#ZNSeries – Legion. Primeras impresiones

Os contamos qué nos ha parecido el arranque de la serie mutante comandada por Noah Hawley y protagonizada por Dan Stevens

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Género: Ciencia ficción, drama
Creador: Noah Hawley
Guion: Noah Hawley, Peter Calloway, Chris Claremont, Dave Cockrum, Jack Kirby, Bill Sienkiewicz
Reparto: Dan Stevens, Aubrey Plaza, Katie Aselton, Jean Smart, Rachel Keller, Brad Mann, Amber Midthunder, Matt Hamilton, Sugith Varughese, Charles Jarman, Paul Belsito, David Ferry, Peter Chao, Jeremie Harris, Mike Azevedo
Producción: 26 Keys Productions, FX Productions, Marvel Television
Canal: FX (Emitida en España por Fox TV)
País: Estados Unidos

 

Este pasado miércoles se estrenaba en el canal FX la esperada serie de Legion, de la que os llevamos meses hablando y que adapta la historia de David Haller (Dan Stevens), hijo en los cómics del Profesor Charles Xavier y mutante de clase omega, poseedor de unos poderes mentales casi ilimitados pero confinados en una mente marcada por la esquizofrenia que aparentemente padece un personaje que cuestiona en todo momento si todo lo que experimenta podría ser real o es solamente producto de su imaginación. De la cantidad de diferentes personalidades y realidades que parece habitar su mente le viene el nombre de Legion, un personaje con una extensa trayectoria en los cómics de los X-Men y que la semana pasada el compañero Daniel Gavilán ponía en orden en una imprescindible guía de lectura, muy recomendable para aquellos que quieran descubrir el origen y desarrollo del personaje en las viñetas.

Centrándonos en la serie, el que es sin duda el punto más esperanzador de la producción es saber quién está detrás de la misma, y es que el prestigio de su showrunner, Noah Hawley, es incuestionable tras ser el autor de esas dos joyas de la televisión contemporánea como son las dos primeras temporadas de la serie Fargo; con un antecedente así, en el que Hawley se encargó de coger un universo como el creado por los Hermanos Coen en 1996 y convertirlo en algo completamente personal lo intenta ahora en un terreno tan resbaladizo con la adaptación de un personaje de cómic, con nombres como los de Simon Kinberg (productor habitual de la saga de los X-Men en Fox), Jeph Loeb o Bryan Singer (quien también está detrás de la nueva serie sobre los mutantes que planea Fox con Matt Nix al frente) ejerciendo de productores de una serie que, de momento, se mantendrá al margen del universo mutante del cine. Lógico si pensamos que el interés de Hawley por la historia de Legion poco tiene que ver con superhéroes, sino por el atractivo de un personaje tan inestable y complejo como el de David Haller.

La primera temporada de Legion constará solamente de ocho episodios, y podremos ver este primer capítulo en nuestras pantallas el próximo lunes 13 de febrero a través del canal Fox España. Antes de su estreno, os traemos las opiniones sobre el primer episodio de Legion de un puñado de redactores de Zona Negativa que se han atrevido a sumergirse en la agitada mente de David Haller esperando que la nueva y arriesgada apuesta de Noah Hawley con Marvel Television y FX sea tan buena como parece. El veredicto, a continuación:

Pauvre Lola, por Pedro De Mercader

Se suele comparar la aparición cinematográfica de los superheroes con el western, para defenderlo. Y si bien es cierto en que ambas son películas caras, y de gran aceptación popular en su momento, lo cual provocó que se produjesen de forma masificada e industrial, todavía no ha aparecido ningún John Ford, ningún Howard Hawks, ni ningún Leone ni Sam Peckinpah que logren dignificar en el medio audiovisual a un género que si bien funciona férreamente el aspecto comercial, resulta un tanto discutible desde el aspecto del analista/crítico que trata de desgranar las virtudes. Y me temo que podemos congratularnos al poder decir que, al fin, el género (si es que se puede considerar un género en sí mismo) ha tenido la primera obra de autor. Aunque no la haya dado el cine.

Supongamos que te mandan la difícil papeleta de resucitar en otro medio una obra de culto, con una serie de virtudes indiscutibles. Solo con eso se me ocurre un nivel de presión gordo. El nivel de presiones que debió sufrir el creador es inimaginable, como también lo fue el éxito que tendría la serie de Fargo. Noah Hawley lanzó un producto que supo ser respetuoso con la obra de los Coen, aunque ser lo suficientemente única como para conseguir su propia identidad y renombre. Pero el productor ejecutivo no se sació con eso, y con la segunda temporada dio varios pasos más allá, convirtiendo su serie en un absoluto prodigio capaz de provocar reacciones de sorpresa al mayor cinéfilo de la sala.

Por esa razón, no debería extrañar a nadie a estas alturas que cuando recayó en sus manos Legión, las expectativas no fuesen precisamente bajas. Hawley con cada temporada se pone el listón tremendamente alto. Pero, milagrosamente, no solo logra alcanzarlo, si no que lo supera.

Legión se presenta ante nosotros como una serie que seguramente sea divisoria y, siendo justos, probablemente será un filtro. Aquellos que busquen comida rápida, evasión sin pretensiones, espectáculo y palomitas, seguramente salgan horrorizados. Aquellos que entiendan que el medio audiovisual existe para alcanzar más nobles y enriquecedores objetivos, lograrán captar lo que se ha pretendido hacer con Legión.

Y lo hace de forma natural. No creo que sea pretendidamente egomaníaca, condescendiente, ni decididamente pretencioso. Tan solo es una cuestión del enfoque que se le ha decidido dar a un personaje tan excéntrico y extremo en el que una serie convencional sería implanteable. Y esa es la razón principal por la que finalmente ha salido vencedora una serie que se ha atrevido a hacer apuestas completamente arriesgadas.

La serie creada por Hawley es de un ritmo lento, alejada de los caminos comunes que suele tener el género, pero sobretodo, es exigente. Porque no considera que el espectador sea un idiota integral, fragmenta el relato, nos abstrae de la realidad y rompe con cualquier símbolo de narración clásica. Sin concesiones ni para el lector de cómics de superhéroe cerrado de mente y con ideas claras de lo que debe ser o no las historias con superpoderes, ni mucho menos para el espectador medio, pero con un rigor y un perfeccionismo muy meticuloso.

Legión, con su piloto me ha resultado mucho más estimulante que buena parte de los grandes estrenos que llegan a la gran pantalla de forma constante durante estos años. Probablemente Legión sea divisoria, pero que debe marcar el camino a seguir. No quiero decir que se copie su estilo, si no que nos ha recordado las infinitas posibilidades (como voces en la cabeza de nuestro protagonista) que tienen el género. Tan solo hace falta un brazo lo suficientemente fuerte como para exprimir hasta la última gota que tiene el fruto, y un estudio que confiera la suficiente libertad como para hacer algo que se acerque a esta propuesta. Creo que estamos ante un evento que va a hacer avanzar y ampliar miras acerca de todo lo que puede dar de sí. Ojalá todos los productos que estén por llegar se parezcan más a este.

Legión o el poder de la mente, por Arturo Porras

¿Pueden los instantes iniciales de una serie atraparte y dejarte entregado al posterior discurrir de la misma? Bueno, antes de contestar a esta pregunta sería conveniente contextualizar mis expectativas con respecto a la traslación del personaje a la pequeña pantalla. David Haller, también conocido como Legión, no es, a priori, un carácter fácil de adaptar a imagen real. Introducido por Chris Claremont y Bill Sienkiewicz en su brillante etapa en Nuevos Mutantes, el hijo desconocido de Charles Xavier es todo un prodigio de diseño por parte del dibujante. Además, hay que añadir que es un mutante con poderes de nivel omega, ya que posee el potencial del Profesor X pero sus carencias psicológicas han fracturado su psique, dando lugar a múltiples personalidades. Legión. El hecho de que lo realmente importante del bueno de David radique en el interior de su cabeza supone todo un hándicap. Y de eso se dieron cuenta, tiempo ha, guionistas de la talla de Zeb Wells, que creó un complejo sistema que le permite retener las personalidades de forma ordenada en su desquiciada cabeza, o el más reciente Simon Spurrier, con complot cerebral de por medio y Haller en busca de restituir el statu quo. También es un personaje básicamente indefinido. Ha sido héroe y villano; y casi la mayor parte del tiempo ni siquiera ha sido él mismo. Toda una papeleta para los encargados de dar vida a la serie.

Cuando surgieron los primeros avances de la primera colaboración entre Marvel Television y FOX para el canal FX, quedaba claro que se optaba por un enfoque, digamos, realista. La imagen excesiva, casi caricaturesca, de la que hacía gala en el noveno arte quedaba desechada. Tras las bambalinas de la producción, aparte de Jeph Loeb, contamos con Simon Kinberg y Bryan Singer, dos adalides del máximo realismo posible en el género superheroico, tal y como atestigua su amplio historial (X-Men, Fantastic Four). Este detalle podía generar que la confianza bajara unos cuantos enteros con respecto al proyecto. Pero quedaba una particularidad que me inclinó a seguir de cerca los pasos del David televisivo, el showrunner Noah Hawley. La mente detrás de las dos temporadas de Fargo y novelista bastante capaz, se iba a encargar de darle su toque personal. Ya solo por eso me subí a este barco.

Ya estamos aquí, con la serie estrenada, lo que me lleva a mi pregunta inicial. Pues bien, solo puedo afirmar que la respuesta es sí, con mayúsculas. Esos minutos iniciales son un soberbio ejercicio de síntesis narrativa donde se pone en situación la vida y milagros del pequeño de los Haller. Una fantástica composición de planos, acompañados únicamente de una pegadiza música, que nos cuenta todo lo que tenemos que saber sobre el personaje. Brillante. Se ha producido la magia, una especial conexión entre producto y espectador. Ya me tienen dentro. A partir de aquí, todo viene rodado.

David padece esquizofrenia. David se encuentra en una institución mental. David oye voces. David no quiere estar encerrado. Esto es todo lo que se debería contar sobre la trama de la serie. Decir más sería caer en el terreno no deseable del spoiler, nada más lejos de mis intenciones el reventar la experiencia a todo aquel que todavía no se haya acercado a su visionado. Vamos a evitarlo, en la medida de lo posible. Solo comentar que en la serie se hace referencia a su condición de mutante pero que, de momento, no se aprecian conexiones con el entorno de los X-Men. Lo que nos deja una producción que vuela a su aire y cuyas virtudes se disfrutan sin necesidad de ser un entendido en el mundo del cómic.

Este piloto es todo lo que se le puede pedir a un primer episodio. Su trama, en la que se prescinde de lo evidente y se tiende a jugar con el espectador (aquí sí tengo que decir que los conocedores del personaje podemos sacar mucha más información que un neófito), hace que te quedes enganchado desde el minuto uno. Es impresionante la cantidad de recursos utilizados para guiar al espectador, ya sean vestimentas, colores o espacios. Quieres saber de David Haller, hacia donde se dirige, y disfrutas de la interacción con ese entorno tan particular que se ha montado para la ocasión. Gran parte de ese interés reside en el trabajo del actor que interpreta a Legión, Dan Stevens. Es indudable que él es el que lleva el peso a sus espaldas pues la serie fluye en torno a su personaje. Y sabe dotar de la humanidad necesaria a uno de los mutantes más poderosos del mundo. A veces hilarante, casi siempre inseguro y de vez en cuando temible, Stevens es capaz de moverse entre todos esos registros con innegable soltura. El resto del elenco, sin nada especial que reseñar. La estrella de la función es Haller y así debe constar.

Otro aspecto a reseñar es la calidad y el mimo depositado en la puesta en escena. No es un show para observar de forma lineal mientras se desarrolla la historia ante nuestros ojos. No, Legion no funciona así. El hecho de que David viva esa indefinición entre locura y cordura nos provee de una cantidad de planos hechos para el gozo del personal, donde los autores van desgranando toda la información pertinente para comprender el viaje del protagonista. Si hubiera que poner un pero, muy pequeño eso sí, ese sería la escena de acción, muy bien rodada en esencia, aunque es donde se percibe que el presupuesto televisivo no puede llegar a conseguir los efectos especiales necesarios en algunos instantes concretos de la misma. Aun así, reitero que la escena es notable en cuanto a realización.

Como se puede apreciar por mis palabras, podría decirse que Legion ha cumplido sus objetivos con creces. Ahora es cuando hay que bajarse del tren del hype. Es cierto que tenemos entre manos un gran episodio piloto y que se augura que puede ser una de las series de la temporada. Pero tampoco deja de ser verdad que un único buen capítulo no hace que el esfuerzo merezca la pena, si el resto no mantiene el nivel. No es la primera vez que me cruzo con un gran piloto y luego ha comenzado una caída libre y sin frenos (te miro a ti, Taboo). Tras recomendar encarecidamente que todo el mundo ponga un Haller en su vida, toca esperar acontecimientos y desear que la serie continúe por la buena senda. Con su permiso, me retiro a leer el Legión de Simon Spurrier.

The Devil with Yellow Eyes, por Daniel Gavilán

Vivimos tiempos extraños en los que se están llevando a cabo adaptaciones tan estrechamente ligadas a las filias comiqueras más personales de cada uno como improbables, que casi cabe preguntarse si de verdad existen o son fruto de alguna distorsión mental. Que se lo digan a los fieles de iZombie que tuvieron que ser testigos de la temprana cancelación del cómic de Chris Robertson y el matrimonio Allred, para luego verla convertida en serie de televisión a cargo del creador de Veronica Mars. En mi caso ya me tocó vivir algo parecido tras años discutiendo con los compadres de afición como una adaptación de La Caída del Murciélago sería perfecta para continuar la saga del Caballero Oscuro de Christopher Nolan tras la trágica perdida de Heath Ledger -dado que las otras tres opciones que barajaba mi cabeza de fan irredento, Tierra de Nadie, Talía Al Ghul y Azrael, eran más bien inviables…-, pero ni con esas habría imaginado en mil vidas que la elección para la primera serie de los X-Men Marvel y Fox se pensaría siquiera optar por Legión.

Uno de los primeros personajes de la franquicia mutante que conocí gracias a los comics en lugar de las diferentes versiones animadas, toda la simpatía que pudiera tenerle gracias al poderío de los lápices de Andy Kubert y Bill Sienkiwicz -en ese orden en mi caso- crecería gracias a las contribuciones de Zeb Wells y Mike Carey, para terminar convirtiéndolo en uno de mis personajes Marvel favoritos gracias al enorme trabajo de Simon Spurrier y Tan Eng Huat en el último volumen de X-Men Legacy. De partida, David lo tenía todo para caerme en gracia. Desde ser un secundario sin demasiado recorrido al que -por alguna razón peregrina- terminaban dándole serie propia como a aquellos X-Factor de Peter David, un desquiciado nivel de poderes psíquicos tan propicio para desmadres creativos como para relatos de corte introspectivo psicoanálitico, más un marcado halo de perdedor con tintes de tragidia paternofilial. Si a ello sumamos cómo Spurrier y el dibujante malayo congeniaron aquellos ingredientes para poner a prueba los límites del género en una época en la que el Ojo de Halcón de Fraction y Aja y el Daredevil de Waid marcaban la pauta de una Marvel atrevida y con ganas de experimentar, todo lo que necesitaba aquel cocktail era cierta condición de proyecto maldito para convertirse en LA SERIE. Deseo concedido.

Tres años después de su publicación en Estados Unidos y gracias al apoyo del salto transmedia de su protagonista, la serie de Legión y su traslación a la pequeña pantalla de manos de Fx llegan a la par, y lo mejor que se puede decir de lo hecho por Noah Hawle en la segunda es que ambas son tar para cual. Dentro de un panorama donde comienza a hacerse patente cierto abotargamiento entre un Arrow al que se le notan los años, unos Defensores que viven de la inercia de Daredevil y unos Flash y Supergirl que no tienen ni necesitan más aspiración que la simpatía, Legión se presenta como un necesitado soplo de aire fresco para las series de superhéroes en televisión.

Siguiendo con los paralelismos comiqueros, lo que Marvel y Fox nos ofrecen aquí es una suerte de equivalente a lo que fue la línea Epic para los comics en su momento -hablar de Vertigo quizás todavía sea demasiado arriesgado-, y donde dirección, narración, puesta en escena y dirección de actores se presenta muy por encima de la media. Y no ya de la media del género, sino de la ficción televisiva en general. La historia viene a ser en esencia la misma, pero que nadie espere ver un festival de guiños en forma de figuras de acción saludando a la cámara en nombre del fanservice ni un personaje que se dedique a repetir cadas dos líneas que es el hijo de Charles Xavier. Están, pero de una forma mucho más sutil, donde entre demonios de ojos amarillos que se deslizan proclamando su soberanía entre las sombras, celdas mentales, contactos personales capaces de poner el mundo patas arriba, sabuesos y una galería de poderes fácilmente reconocible, no debe costar intuir las referencias aquí y a allá.

Pero ese no es el objetivo principal de Hawley. Su objetivo es crear algo nuevo y estimulante donde se recupere la condición de los mutantes como icono subversivo y exaltación de la rareza. Algo que estéticamente se mueve entre X-Men: Primera Generación, El Prisionero y Quadrophenia, y que resulta tan irresistiblemente bello, como estimulante en su condición de heredera de El Club de la Lucha, el cine de Michael Gondry y Alguien Voló Sobre El Nido del Cuco. Todas las pistas están ahí para que nos devanemos los sesos tratando de discernir que es real y que no. Ahora solo es cuestión dejarse llevar por este viaje lisérgico a través de los recovecos de la mente que nos ha venido a traer Legión de los X-Men.

She’s like a rainbow, por Samuel Secades

Sin duda, el piloto de Legion es toda una declaración de intenciones. Y es que tras más de una hora sumergidos en la turbulenta mente de David Haller, salimos a la superficie sólo para descubrir que estamos tan confusos como al comienzo del episodio, debatiéndonos como David entre lo que es real y lo que es constructo de su mente mutante; todo un ejercicio de valentía el que se marca un Noah Hawley siempre interesado en la deconstrucción de los personajes y que en David Haller puede haber encontrado el filón de su carrera, todo un juego de muñecas rusas donde el creador de Fargo parece estar pasándoselo en grande. Como piloto, el primer episodio de Legion cumple ampliamente el cometido de incitarnos a querer saber más sobre los aparentemente ilimitados poderes de David, pero también sobre su universo personal y el sufrimiento que conlleva su aparente esquizofrenia.

De todos modos, este primer episodio pasa de puntillas de momento por la narrativa emocional para deleitarnos con un espectáculo visual de primer orden, donde desde los pasillos de la institución mental hasta el centro gubernamental donde encierran a David, pasando por supuesto por la recreación de la mente de David y sus habilidades, son toda una explosión de estilo, con una arrebatadora estética que coloca a Legion como un producto de primer nivel. El buen hacer de Hawley tras la cámara nos lleva a secuencias tan deliciosas como el prólogo, en el que repasamos la vida de David hasta el momento, o poderosos flashbacks como la espectacular secuencia de la cocina. Todo ello sin perder de vista a los personajes, a los que Hawley, como ya hiciera en Fargo, otorga un especial carisma: desde un sobresaliente Dan Stevens que compone un gran David Haller hasta cada secundario (los dos encargados del interrogatorio o una siempre genial Aubrey Plaza, a la que esperamos seguir viendo en futuros episodios).

En definitiva, Legion es a la vez algo inesperado si hablamos de adaptaciones del universo X-Men (y de cómic en general) a la pequeña pantalla, y a la vez todo lo que esperábamos de alguien como Noah Hawley, máxime cuando cada imagen, teaser o elección para el reparto parecía hacernos ver que podíamos estar ante algo muy especial. Habrá que ver si la audiencia entra al trapo (ojalá) de una serie de momento tan única y extravagante como Legion, la prueba de que la calidad de una adaptación siempre va a depender de en manos de quién la pongas. En este caso, afortunadamente, algo tan especial como Legion ha caído en manos de alguien tan especial como Noah Hawley, y los aficionados al cómic y a la buena televisión no podríamos estar más felices de que alguien les haya presentado. Deseando saber a dónde nos quieren llevar en los próximos siete episodios.

¿Es esto real?, por Miguel Ángel Crespo

Los Nuevos Mutantes ocupan un lugar destacado entre aquellas primeras series que leí siendo un chaval aficionado a los tebeos. Aquellos eran unos personajes con los que empatizaba con intensidad, ya que tenían una edad similar a la mía y además aspiraban a formar parte algún día de las filas de la Patrulla X, lo cual me parecía la mejor de las aspiraciones posibles. Aquella era una serie amable, quizá incluso algo blanda según los cánones actuales, pero la llegada del dibujante Bill Sienkiewicz la puso patas arriba. Seguían siendo los mismos personajes, por supuesto, pero el nuevo estilo que les imprimió el artista hizo que se rodeasen de un aura oscura y espeluznante. Quizá se debiese al hecho de que por aquel entonces carecía de la capacidad de abstracción que requería el dibujo de Sienkiewicz, pero recuerdo que leer aquella serie pasó de ser una experiencia agradable a producirme un gran desasosiego. La Saga del Oso Místico me produjo fascinación y pavor a partes iguales, mientras que la primera aparición de Legión, el desquiciado hijo del Profesor Xavier, me dejó realmente inquieto. Aquel era un mutante endiabladamente poderoso, pero con una identidad tan fragmentada que se había perdido dentro de su propia mente. El interior de Legión era, de hecho, un campo de batalla en el que sus diferentes identidades disociadas, así como las psiques de otras personas que había absorbido, batallaban por el control del cuerpo. Para mi yo infantil, la posibilidad de estar en guerra contra tu propia mente era cuanto menos inquietante.

Muchos años después, tras muchas otras lecturas y un buen puñado de años estudiando en la facultad de Psicología, he vuelto a recordar el desasosiego que me produjeron aquellos viejos tebeos de Claremont y Sienkiewicz mientras veía el primer episodio de Legión, la nueva propuesta televisiva que protagoniza Dan Stevens en el papel del mutante esquizofrénico. Se trata de un arranque tan potente como sugerente para esta serie que usa la excusa de los poderes sobrehumanos para presentar un thriller psicológico en toda regla. El capítulo se narra desde el falible punto de vista de David Haller, alguien que se encuentra hasta cierto punto desconectado de la realidad y, por tanto, es incapaz de seguir del todo los extraños acontecimientos que se suceden a su alrededor. El espectador se ve así obligado a vivir la extrañeza que supone experimentar el mundo exterior desde el prisma de un trastorno mental, lo cual me ha parecido muy bien conseguido.

Este primer episodio muestra un especial interés por transmitir las experiencias anómalas de su protagonista: David no sólo sufre lo que parecen alucinaciones auditivas (las voces que martillean en su cabeza), sino que también pierde el sentido del tiempo en las acciones que realiza (cuando pasa de estar haciendo una cosa y de repente se encuentra haciendo otra distinta o cuando un objeto con el que acaba de interactuar desaparece como por arte de magia) y tiene problemas para distinguir sus experiencias internas de la realidad externa (en determinado momento no es capaz de identificar si lo que está experimentando es real o sólo está reviviendo un recuerdo). Como si todas esas experiencias no fuesen un problema por sí mismas, sólo hay que añadir unos poderes mutantes de magnitud incalculable a la mezcla para dar lugar a un cóctel exageradamente peligroso.

El capítulo usa un amplio abanico de recursos para mostrar esa realidad subjetiva de David que a mí me transmite tanta inquietud. Podría destacar lo fragmentado de la narración en sus primeros compases, el choque entre la estética naíf de los flashbacks y la que nos muestra el presente o la manera en la que están construidas algunas escenas para resultar incómodas (por ejemplo, colocando la fuente de iluminación justo tras uno de los personajes e impidiendo que se vislumbre su rostro cuando en apariencia la escena no debería resultar tensa). No obstante, creo que la importancia capital la tiene el uso del sonido. El variopinto y estrafalario ambiente sonoro que acompaña las andanzas del protagonista va desde un tema clásico de los Rolling Stones hasta la música electrónica más industrial, contribuyendo a transmitir el caos y la confusión que se mezclan en su mente. Todo lo anterior en su conjunto crea una sensación de continua extrañeza que descoloca al espectador con facilidad y le confiere un gran atractivo al capítulo. Y todo ello sin entrar a valorar lo que propone el guión y los giros que realiza para llegar hasta donde quiere llegar, que no son pocos. Oh, y también sin mencionar el delirante número de baile.

En definitiva, Legión parece ser una propuesta bastante diferente a otras series con personajes salidos de los cómics de superhéroes que hemos podido ver recientemente. Mientras las series de la CW como Supergirl o Arrow apuestan por un tono más despreocupado y aventurero para atraer al público juvenil, Legión se presenta como un thriller con sus correspondientes misterios y con un protagonista psicológicamente inestable. Eso no quiere decir que pretenda ser más trascendente o más seria (baste mencionar aquí al personaje que interpreta la siempre magnífica Aubrey Plaza), sino que resulta más obtusa, más abstracta y, desde luego, más extraña que las series que siguen el modelo de la CW. El primer capítulo evidencia un gran potencial, pero sólo el tiempo dirá si ese potencial acaba desarrollándose hasta dar lugar a una temporada memorable. A mí al menos me ha fascinado su peculiar estética y la forma en la que plasma la realidad mental de David, por lo que seguiré el resto de capítulos con gran curiosidad.

Where is my mind?, por Jordi T. Pardo

Los primeros avances de Legión parecían apuntar en una dirección distinta al resto de propuestas y adaptaciones del cómic superheroico que hemos visto en los últimos años en la pequeña pantalla. La serie producida por FX Producciones y Marvel Televisión además contaba como principal responsable a Noah Hawley, productor y guionista que ya nos había sorprendido recientemente en la primera temporada de Fargo y un declarado aficionado de los cómics de X-Men. Es reconfortante cuando unas primeras impresiones se ven confirmadas, y más aún cuando lo hace de la manera que Legión nos ha demostrado en su episodio piloto, derrochando personalidad y estilo en una presentación que nos deja colgados de la historia de David Haller. La nueva serie del canal FX no sigue un esquema narrativo clásico, nos sumerge en la locura de su personaje protagonista y a la primera oportunidad, después de unos primeros minutos casi alegóricos, nos abandona en ella a nuestra cuenta y riesgo.

Es curioso como Noah Hawley utiliza esa estética fria y minimalista de las películas de los X-Men para la cabecera pero dotándola de una finalidad, una intención y una atmósfera opresiva que esboza la compleja mente de este David Haller interpretado a la perfección por Dan Stevens (peinados estrambóticos a un lado). Este primer episodio nos manipula a su gusto, nos desconcierta y engaña de una manera inteligente, construyendo una historia que parece estar barnizada por momentos por las manos de David Lynch o Nicolas Winding Refn. La serie escapa pues de la linealidad de otras propuestas, no pretende ser una propuesta más del género sino aprovechar este mismo para demostrar las las infinitas posibilidades del mismo. Lo hace utilizando con precisión sus recovecos pero tampoco renuncia al puro espectáculo en momentos muy puntuales y, en esos instantes, la puesta en escena resulta hipnótica, con un manejo de la cámara siempre incisivo y elegante.

Legion_12

El hecho de que la primera temporada de Legión solo cuente con ocho episodios puede ser una buena noticia, nos hace pensar a tenor de lo visto que Noah Hawley nos ha podido preparar algo grande, una historia cerrada y encerrada en la mente de su protagonista con capacidad para convertirse en una de las sensaciones de la temporada. Esperemos que este estupendo debut no se quede solo en eso y los responsables de Legión sigan sorprendiéndonos con una cabecera de la que tenemos la sensación que se puede guardar muchas cartas (y personalidades) debajo de la manga. Lo que tenemos por ahora es una serie diferente, en casi todos sus aspectos, con una historia que no podemos prever ni etiquetar, y con un protagonista magnético al que acompañan con un buen grupo de secundarios que se meten en nuestra cabeza hasta apropiarse de su espacio.

Tu cara me suena, por Pedro Monje

Aunque solo sea para llevar la contraria a Clint Eastwood, el desembarco de series de basadas en productos del noveno arte continúa imparable en la parrilla televisiva norteamericana, estimulando distintas papilas gustativas del espectador. Hace poco hemos podido degustar la adaptación de las aventuras de Archie, Betty y Veronica en la esperadísima Riverdale a cargo de Roberto Aguirre-Sacasa con un acercamiento a lo Pretty Little Liars para atrapar a una audiencia que de otra manera huiría despavorida ante el empalagoseo del batido de fresa continuo que hubiera sido cualquier otra estrategia. Poco después ha sido el turno para Powerless, con una artillería completa de guiños al universo DC que hará las delicias de quienes quieran un consumo rápido semanal. Y ahora toca el turno a Legion, el producto del tándem creativo de Marvel y FOX por obra y gracia de Noah Hawley. El resultado, teniendo en cuenta siempre que los episodios pilotos pueden ser engañosos, es brillante.

Cuando destacamos series de la producción británica reciente siempre es sencillo mencionar al Sherlock Holmes de Moffat, el clásico Doctor Who o la exitosa Black Mirror, antes de ceder a un filtro mas americano en sus últimos episodios. Pero si a mi hay una miniserie de la última década que me haya gustado más que cualquiera de las mencionadas es Utopia. Escrita y creada por Dennis Kelly, las dos temporadas de la serie protagonizada por Fiona O’Shaughnessy, Adeel Akhtar o Paul Higgins se convirtieron en poco tiempo en una obra de culto, en la que tan solo la censura británica ante la violencia explícita de la serie se interpuso en el camino de una tercera temporada continuista. Al ver el primer capítulo de Legión, por momentos, tuve la sensación de estar revisionando las aventuras del bueno de Pietre, con su bolsa de deporte amarilla y su chandal omnipresente. Eso y mucho mas, porque cada vez que recordaba que David Fincher se había puesto manos a la obra para adaptar Utopia en la HBO las comparativas aumentaban, porque mi cabeza no tardaba en asociar la naturaleza del pobre de David Haller al Club de la Lucha del mencionado director.

¡Es la hora de la encuesta!

¿Qué os ha parecido el primer episodio de Legion?

  • Genial, de lo mejor hasta la fecha en cuanto a adaptaciones del cómic a la televisión (50%, 118 Votes)
  • Bueno, un arranque prometedor al que merecerá la pena seguir la pista (39%, 91 Votes)
  • Correcto, aunque esperaba más con unas expectativas tan altas (7%, 17 Votes)
  • Malo, demasiadas personalidades para una sola serie (4%, 10 Votes)

Total Voters: 236

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  Género: Ciencia ficción, drama Creador: Noah Hawley Guion: Noah Hawley, Peter Calloway, Chris Claremont, Dave Cockrum, Jack Kirby, Bill Sienkiewicz Reparto: Dan Stevens, Aubrey Plaza, Katie Aselton, Jean Smart, Rachel Keller, Brad Mann, Amber Midthunder, Matt Hamilton, Sugith Varughese, Charles Jarman, Paul Belsito, David Ferry, Peter Chao, Jeremie Harris,…

VALORACIÓN GLOBAL

Pedro De Mercader - 9
Arturo Porras - 8
Daniel Gavilán - 9
Samuel Secades - 9
Miguel Ángel Crespo - 9
Jordi T. Pardo - 8
Pedro Monje - 8.5

8.6

Legion roza el sobresaliente en su estreno para la redacción de Zona Negativa. Expectativas más que superadas.

Vosotros puntuáis: 9.02 ( 28 votos)
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Esfingo
Esfingo
Lector
11 febrero, 2017 17:54

PILOTAZO así con mayúsculas, visualmente enorme, arriesgada y con clase. Un guión sin topicazos sí continúa así y resulta como ha sido y es Fargo va ser tremendo.

Vicent
Vicent
Lector
11 febrero, 2017 17:59

La fina prosa que esgrimida por el señor Gavilán demuestra el absoluto dominio de la lengua castellana que tenéis en esta pagina.

Buen articulo por parte de todos, me habéis vendido la serie, mañana votaré 😉

AlbierZot
AlbierZot
Lector
11 febrero, 2017 18:25

De lo que he podido ver más allá de Rachel Keller bien, pero tampoco como para volverse loco (he). Las espectativas que dejó el trailer eran muy altas y los tebeos de Claremont y Spurrier son tan buenos que juegan en su (mi) contra. ¿Y Legión tiene problemas de percepción de la realidad como el Moon Knight de Lemire?, eso no me ha gustado. Pero vamos, bien, una propuesta muy interesante la de este LEGION meets AKIRA (también).

hammanu
hammanu
Lector
11 febrero, 2017 23:43

El piloto se sale espero que la cosa siga igual de vanguardista, pero algo me da que tiraran por algo mas clásico viendo como acaba el capitulo… o a lo mejor es otra vuelta de tuerca.

frankbanner49
frankbanner49
Lector
12 febrero, 2017 1:42

Todo lo que queráis,pero cualquier parecido con una serie del universo x…

le doy hasta el segundo,como se ponga en plan MR.ROBOT TEMP.II la mando al peo.

Como enfoque de partida se lo acepto,pero más vale que avance .

Scarlet spider
Scarlet spider
Lector
12 febrero, 2017 2:07

Me alegra haber llegado al piloto casi virgen de información y sin haber visto los trailers. Me ha gustado mucho y apunta,aunque su escena final me haya parecido un poco bajona. Preferiría que se alejara del rollete X-Men first class. Estéticamente parece un cruce del universo de Wes Anderson con la Naranja mecánica de Kubrick y narrativamente es una apuesta interesante aunque espero que no abuse de momentos «árbol de la vida» de Malik. De momento compro.

Igverni
Lector
12 febrero, 2017 10:57

Gracias chicos por vuestras reseñas.

A mi me gustó bastante pero supongo que debido a las expectativas a lo mejor esperaba flipar y no llegué a hacerlo. Pero sin duda una de las propuests mas interesantes en mucho tiempo.

El giro final me dejó un poco frio por el CGI, puede romper la baraja o convertirla en mas tipica. Confio sin embargo que se hayan dejado un monton mas de sorpresas en la recamara.

Pau
Pau
12 febrero, 2017 14:19

La verdad que bastante bien , me gusta la narrativa que tiene y las dudas que es capaz de plantar en el espectador. Si me sobra a lo mejor el bailecito coreografico, no es que moleste pero espero que no sea un recurso habitual. En cualquier caso ,para mi, no es cw o netflix que mientras las veo siempre tengo momentos de desconexion ,tipo pensar en que voy a comer mañana , con legion no tiene pinta de que vaya a pasar y desde luego no pasa con el piloto. El avance del segundo capitulo parece algo mas convencional , a ver que tal , por lo pronto la serie promete .

gusgus
gusgus
Lector
13 febrero, 2017 3:59

La debo haber visto en un día que no debía porque me aburrí a los 15 min. veré este capitulo de nuevo para ver si el segundo me levanta la moral pero por lo pronto todo lo reseñado en la nota se me paso por alto(supongo que verla haciendo zapping no era la mejor idea pero en serio, me aburrió). Veremos como sigue

juan-man
juan-man
Lector
13 febrero, 2017 14:18

«un género que si bien funciona férreamente el aspecto comercial, resulta un tanto discutible desde el aspecto del analista/crítico que trata de desgranar las virtudes. Y me temo que podemos congratularnos al poder decir que, al fin, el género (si es que se puede considerar un género en sí mismo) ha tenido la primera obra de autor.»

Siento decir que esto me parece una boutade como una catedral. Podrán gustar más o menos, pero obras superheroicas de autor ha habido ya unas cuantas. Tim Burton, Ang Lee, M. Night Shyamalan, Brad Bird, Bryan Singer (si X-Men y X-2 no son cintas de autor, que venga Dios y lo vea), Christopher Nolan, Guillermo del Toro, Sam Raimi, Josh Trank (¿Chronicle no es una obra de autor más que notable?) o incluso Joss Whedon. Todos ellos han realizado obras claramente personales, llenas de estilemas propios y plenamente coherentes con sus particulares universos, trascendiendo por completo el sello productor.

Y si abrimos la mirada a la televisión, las series de Netflix o el Batman de Bruce Timm no pueden quedar fuera de esa lista. Pero parece que hay un complejo de «cine popular» (y ahí probablemente también hay un parecido con el western: ¿cómo se recibían las películas de John Ford o de Leone en sus respectivas épocas?) que nos hace ir buscando una dignificación del género que creemos que no ha llegado. Y sí, señores, ha llegado hace mucho. Aunque haya que bucear entre la morralla para encontrarla. Como, por supuesto, también pasaba con el western, y de hecho con cualquier otra forma de cine o de arte en general.