#ZNSeries – WandaVision. Episodio 6 – ¡Terrorífico estreno de Halloween!

In the middle, por Sergio Fernández

No cabe duda de que la forma de concebir WandaVision ha sido única y refrescante. Parece como si el Universo cinematográfico de Marvel, en su traslación a la pequeña pantalla, hubiese querido pagar un peaje a modo de sentido homenaje. La televisión, ese lugar donde tantas y tantas series han tenido su refugio, sería ahora su nuevo hogar (o, mejor dicho, su segunda residencia). De esta forma, en el arranque del episodio de hoy hemos podido comprobar como la serie se vestía de Malcom. Como hiciese Frank Muniz bajo la atenta mirada de Bryan Cranston, Billy y Tommy rompen la cuarta pared dirigiéndose al espectador mientras se suceden los diálogos de forma rápida al son de guitarras y sonidos propios del cambio de siglo.

Que el capítulo esté ambientado en Halloween es la excusa perfecta para poder disfrazar a la pareja protagonista con un vestuario muy old school. Un guiño de esos que embaucan a los seguidores de sus historias en viñetas y que, además, sirve para para reírse un poco de sí mismos. Esto, que Marvel sabe hacer muy bien, lo cierto es que es sano y sienta de maravilla en una construcción tan colosal.

La semana pasada llegaron los títulos de crédito tras un cliffhanger que había disparado nuestras pulsaciones por encima de lo recomendable. El Pietro de Evan Peters se afianza en la familia Maximoff y lo hace como ganzúa que permite abrir un poco la coraza de Wanda. Si al principio de la serie las preguntas (¿Quién? ¿Cómo? ¿Porqué?) se sucedían por doquier, ahora podemos confirmar que el misterio está (casi) resuelto. La soledad y el dolor tras la muerte de su hermano, primero, y Vision, después, provocaron que la Bruja Escarlata montará su particular Big Bang jugando a ser Diosa. Sin embargo, algo no termina de encajar del todo. Wanda no parece ser consciente al 100 % de lo que está generando, como si algo o alguien estuviese detrás de su despótico proceder…

Rememorando Juego de Tronos, al otro lado del muro la gente de SWORD prepara una ofensiva total. Esto hace que Rambeau y Hayword tengan una tensa discusión que acaba con el despido de la primera. Estaba claro que tanto Monica como Darcy eran dos elementos demasiado luminosos como para estar únicamente en un entramado armamentístico y debían seguir su propio camino.

Volviendo al punto de Pietro, es increíble como Kevin Feige y su equipo han sabido hacer de la necesidad virtud. Llegará un momento en el que echaremos la vista hacia atrás y nos sorprenderá ver como, por temas de derechos, licencias que nunca debieron permanecer separadas lo hicieron a lo largo de las tres primeras fases del entramado. Es apasionante y divertido comprobar como juguetean con la posibilidad del multiverso y las infinitas posibilidades que esto nos da de cara a futuro. Citius, altius, fortius. Confianza plena en lo que está por venir.

Aunque Vision parecía haber quedado en un segundo plano, sigue teniendo un peso trascendental en la historia. Jugando a los detectives privados, el sintezoide ha visitado los confines del pueblo para comprobar como algunos de sus habitantes viven bugueados. “No vayáis más allá de la Avenida Ellis” había advertido Wanda a sus niños a sabiendas de que la ilusión tiene sus límites. Tras una conversación con Agnes, Vision confirma sus sospechas y toma conciencia de la situación. Al conseguir salir de la “zona segura” Vision comienza a desintegrarse recordando tiempos pretéritos, cuando Thanos decidió disminuir drásticamente la densidad poblacional del cosmos.

Hasta en detalles como el cine del pueblo (Los Increíbles, Tú a Boston y yo a California) demuestran hasta que punto los creadores de la serie siguen hilando fino. Pequeñas pistas de todo tipo que no hacen sino convertir a WandaVision en un producto, por momentos, más sesudo que palomitero. Tratando de salvar a Vision (pero también su particular utopía) Wanda genera un tsunami transformado todo a su paso y encerrando a sus nuevos habitantes. Ignoramos, por el momento, donde quedan los nuevos confines de sus dominios. El particular Matrix de Wanda no es de color de rosa. Aquí los humanos sufren bajo una máscara de sonrisas.

El típico capítulo especial de Halloween, por Jordi T. Pardo

Hay una virtud de WandaVision en la que no hemos ahondado mucho hasta el momento pero el episodio de esta semana invita especialmente a ello. Es la capacidad que tiene para abordar cuestiones de calado filosófico -no especialmente originales, eso es cierto- que entroncan con un cierto miedo existencial de sus personajes. En un jugoso conqueteo con el género de terror que aunque ligero es sugerente. El mejor ejemplo de ello es Visión, un personaje sin pasado que no sabe que está muerto y cuya existencia real es un tema muy peliagudo, como hemos podido comprobar esta semana. Este miedo existencial está muy presente en el sexto episodio que no por casualidad es un especial de Halloween en la mejor tradición televisiva. En las sitcoms estos episodios siempre nos ha deparado momentos entrañables -en este caso tenemos esas referencias a los trajes superheroicos clásicos de los personajes- pero también han sido tradicionalmente utilizados para profundizar en las relaciones sentimentales de los personajes.

WandaVision ha llegado al siglo XXI en este episodio con todo lo que ello conlleva: familias disfuncionales, situaciones más gamberras, más elementos de corte social, ruptura de la cuarta pared, etc. El referente que de primeras nos viene a la cabeza es la maravillosa y descacharrante Malcolm. Es llamativo como Tommy y Billy toman el mando sutilmente en este episodio hablando directamente al espectador como el propio Frankie Muniz en Malcolm. La serie a medida que avanza se recrea más en este elemento metatextual, muy presente también en la narrativa audiovisual moderna. Algo que contrasta realmente con lo que vemos fuera de la propia ficción de WandaVision, es decir, en ese campamento de SWORD que acaba convertido en un circo de payasos por obra y gracia de Wanda. ¿No es esa la imagen que mucha gente tienen de las películas de Marvel Studios? Ese cliché crítico que siempre reincide en el exceso de humor de sus producciones.

También resulta llamativo comprobar en este episodio que los misterios sigue muy vivos en la producción. Había cierta decepción en algunos aficionados a raíz del cuarto episodio que invitaba a pensar que la serie se había apresurado a mostrar sus cartas. Pero las preguntas que quedan por contestar quizás son las más importantes y no son pocas si se miran en perspectiva. En este episodio acaba por quedar claro que Wanda también tiene lagunas sobre su pasado y, concretamente, sobre cómo llegó a la situación en la que actualmente se encuentra. Esto abre muchas posibilidades y se debe conectar con la presencia de su recuperado hermano Pietro. Además, ¿cuáles son los límites de los redescubiertos poderes de Wanda? ¿Hasta qué punto podría ampliar su radio de influencia? ¿Se puede conectar esto con la metamorfosis que está sufriendo Mónica y el posible alzamiento de los mutantes? ¿Billy y Tommy podrían traspasar la barrera de Westview o su existencia está tan condicionada como la de su padre Visión?

En definitiva, las posibilidades en este punto de la serie son casi infinitas pero también hemos de tener presente que la autonomía de esta producción está condicionada a todo un plan que involucra el futuro de las historias de Marvel Studios. En este sentido, y asumiendo que nos quedan tres capítulos por delante de WandaVision, hemos de estar preparados para un desenlace que seguramente nos dejará con sensaciones contrapuestas. Los próximos episodios plantean un viaje a territorio desconocido ya que la cronología televisiva por la que nos ha llevado la serie llega a su final. ¿Qué nos encontraremos al otro lado de la madriguera de conejos? Podemos prever que el conflicto familiar va a estallar por todos los aires y en diferentes direcciones. También que conoceremos otras facetas de algunos personajes que nos han acompañado en estos episodios. Disfrutemos mientras podamos. No podemos hacer otra cosa por ahora.

You’re not the boss of me now, por Juan Luis Daza

Con la sexta entrega, All-New Halloween Spooktacular!, Wandavision se salta las sitcom de la década de los 90 y se va directamente a una del año 2000, pero heredera en lo visual y narrativo del decenio anterior. Desde aquí un servidor no puede más que aplaudir la decisión por parte de Jac Schaeffer y Matt Shakman de rendir tributo a una de las mejores series cómicas de los últimos 20 años. Como es lógico estoy hablando de Malcolm in the Middle (2000-2007) la serie de FOX creada por el canadiense Linwood Boomer que duró la friolera de siete temporadas convirtiéndose en una especie de equivalente en imagen real de Los Simpson. La producción protagonizada por Frankie Muniz, Bryan Cranston, Jane Kaczmarek, Justin Berfield, Erik Per Sullivan o Christopher Masterson entre otros destilaba un corrosivo retrato de la familia media estadounidense que en ocasiones era poco apto para ese público infantil al que supuestamente iba dirigido un show que acabó convirtiéndose en icónoco. Desgraciadamente la necesidad de que los acontecimientos de Wandavision avancen diluye y deja en un segundo plano el homenaje a tan insigne producto que todo el mundo debería ver al menos una vez en la vida.

Porque es ineludible que después del cameo sorpresa de la semana pasada el Pietro Maximoff de Evan Peters iba a dar mucho que hablar al incorporarse, al menos momentaneamente, al casting de la serie de Disney + y Marvel Studios y mediante los dialógos con su hermana va aportando datos y pistas que nos pueden orientar con respecto hacia donde se encaminarán los tres episodios restantes. Además de a Malcolm in the Middle el sexto capítulo también hace referencia a los especiales de Halloween tan habituales en las series de televisión estadounidense y la excusa del «truco o trato» sirve para que los guionistas jueguen con los límites físicos de Westview, haciendo transitar a los personajes por la zona de la ciudad en el que el influjo mental de Wanda es menos efectivo. Algo de esto podemos ver cuando Vision se embarca en la misión de salir de la zona de cuarentena para intentar dilucidar que está pasando en la pequeña localidad y acaba encontrándose con una Agnes confundida que experimenta un leve momento de lucidez dejando más desconcertado todavía al personaje de Paul Bettany, ya sí, definitivamente decidido a salir de su encarcelamiento.

El hecho de que el capítulo finalice con Wanda aumentando de tamaño el campo de energía con el que tiene sometida mentalmente a la población de Westview da la impresión de que hará a la trama volver a la casilla de salida, pero el que los personajes localizados al otro lado de la irrealidad ahora vayan a formar parte de la ficción creada por el rol de Elizabeth Olsen puede dar mucho juego de cara a construir nuevas situaciones dentro del «universo sitcom» que, si no me fallan los datos, se adentrará en breve en el formato falso documental propio de series como Modern Family o The Office. En el proceso me quedo con los homenajes/burlas a los trajes originales de los personajes en los cómics, algún golpe de humor que funciona aun quedándose a años luz del mucho más bruto de la serie a la que se hace referencia, y con un Paul Bettany ganándose aquí más minutos de metraje en solitario para su lucimiento, ya que en ese sentido su partenaire en pantalla le estaba ganando por goleada desde un punto de vista interpretativo. Muy buena entrega, con detalles interesantes y algunas revelaciones que nos dejan con ganas de mucho más.

La Casa Árbol del Terror: Fase 4, por Raúl Gutiérrez

Wanda y Visión no deja de sorprendernos cada semana, y en esta ocasión, lo hace desde su previously. Esta serie es hija del MCU, un universo cinematográfico, y ahora televisivo, que lleva construyéndose con mucho mimo desde hace ya trece años, y por eso, se puede permitir recordarnos quién era Pietro y como murió. Ese recuerdo nos enlaza por supuesto, directamente con Vengadores: La Era de Ultron, que supuso el regreso de los Héroes Más Poderosos de la Tierra a la gran pantalla en el final de la fase 2 del MCU, y no solo eso: El debut de Wanda, Pietro y Visión dentro de este vasto universo de ficción.

Así, vemos los últimos momentos de Pietro en la gran pantalla, y esto sirve para dos cosas: La primera para recordarnos que el Pietro que conocimos al final del anterior capítulo es justo lo que nos dijeron: El que murió en la Era de Ultrón y que ha sido sustituido aquí por otro actor, en esa metahistoria sobre el medio televisivo que tan bien sabe llevar a cabo esta serie.

La segunda, para explicarnos que no se trata de que dejemos de lado las ideas sobre Universos Alternativos, porque está claro que este Pietro está interpretado por el mismo actor que vimos en la franquicia X-Men de Fox, pero que no nos centremos tanto en eso y sí, en que estamos ante una serie del MCU que como siempre ha hecho este universo sigue su ritmo y hace a sus personajes depender de su gran plan, y no al revés.

El homenaje en esta ocasión es a la televisión de la década de los noventa, y aquí a los que apenas si hemos pasado la treintena en nuestro vidas nos llega nuestro momento. Referencias a Una Chica Explosiva, Buffy Cazavampiros, Malcolm in the Middle, Cosas de Casa e incluso a El Sexto Sentido (en una escena que quita el hipo) sirven aquí como tributo a una década que como las anteriores y las que vinieron después, tenía una forma muy concreta de hacer las cosas en televisión.

Del lado de Westwiew, tenemos no solo a un Pietro que recuerda su pasado con Wanda, pero que de algún modo parece saber más de lo que debería, con unas referencias al infierno que nos hacen pensar si no será todo obra de Wanda pero con influencia de cierta entidad demoniaca (Mefisto, ejem), y a los gemelos Tommy y Billy, que aquí ya dejan claro que son los que conocimos en los cómics, puesto que comienzan a desarrollar los poderes de Veloz y Wiccan respectivamente, todo ello aprovechando la festividad de Halloween para que cada quien lleve su traje comiquero clásico sin complejo alguno.

En el lado del mundo real, se nos deja claro que Mónica Rambeau está desarrollando cambios en suy cuerpo fruto de su exposición a la anomalía de Westwiew, por lo que a futuro es muy posible que tengamos una Capitana Marvel muy distinta a la que ya conocemos en cine y a la que encarnó Mónica en los cómics.

Por otro lado, el Director de Sword tiene planes que no conocemos, pero que posiblemente tengan algo que ver con cierto Visión de color blanco inmaculado desprovisto de toda humanidad que John Byrne nos dio a conocer a partir de 1989, en el número #42 de Vengadores Costa Oeste. ¿Es el Director Tayler Hayward miembro del grupo Vigilancia que pudimos ver en los cómics? El tiempo lo dirá.

Finalmente, se nos muestra que los muertos siguen muertos, y que el hechizo de Wanda es el único que protege a los fallecidos de volver al mundo de los muertos al que realmente pertenecen. ¿Es todo obra de Wanda quien no controla del todo sus poderes a pesar de haber sabido expandir su hechizo para proteger a su marido de morir una tercera vez? ¿Influye en sus habilidades algo o alguien que no pertenece a este mundo?

No lo sabemos, pero por el momento disfrutemos de la especulación semanal sobre una serie que sin duda, nos sorprende más cada capítulo, haciendo que la espera hasta el siguiente no sea si no una auténtica agonía.

Tú a Westview y yo a Sokovia, por Samuel Secades

El de esta semana ha sido un capítulo que ha venido a demostrar muchas cosas que se están haciendo bien en el universo de WandaVision, pero me gustaría comenzar destacando una, y es el descomunal trabajo del director y showrunner de la serie, Matt Shakman, así como de todo el equipo de producción de la serie, a la hora de recrear cada época diferente del mundo de las sitcom: es un tema que hemos tratado en anteriores episodios, pero en este en particular no podía dejar de pensar en lo bien llevado que está todo desde su espléndida cabecera, deudora como apuntan mis compañeros de la fantástica Malcolm in the Middle, pero también de Alf, que conste en acta, con esa cámara de vídeo en mano, esa Wanda sorprendida en el baño o ese visión periódico en mano como los protagonistas de aquella inolvidable intro; el gran mérito de Shakman y compañía es que, lo que podía haber sido meros guiños y homenajes, se convierte por medio de un cuidadísimo diseño de producción y montaje en una recreación pasmosa de la manera de rodar de otra época y que además está perfectamente adaptada en el aspecto argumental de la serie y de sus personajes, transmutando la realidad capítulo a capítulo cual Wanda jugando con la Magia del Caos. Y todo ello, manteniendo dos niveles de producción con el campamento de SWORD y dando un golpe en la mesa cuando hay que filmar secuencias con efectos especiales, demostrando que Marvel Studios y Disney+ han apostado por dotar a la serie de suficiente empaque visual y presupuestario a la hora de equipararla con las películas: a destacar en este episodio el vuelo de Vision, su intento de salida del Hex o la estupenda secuencia final con Wanda convirtiendo al campamento de soldados en una carpa de circo. Por lo que estamos viendo hasta ahora y lo visto en los tráilers de Falcon y el Soldado de Invierno, parece que por suerte el Univeros Marvel televisivo no va a ser precisamente una copia de cartón piedra de sus hermanas mayores.

Con respecto al argumento, este sexto capítulo puede parecer, al menos en sus primeros compases, un puente hacia el desenlace de los tres episodios finales, pero conforme avanzamos en la trama nos damos cuenta de que hay mucho más que rascar en él de lo que parece: para empezar, ese Pietro de Evan Peters cuya aparición fue una sorpresa para Wanda en el capítulo anterior, y del que se nos deja claro desde el comienzo con ese flashback de su muerte a manos de Ultrón que estamos hablando en todo momento del Quicksilver del MCU (incluso la representación visual de sus poderes es la misma que tenía el personaje de Aaron Taylor-Johnson); pero su personalidad no acaba de cuadrar ni con el personaje de la saga X-Men ni con el Mercurio de La Era de Ultrón, y el hecho de que no esté poseído por el supuesto hechizo de Wanda, e incluso alabe lo que está haciendo en una conversación entre ambos de lo más inquietante, nos hace pensar que su regreso (o su verdadera identidad) esconde más de una sorpresa; el hecho de que Vision ni siquiera recuerde a los Vengadores ni su propia muerte añade otra vuelta de hilo a la madeja de misterios de WandaVision; a pesar de las dudas con las revelaciones en anteriores episodios, la serie está llevando muy bien el equilibrio entre preguntas y respuestas, lanzándonos a un divertidísimo vaivén semanal de teorías (no ayuda que Agnes lleve sombrero de bruja) y cliffhangers que, reconozcámoslo, echábamos de menos en los tiempos del despiadado binge-watching, reconciliándonos en cierto modo con lo que significa ver una serie de televisión. De hecho, creo que la auténtica perjudicada en el fenómeno que está siendo la serie es la que viene después, esa Falcon y el Soldado de Invierno (Marvel España, en serio, deja de mezclar inglés y español que queda muy raro) en apariencia mucho más apegada a los estándares del MCU que tenía que haber sido la que inaugurara el Universo Marvel televisivo si la pandemia no hubiera trastocado los planes, lo que quizás hubiera contenido las expectativas hacia WandaVision, cuya originalidad sin duda hubiera sido una sorpresa aún mayor en su inteligentísimo planteamiento de la sitcom como escudo mental; y es algo a lo que no dejo de darle vueltas, a esa premisa que utiliza todo un género televisivo para retratar el lugar donde todos nos podemos refugiar de los problemas. ¿Quién no se ha puesto un capítulo de una sitcom (en mi caso Friends, no me escondo) para alegrarte un día aciago? No ya para arrancarte unas risas, sino para darte esa sensación de estar en casa, a salvo de dramas y donde todos los problemas se resuelven al final. WandaVision podrá tener sus peros, sus altibajos y sus decisiones cuestionables, pero como premisa para una serie me sigue pareciendo absolutamente brillante.

Ahora es cuando entramos en terreno peligroso, y es que superado ya el ecuador de la serie de momento de manera sobresaliente, sólo nos queda ya esperar la resolución de tramas y el desenlace de una serie que, tengámoslo siempre en mente para no llevarnos a crear falsas expectativas, es parte de un engranaje que nos lleve hacia futuras series y películas; y es que Marvel Studios siempre ha tenido esa imagen pragmática, casi fría, a la hora de agitar su Universo más allá de las grandes películas-evento (recordemos cuántas escenas post-crédito le costó a Thanos mover el culo de su trono, hablando mal y pronto). O quizás sí, pensándolo dos veces, tengamos que mantener las esperanzas con un final por todo lo alto que agite el avispero cósmico, mágico y mutante del MCU y que le dé un propósito a Wanda en ese Multiverso de la Locura que compartirá con Stephen Strange. El de las expectativas es un juego muy arriesgado, pero llegados a este punto no creo que un desenlace más o menos trascendental deba influir en lo grande que está siendo la experiencia semanal de WandaVision, ese regalo que corremos a abrir cada viernes por la mañana evitando spoilers en redes sociales cual Neo esquivando balas en la azotea. Creo que cuando le preguntas a un fan de Perdidos o Juego de Tronos (por citar dos de esas series cuyos nuevos episodios tenían el status de acontecimiento pero cuyos finales suscitaron bastante polémica) qué recuerdos tiene de la serie, no te hablará de lo poco que le gustó el desenlace, sino más bien de lo mucho que disfrutó del viaje. Y menudo viaje el que nos está proponiendo WandaVision. Bendito engranaje.

Pietro y el lobo, por Ángel García

Hace dos semanas exponía mis dudas inmediatas por el futuro argumental de la serie, al reseñar el cuarto capítulo. No de un modo especialmente vehemente, pero sí sabiendo que lo que viniera a continuación sería definitorio en lo que respecta a la calidad global de la serie. Me asustaba el rumbo tomado en aquella ocasión. Al ampliar el escenario de la acción, se involucraba a nuevos personajes y situaciones, desviando el foco de la “idílica” rutina de clase media americana, con una inagotable línea de recursos televisivos por utilizar.

Hoy, libre de la duda inicial, solo puedo decir que fue una decisión adecuada. No solo no hemos perdido la brillantez de los diálogos entre Wanda y su marido, sino que hemos ganado en profundidad de recursos y riqueza temática. Al otro lado de Westview, además, el agente Woo y Monica Rambeau se han legitimado como personajes interesantes. Son un gran contrapunto a lo que sucede en el interior de la cúpula mental de la Bruja Escarlata.

Su propia trama con el general, acompañados de una menos inspirada Darcy Lewis, ocupa buena parte del capítulo. Actúan de un modo coherente con lo que hemos visto, oponiéndose al poder del campamento, buscando una resolución intermedia para el caos de Wanda, sin recurrir a los métodos expeditivos que se han implantado en el entorno militar desde el capítulo anterior. Como digo, son buenos minutos, muy aprovechados en cuanto al cómputo general.

Quisiera hacer hincapié en la actuación de Teyonah Parris. Puede pasar desapercibida por no tratarse de la protagonista o por no estar involucrada en lo que sucede directamente en el interior, pero la suya es una lección interpretativa de gran nivel. Basta con fijarse en las expresiones faciales, entonación de voz y modo de reaccionar a los momentos tensos del episodio. Brillante, como digo.

Centrándonos en lo que respecta a los Vengadores, vemos cómo se incrementa la tensión en el matrimonio, ante la mirada de los gemelos, que ganan en importancia con este capítulo, y la de Pietro, del que hablaremos a continuación. Son escenas muy bien dirigidas por parte de Matt Shakman, incomodas por momentos, que nos van haciendo participes de la controversia entre ambos, con Vision cada vez más libre de su mujer, consciente de la dimensión que empieza a tomar el asunto.

Elizabeth Olsen, que ha sido elogiada con cada capítulo, vuelve a estar a la altura, demostrando buena química no solo con Evan Peters, el recién llegado, sino también con sus hijos, conectando muy bien con el lado maternal de Wanda.

Hay dos puntos destacables en cuanto a Westview. En primer lugar, lo dispuesto en el párrafo anterior, las conversaciones de Wanda y Pietro. Cada intervención de este último tiene un simbolismo muy poderoso, desconcertando al espectador y lo que podía pensar que iba a ocurrir con él. No olvidemos que a Marvel le encanta jugar con su público, ahí tenemos el Multiverso de Spiderman Lejos de Casa.

En segundo, la curiosidad de Vision y su exploración de los límites de la ciudad. La estupefacción inicial ha dado paso a un pavor absoluto hacia Wanda y por ello da origen a una nueva pesquisa que le llevará al límite, dejándonos un gran momento de cara a la semana que viene.

En resumen, tenemos un capítulo potente, del que, además de acción ocasional, destaca el gran tratamiento de personajes. Cada momento importante está estudiado, analizado y calculado. La aparición repentina de Pietro ha sido el primer conflicto para Wanda, pero no será el último en absoluto. Lo ha dejado pasar, pero ya está avisada. Solo cabe sentarse a esperar a que llegue el lobo.