#ZNSeries – Marvel’s The Defenders: primeras impresiones

 

Dirección:VV.AA.
Guión: Marco Ramirez/Douglas Petrie/Lauren Schmidt/Drew Goddard.
Música: John Paesano.
Fotografía: Matthew J. Lloyd/James McMillan.
Reparto:Charlie Cox, Krysten Ritter, Mike Colter, Finn Jones, Sigourney Weaver, Elodie Young, Scott Glenn, Deborah Ann Woll, Elden Henson, Simone Missick, Jessica Henwick, Rachael Taylor, Eka Darville, Wai Ching Ho.
Duración: 1 temporada de 8 episodios de 50 minutos de duración.
Productora: ABC Television Studio/Marvel Entertainment/The Walt Disney Company/Netflix.
Nacionalidad:Estados Unidos.

 

Hace cuatro años desde que se anunció por todo lo alto que comenzaría la producción de series de Marvel y Netflix. Todo comenzó con una flamante primera temporada de Daredevil que, todavía hoy, sigue esperando una competidora a la altura. Con ese debut, todo parecía que podríamos estar ante una nueva etapa de adaptaciones de superhéroes. Pero, finalmente, resultó ser un oasis en el desierto.

Tras ella llegaron Jessica Jones, la segunda de Daredevil (Punisher y Elektra incluidos), Luke Cage y Iron Fist. Si bien (salvo la excepción de Iron Fist) son productos que cumplen unos mínimos y que tienen destellazos de elementos sociales relevantes (convirtiendo a estos personajes en seres pegados al pie de la calle, personajes apegados a sentimientos humanos y reales con los que el espectador se puede ver reflejado en mayor o menor medida), estas series han dado una serie de muestras de debilidad comunes a todas las producciones de este sello.

Y entonces llegó el que debería haber sido el culmen de esta denominada “Fase 1”, The Defenders, la reunión de todos los personajes citados. Sin embargo, y, aun constando de menos episodios, se siguen viendo las mismas costuras que han venido arrastrando de productos anteriores.

The Defenders se nos presentó como Los Vengadores de Netflix: la reunión de una serie de personajes que ya han sido presentados por separado en sus propios productos. Y, en parte, da exactamente lo que promete: un encuentro en el que lo central son las relaciones que establecen los cuatro personajes entre ellos (aunque en algunos casos ya se conocían más que de sobras). Y es que si algo brilla esta serie, es por su capacidad de insuflar carisma a todos y cada uno de los personajes (salvo Iron Fist, que si bien se ha fortalecido gracias a su encuentro con Luke Cage, captando más que notablemente la particular amistad que surge entre ambos y que les lleva a formar Héroes de Alquiler, lo cierto es que es el personaje más anodino y con conflictos menos interesantes de todos los presentes).

Pero, mérito también es de unos actores como Krysten Ritter, Charlie Cox o Mike Colter, que ya tienen tomada la medida a sus personajes, los conocen y saben cuáles son los puntos fuertes por los que destacan y que teclas tocar para hacerlos brillar.
A su vez, otro de los grandes méritos de los guionistas de la serie es hasta qué punto han logrado tomar las tramas de las series anteriores y conjugarlas de forma que quede una macedonia bastante compensada entre las cuatro partes. Pero no solo eso, si no que logran cerrar algunas de las que quedaron abiertas en las series de cada uno de los personajes, hacer avanzar otras e, incluso, plantar semillas de lo que está por venir. No es tarea sencilla, pero la serie ha sido llevada por Petrie y Ramirez, los guionistas de la serie que mejores resultados está dando, y se nota.

Si bien es cierto eso con los personajes principales, la serie se olvida casi, por completo de los secundarios, y donde antes eran personajes activos (salvo por Misty Knight y Colleen Wing, quienes han hecho migas. ¿Veremos las hijas del dragón en algún momento?), se convierten en esta producción en personajes completamente estáticos y pasivos que sirven como mucho, como muletillas de los héroes. Están buena parte de la serie recluidos en una comisaría sin hacer absolutamente nada con lo que uno se plantea cual es la función de estos personajes en la serie y si era necesaria más allá del fan service.
Pero no es el único error que se le puede achacar a la labor argumental de estos creativos. Y es que no es menos cierto que el hecho de que la serie (al igual que ha sucedido en las producciones anteriores) sufre severos problemas de ritmo. La serie tiene ocho episodios, menos que los anteriores, que son 13. Así que ello demuestra que el ritmo no tiene que ver con el número de episodios, si no, por un lado, que son series que tienen un high concept de base, con todas las implicaciones que ello conlleva, y con la potencia de sus conflictos. Sin oponentes a la altura, ni nada que suscite interés, que los personajes no se jueguen nada particularmente interesante a nivel dramático y emocional, hace que el interés del espectador se resienta y va a costar mucho recuperarlo llegados a este punto.

Hablando de los oponentes, esta serie supone el climax de la trama horizontal de La Mano vs La Casta. Y al espectador le da la sensación de que es algo que debería haber estado mejor construido, pero llegados a este punto, como punto culmen le resulta algo decepcionante, caótico, y cuando se llega a los últimos episodios ya se convierte en un completo sin sentido, como espectador ya me habían perdido.

En este punto, destacar la siempre imponente presencia de Sigourney Weaver, dando vida a Alexandra. Ella logra dar de credibilidad a un personaje que, de caer en otras manos, hubiese sido una villana mediocre. Sin embargo, gracias al trabajo de la actriz, logra ser una villana que si destaca por algo es por su fragilidad. Quiere dejar un legado antes de que sus días pasen y quiere hacerlo a su manera, aunque por ello tenga que luchar contra viento y marea. Eso es algo, de nuevo, muy humano que aporta cierta ambigüedad a un personaje que podría haber sido interesante si no se nos hubiese privado de él (y de un arco completo) de un modo un tanto lamentable. Se entiende que, de nuevo, los productores que manejan los presupuestos de estas series son un tanto poco previsores.
Y eso nos lleva a la puesta en escena. La estética tiene un componente potente en los primeros episodios, con una carga cromática interesante, y unos tonos que eran consecuentes a lo que se había establecido en las series individuales. Eso fortalece esa sensación de que realmente estamos ante la intersección de los mismos personajes, de los mismos ambientes y de los mismos puntos de vista que ya conocemos y que se nos han presentado previamente. Eso dota de credibilidad a esta serie, a estos personajes, como seres que respiran y existen y se mueven en ambientes de verdad, con sus colores, no calles vacías y sin personalidad que podrían ser de cualquier ciudad intercambiable. Todo un acierto.

Sin embargo, a medida que avanza la serie se vuelve completamente plana estéticamente, se pierde lo que habíamos tenido al principio y parece otra cosa completamente distinta. Los personajes pierden su personalidad en la puesta en escena para convertirse, precisamente, en lo que se pretendía evitar en los primeros episodios.

Y lo mismo sucede con las escenas de acción, progresivamente las coreografías y el modo en que están plasmadas se vuelven tediosas y simplonas. El hecho de que para la gran batalla final se haya contado con el coordinador de peleas de Agents of SHIELD, en lugar del de Daredevil (que es el que hace la pelea del cuarto episodio) es símbolo de ese descuido en un punto determinado, cuando debería ser al contrario. Decisiones completamente incomprensibles que, evidentemente, deterioran el resultado.

Este mal endémico, se da en todas las producciones de Netflix y de Marvel y es inexplicable. Tienen un arranque flamante a todos los aspectos, que se desinfla progresivamente como un globo, como si no hubiese una inversión equilibrada y se gastasen todo el presupuesto en una primera mitad, y con la segunda tanda de episodios se contentasen con acabar de rodarlos.

The Defenders es una serie imperfecta que podría haber dado mucho más de sí si realmente se hubiese apostado por ella hasta las últimas consecuencias. Es una lástima, cuando uno tiende a pensar en lo que debería haber significado y representado esta serie, y como se ha aprovechado un potencial. Como espectador, tengo la sensación de que Netflix ha dejado de apostar por estas series, que son casi más un lastre para ellos que, realmente algo que quieran apoyar. Son personajes que pueden dar más de sí, que merecen mucho más de lo que nos están ofreciendo. Sobre todo con el agravio comparativo de las series de pago que se producen hoy en día. Pero si estoy errado, no os preocupéis, que seguramente vendrá alguien para castigarme por hacer tales afirmaciones.