#ZNSeries – Invasión Secreta. Episodio 2 – Promesas

Yo no soy racista… pero , por Jordi T. Pardo

Puede que todavía sea pronto para valorar algunos aspectos de esta Invasión Secreta pero visto el segundo episodio de la miniserie no parece que sus creadores hayan acertado con el punto de vista que hubiese hecho más atractiva esta producción. La propuesta original en los cómics era llamativa porque estaba planteada para desconfiar absolutamente de cualquiera. Pero la producción de Disney Plus no logra esto último porque apuesta más por dos bandos -y algún otro- enfrentados y conocemos bien desde un principio cuáles son las piezas que se sitúan en el tablero. Esto hace que la serie sea mucho más predecible y solo pueda jugar al despiste de manera puntual. La idea es hacer de los skrulls una metáfora migrante dentro de un marco político que ya se había tanteado en Falcon y el Soldado de Invierno. Y aunque es un tema potente y que nos presenta algunos grises incluso polémicos, todo resulta – a priori- demasiado obvio.

Este segundo episodio destaca por las interpretaciones en general del reparto y, especialmente, las actuaciones de dos veteranos como Samuel L. Jackson y Olivia Colman. El primero tiene por fin el espacio con el que nunca le había recompensado Marvel Studios. Tenemos en sus carnes a un Nick Furia en sus horas más bajas, pero también más complejo, vislumbramos la mezquindad de sus acciones y ese lado oscuro propio del espía de la Casa de las Ideas que solo hemos intuido en producciones pasadas. Este Nick Furia no tiene reparos en reclutar a niños para la guerra. Tampoco en hacer promesas que no puede cumplir. Y en utilizar a los skrulls en su beneficio para posteriormente dejar claro que «no hay lugar para ninguna otra especie» en la Tierra. Es esta quizás la parte más interesante del episodio y en la que también incluimos esa conversación privada con un James Rhodes al que la ficción se empeña en que creamos un skrull… ¿una pista falsa?

En relación a Olivia Colman no hay mucho que explicar, siempre es un placer ver a esta actriz sea en la pequeña o en la gran pantalla y más en una producción de este tipo por las que no se prodiga tanto. Su personaje es realmente carismático y seguramente sea clave para la trama que se está desarrollando y las luchas de poder que se dejan entrever hasta el momento. No obstante, hay que decir que no se entiende muy bien que se nos presente a una facción skrull perfectamente integrada en la Tierra cuyo mejor plan para hacer con el control de la misma es provocar una guerra a nivel mundial capaz de destruir su nuevo hogar. Puede que los skrulls sean insensibles a la radiación, pero estaría mejor que lo fuesen a la estupidez que ellos mismos reconocen en los humanos. ¿Pudiendo gracias a sus poderes infiltrarse en las grandes instancias y perpetrar un golpe de estado más certero y sutil porque optar por un plan que pone en riesgo sus propias vidas?

Por lo demás, el episodio de la semana nos deja las mismas sensaciones que el anterior pero añadiendo un cliffhanger facilón y anticlimático al presentarnos como skrull a un personaje del que no teníamos conocimiento hasta este episodio e intentar hacerlo pasar como una gran revelación. Tampoco sabíamos que Furia estaba casado hasta este momento y la manera de utilizar este giro se antoja muy forzado. En definitiva, por ahora, la cosa mejora ligeramente pero no engancha y esto empieza a ser un mal demasiado frecuente en las series de Marvel Studios. El ya lejano estreno de Wandavisión nos hizo creer de verdad en las posibilidades de estas producciones pero, en muchos aspectos, están siendo tan morosas como lo han sido otras propuestas del género de décadas pasadas.

El skrull que vino del frío, por Juan Luis Daza

Segunda entrega de Invasión secreta que por desgracia no hace que el producto de Disney Plus y Marvel Studios despegue con la finalidad de enganchar a un espectador que a estas alturas todavía no va a encontrar los suficientes alicientes para que la ficción ideada por Kyle Bradstreet y Ali Selim funcione adecuadamente. La trama imbuida por el género de espionaje sigue desplegando unos planteamientos y situaciones que transmiten desgana y un perfil rudimentario incapaces de configurar un proyecto carismático o adictivo, más grave si cabe perteneciendo a un tipo de narrativa con propensión al thriller que aquí brilla por su ausencia.

Pese a que el desarrollo de acontecimientos relacionado con los personajes principales y sus anatagonistas tiene potencial las secuencias y conflictos internacionales de naturaleza extraterrestre pasan en su mayoría sin pena ni gloria, pese a la correcta labor del equipo artístico con algunos momentos incluso remarcables como la conversación entre Nick Furia y Talos en el tren que permite a Samuel L. Jackson y Ben Mendelsohn desmotrar lo grandes actores que son. Ya en el último acto del episodio la aparición de la Sonya Falsworth trae consigo los pocos momentos de acción que sirven para cerrar una segunda entrega notablemente decepcionante.

Esta semana nos enterábamos de que el estreno de Invasión secreta había sido el peor de todas las series de Marvel Studios para Disney Plus. Es evidente que la calidad ahora mismo no está a la altura de las circunstancias y ese posiblemente sea el principal motivo de esos números negativos, pero no es menos verdad que, salvo algunas excepciones, cada vez queda más claro que el público empieza a dar la espalda a la ficción superheróica cuya burbuja, como era de esperar, en algún momento iba a explotar y, ojalá me equivoque, pero tiene pinta de que su materalización es inminente. Esperemos que la semana que viene podamos hablar bien de ese tercer episodio que veré por compromiso con Zona negativa, más que por cualquier otra causa.

Asalto a la carnicería del distrito 13, por Sergio Fernández

Después del jarro de agua fría que supuso la puesta de largo de Invasión Secreta, la serie creada por Kyle Bradstreet se encontraba en una encrucijada. Si este segundo episodio seguía la estela dejada por el piloto, los espectadores podrían empezar a perder la fe en un producto que se antojaba clave en la expansión del MCU. Lo cierto es que Marvel Studios lleva tiempo dando síntomas de agotamiento. La versión audiovisual de La Casa de las Ideas satura ya no solo las salas de cine sino también nuestros hogares con producciones de lo más irregular. Doctor Strange en el multiverso de la locura o Guardianes de la Galaxia 3 son claros ejemplos del buen hacer de Marvel Studios pero Wakanda Forever o Mrs. Marvel nos hicieron dudar de la deriva tomada.

Con la muerte de Maria Hill muy reciente, en este segundo capítulo hay lugar para el duelo. Seguimos pensando que el personaje a quien daba vida Cobie Smulders se fue demasiado pronto, pero ya no hay marcha atrás. Aunque hablando de marcha atrás, el episodio de esta semana se marca un rebobinado marca de la casa a modo de prólogo. Corría el año 1997 cuando Nick Furia se reunió con los refugiados Skrull para realizarles una firme promesa. Si los metamorfos se comprometían a defender nuestro planeta, el personaje interpretado por un rejuvenedísimo Samuel L. Jackson buscaría un nuevo hogar para poner fin a la persecución sufrida por los alienígenas. Debemos subrayar este punto, puesto que es la causa de que Gravik de un golpe de autoridad en la actualidad.

Dejando Mosú, camino de Varsovia, Talos ayuda a Furia que se ha convertido en todo un enemigo público número uno. En dicho trayecto, el otrora mandamás de S.H.I.E.L.D. descubre que la cifra de Skrulls que pueblan La Tierra llega al millón de habitantes. No son reptilianos, pero se les parece. Queda claro que, para ser tuerto, Nick Furia no puso el ojo en su debido momento. Aunque en defensa del creador de los Vengadores, recordemos que él también fue víctima del célebre chasquido de Thanos.

Sin embargo, la cantidad no valdría de nada si esta no estuviera acompañada de calidad. Los Skrulls echaron raíces en todo el globo haciéndose con cargos de primer nivel. La primera ministra del Reino Unido o el líder de la OTAN, entre otros, no son lo que parecen. Aunque eso sí, da la sensación de que la especie se ha acomodado en exceso a los gustos humanos. Gravik reclama el liderazgo de los suyos tras la masacre cometida en la capital rusa, consiguiéndolo sin apenas resistencia. Rebelión y guerra son las consignas que proclama el nuevo jefe del consejo verde.

Por si esto fuera poco, hemos tenido la oportunidad de ver a Olivia Colman (ojalá más minutos suyos en pantalla) torturando con una exquisita educación y un cara a cara entre Rhodey y Furia para el recuerdo. Los Skrulls han conseguido enfrentar a las grandes potencias mundiales para conseguir pescar en río revuelto. A Furia le ha dado de lado todo el mundo, pero no dudéis de que el carismático tuerto, solo ante el peligro, sabrá revertir la situación para que el DEFCON 1 no se haga realidad. Recordemos que, ante una guerra nuclear, nuestros vecinos espaciales no se verían afectados por la radiación.

Asalto a la carnicería del distrito 13. El espionaje siempre ha casado bien con la acción y en este establecimiento hemos tenido unas buenas peleas cuerpo a cuerpo. Se agradece. En definitiva, esta segunda entrega (con muerte entre las flores incluída) mejora lo presentado, pero no lo suficiente. La semana próxima habremos alcanzado el ecuador de Invasión Secreta y confiemos en que Nick Furia sea capaz de levantar una serie en la que teníamos depositadas bastantes (quizá demasiadas) expectativas.