Dirección: Glen Winter, Alexandra La Roche, Armen V. Kevorkian, Tom Cavanagh, Laura Besley, Brent Crowell, David McWhirter, Dermott Daniel Downs, Stefan Pleszczynski, Phil Chipera, Chris Pepe, Tara Nicole Weyr, Ralph Hemecker, Gregory Smith, Harry Jierjian, Kevin Smith, Hanelle M. Culpepper, Rachel Talalay, Rob J. Greenlea, Kevin Mock, Viet Nguyen, David McWhirter
Guión: Greg Berlanti, Andrew Kreisberg, Geoff Johns, Todd Helbing, Eric Wallace, Jonathan Butler, Gabriel Garza, Sam Chalsen, Judalina Neira, Sterling Gates, Thomas Pound, Lauren Certo, Kristen Kim, Mike Alber, Gabe Snyder, Jeff Hersh, Josh Gilbert
Música: Blake Neely
Fotografía: Glen Winter, Jeffrey C. Mygatt, Stewart Whelan, C. Kim Miles
Reparto: Grant Gustin, Candice Patton, Danielle Panabaker, Carlos Valdes, Keynan Londsdale, Neil Sandilands, Tom Cavanagh, Jesse L. Martin, Danielle Nicolet, Hartley Sawyer
Duración: cuarenta minutos
Productora: CW / Berlanti Productions, DC Entertainment, Warner Brothers Television
País: Estados Unidos
No era la primera vez que el velocista escarlata de DC tenía su oportunidad televisiva. En el año 1990, una versión catódica de Barry Allen había corrido durante una temporada, siguiendo la estela de la exitosa versión cinematográfica de Batman. Sin embargo, ya fuera por el coste de cada episodio (explicación oficial), ya fuera por otras causas (sobre las que algún intérprete del reparto ha dejado de caer alguna reflexión, sin entrar en detalles) la serie se canceló al final de la primera temporada, dejando tras de sí un buen sabor de boca. En TVE se emitió en varias ocasiones y fue allí donde pudimos ver a un Mark Hamill convertido en villano, un poco antes de que interpretara como actor de voz al mejor Joker de la mejor versión de las aventuras de Batman que ha dado la pequeña pantalla y, si me apuran, cualquier pantalla, pero ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda una vez más. Para lo que aquí importa, el nuevo Flash televisivo tenía un precedente y los responsables de la nueva aventura se encargaron de recordarlo (a quienes ya andábamos por el mundo a principios de los noventa) y de darlo a conocer (a quienes no habían pillado ni la emisión original ni las sucesivas reemisiones).
La presentación en sociedad del nuevo corredor se produjo en la segunda temporada de Arrow, en la forma de un piloto encubierto. Allí, un Barry Allen que aún no había obtenido sus poderes viajaba hasta Starling City y acababa haciendo equipo con el arquero, al tiempo que se planteaba la hipótesis de una relación sentimental con Felicity Smoak. La historia terminaba con el origen canónico de Flash -en la forma de un accidente cuyas consecuencias justificarían la aparición de personas con poderes en el flecha-verso- y con el añadido posterior de que el experimento había salido bien.
Desde su primera temporada, The Flash ha mostrado buena parte de los elementos definitorios del personaje y su mundo -tanto los clásicos como las aportaciones de un Geoff Johns que forjó en los tebeos del personaje buena parte de su prestigio como guionista de referencia en DC-. Al mismo tiempo, recuperó para esta nueva versión a algunos de los intérpretes de la serie de 1990, empezando por John Wesley Shipp (el Flash noventero, que aquí tomará el papel del padre de Barry, encarcelado por el asesinato de su esposa), continuando con Amanda Pays (que, en ambos casos, toma al personaje de la científica Cristina «Tina» McGee) y terminando con Mark Hamill (que vuelve como Trickster, para brindar un par de escenas tan divertidas como memorables). Sobre estos mimbres, la primera temporada brindó las aventuras de un Barry Allen que aprendía a usar sus poderes, a llevar una doble vida y a intentar que no se le notara mucho su enamoramiento por Iris West, la hija del hombre que le acogió como padre adoptivo cuando su madre murió asesinada y su padre fue injustamente acusado del crimen.
El desarrollo de esa primera tanda de episodios y de su sucesora jugó con los conceptos de viaje en el tiempo y realidades alternativas, estableciendo como puntos centrales la posibilidad de una relación amorosa entre Barry e Iris, así como la tentación que el primero tenía de salvar a su madre. Muy pronto se hizo patente que uno de los puntos fuertes de la serie era su elenco de secundarios: The Flash tiene un reparto coral -como se reconoce y queda patente en el último episodio de la cuarta temporada, titulado We are the Flash- cuyos integrantes tienen sus propias tramas, aventuras y desventuras. En ese sentido, no es desacertado indicar que la serie toma muchos trucos que son propios de los culebrones: amores, desamores, sinsabores, secretos… en definitiva, unas herramientas que tampoco son extrañas a los tebeos súper-heroicos. La adición de Tierra 2 y de las implicaciones inherentes a la coexistencia de múltiples universos supuso un punto a favor de las tramas pero, al igual que está sucediendo con Arrow, la premisa de una némesis por temporada está empezando a hacer estas un tanto repetitivas. Tanto en la tercera como en esta cuarta, se ha amagado con cambios profundos, para luego volver al orden establecido al par de episodios. Ya sea con Flashpoint o con Wally asumiendo el puesto de Barry, el caso es que, como sucede con los tebeos, la audiencia reacciona asumiendo que, más pronto que tarde, las aguas volverán a su cauce. La sensación de desgaste no es tan acusada como en Arrow, pero empieza a ser perceptible.
Al principio de esta cuarta temporada, Barry está exiliado en la fuerza de la velocidad. La lucha contra Savitar se ha tomado su premio pero, muy pronto, quedará patente que el Flash original debe volver a Central City. Una nueva amenaza -un samurái mecánico con un parecido muy curioso a cierto enemigo del Final Fight- obligará al equipo Flash a rescatarle, siguiendo -sin saberlo aún- el plan maestro del que será enemigo principal de la temporada, Clifford DeVoe (Neil Sandilands). La trama principal discurrirá por una senda no demasiado distinta de la utilizada en la temporada anterior: el velocista y sus compinches intentarán infructuosamente oponerse a este nuevo oponente, hasta el enfrentamiento final.
A pesar de que el desarrollo argumental se parece un poco mucho al de la guerra contra Savitar, hay que reconocer que hay también algunos elementos de interés. Por un lado, tenemos el paso de Barry por prisión -la misma donde estuvo su padre y un claro homenaje al personaje en su versión anterior a Crisis en Tierras infinitas-; por otro, la aparición de Ralph Dibny (Hartley Sawyer) y su transformación en el Hombre Elástico. Su presencia hace que el final de la temporada quede, en buena medida, desvelado en cuanto a su desenlace, pero permite repetir un poco la premisa de la primera temporada: el entrenamiento del héroe novato. En el camino, se ha plantado el cruce anual con las otras series de la franquicia -Crisis en Tierra X-, el misterio de dualidad Killer Frost / Caitlin Snow (que, en inicio, prometía y que al final ha derivado un poco al ámbito cómico, de la mano de Katee «Starbuck» Sackhoff) y uno de esos episodios de «ponte en mis pinreles» en los que Iris y Barry aprenden lo que supone asumir el papel de la otra contraparte.
El visionado de esta cuarta temporada de las aventuras de Flash ha resultado, para mí, mucho más entretenido que el de la sexta de las andanzas de Flecha Verde. Sin embargo, he percibido lo que, en mi opinión, son unos problemas que empiezan a extenderse por toda la franquicia del flecha-verso: esquema recurrente, tramas repetidas y sensación de estancamiento. En la medida en que, desde mi punto de vista, el elenco de personajes de The Flash es más sólido que el de Arrow, creo que aquella tiene más papeletas que esta para continuar, pero ya se verá qué es lo que ha de acontecer en una quinta temporada que, como viene siendo uso y costumbre, ha quedado apuntada en el episodio final de su predecesora.
Avance de la quinta temporada (Fuente: MovieAccessTrailer / YouTube)
Imperdonable que en 4 temporadas los rogues son un detalle anecdótico solamente
Y eso que el elenco de personajes escogido para Cold, Heat Wave y ya no te digo The Trickster garantizaba tener un papel destacable.
The CW no sé cómo lo hace, pero consigue que devore sus series sin un atisbo de aburrimiento -quizás un poco en el primer tercio de la temporada-. Luego la termino, me pongo a pensar y concluyo que vaya chorrada acabo de ver. No deja de pecar un poco de Silver Age, donde los guionistas pueden hacer cualquier cosa para justificar el entretenimiento… Pero bueno, en general me ha resultado entretenida, el villano tenía un plan más interesante que otros anteriores. Aunque Savitar imponía más; lástima su final tan poco pensado. Merecía más.
P.S. De Legends no haces reseña ¿eh? Si eso no tiene un 10…
P.S. 2. ¿Cómo hago para meter una cosa entre spoilers?
Con Legends of Bandarrion tengo el problema de que empecé a verla más tarde. Aún estoy por el principio de la segunda temporada. La primera me duró un suspiro,