Permítame presentarme, me llamo Zédrik, tengo 10 años, soy un genio y quiero ser el amo del mundo.
Hace un año Dibbuks nos trajo el primer número de
José Luis Munuera es un historietista nacido en Murcia en 1972. Tras más de veinte años de trabajos para el mercado franco-belga se ha convertido en una de sus estrella, la prueba ha sido su exitosa vuelta a la franquicia de Spirou, esta vez como autor completo. Esto ha sido posible gracias al éxito cosechado por Los Campbell (Dibbuks), una serie maravillosa que tiene varios puntos en común con su trabajo en el primer álbum de Zorglub. En nuestro país hemos podido disfrutar de otras trabajos previos suyos como: Sir Pyle (Yermo) con guion de Morvan, El juego de la Luna (Astiberri) con guion de Enrique Bonet, Fraternity (Astiberri ) con guion de Juan Díaz Canales, Sortilegios (Norma) con guion de Jean Dufaux o Walter el lobo (Dibbuks) su debut como autor completo.
Mientras Zorglub intenta vender sus nuevas armas, ve una nave que imita el diseño de su Zorglub-mobíl. El piloto es Zedrick, un genio de 10 años, que quiere que le enseñe como convertirse en el amo del mundo. A regañadientes Zorglub acepta convertirlo en su becario y lo lleva su base, pero todo cambia cuando Zedrick conoce a Zandra y enamorándose de ella al momento. Y como a todos, el primer amor, seamos genios o no, lo vuelve un poco loco…
Zorblug es en su origen una parodia de los genios malvados propios de las películas de James Bond. Tan egocéntrico y genial como cretino, sus planes siempre están abocados al fracaso por su propia imbecilidad. Es el protagonista principal de alguno de los momentos más hilarantes de la etapa en Spirou de Franquin, su creador junto a Greg, pero era un personaje bastante plano. Adquirió algo más de empaque en la etapa de Morvan, Yann y Munuera, así es normal que pensaran en el murciano para realizar el spin-off. Que hace un excelente trabajo desarrollando a Zorglub, volviendo más tridimensional pero sin que pierda su esencia y que ha modernizado para que forme parte del siglo XXI.
El primer álbum de la serie le sirvió a Munuera para establecer el tomo y el elenco de personajes de la serie. Es un álbum notable pero con algunos defectos sobre todo el antagonista que resultaba algo frio y arquetípico, pero que era brillante tanto en la acción como en los gags y sobre todo en las interacciones entre los distintos personajes. Todos los aciertos permanecen al mismo nivel pero esta vez tenemos un “villano” a la altura. El resultado es un álbum divertidísimo que sirve para ampliar el microuniverso de Zorglub y demostrar que estamos ante una serie que parece tener cuerda para rato. Además podemos disfrutar de un álbum que contiene una aventura completa, algo cada vez más raro.
El talento de Munuera como dibujante ha estas alturas está más que demostrado, pero no dejo de sorprenderme ante su habilidad como guionista, sobre todo a la hora de construir gags tanto visuales como juegos de palabras. Demostrándose como un alumno muy aplicado de Goscinny, el gran maestro del humor de la BD. La escena con la que arranca el álbum es antológica, haciendo imposible no reírse en algún momento. Como en Los Campbell consigue que nos sintamos cuando leímos por primera vez el Spirou, Astérix, etc… y eso es algo por lo que siempre le debemos dar las gracias.
Lo mejor de la serie sigue siendo la relación entre Zorglub y Zandra, que han evolucionado desde el primer número. Ahora Zorglub es algo más maduro y menos sobreprotector. En el primer álbum debajo de la aventura había una reflexión sobre la paternidad, que reflejaba las inquietudes de Munuera como padre. Aquí ese elemento sigue estando muy presente pero deja paso a reflexiones sobre la forma de construir la propia identidad, los problemas de los primeros amores y la identidad sexual.
El estilo de Munuera lleva mucho tiempo asentado, con la mezcla del estilo caricaturesco propio de la escuela de Marcinelle y el dinamismo del cartoon y el manga, pero consiguiendo que Zorglub siga siendo reconocible al instante. El resultado son escenas de acción trepidantes que destilan movimiento y personajes muy expresivos. Narrativamente es muy claro y fluido consiguiendo que convivan a la perfección claridad con espectacularidad. El trabajo de Alex Sanvi en los fondos es muy coherente con todo lo que conocíamos del personaje y su tecnología. El color de Sedyas es tan brillante como acostumbra, destacando su tratamiento de la luz en los distintos ambientes en los que se desarrolla la historia además de reforzar la modernización del personaje.
La edición de Dibbuks es muy buena con buena papel y reproducción, unas guardas preciosas y con dos páginas desplegables. Gracias a ellos estamos disfrutando de unas ediciones del universo de Spirou a la altura del personaje. Ojala las editoriales que poseen los derechos de otros clásicos de la BD como Tintín o Lucky Luke tomen nota de un trabajo bien hecho.
Aprendiz de malo supone un salto con respecto al primer álbum de la serie, Munuera corrige alguno de los defectos de este, pero mantiene la misma diversión, gracias a varios gags realmente brillantes y a un argumento que no da respiro al lector. Además cuenta con su ya conocida habilidad como narrador. Zorglub apunta a ser una serie para el recuerdo que hace justicia a los gigantes que crearon al personaje. Ahora solo nos queda releerlo y esperar que aparezca el tercer número: Lady Z.
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.3
Diversión
Munuera consigue un álbum divertido que supera con mucho al primero de la serie. Zorglub en sus manos es un personaje del s. XXI, con unos personajes secundarios que reflejan sus inquietudes sobre la paternidad.
Munuera es uno de los grandes nombres del comic actual. Coincido en que te transporta en el tiempo, llevándote a la lectura del glorioso Spirou Ardilla. Excelente edición la de Dibbuks, su catálogo me resulta interesantísimo
Munuera es un referente en la bd juvenil.
El catalogo de Dibbuks está repleto de joyas y este año apunta a que traeran muchas más comenzando el mes que viene con Chaland y Bravo.
Excelente edición y excelente comic
Me gustó mas el primer numero, pero sigue siendo grandioso