#ZNStarWars – La Guerra de las Vajillas

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Formato: Spectrum, Amstrad, Commodore, MSX
Edición España: Aventuras AD / Dinámic Software – mayo 1988
Diseño: Rafael Hernández Stark (programación), Javier Cubedo (gráficos)

 

La trilogía original de La guerra de las galaxias dio origen a multitud de parodias, bromas y chistes a su costa, prácticamente desde su aparición. Desde esta actuación de Bill Murray en Saturday Night Live hasta La loca historia de las galaxias, pasando por el especial navideño de la saga (del que George Lucas parece abominar tanto como cualquier persona con criterio de la participación de Hayden Christiansen); desde los cabezones estelares de Enrique V. Vegas hasta los yedáis jamaos de JMV, pasando por el destructivo paso de Sergio Aragonés (y Mark Evanier) por el universo galáctico… la épica de Star Wars ha sido probablemente tan parodiada y satirizada como copiada (de una u otra forma). Hoy quiero traer a colación un ejemplo por el que tengo especial cariño, ya que proviene de la edad dorada del software español y de un género prácticamente olvidado por el común de los jugones: las aventuras conversacionales.

Una aventura conversacional es un tipo de videojuego donde el peso de la acción reside exclusivamente en el texto. Los gráficos son meramente decorativos –en el caso de existir- y debe interactuarse con el programa mediante la introducción de órdenes –“coger libro”, “ir al norte”…-. Este género fue (y es aún) muy popular entre los jugadores anglosajones, donde el nivel de detalle (y de dificultad) de algunos títulos generó alguna que otra polémica entre las huestes biempensantes. En España, su aparición es casi coetánea a la de los primeros videojuegos de fabricación propia. Así, Yenght es el primer título publicado bajo el sello de la compañía que pasaría a la historia como Dinámic Software. Esta empresa desarrollaría una línea de aventuras conversacionales que, al correr del tiempo, alcanzaría autonomía propia bajo el sello de Aventuras AD. De estos años son títulos como Don Quijote de la Mancha, Los pájaros de Bangkok, Jabato o la trilogía de Ci-U-Than, que marcaría tanto el principio como el fin del más fructífero período del género en nuestro país. Es en este intervalo temporal cuando ve la luz La guerra de las vajillas. La batalla eterna entre la luz y la oscuridad se adapta en la forma de un conflicto entre la limpieza y la suciedad. ¿El motivo? Uno tan sorprendente como la combinación entre el duelo Jedi-Sith y el detergente Colón.

Imaginen ustedes el siguiente escenario: estamos en la España de 1988 y las cadenas televisivas de gestión privada son todavía comunicación-ficción. RTVE (con sus dos cadenas) y las emisoras autonómicas (allá donde las había) convertían cualquier transmisión de interés en fenómeno mediático con mucha facilidad, en tanto que la ausencia de otros canales de información masiva permitían que permanecieran largo tiempo en el ambiente y en las mentes de la audiencia. A mediados de los ochenta, Manuel Luque, director general de la empresa CAMP (responsable de productos de limpieza como el detergente de la ropa Colón o la lejía Kalia) revolucionó el mundo de la publicidad en España, trayendo a los anuncios televisivos un concepto proveniente del ámbito comercial estadounidense:

La máxima “busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo” se convirtió en una muletilla de constante repetición durante esos años. De hecho, aún se escucha puntualmente en alguna conversación cuñada, pero sirvió para convertir a Luque en uno de los rostros populares del momento. De esta forma, Manuel Luque fue llevado al mundo de los ocho bits y reconvertido en “Martin Luke”, protagonista de una epopeya cósmica contra las fuerzas del pringue.

El argumento del videojuego repite –en la tradicional estructura de dos partes, separadas por sendas cargas y una contraseña- la estructura de Una nueva esperanza, debidamente pasada por el tamiz de la parodia y el juego de palabras. Así, los caballeros jedi pasan a ser convertidos en caballeros heavy; Obi Wan Kenobi se convierte en Obi Juan Quenove (y recibe las tópicas gafas oscuras); Han Solo y Chewbacca son a su vez Juan Solo y Chequevaca; Darth Vader es ¿lo adivinan? Sí, Darth Water; la esférica Estrella de la Muerte se transforma en una “rosquillesca” Estrella Pringosa y la socorrida fuerza sigue siendo la fuerza… pero de Jonson (en clara referencia a otra marca arquetípica de productos de limpieza de esos años).

El título recibió buenas críticas por parte de los medios especializados de la época y contó igualmente con una divertida campaña de publicidad que transformó en productos de limpieza y enseres caseros todos los elementos emblemáticos de la saga de la Guerra de las Galaxias. Durante un tiempo se habló de una continuación, El Imperio contra Paca (en alusión a Paca Holgazana, la versión adaptada de Leia Organa) o de una incursión en otra saga de la factoría Lucasfilm, en la forma de En busca del arpa perdida (sobran las explicaciones) pero ambos títulos dormitan en el mundo de lo que pudo haber sido y no fue.

Este videojuego ha sido objeto de algunas revisiones modernas para soportes móviles, en tanto que las originales se hallan en catálogos de abandonware. Buenas maneras de revisar o de conocer un título clásico de una época irrepetible en la historia de los videojuegos españoles.

  Formato: Spectrum, Amstrad, Commodore, MSX Edición España: Aventuras AD / Dinámic Software – mayo 1988 Diseño: Rafael Hernández Stark (programación), Javier Cubedo (gráficos)   La trilogía original de La guerra de las galaxias dio origen a multitud de parodias, bromas y chistes a su costa, prácticamente desde su aparición.…
Gráficos - 7.1
Jugabilidad - 8
Interés - 8.9

8

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Cassidy
Cassidy
Lector
15 diciembre, 2015 15:47

Esto no se hace, menuda nostalgia me ha entrado U_U Genial que os hayáis acordado de este juego y de la época xD

Corax
Corax
Lector
16 diciembre, 2015 9:09

Maaaaaadre mia que recuerdos. Esos minutos de carga delante del Amstrad cpc646 o 464, no recuerdo bien. Con esa pantalla verde, esos graficos que superaban por mucho a los de la Atari 2600, esos juegos de cassette…
La guerra de las vajillas era uno de mis favoritos!
«Coger autopelador», «Usar autopelador»…