Zona Negativa entrevista a David Rubín

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El autor, en una exposición centrada en su obra

Cuando en abril de 2009 entrevistamos a David Rubín (Ourense, 1977), este incansable historietista acababa de publicar la atípica Cuaderno de tormentas y estaba inmerso en el desarrollo de una nueva obra: la adaptación al cómic del relato El monte de las ánimas, de Gustavo Adolfo Becquer. Pero ya por aquel entonces avanzó algún que otro detalle relativo a una historia que le rondaba por la cabeza: «Estoy terminando de escribir una nueva obra para Astiberri, que dará fin y globalidad a la serie que comencé en HUMO: Olimpus, todavía no puedo asegurar si saldrá para finales de 2009 o mediados de 2010«. Desde entonces han transcurrido dos años, durante los cuales el proyecto ha mutado, evolucionado y duplicado su extensión, hasta convertirse en El Héroe: una ambiciosa obra considerada por el propio Rubín como su trabajo más personal y arriesgado hasta la fecha, cuyo primer volumen (de dos) se pondrá a la venta la próxima semana. El lanzamiento, que coincide con la celebración del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, ha suscitado el interés no solo de medios especializados, sino también generalistas; para muestra, las entrevistas publicadas en las ediciones digitales de El Mundo y ABC, además de La Voz de Galicia, donde también se hicieron eco del inminente lanzamiento de este esperado tebeo.

Aprovechando esta coyuntura, tanto desde Entrecomics y Guía del Cómic, como desde Zona Negativa, nos pusimos en contacto con editorial y autor para preparar diferentes contenidos que han visto la luz durante esta semana: así, ayer pudimos leer esta entrada en la que David Rubín detalla el proceso el diseño de la portada; también se publicó esta ficha de la obra, donde también se incluyen diferentes wallpapers. Y ahora ha llegado el turno de publicar la entrevista que sigue a continuación que, aunque centrada de forma clara en diferentes aspectos relacionados con El Héroe, también sirve para ponernos al día en relación a otros proyectos que le han mantenido ocupado durante los dos últimos años, y otros que auguran una agenda realmente apretada para próximas fechas. No sin antes agradecer al autor su amabilidad y paciencia, entremos en materia…

Entrevista a David Rubín

David Fernández (D.F.).- A punto están de cumplirse dos años desde la última vez que tuvimos ocasión de entrevistarte. E intuimos que éste ha sido un periodo de cambios drásticos y decisiones difíciles, pero también de retos apasionantes que han representado el comienzo de una etapa profesional especialmente estimulante, al poder centrarte con más intensidad que nunca en el campo de la historieta…

David Rubín.- Cierto, del 2009 para acá le he dado un par de giros a mi vida, para mejor, creo yo. Abandoné mi cómodo puesto con nómina en una productora, me metí en juicios, los gané, monté junto con otros autores un estudio de ilustración y diseño, me hice autónomo, me cambié de piso, me pasé del pc al mac y me embarqué en la realización del tebeo más complejo que he hecho hasta la fecha. Vamos, que me río yo del día a día de Indiana Jones.

D.F.- Decíamos que actualmente dedicas buena parte de tu tiempo a realizar tebeos, pero no es menos cierto que también encuentras huecos en tu agenda para abordar otros proyectos: la edición ilustrada de Solomon Kane (Astiberri Ediciones), diferentes encargos para todo tipo publicaciones, experiencias audiovisuales… ¿Consideras imprescindible en tu formación y evolución como autor el contacto con otros medios?

David Rubín.-Totalmente imprescindible. Pienso que nadar entre diferentes medios termina repercutiendo y ayudando a todos ellos; al no limitarte a una sola disciplina continuamente te encuentras con proyectos o encargos que requieren que hagas cosas o enfoques tu trabajo y tu modo de entenderlo de maneras diferentes que, a priori, no te plantearías, y, por ejemplo, una solución que encuentras realizando algo para ilustración o para audiovisual terminas por incorporarla más adelante a tu trabajo en los cómics, con lo cual este varia, crece con cada nuevo reto.

Y, por supuesto, a la inversa ocurre lo mismo. El trabajar para diferentes disciplinas y medios, todos ellos de un modo u otro vinculados al dibujo y la narrativa, te enriquece como autor.

El monte de las ánimas, encargo de ilustración y Radiografía dun autor de tebeos
(haced click sobre la imagen para ampliarla)

D.F.- En cuanto al campo audiovisual, destaca el documental Radiografía dun Autor de Tebeos, de Marcos Nine. Aunque en tu bibliografía se aprecian elementos que aparentemente están dotados de cierta carga personal o autobiográfica –incluso algunos de tus protagonistas guardan cierto parecido físico contigo–, en esta ocasión te enfrentas a una observación externa: por primera vez te has convertido en el protagonista real y directo de una obra ajena, no ficcional. ¿Qué tal has lidiado con este escrutinio? ¿Cómo abordaste esta experiencia y qué valoración haces del resultado final?

David Rubín.- Justamente ese es el argumento del documental de Marcos; el cambio de papeles, del creador que juega con sus personajes y las ficciones que crea para ellos al “personaje” que se encuentra en manos de otro, que se ve a través de los ojos de otro, y como eso repercute en mí.

La verdad es que al principio tuvimos nuestros más y nuestros menos Marcos y yo, tuvo que ganarse mi confianza, y lo consiguió. El rodaje fue muy largo, más de un año de seguimiento casi continuo, tanto que la final ya ni me enteraba de que tenía cámaras alrededor, creo que Marcos ha sabido captar muy bien esa sensación, esa evolución de “a ver que hace este tío conmigo” al “vamos allá, Marcos!” en el montaje final.

Además estoy muy contento del resultado final, Marcos ha creado una obra diferente, llena de matices, diferentes lecturas, arriesgada y visualmente muy atractiva, que es lo que a mí más me preocupaba, ya que no quería que fuera el típico documental de un fulano hablando en plano medio sobre tebeos. Y además me sirvió, sobretodo, para hacer amistad con Marcos Nine, que es un tío estupendo y lleno de talento.

D.F.- Tras El monte de las ánimas (SM), afrontaste la realización de la que probablemente es tu obra más personal y ambiciosa hasta la fecha: El Héroe (Astiberri; a la venta el 14 de abril). Por diferentes razones, parece el proyecto perfecto, abordado en el momento más adecuado: representa el regreso a una editorial con la que estás más que familiarizado, has gozado de libertad total y un control absoluto, y de algún modo estás cerrando un círculo en torno a la mirología griega, que comenzaste a trazar con la serie Olimpus (revista Humo, Astiberri Ediciones)…

David Rubín.- Si, era el momento de hacer algo así, de lanzarme a la piscina sin saber si abajo me espera agua o cemento. Cambio de vida, no tengo críos, ni hipoteca, es el momento perfecto para dar el todo o nada con una obra de estas características.

Necesitaba hacer algo así, ponerme las cosas difíciles de verdad, hacer algo diferente pero a la vez coherente con mi trayectoria, y con los tiempos de mierda que nos están tocando vivir, ¿qué mejor que hacer una historia de héroes y aventuras? Tal como anda el mundo, necesitamos más que nunca sacar al héroe que llevamos dentro, volver a creer en la aventura, volver a emocionarnos leyendo y haciendo un tebeo de aventuras, como cuando éramos críos, no por escapismo, sino por pura necesidad para no ahogarnos en el asco perpétuo que nos golpea cada día en la vida real, para volver a disfrutar de soñar.

Y si, posiblemente cierra una etapa comenzada en Olimpus, de hecho cuando comencé a escribir El Héroe esta historia iba a conformar parte de un volumen con el resto de historias ya publicadas en Humo, pero al final se me fue de las manos, ganó voz propia y terreno, se impuso a la idea inicial y terminó siendo el mastodonte gráfico en el que se ha convertido.

Portada y página interior de El Héroe, extraídas de la edición digital de El Mundo
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

D.F.- Desde un primer momento, en cada entrevista y en cada entrada de tu blog dedicada a esta obra, has enunciado la importancia que para ti tenía asumir todas las fases del proceso de creación y desarrollo de esta obra; incluyendo el diseño, al que como suele ser habitual, has prestado gran atención. Pero inevitablemente, hubo determinados aspectos que terminaste delegando: el trazado de las calles de viñetas (cap. 2 a epílogo), la separación de color (capítulos 2, 5 y 9) o la maquetación. Imaginamos que en este sentido debe haber sido todo un alivio haber contado con la ayuda de Roque Romero y Bernal Prieto (amigos y colegas en el Estudio La Pelu), o Manuel Bartual y Alba Diethelm…

David Rubín.- Si, finalmente fue inevitable, en el caso de Roque y Bernal fue debido a una cuestión de tiempo, sin su ayuda no hubiera llegado a tiempo para sacar el tebeo dentro de la fecha acordada. Me veía apurado pero no quería que se resintiera el trabajo, no quería que se vieran las prisas, por ello delegué algunas fases en otra gente cuando estaba coloreando, para con este tiempo ganado poder darle yo al tebeo el acabado que merece, sin apuros.

Por ejemplo las calles del tebeo ya estaban trazadas desde el lápiz, pero si te fijas El Héroe tiene mucho trabajo de “postproducción”, parte de ello son el trazado blanco de las calles, que se metía una vez las páginas estaban entintadas y escaneadas, antes de colorear, yo hice las del primer capítulo, unas cuarenta páginas, para sentar el estilo de cómo debería hacerse, y el resto lo dejé en manos de Roque Romero, es un trabajo engorroso y poco agradecido, pero necesario y que hace que las páginas ganen mucho más en limpieza y presencia, y Roque hizo un trabajo estupendo, gracias al cual yo gané tiempo para poder seguir coloreando con mimo y cuidado el tebeo.

Luego, llegando a la recta final, me vi desbordado, no llegaba ni loco, y fue cuando se me ofrecieron también a echarme una mano con lo del color. Esto me costó más, la verdad, ya que soy muy celoso de mi trabajo, y prefiero partirme la espalda currando in extremis que delegar, pero al final di con la formula; coloreaba yo por completo las páginas clave de algunos capítulos y una vez terminadas se las pasaba a Roque como guía para que hiciera la separación de color en el resto de páginas del capítulo, esto consistía en crear capas con los colores planos base de los personajes, suelo, fondo, etc… mientras él hacía eso yo podía colorear otro capítulo por entero y cuando me devolvía las páginas con las separaciones lo que hacía yo era añadir los detalles, volúmenes, texturas, luces, crear la atmósfera de cada secuencia, vamos, el acabado de color final, que podía ventilarme en un día o dos en vez de la semana o diez días que me hubiera supuesto hacer el color por completo de cada página, y el resultado final sigue siendo 100% mío. Y al final de todo, en los últimos días de coloreado, se nos unió Bernal Prieto echándonos una mano con la separación de colores de algunas páginas del último capítulo.

Pese a ello la cosa fue igualmente difícil, ya que por el tratamiento más narrativo que decorativo de color de este libro, cada tres páginas cambiaban todos los tonos de piel, la luz, la atmosfera, el lugar de la acción, las emociones, y por ello no podía hacer lo típico de crear simplemente una paleta de colores y pasársela a alguien, al final para que te hagan las separaciones de color de un capítulo de, por ejemplo, 32 páginas, tú tenías que colorear 14 o 16 para poder pasarle a Roque el material suficiente para que pudiera trabajar bien y al mismo tiempo yo pudiera controlarlo todo. Un cristo, vamos!

Pruebas de impresión de El Héroe, vistas en la página de Facebook de Astiberri
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Con Manuel y Alba la cosa fue diferente, es otra disciplina. Manuel Bartual es un tío con el que me entiendo muy bien y además es uno de los mejores diseñadores editoriales que hay ahora mismo en España, con lo cual yo con Manuel me lanzo a ciegas, que ya sé de antemano que vamos a caer sobre algodones.

Lo que yo hago es diseñar todo el aspecto que ha de tener el libro, donde va que página, como va ese logo, que colores se utilizan, el diseño de las páginas que no son de cómic, de las guardas, portada y contra, el aspecto visual del objeto…pero en todo momento mantengo al tanto de todo a Manuel, para que, si lo cree necesario, me aconseje esto o lo otro. Una vez terminada esa labor de diseño le paso todos los materiales a alta resolución a Manuel para que hagan la maqueta final, la que irá a imprenta, que es un curro bastante coñazo y que yo no controlo tanto, encuadrar todas las páginas, ajustarlo todo a los márgenes, etc… y máxime en un libro de envergadura de este, que me consta que los buenos de Manuel y Alba se pasaron días enredando en él, una verdadera labor de héroes, con páginas que no repiten de una a otra el mismo margen, debido a la composición de página tan variada que utilicé en la obra, así que imagino que se cagarían en mis muelas unas cuantas veces mientras maquetaban, pero al final cuando terminan y llegan y te dicen; “Ha sido un infierno, pero nos gusta tanto el tebeo que hasta hemos disfrutado quemándonos” todo queda arreglado.

Lo dicho, sin el trabajo de Manuel, Alba, Roque y Bernal aún estaría yo ahora enredado terminado el libro, así que aprovecho este púlpito que me brindáis para decirles, una vez más: ¡GRACIAS!

D.F.- Teniendo en cuenta que hasta ahora habías realizado obras más breves (Romeo & Julieta, El monte de las ánimas), o integradas por historias cortas, bien fueran independientes (El circo del desaliento) o interrelacionadas a partir de cierto hilo conductor (La tetería del oso malayo), ¿sentías la necesidad de crear un tebeo de mayor extensión? ¿Cómo surgió y evolucionó a lo largo del tiempo la idea de El Héroe, que inicialmente se ba a desarrollar en un único volumen?

David Rubín.- Creo que simplemente es algo que el cuerpo te pide, no se trata de ambiciones, sino más bien de búsqueda continua. Siempre intento hacer algo diferente con cada nueva obra, y en este momento de mi vida lo que me pedía el cuerpo era hacer un tebeo de las características de El Héroe, algo que todavía no hubiera hecho, algo nuevo.

El problema es que se me fue de las manos; cuando escribí el guión de la obra completa lo hice pensando en que sería un solo volumen de unas 300 páginas más o menos, pero cuando me puse a dibujarlo a lápiz y a desarrollar ese guión en las páginas la cosa se desmadró. Desde hace años no utilizo storyboard previo ni hago ningún tipo de planificación para las páginas, me lanzo a dibujar directamente, del guión a la página, convirtiendo así la labor de dibujo en parte fundamental de la labor de guión, creo que de ese modo la narrativa fluye mejor, es más visceral y enérgica, te sorprende a ti mientras la llevas a cabo y eso termina también por sorprender al lector, pero hay un problema, que se te puede ir de páginas la cosa, como ha sido el caso, y algo de 300 se termina convirtiendo, espero, en algo de 600.

De todos modos en El Héroe ni sobra ni falta una sola página, no hay una sola página de relleno, tiene la narrativa que tiene que tener y la propia historia y los acontecimientos que relata son los que han exigido la longitud de la obra. Créeme que por el bien de mi salud mental y mi vida social hubiera preferido que fueran menos páginas, pero son, finalmente, las páginas que la historia necesita para ser contada como yo tuve en la cabeza desde el primer borrador de guión, la propia historia se impone al autor.

Inspiración hercúlea para Uderzo & Goscinny, Calatayud y Morrison & Quitely

D.F.- La historia de Heracles ha sido todo un referente e inspiración para multitud de obras de ficción, incluyendo no pocos ejemplos en el mundo del cómic. Citando tan solo algunos de los más ilustres, podemos encontrarnos con Las doce pruebas de Astérix, de René Goscinny y Albert Uderzo; Los 12 trabajos de Hércules, de Miguel Calatayud; o All Star Superman, de Grant Morrison y Frank Quitely. ¿Qué obras –independientemente del medio en el que se hayan plasmado– han podido influenciarte durante el desarrollo de este tebeo?

David Rubín.- Pues no sé, la verdad, imagino que muchas cosas, porque continuamente estas consumiendo obras que de un modo u otro terminan influenciándote y enriqueciéndote, pero no tengo sobre la mesa ninguna que pueda decir que haya ejercido una influencia directa y clara en este libro, ya que justamente, con cada página, lo que he intentado en El Héroe es desmarcarme, hacer un tebeo de superhéroes que a su vez es un tebeo de autor, o un tebeo de autor que parece de superhéroes, pero sin los clichés que puedes encontrar en muchos tebeos de Marvel o DC.

El Héroe es un compendio de lo que he aprendido haciendo páginas y páginas como autor y de mi experiencia como lector a lo largo de toda mi vida, y en él se ven influencias que van desde el cómic de autor al de superhéroes, del manga a la BD europea, todo ello pasado por una túrmix llamada David Rubín. De todos modos la mayor influencia que se puede atisbar en el tebeo es la de Jack Kirby, pero más que desde un punto formal, lo es desde un punto de vista emocional; con esta obra la mayor pretensión que tengo es que la gente que la lea sienta lo que yo sentía leyendo esos tebeos llenos de acción y emoción de Kirby cuando era pequeño, y aún a día de hoy, pero sin copiarle las formulas formales a Kirby.

Los tebeos de superhéroes de hoy en día, salvo honrosas excepciones, que las hay, no consiguen emocionarme, no consigo entrar en ese rollo Bendis, me aburre, incluso cuando te cuentan secuencias de acción, muy bien dibujadas, impactantes, pero que no emocionan ni la mitad de lo que me emocionaba con los tebeos de Kirby, se ha perdido esa sensación de maravilla en el cómic de SH, el sentirte que estás asistiendo a un espectáculo épico y emocionante más grande que la vida, y justamente eso es lo que quería recuperar con este cómic, pero usando nuevas formulas. El Héroe no es un ejercicio de nostalgia, es un tebeo del siglo XXI que busca emocionar como aquellos tebeos de superhéroes de los 60 y 70 del S.XX, pero sin usar las formulas de dichos tebeos, buscando caminos nuevos, hay que tener siempre en cuenta el pasado, pero la mirada ponerla siempre en el futuro, ¿Para qué voy a hacer un tebeo como los hacía Kirby? ¡Nadie puede superarle en eso! Mis intenciones son las de hacer un tebeo de aventuras de aquí y ahora, algo totalmente diferente.

D.F.- Como decíamos, la trama aborda elementos de la mitología griega, centrándose de forma concreta en la historia de Heracles y las doce pruebas a las que lo sometió su primo Euristeo. Pero en lugar de decantarte por la fidelidad mitológica, has optado por cierta descontextualización que te ha permitido conjugar géneros, estilos y temáticas: ciencia-ficción, superhéroes, mitología clásica, crítica social., etc. ¿Te costó encontrar el equilibrio entre todos los elementos que integran este elaborado pastiche?

David Rubín.- No, ya que desde un principio tenía claro lo que quería, que es justamente esa mezcla de elementos y géneros, así que ya desde la escritura del guión todo ese pastiche, esa mezcla llena de anacronismos estaba ya presente, luego tan solo fue cosa de traspasar esas ideas del guión a las páginas.

Lo que me pregunté al comenzar a escribir fue: “Vamos a ver… si a nadie le parece raro que este tipo luche contra una hidra de ocho cabezas o un gigante de tres cuerpos…Por qué les iba a parecer raro que lleve puestas unas Nike? O que anuncie coches, o que conduzca una chopper o use un reproductor de mp3 como parte de la estrategia para vencer a uno de los monstruos gigantes a los que se enfrenta…Y eso si, pese a todo, ambientado en la antígua Grecia, pero no en la que conocemos por los libros, sino en una que yo me he inventado, un universo nuevo y diferente que me permite trabajarlo y modelarlo a mi antojo con la intención de sorprender. Quiero, en todo momento, huir del rollo péplum.

Página 72 de El Héroe, en sus fases de lápiz, tinta y color
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D.F.- Entre los géneros tratados, cobra especial importancia el superheroico, siempre reconocido como uno de tus preferidos, y que ya habías abordado tangencialmente en obras anteriores. En El Héroe son frecuentes los guiños y homenajes a numerosos personajes –especialmente de DC Comics– y recurrente la presencia de sosias de Superman, quizás como figura más prototípica y representativa de este panteón de “nuevos” héroes surgidos en el mundo del cómics desde finales de la década de los ’30 del siglo pasado. ¿Cómo te planteaste la reinterpretación de mitos clásicos, puesta en relación con la reflexión acerca de la figura heróica moderna?

David Rubín.- Es que para mí los superhéroes siempre han sido una reinterpretación de los mitos griegos, y a su vez siempre he considerado a dichos mitos (Heracles, Perseo, Teseo, Ulises…) como los primeros superhéroes de la historia.

Este libro es mi poema épico al género superheroico, mi homenaje más emocionado y sentido al género con el que aprendí a disfrutar de la lectura en general y de este medio, el cómic, en particular.

D.F.- La extensión de la obra influye –evidentemente– en el aspecto narrativo, de forma que puedes explayarte en la secuenciación de largas escenas de acción. Por la temática de tebeos anteriores, hasta ahora no te habías enfrentado a una acción tan física, a este tipo de coreografías, o al menos a la necesidad de “mover” de forma tan variada a tus personajes, de alternar y buscar los ángulos más adecuados para cada plano… ¿Te sentiste cómodo explorando de esta forma la “tridimensionalidad” no solo de los cuerpos de los personajes, sino también de los emplazamientos que transitan?

David Rubín.- Esta era otra cosa que tenía clara desde un principio; aprovechar los nuevos formatos y extensión de las ediciones de hoy en día para usarlo a favor de la historia, para poder desarrollar bien las secuencias de acción, no de un modo cinematográfico, sino utilizando continuamente recursos propios y únicos del cómic, siempre diferentes, negándome a reutilizar las mismas soluciones narrativas de una secuencia de acción a otra, cada una de ellas ha de tener entidad propia, debe ser una nueva sorpresa, un más difícil todavía continuo en dónde no se repiten nunca fórmulas ni esquemas.

Normalmente en los tebeos de superhéroes, o en los de aventuras francobelgas , en dónde la acción es algo, en teoría, importante, esta se ve relegada a ser, por lo general, una nota a pie de página; las secuencias de acción se resuelven de modo impactante visualmente, pero no respiran, están constreñidas por el propio formato en el que se publican; cuadernillos de grapa de 22 páginas en un caso o tomos de 46 o 64 páginas en el segundo, lo que obliga muchas veces a pasar de puntillas por muchos temas, incluida la acción.

Página 73 de El Héroe, en sus fases de lápiz, tinta y color
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Al carecer de un límite de paginación determinado, y de libertad total a la hora de la planificación de las secuencias, he podido desarrollar la acción en toda su grandeza e intensidad, o al menos en eso es en lo que he puesto todo mi empeño. Mi idea con este libro es hacer un tebeo de acción muy físico y enérgico, que al leerlo sudes igual que el protagonista cuando recibe un golpe o se deja la piel luchando contra tal o cual monstruosidad, y que te emociones con sus victorias. Pero no todo se limita a la acción, hay mucho más, por ejemplo, entre otras cosas, he cambiado bastante el tema de las 12 pruebas, para que el modo en como Heracles consigue sus victorias no sea el mismo que se ha visto en los mitos, buscando siempre un nuevo giro, nuevas sorpresas para no recorrer caminos ya transitados.

Y en cuanto a dibujo, cierto es, he tenido que enfrentarme continuamente, en cada nueva página, con un montón de elementos, posturas, encuadres, acciones, etc… que hasta este momento nunca había dibujado, muchos de ellos muy difíciles de llevar a cabo, pero siempre he sido un amante de los retos, de ponerme las cosas difíciles, y la verdad es que me lo he pasado como un niño dibujando todas estas cosas, y de paso he aprendido muchísimo con la ejecución de este primer volumen, y creo que tras su finalización soy otro, al menos como autor de cómic, he evolucionado mientras lo llevaba a cabo, y ahora me siento mucho más seguro y preparado para enfrentarme al tomo dos o a lo que venga a partir de ahora, el que cierra la historia, que es un más difícil todavía aún mayor de lo que ha supuesto el primero, ya que esto ha de ser un crescendo continuo a todos los niveles.

Además, he desnudado más que nunca mi dibujo, ya no hay tanto negro en las páginas, ya no hay lugar en dónde esconder las carencias o camuflar los errores, ahora hay que enfrentarse sin guantes ni artificios a la labor de dibujar.

D.F.- También en relación al aspecto narrativo, resulta imprescindible hacer mención a la utilización del color. En otros tebeos (tanto en las adaptaciones literarias de SM como en Cuaderno de tormentas) se aprecia un manejo muy consciente de esta herramienta, siempre en beneficio de la historia. Pero quizás es en El héroe donde pareces hacer mayor énfasis en su importancia no solo a nivel volumétrico, de definición y separación de planos, iluminación y creación de ambientes –físicos y emocionales–, sino también en la propia secuenciación, en el “acompañamiento” al lector, contribuyendo a marcar el tempo de cada escena…

David Rubín.- Si, para mí el color siempre ha sido una herramienta narrativa más, no solo ornamental o embellecedora, el color también ayuda a la lectura, al ritmo, a la emoción que quieres mostrar en las páginas.

No hay que tenerle demasiado respeto al color; muchas veces se sacrifican formulas o modos de mejorar la página y la historia por el mero hecho de ceñirse a un estilo de colorear que “entre bien por el ojo”, que no moleste, que no se note o que se adapte a tal o cual moda imperante de tal o cual género. Creo que al color hay que forzarlo, utilizarlo como una parte indivisible del dibujo o el guión, y si eso supone meterle un golpetazo al ojo del lector para conseguir tal o cual reacción en su lectura, pues bienvenido sea, no hay que ser conformista o conservador con el color; hay que follárselo.

Y el ritmo de lectura siempre ha sido algo que me ha preocupado mucho, algo a lo que le doy extrema importancia, tanto en obras anteriores como en esta que nos traemos ahora entre manos, jugar con la composición de la página, la disposición, tamaño y forma de los paneles, los encuadres y, por supuesto; el color, es algo con lo que hay que lidiar, y explotar, continuamente.

Por ejemplo, con El Héroe otra de las cosas en las que he volcado mayor atención como creador es en el hecho de que la lectura de un volumen tan considerable de páginas se haga, en todo momento, amena y entretenida, que enganche, la idea es que puedas leerte el tebeo, pese a su extensión, de tapa a tapa, y eso solo puede conseguirse trabajando mucho el modo en el que organizas el ritmo de lectura en las páginas, hay que saber cuándo acelerarlo, cuándo ralentizarlo, como alternar los diferentes ritmos de lectura dentro de las secuencias para intentar conseguir que la atención del lector sea continua, que le apetezca seguir pasando páginas, que disfrute de la lectura.

Página 74 de El Héroe, en sus fases de lápiz, tinta y color
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D.F.- También se aprecia un especial cuidado en la diagramación de página, presentando un enfoque muy variado y creativo en la disposición de las viñetas. Concretando un poco, destacan pasajes en los que insertas pequeñas viñetas dentro de otras más grandes que ocupan el ancho de página, de forma que el conjunto integra una misma secuencia, natural y fluida. ¿Es posible que en este sentido haya resultado de gran ayuda la experiencia de Cuaderno de tormentas, donde te viste obligado a hacer juegos malabares con los aspectos compositivos y narrativo de cada página?

David Rubín.- Por supuesto, El Héroe no hubiera sido posible si no hubiera realizado antes Cuaderno de Tormentas, sin lo aprendido en dicha obra, al igual que no creo que hubiera sido capaz de realizar una obra tan experimental como Cuaderno de Tormentas sin haber aprendido a manejar perfectamente el lenguaje de este medio en obras anteriores como La Tetería del Oso Malayo o El Circo del Desaliento.

Cada obra terminada es un nuevo aprendizaje, un compendio de aciertos y errores que ha de prepararte y del que has de aprender para enfrentarte a la siguiente obra con más ganas y ambiciones, y así buscar nuevas fórmulas y no repetir esquemas. Es el único truco posible para crecer como autor y para no aburrirte ni aburrir como creador.

D.F.- Otro de los aspectos técnicos que llama la atención de El Héroe es el empleo de las onomatopeyas, probablemente uno de los recursos más característicos e infrautilizados del medio. Onomatopeyas a las que les das forma de viñeta, integras en el entorno, y adapas gráficamente en función de lo que requiere cada situación y personaje u objeto al que aluden. Una herramienta que, cuando es utilizada de forma tan creativa (Frank Quitely, Paul Pope o Pasqual Ferry, por poner ejemplos contemporáneos, suelen atreverse con soluciones tremendamente imaginativas) arroja resultados realmente intersantes…

David Rubín.- Siempre he sostenido que las onomatopeyas son un recurso importantísimo, tanto si el tebeo es de acción como si no lo es, por ello las dibujo siempre a mano desde hace ya bastantes años, han de ser parte de la página, del dibujo, han de tenerse en cuanta desde un comienzo, por ello no me gusta mucho como se usan en muchos de los tebeos de superhéroes de ahora, donde , imagino que por temas de mejorar los tiempos de producción o por imposición editorial, los dibujantes dejan en manos de otros temas como las onomatopeyas o la colocación de los globos de texto y la rotulación, y luego claro, muchas veces pasa lo que pasa, que terminan por joderte las páginas colocando una onomatopeya realizada con una tipografía que no pega ni con cola con la acción relatada, o que tapa elementos importantes de la viñeta.

Por eso me gusta el uso que hacen de las onomatopeyas los autores que citas y otros como Toth, o Steranko, o el propio Kirby, por citar a unos pocos.

Felicitación navideña con motivos heróicos, publicada en De tripas corazón, blog de Rubín
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D.F.- Ésta es una apreciación muy personal, pero más allá de los variadísimo guiños presentes en El Héroe (Dragon Ball, Astérix, The Ultimates, Astro Boy, la DC Comics más clásica), se aprecia la huella de autores que te han influenciado (Jack Kirby, Frank Miller, Paul Pope, el Osamu Tezuka de Astro Boy, Chris Ware, Max… incluso algo de Shigeru Mizuki). Pero al mismo tiempo, leyendo este tebeo tuve la sensación de que has conseguido integrar aspectos, pinceladas de esas influencias en tu estilo, depurándolo, puliéndolo y perfeccionándolo hasta el punto de que con El héroe pareces haber encontrado un trazo y un dominio de tu “caligrafía” que te permite afrontar con confianza decisiones creativas muy arriesgadas… siendo al mismo tiempo coherente con la “voz” autoral que has venido construyendo durante los últimos años. ¿Qué opinas al respecto?

David Rubín.- Pues que es tal cual como lo cuentas, de hecho creo que ya he hablado del tema en alguna respuesta anterior. Las influencias son buenas, ayudan a aprender, TODAS, siempre que las domines, las mezcles y consigas con ello algo nuevo, algo propio y reconocible como tuyo. En mi caso mis referencias son tan variadas, diferentes y, en casos, contradictorias, que al final terminas por conseguir sacar de la batidora algo nuevo y, espero, apetecible.

Y si, como dije antes, tras la ejecución del tomo 01 de El Héroe me siento más capaz que nunca de enfrentarme a retos mayores y nuevos.

D.F.- De algún modo, El Héroe contrasta con el grueso de tu obra, tal vez más introspectiva, seria, oscura… melancólica. Y aunque en sus páginas tambien tienen cabida pasajes dramáticos, reflexivos y críticos, se adivina cierta liberación asociada a este cambio de tono; cierto desquite y desprejuicio, hasta el punto de que es fácil imaginar que te lo has pasado especialmente bien haciendo este tebeo…

David Rubín.- Cierto, me lo he pasado mejor que un niño de seis años con fichas en los bolsillos para todas las atracciones de Disneyworld. Siempre disfruto dibujando y me lo he pasado muy bien con todos los tebeos que he hecho hasta la fecha, pero con esta obra, más y mejor que nunca, de hecho mientras la estaba dibujando me levantaba por las mañanas y me tardaba el momento de llegar al estudio para continuar dibujando tal o cual secuencia que había dejado a medias la tarde anterior, ha sido un verdadero disfrute, toda una diversión enriquecedora trabajar en este libro, y creo que si disfrutas con los que haces, si te sorprendes y te lo pasas bien llevándolo a cabo, eso le llega al lector, termina por contagiársele.

Y, por un lado, que me quede aún por delante el terminar el tomo 02 me aterra en lo que se refiere a que tengo nuevas ideas para nuevas obras sobre la mesa que me apetecería afrontar cuanto antes, pero por otro lado es toda una alegría, es como si acabara de bajarme de la montaña rusa tras este primer tomo y antes de hacerme a la idea de que el viaje ya ha acabado me dé cuenta de que tengo todavía tickets para un viaje más, más emocionante y divertido aún, si cabe, y en una montaña rusa mucho más grande.

Detalle de la página 28 de El Héroe: Hera condicionando el futuro de Heracles y Euristeo
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D.F.- El primer volumen de El Héroe esté disponible en las librerías especializadas y grandes superficies, pero ¿ya has comenzado a trabajar en su segunda parte? ¿Cuándo tiempo prevéis invertir en su desarrollo?

David Rubín.- Si, ya estoy trabajando en la segunda parte, al tener ya el guión completo escrito solo resta ejecutar las páginas, y es algo en lo que ya estoy metido de lleno.

Mi idea es tenerlo, si los dioses del Olimpo me ayudan, para navidad de este mismo 2011, pero como suelen ser unos seres bastante cabrones, creo que tendré que valerme tan solo de mis fuerzas y mi heroismo, así que cabe la posibilidad de que la salida del tomo 02 sea para la primavera de 2012, de todos modos, por ahora estoy trabajando con la primera de estas fechas en mente, a ver si puede ser. Eso sí, al igual que como hice con el primero, no pienso sacrificar la calidad del libro para cumplir unas fechas concretas.

D.F.- ¿Tienes en mente algún otro proyecto, o de momento prefieres centrarte en la finalización de El héroe?

David Rubín.- Estoy ahora mismo compaginándolo todo con varios proyectos para otros medios como la ilustración y el audiovisual, pero son temas puntuales, mi principal meta y encomienda a día de hoy es terminar el tomo 02 de El Héroe.

Tengo también otros proyectos interesantes sobre la mesa, tanto en solitario como con otros autores, tanto de aquí como de fuera, pero ahora mismo aún es temprano para hablar de ello y ni siquiera tengo claro cuál de esos proyectos afrontaré primero, ni si lo haré al terminar el tomo dos o en paralelo a este.

D.F.- Por nuestra parte, poco más que comentar, salvo agradecerte enormemente el tiempo que nos has dedicado, y desearte la mejor de las suertes con la inminente publicación de esta obra.

David Rubín.- Muchas gracias a vosotros, por dejarme de nuevo tomar asiento en vuestra mesa y darle cancha a mi trabajo en vuestra casa. Chin-chin!!

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Huckleberry
Huckleberry
6 abril, 2011 11:11

Un grande, el señor Rubín. Olé.
Ansioso ando de devorar esas trescientas páginas, que van a ser todo un soplo de aíre fresco. Como dice él en la entrevista, al comic de superhéroes de hoy le falta una mihaja de épica, una chispa de añeja emoción fantástica. Ahora los supers luchan a lo Bendis, todos apelotonados en una splash page, sin que sus poderes cuenten para mucho, y donde parece que, más o menos, todos hacen lo mismo (dar patadas y puñetazos). Apoyo a Rubín: quiero acción bien contada, sí señor, como en mis tiempos mozos. Esa épica de las ostias como panes donde todo es posible, y que hoy sólo me transmite el señor Kirkman en Invencible.
Sin duda, El Héroe de Rubin es, junto al Astro City inédito, mis dos grandes compras del Salón (sin ir al Salón, claro, que Barna me pilla pelín a desmano).

Goku_Junior
Goku_Junior
Lector
6 abril, 2011 11:32

Impresionante, que gran entrevista David, hasta has hecho preguntas que se me estaban ocurriendo mientras leía algúnas respuestas. Genial.
 
Si ya estaba convencido de que El Héroe iva a ser compra obligada para el salón (hace tiempo que el señor Rubín me ganó) con esta entrevista no has hecho más que hacer que me impaciente más. Sin uñas me voy a quedar (cabrones).

jorgenexo
jorgenexo
6 abril, 2011 14:36

Cuanto más leo (y veo) sobre este tebeo, más me llama la atención; en lo que cuenta, parece bastante si no escrupuloso al menos respetuoso con el canon y en cómo lo cuenta, Rubín se sale.

Toni Boix
Autor
6 abril, 2011 23:54

Estupendo análisis del enfoque de Rubín para esta obra que, junto con el entusiasmo que transmite el autor, consigue contagiar curiosidad por el producto. ¡Enhorabuena a los dos!

Pedro Monje
13 septiembre, 2011 18:50

Leido este fin de semana (si, por fin!) el Heroe y solo decir que por un lado lamento no haberlo leido antes para degustarlo a su debido tiempo y que a la vez lamento no haberlo leido cuando salga el segundo tomo porque la espera va a ser interminable. Grande David Rubin!! Y excelente entrevista, David F.