#ZNStarWars – Los cómics de la trilogía de Thrawn

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Cuando Disney anunció que el Expanded Universe de Star Wars ya no sería parte de la continuidad oficial, miles de fans entraron en cólera. Todas esas novelas, todos esos cómics, todos esos videojuegos… cientos de historias relegadas al olvido mientras que la existencia de Goofy Jar Jar Binks permanecerá para siempre en continuidad. Pero dar muerte al Expanded Universe tampoco debe interpretarse como una señal de desprecio por parte de los amos de Mickey Mouse; se había llegado a un punto en que muchas historias se contradecían mutuamente y los Yuuzhan Vong eran una realidad. Por este motivo, y ante la inminente avalancha de nuevos contenidos, resetear la continuidad de Star Wars fue, en opinión de este redactor, un movimiento doloroso pero necesario. Sin duda, la mayor víctima de la decisión de Disney fue la trilogía de Thrawn de Timothy Zahn.

En 1991, esa poca posterior al fin de la trilogía original y previa a la nostalgia que inunda nuestro presente, la creación de George Lucas se expandió al mundo de la literatura de la mano de Heir to the Empire, libro con el que Zahn renovó el interés por la franquicia a base de cautivar a millones de lectores. Y de no ser por Heir to the Empire, ¿quién sabe si Lucas se hubiera interesado en rodar una nueva trilogía? En cualquier caso, es innegable que el cineasta cogió muchos detalles de la historia de Zahn. Por ejemplo: la ciudad de Coruscant, sables láser repeliendo rayos de energía y… explicar la Fuerza con métodos «científicos». Zahn no inventó los midiclorianos, pero tiene el honor de ser el primero en mostrar los poderes de los Jedi como un fenómeno más o menos explicable.

Heir to the Empire forma junto a sus secuelas Dark Force Rising y The Last Command la llamada trilogía de Thrawn, en honor a su carismático villano. La serie fue concebida como el prólogo de una hipotética nueva trilogía que Lucas tenía en mente y que trataría sobre la siguiente generación de los Skywalker. No obstante, tanto Lucas como Zahn partieron de la suposición que esa trilogía difícilmente llegaría a ver la luz, por lo que la novela puede leerse sin temor a confusiones o tramas incompletas. Puede que se equivocaran respecto a la historia de esa nueva trilogía, pero no saldremos de dudas hasta que vayamos esta tarde al cine.

Grand Admiral Thrawn
Grand Admiral Thrawn

La trilogía de Thrawn sucede cinco años después de la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte. Han Solo y Lei Organa se han casado y esperan gemelos; Luke continúa con su entrenamiento; Chwebacca no ha cambiado un ápice; Lando sigue haciendo de las suyas en algún planeta perdido. Sin embargo, el Imperio se resiste a morir. El Gran Almirante Thrawn, el único alienígena capaz de ganarse la confianza del Emperador Palpatine y ascender en el ejercito imperial, ha sobrevivido en esos cinco años (más adelante se explicaría que estuvo fuera de la galaxia en misión secreta) y ha reunido a buena parte de lo que queda del marchito Imperio. Es un estratega al nivel de Darth Vader que pondrá a prueba a la Nueva República a lo largo de la trilogía. Y qué gran villano es el maldito. Uno de los motivos por los que su trilogía está considerada como una de las mejores historias en la saga de Star Wars.

Siendo Zona Negativa principalmente una página sobre cómics y cine, he preferido centrar mis esfuerzos en reseñar la adaptación al cómic publicada entre 1995 y 1998 y en tres miniseries. Eso, y que me apetecía leerla debido a los autores implicados: Mike Baron, Terry Dodson y Edvin Biukovic. Respecto a Olivier Vatine, es la primer vez que leo su nombre en los créditos de un cómic.

Heir to the Empire
 
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Edición original: Star Wars: Heir to the Empire #1-6, Dark Horse Comics.
Guión: Mike Baron.
Dibujo: Olivier Vatine.
Entintado: Fred Blanchard.
Color: Isabelle Rabarot.

 

Tenía que pasar. Uno no escribe un libro devorado por millones de lectores y aclamado por la crítica como una de las mejores novedades en el género de la ciencia ficción sin llamar la atención. En Dark Horse Comics no eran tontos y sabían que adaptar los libros de Zahn era una apuesta segura. Para tal tarea llamaron a Mike Baron. Hace mucho que desapareció del panorama mainstream, pero hubo una época en la cual él y su amigo Steve Rude cautivaron a toda la industria del cómic con Nexus, el abanderado de una nueva generación de cómics independientes. Para cuando esta miniserie salió a la venta, la presencia de Baron en la industria era cada vez más pequeña. Heir to the Empire bien podría considerarse el último cómic destacado del escritor (sin tener en cuenta las miniseries esporádicas de Nexus, por supuesto).

El trabajo del norteamericano es impecable: sería muy difícil darse cuenta de que el cómic es la adaptación de una novela. Ningún momento se siente precipitado y la acción fluye perfectamente; el tiempo dedicado a cada escena es el adecuado. Sin embargo, la historia pierde mucho de épica. Zahn tuvo páginas y páginas para describir y desarrollar el primer capítulo de la saga de Thrawn al mismo tiempo que ampliaba el universo Star Wars. Obviamente, escribiendo un cómic, Baron no necesita detenerse a describir los planetas que visitan los héroes, pero se ve obligado a recortar muchas escenas o directamente omitirlas. Estas escenas no aportaban mucho a la trama principal, que puede leerse perfectamente sin ellos, pero contribuían a esa sensación de estar ante una galaxia inmensa, repleta de pequeños detalles e historias esperando a ser contadas. El otro gran problem del cómic es que la celeridad con la que avanza la historia dificulta retener todo lo que se nos cuenta, por lo que más vale prestar algo de atención para no confundir nombres. No obstante, a pesar de estos inconvenientes, la adaptación al cómic se puede considerar ejemplar; es la misma historia que el libro a grandes rasgos, y reúne todo los elementos que hicieron de la trilogía original algo especial aunque no en tan grandes cantidades. Y no olvidemos que ésta es la primer aparición del carismático bandido Talon Karrde y Mara Jade, una mujer que daría mucho que hablar.

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El dibujo de Olivier Vatine no es lo que uno esperaría de un cómic de Star Wars publicado por Dark Horse. La editorial, para bien y para mal, siempre ha exigido un estilo de dibujo bastante conservador y clásico, alejado de cualquier corriente mínimamente experimental. Excepciones han habido (Cam Kennedy, por ejemplo) pero sorprende que para la adaptación de una novela tan popular contratasen los servicios de un dibujante con un estilo tan diferenciado en comparación con el estándar. Y lo cierto es que Vatine se marca algunas páginas verdaderamente espectaculares. Desearía una mayor consistencia dibujando los rostros de los personajes, pero en líneas generales, el trabajo de Vatine es más que correcto, algo a lo que contribuye el coloreado de Isabelle Rabarot. No obstante, hay que darle un muy merecido tirón de orejas por ignorar buena parte de las descripciones de Zahn e inventarse nuevos diseños. ¿En qué estaría pensando?

Valoración:

Dark Force Rising
 
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Edición original: Star Wars: Dark Force Rising #1-6, Dark Horse Comics.
Guión: Mike Baron.
Dibujo: Terry Dodson.
Entintado: Kevin Nowlan.
Color: Pamela Rambo.

 

Si la trilogía original tiene el Imperio Contraataca (y las precuelas El Ataque de los… eh, mejor sigamos), la trilogía de Thrawn cuenta con Dark Force Rising. En Heir to the Empire, uno de los líderes de la Alianza fue acusado de traición, y Han Solo y Lando Calrissian investigan la veracidad de esas acusaciones. Mientras tanto, ahora que la Nueva República conoce su existencia, Thrawn pone en marcha la siguiente fase de su plan maestro; Luke y Leia se ven envueltos en las consecuencias de la primera parte; y Mara Jade revela parte de su misterioso pasado. Y para rizar el rizo, una importante flota de poderosas naves de combate podría caer en manos enemigas y… un Jedi corrompido por el lado oscuro ha resurgido. Como toda buena segunda parte, Dark Force Rising aumenta la intensidad y el drama.

Una vez más, la adaptación de Mike Baron es ejemplar pero cae en los mismos problemas que en Heir to the Empire. Muchas escenas recortadas, demasiados saltos de planeta a planeta (dejándonos sin tiempo para explorarlos adecuadamente) y un, en ocasiones, excesivo flujo de información. Pero también vuelve a retener lo mejor de la novela de Zahn y, dado que el lector ya se ha familiarizado con los nuevos personajes, resulta más fácil de seguir, lo que repercute positivamente valorando la adaptación de la segunda novela sobre el universo Star Wars.

El mayor cambio se produce en el apartado gráfico. Olivier Vatine es sustituido por Terry Dodson, antes de su actual decadencia. Comparad sus páginas para esta miniserie con las de Princesa Leia; la diferencia es increíble. Además, para la ocasión, los lápices de Dark Force Rising fueron entintados por Kevin Nowlan. Que esto no se entienda como una crítica: Rachel Dodson es una excelente entintadora, pero el estilo de Nowlan encaja mejor con el universo Star Wars. ¿Estilo? Sí. Cualquiera que haya leído un cómic entintado por Nowlan sabrá que el dibujante de la maravillosa Infernal Man-Thing y Doctor Extraño imprime a todos los trabajos que entinta su propio estilo de dibujo. Y por muy alejados que parezcan los estilos de Dodson y Nowlan, la combinación resultante es idónea para la serie. Al igual que su predecesor, Dodson se aleja del rutinario dibujo que asoló la franquicia Star Wars, y al mismo tiempo las tintas de Nowlan dotan a las páginas de un aire clásico, influido por las películas. El coloreado de Pamela Rambo es una mejora respecto a la serie previa.

Valoración:

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The Last Command
 
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Edición original: Star Wars: The Last Command #1-6, Dark Horse Comics.
Guión: Mike Baron.
Dibujo: Edvin Biukovic.
Color: Pamela Rambo.

 

La tercera y última parte de la trilogía de Thrawn puede presumir de no tener ositos de peluche de por medio o a Hayden Christensen aniquilando a niños inocentes. En el climax de Dark Force Rising, nuestros héroes descubrieron el arma secreta del Gran Almirante: tecnología antaño usada por la República y escondida por el Emperador Palpatine. Esa tecnología, que todo fan de Star Wars reconocerá al instante, es suficiente como para masacrar a la Nueva República. El destino de la galaxia se decidirá, tal y como exige la tradición, en una inmensa batalla. Paralelamente, Leia aguarda con impaciencia la llegada de sus hijos, pero no todos estarán contentos; Luke deberá enfrentarse nuevamente al lado oscuro y comandar a un equipo de rebeldes hacia el corazón del nuevo imperio; Mara Jade ¿cumplirá? la última orden de un personaje largo tiempo ausente…

Timothy Zahn concluyó la saga del Gran Almirante a lo grande, con una novela donde todas las tramas desarrolladas en los dos libros previos se juntaban para un desenlace épico que marcaría el devenir de la franquicia durante muchos, muchos años. Tras los buenos resultados en las dos anteriores miniseries, Mike Baron volvió a adaptar la prosa de Zahn con el mismo buen hacer. The Last Command exhibe, obviamente, las virtudes y defectos de sus predecesoras. Sin embargo, en este caso, Baron trabajó junto a un dibujante tan hábil que mitigó buena parte de los problemas.

El difunto Edvin Biukovic firma uno de sus pocos trabajos para el mercado estadounidenses. Sin llegar al nivel de su Blanco Humano, el trabajo de Biukovic es excelente, el mejor de toda la adaptación al cómic. El croata se desmarca de los dos dibujantes previos y canaliza sus influencias europeas en los seis números que consta The Last Command. ¿El resultado? El cómic de Star Wars que uno esperaría de una editorial como Les Humanoïdes Associés, no Dark Horse. A lo largo de las ciento cuarenta páginas que forman la miniserie se advierte la presencia de quien pudo haber sido un grande de no ser por un tumor cerebral que le arrebató la vida un triste día de 1999.

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Valoración:

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hammanu
hammanu
Lector
17 diciembre, 2015 17:37

Me acuerdo que compre las novelas porque un amigo recién salidas me las recomendó por Thrawn (villano carismático donde los haya), y que uno pensó hace unos dos años cuando salio el rumor de que Cumberlatch saldría en el episodio 7 crei (iluso de mi) que este actor interpretaría el papel. Ahora viendo que la historia tira por otros derroteros veremos aunque sea rebooteado una versión de este personaje

Miki
Miki
Lector
17 diciembre, 2015 22:39

Thrawn es uno de los grandes, una lástima que no esté en el episodio VII. Creo que no se adaptó la duología de novelas posteriores que también tenían a Thrawn como contrapartida (o al menos yo no las recuerdo), ¿estoy en lo cierto?
Baron, bueno, tenía mucho prestigio en los 80 pero a mí siempre me pareció que quitaba la épica a muchos de sus trabajos de manera intencionada (es el más anticlimático de los autores ochenteros que recuerdo y eso creo que sólo puede ser alguien buscado conscientemente) y en estas miniseries le salió más o menos bien pero esa manía te traía de vez en cuando cosas aburridísimas (su Flash y los números de Star Wars Rogue Squadron). Aun así su Nexus y su Badger me siguen gustando, a ver si se deja de novelas de terror una temporada y vuelve a intentarlo con esos personajes en alguna serie más o menos larga, que en Dark Horse sí parecen receptivos a recuperarle.

Shockbringer
Shockbringer
Lector
18 diciembre, 2015 10:24

Voy a ponerme en plan nerd y voy a puntualizar que Luke ya utilizaba su sable de luz para repeler rayos de energía en el Retorno del Jedi. En modo alguno fue una invención de Timothy Zahn.
Por lo demás su aporte al Unvierso de Star Wars fue totalmente esencial. Veníamos del precedente de El Ojo de la Mente como ejercicio de trasladar el universo a la literatura, un precedente muy insatisfactorio. Sin embargo esta trilogía encajaba tan bien que sus personajes vivieron más allá de sus páginas en videojuegos, cortos, juegos de carta etc…

hammanu
hammanu
Lector
18 diciembre, 2015 11:18

Miki, la duologia de Thrawn presentaba una especie de complot que protagonizaba un impostor que se hacia pasar por el gran almirante. Y Baron en Flash no estaba nada mal aun me acuerdo de esa frase de Vandal Saveage » Vive como Flash y muere como Flash…

Miki
Miki
Lector
En respuesta a  hammanu
18 diciembre, 2015 14:56

Entiendo que lo de Hand of Thrawn no se adaptó, entonces.
Lo de Flash, como siempre, son opiniones, pero a mí me resultó aburridísimo con un cambio de carácter de Wally un poco porque sí y lo de Tina McGee un romance muy poco interesante, hasta Messner (y ya un poco rodado) no me llamó demasiado la cosa. Será que no conecto bien con Baron salvo en un par de series porque yo la falta de épica y su desarrollo tan particular de los personajes no lo acabo de apreciar. También es cierto que hace años de la última lectura, a lo mejor lo agarro ahora, lo comparo con según qué lecturas recientes y me quedo con ello, pero entre lo que había en su momento me parecía medio-bajo.

Igverni
Lector
18 diciembre, 2015 16:00

Gracias, Jose María.
Una crítica muy acertada. El principal problema de estos tebeos es que parecen la sinopsis de los libros.
Condensar novelas de 500 paginas en tebeos de 150 páginas cada uno era tarea imposible, aún así, en general las 3 series, en especial la de Biukovic, son bastante buenas.

HenryJones
HenryJones
Lector
20 diciembre, 2015 10:48

Gran reseña. Los de heredero del Imperio me parecieron geniales, con frescura y un dibujo diferente. Vatine es un conocido dibujante en Francia, su último trabajo Niourk, sobre un mundo post apocalíptico es bastante recomendable .El dibujo es más «francés» que en SW . Aquí veo que lo publica Yermo.

Junto con Kennedy es de lo mejor a nivel gráfico que he visto en los cómics de Star Wars, que o bien son fotonovelas o un dibujo que no está a la altura. El de Dodson no me desagrada , y con el maestro Knowlan al entintando aún mejor. El de Princesa Leia, es flojo de narices. Dodson como ilustrador es mejor que como dibujante, que aspira a Adam Hughes( con las diferencias abismales que hay) pero creo que en series regulares la velocidad de trabajo no juega su favor