WandaVision (Bruja Escarlata y Visión en castellano) mezcla el estilo de las comedias de situación clásicas con el universo cinematográfico de Marvel Studios. Wanda Maximoff y Visión, una pareja de superhéroes que tienen una vida ideal en una zona residencial, empiezan a sospechar que no todo es lo que parece. Matt Shackman es el director de la nueva serie y Jac Schaeffer, la guionista principal. El noveno y último capítulo de esta miniserie tiene por título El final de la serie. Este ilustrativo título lo deja muy claro: es hora de cerrar todas las tramas y hacer balance de hasta dónde nos ha llevado el viaje. La serie está protagonizada por Elizabeth Olsen y Paul Bettany que recuperan sus papeles dento del universo de Marvel Studios. En el reparto también aparecen Teyonah Parris, Kat Dennings, Randall Park y Kathryn Hahn. La serie se ambienta en la continuidad del universo cinematográfico de Marvel Studios después de los acontecimentos de Vengadores: Endgame. ¿Ya has visto el último capítulo? ¡Comenta!
WandaVision. Episodio 9 – El final de la serie
La familia que elegimos, por Ángel García
La serie termina su andadura, dos meses después, con un rotundo e incontestable éxito. Semana tras semana, capítulo a capítulo, las teorías y explicaciones han proliferado en redes sociales, con un seguimiento masivo por parte del público, listo para desentrañar los misterios de la familia Maximoff, con mayor o menor acierto. Como espectador, admiro, en primer lugar, la valentía y coraje en cuanto al desarrollo de la trama, la preocupación de los creadores implicados por no seguir una hoja de ruta innata pretendida por una parte de los fans. No es fácil. No lo es cuando muchas veces no se juzga siquiera el contenido, sino la prevalente dirección que se“debe” tomar. Si aparecía Pietro, era porque se estaba dando entrada a los mutantes, si Agatha revelaba su rostro verdadero era porque Mefisto daría su entrada triunfal en el último capítulo… la serie ha sabido encontrar su propia voz, atreviéndose. Y no podía haberlo hecho mejor.
Es para mí inexplicable que se siga acusando al MCU de infantil con series como Wandavision. Para este último capítulo, se tocan temas tan sensibles como la familia y la identidad para la catarsis de Wanda, cuyo poder la ha llevado al límite, a atentar contra la vida del resto y comportarse como una auténtica villana. En el otro extremo, la propia Agatha (interpretada por una brillante Kathryn Hahn) sirve como espejo perfecto para ella, como némesis de la Bruja Escarlata. Lo bien que se han manejado los tiempos y las revelaciones sobre ella se ven reflejados en lo orgánico del enfrentamiento final, quedando ambas caracterizadas a la perfección.
En tercer lugar, tenemos a Visión, con una crisis de identidad todavía más pronunciada. No sabe quién es, qué es, por qué es o, siquiera, si es. Deberá enfrentarse a un miedo absoluto desde el punto de vista psicológico, el terror a uno mismo. Literalmente. A la Visión blanca que ha entrado en Westview. Pudiendo adoptar otro papel, sin más razón que la del código moral del héroe, decide actuar en consecuencia. Y su trama, desde el comienzo secundaria, se cierra de igual manera con acierto y lucidez.
Tanto Paul Bettany como Elizabeth Olsen están soberbios, especialmente esta última, capaz de cambiar varias veces de registro en un mismo capítulo, con tablas y pleno conocimiento de lo que demanda su personaje para cada escena. Las secuencias finales, con ambos a punto de abandonar la irrealidad del pueblo fantasma, funcionan de un modo sobresaliente desde el punto de vista narrativo.
Una crítica extendida y que es debatible es la falta de personalidad en la dirección de Matt Shakman, entendida desde el principio como un complemento más y no como un modo de añadir distinción a una serie. Hay que recordar que no es un producto de autor, lo es, como decimos, de estudio. Esto puede alejar a parte de un público concreto pero, viéndolo con mayor amplitud, no es algo negativo o a achacar, aunque sea digno de mención, dado que la personalidad de la misma se consigue por otros medios tan interesantes como el notable desarrollo de personajes (ya destacado) así como el efecto de la continuidad del Universo, asentado desde hace más de una década en plataformas digitales y salas de cine. Ahí está el corazón de la historia.
Lo emotivo del resultado no es sino la consecuencia lógica de ocho buenos capítulos precedentes con un punto superior a la media en este por la espectacularidad que debe tener Marvel en sus minutos finales. Una vez el espectador ha recordado o conocido (en el caso de aquellos que se hayan acercado por primera vez a los superhéroes) el amor por los personajes, estos han de acercarse al final, con el sacrificio que todo gran cierre siempre trae consigo.
En conclusión, tenemos un grandísimo capítulo, excitante y sorprendente. Demuestra que el UCM tiene (y mucho) futuro por delante, que se pueden contar grandes historias de superhéroes, aunque no fuera a estas alturas necesario reivindicarlo, y que el formato televisivo ha llegado para quedarse.
La fantasía televisiva termina, pero la obra continúa.
Familia que crece unida, permanece unida siempre, por Jordi T. Pardo
Hay una manera sencilla e intuitiva de saber cuándo un viaje ha valido la pena. Te invade la añoranza, te niegas a volver a casa y lo de pasar página se te hace imposible. Eso solo ocurre con las buenas historias, con las que han logrado tocarte un pedacito de alma y te han dejado pensando en ella más tiempo de lo que nos podría parecer normal. WandaVisión ha conseguido cerrar el círculo -o bajar la barrera si queremos tirar de metáfora fácil- de una manera magistral y manteniendo su coherencia interna hasta el final. No ha habido «grandes sorpresas» entendiendo esto como cameos sorpresa, vueltas de tuerca inesperadas y conexiones con otras franquicias que están por venir. Estábamos en el episodio final, y si lo pensamos con frialdad, hubiese sido algo del todo anticlimático a estas alturas que un Doctor Extraño o un Mephisto se hubiesen interpuesto en la historia que se venía contando desde el principio.
Lo que viene a corroborar este episodio es que el formato de serie episódica -y a ser posible de cadencia semanal- puede ser un gran aliado para los productos del universo compartido de Marvel Studios. Es un formato que bien utilizado nos permite conectar de una forma más emocional con los personajes al poder profundizar de manera más incisiva, certera y detallada en sus personalidades. Eso ha pasado al menos con los personajes de Wanda y Visión en esta producción, con una Elizabeth Olsen y un Paul Bettany que nunca habían tenido espacio para hacer brillar de esta manera a sus álter egos. Hay que entender que el universo cinematográfico de la Casa de las Ideas se ha ido volviendo más complejo a medida que se han sucedido las producciones. Esto ha favorecido la interconexión entre las distintas franquicias, pero también implica un equilibrio más difícil a la hora de que cada personaje tenga sus 15 minutos de fama.
La adaptación, y expansión, de estás dinámicas al renovado formato televisivo de las plataformas en streaming llega pues en el mejor momento posible para Disney Plus. En cierta manera, la productora ha sabido así sortear el escollo de la actual situación pandémica y poder dar una continuación a sus historias que de otra manera habrían quedado en hibernación. Los que ganamos somos los espectadores, por las posibilidades que esto añade a la fórmula y, como decíamos, por el espacio extra que puede suponer para tratar en mayor extensión historias, personajes y tramas. La mejor muestra de ello es WandaVisión, una serie que entre otras virtudes que ya hemos comentado a lo largo de las semanas nos deslumbra en su final con una de las más humanas: ese componente emocional que comentábamos más arriba.
En ese sentido, para enmarcar la escena en la que Wanda y Visión se despiden en el salón de casa. Ese momento en la que la serie -la ficticia creada por Wanda- llega a su final de temporada y baja el telón. La escena está tan bien planteada a nivel técnico como de dirección de actores y con una carga sentimental capaz de romper el corazón más duro. Esa única escena ya justifica este genial experimento que ha sido WandaVisión, pero como esta tenemos otras muchas a los largo del metraje de este último episodio (y de los anteriores). El reparto está desatado, compaginando a la perfección momentos que son puro espectáculo con otros llenos de un punzante dramatismo y una tensión muy bien planteada. Es una serie llena de color, pero madura, inteligente emocionalmente y con pasajes realmente crudos protagonizados por personajes trágicos que no más que marionetas de una manera u otra.
Ese humor que una parte del fandom ha criminalizado en muchas ocasiones se ha hecho a un lado. La acción se desata en este punto con fuerza y nuevamente Disney Plus saca pecho demostrando que hay parné invertido en el proyecto. Ya lo habíamos comprobado con El Mandaloriano, pero WandaVisión supone un salto de calidad considerable con otras producciones anteriores del género superheroico que durante años hemos «padecido» en la pequeña pantalla. Por muy buena voluntad que hayan tenido las series de The CW, las de nueva hornada de Warner Bros. Television, como Titanes y Doom Patrol, la cabecera de S.H.I.E.L.D. y las relacionadas con Los Defensores que en su día Netflix se atrevió a producir, las carencias de estas a nivel técnico han hechos siempre mella en sus intenciones.
Estas limitaciones no parece que las vayan a tener las producciones de Disney Plus por lo que el resto queda en manos de los creadores y su acierto al contarnos sus historias. En ese sentido, volviendo sobre WandaVisión y su episodio final, ha sido muy satisfactorio ver como sus responsables han sabido hilar de manera muy sencilla todas las tramas abiertas y darnos una conclusión a la altura de las expectativas. Es una propuesta que tiene coherencia consigo misma, un producto que casi se puede consumir sin tener referencias previas pero que -al mismo tiempo- ha sabido tomar de los cómics muchos aspectos interesantes que abren la puerta a un sinfín de futuras historias con estos personajes. La cuestión es seguir planificando a largo plazo y, en ese sentido, Marvel Studios lleva demostrado ya desde hace tiempo que no tiene rival a día de hoy.
Siempre nos quedará Westview, por Juan Luis Daza
Todo lo que empieza tiene un final y con el noveno episodio llegamos al de WandaVision o Bruja Escarlata y Visión como se la ha conocido en España. Vaya por delante que un servidor ha quedado plenamente satisfecho con el cierre de la serie creada por Jac Schaefer y Matt Shakman, ya que una cosa es sentirse decepcionado porque las cábalas propias desarrolladas a lo largo de la emisión de la serie no se hayan cumplido y otra poner el grito en el cielo contra un producto que, desde su mismo arranque, no hizo otro cosa que ofrecernos ficción de calidad perfectamente construida y rematada. Mephisto, Doctor Strange, Magneto o Kang sólo han sido los objetivos de teorías que nosotros mismos creamos y mediante las cuales hemos disfrutado de un par de meses en los que las redes sociales o los grupos de WhatsApp han ardido con airados y divertidos debates que finalmente nos han conducido a un callejón sin salida. WandaVision sólo necesitaba un colofón a la altura de su desarrollo a lo largo de nueve entregas y a fe mía que nos lo han dado.
Porque finalmente los autores de la serie han apelado al principio de la Navaja de Ockham, confirmando que la explicación más sencilla, la que ya fue confirmada en el episodio 8, era la auténtica. Wanda y su dolor por la pérdida de su pareja, acentuado por la visión deshumanizada de su cadáver, se encontraban detrás de la creación de Westview y nadie más movía los hilos desde las sombras. De esta manera se desmontan todas nuestras teorías y sólo queda disfrutar de The Series Finale, 47 minutos de episodio repletos de acción, épica, terror y drama, uno inusualmente bien perfilado y extrapolado con elegancia del guión a la imagen real. Mi única queja es el coitus interruptus que ha supuesto el falso Pietro de Evan Peters que apuntaba al inicio de la inclusión de los mutantes de la antigua 20th Century Fox en el Universo Cinematográfico Marvel. No sé si ha supuesto un primer paso para este trasvase de personajes, pero si no lo es se antoja una oportunidad desperdiciada que, como ya he leído a algún avispado en la red, podía haberse resuelto utilizando a Aaron Taylor-Johnson como Quicksilver de pega. Aunque claro, de esa manera no hubiéramos elaborado las locas elucubraciones con las que más de un espectador nos hemos devanado los sesos.
En el clímax de la serie tenemos el enfrentamiento entre Wanda y Agatha Harkness y el de Vision con White Vision, mientras otros roles secundarios como Billy, Tommy o Mónica Rambeau son pasto del fuego cruzado. El duelo de hechicería, con truco por parte del personaje de Elizabeth Olsen, y el «combate de lógica» entre las dos versiones del sintezoide interpretado por Paul Bettany ofrecen situaciones remarcables enfatizando unas secuencias de acción que ponen los costes de producción de la serie, 25 millones de dólares por episodio, a la altura de cualquier proyecto para la pantalla grande de Marvel Studios algo que, por lo que apuntan los trailers, también sucederá con The Falcon & The Winter Soldier. Pero no eludamos lo evidente, WandaVision se ha ido creciendo con el paso de los episodios gracias a su poso dramático, que deja en evidencia al de cualquier largometraje de la productora. Si ya aquel «Que es la tristeza sino amor perserverante» nos hizo emocionarnos, toda la conversación final entre Wanda y Visión antes de la despedida es no sólo un regalo para los actores por parte de los guionistas de la serie, sino la demostración de que una serie sobre superhéroes enmarcada en un universo ficcional puede hacernos soltar alguna que otra lágrima apelando a un minimalismo alejado de la grandilocuencia del, también muy emotivo, final de Vengadores: Endgame. Muchas veces menos es más y este es uno de los casos que lo confirma.
Algo bueno y malo hay en que WandaVision haya resultado la primera y excelente serie de Marvel Studios en asociación con Disney +. Por un lado se ha revelado como uno de las mejores piezas del Universo Cinematográfico Marvel y la consolidación de que personajes que en un principio parecían mínimamente esbozados pueden ganar enteros si se les concede el terreno adecuado para evolucionar y poder profundizar en sus perfiles psicológicos. Por otro ha puesto el listón tan alto y ha jugado con unos niveles de extrañeza y abstracción tan impropios de este tipo de proyectos que el resto de series que vengan tras ella, la más inmediata la protagonizada por Anthony Mackie y Sebastian Stan, lo van a tener muy complicado para mantener el listón tan alto. Por último no puedo despedir esta entrada sin cantar incontables alabanzas a Elizabeth Olsen, porque si intérpretes como Paul Bettany o Kathryn Hahn han ejecutado una labor impecable, lo de la protagonista de Wind River (Taylor Sheridan, 2017) se revela como uno de los mejores trabajos actorales dentro del compendio de obras audiovisuales de Marvel Studios y por ello esperamos verla en muchas ocasiones más y por qué no decirlo, reuniendo de nuevo a esa familia que le ofreció el breve periodo de felicidad que llevaba años mereciendo después de una vida repleta de tragedia.
Teseo y Ariadna, por Raúl Gutiérrez
El MCU siempre tira de fórmula. La rueda de Disney mete en su máquina de hacer dinero unos productos que son clones unos de otros y permanece inmutable. Todas ellas frases que llevamos escuchando desde 2012, año en el que Los Vengadores inundaran la taquilla y la recaudación de cines de todo el mundo.
Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces, y este universo compartido nacido en las viñetas, pero transformado, adaptado y ajustado para un gran público que no procedía de los cómics, ha evolucionado sobremanera. Lo que en la fase uno eran visiones realistas de los superhéroes (honmbres con armaduras construidas en su garaje, un hombre que sobrevivía al paso del tiempo porque era congelado, y otro que no era un dios si no un alienígena que interpretábamos como tal), se convirtió en la fase 2 en una expansión hacia el espacio exterior y hacia otros géneros como el de comedia o el de espías que hizo calar en el espectador la permeabilidad de este magnífico universo cinematográfico.
La fase 3 nos enseñó que otra fotografía, otros estilos de dirección eran posibles, y que la locura más absoluta podía ser llevada al cine familiar si se sabía cómo, introduciendo personajes desconocidos para el común de los espectadores que ya eran amados y queridos solo por proceder del mismo sitio que héroes como Iron Man, Thor o Capitán América. La marca Marvel se había consolidado en cines, y había conquistado (y de qué manera) a casi cualquier espectador, que sentía a aquellos personajes tan parte de su familia como los lectores de cómic los veníamos viendo tiempo ha.
La catarsis definitiva fue el binomio Infinity War / Endgame que llevó a este universo a la épica superheroica definitiva bien entendida, con una batalla final que nada tenía que envidiar a la de los Campos de Pelennor, en este, el Señor de los Anillos de la actual generación.
Pues bien, el MCU siguió expandiéndose, adaptando y mutando su fórmula, y el último capítulo de Bruja Escarlata y Visión ha llegado a nuestros hogares dejándonos tristes, desolados y con ganas de más.
Una Wanda rota por la pena, que sin querer trastocó la vida de decenas de personas, se enfrenta a una magia que ni conoce ni domina para salvar a su familia, una familia que desaparecerá tan pronto como sea salvada, y vuelva al mundo real. La que perdió a sus padres, a su hermano y al amor de su vida, no una si no dos veces, perderá a éste último una tercera y verá desvanecerse a sus dos hijos.
Por otro lado, Visión, consciente de que está tan vivo como solo un recuerdo eterno puede permitírselo se enfrenta a sí mismo desprovisto de la humanidad que le hizo renunciar de Ultron, su padre. Zeus se enfrenta a Cronos y elige no gobernar. El Barco de Teseo no es siempre el mismo y a la vez lo es. Y es que, este capítulo de Wandavision contiene uno de los diálogos filosóficos más concienzudos que he podido ver en una serie de entretenimiento familiar, uno de esos que te rompe la cabeza en mil pedazos, para seguidamente romperte en corazón en añicos infinitos cuando llegan las despedidas.
Como manda la tradición, este último capítulo es aquel en el que tienen lugar las grandes batallas de superhéroes, abandonada ya la adaptación televisiva. Algo que entiendo y que suponía que ocurriría desde el capítulo uno, pero que no deja de penarme, puesto que habría preferido seguir con el divertido homenaje a la historia de la sitcom hasta el final. Pero esto es un producto Marvel al fin y al cabo, por mucho que sea el más arriesgado de cuantos hemos visto hasta ahora (y vaya si lo es).
Como buen final del MCU este capítulo cuenta con dos escenas postcréditos que enlazan con las siguientes películas de este universo: Capitana Marvel 2 y Doctor Extraño y el Multiverso de la Locura, y hasta puede que con Invasión Secreta.
Mónica Rambeau es demasiado dejada de lado en este capítulo, pero qué demonios, hemos visto a la Capitana Marvel que luego fue Fotón en acción y conseguir sus poderes, y esta serie nunca fue sobre ella.
¿Buscara Wanda a sus hijos por otros universos en los que estos no desaparecieron? ¿Se enfrentará al Hechicero Supremo o irá con él de la mano?
El tiempo como siempre, nos lo dirá, en un MCU que evoluciona constantemente, y en el que esta serie ha supuesto un viaje inolvidable que me ha arrancado más de una lágrima.
La Paradoja Marvel, por Samuel Secades
Ya está, ya hemos asistido al final de WandaVision: esta frase, que normalmente sería una perogrullada absoluta para comenzar a hablar del último episodio de una serie, cobra especial significado hablando de Bruja Escarlata y Vision (¿nos hemos referido a ella con su título/spoiler en castellano alguna vez?… creo que no), y es que la primera serie de Marvel Studios y Disney+ ha sido un rotundo triunfo tan sólo por la repercusión de cada uno de sus episodios, que la encumbraron prácticamente desde el inicio de la temporada al status de serie-acontecimiento, el sueño húmedo de estar en boca de todos con cada nuevo lanzamiento que tiene cada departamento de marketing y que seguramente ha hecho que el Ojo de Sauron empresarial de Marvel y Disney se pose sobre el streaming semanal más incluso de lo que lo hizo con su globo sonda, The Mandalorian, y especialmente en una época en la que necesitaban desesperadamente tener formatos viables más allá de ese entorno mitológico del pasado que son ahora mismo las salas de cine, invocadas a través de una primera escena post-créditos de este último episodio que nos invita también junto a Monica Rambeau al espacio, sin duda promesas de un futuro mejor. Pero, promesas de futuro aparte, vayamos con WandaVision y su final.
Este último capítulo ha tenido todo lo mejor de la serie, contenido no en sus referencias a las sitcom ni en su propuesta formal de cambiar de estilo a cada episodio, sino en el corazón de sus personajes protagonistas: Wanda y Vision, tan secundarios en las películas de Vengadores o en Civil War, han tenido aquí la oportunidad que esperan también tener en un par de semanas Anthony Mackie y Sebastian Stan, la de aportar tridimensionalidad a unos personajes que sin duda merecían más minutos en pantalla para contar todas esas fascinantes historias tal y como lo hacen en las viñetas. ¿Y cómo se han cerrado las tramas de WandaVision? Pues Marvel Studios, como ya hace en sus propias películas, nos da una de cal y otra de arena: no creo que sea algo que llegue a empañar ni mucho menos el resultado final de la serie, pero sí que es de lamentar que se caiga de nuevo en ciertas malas costumbres relacionadas con los personajes secundarios que han plagado la temporada, y que son directamente maltratados en esta etapa final: el trío formado por Teyonah Parris, Randall Park y Kat Dennings se ha ido diluyendo para ser reducidos a meros cameos (en el caso de Dennings incluso siendo eliminada de la conclusión a lo “Poochie se fue a su planeta”); o la propia Monica Rambeau, que a pesar de haber sido su presencia un trampolín para presentar a su personaje y su transformación en superheroína, no deja de ser descorazonador lo mucho que se la ha dejado de lado en esta segunda parte de la serie; por no hablar del personaje de Evan Peters, que más allá de teorías sobre multiversos, ha sido sin duda infrautilizado como mera marioneta de Agatha Harkness: una cosa es quejarnos de manera infantil de que las tramas no desemboquen en lo que nos gustaría, y otra muy diferente, como es el caso del personaje de Peters, el tirar la piedra y esconder la mano. Da la sensación que, de cara a este último episodio, estaban tan atentos a desembocar en una conclusión satisfactoria para Wanda y Vision que se han olvidado del resto, convirtiendo al pueblo de Westview (ojo, una población entera sometida a tortura por una persona sobrehumana, con todas las implicaciones que eso conlleva y sobre las que se pasa de puntillas) en mero atrezzo, la misma situación en la que estaban dentro del hechizo de Wanda. Al igual que con los personajes secundarios, veo todo demasiado apresurado a la hora de quitarse la trama de encima.
De todos modos, todo lo anterior son los defectos que ya conocíamos de Marvel Studios y no creo que haya cogido a nadie por sorpresa que parte del riesgo asumido en la primera mitad de la temporada se haya diluido a la hora de tomar auténticas decisiones con los personajes en la conclusión. Las piezas se han vuelto a mover de cara a la siguiente jugada, y no hay ninguna partida que realmente haya terminado con el final de WandaVision: es el precio que hay que pagar a veces con las tramas infinitas que enlazan de una historia a otra, pero también reconozco que estaría siendo muy injusto si no reconociese que esta WandaVision, quejas puntuales aparte, supone todo un regalo como espectador por la genuina emoción y cariño que desprende hacia los personajes que dan título a la serie: su vínculo, el viaje de Wanda hacia terminar con su autoengaño y una despedida demoledora entre ambos, supone lo mejor del final de un viaje que no sabíamos que serviría también como génesis de una nueva (y peligrosa) pieza de cara al MCU: la Bruja Escarlata, casi un ente separado de la propia Wanda y que, desgraciadamente, la despersonaliza en cierto modo (a ella y a su trauma) en este final en el que no he acabado de entender muy bien en qué ha consistido su catarsis (¿el sufrimiento del pueblo de Westview?) que la ha hecho renunciar a su pareja y a sus hijos, cuyo status entre la realidad y la creación tampoco se nos aclara del todo. Y es que en este noveno episodio han sobrado muchos fuegos de artificio y han faltado explicaciones y reflexiones como las del brillante octavo episodio; el único punto álgido al respecto ha sido la batalla filosófica entre las dos Visiones que les llega a dar un significado, algo que le faltó a Wanda con el recurso de las runas y su cambio de vestuario, tan repentino como su cambio de actitud. Demasiados agujeros que deja un episodio final que se apresura demasiado en todo, como si le faltasen minutos o incluso un episodio extra que cerrase de verdad las tramas, teniendo en cuenta que en cuarenta minutos a Wanda le da tiempo a cerrar el Hex, derrotar a Agatha, despedirse de su familia y convertirse en la profecía de la portadora de la Magia del Caos. Al final, y elogios aparte, las dos Marvel Studios acaban coexistiendo en WandaVision, como los dos barcos de Teseo: la fascinación de una nueva propuesta y el cariño y buen hacer con sus protagonistas, que coexisten con las resoluciones apresuradas, los secundarios olvidados y las escasas consecuencias. Los dos argumentos, como los navíos de la paradoja, son tan ciertos y falsos, tan reales y ficticios como estemos dispuestos a aceptar como espectadores: por eso creo que puedo criticar la desidia de este último episodio y a la vez alabar el recorrido de la serie en su conjunto. Como en casi todas las epopeyas, ha sido más divertido el viaje que el destino.
Vis a Vis, por Sergio Fernández
Muchas veces, para ensalzar los méritos de una adaptación cinematográfica dentro de este subgénero, decimos aquello de “es como un cómic llevado a la pantalla”. Sin embargo, productos como
Centrándonos en el capítulo de hoy, estaba cantado que iba a ser el que tuviese un mayor contenido superheroico. Más allá de alguna pincelada aquí y allá, lo cierto es que hasta el ansiado desenlace apenas habíamos tenido escenas de acción. Ni falta que hacía. Así pues, Westview se convierte en el escenario de la traca final. Todos estaban invitados. Sin ser la quintaesencia de la espectacularidad, Vision lucha contra Vision blanca (que tiene un aire al T-1000 de Terminator 2) con un desenlace que, esta vez sí, permanecerá en nuestro recuerdo. La paradoja de Teseo confirma que la dialéctica está por encima de las tortas. El tema de la identidad (al que se volverá a recurrir en la despedida final) se trata de manera magistral.
El otro gran momento de la jornada enfrentaba a Wanda con Agatha Harkness. Si la semana pasada descubrimos que la centenaria bruja se había visto atraída al lugar por el inusitado poder de la futura Bruja Escarlata, en esta comprobamos que su móvil residía en la adquisición de dichos poderes. A pesar de verla en su faceta más oscura, Agatha continúa siendo una fuente de saber para la otrora Vengadora. El libro de los condenados sale a colación y el Hechicero Supremo (¡Hola, Doctor Extraño) tan solo es mencionado como breve teaser de lo que nos espera. Rememorando el duelo de Saruman y Gandalf, la magia es la constante en un combate que tiene lugar en las alturas. Administrándole su propia medicina, Wanda consigue vencer sin demasiadas dificultades con la ayuda de unas runas. La cosa era ponerse.
Todo lo comentado anteriormente sucedía en el aire. Abajo, a pie de calle, Hayward y el séptimo de caballería de SWORD tratan de hacer no sabemos muy bien qué. Tanto se había especulado sobre la verdadera identidad del personaje interpretado por Josh Stamberg, que esta subtrama ha resultado un tanto descafeinada, más allá de la confirmación como superheroína de Monica Rex Rambeau. Tampoco es que la despedida de Darcy haya sido para tirar cohetes, pero se trata de personajes periféricos cuyos roles son los que son. La trama ha girado, por completo, sobre las verdaderas estrellas de la función quienes han tenido un delicioso epílogo para su relación.
De la paradoja de Teseo a la paradoja de Wanda. Poner fin al sufrimiento de los ciudadanos significa acabar con la simulación creada y, por ende, perder a su propia familia. Una familia que gestó desde el dolor, pero también desde el amor. Wanda sabe lo que tiene que hacer, y en una de las despedidas más bellas jamás filmadas, nos damos cuenta de lo fenomenalmente diseñados que están estos personajes. Marvel hace justicia a dos personajes que, hasta el momento, estaban un peldaño por debajo de Iron Man, Capitán América o Thor a nivel audiovisual. Su evolución ha sido tan sesuda y compleja como coherente. Las risas del comienzo de temporada dejan paso a las lágrimas del final. La mejor historia de amor del MCU emociona hasta puntos insospechados. Paul Bettany y, sobre todo, Elizabeth Olsen han estado inmensos en todo momento, pisoteando la falsa percepción de que en este tipo de historias no hace falta interpretar. Las dos escenas post créditos sirven para bifurcar el camino. La segunda entrega de Capitana Marvel y Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura serán producciones totalmente diferentes entre sí pero que, a su vez, estarán interconectadas con el resto de proyectos del universo cinematográfico de Marvel. Por el momento, no sabemos cómo harán para encajar a la franquicia mutante en todo este meollo, una vez hemos descubierto que Mercurio era una bala de fogueo. Kevin Feige y compañía tienen un retorcido sentido del humor. Decía el personaje de Agatha aquello de “La Bruja Escarlata no nace, se forja”. A tenor de los resultados, vaya si la han forjado bien. Ahora está en el lugar que le corresponde.
Eres mi dolor, eres mi esperanza, eres mi amor, por Sergi Paterna
Llegamos al clímax del dolor de Wanda ante la perdida de lo más preciado para ella. Como todo camino del héroe debe superar su propia tragedia y erigirse en la heroína que es. Durante los ocho capítulos anteriores hemos conocido su tristeza y su deseo de volver a su paraíso perdido. Pero en todo paraíso hay una serpiente y esta tiene la forma de Agatha Hartness. Wanda tiene que aprender aún una lección y, sobre todo, tiene que elegir entre sus deseos y el bienestar de los demás. Por ello, debe tomar la decisión más dura, sacrificar sus esperanzas.
Vemos en esta serie el arquetipo de los personajes Disney, una princesa Disney en apuros, una malvada madrastra, un príncipe y una hada madrina que acude al rescate. Por lo tanto, los personajes de Wanda, Agatha, Visión y Mónica lo son respectivamente. Tampoco olvidemos que es un producto de Marvel y vamos comprendiendo a medida que avanza el episodio que los guionistas van sembrando semillas que florecerán en las siguientes entregas de este universo cinematográfico.
Podemos concluir que Wanda ha aprendido la lección y acaba por reconocer que su mundo perfecto en realidad no es más que una prisión.
Ella acaba por entender la naturaleza de su dolor, decide aceptarlo y seguir avanzando en la vida, aunque sea otra vez sola. Vision acaba por aceptar su destino de ser una mera proyección de quién fue una vez el marido de Wanda. Por otro lado, vemos que el mal es derrotado, Agnes es vencida por, ahora sí, la Bruja Escarlata, una maga que supera el poder del hechicero supremo y acaba convertida, de momento, en la vecina metomentodo que vimos al principio, la siempre servicial Agnes o la Terremoto de Westview.
Wandavision ha sido una gran serie, que ha superado las expectativas que tenía cuando empecé a verla. Lo mejor de todo es que cada capítulo ha sabido conducirnos por un entramado laberinto de incógnitas que nos han llevado a dudar de casi todos los protagonistas para mostrarnos finalmente que todo era mucho más obvio de lo que los fans han llegado a especular. Por eso esta es la grandeza de Wandavision, es un producto que ha sido capaz de hacernos pensar y soñar con un guion bien elaborado. ¡Hasta pronto Wanda!
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En capítulos anteriores…
WandaVision. Episodio 1 – Filmada con público en directo
WandaVision. Episodio 2 – No cambie de canal
WandaVision. Episodio 3 – Ahora en color
WandaVision. Episodio 4 – Interrumpimos el programa
WandaVision. Episodio 5 – En un episodio muy especial…
WandaVision. Episodio 6 – ¡Terrorífico estreno de Halloween!
WandaVision. Episodio 7 – Cae la cuarta pared
WandaVision. Episodio 8 – En episodios anteriores
Ángel García - 9
Jordi T. Pardo - 9.9
Juan Luis Daza - 10
Raúl Gutiérrez - 8
Samuel Secades - 7.5
Sergio Fernández - 9.5
Sergi Paterna - 9
9
Escarlata
El noveno y último episodio de WandaVisión pone el broche oro a una serie arriesgada que ha sabido apartarse prudencialmente de la fórmula aplicada por Marvel Studios en sus producciones televisivas. El grueso de nuestros redactores han quedado satisfechas con un desenlace bien hilado y profundamente emotivo que ha tirado por tierra numerosas teorías y especulaciones que han alimentado nuestra imaginación a lo largo de la serie.
Un final más que notable para una serie excelente. Coincido con muchas de las apreciaciones de Samuel, aunque mi nota final sería más alta.
El hecho de que sea la propia Wanda quien crea y administra su propio dolor deja el resquemor final de quién paga por el sufrimiento de los habitantes de Westview.
Por todo lo demás (y es mucho) la serie habla por sí sola. Bravo por WandaVision, bien por Marvel y un monumento para la Olsen
Al final no hubo sorpresa, ni falta que hizo.
Olsen ha creado una Wanda carismática, potente, profunda, interesante y arrebatadora (con el traje de la Bruja Escarlata está increíble). Espero que no la cagen con su desarrollo en futuras pelis. Un 10 para esta actriz.
El único pero es el personaje de Prieto. Nos han troleado pero bien.
Bettany es un cachondo, el actor con el que siempre había querido trabajar era él mismo.
Y mención especial para la escena cuando Wanda se despide de los niños… brutal.
Desde el primer episodio WandaVision ha dado pié a un hervidero de teorias a qual más atractiva: que si Mephisto, que si Ian Mckellen en la piel de Magneto, que si Kang, que si el doctor Estraño… Lo admito: yo también he contribuido aportando mis propias elucubraciones. Es lo que tenemos los lectores de comics: que muchas veces nos dejamos llevar más por nuestros deseos que por nuestra lógica.
Dicho esto, y pese a que ninguna de esas teorias se ha visto confirmada, el final de la serie no me ha decepcionado en absoluto. Es un final coherente con todo lo que se venía exponiendo desde el primer capítulo, y además atesora dos de los, para mí, mejores momentos de toda la serie: la discusión de Vision consigo mismo acerca de su identidada, y la muy emotiva despedida de Wanda y Vision. No repetiré alabanzas hacia el excelso trabajo interpretativo de Elisabeth Olsen y Paul Bettany, y tampoco me quejaré sobre, a la postre, divertida y juguetona utilización de Evan Peters en el elenco. Vista en su conjunto la serie habla, y muy bien, de si misma, y no necesitaba de ningún cameo ni revelación especiales en su cierre de serie (tampoco, creo, nos hubiésemos quejado de haber sido incorporados)
Marvel Studios ha sabido rentabilizar muy bien la naturaleza episódica de una serie televisiva para dar mayor empaque y profundidad a unos personajes que, como ya han expuesto los redactores de ZN, no habian recibido el trato que merecen en el MCU. El futuro, con series como Halcón y el Soldado de Invierno, Loki o Hawkeye, no puede ser más alagüeño.
Vista la serie, me parece una gran entrada del UCM en el mundo de la TV. Es cierto que los que no lean cómics la van a disfrutar más del tirón pero el ir viéndola semana a semana nos ha hecho debatir mil teorías y sinceramente, creo que desde Perdidos ninguna serie había conseguido eso.
El reparto esta genial, mención especial para Elisabeth Olsen y Paul Bettany. Mis ganas por ver Doctor Strange 2 se han multiplicado por 10 solo por saber que Wanda estará en la película.
Ojalá veamos más de este Visión Blanco, la pelea de ambos y el momento de «el barco de Teseo» me han parecido fantásticos.
Por último la despedida: emotiva y con dos actorazos diciéndose «hasta luego».
Algo que habría que destacar (y que ya hicieron los Russo en sus películas) es que miden muy bien el humor. No te meten chistes cada 5 segundos o en momentos serios y eso es de agradecer.
Hemos disfrutado del camino a tope, ese es otro mérito de la serie.
Quizá la mayor pega que le pondría a la serie es el tratamiento villanesco de Heyward. A todo el mundo le parecía malísimo y yo siempre lo había visto como el director de una agencia de inteligencia duro y expeditivo pero con su parte de razón (que alguien esclavice y mantenga retenidas a miles de personas no es moco de pavo y es del todo razonable querer eliminarlo) hasta que llega el último capítulo y vemos que es un tipo capaz de disparar a niños sin siquiera pensárselo. Para mí es la parte más floja.
Por lo demás lo he disfrutado muchísimo. Incluso con todas las teorías que luego no han llegado a cumplirse, algo que, en retrospectiva, es casi de agradecer ya que la serie tiene sentido completo tal cual es.
La gente está muy cabreada con lo de Pietro, pero ¿de verdad querían al Peter Maximoff del universo de Fox como el Mercurio oficial del UCM a partir de ahora? ¿Querían tener de nuevo los X-Men de Fox? Yo personalmente pienso que si Mercurio tiene que volver que sea Aaron Taylor Johnson otra vez y que la Patrulla-X tiene que ser una completamente nueva surgida en el UCM.
A mi no me ha gustado nada el final por dos motivos principales.
Aviso que si estáis leyendo todo esto presupongo que ya lo habéis visto, así que hay SPOILERS.
Primero. Marvel no puede trolear dos veces seguidas a su público con el tema del multiverso. Una vez pasa (Spiderman 2), pero hacerlo por segunda vez y de forma consecutiva roza ya el troleo de mal gusto.
Segundo. G.R.R. Martin dijo hace ya algún tiempo que los villanos de Marvel le parecían aburridos porque se enfrentaban a heroes con exactamente sus mismos poderes. Pues en Wandavisión esto ya es de risa. Dos villanos, Visión Blanca contra Visión y Wanda contra Agatha. Dos combates y los dos exactamente con los mismo poderes. Esto ya es el colmo. Yo particularmente no veo diversión alguna entre dos personajes que hacen exactamente lo mismo, y esto alcanza una nueva dimensión teniendo en cuenta que Visión se enfrenta contra su doble. Es otro troleo de Marvel. Por partida doble (nunca mejor dicho).
Sería mucho más interesante un doble enfrentamiento Wanda – Visión Blanca y Agatha – Vision. Pero no, han ido a lo fácil. Rectifico, no han ido a lo fácil, han ido a lo que pone en el dichoso manual de Kevin Faige.
Y ese es el problema de Wandavision. Siembra mucho para recoger poco. Mal señores. No digo que se cumplan absolutamente todas las teorias, pero no veo una buena estrategia sembrar mucho para luego no recoger absolutamente nada. Un buen ejemplo es que durante muchos días uno de los responsables dijo que el cameo final explotará muchs cabezas, etc, etc, etc.
¿Cuál es el cameo final? ¿La de la Skrull? ¿En serio?
Pero si la parte de hacer luchar a súpers contra súpers con poderes idénticos es lo más comiquero que hay. Spidey VS Veneno. Iron man vs Iron Monger vs el hombre de Titanio o cualquiera con armadura y muchos más.
Te creo el trolleo del multiverso en Spider-Man, pero un engaño de Mysterio (el rey de los trucos… así que está perfecto, de ahí a que todos hayan creído que efectivamente era un multiverso real, caen de inocentes). En Wandavision NUNCA Marvel habló de multiversos, de hecho Wanda no reconoce a Peter (que no Pietro), Darcy dice que «recastearon» al personaje, o sea trajeron a otro actor… Fue internet y los especuladores que empezaron a hablar de mezclar universos, pero… acaso en los comics no ocurre que un super heroe X en su universo, luego en el 616 o tierra principal es un ciudadano común y corriente? Yo creo que si fue trolleada, fue de los teoristas de internet y de los inocentes que se creyeron todo. Marvel solo hizo un guiño al personaje de X-Men.
A mí me ha gustado bastante, me parece consecuente y creo que el cabreo de muchos fans viene por las esperanzas autogeneradas.
El troleo de Bettany se le puede haber ido de las manos, pero no es todo por su culpa, sino por que los fans no sabemos manejar nuestras propias expectativas. Por un lado me da la sensación de que podrían haberlo utilizado como puerta abierta (¿quién nos dice que la segunda escena no sea una puerta a algo bastante gordo?), pero por otro lado pienso en «The Mandalorian» y me parecería que no sería consecuente, por un lado por utilizar de nuevo un Deus Ex Machina que haga evitable todo el metraje anterior, y por otro lado para evitar convertirlo en una rutina. Hay que dar a los personajes que han crecido con la serie la capacidad de emocionar por sí mismos y de gestionar sus propios conflictos.
La serie no es perfecta, por supuesto (es una serie de género, y en ningún momento huye de elllo) y hay algunas cosas que no me gustan (como esa intensita wannabee de Photon/Spectrum/comoquieranllamarla), pero para mí el conjunto es más que notable, y sobre todo valiente. El tema de las runas y el de la paradoja de Teseo me parece una forma equilibrada y elegante de solucionar dos enfrentamientos muy equilibrados, más allá de la clásica ensalada de mamporros que viene a ser un cliché de los súpers. Y me gusta el hecho de que se asuma que, más o menos conscientemente, Wanda ha sido una villana.
Coincido con Ultrón, el Mercurio de Fox mola (por momentos), pero yo también optaría por traer unos mutantes totalmente nuevos, con su propia idiosincrasia y alejados de los de Fox, que en algunos casos han sido un descubrimiento pero en otros están alejadísimos de los de los cómics. A mí me apetece ver a una Mística en su justa medida, a un Lobezno bajito y con su mala leche, a un Cíclope y una Tormenta capaces de liderar y con un mínimo de carisma… más allá de los actores que los interpreten. Porque siendo Marvel, a mí el casting me preocupa poco. Que todos nos llevamos las manos a la cabeza con Zendaya, pero piensas en que Emma Stone es Gwen y Kirsten Dunst es Mary Jane, y te echas las manos a la cabeza…
Vaya por dios, ya me he ido por las ramas. Sobre Wandavision, para mí un más que notable, casi sobresaliente inicio del UTM. No tengo unas grandes expectativas con Bucky y Sam, pero me apetece bastante Loki y sobre todo ver qué hace con Cilnt Barton y Kate Bishop. Creo que el televisivo puede ser un medio bastante adecuado para hacerlos interesantes.
Era muuuy dificil superar el capítulo 8…y no lo hicieron. Pero es un buen cierre, más «Marvel» la primera mitad, más Wandavision la 2a. Quizás nos acostumbraron a la sorpresa durante toda la serie, que puede decepcionar un poco el cierre, pero no ensucia el hecho de tan buen producto. Eso si: como decía desde el capítulo 4, todos los «externos» y sus tramas totalmente innecesarios. El «chiste» de Mercurio no me jodió, me pareció el epítome de lo meta. Aplausos totales a Olsen y Bettany.