Dirección: James Wan y otros
Guión: Peter M. Lenkov, Lee David Zlotoff y otros
Música: Keith Power
Fotografía: James L. Carter
Reparto: Lucas Till, Addison Timlin, Michelle Krusiec, George Eads, Roman Mitichyan, Joshua Boone, Afsheen Olyaie, Sunil Malhotra, Anita Kalathara, Torrey Vogel, Jennica Schwartzman, Shaniece Cole
Duración: sesenta minutos
Productora: CBS Television Studios / Lionsgate
País: Estados Unidos
No es la primera vez que abordo en estos lares la reseña de la nueva versión de las aventuras de MacGyver, el manitas televisivo por antonomasia. Hace poco menos de dos años, me aventuré a ver los dos primeros episodios de la serie, dando como resultado una publicación en la que no daba unas percepciones muy positivas. Dos temporadas después, tengo que afirmar nuevamente mi opinión, aunque también he de confesar que la serie se ha convertido en uno de esos pequeños placeres que, sin ir a ninguna parte, dan una hora semanal de distracción.
Si recuerdan ustedes la serie original, recordarán que el protagonista -Angus MacGyver- era un operativo de la Fundación Fénix, famoso por resolver sus misiones sin el empleo de armas y haciendo uso de su intelecto y su habilidad para aplicarlo de forma práctica. Mac empleaba sus conocimientos y utilizaba los elementos que le daba el entorno, para resolver el problema de turno, mientras su voz interior explicaba a la audiencia qué estaba haciendo y cómo iba a servirle en su trabajo. La originalidad del enfoque -maña sobre fuerza- y la simpatía del personaje convirtieron a la serie en una de las citas obligadas de la segunda mitad de los ochenta y principios de los noventa. Con el tiempo, la continuada repetición del esquema agotó el producto, pero «MacGyver» acabó convirtiéndose en sinónimo de manitas, hasta el momento presente.
A la vista de lo anterior, resultaba inevitable que una industria como la televisiva -que lleva reciclando conceptos desde siempre- acabara fijándose en MacGyver y se planteara la posibilidad de recuperarla de forma actualizada. No obstante, había algunos escollos que resolver, no siendo el menor de ellos la identificación entre el personaje y su intérprete original, Richard Dean Anderson. El actor había roto esa simbiosis, merced a su participación en Stargate SG 1, pero también había vuelto a interpretar ese papel en proyectos puntuales, como algún anuncio comercial. Por otra parte, había que tener en cuenta que el mundo reflejado en las siete temporadas de la serie original, no tenía mucho que ver con el actual, si de tecnología hablamos. ¿Era viable un nuevo MacGyver en la era digital?
Si la pregunta que cierra el párrafo anterior se toma desde el punto de vista de la audiencia, habría que decir que este nueva versión ha sido un éxito, por cuanto ha logrado mantener unas cifras de televidentes bastante estables -si comparamos el final de la primera temporada y la evolución de la segunda-. Si se toma en consideración la respuesta de la crítica, hay que indicar que esta ha sido mayormente negativa pero, en honor a la verdad, y quitándonos las lentes de la nostalgia ¿era la versión original tan memorable? El balance debe de ser positivo, si tenemos en cuenta que otras revisiones de los clásicos ochenteros no han tenido tanto predicamento. La película de El Equipo A -que iba para franquicia- se quedó en título solitario; las sucesivas continuaciones de El Coche Fantástico no han cubierto, en el mejor de los casos, más que una temporada. MacGyver tiene garantizado un tercer año. ¿Significa ello que la calidad interna del producto ha mejorado? Como adelantaba en el prólogo, pienso que no, porque la línea de inicio se ha mantenido durante estos dos años.
Desde un principio, el equipo responsable de la serie decidió abandonar el concepto original del héroe solitario, para convertirle en la pieza central de un equipo controlado por la Fundación Fénix. A su vez, la entidad que patrocina al grupo de Mac pasa a ser tratada con un poco más de profundidad, al explicarse su condición de agencia gubernamental que, oficialmente, no existe. De resto, tenemos el concepto ochentero de las misiones que una organización del lado de la ley -los buenos- deben ejecutar misiones de todo tipo a lo ancho y largo del planeta. Por regla general, algo en el desempeño del encargo no sale como estaba planeado y es ahí donde entre el talento de MacGyver para sus «macgyverismos». El hecho de que habilidoso Mac ya no vaya solo por la vida, cambia en muchos casos la antigua voz en off que explicaba por los trucos por una exposición de los mismos a sus aliados.
La configuración de este reparto coral ha combinado el uso de roles de la serie original, con incorporaciones de nuevo cuño para adaptarse a los nuevos tiempos. Así, Jack Dalton, que en su momento no pasaba de cargante e inepto secundario gracioso, se convierte aquí en el músculo del grupo (interpretado por un George Eads que parece ir haciendo olvidar poco a poco su largo período como Nick Stokes en CSI); Nikki Carpenter (Tracy Spiridakos), que en la versión original era posible interés romántico del protagonista, se convierte en pareja de Mac y en el hilo secundario conductor de la trama que hilvana toda la primera temporada. A ellos hay que sumar a Riley Davis (Tristin Mays) como una talentosísima informática y Wiltz Bozer (Justin Hires), mejor amigo del protagonista y experto en maquillaje y prótesis. El hecho de que una y otro tengan lazos cuasi-familiares con los protagonistas, crea el clásico lazo doble «somos un equipo / somos algo más». En la temporada dos, veremos nuevas incorporaciones en la forma de la antigua agente de la CIA Samantha Cage (Isabel Lucas) y Leanna Martin (Reign Edwards) una compañera de entrenamiento de Bozer. Al frente de la fundación estará Matilda «Matty» Webber (Meredith Eaton) que tomará el papel de jefa dura-pero-justa-y-con-buen-fondo, que constituye uno de los tópicos habituales.
Uno de los puntos que hay que reconocer a la serie es el hecho de que sus responsables hayan hecho un producto para el público actual, pero sin olvidar a quienes crecimos con su fuente de inspiración. Así, en su primera temporada -y por lo que pudiera pasar con la renovación- echaron mano de conceptos que ya estaban presentes en el original, como la familia Colton -un clan de cazarrecompensas que, en su momento, estuvo a punto de tener su propio esqueje, con un joven Cuba Gooding Jr. En el reparto- o Murdoc, el asesino en serie que, en las últimas temporadas, se convirtió en némesis del protagonista y su gente.
Al principio de la reseña, indiqué que mi opinión sobre la calidad intrínseca de esta nueva versión del talentoso chapuzas que no usaba armas, seguía siendo la misma que hace año y medio. Los motivos siguen siendo, a grandes rasgos, los mismos de entonces. Lucas Till no logra hacerse con el papel ni hacer olvidar a Richard Dean Anderson; las tramas son poco originales; la imagen que se da de los países por los que pasan es muy tópica (aunque no hasta el punto de usar los manidísimos clichés de los que echaba mano su predecesora). Sin embargo, debo reconocer que estamos ante un producto que se basa precisamente en todo eso. La recuperación de esta propiedad, unida a otras como Los hombres de Harrelson, parece querer recobrar el espíritu ligero de aquellas series de los años setenta y ochenta, en las que ni se daba ni se pretendía dar profundidad alguna al argumento. El nuevo MacGyver da lo mismo que el original: entretenimiento sin complicaciones, de modo y manera que a algunas personas les bastará y a otras les parecerá insuficiente. De momento, la fórmula está teniendo resultados, por cuanto el próximo 28 de septiembre tendremos el estreno de la tercera temporada.
Avance de presentación de la serie (Fuente: YouTube / MovieManiacs)
Estoy bastante de acuerdo con lo dicho en la reseña. Como remake es inevitable la comparación, y esta sale perdiendo, no porque la original haya sido en realidad una gran serie, la he vuelto a ver en alguna ocasión y hay cosas que mejor dejarlas en los 80´s, pero si que Richard Dean Anderson le ponía muchísimo mas carisma al personaje que este descafeinado Lucas Till. Tampoco, puedo decir que los secundarios llamen la atención como para hacer el esfuerzo, y me sobra mucho la comedia. Sin embargo, me he encontrado viendo algún que otro capitulo en repeticiones de trasnoche luego de un largo zapping, y es una serie pasatista que en ciertos momentos entretiene. No creo que sea una serie para seguir, pero de vez en cuando, y los capítulos autoconclusivos ayudan, se deja ver.