#ZNSeries – She-Hulk: Abogada Hulka. Episodio 9 – ¿De quién es esta serie?

¡Chúpate esa, Kevin!, por Jordi T. Pardo

¡Vaya cierre de temporada el de She-Hulk! En eso se podría resumir lo que Jessica Gao y los máximos responsables de esta verdosa miniserie nos han ofrecido esta semana. El episodio ya no solo es el mejor y más notable de esta producción, sino seguramente de todas las propuestas que hemos visto en los dos últimos años en Disney Plus. Toda la resolución del conflicto pasa por un ingenioso y brillante uso de la cuarta pared y un sano troleo constante al espectador y aficionado que toma como principal inspiración aquel mítico cómic de la etapa de John Byrne en el que el propio guionista tenía sus más y sus menos con Hulka. Si en algún momento hemos comentado que el uso de la cuarta pared era realmente comedido para el uso que se podía darle, los responsables de la serie nos callan la boca con lo visto en este episodio y comprendemos que si este funciona tan bien es porque durante el resto de la producción no se ha abusado del mismo. Súmale a ello ese constante y divertido careo contra los aficionados tóxicos, una Tatiana Maslany que se encuentra en su salsa y un guion de auténtico locura.

Hay muchas cosas a valorar de este episodio. Pero el más destacable es esa genial manera de adaptar el uso de la cuarta pared de la etapa de Byrne al medio audiovisual, acabando de dejar clara la diferencia con otro personaje de la Casa de las Ideas como Deadpool. Porque si para este la cuarta pared es una manera de reírse del medio, para Hulka es un recurso en sí mismo que le ayuda a deconstruirlo. El inicio de este último episodio ya nos deja una sonrisa en los labios con esa parodia de la popular serie de televisión de The Incredible Hulk protagonizada entre finales de los setenta y principios de los ochenta por Bill Bixby y Lou Ferrigno. Esta sirve para refrescarnos el final del anterior episodio y explicarnos la nueva situación de Jen que perdió el control en la última entrega y ha sido detenida. No hay grandes escenas de acción y destrucción, solo esta propuesta de serie titulada The Savage She-Hulk que nos permite hacernos una idea de como hubiese sido una Hulka pasada por el filtro de Ferrigno.

Este inicio solo es una declaración de intenciones a partir de la cual se desarrolla una trama pretendidamente absurda, disparatada y convenientemente atada que nos muestra a una Jen lidiando con su nueva situación y descubriendo quién se encuentra detrás de Inteligencia. No hace falta decir que la serie lanza por tierra cualquier teoría que nos pudiésemos haber montado con ella. ¡Y entonces la propia Hulka se apea de su serie! Lo hace a través de la propia app de Disney Plus y salta a uno de los documentales de Marvel: Reunidos (los making of de las producciones de Marvel Studios) para encararse con sus guionistas, darse una vuelta por las oficinas de la susodicha Marvel Studios, encararse a la seguridad del reciento y llegar hasta el que ha sido el malo malísimo de esta producción… ¡Kevin Feige! Solo que no al que nosotros conocemos como presidente de Marvel Studios en realidad una la inteligencia artificial llamada Kit Electrónico Visual de Interconexión Narrativa (K.E.V.I.N.) que mueve los hilos de las producciones audiovisuales de la Casa de las Ideas desde las sombras usando el algoritmo de entretenimiento más avanzado del mundo. Un «nuevo personaje» que personalmente me ha recordado al H.E.R.B.I.E. de la serie animada de Los 4 Fantásticos de 1978. En fin… ¡Vaya momentazo!

Hulka había sabido adelantarse a los aficionados en sus anteriores episodios, siempre lanzando puyas a los haters y respondiendo a las críticas que la producción ha recibido a lo largo de su andadura, pero con este envite final la serie de Jessica Gao nos pone a todos contra las cuerdas y con mucha sorna se ríe de la estructura de las películas de Marvel Studios, los traumas paternos de sus héroes, la manera de abordar los efectos especiales de sus producciones… ¡hasta se atreve a preguntar por la llegada de los X-Men! Para los que no estén familiarizados con la trayectoria de Hulka en las viñetas este episodio se puede entender como una tomadura de pelo, pero para los que la conocen y los que entiende el juego este es un episodio para enmarcar, lleno de jugosos easter eggs. Es la propia Jen -el personaje- el que tiene que hacerle entender a K.E.V.I.N que pueden hacer algo diferente y que lo importante es contar su historia: la de cómo ella aprendió a convivir siendo Jen y Hulka al mismo tiempo.

En las escenas finales todavía se nos depara alguna sorpresa como el regreso de Matt Murdock y el de Hulk que viene acompañado de su hijo Skaar. El recién llegado no pronuncia ni una palabra, por lo que entendemos que todavía no tiene asignado ni un actor que lo interprete, pero deja claro que la historia de Hulk (y, por ende, la de Hulka) aún tiene algún que otro episodio pendiente en el universo cinematográfico de Marvel Studios (si K.E.V.I.N. lo permite). Lo que no sabemos es si habrá segunda temporada de Hulka… ¡¿más grande y mejor?! La verdad es que -pese a que algunos nos han intentado aguar la fiesta- muchos hemos disfrutado de este viaje y no haríamos ascos a una nueva temporada con más casos y personajes estrambóticos del fondo de armario de Marvel Comics. She-Hulk entra haciendo ruido en el universo cinematográfico de Marvel Studios, «aplastando la cuarta pared y los finales cutres». No son palabras nuestras, son las suyas propias.

Nuevo en Disney Plus/Marvel en primer plano, por Juan Luis Daza

Ese prólogo parodiando la serie El Increible Hulk, protagonizada por Bill Bixby y Lou Ferrigno entre 1978 y 1982, con el que se abre Whose Show Is This? ya apuntaba maneras de genialidad, pero después del mismo la trama vuelve a su cauce retomando los hechos inmediatamente posteriores al ataque de ira de la protagonista provocado por los miembros de Intelligencia. Lo que se materializa a continuación es una encadenado de lugares comunes y decisiones argumentales mil veces vistas que llegadas a un punto producen vergüenza ajena y eso, amigas y amigos, es algo que la misma Jennifer Walters no puede permitir. En un pasaje que no puede tildarse de otra manera que no sea brillante Hulka aparece en el menú de la plataforma Disney Plus, sale de su propio show para introducirse en Marvel: Assemble con la intención de que Jessica Gao y su equipo de guionistas le rindan cuentas en un movimiento metaficcional que haría ponerse de pie y aplaudir al mismísimo John Byrne.

A partir de ese momento y con la feliz inclusión de K.E.V.I.N el resto del capítulo es un juego metatextual en el que el rol de Tatiana Maslany no solo lucha porque su propio show se aleje de lo mundano y redundante dentro del subgénero cinematográfico superheróico, sino que hace mofa con todas las carencias, fallos y síntomas de agotamiento que los aficionados identificamos con el UCM y las producciones más recientes de Marvel Studios. Las tramas reptitivas, las traumas relacionados con padres, lo similares que son todas las películas de la compañía o los efectos digitales defectuosos aportados por una contrapartida de Kevin Feige que no deja de ser una fría inteligencia artifical, ojo al homenaje a Wall-E y por efecto dominó a 2011: Una Odisea del Espacio, o la todavía no materializada aparición de los X-Men hacen de She-Hulk: Attorney at Law una serie interactiva cuya autconsciencia se ha desarrollado casi en tiempo real.

Porque el mayor logro de Jessica Gao y su equipo de guionistas ha sido saber adelantarse a los previsibles y simplistas argumentos del sector más tóxico del fandom reflejado magistralmente en los componentes de Intelligencia que extrapola milimétricamente y con un acierto mayúsculo muchos de los comentarios que han sido vertidos sobre esta ficción por parte de personas alérgicas a la visbilidad, la inclusión o el empoderamiento femenino, dándonos la impresión de que los capítulos se iban escribiendo sobre la marcha con respecto a lo que se podía leer en redes sociales. Un final magistral que eleva una serie que durante nueve semanas nos ha ofrecido diversión a raudales, personajes entrañables, una protagonista henchida de carisma y una sana intención de, aunque sea solo por esta vez y de manera aislada, volar por los aires los convencionalismos del Hollywood actual. Larga vida a She-Hulk: Abogada Hulka.

Six Seasons and a Movie, por Samuel Secades

Una de las experiencias más felices de mis años de lector infantil de cómics fue sin duda cuando cayó en mis manos un ejemplar de Los 4 Fantásticos titulado El Juicio de Reed Richards; en aquella temprana edad no estaba ni mucho menos siguiendo ninguna serie, así que pasó como muchos cómics sueltos que leíamos de pequeños y me metí de lleno y al más puro in medias res en los 4F de un tal John Byrne; muchas maravillosas preguntas rondaron mi cabeza durante años hasta que pude ponerles contexto y responderlas, al estilo de “cómo había salvado a Galactus Mr. Fantástico”, “cómo habría sido la batalla que acababan de tener contra el Doctor Muerte” o “por qué Namor flirteaba de aquella manera con Sue Richards”, pero el mejor momento del cómic llegaba cuando el mismísimo Vigilante se presentaba en casa del propio John Byrne para llevarle al espacio y que fuera testigo (y narrador) del juicio a Mr. Fantástico. No era la primera vez que veía romperse la cuarta pared de aquel modo, y es ya me había acostumbrado a ver aparecer en los tomos de Super-Humor a Ibáñez colándose en sus historietas, llegando a la redacción con un séquito arrojando pétalos de rosa a su paso y encendiendo habanos con billetes de mil pesetas, o alocados vistazos a la redacción de Bruguera. Pero, pardiez, aquello era Mortadelo y Filemón y esto era el Universo Marvel. Cuál fue mi sorpresa cuando, poco después, descubrí en otro cómic suelto que llegó a mi poder, esta vez de la cabecera que compartieron el Capitán América y Thor, que el propio Capi se había buscado trabajo como dibujante, y justo en mi número tenía una entrevista en las oficinas de Marvel con el propio editor Mike Carlin donde Steve Rogers era contratado sin saber que estaban poniendo en nómina al mismísimo Capitán América.

Disfrutando como un enano de aquella Marvel juguetona y habiendo disfrutado igualmente después de la Hulka firmada de nuevo por aquel tipo de barba rubia que me hizo abrir los ojos como platos de crío, cómo no iba a caer rendido ante el final que se ha marcado Jessica Gao y compañía (ojo a los cameos de los guionistas de la serie en la escena de la redacción) para la Hulka televisiva, comenzando por esa intro homenajeando a la inolvidable El Increíble Hulk de Bill Bixby y Lou Ferrigno que ya arrancó los primeros aplausos de un excelente cierre para esta primera temporada. Hulka volverá, claro está, apareciendo en otras películas y grandes eventos como a los que se asomaba en el menú de Disney+, pero de momento esta She-Hulk televisiva ya ha dejado su huella en el MCU con un tono que le ha sentado como un guante al personaje; y, sobre todo, regalándonos a una inmensa Tatiana Maslany que nos ha conquistado (a nosotros y a Matt Murdock, por supuesto).

She-Hulk: Attorney at Law ha sabido ir encontrando a su público tan eficientemente como ha marcado a su enemigo desde el primer episodio, de manera tan directa que ya detectamos en casi cada comentario negativo sobre la serie a un potencial miembro del foro de Intelligencia. Y es que hasta para los villanos ha sabido esta Hulka saltarse los clichés de Marvel Studios. Lo malo de tanta sinceridad con su parte final tiene, eso sí, un lado negativo, y no es más que con lo que amenazaba el Arquitecto a Neo en Matrix Reloaded: el miedo a que Hulka haya sido una anomalía al igual que el pobre Keanu, necesaria para seguir con la simulación de revolución, y ahora toque purgarla en el sistema, reiniciar Matrix y volver a los conocidos algoritmos de entretenimiento estándares. O quizás K.E.V.I.N. ha aprendido algo más de su encuentro con Jennifer Walters y siga con la senda de este MCU televisivo que, con sus luces y sombras (que ha habido bastante de ambas), ha logrado ser más que un complemento semanal al MCU cinematográfico y convertirse en pequeñas delicias como esta Abogada Hulka que, como aquel número suelto de Byrne y sus 4 Fantásticos, ha servido para que quiera comprar el siguiente número sin falta. Nos vemos en la segunda temporada.

Tenemos que hablar de Kevin, por Sergio Fernández

Anteriormente, en She-Hulk… ya está aquí, ya llegó el último capítulo de la primera temporada de Hulka y lo ha hecho por todo lo alto. La serie creada por Jessica Gao guardó un buen excedente de pólvora para volar todo por los aires en la gran final. Homenajeando/parodiando al gigante esmeralda interpretado por Lou Ferrigno, ¿De quién es esta serie? arranca con una reconstrucción de los hechos en clave setentera muy del gusto de Spike Lee. Habrá quien diga que estas transformaciones oníricas están más trabajadas que el CGI de la protagonista cuando sufre su particular metamorfosis, pero ya hemos hablado largo y tendido sobre este tema. Afortunadamente, la balanza de este episodio ha quedado desequilibrada por el peso de sus virtudes. Este arranque tan potente, además de sacarnos la mayor de nuestras sonrisas, ha servido para ponernos en situación a pesar de que todo fuera un sueño. A diferencia de lo sucedido con Antonio Resines en Los Serrano, para desgracia de Jennifer Walters, todo lo que ha sucedido, ocurrió realmente. Un tema, el de los sueños, con el que se permitirán trastear más adelante en un brillante ejercicio de metaficción.

Antes de llegar a ese punto, las piezas encajaron con lo mostrado en la antesala de la finalísima. Tras violar su intimidad y humillar la imagen de Jen públicamente, esta arruinó su gran noche poniéndose en modo destructor. Pues bien, tanto aplastar solo ha servido para perder su trabajo y, cual Emil Blomsky, llevar un inhibidor en el tobillo que le impida convertirse en su alter ego. La vuelta a la casa de sus padres ha servido para que comprobemos que el personaje notablemente interpretado por Tatiana Maslany tenía el derecho por vocación. Los posters de Una rubia muy legal y Erin Brockovich funcionan no solo como modelos para la protagonista sino, en parte, también para la serie. She-Hulk se ha rebozado mucho sobre Ally McBeal pero, sobre todo, de la fuente original. Recordad el mandamiento. Amarás al cómic sobre todas las cosas…

Con la ayuda de Nikki (Ginger Gonzaga) y Pug (Josh Segarra), Jen teje la madeja para cercar a Inteligencia. Dime de qué presumes y te diré de que careces. Como no podía ser de otra forma, los miembros de esta organización han resultado ser un grupo de haters misóginos de los que tanto abundan en redes sociales. Los troles han sido troleados. She-Hulk ha metido el dedo en la llaga haciendo retorcer de dolor a todos aquellos que piensan que el cortijo de la virilidad no solo debe permanecer impertérrito, sino también aprovechar la mínima oportunidad para hacer de menos el empoderamiento femenino. En la escena de la infiltración de Pug, una vez más, han quedado perfectamente retratados.

El episodio va avanzando hacia un aparente climax final… pero cuando todavía queda la mitad del mismo. Sospechoso. Al más puro estilo comiquero, tras la revelación de que Todd Phelps (Jon Bass) es El Rey Hulk (y su posterior transformación), van apareciendo personajes recurrentes de la serie (Tim Roth, Mark Ruffalo, Jameela Jamil…). Secundarios, reuníos. Es en este momento cuando Jen/Tatiana toma el control. Más allá de su increíble fuerza, Hulka tiene el mayor poder de todos. Rompiendo la cuarta pared, es capaz de cambiar su propio show. En una escena memorable, la prima de Bruce Banner aparece en el menú de Disney+ tras echar la puerta abajo. Quejándose de la deriva que está tomando el episodio final, harto convencional, hace su particular desescalada para colarse en Marvel: Reunidos. Los quince minutos siguientes son, desde entonces, historia del MCU. Una genialidad como hacía tiempo no teníamos la suerte de disfrutar en un proyecto cada vez más colosal.

Una vez la protagonista se enfrenta con los guionistas por la frágil trama hilada y con varias respuestas por parte de estos que nos roba más de una carcajada, esta se decide a ver al gran Kevin. Sin lugar a dudas, todos pensamos que había llegado el momento de que Maslany se reencontrase con Feige (el padre de todas las cosas en Marvel Studios) para continuar con la disputa iniciada anteriormente con los escritores del episodio final. Nada más lejos de la verdad. El mandamás de la versión audiovisual de La Casa de las Ideas es una inteligencia artificial cuyo nombre es un acrónimo de Knowledge Enhanced Visual Interconnectivity Nexus y su aspecto recuerda a su homólogo en la añorada Final Space, aunque su discurso es más propio del Hue de esa misma serie o del Gerty, a quien puso voz Kevin Spacey en Moon. En una deliciosa conversación entre ambos, Kevin pone sobre la mesa el temido término del algoritmo. El arte y la imaginación han perdido su lugar en favor de una industria que funciona de manera mecánica sin posibilidad de sorprender. A lo largo de la temporada, Jen ha ido sufriendo reveses en lo personal hasta que ha dicho basta. Elige el final, elige Matt Murdock, elige una comida con su familia, elige los cómics, elige She-Hulk, elige Hulka. Hasta la vista, jurista.