Guión: Yuji Shiozaki
Dibujo: Yuji Shiozaki
Edición España: Editorial Ivréa (2014)
Contiene: Godeath Nº 1 JAP (Shonen Gahosha, 2009-2013)
Formato: Tomo manga rústica de 200 páginas (Serie de 3 tomos)
Precio: 8,00€/u
Valoración:
lamentablemente, yo no soy Dios»
El desvergonzado mangaka Yuji Shiozaki, autor conocido por su trabajo en Tachibana, Battle Club y, sobre todo, Ikkitousen, su obra más popular y exitosa, pertenece a ese tipo de artistas cuyas historias se encuentran en ese sugerente e indefinido tránsito entre lo que solemos llamar un «shōnen atípico» y el manga puramente hentai. Hablamos de un tipo de obra caracterizada muchas veces por sus altas dosis de violencia y, especialmente, por su utilización del sexo y el erotismo como principal reclamo de su propuesta, normalmente con una clara voluntad fanservice aunque sin llegar a saltarse las leyes del ecchi : practicando la «cultura del despelote» pero sin llegar a mostrarnos escenas de contenido sexual más explícito. Es decir, un modelo de manga en el que hallaremos increíbles féminas de cuerpos esculturales en las poses más ridículas posibles (llámalo sexy) dando como resultado habituales y gratuitas maneras de nudismo con grandes y turgentes pechos bamboleándose de un lado a otro de las viñetas, suplantando cualquier tipo de profundidad en sus tramas y argumentos, pero sin llegar nunca a «la última base» ni perder la virginidad misma del concepto (ni la de sus realmente inocentes y castos personajes). El manga de contenido ecchi ofrece lo suficiente para alimentar las fantasías onanistas del aficionado o, al menos, permitirle recrearse la vista sin mayores pretensiones, siempre que el dibujo y la censura de sus autores o la editorial lo permitan.
En este tipo de publicaciones, el mencionado Yuji Shiozaki se ha convertido en lo que llevamos de siglo en uno de sus principales y más reconocidos baluartes, un pequeño dios del fanservice, y todo ello gracias a su calenturienta imaginación, la épica implícita con la que consigue dotar a sus historias y su buena mano para retratar los bustos más perfectos y neumáticos del cómic japonés. Para los que estén interesados en comprobar esto último la Editorial Ivrea ha sacado al mercado, junto a sus más recientes novedades, la primera entrega de Godeath, la última serie concebida por Yuji Shiozaki, publicada originalmente entre los años 2009 y 2013 en la revista Young King de la editorial japonesa Shonen Gahosha y compilada posteriormente en tres únicos tomos recopilatorios. La historia se sitúa en el siglo XVIII, en Napoles, para contarnos la epopeya de Maria, un homúnculo con habilidades sobrehumanas y letal con la espada por cuyo cuerpo corre la sangre del conde vampiro Saint Germain, una implacable mercenaria que se verá envuelta en una guerra abierta entre el poder del Vaticano y los masones por salvar la vida de una chica con la que se acaba encariñando. La sinopsis de esta obra no nos descubre la pólvora, tan sencilla y directa como las libidinosas intenciones de su autor y quebradizas y finas son las ropas que visten sus erotizadas heroínas.
De esta manera, en Godeath tenemos un manga prototípico de Yuji Shiozaki, en el que se limita hacer lo que mejor sabe, tomando como referencia una historia más acotada de lo habitual, muy rápida y ágil, perfecta para aquellos aficionados que no conozcan a este autor o este tipo de obras y tengan interés o curiosidad en sus abultadas y generosas formas. Los lápices de Yuji Shiozaki en Godeath son eróticamente estilizados y bellos, siempre cuidados y bien calibrados, hay mucho amor puesto en el dibujo, enfocado en sus aguerridas y nudistas amazonas, pero también hay mucho cariño por el detalle, en la recreación de ambientes y escenarios, para intentar llevarnos por los paisajes y la arquitectura de la Italia del siglo XVIII. El dibujo se convierte en la gran baza de Godeath desde un principio, pasando las cuestiones argumentales a un segundo plano, su autor no las deja al azar, ni siquiera se puede decir que estén condicionadas por el contenido sexual del relato, pero simplemente, como dice el viejo y sabio dicho, «tiran más dos tetas que dos carretas». Por ello, aunque haya una trama, más o menos sólida en Godeath, lo cual no quiere decir compleja o elaborada, ni necesariamente buena, hay que reconocer que cualquiera que se aventure con un manga de este tipo suele perseguir otro tipo de metas más terrenales, pecaminosas y sanamente inmorales.
En este sentido, a la hora de satisfacer los deseos y necesidades de sus lectores, o las suyos propios, no hay alma más voluntariosa y entregada a la causa que la de Yuji Shiozaki, mostrándonos en la presente obra todo su amplio repertorio de perspectivas, enfoques y puntos de vistas, auténticamente magistrales en su pericia y habilidad en la definición, desafiando continuamente la cruel gravedad de lo real para mostrarnos traseros y pechos en posiciones y situaciones anatómicamente imposibles. Porque el talento de Yuji Shiozaki en este aspecto resulta irrebatible, consiguiendo todo esto de forma muy natural y aparentemente asequible, sin forzar la desproporción de su trazo, regalándonos un gratuito espectáculo erótico-festivo lleno de elementos fantásticos -más allá de los esculturales cuerpos esgrimidos por sus protagonistas- y una acción manchada a su paso de sangre, vísceras y algún otro fluido corporal. El último elemento de este cóctel lo encontramos en el humor de la historia, utilizado de forma puntual y como remanso del guerrero, siempre con un toque pícaro e inocente, como requiere la fórmula tan trabajada y asimilada por su autor. Concluyendo, Godeath no viene a ser más que una descarada fantasía masturbatoria y excelsamente retratada, con retazos de historia para los que sientan necesidad de justificar su concupiscente desliz.
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» lo que publica Ivréa no me interesa para nada »
Bueno, a mí me gustó Elfen Lied.
Y..
Y bueno,…
y Sundome
Lo que queréis es que hablemos de yaoi… No hace falta inventarse excusas 😛
Ay, tengo que ponerme al día con Vagabond, esto no puede ser… Pero igualmente este hombre ha dicho que se tomaba otros cuatros meses para investigar para la obra.
12 tomos?,eso te parece mucho?,yo si que estoy aterrado con algunos mangas en los que estoy enfrascados y que pueden pasar perfectamente de los 50,y mira que agradezco que no me tienta comprarme Naruto ni One Piece.
Lamentablemente nunca podre completar X 1999 por lo que paso con Clamp.
IKKITOUSEN RULES!!!!
Has clavado a Shiozaki, Jordi 😉
Y este año no pasa sin que me ponga con Vagabond, lo juró por Ilúvatar.