#ZNSeries – Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 5 – La verdad

Continuamos con nuestro seguimiento a la serie de Disney Plus protagonizada por Anthony Mackie y Sebastian Stan y centrada en el legado del Capitán América.... ¡estamos a un episodio para el final!

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Género: Ciencia Ficción, Comedia, Acción, Aventuras
Creador Malcolm Spellman y Kari Skogland.
Reparto: Anthony Mackie, Sebastian Stan, Emily Vancamp, Daniel Brühl, Desmond Chiam, John Gettier, Miki Ishikawa, Erin Kellyman, Adepero Oduye, Wyatt Russell, Shane Berengue, Neal Kodinsky, Eric Anthony, David Bowles.
Producción: Marvel Studios / Walt Disney Television.
Canal: Disney Plus

Aviso de spoilers: Este es un mensaje de «¡ojito cuidao!» porque el artículo que sigue a continuación podría destriparte el episodio de esta semana de Falcon y el Soldado de Invierno. Si estás interesado en esta serie no sigas adelante, date la vuelta y vuelve cuando te hayas puesto al día. ¡No dejes que te adelante por la izquierda! ¡Ahí queda dicho!

Falcon y el Soldado de Invierno es la segunda miniserie de Disney Plus sustentada en el universo cinematográfico previo de Marvel Studios. En ella Anthony Mackie y Sebastian Stan recuperan respectivamente sus papeles de Sam Wilson, alias Falcon, y Bucky Burnes, también conocido como el Soldado de Invierno, vistos en las películas de la franquicia. La producción está desarrollada por Malcom Spellman y dirigida por Kari Skogland que tiene una larga experiencia en televisión trabajando en The Walking Dead, Vikings, House of Cards, Banshee y otras muchas cabeceras. En capítulo de esta semana tiene por título La verdad en el que John Walker debe lidiar con las consecuencias de sus acciones pasadas y Sam y Bucky intentan encauzar su vida de la mejor manera posible. La serie se ambienta en la continuidad del universo cinematográfico de Marvel Studios después de los acontecimentos de Vengadores: Endgame. ¿Ya has visto el episodio de esta semana! ¡Pues no te cortes y comenta!

Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 5 – La verdad

Make Sam Wilson Great Again, por Jordi T. Pardo

Puede que el episodio de esta semana de Falcon y el Soldado de Invierno sea el más completo de todos los que hemos visto de la miniserie. Es un episodio que huele a transición y sigue arrastrando algunos defectos que si quedan a estas alturas en un segundo plano -para ser sinceros- es porque lo que narra tiene una importancia en la trama y unas consecuencias de cara al futuro. ¿Pero hasta qué punto eso se basa en nuestro bagaje como lectores y nuestras expectativas sobre lo que debe suceder? En cualquier caso, es una lástima que la producción no haya mantenido este tono medio a la largo de su andadura porque ciertas situaciones que hemos visto esta misma semana aún tendrían más fuerza y sentido en el conjunto. Todo el metraje de este episodio se centra en el concepto del legado del escudo y resulta interesante ver el contraste y los caminos opuestos por los que transitan al respecto John Walker y Sam Wilson. Es donde está enfocada nuestra atención con la historia.

El final de la semana pasada nos había dejado una imagen muy potente y este comienza con algo de acción para alegrar el cuerpo previa a la reordenación de piezas de cara al desenlace del último episodio. El resto del episodio tiene un tono más reflexivo que entronca con lo que habíamos visto en el primero de la serie y en algún otro momento puntual. No todo lo que nos habría gustado. Así que se agradece que por fin la serie se vuelva a centrar en los personajes antes de su acometida final, en ahondar algo más en Sam y Bucky que se habían quedado algo desdibujados con el paso de los episodios. Aunque vuelve a ser la trama de Isaiah Bradley lo mejor de la producción, con un Carl Lumbly que nos vuelve a llenar la pantalla. No obstante, el discurso de la serie no está muy bien llevado, por un lado es sobreexplicativo y simplista, mientras que por otro no pincha ni corta y hace que su personaje principal se haga preguntas que parecen obvias para todo el mundo menos para él.

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La serie ha tomado empuje en los dos últimos episodios, ha ganado algo en intensidad y drama. Hasta ahora hemos tenido una serie entretenida, fácil de digerir pero a la que no se ha sabido dar el correspondiente tono de thriller político esperado. En en el final del anterior episodio y en gran parte de este ha habido atisbos de lo que la serie podría haber dado de sí. Es de esperar que la conclusión ponga toda la carne en el asador y que esto desvirtúe las sensaciones contrapuestas que nos ha dejado la producción a lo largo de su recorrido. Como muchas de esas películas anteriores de Marvel Studios que pondríamos en la lista baja de nuestro ranking, pero cuyo final hilaba con el resto de universo cinematográfico de la franquicia. Habrá que hacer examen de conciencia para ver si con el tiempo -como nos ha pasado con los cómics- también nos hemos vuelto unos completistas con la vertiente audiovisual de Marvel Studios.

Puede parecer esta una crítica en exceso negativa, pero simplemente porque las virtudes de la serie -algunas ya comentadas- se dan por hecho y son las ausencias y las torpezas en su guion y desarrollo las que personalmente me desagradan. Pero en ese punto, me cuesta saber si, al igual que pudo pasar con algunos derroteros de WandaVisión, mi juicio está nublado por mis comentadas expectativas por lo que espero que sea esta producción y no por lo que resulta ser. Me parece que hasta el episodio de la próxima semana no podré salir de dudas en este caso, así que por intentar ser positivos me quedo con el hecho de que el esta semana he visto muchos apuntes para la enmienda y un desarrollo que aunque lejos de ser perfecto resulta más equilibrado y con más espacio para construir a sus personajes.

Don’t wanna be an American idiot, por Juan Luis Daza

Lamentablemente después de The Whole World Is Watching con Truth se vuelven a confirmar las mayores carencias de un producto como The Falcon And The Winter Solider. El quinto episodio arranca justo donde acabó el anterior, manteniendo la tensión acumulada por los actos homicidas de John Walker y con una espectacular pelea en la que este se enfrenta a los dos protagonistas de la serie. Esa secuencia, magníficamente rodada por una Kari Skogland siempre a la altura que no hubiera desentonado en las películas de los hermanos Anthony y Joe Russo con el Capitán América, pareciera ser el arranque de dos últimos episodios con los que el show experimentara una escalada de fuerza narrativa que supusiera la antesala de un clímax los suficientemente potente para que los espectadores que no estaban del todo convencidos con lo visto hasta ahora, entre los que me incluyo, recuperaran el interés perdido para encarrilar un cierre que nos hiciera olvidar los numerosos fallos del proyecto impulsado por Malcolm Spellman y la ya citada directora de origen canadiense.

Desgraciadamente todo es un espejismo. Después del prometedor arranque y secuencias interesantes como la de la presentación de Madame Hydra (grande Julia Louis-Dreyfus) o la conversación con Isaiah Bradley el episodio vira hacia un tono ligero e insustancial que muestra, una vez más, las muchas carencias estructurales, conceptuales y narrativas de The Falcon And The Winter Soldier. El coutis interruptus que supone empezar por todo lo alto un capítulo que pareciera volver a los terrenos de las mejores películas protagonizadas por el alter ego de Steve Rogers para acabar desembocando en un melodrama paupérrimo con reminiscencias de ¡Qué Bello es Vivir! ((It’s a Wonderful Life, Frank Capra, 1946) en el que Bucky y Sam conversan de todo lo que está sucediendo con los Flags Smashers y Karli Morgenthau mientras arreglan el barco como si comentaran el partido de fútbol del fin de semana no tiene pies ni cabeza. ¿Por qué son tan abruptas y poco creíbles las transiciones espaciales y temporales en esta serie? ¿Por qué Sarah no pidió ayuda a los vecinos años antes de que lo hiciera su hermano si tenían una deuda con su familia? ¿Por qué los guionistas caen en los tópicos de la forzada relación romántica con hermano celoso? ¿Por qué esta trama innecesaria de colegueo cuando a estas alturas la miniserie debería estar funcionando a todo trapo para darnos un final espectacular?

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Y podríamos seguir con las preguntas a decisiones sin sentido. ¿Por qué Sam Wilson es tan estúpido como para no darse cuenta de que el racismo rodea a la gente como él, también en la actualidad, si lleva viéndolo desde el primer episodio? ¿Por qué los guionistas son tan manipuladores y vagos como para utilizar el recurso de que los padres de Lemar Hoskins repitan una y otra vez que se sienten felices debido a que John mató al asesino de su hijo sólo para subrayar de mala manera el sentimiento de culpa de este? ¿Por qué volvemos al trazo grueso a la hora de retratar a una Karli Morgenthau que ahora, de repente, se considera una criminal que manipula armamento a la luz del día y disfruta sometiendo la mente de personas inocentes como una villana de opereta? ¿¿Por qué si le estaban dando tanta importancia a Zemo hacen que se vaya casi sin ninguna repercusión y por la puerta de atrás?? ¿¿Dónde está Sharon Carter???. Si en cuanto al apartado técnico no tengo queja y en lo referido al artístico hay luces y sombras a nivel de escritura esta serie es un caos casi insalvable.

Lo que podía haber sido el arranque de una recta final capaz de reconciliar The Falcon And The Winter Soldier con les espectadores dudosos o desencantados queda en un episodio que aprueba raspado sólo por la primera mitad de sus 61 minutos de metraje. La segunda es la enésima confirmación de que Malcolm Spellman, Derek Kolstad y el resto de guionistas no saben mantener el equilibrio entre los distintos tonos que quieten insuflar a un proyecto que al mostrar un mínimo síntoma de solidez compactando su desarrollo seguidamente sale por la tangente con una cantidad de inverosimilutudes y tópicos manidos hasta la extenuación capaces de crispar a la audiencia más calmada. Después del que la semana pasada había sido el mejor episodio de la miniserie nos encontramos el peor y de esta manera es imposible que Disney + y Marvel Studios puedan ofrecer a sus fans y suscriptores una ficción cohesionada, ya que va dando palos de ciego hacia un final que, visto lo visto, será una lotería en la que casi con toda seguridad nos va a tocar un boleto no premiado.

Haz lo que debas, por Samuel Secades

El penúltimo episodio de una temporada suele ser vital en el devenir de una serie, casi un examen final antes del auténtico examen final: es ahí donde las tramas suelen converger, donde se pisa el acelerador al máximo antes de la conclusión, el que normalmente se reserva el mayor cliffhanger y, en definitiva, donde la propuesta planteada es puesta sobre la mesa ya sin ambages, casi libre ya de subtramas o requiebros. Por eso es, para bien o para mal, el que enseñará también las costuras del argumento como le ha pasado a este quinto y penúltimo episodio de Falcon y el Soldado de Invierno, que nos trae el que es quizás el mejor episodio de la temporada junto a su arranque pero también el perfecto ejemplo de todo lo que la serie ha tenido de irregular. Y es que la trama no deja de darnos una de cal y otra de arena, con un fantástico arranque acompañando a John Walker en su callejón sin salida, enfrentando a Bucky, Sam y al mismísimo sistema de las barras y estrellas que le dio el escudo y le pidió que estuviese a la altura de un objetivo a sabiendas inalcanzable. Aquí toca aplaudir de nuevo a un Wyatt Russell que vaya si ha estado a la altura del papel y que se sigue merendando, interpretativamente hablando, a los dos protagonistas, que desgraciadamente tienen mucho menos con lo que trabajar: sirva como ejemplo la escena en la que Walker visita a los padres de su fallecido compañero, donde Russell utiliza la contención y las miradas para navegar entre la hipocresía y las mentiras que se cuenta y se cree, una tridimensionalidad que salta por la borda si la comparamos con la escena más adelante entre Sam y Bucky (la primera que tienen en la que no hablan sobre nimiedades ni se lanzan puyas, creo recordar, desde su encuentro con la psicóloga de Bucky demasiados capítulos atrás), donde se limitan a verbalizar el arco de sus respectivos personajes, escudo y diario en sus respectivas manos por si se nos escapa algo. El “enseña y cuenta” clásico de los colegios yankis adaptado con dos personajes a los que el torpe guion llega a obligarles a preguntarse cuál es su relación con puntos casi sonrojantes (“teníamos un amigo en común”) que me hacen pensar en lo que hubiera ganado la serie si se hubiera planteado abiertamente como el bromance que ambos actores mantienen en las impagables entrevistas que conceden a raíz de la serie y no como la interminable pelea de gallos que nos han vendido hasta el momento.

El problema de Sam con su personaje da para párrafo aparte. Si en el caso de Bucky tenemos la frustración de no haber desarrollado en absoluto más allá del primer episodio la trama de su redención como Soldado de Invierno, dejando en el aire ese consejo de Sam de tener esas conversaciones con los nombres de su lista (¡no me lo cuentes, enséñamelo!), en el de Sam el gran bache viene de retratar a su personaje como ajeno a casi todas las implicaciones de lo que le rodea; recordemos que estamos hablando de un soldado que trata con veteranos de guerra, de orígenes humildes cuyos padres se entregaron a la comunidad para ser arrollados económicamente por un sistema que le da la espalda a pesar de haber sido todo un Vengador, y que tomó la decisión de renunciar a llevar el manto del Capitán América en un sensacional giro de trama del que parecen haberse olvidado a la hora de desarrollar a un personaje que, aún teniendo todo ese bagaje, necesita buscar respuestas en las palabras de Isaiah Bradley para minutos después reconocer que ya tiene su propia respuesta; y ojo, me ha gustado la contención de Anthony Mackie abordando el tema de qué hacer con ese escudo y el arco de su conversión en el nuevo Capitán América no puede ser más atractivo, pero a la vez no ha podido estar planteado de manera más sosa y sin garra alguna teniendo como telón de fondo los Estados Unidos de 2021 y del Black Lives Matter. ¿Recordáis la tremenda frase de Isaiah diciendo que ningún negro con orgullo querría llevar ese escudo? No era el comprensible cinismo de una vida infernal, como más tarde excusaba Sam para solventar el tema de un plumazo, sino el auténtico grito que debería ser la trama de un Capitán América negro en los Estados Unidos actuales, algo que de nuevo se sugiere pero no se muestra. Pero como siempre en el mainstream estadounidense, la amenaza viene de fuera (esta vez de uno de esos países que nunca nos da puntos en Eurovisión, creo, la verdad es que esa parte de la trama me sigue provocando más indiferencia y hastío que otra cosa), y supongo que con tantos frentes que detener en el último episodio no habrá tiempo para comentar, aunque sea de pasada, que la sangre en el escudo de Walker era mucho más que metafórica. Como el barco de la familia de Sam, esa figura retórica de la conversión del Halcón en Capitán América abrazando su propia historia y su propio legado, a la que volvemos cuatro episodios después para darnos cuenta amargamente de que los guionistas tenían un fantástico río por el que navegar esa embarcación, pero han preferido subirla por una montaña de lugares comunes a lo Fitzcarraldo.

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De verdad que me gustaría que me gustase mucho más esta Falcon y el Soldado de Invierno. En los comentarios del post de la semana pasada, un observador lector de la web se preguntaba por qué algunos criticábamos la serie, a veces con dureza, para luego ponerle una nota numérica equivalente en ocasiones a un aprobado o incluso un notable; a pesar de mis reticencias a las notas, las estrellitas y demás (todas pobres soluciones, aunque muchas veces necesarias, para concluir administrativamente una reseña), tengo que reconocer que a pesar de todo lo dicho no suspendo a esta Falcon y el Soldado de Invierno, que también hace algunas cosas bien a pesar de su falta de personalidad y su batiburrillo de tonos, algo que está presente en este penúltimo episodio que ha sido muy entretenido, con un potente empaque visual marca de la casa y que ha esbozado buenas ideas, aunque no comparta en absoluto su planteamiento o su ejecución. Pero esencialmente, esta Falcon y el Soldado de Invierno sigue siendo una serie aceptable y con suficientes elementos atractivos para no considerarla un completo desastre, y este último episodio ha sido sin duda superior a sus predecesores y notable en muchas cosas a pesar de sus altibajos, como se podría decir que ha sido la serie en su conjunto hasta el momento. Es, respondiendo a ese lector, un alumno con un tremendo potencial que no debería considerar de ningún modo un abrobado como un éxito. Una serie disfrutable, sí, pero también una oportunidad perdida de haber sido mucho más.

A golpes en la pequeña Riga, por Sergio Fernández

El hijo de Kurt Russell repartiendo estopa a diestro y siniestro en el corazón de Letonia. No es mal comienzo para el penúltimo episodio de esta serie que, una vez más, nos deja sensaciones encontradas. Arrancamos con John Walker en el mismo punto donde le dejamos el episodio anterior: como un animal herido y más dopado que Lance Armstrong en sus buenos tiempos. La ira le consume por la muerte de Lemuel y tras haber asesinado con el icono de América, su siguiente afrenta consiste en enfrentarse a dos Vengadores. Eso sí, la inyección ha permitido que ahora tenga una pelea algo más justa con el otrora Soldado de Inverno. Ceteris paribus.

Walker ha demostrado por activa y por pasiva que ni el hábito hace al monje, ni el escudo al superhéroe. Sam y Bucky se combinan como Los Sacamantecas para noquear al sucesor de Steve Rogers con una llave digna de pressing catch. Pero… tras este opening cargado de acción, se da por finalizada la hora de las tortas. Sold Out. Falcon y el Soldado de Invierno no se está prodigando en exceso con este apartado y lo cierto es que la intriga deja bastante que desear. Las peleas a cuentagotas, no se nos vayan a lesionar. ¿Ha estado mal el resto del episodio? En absoluto, pero da la sensación de que siguen estirando el chicle porque la trama no da más de sí. Han tenido que pasar cinco capítulos para que Sam acepte su destino y recoja su legado. Entre medias, que sí, que no, que nunca te decides. El arreglo del barco de Chanquete en esta última ración ha tenido más metraje que la parte de espionaje que presuponíamos, pero nunca llegó.

Karli se marca un ghosting de manual y, a pesar de ser una de las personas más buscadas del mundo, deja el Báltico para llegar a Nueva York con una facilidad pasmosa. Da la sensación de que el ejército silencioso de Sin Banderas es equivalente a la cantidad de mercenarios que nos encontramos en las pelis de John Wick. Cosas de la Gran Manzana. Ya en el país del Tío Sam, John Walker es repudiado por su administración. Ni podrá servir a su país, ni seguirá siendo el Capitán América. La marioneta se rebela. Este JASP (joven aunque sobradamente preparado) no está conforme con el trato recibido y alentado por una Condesa de nombre interminable, decidirá hacer la guerra por su cuenta. Peón hipervitaminado cambia el suero de la verdad por el suero de la venganza.

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¿Qué hay de Zemo, viejo? El villano más bailongo del MCU ha sido apresado con suma facilidad, aunque, a modo de despedida, ha vuelto a plantar una última semillita de discordia en el cerebro de Bucky. Mientras la Dora miraje se lo lleva a La Balsa, Barnes rumia la idea recibida. ¿Solo hay una manera de acabar con Karli? Wakanda forever.

“Si no estás amargado, es que estás ciego”. La frase del episodio se la suelta Isaiah Bradley (genial Carl Lumbly nuevamente) en una conversación que vuelve a poner sobre la mesa el tema del racismo. El gobierno experimentó con varios individuos convirtiéndoles en armas mientras intentaban replicar una nueva esperanza blanca. Black Lives Matter. La represión sufrida por las personas de su misma raza durante varios siglos dificulta que un negro pueda convertirse en el emblema de las barras y las estrellas en la actualidad. Las élites, carentes de moralidad, se limitan a mover los hilos en pos de sus propios intereses. Sin embargo, Sam consigue labrarse su propio camino entendiendo que para conseguir progresar, debe dar ese paso. Las desigualdades y las injusticias están ahí, pero a él se le presenta una oportunidad magnífica para simbolizar el cambio. Donde dijo digo, ahora dice Diego García Rouco.

Anthony Mackie demuestra estar en una forma envidiable preparándose a lo Rocky Balboa para la batalla final. Recordemos que el bueno de Sam no tiene superpoderes, por lo que sin esfuerzo difícilmente habrá victoria. Él y Bucky han conseguido superar, por fin, el vacío dejado por Steve mientras se pasan el escudo a modo de frisbee. Han tardado en entender cuál es su lugar en este nuevo mundo con millones de refugiados que estuvieron cinco años desaparecidos. Definitivamente, la segunda serie televisiva del MCU no ha dado el salto adelante que se esperaba. Si bien es entretenida y permite profundizar en dos personajes que hasta el momento no habían sido protagonistas, lo cierto es que nos encontramos con un guion poco elaborado que condena a los capítulos a cierto desequilibrio. No obstante, en la víspera del cierre de temporada, espero tener una traca final que compense el regusto agridulce que no consigo quitarme de la boca. Dios bendiga a América.

El signo de los tiempos, por Igor Álvarez Muñiz

Después de un capítulo cuarto impresionante tenía muchas ganas de volver al mundo que nos están planteando, al nuevo MCU que se presenta en esta serie, y a las vidas de Sam, Bucky y John, después de que este último tiñese de sangre el mitificado escudo del Capitán América. Y no solo no me ha decepcionado sino que me parece un capítulo excepcional en muchos sentidos.

El simbolismo que nos había dejado la última imagen era muy potente y esta quinta parte consigue el mismo efecto ya desde el primer momento, con una pelea en la que el protagonismo se lo lleva precisamente un objeto, el escudo. Ver cómo luchan por él, cómo va cambiando de manos y los ideales que representan esas manos, con las imágenes enfocadas en el objeto de deseo, da mucho que pensar sobre el poder establecido, sobre aferrarse a cosas del pasado y sobre avanzar hacia lugares nuevos… el trabajo de semiosis es impresionante y consiguen ir más allá de unos simples puñetazos. Creo que es una idea encomiable que esta sea la única escena de acción de todo el capítulo, porque es casi una hora de diálogos y de reflexión en el que los personajes tratan de encontrar su lugar en el mundo. Y lo consiguen, lo cual será precisamente lo que nos llevará al enfrentamiento final.

Otra cosa que me gusta es que nos siga dando esa visión de conjunto. La serie ha hecho gala de hablar de problemas sociales sin miedo, un pedazo de realidad trasladada a este mundo de fantasía mediante conceptos que se entienden de manera muy sencilla para quienes vean las noticias de nuestro planeta. Y lo hace sin miedo. Sí que su primer enemigo son los radicalismos, da igual que el ideal del que partas sea bueno o malo, en el momento en el que usas esa violencia desmedida, asesinando, por una forma de pensar ya estas en el lugar equivocado. Es una lección sencilla, pero que parece que la gente en ocasiones olvida. De hecho, saltando al final, se describe muy bien la contraposición de Karli frente a los políticos a los que va a atacar, que en realidad están trabajando en el problema surgido con los “refugiados”, mostrando a la vez dos posturas antagónicas entre ellos. Es un capítulo muy político y muy social, en el que la fuerza absoluta recae sobre los diálogos, cosa que costará aceptar a esa parte del público que lo que quiere es sorpresas y peleas, que le interesa más saber qué pasará cuando se anuncia un cameo, si saldrá o no dicho personaje de Marvel o el hype que pueda dejar un último cliffhanger de turno. En la época de Trumps, Johnsons o Ayusos la gran revelación parece estar por encima de la empatía con lo que nos rodea, el signo es lo inmediato, lo rápido y a otra cosa, nada que ver con este capítulo.

Y eso que la serie da pequeños palos por todos los lados, desde usar ese “Un mundo un pueblo” como lema de los villanos hasta mostrar cómo trata a sus soldados el gobierno. La entrada de John a su juicio es otra de las escenas con mucho simbolismo que nos da este capítulo y que a los estadounidenses les puede traer muchos malos recuerdos. Además esto hace que la historia de John Walker esté muy bien presentada, no es un villano al uso ni un simple “trastornado”, lo que le da un fondo al personaje que lo hace tan singular como es en los cómics.

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Evidentemente si me quedo con un personaje aquí es con Sam, sin desmerecer para nada a Bucky. Ambos evolucionan e incluso me atrevería a decir que encuentran su química en esa evolución. Es más, de hecho la explican, y esto es algo que me fascina, se abren, hablan, se sinceran de una manera que les hace comulgar el uno con el otro y surge, por fin, esa amistad que se llevaba gestando gracias a una serie de escenas en las que vemos como se van acercando poco a poco. Al final Sam tenía razón, en cuanto se dialoga se puede llegar a algo, pero Bucky también la tenía y es que Sam es el mejor para portar el escudo. Consiguen superarse a sí mismos a base de superar juntos la muerte de su amigo. Sé que mucha gente se esperaba una buddy movie de tintes cómicos y plagada de acción, pero se encontró una serie social en la que los protagonistas piensan más que pelean y en la que el simbolismo está en las imágenes.

Bucky llega al punto final de su evolución en la escena con Zemo, pero Sam lo hace con un impresionante Isaiah que focaliza parte del capítulo en los problemas raciales que arrastra ese país desde hace siglos. El dilema al que se enfrenta Sam y cómo se va separando de los otros personajes es una maravilla. He gozado cada segundo de Anthony Mackie en pantalla, sin desmerecer para nada a Sebastian Stan, que refleja perfectamente ese cambio en Bucky, con un creíble cambio de registro en la recta final y su manera de acercarse a Sam, con ese momento de sinceridad en el que se consigue la química que no tenían, ni debían tener, al principio de la serie. Gracias en gran parte a dejar la testosterona de lado, aunque la recuperan en un último diálogo, uno de los pocos momentos graciosos de la serie, que viene a suplir la incapacidad de los estadounidenses para mostrar a dos hombres abrazándose.

A falta de un capítulo creo que hay dos cosas que no se enseñan y que me gustaría haber visto. La primera es un capítulo entero dedicado a la vida de Isaiah, lo que le resume a Sam en este mismo creo que hubiera quedado mejor como un capítulo completo con él como protagonista. La segunda es lo mismo pero con Karli, el gran defecto con este personaje es que no nos detallan bien cómo monta su organización, se ve que están muy bien financiados y tienen mucha gente, dado el tema que reivindican es lógico, pero no hubiera estado de más profundizar un poco más en sus ideas y cómo estas se radicalizan.

Aunque esta serie no se basa en la intriga, en generar expectación y dar teorías, sí que nos deja algunas perlas que ya veremos si se tratan en el último o si se dejan para un futuro. Que Zemo vaya a la balsa puede ser el primer paso para una especie de Thunderbolts al estilo de la última época, aunque me gusta más la primera no me importaría ver algo así. Nuestra querida Sharon Carter tiene algo entre manos, cada vez parece tener más consistencia que ella sea el Agente Poder, pero la inclusión de Valentina Allegra de la Fontainees parece que la madeja estará más enrollada. ¿Volverá SHIELD?, ¿serán ellos SWORD?, lo que sí que parece es que todo apunta a esa futura Invasión Secreta, donde a la postre se podría presentar al último de los Jóvenes Vengadores. Bueno, ya veremos, de momento todo esto da para que algunos hagan muchos vídeos de YouTube. Yo por mi parte no voy a negar que se me hace el culo pepsicola por ver el traje que está dentro del maletín.

En capítulos anteriores…

Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 1 – Nuevo Orden Mundial
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 2 – El hombre estrellado
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 3 – Tráfico de influencias
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 4 – El mundo nos observa

Género: Ciencia Ficción, Comedia, Acción, Aventuras Creador Malcolm Spellman y Kari Skogland. Reparto: Anthony Mackie, Sebastian Stan, Emily Vancamp, Daniel Brühl, Desmond Chiam, John Gettier, Miki Ishikawa, Erin Kellyman, Adepero Oduye, Wyatt Russell, Shane Berengue, Neal Kodinsky, Eric Anthony, David Bowles. Producción: Marvel Studios / Walt Disney Television. Canal: Disney…
Jordi T. Pardo - 7.5
Juan Luis Daza - 5
Samuel Secades - 7
Sergio Fernández - 6.5
Igor Álvarez - 9.5

7.1

A pesar de la disparidad de opiniones de nuestros redactores, que van desde el entusiasmo mayúsculo a la decepción más notable, el quinto episodio de The Falcon And The Winter Solider consigue una muy buena nota de cara a su esperado clímax final que podremos ver la semana que viene.

Vosotros puntuáis: 2.14 ( 200 votos)
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Jorge Alberto
Jorge Alberto
Lector
17 abril, 2021 20:23

El capítulo se podría resumir en la siguiente idea. Media hora de gente arreglando un barco.

Si, que el barco es una metáfora de… bla, bla, bla…

Media hora de como se arregla un maldito barco pesquero.

kursal
kursal
Lector
17 abril, 2021 22:17

Los primeros minutos del capítulo antes de los títulos de créditos son muy buenos. Después, sorprende a quién eligen para hacer de Alegra de Fontaine (es mi actriz cómica favorita, pero no pega ni con cola, ni tiene presencia física para el papel, ella misma hace un chiste con los tacones), crean un final absurdo para la trama de Zemo, se ponen a arreglar el barco (zzzz), aparece Batroc y Sharon -que a estas alturas ya no sé lo que hace, ni cuál es su función- habla con alguien a quien ha sacado de una prisión argelina (se supone que es Batroc???).
En fin, todo lo de Walker bien. El resto, aburrido.

kursal
kursal
Lector
En respuesta a  kursal
17 abril, 2021 22:19

Ah, y apuesto a que al final es Bucky quien se queda con el escudo para ser el Capitán América IV, tras Steve, Walker y Sam.

Last edited 3 años atrás by kursal
Jack Knight
Jack Knight
Lector
En respuesta a  kursal
17 abril, 2021 22:45

Imposible, en el mundo actual es demasiado jugosa la posibilidad de que Disney pueda poner un Capitán América negro como para pasar de largo la oportunidad.

Argumentalmente también creo que es lo que más sentido tiene.

_kam1kaze_
Lector
17 abril, 2021 22:22

Capítulo de relleno

Mister Baker
Mister Baker
Lector
18 abril, 2021 9:40

Gracias Samuel por mencionar mi comentario sobre la dificultad de poner una nota numérica acorde a la reseña, entiendo que es un asunto complejo especialmente en esta serie.
Posiblemente para un crítico lo ideal sea analizar un producto excelente, con alabanzas mil, o nefasto (rajada mode on y a echarse al menos unas buenas risas). Esta serie en cuestión parece quedarse entre dos aguas y, si no fuera por la pasión comiquera (o quizás por completismo y cierto síndrome de Estocolmo) quizás generaría simplemente indiferencia (no sé si al público generalista le importará lo bastante esta historia para anteponerla a muchas otras).
En todo caso, a nivel comiquero esto son problemas del primer mundo, de hecho incluso hoy en día nos están mimando demasiado con tanta oferta pijamera por cine, tv, mar y aire. Hasta tenemos el lujo de decir mira, hay tanto que ver que esta me la salto (algo impensable si en nuestra infancia nos llegan a decir la que nos vendría encima).

Eddie Brock
Eddie Brock
Lector
En respuesta a  Mister Baker
18 abril, 2021 11:13

Eso quería comentar hace tiempo. ¿Os acordáis de héroes? Era la única forma de ver algo de súpers en la tele. Todo copias de los originales claro pero era lo que había. Y la gente especulaba lo guay que sería si en lugar de los héroes de hacendado pudieran usar a los de verdad.

Mister Baker
Mister Baker
Lector
En respuesta a  Eddie Brock
18 abril, 2021 17:31

Cierto Brock. Recuerdo el final de la 1a temporada de Heroes con su particular «Días del futuro pasado» y a uno se le hacía la boca agua pensando en posibles adaptaciones del material original.