#ZNStarWars – Desvíos y desvaríos de la Fuerza (I): en la televisión

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Prólogo

La semana de la Guerra de las Galaxias en Zona Negativa toca a su fin, pero antes de recuperar la programación tradicional, no he podido resistirme a hacer un doble repaso a algunos productos de la franquicia que han quedado en el tintero. La marca Star Wars ha albergado todo tipo de productos que abarcan de lo memorable a lo olvidable y de lo digno a lo infame. No se preocupen, que ninguna alcanzará los niveles abisales de la versión turca… ¿o quizá sí?

Star Wars Holiday Special

¿Quién no ha oído hablar del especial vacacional de Star Wars? ¿Quién no ha tenido alguna vez, formando parte de la afición a la saga, de comprobar si realmente es tan terrible como decían? Yo tuve curiosidad y tengo que afirmar que, desde cierto punto de vista (el mío) no es tan malo como podría intuirse. En honor a la verdad, es peor. Imaginen ustedes que esperando encontrarse una catástrofe, se topan de lleno con una hecatombe. Mas vayamos por partes:

En 1978 aún resonaban en el panorama cinematográfico los ecos del inesperado éxito de La Guerra de las Galaxias. Una película que se había vendido como menor se había convertido en el bombazo del año previo. Aún faltaban dos años para que su continuación (y para muchos, cinta culminante de la serie) viera la luz. Así pues ¿por qué no aprovechar el tirón de la franquicia para la televisión? El 17 de noviembre de 1978 (la semana anterior al día de acción de gracias) la CBS programó un especial de hora y media de duración que pasaría a los anales de la Fuerza como uno de los productos más bochornosos de la franquicia y uno de los peores espacios televisivos de todos los tiempos.

La historia comienza con una secuencia en la que vemos que el Halcón Milenario está siendo perseguido por destructores imperiales (haciendo un obvio uso de material de la película). Una conversación entre Han y Chewie indica que van camino del planeta natal del wookie, Kashyyyk (o, como se lo menciona en este programa, Kazook). Pese al acoso por parte del Imperio, es necesario arribar a ese mundo, pues una celebración muy especial, el día de la vida, tiene lugar en esa fecha. Chewbacca quiere estar con su familia en ese día de obvias reminiscencias con la acción de gracias estadounidenses (y en realidad, con cualquier festividad de exaltación cuñada).

Acto seguido, conocemos a alguno de los parientes de Chewie: su padre, su esposa y su hijo. Aquí el asunto empieza a tomar un cariz preocupante, porque lo que nos encontramos es una clásica familia estadounidense con mami, hijito y abuelito, que espera ansiosa la llegada del cabeza (hirsuta) de familia. Los preparativos para la fiesta se suceden mientras la preocupación por la tardanza de Chewbacca se hace creciente. Un par de videollamadas permiten saber a la sufrida cónyuge que su esposo está en camino, pero que los imperiales les pisan los talones.

La trama se ve adornada / interrumpida por diversas actuaciones del más variopinto pelaje, que se justifican en la forma de narraciones retrospectivas, retransmisiones televisivas o visitas a otros parajes del cosmos de la franquicia. Así, los infructuosos intentos de la señora Chewie de seguir las indicaciones de un programa culinario se traducen en un número humorístico en el que una dislocada ginoide cocinera ejecuta la receta. Un regalo para el joven (y peludo) vástago se convierte en un espectáculo musical y danzante, con Diahann Carroll como estrella principal. Otros números musicales incluyen a Bea Arthur (la inolvidable Dorothy Zvornak de Las chicas de oro) como cantinera de la típica taberna de Tatooine.

Como no podía ser de otra forma, la historia termina con un final feliz, pero por en medio quedan: una horripilante aparición de Mark Hamill en su papel de Luke Skywalker (el pobre actor todavía sufría las secuelas de un accidente automovilístico y el maquillaje de brocha gorda para ocultar las cicatrices daba un efecto atroz en pantalla); una versión con letra de la fanfarria de la franquicia cantada por Carrie Fisher (gracias a la cual, el Imperio no parecía tan mala opción) y una curiosidad que se cuenta entre lo poco salvable de esta experiencia: la primera (por aquel entonces) aparición de Boba Fett, en un corto de animación inserto en el especial.

Las reacciones a esta experiencia televisiva no se hicieron esperar. George Lucas abjuró de la misma y proclamó su deseo de machacar cada copia del especial con un martillo pilón. Añadió asimismo que no había tenido responsabilidad alguna en aquel engendro (más allá de dar su bendición inicial) pero otros testimonios (y la práctica habitual de casa Lucas) contradicen esta afirmación. Sea como fuere, el programa jamás volvió a emitirse y ha llegado a nuestros días en la forma de sucesivas copias de cintas de vídeo. Sólo el citado corto en el que Fett hacía equipo con los héroes rebeldes se ha salvado de la quema

Aquí les dejo el testimonio. Droga dura, amigos y amigas:

Si después de lo anterior, aún osan verlo completo, ustedes mismos.

Los Droids y los Ewoks

Si era usted infante o al menos, televidente en el otoño de 1986, vería que en la antigua franja de sobremesa de los sábados (destinada hasta principios de los noventa a la animación) la serie de Los pequeñecos (versiones infantiles de los míticos Teleñecos) se veía sustituida por una serie de claras reminiscencias “estarwarsianas”: Los Droids y los Ewoks.

En realidad, aquella serie era la combinación de dos: una –los Droids- protagonizada por C3PO y R2D2 y otra –los Ewoks- por los peludos habitantes de la luna de Endor. Su extensión y duración fueron diversas, pues así como la primera sólo alcanzó una temporada de trece episodios, la segunda alcanzaría una segunda sesión y sumaría una treintena larga de entregas.

C3PO y R2D2 se van de aventuras

La serie protagonizada por los androides más populares de la lejana galaxia, se articula en torno a tres arcos argumentales, definidos por su pertenencia a distintos amos. Así, en los cuatro primeros episodios 3PO y R2 hacen equipo con una pareja de corredores de speeder, que se verán envueltos en la trama por conseguir una poderosa arma secreta. Las cinco siguientes entregas llevarían al dúo metálico a seguir las órdenes de Jann Tosh, un joven que aspira a entrar en la academia estelar y la última parte les pondría a las órdenes de Mungo Baobab, miembro de una familia de comerciantes espaciales. Cada historia llevaba a los androides y a la audiencia a explorar diversos rincones de la galaxia y a añadir elementos que enriquecían la franquicia. El concepto de la serie –que se ambienta entre La venganza de los sith y Una nueva esperanza, contradice lo que aparecía en el primero de esos filmes como destino de esta singular e irrepetible pareja, pero no es la primera vez que los cambios operados por el canon cinematográfico convierten en “leyenda” algo que ya estaba preestablecido.

¿No querían ewoks? Pues tomen varias tazas

Por su parte, los feroces y caníbales oseznos que ayudaron a la Alianza a destruir la segunda estrella de la muerte se convirtieron en un popular añadido para la franquicia. Dos telefilmes y esta serie de animación son el bagaje de esta especie que bien se podría considerar como una derivación del original. La localización temporal de las historias narradas en esta serie parece situarse en los tiempos previos a El retorno del Jedi (aunque no está excesivamente claro el encaje de la “cronología ewok” con las películas principales).

La serie se aleja mucho de la temática espacial para presentar unas aventuras que se desarrollan exclusivamente en la luna de Endor. Vista con cierta perspectiva, hay que indicar que se trata de una serie a caballo entre las aventuras de los osos amorosos y las de los pitufos. El protagonismo recae eminentemente en Wickett (el ewok que descubre a Leia después de su accidente) y Kneesaa (la hija del jefe de la tribu) que por su juventud se meten en todo tipo de líos y aventuras, para desazón de sus atribulados progenitores. La ambientación forestal convierte las historias en el clásico cántico a la simbiosis con el entorno y la interacción entre la tribu y su mundo, al tiempo que aleja el tono del ámbito galáctico y lo acerca al de la espada y la brujería.

Treinta años después de su aparición, hay que reconocer que estas serias constituyen un ejemplo curioso del fenómeno Star Wars en los años ochenta. Las precuelas y secuelas a la trilogía central eran algo de lo que se hablaba mucho pero se concretaba poco. Quedaban diez años largos para el reestreno de las películas existentes y había una creciente legión de aficionados que demandaba más. La productora responsable de ambas series fue la canadiense Nelvana (que ya había realizado para la franquicia el corto donde aparecía por primera vez Boba Fett y del que hablaba más arriba). En los equipos creativos aparecen nombres ilustres como los de Paul Dini o Ben Burtt. También hay que destacar el hecho de que intérpretes de las películas como Anthony Daniels (C3PO) o Warrick Davis (Wickett) y el detalle de que en su serie y en el infausto especial vacacional, R2D2 apareciera en los títulos de crédito como “él mismo”.

Como curiosidad final, hay que indicar que la canción de entrada de la serie de los droides fue compuesta e interpretada por Stewart Copeland (integrante del grupo The Police) y la versión española es una adaptación directa del original. Sin embargo, su equivalente para las aventuras de los Ewoks no sufrió el mismo proceso, por lo que en estos terruños disfrutamos, una vez más, de las habilidades compositoras de Emilio “Milikito” Aragón y de uno de los grupos apadrinados por su ilustre progenitor, Miliki: Monano y su banda.

Star Wars: Las Guerras Clon, o la historia de lo que Anakin Skywalker pudo ser

Cierro este largo repaso con una reivindicación hacia una serie que ha caído en un injusto olvido como consecuencia de su sustitución por un producto que, siendo de inferior calidad creativa, está llamad por obra y gracia de su productora a ser el canon en lugar del canon.

Mencionar a Genndy Tartakovsky es hablar de uno de los más renombrados animadores de la industria. El nombre de este caballero ruso-estadounidense está unido al de series tan memorables como El laboratorio de Dexter, Las supernenas o Samurai Jack. Que su nombre apareciera unido al de una serie llamada a cubrir el vacío entre El ataque de los clones y La venganza de los sith era una grata noticia y a fe mía que el buen señor cumplió con creces, brindando uno de los productos más notables de la parte más denostada de la franquicia principal.

La serie se prolongó a lo largo de tres temporadas, empezando como una recopilación de “mini-sodios” de tres minutos de duración y terminando con entregas más largas de un cuarto de hora. A lo largo de la misma asistimos al proceso de madurez de Anakin Skywalker, que pasa de ser el aprendiz rebelde a convertirse definitivamente en un caballero jedi de pleno derecho. Al mismo tiempo, avanza en su tránsito hacia el reverso tenebroso y en su relación con su reciente esposa, Padmé Amidala. El trasfondo orquestado para las películas se convierte en un diamante en bruto en manos de Tartakovsky y su gente, que enriquecen la franquicia aprovechando el tiempo para contar detalles como la forja de un sable láser o el destino de la trenza de un padawan. El estilo gráfico que tan bien conocemos por las aventuras del samurái Jack permite que Anakin Skywalker sea por primera vez algo distinto del gimoteante cara de palo que se asocia con la pésima interpretación de Christiansen. El duelo entre el joven jedi y la sith Asajj Ventress es uno de los momentos climáticos de la serie y la prueba de que el personaje era creíble como el hombre que fue Darth Vader antes de su caída. Escenas sin palabras como la despedida entre Anakin y Padmé están cargadas de fuerza y para rematar, hay espacio para el desarrollo de otros personajes: Obi Wan Kenobi, Mace Windu, el maestro Yoda, el Conde Dooku, el artero Palpatine… hay para tdo el mundo.

Epílogo

El universo de la Guerra de las Galaxias es mucho más que las seis películas (siete, perdón) que lo componen. Ya sea bajo el sello “Leyendas” o con la bendición del canon, seguiremos viendo historias sobre el eterno duelo entre la luz y la oscuridad de la fuerza.

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mr bones
mr bones
Lector
22 diciembre, 2015 1:26

Totalmente de acuerdo con la opinión de la serie de Tartakovsky, fue lejos lo mejor que se vio de las precuelas, hubo grandes capítulos ,como el que mencionas sobre el sable láser , esta serie se encontrará en DVD o Blu ray?????

Mr. Cesar
Lector
En respuesta a  mr bones
22 diciembre, 2015 10:32

Yo tengo los 2 DVDs que editaron con todas las temporadas y estoy seguro de que los podrás encontrar sin problemas en alguna distribuidora o en eBay.

Mencionar, de esta serie, que llegó a tener influencia en el merchandising oficial, llegando a desarrollarse toda una línea de figuras con la característica estética del animador. Personajes como el lancero «espacio-medieval» de la primera temporada, la misma Asajj Ventress o detalles como el caza-jedi tuneado de Anakin fueron reproducidos hasta en muñecos LEGO.

Una gran serie que destaca más por su montaje y planificación de secuencias que por su animación. Lo que Tartakovsky consigue en algunos momentos le da sopas con ondas a la posterior Clone Wars (en CGI) e, incluso, a alguna de las películas originales.

P.D.: de la serie de Tartakovsky me quedo con la máquina de la Federación que aplasta todo lo que pilla debajo con una especie de prensa gigantesca. El tamaño, la brutalidad de su capacidad de destrucción e incluso las consecuencias de «dispararla» es algo que nadie había hecho hasta entonces y… ¡mola!

Jack Knight
Jack Knight
Lector
22 diciembre, 2015 12:20

La serie de Tartakovsky es estupenda. En unas 2 horas o así me parece que le da mil vueltas a la serie de Clone Wars con no se cuantas temporadas. Lo mejor que se ha hecho en el periodo de los episodios I, II y III, incluyendo las propias películas.

Sith
Sith
Lector
22 diciembre, 2015 19:12

Coincido con los comentarios, la serie de Tartakovsky es excelente por donde se la mire, y tiene momentos epicos de sobra, una parte que destaco es cuando Anakin tiene que pasar la prueba en la cueva y vislumbra parte del futuro.

Es increible como desarrolla a todos los personajes, y en especial a los Jedis y Siths, no solo en cuanto a personalidad sino también respecto a sus habilidades, en esta serie es donde mejor se demuestra de lo que son capaces de hacer con sus poderes.

Destaco aparte de las obras mencionadas, otra que paso desapercibida en su momento pero que para mi esta a la altura de las anteriores y esSym-Bionic Titan.

Corrió el rumor hace un tiempo que este autor podía hacer una serie animada para Marvel, pero lamentablemente quedo en la nada todo esto.