#ZNSeries – Twin Peaks, tercera temporada. La redacción opina

Nuestras primeras impresiones de lo que llevamos visto del regreso de la clásica Twin Peaks y David Lynch a la pequeña pantalla

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Dirección: David Lynch
Guión: Mark Frost y David Lynch
Música: Angelo Badalamenti
Fotografía: Peter Deming
Reparto: Kyle MacLachlan, Monica Bellucci, David Duchovny, Laura Dern, , Balthazar Getty, Ashley Judd, David, Jim Belushi, Jeremy Davies, Tim Roth, Amanda Seyfried, Tom Sizemore, Sheryl Lee, Sherilyn Fenn, Dana Ashbrook, Naomi Watts, Jennifer Jason Leigh, Mädchen Amick, Alicia Witt, David Patrick Kelly, Peggy Lipton, Wendy Robie, Everett McGill, Russ Tamblyn, Harry Dean Stanton, Michael Horse, Grace Zabriskie, Robert Forster, Miguel Ferrer, Kimmy Robertson, Harry Goaz, James Marshall, David Lynch
Duración: 60 min
Productora: Showtime, Lynch/Frost Productions
Nacionalidad: Estados Unidos

 

Después de 25 años de espera y como profetizaba Laura Palmer en el último episodio de la serie original, Twin Peaks, la mítica creación catódica ideada a principios de los 90 por el guionista Mark Frost y el cineasta David Lynch ha vuelto a la pantalla pequeña por medio de la cadena de televisión por cable Showtime, con la implicación total de los autores que dieron vida a las dos primeras temporadas que revolucionaron la ficción audiovisual, la mayor parte del reparto clásico y la inclusión de no pocos nuevos intérpretes que se unen de este modo al microcosmos twinpeaksiano. A estas alturas la tercera temporada bordea su ecuador y ya podemos afirmar que Frost y Lynch han eludido el camino fácil, el del revival nostálgico, y han decidido dejar un poco de lado aquella localidad del noroeste americano para expandir el microcosmos del show, añadiendo nuevos personajes, nuevas tramas y llegando al culmen de la experimentación y la radicalidad con ese octavo episodio que ha marcado un antes y un después en esta nueva edad dorada de la ficción estadounidense saltándose todas las reglas habidas y por haber de narrativa, conceptualidad y realización. Después de los dos especiales Twin Peaks: Atravesando la Oscuridad del Futuro y Pasado I y II en los que analizamos todo el universo adscrito a la criatura de Frost y Lynch hoy toca hacer balance de lo que llevamos emitido de la nueva temporada a la espera de que esta termine y podamos diseccionar de primera mano esta nueva tanda de dieciochos episodios que ha llegado para poner patas arribas la la ficción televisiva en general y la misma Twin Peaks tal y como la conocíamos en particular. Preparaos porque todo lo que habéis visto hasta ahora relacionado con el Agente Especial Dale Cooper y el asesinato de Laura Palmer sólo era un breve episodio dentro de una antología de proporciones inabarcables haciendo que el asesinato de una adolescente lugareña se revele como el origen de un enfrentamiento entre y el bien y el mal cuyo origen tuvo lugar en el desierto de Nuevo México en 1945.

It is happening again, por Rubén Merino

 

Hace 27 años se estrenaba en Estados Unidos el primer capítulo de lo que sería todo un hito en el mundo de las series de televisión e incluso en ciertos aspectos del mundillo cinematográfico. El 8 de abril de 1990 los espectadores fueron testigos por primera vez del cadáver de Laura Palmer y del inicio de un caso que traería de cabeza a los habitantes, habituales y de paso, del pueblo maderero de Twin Peaks, con el agente especial Dale Cooper a la cabeza. Twin Peaks marcó un antes y un después en la manera de hacer televisión, acercando un tipo de narración y construcción de historias que parecían vetadas a un cierto tipo de cine. Hasta ese momento podríamos hablar de unas series de corte procedimental, donde teníamos unos personajes dados, que ya conocíamos y que a duras penas evolucionaban a mejor o a peor, que formaban parte de una trama concreta de episodios autoconclusivos. David Lynch y Mark Frost pusieron patas arriba ese concepto con otro revolucionario para la pequeña pantalla donde hacía partícipe al espectador de una historia enorme, plagada de personajes que muchos matices y que evolucionaban junto a la trama, una serie en la que ya no podías entrar cuando querías, sino que fidelizó a los espectadores pegándolos a la pantalla hasta encontrar la respuesta a quién asesinó a Laura Palmer.

Tras dos temporadas y una película, Fuego camina conmigo, Twin Peaks dijo adiós. Un adiós que el pasado 21 de mayo se convirtió en un hasta luego con el estreno de los cuatro primeros episodios de la esperada tercera temporada. Una nueva tanda de dieciocho episodios con David Lynch y Mark Frost, los creadores originales, al frente del proyecto. Esta nueva temporada supone una continuación directa de los hechos que ocurrieron en el noreste del estado de Washington en los años 90 y tras el visionado de esta primera tanda de capítulos no se puede decir otra cosa que no sea Lynch está de vuelta, y más en forma que nunca. Lo primero que hay que destacar de la serie es que no tarda muchas escenas en volver a conectar con las sensaciones de la serie clásica, con una intro en blanco y negro que mezcla la nostalgia de lo original con el sello de Lynch procedente de películas como Eraserhead.

No obstante, la serie no va a ser, por lo que ya se ha podido ver, un recorrido de nostalgia aprovechándose de momentos de fan service, todo lo contrario. Evidentemente estos primeros compases tienen muchos momentos de reencuentro, cañonazos de nostalgia para un espectador que desea volver a tener las sensaciones que tuvo años ha. Pero Ni Lynch ni Frost son tontos, y saben que caer en ese recurso fácil es cavar su propia tumba, y también desde el comienzo la serie deja muy claro que pese a ser continuación directa, es un producto con su propia alma. Esto se hace evidente desde el momento en que el propio pueblo de Twin Peaks pierde protagonismo en pos de otras localizaciones, nuevos escenarios que se suman a la acción, con la Gran Manzana y Las Vegas incluidas, acercando la narrativa a un estilo más parecido al de Fuego camina conmigo que a las dos temporadas primigenias. Esto no es para nada un punto negativo, pero sí descoloca en un primer momento, quizá por las expectativas de volver a meternos de lleno en el misterio de Laura Palmer, Cooper y compañía.

Y es que la tercera temporada de Twin Peaks no solo no aclara los interrogantes que dejó hace más de 25 años, sino que los agranda y añade muchos nuevos, ayudando a aumentar el interés del nuevo espectador, y a la vez manteniendo la atención del clásico, ya que, aunque parezca mentira, todo está ligado. Si algo caracteriza a Twin Peaks es la dualidad, el dimorfismo presente en todos los aspectos de la obra: el blanco y negro del suelo de la Logia, el enano y el gigante, Bob y Mike… Este aspecto se lleva aquí a la máxima expresión, ya que el dimorfismo “lynchiano” alcanza ahora la propia estructura de la obra, y como el espectador puede enfrentarse a ella. Twin Peaks sigue siendo una serie enorme, con una trama que necesita conocimientos de los hechos pasados para seguir el hilo general; pero a la vez, Lynch ha convertido la serie y su mundo en una experiencia, una relación de hechos interconectados por el mero hecho de aparecer juntos, pero que no necesitan una explicación. De esta manera tanto nuevos como antiguos espectadores pueden disfrutar perfectamente de la obra, aunque con este director siempre es mejor llevar una experiencia previa, siendo Twin Peaks una de las mejores puertas de entrada a su mundo.

Este dualismo está más que presente en todas las creaciones de Lynch, y que sea tan evidente en esta nueva temporada no hace más que confirmar que la mano del director está más presente que nunca. En la serie original Lynch perdió el interés debido a las presiones del estudio para que pusiera cara al asesino de Laura Palmer, lo que hizo que el resultado final se resintiera. Ahora el artista ha cogido las riendas por completo y escribe una declaración de amor a sus incondicionales y a sí mismo, impregnando cada fotograma de la serie de ese estilo personal e inconfundible. Retazos de Eraserhead, Mulholland Drive, Inland Empire, Carretera Perdida… todo ello está de un modo u otro en estos primeros episodios, metido en una coctelera con los elementos del Twin Peaks original, creando lo que podríamos considerar como una experiencia “lynchiana” definitiva. Pese a ello también hay muchas otras reminiscencias: escenas de violencia que recuerdan al Scorsese de Casino o planos que retrotraen al estilo de la cinematografía francesa de los últimos 20 años, siempre salpicados por un coqueteo con lo surrealista, lo absurdo, casi una greguería metida sin motivo aparente en medio de un metraje normativo.

El humor, el montaje y prácticamente todos los aspectos están salpicados del creador. Podemos ver esa dualidad también más allá de lo comentado, incluso en los aspectos técnicos, con un contraste entre los valores de producción acordes a nuestro tiempo y otros efectos visuales que rallan el ilusionismo de Meliès y el surrealismo de Buñuel, y que incluso pueden generar ese aspecto narrativo de un corto en ciertas piezas del metraje. Esto también se entrevé en el tono de la serie, que aunque cuenta con el peculiar humor de Lynch, ahora presenta también un aspecto más siniestro, más explícito y concreto, chocando frontalmente con el habitual simbolismo del director, algo que contrasta y mantiene al espectador, generando un genial y fluido ritmo narrativo, que tiene como principal enemigo el adolecer de cierta falta de rumbo y cierta lentitud o estancamiento en algunos tramos.

Estos primeros capítulos de la tercera temporada de Twin Peaks suponen un genial punto de partida. La serie no utiliza la nostalgia barata y es capaz de ser continuista y a la vez generar interés con nuevos y mayores misterios. La presencia de Lynch es más evidente que nunca, lo que supondrá un deleite para sus fans, aunque queda la sensación de que todo es una enorme experiencia “made in Lynch” salpicada de retazos del famoso pueblo del estado de Washington, como podemos disfrutar en el apabullante capítulo 8 de esta temporada, que en unos años será considerado como uno de los grandes eventos de la televisión sin ninguna duda. De momento todo se mueve en una dicotomía entre lo simbólico y lo concreto, con abundancia de nuevos escenarios y personajes, con un ritmo marcado por la fusión de surrealismo, hilaridad y violencia, que requiere paciencia para el espectador no acostumbrado a Lynch. Solo nos queda esperar semana a semana para poder seguir escuchando los geniales acordes de Angelo Badalamenti, mientras nos tomamos un café negro como una noche sin luna y recordamos, una vez más, que los búhos no son lo que parecen.

Un auténtico bombazo, por Giovanni Casella

 

Para hablar del arranque de esta tercera temporada de Twin Peaks tengo que empezar con un par de preguntas básicas pero necesarias. ¿Ha visto usted las temporadas anteriores? ¿Le gustaron? Si alguna de las respuestas es negativa, no vea esta nueva entrega. No pierda el tiempo. En cambio, si las respuestas son positivas, pase y vea. Pónganse cómodo y déjense llevar una vez más por David Lynch y Mark Frost, los padres de la criatura.

Voy a ir al grano. Este arranque de temporada es inferior al que tuvieron las dos temporadas originales. Eso no quiere decir que sea malo, todo lo contrario. En todo caso, está siendo diferente, muy diferente. Si una serie te despierta el interés, las ganas por ver qué va a pasar en el siguiente episodio, es que ha cumplido su cometido. En este sentido, sí que lo consigue y con creces. Twin Peaks 2017 es un proyecto kamikaze de sus creadores. No apto para haters de Lynch y/o de serie original. No apto para nuevos espectadores. Cualquiera diría que qué sentido tiene producir una serie así, destinada a un público muy determinado. Showtime, la cadena de pago que produce y emite la serie, ha realizado una jugada maestra al dar luz verde, de nuevo, a las andanzas del agente Cooper y compañía, ya que, aunque la viabilidad comercial del producto pueda ser cuestionable, sí que la cadena, al tener bajo sus filas a Lynch y Frost, adquirirá un plus de calidad y exclusividad con respecto a sus competidores. En resumidas cuentas, Showtime podría llegar a decir: «yo tengo a Lynch, ¿tú a quién tienes?»

Si alguien me preguntara de qué va este nuevo Twin Peaks, y sin saber si es o era la intención inicial de Lynch y Frost, pero diría que esta tercera temporada tiene que ver con el paso del tiempo y con la muerte. Por lo menos, es uno de los grandes temas que toca. 25 años después de Twin Peaks: Fuego camina conmigo, todos hemos cambiado. Lynch, Frost, los personajes, los actores, y por supuesto, nosotros, los espectadores. Nos hemos hecho mayores, y algunos ya no están entre nosotros. Al mirar al rostro de los actores que repiten papel en esta nueva temporada, somos conscientes de su paso del tiempo, de nuestro paso del tiempo. El tiempo, sí. Ese martillo pilón, implacable e inapelable. En estos ocho episodios que llevamos hasta el momento, varios de ellos están dedicados a la memoria de aquellos actores y actrices que tristemente nos han ido abandonado: Catherine E. Coulson (Margaret Lanterman, “La señora del leño”), Frank Silva (Bob), Don S. Davis (Mayor Garland Briggs), Miguel Ferrer (Agente Albert Rosenfield), Marvin Rosand (Toad) y Warren Frost (Dr. Will Hayward).

De lo que llevamos visto hasta ahora, me gustaría destacar tres momentos. El primero de ellos apela a la nostalgia, algo que Lynch hace a base de fogonazos en la serie. Son pequeños guiños para el espectador veterano, nada más. Este momento nos trae de vuelta a The Bang Bang Bar (un elemento recurrente en lo que llevamos de temporada a modo de epílogo en más de un episodio) donde el grupo musical Chromatics toma el relevo a Julee Cruise y mientras se escucha de fondo la canción Shadow vemos como las miradas de algunas caras conocidas y no tan conocidas por el público se entrecruzan. El reencuentro entre Shelly y James está filmado maravillosamente. Por cierto, el barman es Jean-Michel Renault y está interpretado por Walter Olkewicz, actor que ya interpretó a Jacques Renault, el fallecido barman en la serie original. Un detalle que viene siendo habitual en la obra de Lynch. Una auténtica genialidad toda la escena. El segundo elemento que destacar es la entrada en escena de uno de los personajes más recurrentes de la serie original pero que nunca salió en pantalla: me refiero a Diane, la secretaria de Cooper. Aquí está interpretada por Laura Dern, actriz fetiche de Lynch. Y, por último, destacar el octavo episodio. Un ejercicio extremo, radical, excesivo por parte de sus creadores que rompe por completo con cualquier atisbo narrativo. Visual y sonoramente es una maravilla y propone ideas muy interesantes, pero el problema que tiene es que a Lynch se le va la mano.

Enigmática, perturbadora, compleja… capta el espíritu de la original a modo de pincelada y la lleva un paso más allá en cuanto transgresión narrativa. Un gran acierto con respecto al despropósito que fue el abandono de Lynch y Frost en la segunda temporada dejando la serie en terceras (e incapaces) manos, es el hecho de que aquí todos los episodios están dirigidos por Lynch y escritos por la pareja artística. De este modo, y es pronto decirlo, no debería de haber altibajos en la temporada. A todo esto, hay que sumarle la inestimable música de Angelo Badalamenti. La sintonía principal sigue siendo la misma. ¿Para qué cambiarla si ya era insuperable?

En el lado negativo, me gustaría comentar un par de cosas. La primera tiene que ver con dirección de actores. Pese a lo inverosímil de algunas situaciones de la serie original, los actores siempre estaban exquisitos. Aquí, no sé si es por el paso del tiempo o si es que Lynch ha perdido mano en este asunto, pero en más de una ocasión, las actuaciones chirrían un poco. Están por debajo de las que solíamos estar acostumbrados a ver. Tampoco ayuda a que Lynch, a veces, pierde el timing de la escena y la estira innecesariamente. Otro elemento que lamentar es que después de 25 años de espera quería volver a ver al verdadero agente Cooper. El alma de la serie. Pues no. Aquí tenemos a un Cooper todavía controlado por Bob y a Dougie. Cooper es a la serie lo que Jordan era a Chicago Bulls. Y ahora mismo, siento que los Bulls están jugando con Jordan en el banquillo. Me encanta la presencia que Kyle MacLachlan ha dotado al personaje de Cooper/Bob, pero me irrita Dougie. Me saca de las casillas. Jordan no está (por ahora), pero tampoco su escudero, Pippen. Con este jugador me refiero al sheriff Harry S. Truman, ante la negativa de Michael Ontkean de volver a interpretarlo. Así pues, la serie pierde uno de los pilares básicos que tenía Twin Peaks: la relación entre Cooper y Truman es una de las más recordadas de la historia de la televisión. Dos personajes con métodos opuestos pero que se complementaban a la perfección.

En resumen, estamos ante una serie radical y experimental que parece que con cada episodio que pasa, se aleja un poco más de preceptos narrativos. Tengo la sensación de que estamos ante el último concierto de dos viejos rockeros que pretender ir con todo hasta el final, sin importar las consecuencias. Una misión suicida que pretende derribar, destruir cualquier elemento narrativo previo y que han usado volver a Twin Peaks como excusa para dar rienda suelta a todo este desenfreno y locura.

Lynch Desencadenado, por Sergio Fernández

 

No son sólo los Lannister los únicos que cumplen sus deudas. Hace ya un cuarto de siglo, Laura Palmer le vaticinó al agente Cooper que en 25 años se volverían a ver. Dicho y hecho, Twin Peaks no ha llegado tarde, ni pronto. Ha llegado exactamente justo cuando se lo ha propuesto a pesar de los dimes y diretes entre Showtime, la actual cadena estadounidense que tiene sus derechos, y David Lynch.

A diferencia de otras obras, como Trainspotting, que vuelven tras mucho tiempo en el dique seco, al creador norteamericano no le interesa ni la autoreferencia constante ni la nostalgia barata. Lynch es uno de los mayores artistas de finales del siglo XX y comienzos del XXI y nosotros somos los afortunados coetáneos que asistimos hipnóticos a todo un repertorio de personajes singulares y situaciones oníricas. Logias, doppelngängers, lechuzas… elementos llenos de simbología con los que no para de jugar y nos invita a que nosotros lo hagamos con él.

Lynch ha conseguido a sus 71 años, volver a su producto más generalista y acabar de impregnarle su toque más personal. Porque aquellas pinceladas paranormales que tuvo la serie a principios de los 90 y que se fueron haciendo más y más importantes en su trama principal ahora ocupan todo el vasto universo del show. No sabemos a ciencia cierta qué porcentaje del resultado final es gracias a Mark Frost; intuimos que salvo en el apartado mitológico de la serie (todo lo referente al folklore y leyendas), en el resto se ha echado a un lado para que el prestidigitador de Montana obre a sus anchas.

La maravillosa y denostada en su momento, Fuego Camina Conmigo, se convierte ahora en una pieza clave para comprender el calado de Twin Peaks en 2017. La obra actual, en boca de su creador, es una película dividida en 18 capítulos y una auténtica delicia audiovisual. Por lo que, la experiencia cinematográfica que supuso Fire Walk With Me, se ha trasladado ahora a la pequeña pantalla pero más grande y mejor, mucho mejor.

Por una parte, tenemos que decir que Twin Peaks se ha propagado. Como si fuera ese punto de energía inquieto que dio origen al Big Bang, el Universo Twin Peaks se expande hasta el momento a Dakota del sur (donde se iba a localizar inicialmente la serie original), Nueva York, Las Vegas, Argentina, Nuevo Mexico… dotando al resto del planeta de unas experiencias, que creíamos, únicas del pequeño pueblo del Estado de Washington.

En cuanto a la trama se refiere, tenemos a un Cooper desmemoriado (aunque con poderes de clarividencia que parece haber adquirido en su paso por la otra dimensión) quien ha conseguido salir de La Habitación Roja y que se encuentra viviendo una vida que no es la suya (sustituyendo, presumiblemente, a un recipiente creado con su misma forma y que acaba desintegrándose al final del proceso). Esto, de alguna manera, trastoca los planes de la versión de Coop poseída cinco lustros atrás por Bob, quien busca, inquieto, unas coordenadas que aún desconocemos a donde nos conducirán.

En el viaje de Cooper hasta su versión terrenal tenemos la que, posiblemente, ha sido la mejor escena de la vuelta de una de las series más icónicas de los anales de la televisión. El comienzo del tercer capítulo es una auténtica joya del surrealismo que, a pesar de generar un desasosiego creciente, no podemos dejar de ver. Resulta curioso como ese mago de la vanguardia que es Lynch, nos sigue sorprendiendo con sus trucos a pesar de habernos enseñado las cartas el siglo pasado. El manejo del tiempo es uno de sus platos fuertes y aquí vuelve a experimentar con él, entrecortándolo.

“Yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera” Pablo Picasso

Antes del parón a modo de interludio que estamos sufriendo (¡y vaya si lo estamos sufriendo!) esta semana, tuvimos dos de las revelaciones más importantes en todo este cosmos denominado Twin Peaks. Por una parte, Diane, aquella receptora de las divagaciones del agente especial Dale Cooper ha cobrado vida y forma en el cuerpo de Laura Dern. Un personaje este del que ansiamos seguir conociendo más y una auténtica robaplanos desde el momento de su presentación.

En la otra, un capítulo 8 que, por completo, ha entrado en el Olimpo de los más geniales de la historia de la televisión. Una vez más, sus creadores nos pillaron por sorpresa situándonos en los años 40 para contemplar el nacimiento del gran antagonista de la serie: BOB. No podía ser de otra forma que el mal se creara en la peor de las armas de la humanidad, en el fuego más destructivo: la bomba atómica. Una visión no apta para fotosensibles en la que también se nos muestra, presumiblemente, por primera vez la Logia Blanca y una idea que no habíamos podido imaginar: Laura Palmer estaba predestinada a ser quien fue; a ser esa fuente de luz que combatiría con la más absoluta de las negruras.

Pero no todo es oscuro y enigmático en la nueva Twin Peaks. De nuevo volvemos a encontrarnos, desde el primer capítulo, con ese humor absurdo que ya hacía gala hace cinco lustros. Si bien es cierto que tarda en aparecer, como alivio cómico funciona a la perfección generando sonoras carcajadas por parte de los espectadores (la autopsia del cuerpo sin cabeza con el pertinente juego de palabras sobre el encabezado no tiene precio).

Sabedores de lo que estaba por llegar, además de los habituales actores que dan vida a los personajes de la serie, se han apuntado para la ocasión una pléyade de estrellas tal que no se recuerda otra igual en los últimos tiempos. Naomi Watts, Ashley Judd, Tom Sizemore, Michael Cera, Jennifer Jason Leigh, Richard Chamberlein o Amanda Seyfried se han dejado ver ya de manera, por el momento, testimonial en esta primera mitad de temporada. Pero es que, dejar tu huella en Twin Peaks debe de ser como aparecer en un fresco de Miguel Ángel: Imperecedero. Cabe destacar la inclusión de actores ya fallecidos como Frank Silva o Don S. Davis de una manera tan original como absolutamente magistral que sirve tanto a modo de homenaje como para darle continuidad a la trama.

Mención especial para Kyle MacLachlan ya que, no es que toda la serie gire alrededor de él sino que sobresale de manera espectacular interpretando a 3 personajes tan diferentes. Y es que, Lynch encontró en este actor a su alter ego particular y MacLachlan en Lynch la horma de su zapato. Condenados a entenderse para regalarnos una obra de arte que seguiremos disfrutando en los próximos meses.

¡Es la hora de la encuesta!

¿Qué te está pareciendo la tercera temporada de Twin Peaks?

  • Excelente. Esta temporada está siendo más deliciosa que la tarta de cereza del Double R Dinner. (57%, 110 Votes)
  • Notable. Hello-o-ooooo ¡Pedazo premio de temporada! (23%, 45 Votes)
  • Mala. Por mí Cooper se podría haber pasado otros 25 años encerrado en la Logia Negra. (8%, 15 Votes)
  • Buena. Una temporada tan buena como un café negro como una noche sin luna. (6%, 12 Votes)
  • Regular. Una temporada menos emocionante que un plano de tres minutos barriendo el Road House. (6%, 11 Votes)

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  Dirección: David Lynch Guión: Mark Frost y David Lynch Música: Angelo Badalamenti Fotografía: Peter Deming Reparto: Kyle MacLachlan, Monica Bellucci, David Duchovny, Laura Dern, , Balthazar Getty, Ashley Judd, David, Jim Belushi, Jeremy Davies, Tim Roth, Amanda Seyfried, Tom Sizemore, Sheryl Lee, Sherilyn Fenn, Dana Ashbrook, Naomi Watts, Jennifer…

Valoración Global

Rubén Merino - 8.5
Giovanni Casella - 7
Sergio Fernández - 9.5

8.3

Hello-o-ooooo

La redacción está totalmente rendida al regreso de Twin Peaks. En realidad, no saben ni que opinar, David Lynch les tiene desubicados, desorientados y perdidos en un recondito lugar de su mente. Ni siquiera los que han consumido drogas alguna vez han tenido nunca un experiencia tan psicodélica y extraña.

Vosotros puntuáis: 8.78 ( 10 votos)
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Kubik
Kubik
Lector
5 julio, 2017 22:41

Rubén Merino, me temo que demuestras un abismal desconocimiento de la historia de la televisión si realmente crees que la continuidad y la evolución de los personajes es un invento de Twin Peaks. Es cierto que, hasta los setenta, las series eran como las describes (episodios autoconclusivos, personajes sin evolución), pero ya en los setenta se experimentaba, a base de ensayo y error, con la continuidad, en series tan míticas como La casa de la pradera. Y se empezó a utilizar como es debido al aplicar al prime time las reglas de la continuidad (que estaba más que inventada) de las series de Daytime. La evolución de los personajes la introdujeron los grandes culebrones de lujo, como Dallas y Dinastía, pero rápidamente la aplicaron, durante todos los años ochenta, genios del medio como el productor ejecutivo Stephen Bochco, en procedimentales como Hill Street blues (de policías) o La ley de los Ángeles (de abogados. Con otro genio, David E. Kelley). Todas las grandes series de los ochenta tenían personajes e historias que evolucionaban a lo largo de las sucesivas temporadas. (las series malas, como Falcon Crest, también). Twin Peaks inventó muchas cosas, pero esa no fue una de ellas.

Rubén Merino
En respuesta a  Kubik
6 julio, 2017 0:24

Creo que en ningún momento me refiero a que Twin Peaks invente nada. Teniendo en cuenta que hablamos de una serie de principios de los 90, es muy complicado que cosas como el ritmo, la continuidad o la evolución de los personajes fuesen utilizados por primera vez en TV por Lynch y Frost. Evidentemente conozco esas series que mencionas, Casa de la pradera, las míticas Dallas y Dinastía (con aportes a la narración como el inicio de la inclusión más habitual de cliffhangers con «¿quién disparó a JR?» o «la masacre de Moldavia»), Canción triste de Hill Street… Pero también es cierto que durante esos mismos años 80 seguimos encontrando series del corte de El coche fantástico, El equipo A… que gozaron de enorme éxito por estos lares y seguían ese corte de autoconclusión y personajes fijados. En este caso estamos hablando de un post de impresiones de Twin Peaks, y si comienzo a anotar todas esas referencias la extensión se me iría un poco de las manos, y solo quería referir a Twin Peaks como la serie que finalmente pone esos cimientos más cinematográficos en la pequeña pantalla y es reconocida por muchas producciones en la actualidad como la serie clave para esa manera de hacer tele, si bien es cierto que los pioneros fueron otros. Pese a todo, muchas gracias por tu aportación para que de esta manera el artículo quede aun más completo. Un saludo.

thanos616
thanos616
Lector
6 julio, 2017 7:24

Estoy de acuerdo con Giovanni Casella en que Lynch se esta excediendo con los planos y esta racionalizando mucho la temporada. No se si sera que ya estoy viejo para esos detalles de tantos capítulos, pero teniendo a The Leftovers me parece muy excesiva pensar que esta temp de Twin Peaks entra en las mejores del año.

No es algo malo, pero hay que tener en cuenta que ya llevamos casi la mitad de la temporada y las lineas argumentales mostradas todavía no explotaron o parece que se siguen abriendo.

El desarrollo de ciertos actores también denota unos cameos porque sinceramente el pueblo sacando Hawk los demás están pintados.

Seamos sinceros, si esto tuviera nombre un J.J.Abrams lo estaríamos insultando de arriba abajo por su lentitud en ciertas tramas como Dougie por ej.

Es mas, creo que se esta produciendo un miedo a criticar a Twin Peaks porque conozco casos de gente que dice que amo el ultimo capitulo y no saben explicar que quiso plasmar Lynch. Entonces como podes amar algo que no sabes ni tenes una teoría sobre lo que viste?

Giovanni Casella
En respuesta a  thanos616
6 julio, 2017 12:24

Buenas, thanos616. Estoy de acuerdo con gran parte de lo que dices. Otra cosa que no destaca positivamente esta nueva entrega de Twin Peaks es la ausencia de carisma de los personajes nuevos. Ninguno es capaz de hacerle sombra, ni acercarse a los personajes originales.
No puedo hablar sobre The Leftovers y compararla con Twin Peaks porque no la he visto. Y sí, si fuera Abrams, yo sería el primero en cargar contra él, lo reconozco. Y si fuera Lindelof, más todavía. Abrams y Lindelof personifican, para mí, el humo negro de Lost. Y si empleamos terminología propia de Twin Peaks, ambos pertenecen a la logia negra, estoy seguro.

thanos616
thanos616
Lector
En respuesta a  Giovanni Casella
6 julio, 2017 22:53

Para mi los únicos carismáticos de los nuevos son Ray y el jefe de Ray, después como que no pincha ni corta los demas nuevos personajes.

Siento que se esta sobrecargando mucho la trama con tantos personajes para luego solo explicar orígenes y ser todo sobre Bob y su logia negra.

Ojo, esto no quiere que no me encantaron los capitulos 1,2 y 7 (para mi este ultimo es el mejor de la temporada con un gran manejo de los tiempos, hasta Dougie esta bien utilizado).

Justo nombraste a Lindelof que es el creador de The Leftovers y a pesar de que no lo creas, en esta serie si esta muy bien y deja todo eso atras, te dejo el trailer para que juzgues:
https://www.youtube.com/watch?v=DOWrp7QlW4c

Giovanni Casella
En respuesta a  thanos616
7 julio, 2017 0:12

He prometido ver The Leftovers, si me parece que está bien, seré benévolo con Lindelof, aunque sea por una vez en la vida.

Florthep
Florthep
Lector
7 julio, 2017 20:40

Pues a mi me está gustaando, y mucho, no sólo por el surrealismo desatado, el sinuoso argumento que poco a poco nos va llevando al pueblo otra vez, los momentos contemplativos quee invitan a verla relajadamente, y no sé por qué han dicho que los actores no lo están haciend bien, Kyle Maclachlan, lo está haciendo genial con sus tres papeles, Dougie Jones es ya un hito de la televisión y el cine.
Lynch y Frost están haciendo un gran trabajo expandiendo los límits tanto de la historia como del propio medio.