Este año hemos Marvel Studios y Disney Plus nos han presentado sus adaptaciones catódicas de Ms. Marvel y Caballero Luna con resultados desiguales que han dividido las impresiones del fandom y han generado multitud de debates sobre la calidad y futuro de estas producciones. Pero el show debe continuar y para ello nada mejor que hacerlo con un personaje como Hulka cuya miniserie tiene muchos alicientes de partida para su visionado: la adaptación de este personaje de culto que autores como John Byrne y Dan Slott convirtieron en legendario, el regreso de personajes como el Hulk de Mark Ruffalo y el Daredevil de Charlie Cox y el enigma sobre el tono que tendrá una serie en comparación a las distintas facetas que el personaje ha tenido en los cómics. La serie creada por Jessica Gao cuenta con Tatiana Maslany como principal estrella de la función e introduce al universo cinemático de Marvel Studios a Jennifer Walters, abogada de profesión y superheroína verdosa para el gran público cuando se convierte en la Sensacional Hulka. El tercer quinto de esta miniserie tiene por título Malota, verdosa y, en vaqueros, una diosa y en él Jennifer tendrá que hacer frente a una demanda de Titania por uso indebido de copyright. ¡Estás son nuestras impresiones! ¿Qué os ha parecido a vosotros?
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 5 – Malota, verdosa y, en vaqueros, una diosa
Prêt-à-Walters, por Jordi T. Pardo
El género superheroico nació siendo una cosa, pero por el camino fue madurando y sus autores se percataron que sus planteamientos encajaban casi con cualquier tipo de historia y género. Esta cuestión la puso sobre la mesa la Casa de las Ideas en los años sesenta y a lo largo de las décadas hemos visto como esto ha ido cobrando más cuerpo. Ahí tenemos propuestas como las alucinógenas propuestas de Gran Morrison desde Animal Man y Doom Patrol a su Multiverso, la vaca sagrada que es el Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, La Visión y otras tantos trabajos de Tom King, los X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred y Sex de Joe Casey y Piotr Kowalski, entre otros muchos ejemplos que nos demuestran que la acción superheroica no es lo más interesante que nos puede ofrecer este género. Eso también supieron verlo autores como John Byrne y Dan Slott al afrontar sus respectivas etapas en Hulka y eso intenta replicar la serie de la abogada esmeralda en Disney Plus.
En ese sentido, Hulka puede que sea junto a WandaVisión la única serie del universo compartido de Marvel Studios que parece tener clara desde un primer momento su propuesta, la manera en la que nos la quiere plantear y hasta donde quiere llevarlo. Lo de la comedia legal queda claro que no iba en broma y eso se reafirma en el episodio de esta semana donde tenemos un enfrentamiento entre Hulka y Titania que no pasa por las manos y cuya idea de partida bien podría haber sido la trama de algún cómic de la etapa de Slott en la serie. Lo único que pesa a la producción es que no puede alcanzar las cotas surrealistas de lo que en su día Slott plasmó en sus cómics, por una cuestión de que el universo por el que se mueve esta Hulka no es el mismo de las viñetas. Esto parece una reflexión obvia, pero muchas veces la dejamos de lado.
Pero dejando esto a un lado, Jessica Gao, con la indispensable colaboración de una Tatiana Maslany que seguro que ha refrescado más de un episodio de Ally McBeal para prepararse para este papel, está construyendo sutilmente y con paciencia la personalidad de su protagonista. La dualidad entre Jennifer Walters y su álter ego Hulka empieza a hacer cada vez más mella en el personaje. Es consciente de que no tiene la misma aceptación social siendo Hulka que cuando es simplemente una abogada del montón que ha de sobrevivir al día a día como cualquier hija de vecino. Esta es una contraposición en la que se ha profundizado muy tangencialmente en los cómics, pero que en la serie tiene un punto destacado y se resalta siempre que se tiene la ocasión. El trauma de Jennifer Walter nunca fue el de su primo y eso nos permite analizar un mismo suceso desde un punto de vista diferente y único.
Los secundarios que no habían lucido en exceso hasta este episodio tienen más espacio en la entrega de esta semana. Este es el caso principalmente del equipo legal con el que trabaja nuestra heroína: la Nikki Ramos de Ginger Gonzaga, el Pug de Josh Segarra y la Mallory Book que encarna Renée Elise Goldsberry. La gran incorporación del episodio es Luke Jacobson, un sastre de superhéroes interpretado por Griffin Matthews (con antecedente en los cómics) que se postula para hacer la competencia a la Edna Moda de Los Increíbles y el entrañable Art Rosenbaum de Invencible. Aun así, extrañamente echamos de menos a Madisynn y es que el reparto de secundarios no es el punto fuerte de esta serie que como en las viñetas brilla más cuando hay algún cameo especial.
De la misma manera, los gags de esta semana no entran tan bien como la anterior, pero ese es un gran hándicap de estas series porque -por mucho que haya un showrunner dirigiendo- cada episodio va introduciendo nuevos equipos creativos. Esta semana Anu Valia se ha encargado de la dirección -algo que hará también en los dos próximos episodios- y Dana Schwartz es la responsable de un guion bastante bien llevado pero menos inspirado en lo cómico que el anterior firmado por Melissa Hunter. La próxima semana parece que cierto cuernitos hará acto de aparición por la serie y habrá que ver como Charlie Cox se adapta a una visión más ligera y despreocupada de Matt Murdock. ¿Habrán tenido a mano la etapa de Mark Waid en la cabecera de Daredevil?
Este episodio incluye emplazamiento publicitario, por Juan Luis Daza
Desde el cierre de A Normal Amount of Rage, el primer episodio de She-Hulk: Attorney At Law, llevábamos esperando que la Jennifer Walters de Tatiana Maslany y la Titania de Jameela Jamil volvieran a intercambiar hostilidades y si bien no es este capitulo en el que se materializa dicho enfrentamiento físico, si tenemos el legal que depara una vez más una trama ligera y cómica muy ceñida a la idiosincrasia de la serie ideada po Jessica Gao a partir del personaje de Marvel Comics. Todo lo concerniente a cómo la villana se ha adueñado del nombre de She-Hulk para vender los productos cosméticos que promociona como influencer es un planteamiento que no hubiera desentonado, nuevamente, en la serie sobre la pizpireta y algo inestable abogada interpretada por Calista Flockhart.
La presencia de Renée ELise Goldsberry como la abogada Mallory Book, la aparición de las citas de Jennifer que conocimos en el anterior episodio y todo el disparatado discurrir con respecto a la disputa legal por el uso del nombre de She-Hulk cvonvierten a Mean, Green, and Straight Poured into These Jeans en el episodio con más humor de la temporada y por lo tanto este mismo funciona muy bien en la mayoría de las ocasiones, pero también flaquea en depende qué situaciones, algo habitual en casi todas las producciones de Marvel Studios ya sean para la pequeña o gran pantalla. La subtrama de Luke Jacobson, el «modisto de los superhéroes», es una mera excusa para abrir la puerta a la inminente aparición del Daredevil de Charlie Cox en la ficción, pero no desentona con la serie y depara algún momento divertido con el personaje de Griffin Matthews.
En lo que si flaquea este quinto episodio es en el CGI de la protagonista cuando toma la forma de She-Hulk. Después de cómo saltaron todas las alarmas al ver los tráilers promocionales un servidor se llevó una grata sorpresa al asistir a cómo los efectos digitales de Hulka eran más que dignos en los cuatro primeros episodios, consiguiendo incluso capturar la gestualidad y el acting de Tatiana Maslany debajo de las capas de pixel y la captura de movimiento, pero hay varios pasajes en esta entrega en los que la labor de los encargados de dicho apartado técnico no han estado a la altura, como en la secuencia en la que Hulka y Nikki salen del juzgado a plena luz del día. Más allá de esa carencia un servidor sigue contento con la propuesta de Jessica Gao y con muchas ganas de ver al alter ego de Matt Murdock compartir pantalla con nuestra amiga Jennifer Walters.
El hilo (muy) visible, por Samuel Secades
Lo mejor de que una serie plantee sus cartas abiertamente y sin tapujos desde el principio es que, poco a poco, va a ir librándose de gente que no es su público objetivo; algo así está pasando con Hulka y episodios como el de esta semana, que mezcla un nuevamente absurdo caso, esta vez relacionado con los derechos sobre el nombre de She-Hulk con el que Titania está comercializando una serie de productos cosméticos (el mejor, sin duda, el smoothie reafirmante de nalgas), con una trama paralela en la que Nikki y Pug intentan conseguirle un nuevo vestuario superheroico a Jen, en la que pasarán por un mercado clandestino de productos no oficiales del MCU hasta llegar al exclusivo (y, como no podía ser de otro modo, soberbio y cortante) sastre de los héroes, Luke Jacobson (Griffin Matthews). Jennifer aceptará de buen gusto un cambio de look que necesita urgentemente, no sólo para reafirmarse como Jennifer Walters sino para aceptar de una vez por todas su álter ego como Hulka.
Y es que, como buena sitcom que es, a esta She-Hulk se le ven las intenciones de lejos, pero al contrario que en otras propuestas aquí no es algo que echarle en cara; al contrario, se agradece que entre tanta comedia desenfadada podamos entrever un previsible arco de personaje para una Jennifer Walters recelosa de ser una auténtica superheroína debido a sus inseguridades y el cambio en su autoestima que provocó su transformación en Hulka. Por eso, pequeñas ideas como recuperar a sus desastrosas citas y ponerlas frente al espejo de verse juzgada por ellas en su propia casa, el tribunal, hace que empaticemos aún más con el gran personaje al que da vida Tatiana Maslany. E intuimos ya, cómo no, que el gran apuntalamiento de la aceptación de sus nuevas responsabilidades y de su nuevo yo va a venir de la mano de un Charlie Cox al que, personalmente, espero mucho más en su condición de colega y confidente de Jen que de justiciero embutido en un nuevo uniforme. Después de todo, y tal y como recordaba la propia Jennifer, esta no es una serie de cameos y referencias: esta es su serie.
Por lo demás este capítulo nos ha ofrecido al fin a una Titania (una Jameela Jamil a la que poco dejan lucirse) que, ya sea por su escaso tiempo en pantalla o por lo intrascendente de su trama, resulta un tanto decepcionante; no es tanto el caso de una cumplidora Renée Elise Goldsberry en su papel de dura abogada (y excelentemente vestida), el reflejo de la confianza y autoestima que anhela Jennifer y que seguro vendrá acompañada de su nuevo uniforme. Mientras tanto, nos queda seguir disfrutando de la que es hasta el momento la serie más divertida, autoconsciente y desvergonzada del MCU, y también la que, creo, menos necesita un escrutinio meticuloso por parte de los analizadores de fallos en el CGI y trascendencias varias que esta She-Hulk no busca en absoluto. Y nosotros que la sigamos disfrutando.
Aunque la Hulka se vista de seda…, por Sergio Fernández
El nuevo enfrentamiento entre Titania y Hulka ha vuelto a darse en los juzgados. Sin embargo, quienes esperasen una ensalada de tortas, se habrán quedado con las ganas. La batalla fue legal tras la demanda interpuesta por la gigante esmeralda por supuesto apropiamiento indebido de su nombre. Ya en los títulos de crédito iniciales nos dejan bien a las claras el juego en el episodio de esta semana. El púrpura y verde de Jennifer Walters es teñido de un rosa brillibrilli muy característico de su nueva némesis. Se puede ser más hortera, pero no peor gusto. El personaje interpretado por Jameela Jamil se presenta como candidata a la más choni de Marvel Studios. Aunque, en cuestión de vestuario, no se puede decir que Jen sea el adalid de la modernidad. Si bien cuenta con un pequeño-gran problema por su redimensionalidad, lo cierto es que su armario necesita una revolución. De esta manera, el mundo de la moda entra de lleno en la serie creada por Jessica Gao.
Titania inunda con anuncios la pequeña pantalla y llena la cartelería con publicidad de su nueva línea de productos de dudosa calidad. Sin embargo, con todo el descaro del mundo, ha usurpado el nombre She-Hulk para utilizarlo como marca utilizando como ganchos “fuerza” y “belleza”. Business is bussiness. Titania saca partido a costa de la abogada y trata de derrotarla en su terreno. La prima de Bruce Banner, a quien en un momento le rechinaba el sobrenombre que la presa le puso, ve como están arrancándole una parte de su personalidad. Ese alter ego que apareció como consecuencia de un accidente automovilístico. El robo de la propiedad intelectual o las imitaciones son los temas centrales en este episodio.
Y mientras todo el lío jurídico tiene lugar, Nikki Ramos (Ginger Gonzaga) trata de mejorar el outfit de su amiga/empleadora con la ayuda de Alonso Caparrós Augustus Pugliese (Josh Segarra). Aunque trato de no escribir estos textos en primera persona, permitidme contar una anécdota que ha surgido en mi memoria cuando este dúo ha ido en busca de la sastrería de trajes superheroica. Hace catorce años me encontraba en el Chinatown de Nueva York con el encargo de conseguir un par de Rolex baratos. Tras espiar al lado de una tienda, decidimos seguir a una pareja de turistas cuyo propósito era el mismo. Cual fue nuestra sorpresa al llegar a un colegio abandonado y, como si de una prisión se tratase, abrían las puertas tras hablar entre ellos con los walkie talkies. Toda aquella parafernalia era en sí una experiencia de lo prohibido que valía mucho más que la calidad de los relojes en sí. Algo así como el armario de las falsificaciones que Nikki y Pug consiguen que les muestren. El mercadillo pijamero con Vongadores, Vingadores y demás. La piratería ha llegado para quedarse en el MCU.
Previo paso (y compra chabacana), Nikki consigue alcanzar el grial de la costura. Como si de Art Rosenbaum se tratara, Luke Jacobson tiene su particular Kingsman en la que confecciona trajes para la crème de la crème superheroica. Aunque en un primer momento rechazará vestir a Jen, Nikki consigue ganarle para la causa haciéndole ver el reto que tiene por delante. Con el “me agrando, me encojo” de primero de Barrio Sesamo, el modisto se lía la manta a la cabeza con un buen montón de tela elástica.
Mientras tanto, en el juicio, Mallory Books se encarga de defender la dañada imagen de Hulka. Better Call Renee Goldsberry. Tras Ally McBeal y The Good Wife, la actriz afroamericana tiene un bagaje en el derecho capaz de rivalizar con el mismísimo John Branca. A pesar de que el personaje interpretado por Tatiana Maslany no había registrado su alias, gracias a una jugada genial conseguirá ganar el juicio. Si en el episodio anterior nos presentaron una sucesión de citas lastimosas merced a una aplicación de ligar, en este, aquellos fracasos, post paseíllo de la vergüenza, han servido para que después de testificar, la jueza considerase que la buena de Jen sí que había usado el nombre de She-Hulk antes de que su archienemiga se apropiase de él.
Se está haciendo de rogar pero Matt Murdock será el siguiente en salir a calentar. Huérfanos de cameos en este quinto capítulo, la sorpresa final ha venido cuando hemos visto ciertos cuernecitos. Más sabe el diablo por viejo, que por diablo. Esperando algo más de acción en la recta final, Hulka se vestirá con sus mejores galas consolidando sus compañías. No se aceptan las protestas, el juicio está visto para sentencia.
En episodios anteriores
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 1 – Una ira normal
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 2 – Derecho sobrehumano
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 3 – El pueblo contra Emil Blonsky
She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 4 – ¿Esto no es magia de verdad?
Jordi T. Pardo - 7
Juan Luis Daza - 6.5
Samuel Secades - 7.5
Sergio Fernández - 6.5
6.9
Nuestros redactores ya son muy conscientes de qué palo va She-Hulk: Abogada Hulka y entran gustosamente en el juego de Jessica Gao y Tatiana Maslany, pero también demandan más acción y la inminente aparición del Hombre Sin Miedo.
Seriously?
Yes
ok
Pobre Matt Murdock , la que le espera en el UCM, que Dios le pille confesado. Menuda presentación le van a dar en una serie como esta jajajajaja