«Soy el mejor superhéroe del mundo y hago lo que me da la puta gana»
Ha sido uno de los estrenos del último mes y parece que se está ganando al público con su visión descarnada y violenta de los superhéroes. The Boys se ha estrenado en Amazon Prime en forma de serie con una primera temporada de ocho episodios que nos introduce a este universo creado en los cómics por Garth Ennis y Darick Robertson. Los productores de esta serie vuelven a ser Evan Golberg y Seth Rogen que en su adaptación de Predicador no acabaron de saber tocar las teclas apropiadas para atraer la atención sobre esta producción basada en una de las obras más emblemáticas de Ennis a lo largo de toda su carrera. La diferencia en este caso es el cambio de plataforma –Predicador como The Walking Dead era responsabilidad de AMC Studios– que les ha permitido asumir un mayor riesgo y acercarse más fielmente a la historia del cómic.
En el reparto de la producción encontramos a nombres como los de Karl Urban, Jennifer Esposito, Jack Quaid, Elisabeth Shue, Karen Fukuhara, Erin Moriarty, Antony Starr o Haley Joel Osment. En Zona Negativa nuestro compañero Juan Luis Daza ya nos ofreció sus primeras impresiones sobre esta primera temporada de The Boys, pero como nunca está de más una segunda opinión hemos reunido a un pequeño grupo de redactores a los que les va este rollo de patear culos de superhéroes para que nos cuenten que les ha parecido a ellos la serie. Por sus nombres los conoceréis, Jordi T. Pardo, Cristian Miguel Sepúlveda, Raúl Gutiérrez y Sergio Fernández Atienza. ¿Y vosotros ya habéis visto The Boys? ¿Qué os ha parecido? ¿Es una buena adaptación del cómic original?
La perversión del héroe, por Cristian Miguel Sepúlveda
Me acerqué con algo de recelo a esta serie, simplemente porque no estoy consiguiendo encontrar mi camino en el modelo televisivo de adaptar el género. No había leído el cómic original de Garth Ennis, pero por lo que evidentemente conozco del autor norirlandés, sabía que la historia y los personajes iban a ser macarras, irreverentes y políticamente incorrectos. Pocos minutos después de comenzar a ver el primer episodio, obtuve una rotunda confirmación: definitivamente, esta no iba a ser la típica serie de superhéroes, y se notaba desde el principio el tono de Ennis. Con una impactante e inesperada, más por las formas que por otra cosa, muerte de uno de los primeros personajes que aparecen en pantalla, y en concreto de la novia de Hughie, la historia te agarra y no te suelta, aunque tu quieras, hasta el final del octavo y último episodio.
A partir de este punto, en el que nos dejan claras sus intenciones, es decir, desmitificar los superhéroes, y nos iremos encontrando con una retahíla de falsos mitos desmontados uno a uno, con máscaras literales y metafóricas, y mostrándonos, o bien a verdaderos monstruos como el Patriota, hasta resignados por el sistema como la Reina Maeve y Starlight, o patéticos y acomplejados como El Profundo. Todos ellos dominados por una empresa que lo único que busca es su beneficio personal, construyendo para ello una farsa tras otra, preocupándose más por la imagen que proyectan a la sociedad, que de las necesidades de ésta misma.
Una perspectiva interesante y original que además puede servir para atraer a todas aquellas voces que critican los superhéroes, o que los ven ya con cierto hastío, y en donde pueden encontrar un regocijo personal al ver la absoluta desmitificación y perversión que dibuja el showrunner desde el mismo comienzo de la historia. Más allá por supuesto, del debate que plantea, es decir, si éste es un retrato realista de cómo serían los superhéroes en un mundo real y sobre todo actual, pero evidentemente es un tema que merece otro contexto y sobre todo, una reflexión mucho más profunda.
Posteriormente he podido acercarme al cómic de Ennis, y más allá del evidente aligeramiento del tono violento, y sobre todo erótico de la historia original, lo cierto es que los cambios introducidos son aportes muy interesantes que dan una perspectiva y unos matices diferentes a según qué personajes, especialmente en el caso de El Patriota, que adquiere en su adaptación televisiva una condición de villano mucho más malévolo e inteligente, y sobre todo, transmite exactamente el horrible y profundo temor que un Dios entre hombres como él debe transmitir.
Y precisamente es El Patriota uno de los personajes más interesantes y atractivos, sino el que más, que deja en pañales a cualquier versión corrupta de Superman, incluida la de Injustice. Anthony Starr está inmenso, proyectando el terror sobre los personajes que le rodean y sobre el espectador en cada una de sus escenas, incluso en aquellas en las que apreciamos su vulnerabilidad psicológica. Tampoco se le queda lejos Karl Urban como un Billy Butcher obsesivo y egoísta, aunque con un buen corazón que cada vez está más enterrado en lo más profundo de su ser, y un Jack Quaid como Hughie que cumple estupendamente su papel de chico bueno. De hecho, cuesta encontrar una interpretación mala o mejorable, y todos los actores secundarios están estupendos y bien dirigidos, destacando al traidor Mesmer interpretado por un irreconocible Haley Joel Osment.
La trama queda absolutamente abierta para una segunda temporada que promete un cambio de perspectiva en personajes como Billy Butcher o incluso el propio Patriota, que veremos en qué resultan. Mientras tanto, para amenizar la espera, siempre me queda, tanto a mí como a los que aún no la conozcáis, seguir leyendo la obra original de Ennis, que no es desde luego mal remedio.
Es la hora de patear culos de superhéroes, por Jordi T. Pardo
The Boys puede ser fácilmente la obra más extrema de Garth Ennis y para los que conocen bien a este autor saben que decir algo así son palabras mayores; pero si no lo es, al menos si representa a la perfección su discurso respecto al cómic de superhéroes y su desmitificada visión sobre los mismos. El irlandés es conocido para su manera de ridiculizar siempre que tiene la ocasión a los metahumanos, cebándose especialmente contra aquellos que saturan las estanterías de las tiendas de cómics. En The Boys se alió con Darick Robertson para acabar con todos ellos, para construir una historia llena de referencias sangrantes al cómic mainstream, escenas mucho más allá del buen gusto y un gozoso argumento metatextual que ponía el dedo en la llaga respecto al sistema de publicación de estas historias. Este es un prototipo de historia que hemos visto en otros trabajos suyos, como en la magnífica Hitman, en su primera etapa con Punisher o en la provocadora The Pro, pero que nunca había llegado a cotas de bestialidad gráfica tan grandes como en la presente The Boys.
Lo curioso es que una obra con este punto de vista haya sido la escogida por Amazon Studios para realizar una adaptación en forma de serie de televisión. Está claro que para muchos el género superheroico es hoy también una plaga que se ha extendido a los cines y las pantallas de televisión de todo el mundo. Ya no se trata de los personajes de siempre, en plataformas como Netflix podemos encontrar también superhéroes de nuevo cuño procedentes de las producciones de los más diversos países que han colaborado con la compañía. Es el momento apropiado pues para disfrutar de una historia de este tipo, aunque el anuncio de una adaptación sobre una obra tan salvaje como está generaba una duda razonable sobre lo que podríamos ver en ella. La desnaturalización de adaptaciones como Lucifer, iZombie o Predicador estaban ahí para recordarnos que hay compañías a las que les cuesta mucho respetar el medio de origen del que extraen sus historias. Por suerte, The Boys no ha corrido esta suerte, podemos incluso afirmar que de la última hornada de series televisivas basadas en cómics esta es una de las que mejor suerte ha corrido.
The Boys consigue captar a la perfección el tono irreverente y el discurso de la obra original de Garth Ennis y Darick Robertson sin tener por ello que ser una adaptación literal de la misma. De hecho, en el manejo de ciertas cuestiones, la serie profundiza y define mejor algunos de los temas que trata la historia original pero que se ven empañadas por el exceso de violencia gratuita que acompaña siempre a su creador. Los personajes principales -y los secundarios- están más humanizados en la producción de Amazon Studios y también está mejor retratada esa sociedad dominada por el culto al superhéroe insinuada en los cómics. La serie actualiza este último concepto y nos permite ver el paralelismo de las prácticas de la ficticia Vought American con la estrategias de marketing de las grandes corporaciones de nuestra realidad, el ecosistema de los medios de comunicación en la era de las fake news y la posverdad y la superficialidad de la fama como ente para aglutinar masas de «zombiadictos» y tratar a seres vivos como auténticos productos. La lectura aporta matices muy interesantes y la alejan de lo convencional y el puro efectismo.
En lo negativo, esta primera temporada de The Boys se deja imbuir en exceso por esta idea, centrando su fuerza en una única trama que apenas nos deja entrever ese universo mucho mayor plagado de superhéroes de escasa moralidad que vemos en las páginas de los cómics. Lo que se nos cuenta está bien narrado y no hay sensación de relleno, como sucede en muchas producciones actuales, pero se echa de menos un enfoque mayor sobre este universo. En parte, esto pasa porque la producción funciona como precuela de la historia que ya conocemos, dando respuesta a cuestiones que no se tratan en el cómic pero que en ningún caso trastocan la esencia de la serie. No obstante, si avanzan acontecimientos o toman caminos distintos a los allí planteados. La violencia tiene su protagonismo y está más medida que en el cómic original, un tema que es normal y que en este caso no se debe relacionar con la falta de riesgo ni la intención de edulcorar la trama -para muestra alguna de las escabrosas imágenes que se nos quedan en la retina en esta primera temporada- sino de dosificar bien el ritmo y crear un argumento que no dependa solo del golpe de efecto.
Si seguimos enumerando aciertos de la producción de Amazon Studios llegamos a su casting, con unos actores entregados al espectáculo que no se pierden en la sátira de la historia. En su labor destacan el Carnicero construido por un siempre eficiente Karl Urban, el aterrador Patriota de Antony Starr o la maquiavélica Madelyn Stillwell de la veterana Elisabeth Sue. Pero no menos loable es el trabajo Erin Moriarty como Luz Estelar y el de personajes más secundarios como la Reina Maeve de Dominique McElligott o el resto de los miembros de The Boys formado por Laz Alonso como Leche Materna, Karen Fukuhara como La Hembra, Tomer Kapon como Frenchie o Jack Quaid como Hughie. Todos ellos son fieles reflejos de sus homólogos de las viñetas, pero la serie de Amazon Studios permite más espacio para conocer algo más de ellos, especialmente de meras «máquinas de matar» como El Francés y La Hembra que apenas tienen un desarrollo en los cómics.
Si sumamos todo esto a unos efectos visuales y un diseño de producción y vestuario que no tiene reparos en adaptar casi al pie de la letra los coloridos trajes de sus superhéroes ni sus lugares comunes, podemos confirmar a The Boys como una de las agradables sorpresas de esta temporada. Parece que sus productores Evan Golberg y Seth Rogen han aprendido de sus errores pasados -como los vistos en Predicador– y nos ofrecen en este caso una buena muestra de cómo adaptar un cómic a la pequeña pantalla de forma libre, pero salvaguardando sus señas de identidad y a sus personajes. Los ocho episodios de The Boys se pasan en un suspiro y dejan con ganas de mucho más. Ahora toca lidiar con las expectativas de cara a la próxima temporada en la que esperamos poder ver muchos más culos de superhéroes pateados.
Increíblemente súper, pero difícilmente unos héroes, por Raúl Gutiérrez
Cuando uno piensa en la época en la que estamos viviendo actualmente a nivel de televisión, cine y la unión de ambos medios audiovisuales con el mundo del cómic, resulta inevitable echar la vista atrás y no pensar cuan afortunados somos. Y es que, sí, está claro que las adaptaciones de cómic (el medio actual de moda) están llegando a saturar la pequeña y la gran pantalla, pero para quienes vivimos el cómic como una parte crucial de nuestra vida, nunca es suficiente.
A la hora de adaptar un cómic, como ocurre con una novela, está siempre el equilibrio entre la literalidad y lo que el equipo creativo de turno quiere contar en el medio audiovisual. En un extremo tenemos aquellas productoras que solo compran un nombre para vender más aunque después su producto final nada que ver con el que toman de referencia (hola, Lucifer) y en otro extremo aquellos productos que como la película de 300, y a pesar de ciertas licencias, llevan casi viñeta por viñeta el cómic que adaptan a la pantalla que le da movimiento.
La realidad es que este último es aparentemente fácil si pensamos en que todo producto audiovisual suele tener un story board en el que se apoya, y en que todo cómic tiene un guión de estructura muy similar a la del guión televisivo y cinematográfico. Sin embargo, mentiríamos si no reconociéramos que un producto no es peor ni malo por estar mal adaptado, ni es mejor o bueno por trasladar literalmente un cómic a una película o serie. Y es que, la calidad de lo que veamos en este caso, en la televisión va a depender de lo bien que hayan sabido jugar en la cadena de turno con los elementos que el cómic les daba.
En el caso de The Boys, se ha conseguido una amalgama que para mí supone lo que toda adaptación debería cumplir. Y es que, son los personajes del cómic, viven en el mismo entorno que en el cómic, se comportan como en el cómic, pero la serie se deja fluir y desarrollar de un modo distinto, contando su propia historia ofreciéndonos a la vez algo nuevo, y sin llegar a traicionar la esencia del producto en el que se basa (traición que por otro lado no debería ser un término válido, pues como he dicho antes, hay grandes productos de mucha calidad que nada tienen que ver con lo que adaptan).
En cualquier caso, y sea como fuere, The Boys llega a la televisión en el momento perfecto. Y es que, tras casi veinte años de ver superhéroes en el cine, y de inculcar al gran público la idea de los hombres y mujeres empijamados que nos defienden de grandes villanos llega el momento de dar el siguiente paso, ahondando en la psicología de aquellos que pese a tener poderes no son precisamente buenos, en quienes son Supers, pero no precisamente Héroes.
En ese sentido, The Boys es una serie que también sabe adaptar lo que Garth Ennis y Darick Robertson nos contaron a principios del presente siglo pero tomando como referencia el mundo actual. Así, donde la Vought American del cómic era una gran multinacional que producía cómics que a su vez eran tanto fuente de grandes ingresos, como la base de la mentira en la que el pueblo vivía, aquí ese lugar lo ocupan las películas, las series, el merchandising, y por supuesto el gran protagonista silencioso de la serie: Las redes sociales.
Y es que, no podríamos hablar de gran popularidad en el mundo superheroico que nos quiere mostrar The Boys hoy en día, sin prescindiéramos del hecho de que actualmente alguien es tan famoso como el número de seguidores que tiene en Twitter, los likes que recibe en facebook, o las visitas en Youtube.
Ello, lejos de chocarnos y sonarnos ajeno, le da más cercanía a la obra original respecto del público actual que quizás no la conozca, o respecto de los que hemos leído el cómic varias veces, pero esperamos ver en televisión algo que nos enganche y que nos sorprenda, no una historia que ya conocemos al pie de la letra y que puede llegar a resultarnos cansina, sobre todo en formato serie, un formato con mucho más metraje total que el cinematográfico, que además puede tomarse mucho más tiempo que el cine en contar sus historias.
Tal es la perspectiva más realista y menos histriónica con la que la serie se ha acercado al cómic que servidor incluso habría cambiado el nombre de algunos personajes como Leche Materna, si finalmente su denominación no va a tener nada de importante en el desarrollo de la trama (lo que todavía desconocemos). Y es que, estaba claro que en esta ocasión era mucho más importante demostrarnos porque Los Siete y Vought eran unos auténticos bastardos mentirosos que hacían un uso indebido y muy actual de las redes sociales, que enseñarnos como un remedo de Bruce Wayne y Tony Stark no tiene más opción que penetrar un meteorito con su miembro viril para salvar la tierra.
The Boys nos demuestra de este modo que se puede ser fiel a un espíritu y a una idea, sin copiar literalmente aquel producto adquirido por la cadena, dándonos un resultado que no es ni mejor ni peor, pero sí distinto y más acorde a las tendencias actuales.
La cara oculta de los superhéroes, por Sergio Fernández
En pleno apogeo de la ficción superheroíca en el mundo audiovisual, llegó el momento de su deconstrucción. Para ello que mejor material como referente que
A diferencia de otras adaptaciones para la pequeña pantalla como Preacher, Clase Letal o Runnaways, la serie de Amazon dio en la diana. Sin prácticamente altibajos (puede que pierda un poco de fuerza en la parte central), The Boys reproduce a la perfección la esencia inyectada por Ennis, como si se tratara del compuesto V, en el mundo de las viñetas. Cierto es que la adaptación a la pequeña pantalla es un poco menos gamberra y que las dosis de sexo y casquería se han reducido considerablemente, pero el espíritu de la obra ha quedado grabado en su ADN. Mérito de, esta vez sí, Eric Kripke, Seth Rogen y Evan Goldberg.
Más allá del tono y de su interesante trama, The Boys destaca por un reparto que luce en su conjunto de manera brillante. Mucho se ha hablado del trabajo realizado por Anthony Starr (a quien descubrimos en la muy reivindicable Banshee) y lo cierto es que construye un Patriota tremendo, implacable y que inquieta con su sola presencia. Pero no menos excelente está Elisabeth Shue, a quien echábamos de menos en proyectos de mayor enjundia. La nominada al Oscar y al Globo de Oro en 1996 por Leaving Las Vegas ofrece una exquisita interpretación como Madelyn Stillwell, una maquiavélica ejecutiva que manipula a su antojo y cuya compleja relación con El Patriota se presenta como clave en el devenir de la temporada.
Además de esta peculiar pareja, Karl Urban se postulaba como apuesta segura en el rol de Billy Butcher y si algo podemos achacar, por decir algo, es que le vemos menos en pantalla de lo que nos gustaría. El Carnicero lidera una banda en la que Laz Alonso es la viva imagen de LM y la relación entre Frenchy y Kumiko genera una ternura necesaria entre tantas cabronadas que veremos en pantalla. Por otra parte, la química entre Jack Quaid y Erin Moriarty está por encima de lo esperado y ambos están notables como Hughie y Starlight.
Como ya pasara en productos de este tipo, el guion se aleja lo suficiente del noveno arte como para que aquellos que hayamos leído la obra sigamos la historia con interés. Una trama en la que se da una mayor presencia a Los Siete, quizás demasiada, y sus diferentes subtramas, con ánimo de dar una mayor profundidad a los personajes, son la parte más floja en los ocho capítulos del primer arco. Una duración perfecta que se debería imponer para el resto de productos televisivos para, de esta forma, acabar con los engorrosos capítulos de relleno.
Los diversos guiños al cómic suponen un interesante añadido para los seguidores del mismo aunque, seguro, estos echarán de menos la comparecencia de otros grupos de superhéroes que, esperemos, aparezcan en posteriores temporadas. En definitiva,
¡Es la hora de la encuesta!
¿Qué te ha parecido la primera temporada de The Boys?
- Notable. Me ha sorprendido gratamente... ¡quiero más! (45%, 155 Votes)
- Excelente. De las mejores adaptaciones que he visto. (43%, 148 Votes)
- Buena. Podría ser mejor pero se digiere muy bien. (9%, 31 Votes)
- Regular. Me parece un poco edulcorada. Le falta sangre, sexo y tacos. (3%, 10 Votes)
- Mala. No me interesa la versión Hacendado de un cómic de Garth Ennis. (1%, 4 Votes)
Total Voters: 348
VALORACIÓN GENERAL
Cristian Miguel Sepúlveda - 8.5
Jordi T. Pardo - 8.5
Raúl Gutiérrez - 7
Sergio Fernández - 8.2
8.1
MACARRA
La redacción ha llegado a la conclusión de que The Boys es una de las mejores series relacionados con superhéroes que podemos ver hoy en día. Una producción notable que ofrece una visión desmitificadora y fresca sobre los superhéroes que conserva toda la mala leche de la obra original de Garth Ennis y Darick Robertson.
Yo he tenido una sensacion agridulce la verdad. Me ha gustado bastante, sobre todo el principio, y eso me ha hecho albergar esperanzas de ver transladado el comic a la pantalla, lo cual ha sido un craso error.
Es una sensacion rara, aplicando el test del pato, me parece que se parece a The Boys, suena como The Boys, pero no es The Boys. Le daria un 6,8.
Por cierto, me ha parecido todo un acierto en forma de guiño poner a Simon Pegg como padre de Hughie. Mas quenada porque el Hughie del comic es Simon Pegg. Aunque claro que por edad ya no vale para el papel.
Nadie que haya leido The Boys puede pensar que esta es una buena adaptacion. Estos tipos (Evan Goldberg, Seth Rogen) sigue convencidos que pueden escribir mejor que Garth Ennis y sus dialogos son pateticos. Excepto Homelander y en parte Butcher, el resto de los personajes cuesta reconocerlos.
La misma basura que Preacher.
Yo he leido el cómic y yo creo que es una buena adaptación.
Hay que entender que el lenguaje cinematográfico y el cómic son radicalmente distintos. Lo que funciona en las páginas no tiener por qué funcionar en una serie de televisión y por ello se hacen diversos cambios que en mi opinión son muy acertados. Además el humor de Ennis es es muy complicado trasladarlo a la imagen real tal cual pero la idea general es la misma.
Por ejemplo. ¿Has visto alguna vez el «live-action» de un anime japonés? Por lo general son horrendos precisamente porque intentan trasladar a imagen real algo animado en proporción 1 a 1. Es casi imposible que salga bien porque son dos artes con sus lenguajes visuales bien distintos.
Pues esto es igual.
Pues yo me he leído los cómics, los disfruté muchísimo y he disfrutado la serie también. Decir que está ligeramente inspirada en The Boys me parece muy fuerte. Yo soy de los que como Miguel opina que todo lo esencial está ahí. Hay menos sexo? Relativamente. Hay menos tramas de violación anal, tema con el que Ennis a veces manifiesta cierta obsesión pues en el cómic parecía la motivación de muchos supers, mención a parte al arco de Tek Knight y su pulsión de querer practicar sexo con cualquier persona o cosa. Tramas así son tremendamente difíciles de adaptar a la televisión.
Yo me quedo con la escena del delfín. Vaya panzada de reir.