Marc Bernabé: El manga como puerta de entrada

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Norma/Bernabé/NiimuraHoy nuestra Firma invitada nos lleva hasta los dominios del País del Sol Naciente (o era Poniente? que malo soy con estas cosas). Es para nosotros un honorable placer poder ofreceros este miercoles una reflexión de Marc Bernabé, persona de referencia en nuestro país en lo que a Japón se refiere. Marc es traductor freelance del japonés al catalán y castellano, especializado en la traducción de manga y animación (ver lista de trabajos en la web de Daruma Serveis Lingüístics, SL). Sus principales áreas de interés son la didáctica de la lengua japonesa y la cultura japonesa contemporánea. Es autor de las obras Japonés en Viñetas, Japonés en viñetas 2, Apuntes de Japón, Kanji para recordar, Kanji para recordar 2 y Kana para recordar (estos tres últimos junto a James W. Heisig y Verònica Calafell). Este mismo mes Norma Editorial publica su JAPONES EN VIÑETAS. CUADERNO DE EJERCICIOS 2 realizado en colaboración con J.M. Ken Niimura.
Podéis encontrar enlaces a todos estos datos y obras en la entrevista que le realizamos el año pasado. Y ya sin más dilación, os dejo con sus palabras. Gràcies Marc!!

El manga como puerta de entrada

«Es habitual, lamentablemente, oír comentarios que rebajan de alguna manera, a veces de forma abiertamente despectiva, a los aficionados al manga. Desde el profano en el tema que se burla con una risita por lo bajini de esos “sonados que leen tebeos ‘chinos’” hasta el aficionado al cómic de otra nacionalidad, generalmente de una media de edad mayor, que les desprecia por leer historietas planas, comerciales a más no poder, de dibujo poco elaborado y plagadas de clichés.

Y hasta cierto punto es cierto que la mayor parte del manga que nos llega se corresponde con estas características, y que a veces, ciertas actitudes del público otaku pueden despertar agudos ataques de vergüenza ajena a los que llevamos años en este mundillo. Pero lo que la gente suele pasar por alto es que estos aficionados que leen estas historias más comerciales suelen ser adolescentes que únicamente quieren pasarlo bien. Y que han elegido al cómic (aunque venga de Japón, sigue siendo cómic) como su medio de pasarlo bien. Uno se siente tentado a tildar de “pirados” a los chicos y chicas que se disfrazan en el Salón del Manga o en eventos similares, pero cuando uno ve sus caras, llenas de ilusión, cambia inmediatamente de opinión: esta gente se lo está pasando realmente bien, con sus amigos o a solas; vive su afición ardientemente, con una pasión envidiable. Lo único es que este modo de pasarlo bien consiste en disfrazarse de sus personajes favoritos, cantar canciones en japonés en el karaoke, leer mangas y ver animes y compartir su afición con sus amigos. Obviamente dentro de unos límites, esta manera de divertirse es perfectamente válida y para nada censurable.

Sin embargo, lo que resulta más interesante, de este fenómeno, es el efecto “puerta de entrada” que tiene el manga, en muchos aspectos distintos. Y es algo de lo que todos los aficionados al cómic, sea este de la nacionalidad o el estilo que sea, debemos congratularnos. Gracias al manga y al boom que está experimentando en los últimos años en todo Occidente, se están generando fenómenos tan curiosos como:

– La reincorporación de las chicas a las filas de los lectores de cómic. Las dos décadas que van desde principios de los 80 a principios del nuevo siglo fueron una auténtica travesía del desierto para las chicas lectoras. No se publicaba prácticamente ningún cómic que pudiera interesar al público femenino, con el resultado de que las tiendas especializadas fueron durante muchos años antros sin presencia femenina. Esto ha cambiado radicalmente con la irrupción del shôjo manga, el cómic para chicas tan popular en Japón y que cada vez más se importa aquí, con creciente éxito. El manga ha recuperado a las chicas para el cómic.

– La revitalización del sector del cómic en general gracias a la curiosidad. No es raro que, cuando un lector de manga crece y entra en la veintena, empiece a interesarse por otro tipo de tebeo fuera del estrictamente japonés, y hablo desde la propia experiencia y desde la experiencia de varios amigos y conocidos. Es lógico que un lector de manga, si no deja su afición lectora por el camino, se canse de los recursos habituales del cómic japonés y busque la originalidad en otros pastos, indagando en el mundo del cómic americano y europeo (incluido el español). Esto es positivo, lógicamente, para el cómic en general, puesto que las ventas y la variedad de títulos crecen consecuentemente (de hecho, estamos en el momento más ecléctico en este sentido en la historia del cómic en España, con más publicaciones, editoriales, convenciones y actos que nunca; la oferta es amplísima y diversa). Lejos de las voces alarmistas que vaticinan que el manga “se lo comerá” todo, parece más indicado considerar que el fenómeno es justo el contrario: el manga ayuda a la revitalización del sector del cómic ya que gana nuevos lectores precisamente cuando se deben ganar: en su juventud más tierna. Y es que parece, a veces, que la industria americana y sobre todo europea hayan olvidado a los niños y adolescentes y se centren en hacer cómics con vistas a complacer únicamente al fan de una cierta edad, conocimientos y poder adquisitivo.

– La creación de vínculos con Asia. Debido a los sucesos de la historia española, este país ha estado tradicionalmente con las vistas puestas al continente americano, dejando a un continente tan enorme y rico como Asia prácticamente de lado. Tanto es así, que hasta hace menos de un lustro no había prácticamente ninguna titulación universitaria relacionada con Asia ni tampoco ningún organismo del gobierno encargado específicamente de las relaciones con el continente asiático. El interés en Asia era prácticamente nulo, tanto a nivel institucional como a nivel popular. La pujanza económica de China, sin embargo, está empezando a cambiar la situación y hace unos años se abrió la Casa Asia, organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores cuya función es fomentar el intercambio económico y cultural con Asia, y también se han abierto titulaciones de Estudios Orientales. Aun así, estamos todavía a años luz de los principales países de Europa.
El manga, como fenómeno cultural intrínsicamente relacionado con Japón, abre una puerta a Japón a miles de jóvenes, que descubren una cultura totalmente distinta a la occidental. Muchos de estos jóvenes, llenos de curiosidad hacia lo que ven en las viñetas, se interesan por aspectos culturales e incluso se deciden a tratar de aprender el idioma. Curiosamente, esta creación de vínculos a un nivel más amplio del de los meros intereses económicos es muy positiva para abrir miras y descubrir que el mundo no se acaba en Occidente. Y suponemos que, cuando empiece a irrumpir el manhwa, cómic elaborado en Corea del Sur que guarda muchas semejanzas con el manga japonés, ocurrirá algo parecido con Corea.

Hay varios factores más que podría destacar acerca de este efecto “puerta de entrada” que tiene el manga, pero las muestras que doy en este artículo, que expresa únicamente mi opinión personal, son suficientes para considerar que estamos ante un fenómeno muy positivo y para nada criticable o desdeñable.

Por último, al igual que yo mismo he descubierto grandes obras de producción española, americana o europea debido a que, gracias al manga, nunca he dejado de leer cómics, me gustaría hacer un llamamiento a los lectores habituales de cómic no manga para que den una oportunidad a algunos títulos nipones, ya que no todo lo que viene de Japón es precisamente comercial o estereotipado. Hay grandísimas obras que descubrir en Japón y que merecen la atención que, afortunadamente, cada vez más se les está prestando.»

Marc Bernabé

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