semana.
Cosas buenas:
Sí, está faltando ese punto de participación de los espectadores con las teorías… Wandavision se planteó desde otra óptica y obtuvo un hype increíble, que se vio acrecentado con la aparición de Evan Peters. Era un misterio a desentrañar con varias opciones posibles. Aquí van a otra cosa, pero el segundo capítulo ha mejorado bastante al primero.
Me sumo a la crítica de Igor. Sorpresa y alegría por haber escogido la etapa de Mark Gruendwald.
Estando Bucky recién resucitado y Sam como sucesor designado lo normal hubiera sido avanzar con argumentos de Brubaker o Spencer, donde se trata en algunos momentos el concepto de legado.
Pero en mi opinión aquellos cómics reguleramente envejecidos (en dibujo) donde aparece el Superpatriota, el Estado solicita la sumisión del símbolo a la autoridad… aquellos tebeos sí supieron enfocar y delimitar para siempre lo que significaba ser Capitán América, y son seguro influencia espiritual de los acercamientos siguientes al manto y la responsabilidad de portar el escudo.
La mezcolanza de ese mensaje, tan válido en los 80s como ahora, con los personajes herederos de etapas posteriores es un acierto.
Temas secundarios de aquella época, como el Agente Poder, ya me resultan menos estimulantes, aunque en su momento tuvieron relación directa con Walker y su obtención de superfuerza, quizá la cosa vaya por ahí.
Yo tb creo que los Sin Banderas son un McGuffin, hay una conspiración detrás que va más allá de las proclamas anarquistas de este grupo, estoy convencido.
La serie en sí misma me parece artísticamente inferior a Wandavision. Y también más pobremente interpretada. Pero la parte técnica es brillante y la interacción con el UCM es mayor, así como las referencias a las viñetas, así que está resultando totalmente satisfactoria. Si siento que es «peor» es porque con Wanda me alegraba que fuera de cadencia semanal precisamente para que durara más la sensación de intriga, y con F&WS haría un maratón para terminarla con gusto.
Lei en algun lado, que si no hubiese sido por el covid esta estaba planeada como la primera serie del UCM antes que Wandavision. No se si s verdad pero hubiese dado la impresion de ir de menos a mas.
Que me esta gustando, pero es una serie mas convencional es normal no estar planteandose teorias como en la otra.
No me molesta que sean episodicas, soy mas de la vieja usanza, que si que si te ponen los episodios de golpe no tienes porque verlos de golpe, pero asi me planto los viernes por la noche episodio nuevo y deberes hechos.